Star Wars y sus personajes no son propiedad mía sino de Lucas Films y Disney, lo único de mi intelecto es la historia aquí presentada.


Gray sentía como la adrenalina corría por sus venas, en un tiempo hubiese llorado de la frustración, pero ahora que tenía 17 años canalizaba toda esa furia en los golpes precisos que muy apenas Wynnet soportaba.

Le gustaba pelear con Wynnet, era la única chica de su edad que podía resistir sus ataques, aunque tenía que usar la fuerza para hacerlo, y eso le enojaba más, él no controlaba la fuerza como ella lo hacía.

— ¡Me rindo! — Gritó la chica mientras levantaba las manos y dejaba caer su arma, respiraba con dificultad y su cuerpo temblaba, con Gray siempre se sobre exigía, pero en esa ocasión él se había puesto mucho más violento a como recordaba. — Por todos los cielos ¿Qué te pasa? Con la fuerza que utilizaste podías haber matado a alguien. Sé que estás enojado pero no es para que te pongas así.

— ¿Cómo quieras que me ponga? — Replicó él, ya con voz gruesa, Wynnet agradeció que estaba sonrojada por el esfuerzo para disimular su nuevo sonrojo, si muy apenas podía controlarse cuando lo veía con sus brazos marcados y su gran altura, su voz era el complemento perfecto para que cualquier chica quedara a sus pies — Todos irán a una misión y yo me quedará aquí porque Finn no me dejó ir.

La chica de cabello rebelde sonrió. Ignoró las armas y decidió acercarse a él para abrazarlo. No sabía si era por su historia o por su afinidad con la fuerza, pero siempre que lo veía sentía como una soledad y tristeza lo acompañaban día y noche.

— Vamos, no es una misión tan importante. Sólo vamos a ir a Mandalore por una guerra civil que está metiendo en problemas a varios. Ezra conoce a una familia de ahí y por eso nos involucraremos, pero ellos siempre se está peleando, no importa si te pierdes la intervención en esta ocasión, seguramente habrá más a lo largo de nuestra vida.

Gray rechistó los labios, seguía molesto.

— No importa, yo debería de ir, soy el mayor de todos ustedes y quien tiene mejores habilidades tanto de pelea como de navegación. Este debería ser mi momento para salir de este horroroso planeta.

K´shiy no era para nada un planeta horroroso, en los primeros años fue el planeta designado para ser la capital de la Republica Cosmos, sin embargo la gente descubrió que al elegir un planeta como capital enfrentaban el mismo problema que en tiempos pasados: había planetas unidos a la republica que estaban demasiado alejados y eran blanco de gánsteres de todo tipo.

Por lo que aprovechando la tecnología que dejó la Star Killer. La República Cosmos creó una Súper Nova que fuese capaz de viajar a todos los rincones de la galaxia para evitar problemas de aquel tipo, si alguien deseaba hacer algo ilegal, ya era mucho más difícil que lo hiciera en su territorio debido a que podían viajar a cualquier mundo en cuestión de horas.

Y entonces como la máxima autoridad seguía vagando por el espacio, el planeta K´shiy se quedó como un lugar para guerreros y familiares, con la condición de ofrecer su ayuda si se necesitaba alguna intervención. En pocas palabras era la base oficial de los vestigios de la Resistencia.

— Vamos, no te pongas así, te traeré algo bonito como recuerdo. — Intentó consolarle Wynnet, que a pesar de su rostro amable, tampoco entendía la decisión de Finn por no dejar ir a Gray a la misión. — Y también le diré a Kay que te compre uno, en negro, para mostrar nuestra rebeldía.

Gray sonrió y Wynnet tuvo que desviar la mirada.

— Además, creo que Finn tampoco estará aquí en K´shiy así que tendrás tiempo libre para practicar las cosas que Ezra te ha estado enseñado.

Esa sugerencia hizo que el humor del joven mejorase, Finn le había prohibido estrictamente involucrarse con los Jedi, pero Ezra, siendo más Rebelde que el resto de sus compañeros, a escondidas le daba lecciones para controlar la fuerza, eso comenzó cuando era un niño, y ahora que él era más independiente y Finn ya no lo vigilaba como antes, podía darse un tiempo para recibir entrenamiento como siempre debió de haber sido.

Era el momento para irse y a pesar de que Gray no iría a la misión decidió acompañar a sus compañeros hasta la pista de vuelo. Ezra lo miraba con deseos de llevárselo él mismo, pero Rose, que por azares del destino los iba a acompañar, lo detenía cada vez que quería dar un paso hacia él.

En el viaje irían Ezra y Rose como mediadores, y de jóvenes irían Wynnet, Kay y su hermano Kindel (los hijos de Kayde) junto con otras tres personas. El resto de jóvenes iría junto con Finn a una exploración para reunir a ciertos compañeros de lucha: Poe y Zorii se habían alejado de todos hace tiempo, al mismo tiempo que lo hizo Jannah y muchos otros, los niños habían crecido más unidos entre ellos que entre sus padres, y era por eso que prefirieron estar con sus amigos en vez de retirarse con sus progenitores.

Gray se estaba despidiendo de Kay, que era algo así como su novia, no estaba muy convencido de ello porque ella lo adoraba pero él a ella no mucho, o no lo sabía, cuando creció empezó a distinguir un sentimiento de vacío que le incomodaba, al inicio pensó que era por sus padres desconocidos, pero Ezra lo había tratado tan bien que se convirtió en su figura paterna y aun así el sentimiento de vacío perduraba. Incluso rodeado de amigos y una pareja, sabía que algo le faltaba, y le desesperaba no saber que era.

Cuando dejaron de abrazarse, se acercó Wynnet a hacer lo mismo, y así se despidió de todos hasta que el escuadrón completo subió a la nave asignada. Se despidió con un gesto de manos hasta que dejó de verlos en el cielo.

— Pobre Gray, él de verdad deseaba venir. — Se lamentó Ezra que era el piloto, mientras que en el asiento de copiloto venía Rose. Wynnet era la más cercana a ellos y por eso podía escuchar su conversación, decidió permanecer en silencio para escuchar que opinión tenían los adultos de él.

— Lo sé, pero Finn nos dejó muy en claro que no debíamos de traerlo a esta misión ni a ninguna otra sin su autorización.

— ¿Por qué lo odia? — La pregunta sincera de Ezra le dio un vuelco al estómago de Wynnet, nadie lo decía en voz alta, pero todos sabían que la relación entre Finn y Gray era complicada.

Rose suspiró.

— No lo sé, me imagino que porque odia tener que cuidar un hijo que no es suyo.

— Si se siente así ¿Porque no lo regresó a su planeta entonces? ¿Eso no lo resolvería todo?

— Lo cuida porque se lo prometió a Rey. Lo odia, pero es lo único que le recuerda al amor de su vida. Es irónico: cada vez que lo ve, la ve a ella, y luego recuerda también la última vez que la vio fue cuando se lo entregó siendo un bebé. Le encanta mortificarse, él se llama Gray, pero se pronuncia Grey, justo las últimas tres letras de su nombre son el nombre de ella.

Wynnet dejó que su mente corriera a toda prisa, esa información era nueva para ella y estaba segura que Gray también la desconocía. Rey, ese nombre lo escuchaba mucho de niña, aunque después empezó a hacerse menos regular. Ella fue una chica que luchó contra la Primera Orden, originaria de Jakku, el planeta donde sus padres "oficialmente" habían muerto y el planeta que vio crecer a su antiguo maestro Archex. Controlaba la fuerza y usaba sables de luz, ella fue quien asesinó al emperador y finalizó la guerra.

Ahora que escuchaba esas palabras, ya no la veía tanto como una heroína, sino como una chica normal que se acercaba a tener su edad, que al parecer tuvo una relación con Finn y que cometió varios errores, el tomar a Gray fue uno de ellos, y abandonarlos también.

— Rey — Repitió Ezra, como si probara el nombre en sus labios. — ¿Han sabido algo de su paradero?

Rose negó.

— Han pasado 17 años, nuestras tecnologías han mejorado pero aun así no sabemos nada de ella, no tiene familia conocida, vivía en la nada, sus amigos somos nosotros, no sabemos a dónde pudo haber ido.

— ¿Crees que se haya identificado con Gray? Ya sabes, ella no era nadie, tal vez al verlo en alguna situación desfavorecedora decidió tomarlo para evitar que se convirtiera en algo como ella. Puede que Finn lo deteste, pero los demás han sido amables con él, a excepción de Archex que no sé porque ya no quiere verlo, pero estoy seguro que él tiene muy buenos amigos, como la chica que nos está espiando.

Wynnet intentó huir al escuchar aquello, pero Ezra siendo ya un hombre de cuarenta y tantos años físicos fue mucho más rápido y la interceptó.

— ¿Debería suspenderte por esto?

— No — Respondió ella con una risita boba, su mejor arma — Le voy a traer un regalo a Gray de nuestro viaje, no puedes quitarle ese derecho, no confió en el gusto de Kay.

Ambos dirigieron su mirada a la chica rubia que estaba entretenida mirándose las uñas.

— Va, y descuida, yo también le llevaré algo.

Gray se sintió agradecido cuando observó como la nave de Ezra estaba aterrizando. Esos días en su ausencia la había pasado fatal, por supuesto que había entrenado, pero últimamente estaba notando miradas indiscretas hacia él por parte de Beaumont, no lo entendía, al inicio no parecía molesto de que él y su hija comenzaran una relación, pero ahora sus miradas eran de precaución, justo como las que Finn le dedicaba.

Ignoró esos pensamientos cuando vio bajar a Wynnet primero, ella se lanzó prácticamente a sus brazos mientras le susurraba en el oído que había conseguido el regalo perfecto, luego se alejó de forma rápida cuando Kay hizo valer su derecho como novia, y él la atendió mientras veía como ella llevaba una caja en sus brazos.

— No iba a dejar que la tonta de tu mejor amiga me ganara en elegir el mejor regalo. — Anunció de forma orgullosa — El mío es mejor, tómalo y no lo abras hasta que abras el de ella. — Y prácticamente lo golpeó en el abdomen con la caja para que aceptara el presente. No pudo decir mucho, en eso se acercó Ezra que le dijo que también llevaba un presente para él y se lo daría entrada la noche.

Los recién llegados fueron a descansar mientras prometían que contarían sus hazañas a la hora de la cena, por lo que decían les había ido muy bien, y eso fue suficiente para que Gray en lugar de ir a los comedores, se fuese a la habitación de Wynnet para revisar su segundo regalo.

— Sé que te va a encantar — Le dijo ella mientras le ofrecía una caja más pequeña que la que recibió en la mañana — Tal vez Kay y yo no nos llevamos muy bien, pero esta vez encontramos los regalos de conjunto perfectos, hasta yo me sorprendí.

Con la autorización para que abriese sus regalos, Gray decidió abrir el regalo que de su mejor amiga.

— No es cierto — Dijo mientras veía a su mejor amiga con una de sus mejores sonrisas — No es cierto.

— Sí, ¡Sí lo es! ¡Extiéndela! — Wynnet gritó mientras Gray sacaba una capa oscura de su caja. Era raro que entre las reglas de Finn estuviese el hecho que no pudiese usar capas ni ropa negra, pero ¡Qué importaba! Él no estaba ahí y ellos eran buenos para esconder las cosas, nadie se daría cuenta de su secreto.

— Es increíble, perfecta. — Gray se puso de pie para medírsela. Ignorando que Finn le había prohibido el uso de éstas, él tampoco estaba muy motivado por usarlas, ya que las que usaban sus compañeros siempre le quedaban cortas, pero esa, era adecuada para su gran estatura.

— Será más perfecta cuando veas el regalo de Kay. — Sin quitarse la prenda, Gray abrió la segunda caja y encontró un casco negro.

— Al parecer a muchos visitantes les gustan las armaduras Mandalorianas, sin embargo esas son exclusivas para los nativos, así que comenzaron a vender armaduras diferentes para lo que desean obtener un poco de su cultura.

Gray estaba emocionado, no sabía porque, pero ese atuendo se le hacía la cosa más cómoda de todas, imponía respeto, lo podía ver por el reflejo del espejo de la habitación, pero no le importaba, le gustaba esa imagen que daba.

— ¿Qué tal me veo? —Preguntó con la voz artificial del casco, que hizo que sonara mucho más grave de lo que ya la tenía, sin duda podría asustar a algún niño si se lo proponía.

— Mejor que un Mandaloriano — Respondió Wynnet.

— Y eso no es todo — Agregó una tercera voz, ambos jóvenes voltearon hacia la puerta donde Ezra asomaba la mitad de su cuerpo. — Te falta algo para ser un verdadero guerrero.

A pesar de que le dolía quitarse su casco, Gray lo tuvo que hacer cuando vio las piezas de metal que Ezra le ofrecía, sabía lo que eran, aquel cristal Kyber en medio de ellos se lo decía.

— ¿De verdad?

— Yo también tengo el mío — Dijo orgullosa Wynnet que sacaba también un cristal de su bolsillo.

— Nos lo regaló la familia Wren, se supone que los cristales te deben de hablar, el mío lo hizo, pero como no estabas elegí el que más me recordó a ti. Espero que te sirva.

— Lo hará. — Dijo con una sonrisa, tal vez no fuese totalmente afín al cristal, pero seguramente le ayudaría para entrenar lo poco que sabía.

— Esa es la actitud, empezamos mañana con el entrenamiento para armarlo.