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SIEMPRE:
toda la noche

O3

"So here I am, I'm trying.
So here I am, are you ready?"

En la despensa del hogar de los hermanos Jojo solo quedaba medio paquete de arroz blanco; ya para mañana estarían sin comida. Debían ir a comprar, Boomer se ofreció para ir al supermercado, en ese lugar encontraría los productos a menor precio que en el pequeño local donde solían comprar, ese que pertenecía a los traficantes que, a toda costa, buscaban reclutarles. Caminaba por las calles, con las manos en sus bolsillos y con una bolsa de tela colgando de su brazo. Una vez estuvo dentro del recinto, sintió el ambiente más cálido en comparación a cómo estaba afuera. Escuchaba el "bip" de los productos cuando eran pasados por la caja, alguna música de ambiente y, por supuesto, algunas voces. Trataba de identificar la entrada, pasando los sensores, pero un alto y corpulento guardia le impidió el paso y, con un severo tono de voz, le dijo:

—Muéstrame lo que llevas en tus bolsillos.

Boomer se descolocó. Parpadeó repetidas veces, agitó un poco su cabeza y se inclinó hacia el hombre.

—¿Cómo dices?

—Que me muestres lo que llevas en tus bolsillos. Venga, no hagas el procedimiento innecesariamente lento —insistió el guardia y le tomó el brazo.

—Hey, suéltame —exigió Boomer y zafó del agarre—. No llevo nada —aseguró.

—No te creo —sacó su radio y habló por ella—. Aquí en la entrada detuve a un sospechoso que se niega a mostrar el contenido de sus bolsillos. Necesito al jefe del local.

—Que no llevo nada —insistió el chico—. ¿Qué te pasa?

—Eres un criminal —le escupió el hombre.

—No soy un criminal.

—Pero tienes el historial de uno. Y el de un matón, también.

—De hace cinco años, ¿no te parece un poco anticuado?

—El historial no se borra, muéstrame tus bolsillos —dijo el guardia al momento en que un hombre calvo, más o menos de la altura de Boomer, llegaba a la escena.

—¿Qué sucede? —preguntó el calvo.

—No me quiere mostrar lo que lleva en los bolsillos. Me ha parecido alguien sospechoso, así que le he impedido el paso. Puede llevar un arma, conocemos cómo es él.

—Ya escuchaste al guardia —dijo el calvo y miró severo a Boomer—. Si quieres entrar, muestra tus bolsillos antes.

—Joder —murmuró Boomer y echó una ojeada a su alrededor.

La gente que pasaba junto a él parecía estar juzgándole. "Si no tiene nada, ¿por qué no simplemente lo muestra?". Pues, para Boomer, eso no era tan fácil. Sabía que no solo le harían mostrar lo que tiene dentro de los bolsillos. De pronto, la vergüenza se apoderó de él. Se sintió un miembro repugnante de la sociedad, ese con el que la gente se iba a comparar solo para asegurarse de que hay alguien en una peor situación. Mostró lo que había dentro de su bolsa, un simple monedero con los ahorros; sus bolsillos solo tenían su teléfono y medio paquete de goma de mascar. No se detuvieron. Boomer terminó con el torso descubierto.

—Vaya, pues tienes varios tatuajes —observó el encargado del local.

Boomer no respondió. El guardia y el encargado suspiraron, no habían encontrado nada malo como para negarle la entrada al chico. Él, sin embargo, tragó saliva y, con un tono bajo de voz, preguntó:

—¿Puedo pasar a comprar comida para la semana? ¿O prefieren que me vaya? Digo, después de montarme tremenda escena.

Se agachó para tomar y colocarse la camiseta en tanto esperaba la respuesta del hombre calvo.

—Puedes entrar, pero con la compañía de nosotros.

Se quedó quieto, la chaqueta a medio camino. Alzó la vista a ambos hombres. Desde abajo, la mirada de ambos definitivamente le hacía saber que había una diferencia considerable en el ámbito social. Agachó la vista, apretó los párpados. Sintió unas enormes ganas de llorar producto de la humillación de la que estaba siendo víctima. Al cabo de unos segundos, volvió a erguirse, no pasó desapercibido para ninguno de los hombres que él tenía los ojos llorosos.

—¿Saben qué? Olviden todo, me largo. Si hubiera querido robar, lo habría hecho de otra manera, con más parafernalia y, por si fuera poco, en un momento donde no estuviera tan concurrido. Miren a su alrededor—abrió los brazos—, mírenme a mí y recuerden mi historial: jamás hice un asalto a mano armada, mucho menos me vi involucrado en conflictos afectando a la salud física de alguna persona —se le había quebrado la voz, tragó saliva y bajó los brazos—. Tengan un buen día, hijos de puta.

Nunca se había sentido tan humillado. Con sus cosas en su posesión, se fue mordiendo su labio y rogando por no romper en un frustrado llanto en tanto se encontrara en público. La gente dentro del supermercado se había dado cuenta de la situación y reprobaron un poco el actuar del encargado y del guardia, pero más del encargado, puesto que él es el que manejaba a los trabajadores de aquel local. Un matrimonio de ancianos se encontraba saliendo de una de las cajas y se acercan a los dos hombres, que habían mirado a Boomer hasta que se fue del lugar, y les hablaron:

—No tenían que ser tan humillantes —dijo el hombre.

—Él solo quería comprar como todos nosotros —añadió su esposa.

De todos modos, hubo gente documentando la situación que estaba ocurriendo, pensando que se trataría de un registro inédito de las actitudes nefastas de Boomer Jojo, sin embargo, el resultado fue completamente diferente. El vídeo se difundió rápidamente. Ahí entraron en juego las redes sociales.

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Aquel registro audiovisual de Boomer en el supermercado llegó a Bubbles quien, algo apenada, veía e identificaba la tristeza en el rostro de su exnovio. Sus hermanas, con quienes ya había tenido conversaciones con respecto a su relación con Boomer el mismo día en el que se dieron un tiempo, fueron las que le mostraron el vídeo. Para la sorpresa de Bubbles, ambas chicas parecían preocupadas no solo por la situación registrada, sino que también por la reacción que podía tener ella.

—Qué indignante —dijo Buttercup.

—¿Tú crees? —preguntó Blossom, pero con un tono irónico.

—Por supuesto que sí. Si vieron que no tenía arma o algo así, ¿por qué no dejarle comprar en paz? Le dijeron que le acompañarían. ¡Demasiado humillante!

—A veces la gente puede ser tan mierda —suspiró Blossom y pasó una mano por su rostro hasta llegar a su flequillo—. Deberían pensar, más allá de lo que creen o consideren moralmente correcto, todos merecen una oportunidad para cambiar. La reinserción social debería ser para todos.

En ese momento, Bubbles miró a sus hermanas con sumo asombro. Estaba impactada por la forma en que ambas de habían expresado de la situación, mostrando empatía por Boomer. ¿Esto era real? ¿Ellas de verdad opinaban así? ¿O lo decían solo por ella? Quería preguntar. Mordisqueó su labio inferior antes de hablar, pero solo dijo monosílabos entre "uh-ah". Tanto Blossom como Buttercup miraron con extrañeza a la rubia.

—¿Qué te pasa, Bubbles? —preguntó Buttercup.

—¿Estás bien? —añadió Blossom.

—La pregunta debería hacerla yo —dijo Bubbles—. ¿Ustedes están bien?

—¿Qué quieres decir? —Blossom entrecerró sus ojos.

—Pensé que a ustedes no les había agradado la idea de Boomer y yo...

—Claro —dijo Buttercup—. Pero ¿y?

—¿Y ahora dicen todas esas cosas? —se extrañó la rubia—. No sé, es que siento que... ¿Les pasa algo?

—Tú y él ya no están juntos, ¿verdad?

Auch. Qué dolor fue para Bubbles escuchar eso directamente de la boca de su hermana Blossom. Dolía de un modo diferente cuando otra persona es quien te recordaba tu situación actual.

—Verdad, pero... —suspiró—. De todos modos, me siento un poco mal y, no sé cómo decirlo. Me siento extraña.

—Es que lo estás —afirmó Buttercup—. Antes, cuando salías en secreto con él, recuerdo que te escapabas poniendo excusas cuando estábamos en alguna reunión o cuando queríamos salir a donde sea.

Buttercup calló luego de que Blossom le golpeteara el hombro. Bubbles empezó a sobar su pecho y se inclinó un poco en la silla, apoyando un brazo en la mesa.

—¿Quieres hablar? —preguntó Buttercup.

—No podía sostener una relación que nos ponía en riesgo socialmente —respondió con la voz quebrada.

—¿La imagen de verdad te preocupa tanto?

—No es la imagen, Blossom —miró a los ojos de su hermana, ella pudo ver que los azules de Bubbles comenzaban a irritarse—, es la integridad social. ¿Es que acaso ustedes con sus novios tienen el mismo miedo que siento yo? ¿De no saber si una llamada a las tres de la mañana es para decirme que está bajo de mi ventana, o para que lo vaya a buscar a un lugar porque está herido, o porque tuvo un accidente tan grave que está en el hospital?

Silencio. Las palabras de Bubbles, con su voz quebrada y con sus marcadas respiraciones, le dotaron de una carga dura, algo real. Blossom intentó romper el hielo, pero no pudo decir más de tres palabras antes de que Bubbles le interrumpiera.

—¿Y ha intentado...?

—Ya vieron la reacción de la gente en el supermercado, ¿no? Él me lo había dicho, pero solo ahora le tomo el peso a sus palabras —negó con la cabeza en tanto se volvía a enderezar en la silla—. El mundo es muy injusto.

Las hermanas se miraban entre sí, Bubbles resoplaba y se cubría el rostro. Querían decir algo, darle ánimos, pero ¿cómo? Es una situación, una realidad muy ajena a la de ellas. Una opinión que viene de unos que usan zapatos de cuero acerca de alguien que ocupa zapatos de tela no está bien hecha, no es admisible. Es el privilegio contra el desventajado.

—¿Qué puedo hacer por él? ¡Joder!

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Boomer quedó muy afectado por lo sucedido en el supermercado, y si bien odiaba a todos, solo podía pensar en una única cosa: la gente no tenía toda la culpa, es decir, él había dado razones más que suficientes para que ellos tuvieran esa idea de él. Él nunca buscó alguna oportunidad para cambiar su vida. No, no lo hizo, se quedó con lo que "ya sabía", "conocía" o "manejaba"; también era algo que era más cómodo para ese momento. En conclusiones: ¿Era su culpa? En gran parte sí. No obstante, pensó que la gente se pasó casi tres mil leguas con el trato que le dieron, fue una humillación de principio a fin. Nadie salió a defenderle, tampoco esperaba que algo así pasara. ¿Qué podía hacer? Él quería poder e ir a caminar por las calles como un ciudadano normal, no un problemático inadaptado social, estaba cansado, harto de esa mierda. La pregunta era: cómo. Cómo cambiaba su estilo de vida. Cómo cambiaba la forma de pensar de la gente.

Butch, al ver a su hermano tan agobiado, decidió que sería una buena idea ir a dar una vuelta, los tres. De todos modos debían ir a comprar algo de mercadería, no tenían ya nada. Incluso si Boomer y Brick parecían haberse negado en un principio, ya que estaban invadidos por sentimientos como la molestia y la vergüenza, terminaron cediendo; les haría bien despejar un poco sus cabezas.

—Qué caras, chicos. Vamos, siempre encontraremos algún lugar —Butch trataba de darle ánimos a sus hermanos—, no nos cerrarán las puertas siempre. Además, quizás solo fue un período de mala suerte —pasó sus brazos sobre los hombros de los chicos—. Nunca pierdan la esperanza, ¿vale?

Salen a caminar, entre eso podrían recorrer algunas calles que no son usuales para ellos y probar suerte en alguno de esos locales. No querían ir a comprar al local de siempre, ya que los conflictos eran demasiado usuales a tal punto de utilizar las mismas armas para hacer negocio. Solo era un local por fachada, porque, en realidad, solo era un centro de reuniones de traficantes y sicarios en busca de algún muerto de hambre que les trabajase. Ellos, a veces, eran muertos de hambre, pero por muchas ganas que tuvieran de, incluso, comer las migajas que botaban con cada mordisco que daban, jamás aceptaron esos tipos de trabajos. Un pie adentro de ellos les hubiera significado lo peor.

Entre las calles por las que paseaban, Boomer despejaba su mente y pensaba en que, tal vez, fue una buena idea tomar esa distancia de Bubbles, sobre todo después de lo ocurrido en el supermercado. ¿Cómo habrían afrontado la situación? ¿Cómo habría reaccionado ella? Posiblemente no de buena manera, y no porque ella le culpase, pero no le habría sentado bien ver cómo lo trataban a él. No quería hacerla pasar ningún tipo de vergüenza. Qué bueno que no están juntos en este momento. Sin embargo, no podía evitar ponerse a pensar en las caricias que ella le habría dado para consolarlo.

Finalmente, dieron con un local "express" a las cercanías del hospital. El precio de los productos estaba casi igual que el local donde siempre compraban, quizás unos centavos más, pero, al menos, encontraron de todo; y lo mejor fue que no les dijeron nada, no les pusieron problemas para comprar, de hecho, hasta les despidieron como a cualquier otro cliente, con una sonrisa y un "vuelva pronto". Se sintieron extrañamente tranquilos. Los tres correspondieron el gesto y, una vez afuera, suspiraron con sumo alivio y emprendieron camino de vuelta a su hogar.

Iban los tres juntos por la vereda, ya no se veía mucha gente en la calle, eran cerca de las nueve, solo pasaban vehículos pero casi nada de peatones. Brick se quedó un poco atrás debido a que se quedó anotando un número de teléfono de un local que necesitaba trabajadores. Tal parece que no iba a rendirse en su búsqueda por un mejor estilo de vida. Mientras Butch le contaba que tenía ganas de jugar un partido de fútbol, Boomer miraba atentamente las casas y los departamentos de la zona, todos con luces cálidas que los dotaban de un ambiente hogareño que le parecía algo muy ajeno —partiendo con el hecho de que ellos solo tenían luces frías en el hogar—, y sentía una envidia tremenda dentro de su ser. Él quería ese mismo ambientes, no solo para él y sus hermanos, sino que también quería compartir uno con Bubbles. Se imaginó a ambos en uno de esos balcones, viendo las estrellas, compartiendo algún trago o una taza de té.

—¡Oye! ¡Suéltala!

El grito de Butch llamó la atención de sus dos hermanos. Miraron en la dirección en la que se movía y se dieron cuenta de que estaban siendo testigos de un intento de abuso a una mujer por tres hombres. Habían dejado las bolsas de la compra a un lado del camino y se lanzaron hacia los tipejos. Boomer optó por tomar a la chica y esconderla tras él. Ella no pudo evitar aferrarse a la chaqueta de él, Boomer llevó su mano hasta el brazo de ella a modo de darle un poco de calma, mientras que sus hermanos de plantan cara a los abusadores. Boomer le pide disculpas y se aleja de ella para ayudar a sus hermanos a reducir a los tres tipos en contra del suelo. A raíz de los gritos, algunos residentes del lugar salieron a ver qué es lo que estaba causando tanta conmoción. La chica era víctima del shock, no era capaz de hablar, solo lloraba, una mujer se acercó a ella, y Boomer le gritó que llamase a la policía, en tanto, él y sus hermanos se encargaban de mantener a los "violadores" contra el piso. Había gente grabando la situación, las caras de los abusadores sobre todo, y luego a los tres hermanos. Les preguntaban "¿qué pasó?" y Butch fue el que dio la explicación en el vídeo.

—Venía con mis hermanos de hacer unas compras y escuché a una chica gritar. Estaba siendo abordada por estos tres asquerosos —aprovechó de golpear la cara del tipo contra el asfalto—. Pero, venga, ayuda a la chica, debe estar en shock.

Al cabo de unos minutos, de intenso lloriqueo por parte de los abusadores, además de brindarle ayuda a la muchacha que ya parecía estar más tranquila, llegó la policía, pero, tal parece, que no les informaron de manera correcta o ellos entendieron otra cosa, porque a los hermanos les apuntaban con armas, o quizás fue porque algunas señoras gritaron "allá, allá, allá, fueron ellos, son ellos", pero sin dar ningún otro tipo de información. Pensaban tomarlos a todos detenidos, de hecho, forcejearon con los hermanos Jojo, pero ahí la gente volvía a intervenir.

—¡Ellos no! ¡Ellos ayudaron! ¡Son los otros! ¡Los otros!

—¡Ellos me salvaron! —gritó la chica afectada, haciendo que todos a su alrededor se callaran. Se aferraba a una mujer mayor que le estaba dando consuelo como una abuela a su nieta. Empezó a sollozar, su labio inferior temblaba y su voz sonaba quebrada, pero ella siguió hablando—. Esos tres chicos... me salvaron. Son mis héroes.

—¿Lo dice en serio, señorita? —preguntó uno de los policías, el que sostenía a Boomer del cabello—. Estos tipos son delincuentes con historial.

—Ellos me salvaron de ser abusada —la última palabra desató las lágrimas—. Ellos me ayudaron, por favor, no les hagan nada.

El vídeo de los chicos salvando a la chica se hizo viral. Como si se tratara de una forma de taparle la boca a aquellos que humillaron a Brick y a Boomer, el vídeo se difundió y los nombres de los chicos se hicieron públicos. Bubbles vio el vídeo en el grupo de la universidad, lo compartieron con la descripción de "rompiendo el sesgo social?". Sus hermanas, al notarla tan sorprendida, se acercaron a verlo con ella, desde el principio. Bubbles repetía el vídeo una y otra vez, Blossom y Buttercup le brindaban cariño mediante masajes en el pelo o en el brazo.

Bubbles lloraba en silencio, secaba las lágrimas con su mano libre antes de volver a reproducir el vídeo. Leía los comentarios y sonreía, porque la gente estaba viendo que Boomer no era tan malo como siempre había aparentado ser.

"Así que aquí estoy, intentándolo.
Así que aquí estoy, ¿estás lista?"

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Reckless Pretty, no, no te equivocas, el miedo de Bubbles era exactamente ese. El cliché del fuckboy/chico malo también me gusta, tía, no sabes cuánto, jajaja, pero sí, lo considero algo peligroso cuando no se es capaz de separar la ficción de la realidad y se romantizas situaciones de abuso psicológico... De solo pensarlo se me ha erizado la piel. Con respecto a la situación de Boomer y sus hermanos, es increíble, pero es más común de lo que parece. La rabia e impotencia también es algo muy común cuando se experimentan esos tipos de situaciones. Vale, ahora con respecto a tu pregunta, suelo centrarme en una pareja porque siento que así puedo darles un protagonismo parejo, por eso también publico tres historias de ellos al hilo, una tras otra, para que así podáis disfrutar de la que más os guste. No diré cuánto, pero tengo pensado publicar, en un futuro, una historia que abarque a los tres, solo que siento que tendría que ser una historia algo larga, o bien, muy general con respecto a las tres parejas, para que ninguna sea más importante o relevante por sobre las otras. ¡Gracias por leer y comentar! Espero que te haya gustado esta parte.

perlapuccabf, cada uno viene de un mundo completamente diferente, me alegra que le dieras importancia a eso y lo hicieras explícito en tu comentario. Pues, ahora, yo soy quién te cita "los comentarios de la gente grosera no importan, porque ellos no viven de ti ni mucho menos te mantienen", y, claro, es cierto, pero el mundo a veces te juzga y te hace lo imposible para que tú puedas vivir una vida como ellos mismos dicen que deberías. Un asco, ¿no? Criticar pero cerrar puertas a oportunidades. Qué tristeza. ¡Gracias por leer y comentar! No te preocupes por la extensión, yo leeré ya sea un comentario de una línea o una narración completa. Siempre, siempre, siempre leeré. Espero que te haya gustado esta parte.

Os agradezco las visitas, y, bueno, a las dos chicas que me han comentado, quiero agradeceros por darme la oportunidad de poder interactuar con vosotras por este medio. Siempre es un gusto poder hacerlo, la comunicación e intercambio de ideas es algo más enriquecedor.

Nos leemos en la próxima (última) actualización.

Saludos,
Mariposa.