Es imposible describir todos los sentimientos encontrados que ambos sintieron al despertar juntos por la mañana, tal vez otra pareja habría querido hablar largamente con respecto al cambio en su situación, otras se habrían debatido un rato antes de abandonar la cama, pero no ellos, después de todo a pesar de que en ocasiones conservaran al anterior apellido de Levi, ambos eran Ackermans, primero estaba el deber.

- Debemos generar un plan para este invierno, algo que nos mantenga un poco más seguros si va a ser aún más frío que el de hace un año – comentó Levi mientras compartían la mesa en el desayuno.

- No podemos utilizar el material que se pierde de los otros pisos, a la larga haría vulnerable esa parte de la construcción – analizó ella – también tendremos que acumular una gran cantidad de las hierbas que crecen abajo en el exterior, o nos quedaremos sin nada que beber excepto agua.

- Es una lástima que entre las pocas provisiones que quedaron en este sitio a nadie se le ocurriese guardar un poco de café – suspiró él.

- ¿Qué hay de la orilla del arroyo? – sugirió entonces ella – el que está como a un kilómetro de aquí, podríamos usar el barro para tapar las grietas por las que se cuela el aire entre las piedras.

- ¿Quieres llenar nuestra habitación de barro? – el rostro de Levi le pareció a Mikasa un aterrador poema.

- Estoy evaluando nuestras opciones, tal vez podríamos ponerlo por fuera, no tenemos gas para los equipos, pero tenemos los enganches.

- De acuerdo, suena como un plan razonable.

- ¿No dividiremos las tareas? – preguntó ella entonces mientras se levantaba de la mesa.

- Absolutamente no – el vaso de madera hizo un leve sonido al ser colocado con fuerza sobre la mesa – ambos estaremos nerviosos si el que va hacia el arroyo no vuelve pronto, además a pesar de que hemos intentado mantener en buen estado nuestros equipos no sabemos que tan bien se encuentran en la práctica.

Mikasa asintió en silencio, sabía que cuando Levi decía que "ambos estarían nerviosos" en realidad se refería a que él se encontraría muy nervioso si ella no regresaba a tiempo, o se caía por un equipo en mal estado. El hombre tenía un lado particularmente protector que la hacía sonreír en algunas ocasiones… en otras le provocaba querer asfixiarlo.

- Entonces lo haremos juntos – asintió ella.

- Ackerman…

Levi caminó a un lado de ella y sus frentes chocaron con suavidad, luego se apartó un poco para mirarla con esa expresión seria que cargaba desde sus días en la legión.

- Sólo quería decirte que no dudo en absoluto que seas capaz de hacerlo sola.

Tras esa confesión tomó su capa y se dirigió al exterior dejando a una Mikasa algo sonrojada pero muy orgullosa del hombre que poco a poco compartía con ella sus emociones.

El día fue mucho más pesado de lo que esperaban, pero el tiempo los había favorecido con un poco de sol, que, aunque no calentara mantenía a raya las complicaciones del clima húmedo típicas del inicio del invierno. Más de una vez alguno de los dos sintió miedo, el quiebre de algún árbol en las cercanías de la explanada, el sonido lejano de las pocas aves rezagadas que recién volaban en dirección a lugares más cálidos, ninguno de los dos lo demostró abiertamente frente al otro, pero se acoplaban silenciosamente al ritmo más rápido del otro después de esas pequeñas falsas alarmas que les hacían pensar en un titán.

- Mikasa – el sonido de llamado en la voz de Levi parecía algo turbado.

- ¿Está todo bien? – la muchacha estaba organizando los baldes y dejando su contenido en la superficie que habían acomodado para el barro.

- Tapemos los agujeros desde dentro.

- Creí que odiabas la idea de tener barro en tu habitación – la chica sonrió levemente y asintió – de acuerdo.

- Tsk.

A pesar de su pequeña pulla ella lo entendía, ambos habían estado nerviosos durante cada viaje, sus brazos estaban cansados y dolían por sujetar la carga con los músculos tan tensados, sus piernas amenazaban con tener calambres. Ninguno de los dos debía exponerse a trabajar fuera en esa condición, y él podía tolerar un poco de barro a cambio de vivir, joder, podía tolerar una montaña de suciedad si se tratara de la vida de ella.

- Tal vez sea por todo el ejercicio que hemos estado haciendo, pero como que comienza a sentirse más cálido aquí – comentó Mikasa mientras tapaban la tercera sección de la torre.

- Es eso, y que al parecer mañana tampoco nevará.

- Si tan solo el resto de la estación fuera tan indulgente – Mikasa se frotó los dedos manchados en barro, se estaban poniendo rígidos a medida que el barro se secaba y le costaba trabajar.

- Tenemos suficiente tierra aquí, podemos humedecerla mañana – observó Levi notando sus acciones – dejemos el trabajo hasta aquí por hoy.

- Bien – Mikasa se levantó y destensó sus músculos con un ejercicio – pondré agua a calentar para limpiarnos un poco.

Levi asintió y la contempló al irse, no pudo evitar preguntarse si esa noche las cosas se repetirían entre ellos, si amanecerían igual de entrelazados, o si debía primero tener una conversación con ella, tenían mucho trabajo pendiente en el día y por eso había ahorrado palabras en la mañana, ella al parecer había pensado igual que él, ¿pero ahora que excusa tenían? Tarde o temprano esa conversación iba a fluir de los labios de alguno de los dos, y siendo él el de mayor edad correspondía que fuera quien aclarara las cosas entre ambos.

- Tsk – bufó para si mismo - ¿en qué te metiste Rivaille?