Good Girl
Cuando me aseguro de que no queda nadie por los pasillos después de que el último timbre del día ha sonado, me acerco a Elsa, la cual sigue ordenando sus papeles en su mesa. Contoneo las caderas mientras camino hacia ella, moviendo mi falda al compás de mis pasos, y veo como me mira con diversión y deleite.
Hola. - Le digo con una sonrisa coqueta cuando llego a donde está ella.
Hola Anna. - Dice con una sonrisa igual. - Hoy te he visto un poco distraída. ¿Todo bien? -
¿Cómo quieres que me centre teniendo un monumento como tú delante? - Veo como ríe y sigue recogiendo las hojas que le quedan esparcidas.
Nos quedamos en silencio un par de minutos, y cuando casi ha acabado de ordenarlo todo, hablo.
Elsa, te quería comentar algo… - Muevo el pie un poco intranquila.
Dime. - No me mira al hablar, centrada en lo que estaba haciendo.
El caso es que el día que has puesto el examen ya tenemos uno pendiente, y por ello se nos complica un poco el estudio, por lo que la gente de la clase nos preguntábamos si podrías cambiarlo y ponerlo la siguiente semana, así podremos estudiar más y los exámenes tendrán un mejor resultado. - Cuando alzo la mirada la veo mirándome con una ceja levantada. Suspira y vuelve a su atención a la mesa, donde quedan un par de papeles.
No lo voy a cambiar, ya lo hablamos ayer en clase. -
¡Pero Elsa...! -
He dicho que no. - Alza un poco el tono y sé que es momento de dejar de insistir.
Está bien, era solo por el bien de todos. -
No responde a mi último comentario, y cuando finalmente acaba de guardar su material son cerca de las 16:30. Salimos juntas de clase, con nuestros cuerpos cerca pero suficientemente lejos como para seguir aparentando una relación normal entre profesora y alumna. En la puerta nos despedimos con un roce de manos, a sabiendas de que luego nos veremos, tal y como hacemos cada día.
Llego a casa y mi padre está acabando de lavar los trastes de la comida, le doy un beso y subo para darme una ducha, ya que he comido en el colegio. Allí me entretengo y cuando salgo son las 17:38, por lo que me apuro a vestirme para irme.
Adiós papá, he quedado con unas amigas. - Me despido y salgo rápidamente por la puerta debido a la hora que es.
Camino rápido para llegar a casa de Elsa, que está a unos 20 minutos a pie, pero con el ritmo que llevo estaré ahí en menos de 15. Cuando llego, me tomo una pausa para respirar y seguido pico el timbre. En unos segundos veo a Elsa salir con un pijama y unas pantuflas que le hacen ver adorable, y cuando abre, le beso y entro.
Una vez dentro, ella se sienta en la mesa, donde tiene más papeles esparcidos. Me apoyo en su hombro y me fijo en que son exámenes de cursos inferiores al mío.
¿Necesitas ayuda? - Le ofrezco con una sonrisa.
No, tranquila. Acabo una clase que me falta y lo dejo por hoy. Dame 30 minutos y seré toda tuya. - Finaliza con una sonrisa. - Si quieres tomar algo, cógelo de la cocina, ya sabes dónde está todo. -
Pues con el frío que hace fuera me apetece un chocolate caliente, ¿quieres uno también? - El chocolate siempre es una buena opción, y más si hace frío. Ella suelta una risita, consciente de mi pequeña obsesión con ese dulce.
Está bien, una taza de chocolate me sentaría genial ahora. - Gira el cuello y me da un beso tierno en la nariz. Río y me apropio de sus labios, dándole un beso sin segundas intenciones. Elsa se aparta un poco, sonríe más, y me da otro beso corto antes de girarse y centrar su atención de nuevo en las hojas que tiene delante.
Me dirijo a la cocina con intención de hacer el chocolate. La cocina está al final del pasillo, por lo que debo cruzar todo el apartamento para llegar, incluido el cuarto de la colada. No quiero mirar, en serio, pero la puerta está abierta y soy curiosa por naturaleza, así que cuando miro hacia el interior de la habitación y veo unas panties en el cesto de la ropa sucia, noto una rabia en el pecho que me incomoda bastante. Elsa y yo llevamos tiempo suficiente con esta aventura como para recordar cuál es su ropa interior, teniendo en cuenta que varias veces he tenido que mirar en su cajón para ponerme algo suyo después de que mi ropa quedara... indispuesta.
En ese momento mi cabeza no razona, y aunque es posible que ella se haya comprado ropa nueva, esa idea ni siquiera cruza mi mente. Rápidamente entro al cuarto, cojo esa prenda, voy al comedor, y le lanzo la ropa encima de la mesa. Veo como levanta su mirada hacia mí mientras tiene una ceja alzada.
¿Qué es esto? Porque no es tuyo. - Cuestiono.
¿De dónde lo has sacado? -
Responde a mi pregunta. -
Oh Anna, no seas infantil. -
¿Que no sea infantil? ¡Me has puesto los cuernos! -
¿Espera, que? - Me mira asombrada. - Tú misma dijiste que no teníamos ningún compromiso, Anna. -
¡Eso lo dije al principio de nuestra relación, no tiene validez ahora! ¿Cuánto tiempo llevas engañándome? -
Anna, relájate. Primero, si querías tener un compromiso conmigo, deberías haberme avisado, ¿no crees? Segundo, no te he engañado. Aunque me haya acostado con otra mujer, tú y yo no teníamos ninguna relación más allá de sexo casual para tu beneficio. Y tercero, te recuerdo que tú te acostaste con el capitán del equipo de baloncesto. -
¡No me eches en cara que me acostara con Kristoff hace un año, no es lo mismo! En ese momento acabábamos de empezar con todo esto, era una aventura de una estudiante con su profesora. -
¡Ahora es lo mismo Anna! No ha cambiado nada excepto que a ti te molesta que esté con otras personas. -
¿Cómo quieres que no me moleste Elsa? Si te vas con la primera puta que te encuentras. Pensaba que yo era especial para ti… -
No la insultes si ni siquiera sabes quien es. -
¿Eso es lo único que te preocupa ahora? ¿Que insulte a tu putita? - En este punto apenas puedo contener mi rabia. A estas alturas las dos estamos de pie mirándonos fijo. - ¿Cuántas veces te la has follado en la misma cama en la que me follas a mi? ¿Cuántas veces se ha corrido mientras gritaba tu nombre? ¿Cuántas veces has dormido con ella? ¡¿Quién coño es, Elsa?!
¡Rapunzel! -
Me quedo en silencio, analizando lo que ha dicho. Su rostro pasa de la furia al arrepentimiento en pocos segundos, cayendo en la cuenta de lo que ha dicho.
Me río sin ganas, notando como las lágrimas se me acumulan en los ojos.
Dime que es mentira. - Digo casi en un susurro. Ella me mira implacable, y solo con ver sus orbes sé que lo que ha dicho es cierto. - ¿Por qué? ¿Por qué con ella, Elsa? -
Quería lo mismo que tú quieres. - Me mira con el rostro serio, sin mostrar ninguna emoción, mientras yo apenas puedo contener mis sollozos mientras las lágrimas ya caen por mis mejillas.
¿Te has follado a mi prima para subirle la nota? - No me responde, en vez de eso aparta la mirada y se vuelve a sentar en la silla.
Cuando vuelve a corregir los exámenes, deduzco que se ha terminado nuestra conversación. Me dirijo hacia la puerta, y al ver que ni me mira, me voy con el rostro ya empapado en lágrimas.
Al llegar a mi cuarto lloro. Lloro porque he sido una imbécil, y me reprocho el no darme cuenta de que tenía más mujeres.
Me reprocho el llegar a pensar que en algún momento fui especial.
Me reprocho el depender emocionalmente de alguien a quien no le importo.
Me reprocho el pensar que lo nuestro iba más allá del interés mutuo en una relación basada en el sexo.
Pero por encima de todo, me reprocho el haberme enamorado de mi profesora, cuando ella sólo me ve como una cría con la que pasar el rato. Pero se acabó, le voy a demostrar que no soy la chica dócil que ella cree que soy.
