Adora abrió los ojos y lo primero que miró fue la tela azul, iluminada por los rayos tenues de la luna. Se sentó en la cama con cuidado. Catra dormía acurrucada a sus pies. Desde que la conocia habia hecho eso, a pesar de tener una cama solo para ella. Se levantó con todo el cuidado posible y se cercioró de que su amada continuara durmiendo.

La luna se asomaba por los amplios arcos de su habitación. Sus rayos se reflejaban en la fuente. En Bright Moon siempre era posible ser bañado por la luz lunar por las noches, sin importar el lugar en que te encontraras, como si aquella locación fuera dedicada al movimiento lunar. El astro ya se encontraba descendiendo, a punto de tocar la punta de los árboles de Whispering Woods.

Adora aún no estaba acostumbrada a dormir hasta tarde, a pesar de que ya había transcurrido unos meses desde el fin de la guerra contra Horde Prime.

Caminó de puntitas hacia la puerta. La abrió y salió con cuidado. dejó la entrada entreabierta para no hacer más ruido. Comenzó a avanzar por los pasillos del castillo, volteado a sus espaldas para cerciorarse de que Catra no hubiese despertado. En el despiste de su andada no vio el obstáculo con el que chocó. Con sorpresa, cayó sentada en el piso frío.

—Adora, ¿qué estás haciendo? —Al levantar la vista, miró a Bow, con su atuendo de batalla puesta. La obvervaba, extrañado.

—Nada —respondió nerviosa—, tan solo me dirigía por agua.

—¿Tampoco puedes dormir? —Bow le extendió la mano.

—No —respondió mientras recibía la ayuda—, estoy nerviosa por el siguiente viaje.

—Me gustaria que Glimmer nos acompañara la próxima vez —dijo Bow, reflexivo.

Adora asintió. Le extendió la mano hasta la hombrera dorada, y le mostró una sonrisa.

—Haré todo lo posible por que se logre eso. —Al escucharla, Bow le respondió la sonrisa.

—Hablando del viaje, Adora ¿Continuaremos decidiendo los destinos a rumbo? ya hemos hecho dos viajes a planetas sin atmósfera y a uno hecho polvo cósmico. No creo que funcione bien el dirigirnos a donde caiga el dedo en el mapa.

—He estado pensando en eso —respondió mientras cruzaba los brazos—. Me gustaría saber si podria ser yo quien decida esta vez. Tengo algo en mente, pero primero debo de ir con Hordak para informarme mejor.

—Tu planeta.

Adora asintió. Bow se dio la vuelta e hizo un ademán para que lo siguiera. Recorrieron el interior del castillo hasta llegar al patio. A Adora le llegaron los recuerdos de la coronación de Glimmer, esa memoria le entristecía y evocaba nostalgia. El arquero se detuvo frente a una fuete y dijo:

—Primero debemos ir hasta Dryl. —Guardó silencio por un momento mientras se sostenía la barbilla, pensativo—. ¿Crees que Swift Wind acepte llevarnos?

—Primero debemos saber si se encuentra despi…

—¿¡Alguien dijo Switf Wind!? —gritó el corcel, mientras lanzaba su melena hacia un costado. De alguna forma había llegado hasta las espaldas de Adora sin que ella se diera cuenta.

El castillo de Crytpo se alzaba sobre el acantilado. El sol comenzaba a salir en la lejanía, manchando el cielo de naranja.

—Bien, chicos, volveré más tarde. ¡Mi eterna cruzada por la libertad de los corceles debe continuar! — exclamó mientras se alejaba volando.

El portón de la muralla se abrió, permitiéndoles el paso. Al entrar se percataron de las enormes manchas de Hordianos, pálidos y larguiruchos, llevando de un lado a otro piezas de metal. Después de la caída de Prime, sus clones quedaron varados en Etheria, donde encontraron un nuevo significado a sus vidas, no sin antes pasar por un largo proceso de desintoxicación de las mentiras de su hermano mayor. Uno que mostraba gran felicidad, al percatarse de los recién llegados, estiró el brazo al aire, moviéndolo de izquierda a derecha. Bow le respondió el saludo mientras le gritaba: "Hola, wrong Hordak".

Al acercarse al laberinto, Adora no pudo evitar preguntarle algo a su amigo:

—Bow, no intento atacarte ni nada de eso, pero ¿Siempre duermes con tu atuendo puesto? Las pijamas son cómodas. — Estiró la ropa de dormir que tenia puesta.

—Nunca se sabe cuando puede surgir el peligro, ni en los sueños se puede estar seguro… lo se, es solo que aun no me acostumbro a esto de la paz… —al ver un artefacto extraño, soltó un chillido y corrió hacia él—. ¡No puede ser, Adora, ven a ver esto!

—Tomate tu tiempo —objetó mientras miraba a Bow toquetear la torre extraña como si fuera un niño—, yo me reuniré con Hordak.

Mientras caminaba por el castillo se extravió una cantidad exagerada de veces, y perdió la compostura en muchas de esas ocasiones. Pero continuó buscando. Paso a paso su mente volaba sobre la ocasión en que había enseñado a sus amigos a leer el idioma de los primeros. Catra le había señalado que las palabras, aunque escritas de esa forma tan compleja, se pronunciaban igual al idioma común. «¿Será que nuestro idioma proviene de los primeros?», pensó.

Cuando menos se lo esperó ya se encontraba en el taller. Emily estaba al lado de una Entrapta atrapada en el ensamblaje de un artefacto muy elaborado. Hordak se encontraba al fondo, frente a un computador.

—Entrapta, Hordak, ¿Cómo se encuentran?

Hordak se giró e hizo ademán de saludar. Entrapta, por su parte, estaba manipulado un soplete ruidoso y pareció que no había escuchado a la chica.

El hordiano caminó hacia Adora. A la rubia le pareció gracioso el hecho de que su ex jefe poseía un overol lila que lo hacía ver Adorable, a pesar de todas las maldades que hizo en el pasado. Adora realizó un gesto involuntario, había saludado como en la era de la horda.

—¿Qué te trae aquí, Adora? —preguntó mientras se limpiaba las manchas de aceite del rostro con una franela.

—Señor… Hordak —respondió mientras jugaba con su ropa—, vengo a preguntarle sobre algo… sobre mi origen.

—oh, Eternia —levantó la mirada mientras esbozaba una sonrisa—, tanto tiempo que casi lo olvido. Debiste haberlo visto en su tiempo, con sus ciénagas y desiertos… daría lo que fuera por volver a ver los paisajes una vez más.

—eh, si… ciénagas. ¿Puedes decirme en qué lugar se encuentra el planeta?

—Fácil, en el centro del universo. —Adora dio un salto a escuchar a Entrapta. Se había colado a sus espaldas de alguna forma.

—¿Podrían dejar de hacer eso? —se quejó.

—Entrapta está en lo correcto. —Se colocó las manos en la cintura, no dejaba de sonreír—. Si lo quieres encontrar debes ir ahí. Pero lo más probable es que no encuentres más que un planeta mutilado. Horde Prime no perdonaba.

Adora se exaltó al escucharlo, le parecía difícil imaginar en algo como eso. Si había tenido familia, entonces ya no existía. No debía pensar en cosas como esas; pero tampoco tenía que descartar una desilusión.

—Hordak, ¿podrías acompañarnos en el siguiente viaje —miró como el rostro pálido se le iluminaba.

—espera, ¿siguiente viaje? —interrumpió Entrapta. Adora sintió una mezcla de horror y culpa, no la habían llevado a las exploraciones pasadas.

—No te quisimos molestar… no hemos encontrado nada interesante… ¡te aburrirías!

—Oh, no te preocupes. Te perdono por tu traicion. —Golpeó con delicadeza la cabeza de Adora con la punta de su coleta—. Además, he estado trabajando en un proyecto para la exposición de la comunidad de creadores. Hordak, ve con ellos—. Tan rápido como terminó de hablar, entre risas estruendosas, se escabulló de nuevo a continuar soldando.

—pero tengo mucho que hacer aquí. A las tres doy pláticas a mis hermanos sobre la identidad propia. Estoy ayudando a Entrapta con su proyecto, aunque ella hace casi todo. Los fines de semana apoyo a los forestadores. Todavía me faltan algunas sesiones para el control de la ira. —Miró como a Adora se le cambiaba el semblante con cada palabra. Se detuvo un momento, y continuó—. Pero será interesante ver como ha cambiado el planeta. Antes que nada tendrás que abogar con Micah para tener el permiso. —Intentó colocar la mano en el hombro de la chica, pero está saltó mientras daba un grito de victoria. Salió corriendo hacia la salida mientras se despedía:

—¡Volveremos en dos dias, preparate bien!

Hordak quedó algo desconcertado pero aun asi sonrió.