Nota:

Bien ... Nótese que así es como realmente debería haber terminado Shingeki. ;)


Cuando llegó el nuevo buque todos estaban emocionados. El puerto rebosaba con bullicio y ajetreo, como era su costumbre, lleno de idas y venidas, montacargas y parientes que se reencontraban. Lo último eran los escenarios más bonitos; mujeres que se abalanzaban a los brazos del hombre que amaban y niños que se subían a los hombros de sus hermanos. El cielo era claro y las gaviotas hacían ruido con esmero. Cuando Eren Jaeger levantó la vista se encontró con el enorme barco que lo llevó a su próximo destino, por lo que dio un suspiro y cerró los ojos un momento, entendiendo y saboreando el momento.

Justamente se aproximó otra persona, un joven, de mirada cansada, con sus maletas. Las dejó al lado de él y también echó un vistazo arriba.

⎯ Va hacia América, ¿eh? Valiente de su parte, señor.

⎯ No hablamos de la misma América, Falco. ⎯ El hombre en traje le miró un segundo, pero manteniendo sus ojos en la embarcación de enfrente. ⎯ Voy a ir hacia el Sur, donde nadie puede encontrarte.

Y luego bajó la vista hasta sus manos, mientras su pelo largo recogido en una media coleta se agitaba con el viento del mar. ⎯ Ya hice todo lo que debía.

Falco se resistió contestar enseguida. En su lugar esperó también mirando el extenso océano que se extendía desde el puerto. Finalmente, tuvo que soltarlo:

⎯ ¿Se irá sin despedirse?

Y le sorprendió la mirada fría del sujeto. ⎯ Ya no necesito que ellos se preocupen por mí.

El joven apretó los labios y levantó un dedo señalando hacia atrás. ⎯ Entonces será mejor que se los diga.

Abriéndose paso entre la muchedumbre y las cargas que iban y venían, llegaba el grupo de honor…

Armin Arlert, héroe de guerra condecorado con creces; sus logros se basan en estrategia e inteligencia, experto en ataques sorpresa e infiltración. Jean Kirstein, conocido por sus triunfos en conjunto con el famoso capitán Levi; sobrevivió numerosas batallas y ayudó en el gran asalto a la base militar secreta de Shiganshina. Le seguía Connie Springer, cuyos logros se sumaban a su instinto natural de supervivencia; luego, Sasha Blouse, condecorada por salvar una villa en pleno campo de batalla y alabada por sus técnicas de caza y asesinato frío, amante de la comida. Y finalmente, Mikasa Ackerman, soldado destacado, obtenido en cada batalla; una verdadera máquina de guerra, mirada oscura como sus cabellos, un ángel negro.

Si Eren se sorprendió o no de verlos, no lo mostró; solo les dirigió una mirada de reproche. ⎯ ¿Qué hacen aquí?

⎯ ¿Qué no es obvio, idiota? ⎯ Jean fue el primero en hablar, apretando los puños. ⎯ ¡No dejaremos que te vayas sin decir adiós!

Jaeger asintió lentamente. ⎯ Adiós, entonces.

Se dispuso a caminar y les dio la espalda. Al lado de él, Falco solo bajó la cabeza negando. Los recién llegados se apresuraron a seguirle.

⎯ No nos referimos a esa clase de despedida. ⎯ Habló Connie, con el entrecejo fruncido. ⎯ Nos dijeron que te irás del continente…

⎯ ¿Y qué si es así?

⎯ ¡Que queremos explicaciones, maldición! ⎯ El joven de pelo rasurado resopló fuertemente, hasta que dio unos pasos atrás y dijo con pesadumbre. ⎯ Ah… Olvídenlo, les dije que no serviría de nada. No tengo idea de por qué vine.

Armin habló por primera vez y avanzó hacia su viejo amigo.

Que sigue siéndolo…

⎯ Eren, queremos saber… Al terminar las ceremonias te marchaste sin decirle a nadie. Escucha, ninguno te culpa por las cosas que hiciste; nosotros también lo hicimos, hicimos cosas terribles. La guerra nos obligó a…

⎯ La guerra no me obligó a nada. ⎯ Eren le cortó rápidamente. ⎯ Yo fui completamente libre.

Su amigo calló un segundo, luchando en su interior por sacar la respuesta más apropiada. El de pelo largo lo sabía, así era Armin, y por un segundo tuvo ganas de decirle toda la verdad. De contarle que el paisaje que vio luego de convertirse en esa marioneta del ejército fue algo que le causó tanto horror que pasó gritando silenciosamente durante seis noches; que de igual forma cuando fue avanzando en los años, entendió que todo era porque nunca actuó como quiso, y cuando comprendió cuál era su propósito en esta vida, solo encontró una verdad:

La gente hacía lo que se le antojaba, así nada más.

Por esto, nadie podía culpar a nadie. Las cosas pasaban porque uno así lo escribió para sí mismo. Fue por eso que cuando volvió a repetir la masacre contra sus enemigos, el horror que sintió desapareció para hacer encontrar que él era un ser despiadado, pero que era porque quiso serlo; él se dejó convertir en un monstruo y ya no había vuelta atrás. Siendo así, sólo podía hacer la mejor versión de lo que era.

Así se había transformado en Eren Jaeger, soldado, espía, asesino a sangre fría, experto en ataques masivos; líder en batalla y excelente cómplice a la hora de acabar con el enemigo.

Y sus amigos no entendían que él ya no estaba triste por su condición, que no tenía sentido culparse a sí mismo oa los otros. Lo único que quería era descansar.

⎯ Solo dinos la razón, Eren… ⎯ Su amigo rubio volvió a hablar, mirándole con súplica. ⎯ ¿Por qué huyes de nosotros? Si dices que no tienes arrepentimientos, entonces, ¿por qué tus ojos no han recobrado el color? Te conocemos… No quieres hacer esto de verdad. Te has convencido a ti mismo de que es así.

⎯ Armin, ⎯ volvió a interrumpirle, solo que esta vez dejó un segundo su aura distante, y al joven Arlert le pareció ver de nuevo a su viejo compañero de juegos ⎯ Tengo que hacer esto… lo necesito. Ya no pertenezco aquí.

Oportunamente, resonó en todo el lugar el sonido inconfundible de la bocina de los buques, las que indicaban para ir embarcando. Eren retomó su camino tomando su maleta. Se iba a ir, pensaron todos, como reflejo por miraron a Armin, pero este estaba con los hombros caídos y la mirada perdida. ¿Eso quería decir que estar terminado…?

Jaeger dejó de moverse repentinamente. Al lado suyo estaba Mikasa tomándole del brazo con una fuerza que no sabía de dónde sacó.

Y estaba temblando de la emoción.

⎯ Eren ... no te vayas ...

Sus ojos acuosos fueron suficientes para que cualquiera se detuviera a contemplarla, pero él se zafó de su agarre. ⎯ Ya lo he dicho, he tomado la decisión…

⎯ Mikasa… ⎯ Armin la llamó cuando Eren continuó avanzando hacia delante y ella quedó pasmada en su lugar. Al momento en que escuchó a su camarada, los ojos de ambos se conectaron y ella recibió su mensaje. No podía dejar que Eren se fuera, al menos no sin decirle lo que tenía que decir.

Lo siguió a paso ligero y volvió a tomarle del brazo. El de pelo largo se volteó bruscamente y sus ojos se clavaron en los de ella. Iba a hablar, pero la joven fue más rápida. ⎯ ¿Por qué haces esto? Eren ... tú no eres así ... no te irías solo ...

Él le habló de tal forma que le clavaron mil agujas en el corazón. ⎯ Adiós, Mikasa.

Y de nuevo veía su espalda alejándose. No importaba qué tan fuerte fuera ella, él solo la dejaría atrás; antes era diferente, porque quería decir que no quería que nada malo le pasara, pero ahora la dejaba atrás porque quería ir a tierra de nadie, donde ninguno de ellos existiera en su vida. Inmediatamente pensó que no dejaría que pasara, porque una vida sin él…

Ya hacía un tiempo que Mikasa tuvo que reflexionar sobre sus sentimientos. La primera vez tuvo una oportunidad que no aprovechó, se dejó llevar a cabo por la ansiedad de ser descubierto y al final terminó dando una respuesta estúpida. Recordó la razón por la que había venido verdaderamente a despedirse de Eren:

" Armin se había volteado hacia ella, con la mirada seria.

Mikasa, cuando veas a Eren, dile lo que sientes.

¿Qué?

El otro le dio una pequeña sonrisa triste. ⎯ Puede que no te corresponda como temas, pero no puede irse sin saberlo. De lo contrario, te arrepentirás por el resto de tu vida ".

Luego ella le había cuestionado si esto no era por Annie, más guardó silencioal descubrir que su amigo en verdad no quería hablar de eso; porque era un asunto diferente y delicado, que no entraba a cuento. Entonces, ella se preguntó, ¿podía ir y quitar la vida de cientos de enemigos, personas, como si una máquina de combate, pero no podía decirle a su amigo de la infancia que lo amaba?

Una total idiotez de su parte, reconoció. Estaba cansada, pero tenía el camino claro. La espalda de Eren se alejaba pero ella podría alcanzarlo corriendo. En verdad, por alguna razón entendía que él le hubiera dicho que la odiaba…

Ella también se odiaría si no se lo decía ahora. Tenía que ser ahora.

Una vez más lo alcanzó y le tomó del brazo. No le dio ni siquiera tiempo de mirarla, solo lo dijo. Aunque quizás le haya gritado, en medio del tumulto, entre todas las voces:

⎯ ¡Lo sé todo! Sé que tienes que irte y no vamos… No voy a detenerte, Eren. Tú… ⎯ tragó aire ⎯ Hace un tiempo me preguntaste qué era para ti, y ahora, te diré…

Los demás dejaron de existir para ella, ya que se imaginó que estaba como en varias noches en vela pensando si él estaría bien, mientras comenzaba a decir sus oraciones:

⎯ Ya no te quiero, Eren; tú no eres mi familia. Dejé mi bufanda atrás porque me di cuenta de que te convertiste en algo horrible… Yo no puedo aceptarte… Pero… mientras más lo intentaba me daba cuenta de que no podía dejarte atrás, por más de que lo intentara tú seguías… ⎯ Calló un momento . Quiso verle la cara a su sujeto pero no lo hizo.

⎯ Es por eso que me di cuenta de que, Eren, no quiero que te vayas… No te vayas lejos de mí.

Eren le habló un segundo, como un murmullo. ⎯ Mikasa, tú… -

⎯ ¡Te amo!

Él parecía no creerlo. El sonido desesperante del puerto comenzó a abrumarla y, antes de que se acobardara, Mikasa decidió actuar una última vez como un Ackerman.

⎯ Todas las veces que te he protegido, que he cuidado de ti, que arriesgué mi vida… han sido porque estaba enamorada de ti. Estuve muy asustada para decírtelo, y quizás sí en ese momento no quería lo que quería… Pero esta vez sí, Eren. Fue mi propia decisión, fui completamente libre de amarte. ⎯ Se acercó y se aseguró de que los ojos de él estuvieran mirando los de ella; nunca supo si se veía bonita o si en realidad lo asustó cuando soltó la siguiente frase.

⎯ Y lo seguiré haciendo, no porque me obligues, sino para que te des cuenta de que no todo gira alrededor de ti. Porque he decidido quererte aunque supe en carne propia en lo que te convertiste y las cosas que hiciste. Y estoy dispuesta a luchar para quedarme a tu lado… y hacer que vuelvas a casa.

Decir que Eren Jaeger estaba en shock sería poco. Mikasa había agachado la cabeza y cuando alzó la vista con todo el valor que tenía, se encontró son una solitaria lágrima, hermosa y delicada, que cayó del ojo derecho del hombre. Sus ojos verdes que antes estaban oscuros ahora eran sacudidos por una especie de emoción, ¿era acaso conmoción?

Sus palabras, pensaba Eren, sus palabras han sido del corazón. Y por primera vez en mucho tiempo miró con aprecio a su compañera. Nunca creyó que ella fue la persona capaz de mover así el recodo que ya había olvidado de su alma.

Era imposible. Él se había convencido de ello; pues bien, le había dicho que la odiaba y era cierto. Odiaba que Mikasa no fuera libre, que no alcanzara el potencial de revelarse de sus ataduras a él. Por eso le había tratado de esa manera. Mas ahora…

Ella era valiente. Oh, muy valiente.

Y por primera vez le pareció notar en su amiga un aire diferente. Quizás era la sonrisa que ella le daba ahora, que le quería decir que se había quitado un peso más de encima.

Quiso hablarle, pero la sirena para subir a bordo tocó de nuevo por todo el puerto. Eren, entonces, se volteó hacia el resto del grupo de sus amigos quienes han estado observando y escuchando, y parecían tan sorprendidos como él.

⎯ Adiós… amigos.

Armin fue el primero en reaccionar. Con sus ojos llorosos que no pudo evitar, corrió a su encuentro y los demás le siguieron. Al llegar junto a Eren ninguno dudó en lanzarse a darle el abrazo de despedida; su amigo no se resistió, solo cerró los ojos un momento, como si no pudiera aguantar la gratitud que le producía este gesto.

Sí, había llegado la hora. El de pelo largo miró al cielo despejado y luego bajó la mirada para encontrarse con los rostros llorosos y rojos de sus compañeros de toda la vida. Entonces, por primera vez en mucho tiempo, les sonrió a todos con la mayor calidez que pudo:

⎯ Gracias a todos. Debo irme.

Su amigo rubio se adelantó un paso, sin poder quitarse el temblor de la emoción, sensible como era. ⎯ Buen viaje, Eren. Yo…

⎯ Armin, ⎯ él le puso una mano en el hombro ⎯ no te metas en problemas, ¿sí?

⎯ Pues lo mismo diría para ti. ⎯ Jean interrumpió con molestia, pero no pudo evitar ablandarse al final. ⎯ Adiós, Eren.

El mencionado comointió lentamente. Se despidió por última vez de los demás y finalmente supo que era momento de confrontar a Mikasa, que se había quedado callada detrás de él.

Ambos se miraron en silencio. La sirena de abordaje seguía sonando en la lejanía y las personas ya comenzaban a moverse en dirección al barco, apresuradas. Él sintió que no había por qué retrasarlo más…

La abrazó carbonatado, para que supiera que sí había creído sus palabras, y Mikasa le correspondió, para dejar en claro que ya no tenía miedo; finalmente era libre y aquello que en su interior se estuvo cultivando durante años, guardado y nunca a la vista, por fin se revelaba para hacer que se encontrara mucho más hermosa de lo que alguna vez fue. Aun así no pudo evitar temblar, porque él comenzó a hablar:

⎯ Tengo que ir.

⎯ Lo sé.

Su compañero solo asintió. Segundos después se despegó lentamente de ella dispuesto a tomar sus maletas de vuelta; la gente iba cada vez más rápido a amontonarse en la arribada al barco. Cuando él comenzó a irse, Ackerman sintió sus manos frías.

⎯ ¿No va a ir? ⎯ Falco irrumpió en su perímetro observando con detenimiento. A Mikasa le pareció ver un rastro de pesar en sus ojos. ⎯ El hombre que ama se está yendo… para siempre.

Ella solo miró a Eren que iba caminando para subir al barco. Sería la última vez que vería su espalda.

Oh no.

Una vez le ha dicho que su manejo sobre las armas y el combate eran perfectos, que tenía control sobre los elementos de su organismo, mente y cuerpo sincronizados. Sin embargo, cuando se le ocurría pensar en Eren su mente se volvía un desastre y sus acciones impulsivas. Por esto, Jaeger había hecho lo que más pudo con tal de hacer que ella "despertara" de ese tonto sueño de creer que su vida le pertenecía a él.

Y era cierto. Su vida le pertenecía sólo a ella. Ahora por fin podía volar por el cielo, porque el ángel oscuro que había caído a tierra logró desplegar las alas; ella se sintió verdaderamente parte de su propia voluntad.

Fue por eso que sin dudarlo un segundo, de la misma forma con la que acabaría con enemigos de guerra o capturaría prisioneros, llegó hasta Eren y se acercó lo suficiente como para tomarle los lados del rostro. No fue realmente consciente de lo que hizo hasta que sintió los brazos de Eren alrededor suyo.

No muy lejos, Jean exclamaba con estupefacción y Armin sintió que se echaría a llorar en cualquier momento. Varios de los que iban abordando al barco miraron con ternura; quizás era una pareja que se daba el último adiós, era una lástima que estas cosas tristes pasaran tan a menudo…

Los dos sujetos se separaron finalmente. Mikasa se aseguró de mirar a Eren a los ojos, y este se admiró por la resolución brillante que veía en ellos.

⎯ Voy a ir contigo.

Entonces, el joven Jaeger descubrió el verdadero encanto de la mujer que tenía enfrente; cerró los ojos un segundo, como si no quisiera que este sentimiento encontró llegase a relucir demasiado fuerte. Al final, él nunca pudo negarle nada, por lo que hizo un último intento:

⎯ Eso es imposible.

⎯ Ya lo sé.

Él logró sonreír de nuevo, solo un poco, al entender que la decisión ya había sido tomada antes de que se diera cuenta. Después de todo, siempre había sido ella.

El barco ya estaba elevando las anclas cuando Armin y los demás corrieron hasta el mismísimo borde del muelle para despedir a sus amigos. Empujaron hombres y echaron carros en el camino, pero valió la pena al lograr verlos en la proa del transporte, con sus figuras iluminadas por el sol y manchadas por las sombras de las gaviotas. De lejos el interminable azul del mar unido con el cielo por el horizonte.

Falco había quedado junto con Jean y Arlert a ver cómo ellos se perdían de la vista en rumbo a la tierra lejana. Había murmurado un: "Pff, ¿eso fue tan difícil?" y los otros dos al oírlo trataron de explicarle la situación y justificar a sus amigos enfrente de un niño corriente; al final, no hubo vencedor ni vencidos, porque cada quién alegó en contra del otro, y decidieron que las discusiones sobre el amor entre ellos quedarían siempre como último recurso. En eso, Connie y Sasha se les juntaron para ir a comprar algo en el boliche porque pronto sería hora de merendar.

Antes de partir, Armin volvió a mirar el barco que se alejaba y soltó una sonrisa que mezclaba melancolía y felicidad: ⎯ Buen viaje, amigos.

Por otro lado, Eren disfrutaba del olor al agua salada que se interponía con el arrullador sonido de las olas rompiendo por la embarcación. Volteó ligeramente la cabeza y se encontró con la vista de su compañera.

⎯ Mikasa ...

Ella le sonrió con tranquilidad, sin preocuparse de que el viento marino podía hacer estragos en su cabellera.

⎯ Gracias por todo.

Gracias.