Todos los derechos son propiedad de Richelle Mead excepto la trama de esta historia
Sipnopsis
AU ¿Dimitri será capaz de elegir el amor por sobre el deber?
Yo soy aquel que cada noche te persigue.
Yo soy aquel que por quererte ya no vive.
El que te espera, el que te sueña,
El que quisiera ser dueño de tu amor
Yo soy aquel David
Contigo Siempre
Yo soy Dimitri Belikov, hace tres años conocí a la mujer más extraordinaria del mundo, cuando acepté un trabajo como su guardaespaldas, su nombre es Rose Mazur y es la mujer que cambio mi vida para siempre. Cuando la conocí, ella tenía apenas diecisiete años y yo no estaba tan convencido de que estaría a gusto realizando la labor de cuidar de una adolescente, la hija de un magnate, uno conocido por sus métodos poco ortodoxos para librarse de la competencia, Rose además tenía fama de ser caprichosa y temperamental y no me lo hizo nada fácil los primeros meses, incluso pensé en rendirme, no quería estar de niñero de una chiquilla que parecía perseguir el peligro, pero necesitaba el trabajo, especialmente después de enterarme que mi hermana Sonya estaba esperando un hijo y que el padre de la criatura no tenía intenciones de hacerse cargo.
Trabajar para Abe Mazur y su rebelde hija fue bastante difícil, especialmente el primer año, mi trabajo era seguir a su hija en cada una de sus aventuras y asegurarme que volviera a casa sana y salva, cada escapada de la muchacha traía alguna especie de desafío implícito, salía a fiestas de manera reiterada, en algunas de ellas terminaba borracha, metida en alguna pelea y en un par de ocasiones casi en la cama con algún tipejo, no es que dentro de mis labores estuviera cuidar de su virtud, sin embargo me hervía la sangre cada vez que veía a esos hombres acechando a Rose, mirándola con ganas, casi podía escuchar sus pensamientos lujuriosos, lo cierto es que en poco tiempo, verla bailar, besarse y acariciarse con cualquier hombre comenzó a molestarme mucho más de lo que debería, al principio me decía a mí mismo que era porque me tomaba demasiado en serio mi papel de protector, otras veces me decía que era porque la veía como una hermana menor.
Me di cuenta que me mentía a mí mismo, cuando luego de separarla de su última conquista y arrastrarla al interior del auto, tuve que volver al bar para darle al desgraciado Jesse Zeklos una pequeña lección, esa noche me di cuenta que no podía sacar a Rose de mi cabeza, me la pase pensando en ella, en su sonrisa, su hermoso cabello, sus intensos ojos oscuros y sus sensuales curvas, fue cuando comencé a soñarla y me di cuenta entonces que me sentía más atraído hacia ella de lo que deseaba admitir. Por supuesto eso sería mucho más problemático de manejar, que controlar las tantas dificultades que ya me hacía pasar a diario.
Después de lo de Jesse Zeklos algo en nuestra relación cambio, no solo decidí aceptar mi creciente atracción hacía mi protegida, también aprendí algo más sobre ella que solo me hizo admirarla aún más. Al día siguiente del incidente ella llegó a la pequeña oficina que tenia en la mansión Mazur a reclamarme por haberle arruinado su noche y no contento con eso le había partido la cara al desagraciado de Zeklos, algo de lo que no me arrepentía en absoluto, el tipo no era digno ni para posar sus sucios ojos en ella.
—¿Acaso estás loco Dimitri? ¿en qué estabas pensando cuando golpeaste a Jesse de esa manera? Tú no tienes idea de lo que es capaz esa familia y ahora ni siquiera podré volver a estar cerca de él —Al principio estaba confundido, es decir estaba acostumbrado a que Rose me regañara cuando me metía mucho en sus juegos de seducción, pero nunca su discurso había sido de protección hacia la conquista de turno, era más bien "ya no soy una niña camarada, puedo cuidarme sola, no necesito que cuides mi reputación o lo que sea que estés tratando de proteger" lo cierto fue que me sentí herido al pensar que tal vez el tal Zeklos era alguien que ella pudiera querer de verdad.
—Claro que sé sobre su familia— dije tratando de parecer profesional pero fallando miserablemente, mirándola fijamente a los ojos continué— y se también lo que ese imbécil quería hacerte, no podía permitirlo, tú eres…Roza tu eres muy importante pa …para… mm… para mi jefe, tu padre, él no me perdonaría si te pasa algo —no supe que me sucedió en ese momento, estuve a punto de revelar mis sentimientos solo mirando en sus bellos ojos, sentí ganas de admitirlo todo pero me contuve, Rose sostuvo mi mirada por un tiempo, visiblemente intrigada por mi absurdo comportamiento, pero no dijo nada, caminó hacia la ventana de la oficina, murmuro algo que no pude entender y al darse vuelta me dirigió una mirada conocedora como si supiera algo secreto, que yo quería esconder, sin mencionar nada se acercó a mi escritorio y exclamó irritada
—¡Uhhhg Dimitri, acaso crees que mi padre no sabe en lo que me meto, camarada él sabe a lo que me arriesgo cuando me pide que resuelva alguno de sus sucios asuntos! —luego dejándose caer en el sofá, suspiró y me confesó con un dejo de arrepentimiento— Aunque yo fui la que quería esto en primer lugar, camarada —dijo con seriedad —yo no soy tan idiota o indefensa como tú crees, pensé que después de más de un año de trabajar con nosotros ya te habrías dado cuenta, yo me relaciono con hombres y mujeres, hijos e hijas, hermanos, parientes o amigos cercanos de algunas familias que tienen, tuvieron o tendrán negocios con mi padre, muchos y muchas sueltan la lengua cuando están de fiesta, ebrios o excitados, yo camarada soy algo así como una espía para mi padre y sus malditos negocios.
—No puedo creer que tu padre te arriesgue de esa manera —dije un tanto perplejo por su confesión, aunque conociendo a Mazur era algo esperable que sacrificara a su propia hija en beneficio de su negocio.
—Pues, aunque no lo creas, él no estaba de acuerdo al principio, de hecho, después de la muerte de mamá, mi padre, el gran Ibrahim Mazur estaba dispuesto a tirar la toalla, a renunciar a todo, pero yo no lo podía permitir, había mucho en juego…demasiado dijo pensativa —y tú sabes cómo puedo ser de convincente cuando realmente quiero algo —por supuesto yo lo sabía perfectamente, ella era más que irresistible.
-Pero, ¿por qué lo haces? Tu padre tiene suficiente dinero y poder para contratar uno o varios espías profesionales, además pensé que tu deseabas dejar este mundo atrás, cuando termines la Universidad, el mismo ha dicho que espera que lo hagas.
—Claro, ese es mi deseo, pero aún queda bastante para eso —dijo riendo —ni siquiera he recibido una aceptación aun, pero volviendo a tu pregunta inicial, me imagino que te habrás dado cuenta que él no confía en cualquiera, tampoco yo lo hago, tú eres una de las pocas excepciones, mi madre era la que hacía este trabajo para él antes de morir y después de su muerte, cuando él tuvo las fuerzas para retomar el negocio, varias personas fueron probadas y terminaron heridas, encerradas o despedidas, incluso Pavel trató de hacer el trabajo, sin éxito, para entonces yo ya me había dado cuenta lo que podía conseguir con mi poder de persuasión y ya había obtenido bastante información sin siquiera proponérmelo, le plantee a mi padre mi idea, él no quiso escuchar al principio, hasta que pude demostrarle que la información que tenía para ofrecer era valiosa, un par de meses después de eso tú fuiste contratado— Recordaba esos días como si hubieran sido ayer, en un principio yo creía que su conducta impertinente y arriesgada era una respuesta a la reciente pérdida de su madre y el poco interés que su padre parecía prestarle, siempre dándole en el gusto a sus caprichos para que lo dejara de molestar, o al menos esa era la visión que yo tenía de la relación de ambos. Lo cierto es que todo lo que me contó Rose ese día me tomó un tanto por sorpresa, no porque no la considerara capaz, ella era fuerte, inteligente, persuasiva y tenaz, si no por la disposición de Mazur de exponerla, el trabajo era peligroso, era obvio que para muchas personas el magnate era un enemigo y muchas de las personas con las que se relacionaba estaban envueltos en negocios ilícitos de grueso calibre. Con el tiempo conocí sus reales razones, pero eso es una historia para otro día.
—¿Qué pasa camarada, no confías en que pueda cuidarme sola? —preguntó —Rose sacándome de mis reminiscencias, yo la miré fijamente, estaba sonriéndome con una de esas deliciosas sonrisas que me encantaban, más aún cuando me las regalaba a mí, siguiendo un impulso me levanté de mi silla y me senté junto a ella en el sofá, tomé una revista y acto seguido trate de atacarla, tomando sus brazos y empujándolos contra el sofá y subiéndome encuclillas apretando sus piernas para inmovilizarla, reaccionó relativamente rápido y alcanzó a golpear mi muslo antes de que la aprisionara, pero su ángulo no era bueno y el daño fue mínimo, ella pronto dejo de luchar, la quede mirando fijamente desafiándola, su expresión era incierta, tan cerca como estábamos podía sentir el calor que irradiaba de ella y oler su suave perfume, ella mordió su labio y entonces me di cuenta de lo peligrosa que era nuestra posición y aunque me moría por besarla, la solté y le pregunté mientras volvía a caminar hacía el escritorio
—¿Aún crees que puedas cuidarte sola, bajo cualquier circunstancia? Ella se enderezo en el sillón y dijo
—Sí, creo que puedo defenderme sola bajo casi cualquier circunstancia— Dijo Rose con convicción— tú sabes que he sido entrenada para eso por Pavel y antes fue mi madre quien me enseñó, es cierto que hay situaciones que podrían escapar de mi control, pero yo necesito que te mantengas lo más alejado posible de mí y de mis… "conquistas" —prosiguió haciendo comillas con sus dedos y mirándome a los ojos como retándome a contradecirla — hay mucho más en juego de lo que crees saber, debes confiar en mí, así como yo confió en ti —sus últimas palabras hicieron estremecer mi pecho, me hizo feliz la idea de tener su confianza, ella se levantó del sofá y caminó hacia la puerta diciendo—Camarada tal vez la solución sea que tú me entrenes, tal vez así podrías confiar más en mí, enseñándome tus trucos.
Y fue entonces cuando comenzó, el inicio de mi tormento, no solo me convertí en su guardián y maestro, también me fui enamorando cada día más de Rose Mazur y todo estuvo bastante bien por un tiempo, me convencí a mí mismo de que podía vivir amándola platónicamente y fui bastante fuerte hasta hace un par de meses, cuando solo unas horas después de anunciar su compromiso con su novio de la universidad, Adrián Ivashkov, ella y yo acabamos desnudos en la cama de un hotel.
Y estoy aquí aquí, para quererte
Estoy aquí aquí, para adorarte
Yo estoy aquí aquí, para decirte
Amor, amor, amor
No se cómo sucedió, es decir sé cómo paso, pero nunca debió haber pasado, mi misión era vigilar a Rose, seguirla donde fuera, protegerla, mirarla desde lejos, no enamorarme de ella o seducirla, jamás estuvo en mis planes actuar sobre mis sentimientos hacia ella, aunque debí haberlo notado, debí estar más atento al peligro que suponía pasar días enteros en su presencia, atento al interés que comencé a sentir de su parte, a sus miradas, sus sonrisas, la forma diferente en que me tocaba o se acercaba a mí en los entrenamientos, incluso debí haber notado su actitud gélida hacia mi ex novia Tasha, cuando vino a visitarme para mi cumpleaños número veintisiete. ¿Rose también sentía algo por mí? Nunca antes me atreví a preguntármelo, nunca pasó por mi mente, menos cuando su relación con Ivashkov parecía cada vez más seria, y no me mal entiendan no es que me esté quejando, no en realidad, lo que sucedió entre nosotros fue algo con lo que soñaba cada noche, mientras la seguía a cada fiesta, a cada cita, incluso cuando la acompañaba en alguno de sus encuentros con el que ahora era su prometido, siempre pensando en cómo sería besarla, acariciarla, poder decirle Te amo Roza
En la madrugada después de nuestra noche juntos, desperté sintiéndome completamente feliz con ella entre mis brazos, abrumadoramente feliz, hasta que vi el anillo de compromiso en su delicada mano, la que tenía apoyada sobre mi pecho desnudo, entonces cayó sobre mí la horrible realidad de lo que habíamos hecho, salí de la cama y tomé mis cosas con cuidado de no despertarla y arranque del hotel sin despedirme, como un cobarde. La angustia que me invadió al subir al auto y que me acompañó todo el viaje hasta mi departamento fue palpable, debía tomar la decisión más difícil de mi vida, debía alejarme de Roza, debía renunciar a ella, no importaba cuán feliz me había sentido hace unas horas, Rose no era para mí, ella no sentía lo mismo que yo, ella estaba enamorada de otro, se iba a casar con otro.
Apenas llegué a mi departamento encendí mi computadora para comenzar a escribir un Mail para Abe Mazur, en el escribiría que renunciaba a mi puesto, que volvería a Rusia, podía inventar algo sobre mi familia que me obligaba a volver sin tardanzas, cualquier excusa que me permitiera salir de sus vidas sin tener que volver a verlos, sin tener que volver a Roza. Pero algo me impedía escribir, algo me decía que no era la forma, aunque había otro algo que me decía que tampoco sería bueno volver a ver a Rose, que debía irme sin mirar atrás, pero sabía que no podría hacerlo, no podía irme sin despedirme, simplemente no podía, después de todo lo que habíamos pasado juntos, porque nuestra relación que comenzó como un vínculo laboral en algún momento fue algo mas parecido a una amistad, habían tantos momentos que nos conectaron, como cuando ella me hablaba de sus inseguridades, de sus actividades favoritas de niña con su madre, de sus primeros amores, momentos dolorosos como cuando lloró en mi hombro después del accidente de su amigo Mason, cuando me confesó las verdades detrás del negocio de su padre. Yo también me abrí con Roza de una forma inesperada, le hablé de la muerte de mi mejor amigo Iván, le conté cosas sobre mi familia que nunca compartí con nadie, como los maltratos que sufrimos por parte de mi padre y algunas historias de infancia con mis hermanas, también le confesé mis razones para dejar Rusia, compartí con ella mis momentos de alegría al saber de los nacimientos de mis dos sobrinas pequeñas y le dije con pesar lo mucho que me hubiera gustado estar en Baia y ser testigo de su llegada al mundo como lo fui de mi sobrino Paul.
A pesar de que finalmente decidí dar la cara, mi decisión de dejar mi puesto como guardaespaldas de Roza era definitiva y con ello en mente, partí a la mansión de los Mazur, puse la música de mi auto a todo volumen tratando de bloquear las imágenes de nuestra noche juntos, pero fue en vano incluso las canciones de Slayer me hacían recordarla, todo en el ámbito musical en realidad, ella solía molestarme por mis gustos en esa área, también me hacía bromas sobre mis gustos en literatura. Nada estaba resultando, toda mi cabeza y mi cuerpo estaban llenos de mi Roza, "mi Roza", así era como solía pensarla a diario mientras la admiraba de lejos, físicamente tan cerca, pero sin poder expresar mis sentimientos, me había conformado con quererla y desearla sólo en mi mundo privado, ese que siempre llevaba escondido, pensé en ella como mi Roza por mucho tiempo, probablemente dos años hasta el día que Adrián "el novio" se me acercó para pedirme que les diera espacio, que tenía planeada una noche especial y Rose no necesitaría a su gran gorila, fue entonces que comencé a darme cuenta que ella no era mía y jamás lo sería. La noche de la cena en casa de los ivashkov cuando anunciaron su compromiso supe con certeza que la había perdido, aunque realmente nunca la tuve.
Me sentía desgarrado y confundido, esa noche del anunció Rose no se veía feliz, ahora no sabía realmente si alguna vez la vi feliz con Ivashkov, lo parecía al principio, los primeros meses de la relación, pero esa noche después de la cena fue evidente que algo le sucedía. Al terminar la cena, Rose pidió irse a casa en lugar de quedarse en casa de su ahora prometido, señalando que debía hacer un viaje a la mañana siguiente y necesitaba preparar su equipaje, a pesar de la insistencia de Ivashkov Rose no quiso quedarse, pese a que sabía que el equipaje estaba listo y en la maleta del auto, no quise darle muchas vueltas a sus razones para mentirle a su novio, tal vez estaba molesta porque su padre no había asistido a la cena en honor al compromiso de su hija, aunque Rose estaba acostumbrada a las faltas de cortesía de Ibrahim Mazur. Cuando subimos al auto Rose estaba muy callada, lo que no era su costumbre, incluso no hizo ningún comentario sobre mi elección de música, por lo que pude escuchar dos canciones completas de Avantasia, hasta que no pude dejar de lado mi preocupación y le pregunté si pasaba algo
—Nada camarada— dijo casi automáticamente —Necesito un trago… sí eso…necesito, puedes detenerte aquí, iremos por un trago.
—Pero Rose no creo…— comencé, pero no me dejo terminar.
—De verdad necesito que te detengas— dijo con urgencia y aunque generalmente yo hubiese seguido firme en mi postura algo en su voz me detuvo, además para que negarlo, yo también necesitaba un trago.
Nos detuvimos en el bar de un hotel llamado The Andrews, cuando entramos y nos acercamos al bar Rose sin siquiera preguntarme pidió una botella de Vodka y dos vasos con hielo, yo estuve a punto de protestar, pero una sola mirada de Rose me hizo detenerme por lo que me senté a su lado en la barra y pedí la carta, si íbamos a beber vodka puro al menos debíamos comer algo.
En un momento de la noche Rose se levantó al baño del bar, no sé cuánto tiempo demoró, pero cuando volvió, una rubia de unos treinta años, estaba sentada en su puesto tratando de llamar mi atención con su pronunciado escote, por supuesto yo le había dicho a la mujer que el puesto estaba ocupado, pero ella no quiso escuchar, cuando Rose volvió se me acercó con una de sus sonrisas seductoras y me dijo
—Cariño ya tengo nuestra habitación— al tiempo que agitaba una llave de hotel, la mujer rubia se levantó de mi lado indignada y refunfuñando algo que no pude discernir.
—¡Vaya camarada! no te puedo dejar solo ni unos minutos, siempre andas por ahí conquistando mujeres.
—Eso no es cierto Rose.
—¡Oh claro que lo es! lo he visto muchas veces, siempre ellas te miran con ansias, pero tú pareces no darte cuenta— la miré pensando que la única mujer que quería que me mirara con ansias era ella, pero preferí cambiar el tema cuando note sus ojos tristes.
—¿Cómo es eso de que tienes una habitación?
—Bueno ¿Dónde piensas que vamos a dormir?
—No dormiremos aquí.
—Oh claro que sí, ninguno de nosotros esta en condiciones de conducir.
—Pues entonces debiste haber pedido dos habitaciones.
—Eso hice camarada, son dos habitaciones...conectadas— dijo con picardía, la miré acusadoramente y continuó —Era eso o una suite con una gran cama.
Poco tiempo después nos dirigíamos a la habitación del hotel, en la puerta Rose me entregó mi llave mirándome con intensidad, era como si quisiera decirme algo, finalmente habló casi susurrando deseándome buenas noches y se acercó para darme un beso en la mejilla y fue entonces cuando me atreví a besarla, ella correspondió de inmediato a mi avance y pronto estábamos acariciándonos con abandono, ni siquiera supe como llegamos hasta la cama de la habitación ni quien cerró la puerta, cuando la tenía completamente desnuda frente a mí, preguntó con coquetería si veía algo que me gustara, todo le respondí y sin dudar le demostré, con todo en mí, lo mucho que me encantaba todo de ella.
Llegué a la casa de los Mazur convencido de que había tomado la decisión correcta, a pesar de los hermosos recuerdos que tenía de esa noche. Cuando me bajé del auto mi mirada se dirigió de inmediato al balcón del dormitorio de Rose y la vi, estaba conversando con su amiga Lissa y parecía molesta, perfecto pensé si ella está molesta será más fácil para mi decirle adiós, "Está molesta porque eres un cobarde" dijo esa molesta voz en mi cabeza, la misma que me repetía constantemente "es un error"
Decidiendo ignorar la voz caminé directamente hasta la oficina de Ibrahim Mazur y le entregué mi carta de renuncia, él estaba en medio de una llamada por lo cual me recibió el documento y me hizo un ademán para que me sentara, tan pronto como colgó me increpó por dejar sola a su hija, diciendo que eso no era para nada parte de mi contrato, que estaba decepcionado porque no esperaba eso de un profesional como yo, que pensaba descontarme de mi paga, pero que presentar mi renuncia era exagerado por una primera falta, recuerdo solo haber balbuceado que lo sentía pero que mis razones para renunciar eran otras, razones personales que no me permitían continuar, por un momento pensé que percibí una pequeña sonrisa conocedora en el hombre, pero no dijo nada más, solo estrechó mi mano y comentó que sería una gran pérdida para el equipo Mazur si me iba.
Luego de esa breve entrevista me dirigí hacia la habitación que tenía en casa de los Mazur, la habitación era pequeña pero cómoda, era lo estándar para los guardianes en ejercicio, en ella tenía solo unas pocas pertenencias que comencé a guardar cuando alguien comenzó a golpear mi puerta, antes de abrir sabía que sería Rose
—Tenemos que hablar Dimitri.
—Lo único que tengo para decir es que lo siento— dije firmemente pero sin mirarla.
—¿Por qué lo sentirías, crees que te aprovechaste de mi o alguna estupidez de ese tipo?
—No…lo siento por huir, por que tuvieras que volver sola a casa— esta vez la miré a los ojos que estaban enrojecidos, seguro estaba arrepentida de lo sucedido.
—No te preocupes por eso, Lissa fue por mí al hotel— dijo con seriedad—Pero eso no es de lo que quiero hablar, quiero hablar de lo que sucedió anoche entre nosotros.
—No hay nada de qué Hablar— dije convencido de que así era.
—Claro que tenemos… además ¿Cómo es eso de que te vas? mi padre me dijo que presentaste tu renuncia.
—Me voy a Rusia.
—¿A eso te referías cuando te disculpaste por huir? vaya Dimitri me sorprendes— no respondí ante su tono sarcástico solo continué guardando mis pertenencias, pero ella insistió, su tono no era nada amigable, estaba herida lo sabía pero no entendía del todo porque si yo me iba seria mucho mas fácil para ella continuar con su vida, o tal ves estaba pensando en lo que seria mas fácil para mi —Entonces esto será todo Dimitri ¿y qué hay del amor?
—Esto no es sobre el amor, es sobre el honor
—¿Y desde cuando lo honorable es huir?
—Desde que me acosté con la mujer de otro hombre, que además es mi protegida
—Oh por dios Dimitri yo no soy propiedad de nadie, Adrián no es mi dueño, además crees que no puedo tomar mis propias decisiones, puede que haya estado confundida, pero ahora lo tengo todo claro, ahora se lo que realmente quiero
—Pues me alegra haber ayudado— dije con desdén, convencido ahora que a pesar de haber sido yo quien abandonó el cuarto de hotel, era a mi a quién habían usado
—Dimitri, ¿de verdad eres tan ciego? ¿Cómo es que no lo ves aún? ¿Cómo es que no lo sabes? ¿después de lo que sucedió entre nosotros? Yo te amo Camarada— por un momento pensé que estaba soñando, que lo que acababa de escuchar era mi propio deseo, mi añoranza jugándome algún truco, pero entonces ella se me acercó me quitó el bolso de las manos y con una mano en mi rostro me hizo mirarla a los ojos y repitió lo que llevaba tanto tiempo queriendo escuchar— Te amo Dimitri y quiero estar contigo siempre, sé que tal vez tú no te sientes como...—no pudo decir nada más porque la tome entre mis brazos y la besé dulcemente prometiéndome a mi mismo que nunca la dejaría ir.
Han pasado dos meses desde la primera noche que pasamos juntos y hoy esta mujer extraordinaria se mudará a vivir conmigo, me siento muy feliz de haberla conocido y de poder decirle con libertad te amo Roza.
Hola a todos los que leen esta historia, un songfic de una canción muy romántica que eligió nuestra querida Isy y a la que espero haberle hecho un bonito homenaje, cuéntenme qué les pareció y por favor no sean tan duras con Dimitri, él no puede contra su esencia.
Saludos y sigan disfrutando la lectura, nos leemos pronto
