El dúo de Pecados Capitales empezaron a moverse en busca de Erigor, o más bien, Natsu corría a toda velocidad mientras cargaba a una Kurama en su espalda, la cual disfrutaba mucho el viaje en primera fila por partes de las Aerolíneas Dragneel.
No hace falta decir lo mucho que el peli rosa odiaba la actual situación.
- No sabes cuánto te odio. - Le gruñó el Dragón del Orgullo a su compañera.
- Yo también te quiero, Natsu. - Le respondió alegremente la Zorro de la Avaricia.
La pelirroja se habia posicionado encima de la caja que siempre llevaba Natsu en su espalda, utilizándola como una especie de asiento mientras pasaba por encima sus piernas por los hombros del peli rosa, el cual más de una vez estaba tentado a soltarla para que cayera.
Sin embargo, esa idea fue rechazada ya que sabía que luego Kurama se vengaría robándole alguna de sus pertenencias, lo sabia porque más de una vez lo había hecho en el pasado cuando el Salamander la transgredía de alguna forma. Así que sin ninguna otra opción, el Dragon Slayer tuvo que cumplir sus caprichos por ahora.
Natsu gruñó por lo bajo mientras apresuraba su paso en busca de Erigor, mientras maa rápido terminará la misión, más rápido podría alejarse del Pecado de la Codicia. Lo bueno es que el Orgullo ya tenia registrado el olor del Shinigami, y con su gran olfato lo estaba rastreando.
Aún recordaba las palabras de Kurama cuando descubrió el gran olfato de su compañero ...
- ¡Vamos, perro! - Gritó la Kumiho con una gran sonrisa mientras apuntaba hacia al frente.
Si, fueron esas mismas palabras exactas.
- ¡Definitivamente te odio! - Le gritó Salamander devuelta muy molesto pero aún así se mantuvo en su tarea de cazar al mago oscuro de Eisenwald. El descargará toda su furia en el pobre hombre.
Lo único que hizo la Zorro fue reír gratamente ante las palabras de su compañero Pecado sin importarle que lo estaba haciendo enojar más y más en lo absoluto.
Pero entonces, una de las orejas de la mujer zorro se movió cuando escuchó algo interesante, entonces esta volteó sobre su hombro y sonrió levemente ante la vista que tenía.
- Oh, al parecer tenemos compañía. - Dijo Kurama con diversión.
Natsu, quien logró escuchar lo que su compañera Pecado decía levantó una ceja confundido, antes de también mirar sobre su hombro y ver lo que la Kumiho había visto.
El peli rosa también sonrió pero de una manera voraz al ver lo que la pelirroja se refería. Siguiéndolos los pasos estaban Elesis, su alumna junto a sus compañeros de Fairy Tail, todos ellos en un vehículo mágico conducido por la mujer que el recordaba que era Titania, la Reina de las Hadas, una de las mujeres más poderosas de su gremio y a la par con Elesis. Aquel pequeño pero poderoso grupo de magos de luz venían a una gran velocidad, pero aún así no lograban alcanzar la velocidad de Natsu.
- Hoho, esto puede que se ponga un poco mas divertido de lo que creía. - Dijo el Dragón del Orgullo con algo más de emoción.
Emocionado, el peli rosa empezó a apresurar el paso aún más. Y así estuvo unos minutos mientras que era seguido de cerca pero no lo suficiente por los magos de Fairy Tail como para pisarle los talones, hasta que los dos miembros de los Siete Pecados Capitales llegaron a su meta.
Por fin habían encontrado a Erigor, el cual se encontraba flotando en el aire con su magia de viento en un puente que cruzaba un gran risco, el cual tenia vías de tren, señalando que era un paso especializado para el paso de locomotoras y demás.
- Así que pudieron escapar, Salamander, Kumiho. - Dijo Erigor con el ceño fruncido, pero no muy impresionado. El no esperaba que la jaula de viento los tuviera cautivos por siempre, pero el esperaba tener un poco más de tiempo, pero al parecer no había sido posible.
Kurama se burló con una gran sonrisa. - Me impresiona que hayas creído que tu pequeño truco lograría mantenernos fuera del juego por mucho tiempo, somos imparables. -
- No esperaba mantenerlos fuera de mis asuntos por tanto tiempo, pero creo que los subestimé en verdad. - Admitió el mago oscuro de viento con irritación.
- Basta de palabrería sin sentido. - Gruñó el Dragón del Orgullo interrumpiendo la charla entre Kuhimo y el Shinigami. El peli rosa le dirigió una mirada peligrosa al mago de Eisenwald. - Habla de una vez, basura. ¿En donde se encuentra la flauta? - Exigió el Salamander en un tono que se denotaba que estaba irritado.
- Oh, no te preocupes por eso. - Dijo Erigor con una sonrisa engreída. - Solo puedo decir que entre las sombras, todo puede llegar a su debido destino. - Dijo de manera enigmática.
Tanto Natsu como Kurama fruncieron el ceño ante las palabras del Shinigami, sin comprender completamente lo que el hombre quería decir en lo absoluto. El Dragón del Orgullo estaba a punto de exigirle respuestas mas concretas hasta que los tres magos notaron nuevas presencias acercándose hacia ellos.
Se percataron de que eran los magos de Fairy Tail quienes llegaron en su vehículo mágico, el pequeño grupo de magos estaban ahí escuchando la conversación que tenían los dos Pecados y el As de Eisenwald.
Natsu y Kurama ignoraron al grupo, y solamente se centraron en Erigor.
El susodicho sonrió con malicia. - Salamander, Kumiho, díganme ... ¿Que les parece si trabajan para mí? Son magos independientes, no están atados a los medios legales. - La sonrisa del Shinigami se amplió. - ¡Luego de nuestro gran golpe a la sociedad mágica, yo les daré todo lo que quieran! -
Todos los presentes se sorprendieron por las palabras del mago de viento, no esperando que el As de Eisenwald estuviera dispuesto a reclutar a los dos Pecados Capitales para lograr sus objetivos.
- Vaya ... La oferta es tentadora ... Muy pero muy tentadora ... - Decía la Zorro de la Codicia, siendo atrapada por los deseos de su propio Pecado, la avaricia.
Natsu no expreso ninguna palabra, pero parecía pensativo, como si de verdad estuviera meditando el aceptar las ofertas del mago oscuro.
Los magos de Fairy Tail, quienes habían estado al margen de la conversación desde que llegaron se pusieron tensos, preocupados de que no solo tuvieran que enfrentar al Shinigami de Eisenwald, sino que también a Natsu Dragneel, el Dragón del Orgullo y a Kurama, la Zorro de la Codicia, miembros muy poderosos de los Siete Pecados Capitales a la vez.
Elesis miro preocupada a su maestro, incrédula de que pudiera aceptar una oferta así. Y aunque ella quería enfrentar a su maestro alguna vez, ella quería que fuese en circunstancias amistosas y no como verdaderos enemigos.
Sin embargo ...
- Pero ... - Habló Kurama de repente, atrayendo la atención de todos con la excepción de Natsu, cuyos ojos estaban oscurecidos por su cabello. Todos esperaron expectantes el veredicto final de Kumiho. - Por muy tentadora que pueda ser tu oferta, tengo una política de no involucrarme con ningún mago oscuro o de luz ... En especial con personas que me pueden hacer perder mucho. -
- Admítelo. - Dijo Natsu entrometiendose en la conversación, el tenia una sonrisa de suficiencia. - Le tienes tanto miedo a Artoria que si se entera de que haces cosas malas por dinero, ella te destruirá hasta que no quede nada que recordar de ti. -
La Zorro pelirroja se rio entre dientes. - ¿Se notó? -
- Demasiado. - Le respondió el Dragón del Orgullo con una sonrisa, antes ee centrarse en Erigor. El peli rosa dio unos pasos al frente. - Además, yo tengo la política de no trabajar con personas molestas ... Y tú, Shinigami, eres increíblemente molesto. -
En un movimiento rápido pero elegante, Kurama saltó de su asiento en la espalda de Natsu para aterrizar unos metros atrás, eso le permitió al Salamander estallar envuelto en furiosas llamas infernales. Mientras que su siempre confiable lanza se hizo presente en su mano derecha, mientras se quitaba la caja de madera, que aparentemente era completamente invulnerable al fuego, de su espalda y la dejaba suavemente en el suelo.
- Y ahora mismo, lo único que quiero es ... ¡Esa molesta flauta! - Exclamó Natsu liberando su inmenso poder mágico, el cual hizo que toda la zona se sintiera más caliente como un volcán activo.
Erigor y los magos de Fairy Tail se sintieron tensos ante la demostración de poder puro que Salamander exhibía sin cuidado alguno. La única persona que no se veía afectada por el poder opresivo del peli rosa no fue nadie más que Kumiho, quien estaba cruzada de brazos sonriendo divertida por la situación.
Sin que nadie se diera cuenta, la caja de madera de Natsu tembló levemente. Sin embargo, como se dijo antes, eso pasó inadvertido frente a todos.
- Bien, tu lo quisiste. - Dijo Erigor poniéndose serio, pero eso no oculto la gota de sudor que caía por un lado de su rostro que demostraba su nerviosismo por enfrentar a dos de los Siete Pecados Capitales. Sin embargo, se permitió estar algo alivio y con confianza, después de todo, todo estaba yendo según lo planeado. - Incluso sin su ayuda, ahora mismo el Lullaby está a punto de cumplir su función en poco tiempo. - Dijo antes de envolverse en una capa de viento como si fuese una armadura.
Mientras los magos independientes de Los Siete Pecados Capitales se preparaban para enfrentar al As de Eisenwald, los magos de Fairy Tail tenían sus propios planes.
- Chicos, por mucho que me moleste decirlo ... Debemos dejar de lado a Erigor y los Pecados del Orgullo y Codicia. - Dijo Erza haciendo una mueca, pero había resolución en su mirada. - Nuestra prioridad más importante es cuidar del Maestro y poner en custodia el Lullaby. Ya después de eso podremos tomar cartas en el asunto con respecto a esos tres. - Explayó Titania el siguiente curso de acción.
- Tienes razón ... Vámonos. - Dijo Gray en respuesta. Cabe destacar que faltaba su camisa.
- Eso es algo en que podemos estar de acuerdo, Erza. - Dijo Elesis con una sonrisa. Aunque en el fondo se sentía aliviada de no enfrentar a su maestro por ahora.
- ¡Démonos prisa! - Apoyó Lucy la decisión de la Maga Clase S del gremio, pero en el fondo está eufórica por alejarse de los dos Pecados Capitales que se encontraban tan cerca.
Con todos el grupo de acuerdo con el plan, los magos de Fairy Tail se posicionaron dentro del vehículo mágico el cual Erza arrancó para ir en rumbo hacia la ciudad de Clover, lugar donde el Maestro Makarov y otros más maestros de gremio tenían sus reuniones regulares.
Los miembros de Fairy Tail pasaron por un lado de Natsu y Kurama, quienes no les dio ninguna importancia, sin embargo, cuando pasaron por debajo de Erigor, este último preparó un ataque en su dirección.
- ¡No dejaré que se interpongan en mi camino! - Exclamó el mago de viento antes de activar su magia, creando un sello mágico frente a una de sus mano que apuntaba hacia el vehículo mágico de Fairy Tail. - ¡Storm Bringer! -
Del sello mágico salió un poderoso tornado el cual golpeó el vehículo con fuerza, lo hizo elevarse en el aire para luego hacerlo caer del puente hacia el abismo de abajo.
- ¡Maldición! - Dijo Natsu viendo lo que había ocurrido, pero se lamentó más que nada por su aprendiz que se encontraba en el vehículo.
- ¡Mierda! - Maldijo Gray junto a Lucy y Elesis que se encontraban con el en la cabina.
- ¡Estamos cayendo! - Exclamó Elesis alarmada, pensando que podría hacer, aunque ella podría usar su magia para volar, ella no creía que tuviera el poder para elevarse con sus llamas y al mismo tiempo llevar el vehículo consigo, además, sus llamas estaban hechas para quemar y destruir, aún no le daba las mismas propiedades que las llamas moradas de su compañero de gremio, Macao.
Lucy entró en pánico, tratando de pensar que llave pudiera ayudar en la situación pero ninguna cumplía los requisitos para salvarlos.
- '¡Maldición ... Tengo que hacer algo! ¡Y pronto!' - Pensó Erza, la cual era la única que se encontraba fuera de la cabina ya que era la que se encontraba conduciendo, sin embargo, ya era muy tarde.
Todos los magos de Fairy Tail cerraron sus ojos preparándose para su destino final, no obstante, grande fue su sorpresa cuando el vehículo había detenido su caída repentinamente.
- ¿Pero ... Que? - Dijo Titania sin comprender lo que pasaba antes de abrir los ojos al enfocar su vista en algo que no esperaba para nada ver.
Lo que impedía que los magos de Fairy Tail cayeran al abismo de la muerte debido a la gravedad no era nada ni nada menos que dos gigantescas colas de color dorado brillante como el sol, las cuales sostenían al vehículo con cuidado. Luego de unos momentos, las colas elevaron al vehículo lenta pero seguramente hasta alejar al grupo de magos de luz fuera del peligro.
Pero cuando llegaron seguros al puente, Erza y los demás jadearon por la sorpresa por la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
Quienes los había salvado no era nadie más que Kurama, la Kumiho de los Siete Pecados Capitales, la Zorro de la Codicia, quien de su espalda baja, las colas rojizas se habían extendido y transformado en esas gigantescas colas doradas que los había salvado y puesto a salvo.
Todo eso bajo el asalto de Erigor, quien lanzaba varias cuchillas de viento cortante hacia la mujer Zorro, pero sus acciones fueron completamente infructuosas bajo la guardia del Dragón del Orgullo, que cual un inmenso dragón, no se permitió ser intimidado ante tales ataques tan débiles y se volvió un muro impenetrable de llamas la cual disipaba todos los ataques de viento con el intenso calor del fuego, y con ello protegía a su compañera.
Luego de haber puesto a los magos de Fairy Tail seguros, Kurama miró sobre su hombro a su compañero con una sonrisa burlona.
- Bueno, ya hice lo que me pediste, espero una buena compensación más tarde, después de todo, tu y yo sabemos que no haga nada gratis. - Le recordó la Zorro de la Codicia, avariciosa hasta la médula.
Natsu gruñó con irritación. - Sabes que te devolveré el favor, mi orgullo quedaría manchado si le debo algo a alguien. - Decía mientras aún detenía el pobre asalto de Erigor que aún no lograba perforar sus defensas de fuego.
- Confío de que sea así. - La Kumiho volteó su mirada hacia el grupo de Fairy Tail que aún la miraban consternados por su ayuda. La Zorro pelirroja sonrió de manera ominosa al recibir tal atención. - Siéntanse alegres, magos de Fairy Tail. Porque está diosa se ha molestado en impedir su muerte. Ahora, será mejor de que se vayan, antes de que cambie de opinión y los vuelva a tirar al abismo. - Amenazó la mujer mientras su sonrisa se volvía cada vez más peligrosa y amplia, como si fuese un tiburón.
Erza, aún sorprendida por el acto de "buena" voluntad de los Pecados Capitales, decidió seguir el consejo de la Zorro de la Codicia y seguir su camino en dirección a Clover, sitio donde se encontraba su maestro ahora mismo. Así que si más preámbulos, aceleró dejando al Shinigami, Salamander y a Kumiho detrás.
- Yo ... No puedo creer que los Pecados Capitales nos acaban de salvar la vida ... - Dijo Gray incrédulo, cuando ya estaban a una distancia segura de los magos criminales.
- ¡Hmph! Shishou nunca me dejaría morir. - Se mofó Elesis con alegría, creyendo totalmente en que había sido salvada por su relación con el Dragón del Orgullo.
- Eso es un alivio ... Supongo. - Dijo Lucy aún tensa por casi morir unos instantes atrás.
- Sea la razón, no importa ahora. - Irrumpió Erza en la conversación de sus compañeros. - Ahora mismo nuestra prioridad es el Lullaby antes de que pongan en peligro al Maestro. -
- ¡SI! - Exclamaron los magos de Fairy Tail.
Sin embargo, Elesis no pudo evitar voltear su mirada en donde se encontraba su maestro enfrentando al Shinigami de Eisenwald.
- 'Shishou ... Por favor, ten cuidado ... ' - Pensó la joven pelirroja con algo de preocupación, aunque ella sabía que estaba de más porque su maestro era muy fuerte, ella no podía evitarlo.
Después de todo, Crimson Avenger siempre se preocupará por Salamander hasta el final.
...
De vuelta al puente donde se encontraban Erigor, Natsu y Kurama combatiendo, o mejor dicho, como el As de Eisenwald intentaba sin resultado alguno traspasar el muro de llamas del Salamander, mientras que este lucía totalmente aburrido, gesto que era imitado por Kumiho, quien detrás de su compañero bostezó de aburrimiento.
Ese había sido el punto de quiebre del gran aclamado y temido Shinigami de Eisenwald.
- ¡¿Por qué diablos salvaste a esas míseras moscas, Salamander?! - Gritó Erigor con frustración pura detrás de su armadura de viento.
Natsu miró detenidamente a su oponente, meditando de si valía la pena explicarle sus razones. A la final se encogió de hombros, estaba aburrido y definitivamente el As de Eisenwald demostró no estar a las expectativas que el peli rosa le había puesto antes de venir a por el Lullaby.
- Eres muy corto de mente, Erigor. - Se burló Salamander. - Soy el Orgullo, el que está por encima de todo y todos. Bajo los cielos no hay nadie que sea mi igual, ¿Pero como puedo estar orgulloso de algo si pierdo lo que me hace sentir orgulloso? -
El Shinigami de Eisenwald miró con confusión al peli rosa, sin entender exactamente de qué estaba hablando el Dragón del Orgullo.
El susodicho pecado suspiró, el nunca esperó que alguien como Erigor, que era más del tipo avaricioso como Kurama entendiera su punto de vista. Después de todo ...
Natsu estaba orgulloso de su poder porque el decidía quien viviría y quien moriría, así de poderoso era y ese era su orgullo.
Orgulloso del poder que le permitía no perder nada.
Ese fue su Pecado.
Esa era su Soberbia.
- Tch. Me aburres, termines con esto de una vez por todas. - Dijo Natsu haciendo que el muro de fuego se expandiera como una onda de calor sofocante que interrumpió el asalto de Erigor, el cual lo hizo retroceder varios pasos debido al semejante poder detrás.
El Shinigami se puso tenso, mientras empezaba a sudar debido a que sabía muy bien que ahora el Salamander se había puesto serio.
Pero aún así, no podía rendirse tan fácilmente, tenia que conseguir aunque sea un poco más de tiempo para que su gran plan estuviera terminado.
Con esa resolución detrás, el mago más poderoso de Eisenwald preparó su hechizo más poderoso.
- ¡Muere de una vez, Salamander! -
- ¡Emera Baram! -
Envolviendose en un tornado gigantesco, Erigor cruzó sus dedos índice y medio de cada mano formando una "X" frente de el, haciendo que un gran círculo mágico se hiciera presente, y de ahí un gran tifón salió disparado en dirección donde se encontraban Natsu y Kurama, quienes se encontraban imperturbables ante el ataque más poderoso del Shinigami.
- Acábalo de una vez. - Le dijo la Zorro de la Codicia con una sonrisa malévola.
- ¡Hmph! - Resopló el peli rosa antes de dar unos pasos al frente. - No me gusta que me digan lo que ya voy hacer. -
Al decir eso, se puso en posición para lanzar un puñetazo, su puño derecho se llenó de llamas tanto rojas como rosadas.
- ¿Te digo algo singular, Erigor? - Dijo Salamander por lo bajo, pero de alguna forma su voz resonó en todo el lugar. Sus ojos negros brillaron de color rojo como la sangre derramada de sus enemigos. - Mis llamas ya no queman ... ¡Solo destruyen! -
- ¡Puño de Destrucción del Dragón Incandescente! -
Luego, un torrente de llamas rojas sangre salieron disparadas del puño del peli rosa hacia el ataque entrante de Erigor, que al entrar en contacto con las furiosas llamas del Dragón del Orgullo fueron completamente devoradas por el infierno ardiente aumentando aún más su poder y creando una especie de torbellino de fuego que se tragó al Shinigami de Eisenwald sin poder hacer nada en lo absoluto.
En unos segundos después, todo terminó.
El tornado de fuego desapareció sin dejar rastro excepto una gran grado de destrucción, una parte del puente y el acantilado había sido dañado. Pero lo más destacable era el galardonado As de Eisenwald, que se encontraba suspendido en el aire sujetado por una roja en el risco evitando que cayera al abismo, mientras su cuerpo se encontraba brutalmente quemado.
Uno podría pensar que estuviera muerto, sin embargo, el leve movimiento de su pecho indicaba que aún respiraba pero apenas.
- Ah, te al vuelto blando. - Dijo Kurama con una sonrisa.
Natsu resopló, antes de ir a buscar la caja de madera y ponérsela en su espalda.
- Simplemente, no creí que valiera la pena. Además, vivir sin su magia de viento será suficiente castigo. Después de todo, ¿De qué sirve estar vivo para un mago si no puede usar magia? - Dijo el peli rosa en respuesta, empezando a caminar en dirección a Clover.
La Kumiho lo siguió de cerca.
- Realmente, esa magia de fuego tuya es aterradora, siendo capaz de quemar hasta el núcleo mágico de un mago ... No me extraña que el Consejo Mágico te considere tan peligroso, pero ... - Kurama le dio una mirada curiosa. - ¿En serio alguien como Erigor lo ameritaba? ¿Te hizo enojar tanto el casi ver morir a tu aprendiz? -
Natsu se mantuvo en silencio un rato, la Zorro de la Codicia no esperaba una respuesta pero para su sorpresa, el Salamander respondió.
- Quizás no lo entiendas, ¿Pero como puedo estar orgulloso si me quitan algo que es mío y que vi crecer lenta pero seguramente? Ella es mi más grande orgullo de todo ese camino de errores que he cometido en mi pasado, algo que de verdad resultó realmente bien de mis acciones ... - Natsu suspiró con cierta melancolía. - No soy alguien que se arrepiente de sus decisiones tomadas, pero si alguien que se castiga mucho por las consecuencias. Pero puedo decir con verdadero orgullo que Elesis ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. -
Luego de decir esas palabras ambos compañeros Pecados Capitales se quedaron en un silencio abrumador pero extrañamente no era incómodo. Natsu decidió simplemente centrarse en la misión que tenían para poder regresar a casa hasta que repentinamente sintió que algo, o más bien alguien abrazaba su brazo derecho.
- Ella no ha sido lo único que has hecho bien. - Dijo Kurama con suavidad, algo extraño en ella, pero sonaba sincero lo cual hizo que el peli rosa le prestará atención. - Te lo aseguró, has hecho muchas cosas buenas y confío plenamente en que seguirás haciéndolo. Mientras que nunca te arrepientas, entonces todo estará bien. -
Salamander se quedó mirando a su compañera por unos segundos sin saber que decir, antes de decidir ser sincero como ella lo había hecho con el.
Una leve sonrisa se formó en las facciones del peli rosa. - Gracias, Kurama. En verdad. -
La Zorro pelirroja le respondió esa sonrisa con una propia. - ¡Ahora recuerda que me debes una por salvar a tu pequeña! ¡Te quiero esta noche! -
Y todo el respeto que le tenia el Dragón del Orgullo al Zorro de la Codicia se perdió en ese instante.
Un ceño fruncido se hizo presente en el rostro de Natsu. - En verdad mujer, eres de lo peor. -
- Hehe, no me dirás lo mismo en la cama. - Le respondió la Kumiho con alegría mientras seguía abrazando el brazo del peli rosa.
El susodicho simplemente gruño irritado antes de suspirar de manera cansina, el sabia muy bien que ya no podía salirse de esta, después de todo, el había hecho algo semejante a un contrato con el diablo.
Deberle un favor a Kurama, eso era de lo peor.
- Término con esto de una vez por todas. -
- Hehe, ¡Adelante! -
Y así, ambos Pecados Capitales se fueron en rumbo a Clover, el lugar donde se encontrarían con el Lullaby y varios magos de la luz. Sin embargo, ellos fueron sin temor, después de todo ...
Los Siete Pecados Capitales eran el gremio independiente más poderoso de todo el continente de Ishgar, y nada ni nadie podían cambiar eso en lo absoluto.
...
