Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, es propiedad de Hiro Mashima.


CHARLA DRAGONIL.

El nuevo equipo acababa de ser formado bajo las indicaciones del Maestro. 5 miembros del gremio habían sido los elegidos para representarlos, apoyados por las ovaciones de sus compañeros que asentían aprobatoriamente ante la elección del mayor. Ellos se encargarían de demostrarle a todos que Fairy Tail había regresado, más fuerte y unido que nunca.

De pie, a un lado de la habitación, Makarov sonreía con orgullo paseando la mirada sobre cada uno de sus hijos elegidos: Natsu, Gajeel, Laxus, Erza y Gray, magos de gran poder que sabrían que le habían mostrado reiteradas veces su amor por el gremio y sus habilidades para cumplir sus trabajos. Pero por sobre todo, ellos llevaban con orgullo la responsabilidad de recompensar a todos aquellos que estuvieron cuidando del gremio por 7 años.

La conformación de este equipo levantó los ánimos de la mayoría de presentes, conversaban unos con otros intercambiando opiniones, algunos se mostraban tan optimistas como el Maestro y otros preferían brindarles consejos a los participantes como muestra de apoyo. Sin embargo, en medio de esa pequeña alegría, un joven de pelo rosa se mantenía ajeno a todo sin apartar la mirada de la maga celestial. Había vuelto a tomar asiento al lado de la cama e intentaba imaginar las advertencias que le diría Lucy si estuviera despierta.

El primero en darse cuenta de esto fue el Maestro y se acercó con paso silencioso hacia Natsu evitando atraer las miradas de los otros. En cuánto llegó a su lado, dejó caer su mano sobre el hombro del más joven, en un gesto paternal que buscaba confortarlo.

—Lucy estará bien, Natsu. Polyushka se encargará de que así sea, es una de nosotros, es fuerte.

La tensión en los hombros del pelirrosa no desapareció, pero se permitió alejar por un momento la vista del rostro de Lucy para encontrarse con la expresión serena del mayor. Él sabía mejor que nadie que ella pronto volvería a estar bien, pero no encontraba forma de mitigar la angustia y el enojo que se habían instalado en su pecho.

—Lo sé, Maestro, pero no estaré tranquilo hasta que esos malditos paguen —su voz fue cortante y enojada, quizás más de lo que hubiera querido, pero no se encontraba de ánimos para ser delicado.

Los que se encontraban cerca a ellos, llegaron a escucharlos y detuvieron su propia conversación compartiendo el sentir del pelirrosa. Todos aún se sentían enfadados, muchos miembros del gremio habían sido lastimados, antes del torneo y durante, quedarse tranquilos era difícil y la posibilidad de una revancha sonaba tentadora.

—Muy bien, es hora de que vuelvan a sus lugares —intervino Polyushka antes de que el pesimismo ensombreciera la enfermería—. Dejen que los heridos descansen.

Con su habitual palo de escoba, que nadie supo de dónde saco, fue botándolos uno a uno hacia el pasillo. Incluso el Maestro se apresuró en retirarse tras dar unas pequeñas palmadas de apoyo en la espalda de Natsu.

—Gajeel —habló Natsu, abandonando por primera vez su asiento para fijarse en el pelinegro que ya se encontraba próximo a la salida—. Tengo que hablar contigo.

El mencionado ladeó el rostro en su dirección, reconociendo el semblante de su compañero y los puños cerrados ambos lados de su cuerpo, ya no podía retrasar por más tiempo la charla que le debía.

—Estaré afuera.

Salió sin mirar a los otros, y una vez la espalda se cerró, apoyó la espalda en una de las paredes pensando en la mejor forma de empezar la conversación que tendría en unos pocos minutos.

—¿Natsu san? —se acercó preocupada la más joven del grupo, viendo como el pelirrosa se quedaba mirando el lugar por el que había salido el otro—. ¿Está todo bien?

La tensión que se palpaba en torno al pelirrosa junto a sus insistentes miradas hacia su amiga cómo si no se sintiera seguro de dejarla, la mantenían alerta y preocupada. Tenía una vaga idea de lo que estaba sucediendo, pero no se aventuraba hacer alguna pregunta, muy por el contrario, Natsu estaba decidido a obtener respuestas.

—Ya vuelvo, Wendy, cuida a Luce por mí —fue la escueta respuesta de Natsu, encaminándose hacia la salida antes de que volviera a cambiar de opinión.

—Sí, Natsu san —la pequeña Dragon Slayer tomó el asiento que había estado usando el pelirrosa y sujetó entre sus pequeñas manos la de su amiga.

No importaba si eso era todo lo que pudiera hacer por el momento, ella estaba decidida a contribuir hasta en lo más mínimo en el cuidado de la maga celestial y Natsu agradecía aquel gesto, dándole la seguridad de que Lucy se encontraría a salvo aún si él no estaba para velar su descanso.

Abandonó la enfermería ignorando la insistente mirada de Polyushka y salió a encontrarse con Gajeel. Su primera reacción en cuánto cerró la puerta de la enfermería a su espalda, fue la de olfatear el lugar, asegurándose que no hubiera nadie cerca que pudiera interrumpirlos. En cuánto tuvo la certeza de que solo se encontraban ellos, cuadró los hombros y se lanzó a explicar el asunto.

—Hace un par de noches sucedió algo y tiene que ver con todo esto de que he marcado a Luce.

—¿Qué sucedió?

Natsu empezó a narrar con todo detalle lo sucedido la noche que se encontró con los Dragon Slayers de Sabertooth, la amenaza con la que hicieron su llegada y la mención a antiguas reglas que él desconocía. Cuanto más explicaba, el pelinegro fruncía el ceño con un marcado descontento en su expresión. Cada cierto tiempo, Natsu se desviaba del tema para lanzar maldiciones, opiniones propias y promesas de derrotarlos, entonces Gajeel se encargaba de regresarlo al tema original con pequeñas preguntas.

En cuanto el pelirrosa terminó de hablar, el silencio se instauró entre ambos, uno mirando insistentemente y el otro meditando sobre todo lo que acababa de escuchar.

—¿Ellos lastimaron a Luce por qué la marqué? —Natsu empezó a bombardearle de preguntas, incapaz de tolerar el silencio por más tiempo—. ¿Qué significa eso de las antiguas reglas? ¿Qué...?

—Tranquilo, Salamander —lo calló, consciente de la intranquilidad que podía estar sintiendo el otro—. No puedo saber con certeza si los de Sabertooth atacaron a la coneja porque la marcaste o si todo fue una coincidencia, sin embargo, si fuera el primer caso, ahora mismo tú tendrías todo el derecho de hacer con ellos lo que te plazca.

—No necesito de una regla para que me diga que puedo defender a Luce.

Por supuesto que no la necesitaba, Natsu era de las personas que se apegaban a sus decisiones y no a las leyes impuestas por otros, con o sin el derecho él saldría a darle una golpiza a todo aquel que lastimara a su compañera. El pelinegro tuvo que reprimir un suspiro, y se apresuró en explicarse antes de que la impaciencia del otro les arrastrara a una situación más complicada.

—Verás, Salamander, una de las características más importantes de los dragones, es que ellos tienen una sola pareja para toda su vida —realizó una pausa para asegurarse que el otro le seguía y en cuánto estuvo seguro, continuó—. Una vez la encuentran no pueden estar con nadie más, y no soportan que otro macho se acerque a ella, por eso las "marcan", para que todos puedan percibir que la hembra ya está acompañada.

El rostro desencajado de Natsu asimilando las palabras de su amigo era todo un poema, su cerebro parecía trabajar a toda velocidad sin llegar a su meta hasta que rendido, formuló su pregunta.

—Y yo he marcado a Luce... ¿por qué?

A Natsu le costaba imaginarse a sí mismo buscando formar una familia, en ese momento su prioridad era volverse cada vez más fuerte para proteger a sus amigos. Sin embargo, las palabras de Gajeel lo trasladaban a un escenario diferente dónde el buscaba en Lucy algo más que una amiga, ¿una pareja? ¿Qué diría ella cuando se enterará? Natsu conocía lo suficiente a su compañera para saber que se molestaría y él terminaría siendo víctima de una de sus muy famosas patadas. Un estremecimiento recorrió su cuerpo de solo recordar el dolor en su espalda.

—Yo que voy a saber, sólo sé que lo empezaste hacer desde que regresamos de Tenroujima —respondió Gajeel chasqueando la lengua, encontrándose con la expresión confusa en el rostro de su compañero. Rodó los ojos maldiciendo el momento en que terminó metido en todo aquello e invocó cada rastro de paciencia que le quedaba—. Bueno, te lo voy a poner más sencillo, imagina esto; ¿te gustaría ver a la coneja con otro chico? —ante la mención de la pregunta, Natsu se apresuró en negar con la cabeza con el ceño fruncido, revelando su molestia—. ¿Te gustaría que ella ya no esté contigo? —nuevamente volvió a negar con la cabeza esta vez con una expresión más triste y Gajeel tuvo que esforzarse para no reírse—. ¿Te gustaría que se quede siempre a tu lado?

La pregunta flotó por unos segundos en el aire conforme Natsu la analizaba, hasta que en medio de toda la seriedad, mostró una pequeña sonrisa.

—Un futuro con Luce sería muy divertido.

Las palabras fueron pronunciadas con un tono de ternura, mientras él se perdía en pensamientos que arrancaban más sonrisas de sus labios. El pelinegro asintió con cierta duda, sospechando que tal vez su amigo no comprendía en su totalidad lo que significaba la frase "siempre juntos", pero ya habían hecho un gran avance y aún le quedaba muchas cosas por explicar.

—De la misma forma que te sientes con Lucy, los dragones se sentían igual con sus parejas, por eso se crearon ciertas reglas y la más importante era esta: Ningún dragón podía lastimar a la pareja de otro dragón. Si la hembra ya se encontraba marcada debía ser tratada con especial cuidado.

—¿Por qué? ¿Las dragonas no sabían pelear? —pregunto Natsu parpadeando sorprendido, disminuyendo de golpe toda la paciencia que el otro intentaba mantener

—¡Claro que sabían pelear, pedazo de idiota! —se recordó que no debía gritar y tomó una gran boconada de aire antes de proseguir—. Agggg, ¿no escuchaste lo que dije al inicio? Los dragones solo tienen una pareja para toda su vida. Imagina como se sentirían si otro dragón lastimara o asesinara a su pareja. ¿Cómo te sentirías si alguien asesinara a la coneja?

Tan pronto terminó de hablar se arrepintió de haber tomado aquel ejemplo. La temperatura del pasillo se elevó rápidamente hasta darle la impresión de encontrarse en la entrada de un volcán a punto de erupcionar.

—Lo mataría —la respuesta del pelirrosa coincidía a la perfección con el calor que desprendía, dispuesto a derretir lo primero que se le cruzara en frente.

Gajeel intentó mantener la misma expresión sin mostrarse sofocado por el calor, y continuó hablando antes de que realmente Natsu siguiera aquellos instintos.

—Exacto, cuando alguien mataba a la pareja de un dragón estos enloquecían de ira, de dolor, de sed de venganza y se desataban grandes conflictos. Según Metallicana, muchos dragones murieron en ese tiempo por esas batallas y los que perdían a sus parejas se alejaban del grupo hasta que nadie volvía a saber de ellos. Fue por esto que decidieron crear las reglas, para evitar estos conflictos, y el dragón que las quebrara quedaba a merced del macho.

Poco a poco la temperatura fue descendiendo conforme Natsu iba entendiendo las palabras de Gajeel, y este pudo volver a relajarse por unos pocos segundos.

—Gajeel tiene razón —interrumpió una voz familiar, aproximándose por el pasillo.

Demasiado concentrados en su conversación, habían olvidado continuar vigilando y apenas reconocieron al recién llegado se pusieron a la defensiva para encararlo. Natsu estaba listo para asestar un golpe en el rostro de Rogue si se acercaba más a la enfermería y Gajeel; aún apoyado en la pared, vigilaba cada movimiento preparado para intervenir antes de que todo el asunto llegara a la ejecución de alguno.

—Sabertooth, ¿qué haces aquí? ¿Dónde está tu amiguito el rubio? —interrogó el segundo, tanteando el terreno.

El dragón de las sombras decidió ignorarlo y se detuvo a un par de metros de ellos, una distancia segura para defenderse por si alguno atacaba y al mismo tiempo una distancia prudente de la enfermería para que no se sintieran amenazados.

—Sting y yo conocemos bien las reglas que acabas de explicar, es por eso que hasta el momento hemos mantenido el secreto de que la rubia se encuentra marcada —se explicó Rogue con calma.

—¡Já! ¿Quieres decir que la bruja de tu amiga no sabía nada? —el tono en la voz de Natsu surgió como un gruñido, mordaz y amenazante.

La expresión en el recién llegado cambió por una de descontento ante la forma tan despectiva en que era llamada su compañera, pero optó por no decir nada al respecto. No había ido hasta la enfermería de Fairy Tail buscando una pelea, sino aclarar ciertas cosas.

—La Señorita no sabe nada al respecto. Sin embargo, he venido a realizar una última advertencia —realizó una breve pausa y clavó su mirada en el pelirrosa, tratando de contener sus deseos por pelear con Gajeel—. Retira a tu compañera, si alguno de nuestros compañeros llega a enterarse de la relación que tienen ustedes no dudarán en aprovecharla. No tiene sentido que la sigas exponiendo, ahora ha tenido suerte de solo llegar a la enfermería.

El silencio invadió el pasillo mientras los tres jóvenes se medían con la mirada, los dos integrantes de Fairy Tail trataban de entender las intenciones de Rogue, sin llegar a ningún punto claro. ¿Se trataba de una segunda amenaza o un consejo? Lo único que podían dar por seguro, era la certeza de que la paliza que había recibido Lucy momentos atrás, no guardaba relación con la marca que Natsu le había puesto.

—¡Hey, tú! —habló Gajeel rompiendo el silencio, dispuesto a comprobar la teoría que se había formado en su cabeza como posible explicación al accionar del Dragon Slayer de las Sombras—. ¿Tienes una compañera?

La inesperada pregunta no solo descolocó a Rogue, que intentó recomponer rápidamente su expresión seria, sino que también se ganó una mirada incrédula por parte del pelirrosa.

—Eso no es asunto tuyo —contestó en tono cortante en cuánto logro serenarse.

No dirigió una segunda mirada a los magos frente a él y se dio la vuelta, regresando por el mismo camino que había llegado, ajeno a la sonrisa de suficiencia que se había dibujado en el rostro del dragón de metal o la mirada extrañada de Natsu.

—Bueno, si tiene una compañera tendría sentido que no le hayan mencionado a nadie lo de Lucy y tú.

—Eso no quita el hecho de que alguien de su gremio fue el que lastimó a Lucy —refutó el pelirrosa sin dar su brazo a torcer.

Era de esperarse que no fuera a cambiar de idea tan fácilmente y Gajeel se felicitó internamente por haber advertido al otro gremio.

—Así se habla —le apoyó sin perder la sonrisa—. Vamos, es hora de reunirnos con los demás.

Sin esperar alguna respuesta, empezó a caminar, sin darse cuenta que Natsu aún no se había movido en lo más mínimo. Una nueva incógnita había aparecido en su cabeza y ya que parecía ser el momento apropiado para responder dudas, decidió aprovechar la oportunidad para obtener la respuesta. Desde hace tiempo se había percatado de la cercanía que mantenía el pelinegro con una de las chicas del gremio, incluso Lucy había lanzado algunos comentarios al respecto, alejando la posibilidad de que todo fueran imaginaciones suyas.

—Oye, Gajeel —lo llamó con tono animado antes de que se alejara más—. ¿Tú ya marcaste a Levy?


¡Hola, hola!

Una disculpa por el retraso, pero aquí estoy, cruzando deditos porque aún sea martes .

MajoPatashify: Espero este cap también sea de tu agrado 3 me digo para escribir más rápido pero entre las clases y que soy media tortuga para escribir, me saboteo yo sola, igual seguiré intentando actualizar más seguido :3

Guest: No sabía muy bien cómo llamarte así que opté por el Guest jeje. Bienvenida o bienvenido a mi pequeño rincón de historias, espero este fanfic siga siendo de tu agrado :3

Mori Summer: Siii, disfruté bastante ese combate en el anime, fue muy genial la forma en que Natsu peleó solo contra los dos xD

Les agradezco desde ahora todo su apoyo porque me anima a seguir escribiendo. :3

¡Nos vemos en el próximo capítulo!