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Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece. La historia está ubicada después del último episodio del anime / post Jinchu y antes de que Sano y Megumi partan de Tokyo. Una historia centrada en cómo Kenshin logra finalmente vivir en el presente.

Cap 4:

Kenshin entro a su habitación y cambiándo su gi y hakama por su yukata, estiro el futon en el piso para prepararse para dormir. Se acostó pensando en el abrazo que compartió con la joven Shihondai. Tras la conversación con Kaoru algo dentro de él hizo click sintiendo que por fin podía volver a respirar tranquilo, si bien no logró identificar que fue lo que se ordeno dentro de su ser, pudo como su ira comenzaba a apaciguarse nuevamente.

Tratando de no obsesionarse con la idea de entender todo de inmediato, se acomodo entre las sabanas sin poder evitar sentirse extraño por un segundo al notar lo fácil que le resultaba ahora dormir acostado y no sentado contra la pared aferrado a su sakabatou como siempre había hecho. Observó por unos segundos el lirio que decoraba su habitación y sonrío, empezaba a disfrutar esta nueva dinámica, recordando las palabras de Kaoru y su petición, sintió que la esperanza que guardaba en lo más profundo de su corazón tal vez no era una idea tan descabellada después de todo, tal vez si había una forma de proteger a Kaoru del Battousai dentro de si, o al menos esa era su ilusión mas oculta. Después de la conversación del día de hoy se había convencido que si realmente quería empezar desde cero debía si o si tratar de trabajar sus inseguridades y miedos. Definitivamente no podía desperdiciar su vida si decidía quedarse para siempre al lado de Kaoru, este pensamiento lo sobresaltó y recordando las últimas palabras que su maestro le dijo antes de enfrentar a Shishio suspiró, no podía desperdiciar su vida. Nuevamente su maestro Hiko tenia razón.

Sintiendo las drogas hacer su trabajo dejo su mente descansar y con el aroma a Jazmín aún impregnado en su cuerpo, cerro los ojos para descansar. Esa noche Kenshin durmió en paz.

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Al otro lado del muro que separaba la habitación de Kenshin de la joven instructora, Kaoru no consiguió mantener su descanso en paz, a pesar de haber caído en el sueño minutos después de despedirse de Kenshin y haber dormido tranquila gran parte de la noche, sus sueños pasaron de ser amenos y agradables a transformarse en pesadillas que parecían un bucle infinito de desesperación y horrores.

En sus sueño, Todo partía cuando conocía a Kenshin y le pedía quedarse en el dojo, para luego pasarle su cinta de pelo favorita y ser secuestrada por Jin`eh, sin embargo en su sueño, no lograba romper la hipnosis a tiempo y mientras sentía la sensación de asfixia nuevamente, veía como Kenshin terminaba siendo asesinado brutalmente por su rival o se convertía nuevamente en hitokiri battousai. Este bucle se repitió varias veces antes de que cambiara.

El siguiente bucle consistía en Enishi abalanzándose sobre ella y cerrando sus manos sobre su cuello, Kaoru no podía respirar y llegando al borde de la inconciencia, un cálido liquido carmín caía sobre ella, una espada atravesaba el corazón de Enishi y su cuerpo colapsaba sobre ella, Kenshin entonces aparecía sobre ellos y haciendo a un lado el cuerpo del joven Yukishiro seguía dándole estocadas para una y otra vez, rematándolo. Kaoru intentaba detenerlo pero entonces alguien la volvía a tomar para inmovilizarla, pero esta vez era el extranjero el que comenzaba a tocar su cuerpo de manera indebida, mientras ella trataba de zafarse con desesperación. En el sueño intentaba gritar pero su voz no salía, de pronto nuevamente estaba siendo ahorcada por Enishi y Jin`eh volvía a atacarla pero esta vez la atravesaba con su espada, no podía respirar y el hombre del carruaje seguía inmovilizándola. Aterrorizada trataba de liberarse de los hombres mientras Kenshin comenzaba a alejarse del lugar mal herido y derrotado.

-yame…yamete…onegai – Kaoru empezó a sollozar medio dormida mientras se movía entre las sabanas -Ie…yamete

El viento otoñal había comenzado a correr y los cambios de temperatura comenzaban a acentuarse con brusquedad. Kenshin sintió que sus pies se comenzaban a helar y medio dormido decidió que debía agregar mas frazadas a su futon. En medio de esta semi conciencia es que el espadachín escucho los sollozos de Kaoru.

-¡yamete!

Adormecido pero no lo suficiente como para no reaccionar, se levanto rápidamente de su futon y salió de su habitación con su espada en mano y alerta, preocupado se encontró con que Yahiko también había salido de su habitación asustado y desorientado.

-Ie..-escucharon decir a la chica mientras sollozaba más fuerte.

-yo me encargo Yahiko… por favor ve a prender el fuego para el desayuno y el baño – le pidió el espadachín enfocando su mirada en el shoji de la habitación de Kaoru.

Yahiko asintió preocupado y aunque reticente se devolvió a su habitación para cambiarse. Hacia un par de semanas que ni Kaoru ni Kenshin tenían pesadillas, por lo que oír a su instructora volver a sollozar lo había asustado de sobremanera pensando que ocurría algo. Megumi le había explicado que era probable que estos terrores nocturnos se repitieran con cada vez menos frecuencia y que tenia que tener cuidado con gatillar en ella emociones que le recordaran lo sucedido.

Cambiándose de ropa hizo lo que Kenshin le pidió y decidió esperar a que todo pasara antes de asomarse a la habitación de la chica. Sentándose en el comedor para esperar a Kenshin se pregunto qué podía haber sido lo que la puso de nuevo en esa situación.

Kenshin espero a que Yahiko estuviera fuera de vista para entrar, con cuidado abrió la puerta y encontró a Kaoru retozando en su futon desesperada mientras los sollozos se volvían más fuerte, llevaba sus manos a su cuello desesperación. El espadachín al verla tan desesperada rápidamente se arrodillo a su lado y dejando su sakabatou a un costado cogió las manos de la chica para tranquilizarla, sin embargo eso genero una reacción peor.

-no me toques!- grito la chica arrastrándose de su futon aún medio dormida y desesperada, Kenshin quedo paralizado en el lugar al ver la mirada perdida de la joven que ahora había comenzado a llorar. Sintiendo una rabia desmedida al darse cuenta de lo que sucedía Kenshin se acerco con cuidado a Kaoru tratando de despertarla.

-Kaoru dono – la llamo tomando uno de sus hombros y sacudiéndola suavemente- por favor despierte Kaoru Dono

La joven que había gateado a un costado de la habitación pestaño rápidamente al oír el honorifico, Kenshin al notar que la chica comenzaba a despertar se acerco aun más y tomando ambos hombros de la joven la volvió a llamar.

-Kaoru dono, estaba teniendo una pesadilla, todo esta bien…Sessha esta con usted

-Kenshin…-susurró Kaoru despertando finalmente y comenzando a tiritar, de pronto un sudor frio se apodero de su cuerpo y se desvaneció contra el cuerpo del espadachín quien la atajo antes de que pudiera tocar el suelo.

-Kaoru dono, esta usted a salvo, por favor respire profundamente…

-hai… -asintió sin fuerzas la chica mientras se afirmaba de los brazos del espadachín y comenzaba a recuperar su respiración sintiéndose débil.

-por favor respire conmigo… - Kenshin la ayudo a recuperar el ritmo de su respiración inhalando y exhalando lentamente con ella. Kaoru cerro sus ojos por unos segundos mientras sentía el sudor correr por su frente y espalda.

- por favor Kenshin, no me sueltes aún – le pidió la chica susurrando casi sin aliento, sintiéndose aún muy débil como para sentarse por si misma.

En ese momento el espadachín se dio cuenta de lo afectada que estaba la joven por la pesadilla y preocupado por el cambio de temperatura que podía sufrir al estar empapada con sudor frio tomo el edredón que estaba a mano y sentándose contra la pared cogió a Kaoru y la acostó contra su pecho dejando que apoyara todo su cuerpo sobre el y cubriendola con el edredón.

Sin decir nada dejo que Kaoru se recuperara del estrés vivido y por unos minutos se permitió acompañarla, cuando sintió que la chica volvía a respirar profundamente indicando que se había quedado dormida, dejo escapar un suspiro. No esperaba que la joven tuviera una recaída de este tipo pero sospechaba perfectamente quien era el responsable de gatillar en ella estos terrores. Secando con una de sus manos el sudor de la frente de la chica se dio entendió lo peligroso que era dejarla dormir empapada como estaba, ahora incluso su propia yukata se sentía húmeda, no podía arriesgarse a dejarla coger un resfriado.

Con pesar Kenshin volvió a mecer a la joven dándole pequeños golpes en las mejillas. Kaoru se quejo un par de veces pero finalmente abrió los ojos desorientada. Cuando la joven se percato de la posición en que se encontraba se ruborizo y sin atreverse a voltear a ver al espadachín se abrazo a si misma.

-gomen Kenshin…

-tranquila, todo esta bien…

-siento haberte despertado…

-ya era casi hora de levantarme de todos modos Kaoru dono – le respondió el espadachín – ahora si me permite, creo que usted debería tomar un baño caliente y cambiarse esta ropa, puede coger un resfriado y como usted dijo, no hay dinero para medicina

-hai…- asintió aún débil la chica tratando de incorporarse pero sin fuerzas para hacerlo.

-si se lo permite, Sessha puede ayudarla… -Kaoru se rindió y dejo caer nuevamente su peso contra el espadachín quien acomodándose metió uno de sus brazos bajo las piernas de la chica y sujetando sus hombros con firmeza se levanto con ella en brazos y acomodando el edredón para que mantuviera el calor salió de la habitación en dirección al baño.

-¡Yahiko! – llamo cuando ya estaba en la puerta del baño. El niño apareció de inmediato una expresión preocupada en el rostro.

-ábreme la puerta por favor…

-hai

-mantén el agua caliente mientras yo busco la ropa de Kaoru dono…

-hai -obedeció el chico viendo como el pelirrojo entraba en el baño con su instructora en brazos.

Una vez dentro del baño Kenshin dejo el edredón y ayudando a Kaoru a ponerse de pie la ayudo a meterse al agua aún con la yukata puesta. Una vez que la joven recupero el equilibrio, el espadachín le dio la espalda para que Kaoru se apoyara en el.

-por favor puede apoyarse en mi para sentarse, no mirare y saldré apenas usted este sentada…

-Arigato Kenshin…-dijo ya más consiente la instructora y sin ganas de hacerse la fuerte uso los hombros de Kenshin para ayudarse a bajar y sentarse aún vestida - listo…

-hai, iré por su ropa, por favor cualquier cosa que necesite no dude en pedirlo…

-hai…

Kenshin salió sin mirar hacia atrás, Yahiko lo miro con cierta mirada de temor, pero siguió con su tarea. Kenshin tomo lo primero que vio a mano que era el hakama y gi de entrenamiento de la chica y tomando la ropa interior que había lavado ayer, se dirigió al baño para dejarlo en la antesala de este y avisarle a la chica.

Luego se dirigió a la cocina para preparar un desayuno contundente para todos en el dojo. No había sido un buen despertar pero podía hacer que se transformara en un buen día.

:.::….:.:..

Kaoru lloro en el baño como hace mucho tiempo no hacia, se sentía pésimo por haber sufrido este tipo de ataque pánico, ella que quería mantener a todos tranquilos había fallado. Pero al mismo tiempo las emociones que sus pesadillas le recordaron era algo que necesitaba sacar de su sistema, sintiendo frustración y rabia hacia si misma dejo caer las lagrimas mientras apoyaba su cabeza contra sus rodillas y se abrazaba a ellas. Todos esos hombres habían dispuesto de ella como habían querido y ella no había sido capaz de defenderse, se sentía completamente estúpida por haber permitido que ellos hicieran con ella una muñeca frágil e indefensa. ¿Cómo podría llevar el nombre del dojo Kamiya Kasshin a lo alto si era incapaz de defenderse?

Con frustración enterró sus uñas es sus brazos comenzando a romper su piel. No se detuvo hasta que escuchó que golpeaban la puerta del baño.

-oi busu! Kenshin esta preguntando por ti, ya esta listo el desayuno…ya han pasado 20 minutos. -Yahiko la llamo, tratando de sonar como si nada.

-v-voy! – Kaoru que se había quitado la Yukata después de que Kenshin saliera, tomo la toalla y se cambio de ropa. Kenshin había traído incluso las gazas que utilizaba para fajarse y se sorprendió de lo atrevido que había sido al atreverse a traerle su ropa interior. Cualquiera que supiera que el había hecho esto por ella podía pensar perfectamente que ya no había nada que ocultar entre ellos, sin embargo, la realidad era otra.

Vistiéndose se armo de valor para encarar a su pequeña familia y dirigiéndose al comedor trato de recuperar su animo de siempre.

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Kaoru entro al comedor y noto el silencio de los dos huéspedes que la miraron con preocupación pero no hicieron ningún comentario. Kaoru sonrío tímidamente y se sentó en su lugar para recibir su porción de comida. Desayunaron en silencio mientras Yahiko miraba inquieto a Kaoru. La joven percatándose de su nerviosismo se dirigió a el para terminar con el ambiente incomodo que se había tomado el lugar.

-¿Sucede algo Yahiko? -pregunto dejando sus palillos sobre la mesa y mirando al chico, Kenshin miraba atento la situación.

- I-IE -respondió nervioso bajando la mirada- solo me preguntaba si es que hoy entrenaríamos como siempre… -dijo tímidamente

-Hai, si entrenaremos, no te preocupes por mi, estoy bien -le sonrió cálidamente su instructora.

-Kaoru-dono -le llamo Kenshin preocupado -Sessha cree que antes de entrenar debería intentar descansar un poco más.

Kaoru observo la expresión preocupada del espadachín por unos momentos conflictuada, la verdad era que había quedado completamente agotada después de la crisis que había tenido, sin embargo no quería preocuparlos, si para eso tenia que entrenar como si estuviera en su cien por ciento lo quería intentar, no quería que la miraran como si se fuera a quebrar en cualquier momento.

Kenshin noto el cambio de semblante de la kendoka que lo había quedado mirando, noto como su rostro amable paso de calidez a una tristeza inesperada. Sintiéndose culpable rápidamente intento revertir lo que dijo, lo que fuera que haya sido claramente no había sido bien recibido.

-Por favor perdone mi imprudencia Kaoru dono- dijo avergonzado inclinando su cabeza arrepentido- no es mi lugar opinar sobre lo que debe hacer o no…

-Kenshin…-suspiro la joven con pesar- no te disculpes, creo que tienes razón…Yahiko hoy entrenaremos después de que descanse. Puedes ir al Akabeko a ver si logras tomar el turno de la mañana o quedarte y hacer el aseo acá, tu decides, pero después al medio día te veo acá para entrenar.

-hai! -asintió Yahiko aliviado, la verdad es que había preguntado por el entrenamiento con la esperanza de que Kaoru cancelara la jornada de hoy, estaba preocupado por ella y la verdad era que al igual que Kenshin quería que la chica descansara.

Kenshin dejo escapar un suspiro de alivio y comenzó a levantar la mesa tratando de calmar sus pensamientos. Por alguna extraña razón le dolió ver esa mirada triste en Kaoru, no le gustaba verla así.

-Arigato Kenshin – le saco de sus pensamientos la joven dejando sobre el mesón de la cocina los últimos platos sucios – iré a mi habitación para intentar dormir…

-si necesita algo no dude en pedírmelo…

- hai, lo hare Kenshin -le aseguró la joven antes de salir de la cocina en dirección a su habitación. Kenshin la quedo mirando hasta que desapareció.

-Yahiko -llamo de pronto al chico

-Hai

-necesito que vayas a hacer las compras por mi y de regreso pases a la clínica para pedir a Megumi que venga a evaluar a Kaoru -dijo con seriedad el espadachín.

Yahiko admiraba a Kenshin como luchador y hombre y en el tiempo que lo conocía esta era una de las pocas veces que Kenshin le ordenada algo sin tener la preocupación de no tratarlo como un niño. Esto sorprendió un poco al chico ya que siempre había considerado a Kenshin como alguien demasiado blando para su bien, pero en esta ocasión sintió que no tenia mucho espacio para quejarse o refutar, era evidente que el espadachín esperaba que él acatara lo solicitado.

-hai…-respondió serio el chico

- y después de que traigas las cosas para preparar el almuerzo te pediré que vayas donde Tsuki dono, tres casas más allá, me dijo que tenia unas semillas para nosotros…

Yahiko en ese punto se enderezo y poniéndose de pie se acerco al espadachín que aún no desviaba la mirada de donde Kaoru había desaparecido.

-ne Kenshin…¿estas bien? – Kenshin le dio una mirada concentrada antes agacharse un poco para ponerse a la altura del joven

-estoy bien Yahiko, solo no quiero dejar a Kaoru dono sola mientras descansa y necesito que te hagas responsable de mis tareas solo por esta mañana…¿puedo confiar en ti cierto?

-por supuesto que si – dijo con más animo el joven al ser tratado como siempre, entendiendo lo que sucedía- un hombre no solo debe ser fuerte, ¡sino que capaz de proteger a su familia!, yo lo hare, ustedes no se preocupen- sonrió el chico dando la media vuelta para ir a buscar su shinai.

Kenshin sonrió al ver que Yahiko comenzaba a manejar mucho mejor sus arrebatos y mal carácter. Después de que luchara contra uno de los secuaces mas violentos de Enishi el chico había demostrado lo fuerte que era su corazón y Kenshin sabia que Yahiko era su responsabilidad, él fue quien había impuesto a Kaoru a su único estudiante, él lo había llevado al dojo y lo habían encaminado sabiendo que Kaoru lo acogería como lo acogió a él. Es por eso que no podía dejar al joven a la deriva y sentía que era responsable por enseñarle al chico a ser un buen hombre. Después de todo Yahiko y Kaoru eran quienes lo habían traído de vuelta de su depresión durante sus días más oscuros.

Aliviado termino de lavar la loza y se dedico a lavar la ropa que se había acumulado. Mientras lavaba y fregaba las telas reflexiono sobre las cosas que habían empezado a cambiar después de visitar la tumba de Tomoe, ingenuamente él pensó que las cosas se calmarían un poco al detenerse los enfrentamientos, pero curiosamente al detenerse las peleas otro tipo de situaciones habían comenzado a alterar su rutina. Sacudiendo sus pensamientos decidió enfocarse en su tarea y separando las prendas retomó su labor.

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Kaoru había logrado dormir después del desayuno, con la comida y el baño había quedado lo suficientemente adormecida lo que al momento de recostarse y abrigarse en su futon le ayudo a quedarse dormida con rapidez. Antes de caer en un sueño profundo alcanzo a escuchar la puerta del dojo cerrarse y los pasos de Kenshin que luego se detuvieron para dar paso al sonido del agua contra la madera y el sonido de las telas siendo fregadas, sonidos que la ayudaron a relajarse por completo. Afortunadamente esta vez no soñó con nada y durmió profundamente.

Cerca del medio día el sonido de un golpe constante contra Madera la despertó. De mejor ánimo y mucho más tranquila Kaoru se estiro bostezando y acomodando su ropa de entrenamiento amarro su cabello en una cola alta y ajustando su faja para sus bustos se puso de pie decidida a recuperar su energía habitual.

Cuando salió de su habitación busco el origen del sonido que la había despertado, dando una vuelta por el patio trasero se encontró con Kenshin quien con su gi nuevamente caído alrededor de su cintura dejando al descubierto su torso mientras cortaba leña con una precisión escalofriante. Los golpes daban de una sola vez directo en el centro de la madera, la que caía al suelo en mitades perfectas.

Kaoru quedo paralizada mirando la acción delante de si, como si de un transe se tratara, recorrió con la mirada cada detalle del torso desnudo del espadachín, las cicatrices de su batalla con Enishi aún estaban de un color rosa pálido. La mordida de Shishio ya estaba desvanecida y solo quedaba una marca blanquecina en su hombro. El sudor bajaba por su columna en un hilo fino y su respiración era profunda.

De pronto la puerta del dojo se abrió de golpe sobresaltando a ambos, en ese momento Kenshin se percato de que Kaoru estaba mirándolo pero no alcanzo a sentir vergüenza o pudor porque en seguida dos policías estaban entrando al dojo de manera poco amigable. Kaoru se volteo molesta y acercándose a Kenshin puso sus manos en sus caderas molesta.

- esas no son maneras de presentarse en el Dojo Kamiya Kashin -se quejo la chica

-no se meta señorita, no estamos acá por usted -le dijo uno de los policías corriéndola con un brazo para alejarla del espadachín.

-qué es lo que sucede – pregunto con cierta molestia el espadachín. Sin mediar respuesta ambos policías lo tomaron de los brazos y comenzaron a arrastrarlo hacia la salida

-acompáñenos a la estación por favor – respondió el mismo policía

-un momento! – Kaoru se interpuso con los brazos abiertos cortándoles el paso- Primero que todo identifíquense, segundo Kenshin esta en su casa, no tienen derecho a llevárselo sin cargos en su contra!

-señorita Kamiya le recomiendo que no intervenga – le amenazo el otro policía

-identifíquese entonces! -dijo molesta, Kenshin mantenía una expresión seria.

-soy el Teniente Osumo y este es mi subordinado Tetsuya—

-Bueno, no tienen derecho a entrar a mi casa sin una orden de arresto…

- Señorita Kamiya, este hombre fue acusado de asaltar al hijo del empresario Ferroviario Hermann Kraffnovikoff

Kenshin se enderezo bruscamente en ese momento, haciendo que ambos hombres perdieran el equilibrio y rápidamente se deshizo del agarre de los hombres dando un paso hacia atrás. Kaoru rápidamente se interpuso entre los policías y el espadachín.

-Eso es mentira…-dijo molesta la kendoka sintiendo la sangre hervir -Kenshin no le ha robado nada a nadie.

-debemos interrogarlo en la comisaria señorita…

-pues si se lo quieren llevar, llévenme a mi también, quiero denunciar un caso de acoso de parte de Adam Kraffnovikoff -Dijo decidida la joven. Sintió de pronto la mano de Kenshin apretando su hombro pero no quiso darse vuelta a mirarlo, le daba vergüenza mirarlo después de haber denunciado lo sucedido.

Los policías se quedaron mirando entre ellos y de pronto se pusieron nerviosos. Kaoru los miro con atención.

-¿cuánto les pago ese cerdo para que hagan esto?- la mano en su hombro nunca la dejo. Como si la estuviera conteniendo de cometer algún acto impulsivo. Que bien la conocía Kenshin.

-¡¿esta insinuando que hay soborno de por medio!?

- ¿y qué si lo insinúo? Ustedes son los que están actuando por fuera de la norma…

- tenemos que llevarnos a Himura a la comisaria a menos que devuelva ese dinero robado…-insistió Osumo, tomando su espada listo para desenvainar.

- pues acá esta el maldito dinero – De pronto Sanosuke apareció por la puerta del dojo seguido por Megumi y Yahiko. Lanzando la bolsa de cuero que había intentado entregar a Kaoru el día del incidente con el extranjero, la tiro a los pies de los policías.

-ehh! -dijo sorprendido Tetsuya, dando un paso hacia atrás.

- este dinero me lo dio voluntariamente ese tipo después de arruinar las sandalias y ropa de mis amigas y por haberle faltado el respeto a la nena…policías corruptos seguro también les dio dinero para hacer esto.

-¡ya es suficiente!, Tetsuya, vuelve a la comisaria e informa de lo sucedido al capitán Kawatari dile que Himura opuso resistencia.

Inesperadamente Saito entró al dojo mientras prendía un cigarrillo. Todos se sorprendieron al verlo.

-Teniente Osuma- interrumpió exhalando el humo por sus narices – por favor usted acompáñeme…tenemos un par de cosas de las que debemos hablar.

-SAITO SAMA- Osuma inmediatamente se inclino en señal de respeto y retrocedió asustado.

- la verdad es que me divertí viendo que trataban de llevarse preso a este hombre ustedes dos solos, se nota que ese tal Kraffnovikoff no tiene idea de nada…

Tetsuya había quedado paralizado. Saíto le dio una mirada molesta y de inmediato salió corriendo en dirección a la comisaria.

- acompáñame Osuma -ordeno Saíto indicándole que saliera del dojo.

-Espera! – se adelanto Kaoru zafándose del agarre de Kenshin

-¿que pasa niña? – le espeto Saíto

-¿Qué es lo que pretende Kraffnovikoff tratando de comprar a la policía?

-pues es evidente, esta molesto porque alguien le arruino su bonita piel de Europeo -Dijo Saito irónico mirando en dirección a Kenshin -la verdad es que me causo bastante placer saber que Battousai había marcado limites a la antigua…muy clásico de tu parte Himura.

-¿qué es lo que quiere en verdad ese hombre? – dijo Kenshin ignorando el comentario del policía.

- es un Burgués atrapado en un país que en realidad detesta, sin embargo su padre es dueño de los ferrocarriles que conectan Tokyo con la costa. Maneja el Japonés a la perfección y le gusta causar problemas, sobre todo con las muchachas jóvenes, llego hace un mes desde Hokkaido, supongo que está aburrido y encontró el juego perfecto Himura – dijo esto posando su mirada sobre Kaoru.

-es un idiota, eso lo sabemos- acoto Sanosuke cruzándose de brazos – pero que no se atreva a jugar con nosotros

-siempre entrometiéndote donde no te llaman cabeza de pollo – le respondió Saito que había cogido con fuerza del brazo del Teniente Osuma que en esos momentos intentaba irse disimuladamente - Kamiya san, si tienes algún problema comunícamelo, dudo que estos idiotas tengan los cojones para contradecir a un extranjero.

-Arigato Saito-San -dijo la chica a regañadientes.

Saíto lanzo una última mirada en dirección a Kenshin mientras pateaba en dirección a ellos la bolsa de dinero que Sanosuke había tirado y salió del dojo donde un carruaje policial lo esperaba.

Cuando ya todo había pasado Kenshin se acerco al engawa y tomo asiento acomodando nuevamente su gi sobre sus hombros, Kaoru se acerco de inmediato sentándose a su lado.

- fue mi culpa por haberte involucrado con ese hombre -se disculpo Kaoru preocupada

-ie…Kaoru dono, no fue culpa de nadie – le Sonrío Kenshin

- bueno al menos ese policía de poca monta nos devolvió el dinero -dijo Sanosuke recogiendo la bolsa de cuero.

-ya te dije que no quiero ese dinero – le reto Kaoru

- cálmate nena, el dinero esta en mis manos, no en las tuyas…

-supongo que esto tiene que ver con la razón de que Yahiko me fuera a buscar a la consulta – interrumpió Megumi.

-hai Megumi dono…-respondió Kenshin sorprendiendo a Kaoru – me gustaría que evaluara a Kaoru dono, no tuvo una buena noche.

Kaoru miro sorprendida al espadachín quien no se atrevió a mirarla a los ojos mientras sus Mejillas se sonrojaban. Megumi suspiró y tomando del brazo a Kaoru la obligo a levantarse.

-vamos a tu habitación, necesitamos privacidad…

Las jóvenes desaparecieron y Sanosuke se sentó en el lugar donde había estado Kaoru observando como Kenshin escondía sus brazos dentro de su gi inquieto. Yahiko dejo las cosas que había comprado en el mercado en la cocina y sin esperar que Kenshin le preguntara anuncio que iría por las semillas que había conseguido con la vecina. Cuando quedaron solos Sanosuke le dio un golpe en el hombro al pelirrojo para captar su atención.

- ¿qué paso con la nena?

- no lo se muy bien, pero sospecho que algo de lo sucedido ayer gatillo algo en ella…

- ¿qué fue lo que sucedió con ese hombre tan extraño y Kaoru?

Kenshin apretó su mandíbula con fuerza y no respondió la pregunta del luchador, Sanosuke no necesitando una explicación dejo escapar un bufido de molestia.

-no te preocupes, no volverá a pasar…

-hai -asintió el espadachín decidido, ambos hombres con la mirada fijan en la puerta.

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- Así que eso fue lo que sucedió -respondió Megumi terminando de preparar una infusión para ayudar a Kaoru a calmar sus nervios.

Kaoru asintió en silencio recibiendo la infusión y bebiéndola por completo. Megumi espero en silencio que se la terminara y cuando Kaoru dejo el vaso en el suelo la doctora se acerco a ella y la atrajo en un abrazo.

-no te sientas débil por estas crisis, es normal que las tengas, pero debes saber que tienes que controlarlas antes de que se vuelvan crónicas, busca qué es lo que te ayuda a calmar esa angustia, cuando te suceda otra vez no dudes en llamarme.

- Arigato Megumi, pensé que te burlarías de mi la verdad…

-no podría, entiendo perfectamente lo que significa ser sometida por un hombre, para ti que jamás has permitido que te traten de esa manera, es algo bastante chocante, no es para menos que temas verte envuelta nuevamente en esa situación.

Kaoru observo a la medico y agradecida la abrazo. Megumi sonrió, aunque no le gustaba reconocerlo disfrutaba de la confianza que había logrado establecer con la chica, era lo más parecido a una hermana y a pesar de que aun resentía que Kenshin la hubiese preferido por sobre ella, estaba feliz de tener una amiga tan amable y fuerte como ella. Definitivamente ninguna de las dos eran mujeres convencionales. Antes de que Kaoru pudiera agradecerle Yahiko las interrumpió.

- OI marimacho, ¿entrenamos o qué?