Actitudes machistas
A las cinco de la tarde sonó el teléfono en la habitación de hotel.
-Jack – dijo Sev.
-Ya respondo yo, me lo pasarán desde la centralita del hotel – dijo Lauren.
-Habla tú también con él.
-Tú también tienes que quedar con él para que te lleve a Cokeworth.
-Sí, pero yo podría ir en tren igualmente, recuerda que ya tengo el billete.
-Bueno, hablo con él y luego te lo paso, no vamos a darle más vueltas.
Lauren se desvinculó y respondió al teléfono.
-Dígame…. Sí, pásemelo, por favor… ¡Hola Jack! Qué raro se me hace escucharte por teléfono, ¿llamas desde casa?... Estupendo, entonces podemos charlar todo cuanto queramos. ¿Qué plan tenéis para esta noche?... El concierto comienza a las once, buf… qué tarde. ¿No vais a ir a cenar por ahí?... ¿Sí? Estupendo, ¿y a qué hora habéis quedado?... A las siete y media en la puerta del Club Cien. ¿Y no es un poco bobo acudir tan temprano ya a Oxford Street? Es una zona cara, ¿eh?... Ya, ya, ahora es complicado volver a cambiar todos los planes y no os hacía gracia andar tantas personas cogiendo autobuses o metro casi de noche. Está bien, no pasa nada. ¿A qué hora pensabas pasar por aquí?... A las seis y media para que nos dé tiempo a ir desde aquí en autobús… Bien, vienes con Sirius… Para que no me quede sola mientras llevas a Severus a Cokeworth, estupendo, Jack… ¿Que por qué repito todo lo que dices? Para que Severus se entere, hombre. Me has buscado la carambola perfecta, esta noche Valerie se queda sin Sirius… - Lauren rio - Que sí, que sí, que ya verás. Un clavo saca otro clavo, a rey muerto rey puesto. Vamos a emparentar los Parkinson con los Black como era de esperar, oveja negra con oveja negra. Vaya vástagos van a salir de aquí, vamos a volver loco al Sombrero Seleccionador dentro de quince años…
Volvió a reír, Sev también, pasaron largos segundos. Lauren tapó el auricular y le habló a Sev:
-No está diciendo más que tonterías, que me tome las cosas con calma, que no me precipite, que no haga una locura llevada por el despecho de la que luego pueda arrepentirme… Ya verás cómo le corto.
-¡Jack! ¡Despierta! – agresiva - Soy una mujer hecha y derecha, dueña de mi cuerpo y de mis actos, me tiro a quien me viene en gana cuando me viene en gana como llevo haciéndolo desde los trece años y no vas a ser tú quien me corte las alas, ya bastante hambre pasé todo el año que estuve esperándote. ¡A callar!
-¡Bravo, Lauren! – exclamó Sev de viva voz, aplaudiendo.
-Y sigue – dijo Lauren, y al auricular - ¿Tú no te tiraste a una Rave en la fiesta? Pues ya va siendo hora de que cate a un Gryff, los serpientes aburrís. Me han contado que sabe hacer virguerías, ya te contaré para que aprendas… Y sigue, a ver qué dice, a ver… - riendo.
Pasaron de nuevo largos segundos, Lauren volvió a tapar el auricular.
-Que si me lo monto con él esta misma noche va a dejarme tirada por la primera que encuentre, que no es de fiar para las mujeres… Que me va a pasar lo mismo que contigo, buf… Eso no se lo consiento.
-¡Jack! Te prohíbo hablar mal de Severus. Él se alegra de que me tire a Black, me da consejos mucho mejores que los tuyos, él lo conoce mejor que tú. Calla de una vez y vamos a quedar… Que ya no viene Black contigo… Ni hablar, ni hablar, si no viene él yo tampoco voy, salgo por Camden y me ligo a un punk…
Sev estalló en carcajadas.
-¿Lo oyes reír? ¿Lo oyes reír? –continuó hablando Lauren al auricular - Eso es un amigo, un hombre que sabe dejar su libertad a las mujeres, que no las coarta. Lo que te digo, si Black no viene contigo no voy… Vale, estupendo, así me gusta… - y tapando el auricular, riendo – Tragó, tragó.
-¡Bravo, Lauren! – aplaudiendo de nuevo.
-Entonces quedamos a las seis y media en la cafetería de Euston. Llevas a Severus desde allí y vuelves de nuevo al parque para recogernos a Black y a mí, me dejas mis buenos diez minutos con él. Mejor más, te quedas un rato con Severus en su casa charlando de todo esto, te contará muchas cosas interesantes que deberías aprender… Que entonces llegaremos tarde donde los demás… Si con media hora nos llega de sobra, vamos en metro y ya está… Que no quieres que me meta en el metro… ¡Jack! ¡Despierta! ¿Cómo crees que he venido del Ministerio hasta aquí esta mañana?... Claro que he estado en el Ministerio, ya tengo casa y Red Flu, pero no está para vivir, no se puede dormir allí todavía…
Sev no podía parar de reír, Lauren volvió a tapar el auricular.
-Qué pesado es, por suerte está pagando él la llamada.
-Pásamelo, ya verás cómo le corto yo.
Lauren le pasó el teléfono.
-¡Jack! ¡Soy Prince! – autoritario - ¿Quién es el Comandante?
-Tú – dijo Jack.
-Pues el Comandante dice que esta noche debe crearse una alianza histórica, dos familias de Mortífagos que se unen para combatir al enemigo. ¿Te has enterado?
-Sí, sí.
-De esta alianza van a salir muy buenas estrategias para el futuro, en la cama se gestan muchas grandes hazañas. No los coartes, todo lo contrario, lo que debes hacer es ponérselo fácil, hazles de alcahuete ya que yo no voy a estar. Ésa es tu misión esta noche, me dijiste que ibas a cuidar de Lauren y lo mejor para cuidar de ella es ayudarla a que se ligue a Black. Cuando quieran volver al hotel los traes a Camden de nuevo, os Aparecéis en el Roundhouse y los acompañas hasta aquí, que tú sabes el camino y ellos no.
-De acuerdo, Prince.
-Que yo no me entere que los has boicoteado.
-En absoluto.
-Así me gusta.
-Traigo a alguien más con nosotros para no quedarme de sujetavelas.
-Eso, eso, pero sólo por la noche, ¿eh? Cuando vengas a llevarme a mí que se queden solos un rato en Euston, de camino habláis de lo que te dije ayer y luego ya los dejas a su rollo. Valerie también es tu amiga y no la sermoneaste en ningún momento.
-Tienes razón.
-Pues eso, Jack, a callar y a obedecer, seguimos charlando cuando vengas.
-De acuerdo, Prince.
-Nos vemos a las seis y media.
-Nos vemos.
Colgaron.
-¡Increíble! – exclamó Lauren, carcajeándose - ¡Qué machista es!
-Desde luego que lo es.
-A ti te obedece al instante.
-Pues sí, Jack tiene de todo menos buena educación. Y ya no es sólo por eso, fue por la que le monté tan gorda cuando nos puso en peligro a todos. Le hablo en ese tono y ya se amedrenta.
-Claro, claro, pero yo también se la he montado repetidas veces y ya ves.
-Sobreprotector con las mujeres.
-Como tú al principio de la tarde, tú tampoco querías que fuera y viniera sola.
-Por lo que pueda hacerte la mala gente, Lauren, y en ningún momento te diría que no fueras en metro. Él no quería que fueras en metro ni acompañada.
-Cierto. Pero también me has dicho que me lo tomara con calma.
-Si te lo hacías con alguien con quien quisieras estar a largo plazo.
-Claro, claro…
-Si quieres un polvo de una noche háztelo con quien quieras, lígate a un punk que te ponga.
-Desde luego.
-Y ya has visto que he captado tu estrategia, quieres hacerle creer a Sirius que va a hacérselo contigo para engancharlo esta noche y robárselo a Valerie aunque luego no hagas nada con él.
-¡Bravo! – de viva voz.
-Claro, Lauren, tan bobo no soy.
-¿Qué hacemos hasta las seis y media? Nos queda más de una hora todavía.
-Cierto, y yo empiezo a tener calor otra vez.
-Vuelve a ducharte.
-Vale, pero me peino yo, que antes me has hecho mucho daño.
-Claro, claro, y te peinas para que te quede como te gusta a ti.
-Eso, porque esta noche voy a ver a Hipólita, tenemos juntos nuestra primera clase de castellano.
-Sí, sí, ya me lo habéis contado antes.
-Voy a la ducha.
Sev se duchó y se peinó mirándose al espejo. Cuando salió, Lauren estaba comiendo una extraña fruta algo menor que la sandía pero de corteza verde moteada, blanca por dentro y con forma de balón de rugby.
-¿Qué es eso? – preguntó él.
-Melón, español también. Toma, se come como la sandía pero no hay que quitarle las pepitas de una en una, las tiene todas juntas – pasándole una rodaja ya preparada.
-Estupendo.
-Está de muerte, te va a encantar.
Él comió un bocado de melón.
-Wooow… qué sabor, es alucinante…
-Y eso que no está fresquito, de la nevera está mucho mejor.
-Es increíble, a estas alturas de la vida me está gustando el dulce.
-Cómo me alegro de estar descubriéndotelo, algo que te devuelvo.
-El miércoles Andrea compró sandía gracias a ti y les encantó.
-Vaya…
-Pudo cortarla y aumentarla con magia, ¿sabes?
-Wooow… maravilloso, para Hogwarts.
-Cierto, algo más que decirle al viejo.
-Pues el melón también podrán aumentarlo, lo malo es que son frutas de verano, sólo las disfrutaremos en junio y septiembre.
-Claro… qué pena…
-Vaya sorpresa voy a darle a Sirius mañana por la mañana con el melón.
-Claro que sí, seguro que él tampoco lo ha probado. Él tampoco toma postre, ¿eh?
-Pero estoy segura de que le gustará. ¿Probó también la sandía?
-No lo sé, supongo que sí.
-Si se descuida lo engancho para que me ayude a trasladar todos los bártulos a mi casa.
-Claro que lo enganchas, luego podrá volver desde allí a Godric's Hollow por Red Flu sin tener que pasar por Diagon.
-Claro…
-¿Tienes polvos Flu?
-Tengo, tengo, he traído en una bolsita.
-Maravilloso.
Pasaron un rato más a gusto, y a las seis se vistieron, Lauren de atuendo punk, y bajaron de nuevo a la calle. Fueron hasta Euston y pidieron té con hielo en la cafetería.
-Hoy me hace falta el té, ¿eh? - dijo él - No se me pasa el calor, en Londres hace mucho más calor que en Cokeworth.
-Claro, el asfalto, Severus. ¿Saliste estos días por Cokeworth?
-Sí, ayer, a dar un paseo por el río hasta el molino que te conté con Lily y Alice.
-Claro, hombre, por el río hace fresco. ¿Qué tal con Lily?
-Quizá te resulte doloroso lo que te cuente.
-Cuéntame, anda.
Él le explicó la nueva perspectiva de su relación con Lily.
-Vaya… Lo que tanto echabas en falta, buscaste en Hipólita y encontraste en Alice.
-Y ahora lo tengo con las tres.
-Y claro, ya comprendo por qué podía resultar doloroso para mí, yo soy la antítesis de eso.
-Pues sí, Lauren.
-Una actitud machista más, la búsqueda de la pureza en las mujeres, de la virginidad, de ser el primero para ellas, de que no estén manchadas.
-Vaya…
-Claro, Severus, qué inocente eres. Los hombres rechazáis de entrada a las mujeres que tomamos las riendas de nuestra propia sexualidad, que tomamos la iniciativa.
-No, Lauren, en absoluto. Hipólita también es así, también toma la iniciativa pero para algo mucho más profundo, para decidir hacérselo con alguien a quien ama y nadie más.
-Ya.
-Y tú te pasas de la raya tomando la iniciativa, recuerda cómo me marcaste el pecho.
-Cierto, aunque tú me animaste a hacerlo.
-Y el lunes me proponías el sado-masoquismo. No quiero algo así para mí, es enfermizo, hablé con Lily de ello ayer y me hizo ver que a mí me gusta hacer daño y dominar porque he interiorizado el maltrato a que fui sometido de niño y lo canalizo así.
-Claro…
-En mí es enfermizo.
-Ya.
-Y además, dudo mucho que realmente llegara a gustarte algo como lo que te hice el lunes.
-Te explico, el acto en sí no me gusta, pero sí la sensación de sentirme dominada y ver cómo te pones cuando me dominas, eso me pone mucho.
-Vaya…
-Y pienso que les pone a casi todas las chicas a las que se lo has hecho. ¿A Lily se lo hiciste?
-Sí, y no le gustó.
-Pero que la dominaras sí, pregúntale.
-Lo haré.
-Si te sirve para canalizar no es enfermizo, Severus, mejor es que hagas eso que no que te hayas convertido en un asesino como pudiste serlo o en un maltratador. No te cohíbas si te sale y es de mutuo acuerdo.
-Eso mismo me recomendó Lily.
-Claro, Severus, no es una enfermedad, es una manera distinta de enfocar el sexo. Y si la propia Lily te lo recomendó siendo que está dispuesta a esperar a que estéis de nuevo preparados para empezar de cero es porque estará dispuesta a que hagas ese tipo de cosas con ella cuando os llegue el momento. Háblalo con ella y verás.
-Lo haré.
-Y estoy segura de que a Hipólita también le gustará en su momento. Quizá no ser dominada, pero sí dominar, es de armas tomar.
-Desde luego que lo es.
-Ahí están. Nos ha faltado hablar de tu madre.
-Quizá vaya mañana a hablar con ella, he de pensarlo.
-Háblalo también con Lily, es quien mejor la conoce.
Lauren se desvinculó de Sev y se puso en pie.
-¡Vaya, Sirius…! ¡Qué alegría…!
Ella le dio un beso en la mejilla y lo abrazó, se apartó de nuevo de él.
-¿Es posible que estés moreno?
-Es posible, el miércoles pasé el día en la playa – respondió Sirius - ¿No te lo ha contado Sev?
-Pues no, no hemos hablado de ti, cariño, teníamos cosas más interesantes que hacer y en qué pensar, pero ahora me pongo al día contigo, porque van a dejarnos solos un rato. Ya sabes, los comandantes tienen mucho que planificar.
Sev rio y se levantó.
-Un abrazo, Sirius. Nos marchamos, nos vemos mañana en casa de Jack.
Sev lo abrazó y se vinculó con él. Le habló profundamente amenazante:
-Cuidadito con lo que le haces. Como me entere de que te has pasado un pelo, te liquido.
