Limbo
"Digo que cuando un alma mal nacida llega delante, todo lo confiesa; y aquel conocedor de los pecados ve el lugar del infierno que merece"
Infierno, Canto V - La Divina Comedia, Dante Alighieri
Ella no tuvo tiempo para pensar, puesto que el sitio a donde había ido a parar temblaba, entonces corrió lo más rápido que le dieron sus piernas en el ínterin que el camino detrás suyo se venía abajo. Ante su vista se desplegaba algo que parecía ser una enorme torre de un castillo, la niebla se había disipado y podía ver mejor ahora, solo la densa cubierta de nubes se apreciaba mucho más cerca.
Pero su carrera fue detenida cuando un trozo de puente delante de ella se derrumbó y entonces, con desesperación vio que la superficie en la que estaba parada se tambaleaba de un lado a otro y se inclinaba hacia adelante, indicando que iba a venirse abajo también.
Rei debía hacer algo rápido o ese sería el fin del camino para ella...
La guerrera vio rápidamente que de la torre del castillo sobresalía algo parecido a una plataforma que la rodeaba por la cual se podía andar, entonces corrió y pegó el salto más alto y fuerte que sus músculos le posibilitaron y extendió la hoz hacia adelante al observar que no iba a llegar a agarrarse con las manos del borde del extremo opuesto puesto que la distancia era bastante pero lo que sí podía hacer, era usar la hoja del arma para darse impulso en dirección hacia la plataforma que había visto, la cual se encontraba más abajo que donde estaba y rodeaba la torre. Su plan rápido dio resultado, Rei consiguió apoyar la hoja en el borde delante suyo y se columpió valiéndose del mango del arma con la suficiente fuerza como para continuar yendo hacia la torre y caer en el piso de la plataforma.
La de ojos violetas se levantó adolorida y quejándose del golpe mientras observaba el panorama, de un lado la pared de la edificación y del otro el abismo profundo, detrás suyo una pared y delante el camino continuaba en curva hacia la izquierda pero la oscuridad no le permitía ver bien si conducía a alguna puerta de entrada o no.
La soldado Cruzada caminó con los sentidos en alerta y lista para luchar, al dar unos pasos frente a ella volvió a aparecer la figura fantasmal de Setsuna.
- Más allá del Limbo mora el caído rey Minos que juzga a los condenados, salvo aquellos que en el Limbo permanecen... otros serán sentenciados a los círculos inferiores - informó seriamente la Poetisa
- ¿Y quién permanece en el Limbo? - preguntaba en voz alta Rei buscando ser oída a pesar del ruido del viento
- Aquí sufren los que están libres de pecados, mas carentes de la fe necesaria, su castigo es la negación del Paraíso - contestó Setsuna
- ¿Alguna vez un alma ha cruzado por aquí para salvarse después? - quiso saber la de cabello ébano con curiosidad
- Una vez vi al Poderoso coronado con la victoria, llevarse de aquí la sombra de nuestro padre original, la de Abel su hijo, la de Noe, Abraham y otros, pero antes de ellos... ningún alma encontró salvación - luego de decir esto, la figura de la Poetisa se desvaneció dejando a Rei sola
Después de esta pequeña conversación, la de pupilas púrpuras prosiguió su camino hasta que la plataforma se cortaba en otra pared pero no había ninguna puerta, en cambio en al borde derecho se extendía hacia abajo una superficie que no era lisa y por la que se podía andar, así que sosteniendo bien la hoz bajó con cuidado por la misma con los pies y manos hasta dar a parar a otra plataforma que no conducía a ningún lado pero, a la derecha de la misma se podía ver debajo otra en cuya pared se desplegaba una puerta enorme.
- Esa seguramente sea una entrada al castillo... - pensaba Rei para sí
De fondo a lo lejos ya podía oírse una atronadora voz masculina pronunciando "¡Herejía!" y la Cruzada saltó hacia el sector debajo de ella, apenas sus pies tocaron el suelo del mismo emergió una criatura humanoide deforme y con la fiel quemada la cual caminaba hacia ella.
Vio Rei que la puerta era hecha de roca y se encontraba resquebrajada y enseguida volvió a observar al enemigo frente a sus ojos y una sonrisa se le dibujo en el rostro.
- Me pregunto si arrojándolo con fuerza contra la puerta podré abrirme camino, dudo que pueda abrirla con las manos - pensaba la soldado en referencia al monstruo y la entrada
Así que sin pérdida de tiempo, la mujer sacó de nuevo su hoz y clavó la guadaña en medio del vientre del enemigo y revoleándola con un rápido movimiento hizo tal cual pensó y efectivamente la puerta se quebró y cayó, desbloqueando así la entrada.
Ella ingresó rápidamente y cruzó un corto pasadizo que doblaba a la izquierda para acto seguido volver a desviarse a la derecha, la sorpresa de la soldado fue encontrar una parte de la pared derrumbada e incrustada la cabeza de Caronte en la misma, la cual miraba directamente hacia su lado.
- El poder divino me ha creado... - decía aquella a pesar de tener la cabeza separada del cuerpo pero, Rei se recuperó rápidamente de su sorpresa y la empujó hacia el lado de afuera
Con un alarido, la cabeza cayó dejando un enorme boquete en el muro, jadeando por el esfuerzo viró rápidamente hacia una bifurcación a la derecha que se desprendía del presente corredor y que la depositó en otra plataforma parecida a donde había estado antes, apenas cruzó la salida emergió del suelo otra bestia humanoide con cuernos armada con espada como las que había enfrentado antes, quien se le abalanzó rápidamente a Rei.
La recién nombrada se adelantó al ataque y dio un par de tajos rápidos con la guadaña pero no se quedaría ahí, continuó atacando con veloces ataques y la bestia contraatacó con una enorme espada pero Rei consiguió esquivarla sin inconvenientes, así que prosiguió hasta acabar con el enemigo. Recorrió sus alrededores con la vista pero no vislumbró ningún camino por el cual seguir así que tuvo que volver sobre sus pasos al pasillo anterior y cruzarlo para dar a otra bifurcación a la que no había prestado atención y que conducía a otra puerta.
Hacia allí corrió ella y haciendo fuerza con ambas manos pudo abrirla para ir a parar a una habitación circular que poseía una salida a la izquierda de donde estaba, frente a sí se encontraba algo semejante a un ataúd abierto que ardía con fuego, del cual emergió un bebé sumamente demacrado, enormes ojeras en ojos blancos sin pupilas y largas y filosas cuchillas que reemplazaban a sus brazos.
- Qué es eso... se supone que los bebés son almas puras - murmuró Rei impactada
- El enemigo frente a ti es un bebé no bautizado que murió antes que pudiera ser bautizado, como un aborto involuntario y un niño muerto, condenándolo así al limbo... son versiones demoníacas, desfiguradas y atormentadas de sus antiguos seres con piel gris, ojos brillantes y cicatrices alrededor de sus ojos y cuerpo como si hubieran sido cosidos juntos, las cuchillas que ves en sus brazos son garras huesudas y afiladas que reemplazaron a los anteriores mencionados - dijo la voz de Setsuna en su cabeza
Rei observó además que alrededor de su cuerpo era envuelto con su cordón umbilical.*
No tuvo tiempo de seguir pensando puesto que el enemigo se acercaba rápido así que preparó la hoz y consiguió clavar la guadaña en él, eliminándolo rápidamente.
- Vaya... era bastante débil - decía la de pupilas amatistas en voz bien baja
Mientras aún hablaba, a su izquierda a unos cuantos pasos de ella emergió del suelo otro bebé no bautizado que corrió hacia Rei rápidamente y saltaba hacia la misma.
Ella esquivó apenas el tajo con la garra huesuda e hizo lo mismo que con el anterior enemigo, obteniendo así igual resultado y lo mismo aconteció con un tercer bebé que apareció a su derecha. Sin embargo aparecieron un cuarto y un quinto que ya corrían para atacarla y a pesar de lograr eliminarlos, ella debía ser rápida puesto que continuaban apareciendo más bebés.
Así que ella debía defenderse con la hoz y ataques de energía luminosa de la cruz que había obtenido en la iglesia antes de entrar al ante-infierno, hasta que no quedó ninguno y dejaron de aparecer.
La soldado no había sufrido ninguna herida más lucia agitada, aún así corrió hacia la salida a su izquierda y prosiguió por otro pasillo que doblaba a la derecha, de fondo se oían más llantos y lamentos de niños pero ella no prestaba atención a aquello.
Frente a sus ojos volvió a aparecer el espíritu de Setsuna la cual le habló de nuevo.
- Infantes sin bendecir... pues están sin el bautismo tal como te dije antes, son almas recién nacidas que no han atravesado la puerta de la verdadera fe... el limbo no tiene piedad de los bebés.
- ¿Qué eres? ¿Sombra o viva? - indagó con curiosidad la de pelo negro
- No, viva no... aunque una vez lo fui, yo vivía en Roma en el imperio de Augusto, época de dioses falsos y desleales - respondió la poetisa antes de desaparecer de nuevo
La mujer prosiguió el camino por el presente corredor que torcía a la derecha, la cual debió de hacerse cargo de más enemigos humanoides ardiendo en llamas, uno de ellos explotó cerca de Rei y la empujó un par de metros hacia atrás, esta volvió a ponerse de pie algo aturdida y volviendo a agarrar su hoz, siguió camino.
Mientras tanto de lejos continuaba oyéndose aquella atronadora voz gritando "¡Avaricia!" y un par de minutos más tarde: "¡Fraude!" "¡Ira!"
Frente a una nueva puerta encontró a otra persona semejante a las que encontrara antes y que se lamentaba como aquellas.
- Se trata de Electra, mató a su madre para vengar la muerte injustificada de su padre... ahora sufre su castigo, que consiste en por fin ser consciente de la ira de Dios - le informó la voz de Setsuna en el interior de su mente, antes de que Rei preguntara
Ella contempló aquella silueta demacrada unos segundos y continuó adelante, con ambos brazos abrió la puerta y fue a dar a un camino en el exterior del castillo, a su izquierda el camino se interrumpía en una pared y a la derecha el trayecto continuaba con una larga curva a la izquierda que se interrumpía en otra zona más elevada, la cual se trataba de algo parecido a un enorme arena con tribunas llenas de jaulas en las cuales se agitaban desesperadas miles de personas. Estas se interrumpían en una gran abertura que se encontraba tapada por una criatura de gran tamaño medio serpiente y medio humana con una gran corona fundida en su cabeza, no poseía ojos y por ende era ciega. Desde donde estaba la soldado podía apreciarse que poseía largos tentáculos con los cuales tomaba a una persona y la llevaba frente a su rostro, pareciendo olerla antes de arrojarla.
A aquella criatura pertenecían los gritos con los nombres de pecados, que había estado escuchando desde que llegó a la ciudadela del limbo.
- Y ese monstruo qué rayos es - pensó Rei viendo impactada a aquel monstruo
- Se trata del rey Minos, el juez temperamental y cínico de los condenados, él juzga a los que han sido condenados al escoger a una persona de una pared y oler la corrupción de sus pecados y una vez que él decide a dónde pertenece, lo envía a su círculo del infierno - explicó la voz de Setsuna respecto del monstruo - Detrás de donde Minos se encuentra, está el acceso al segundo círculo, la lujuria, tu próxima parada - continuó aquella
La mujer prosiguió entonces y al llegar a la curva a la derecha, observó que se interrumpía abruptamente, debajo se encontraba el precipicio y encima la plataforma en donde se encontraba el rey Minos pero, aquella estaba muy alta y era imposible llegar con un salto y tampoco con la hoz. Entonces volteó la mirada y vio que el camino seguía después de aquella bifurcación, con otra curva a la derecha después de la cual continuaba en zig zag.
El camino era obstruido por un pequeño grupo de enemigos que atacaron a Rei mientras se seguía oyendo la voz del rey Minos "¡Traición!" "¡Gula!" "¡Herejía!", entonces ella atacó con su cruz y la hoz a fin de derrotarlos, después de lograrlo aparecieron más bebés sin bautizar acompañados de otro humanoide armado con espada.
Se defendió como mejor pudo de los ataques de estos, debía esquivar a los bebés saltando y dando tajos con sus garras pero igualmente consiguió acabarlos después de unos cuantos minutos de combatir.
Sin decir nada, Rei siguió corriendo hasta que el corredor se interrumpió en una pared, a la derecha se encontraba otra puerta la cual debió abrir haciendo fuerza con los brazos. Aquella desembocó en una habitación circular de cuyas paredes caía lava a través de la separación entre aquellas y el piso, al llegar a la misma volvió a aparecer frente sus ojos el espíritu de Setsuna.
- En este lugar residen almas paganas y los honorables que aún resuenan en su vida real, el paraíso se les ha negado pero moran con distinción ante los otros - explicó aquella
- ¿A quién se honra aquí? - fue la pregunta de Rei
- Héctor, Cesar, el rey Latino, Camila... no puedo detallar todos ellos, dicho y hecho no se corresponden - respondió antes de volver a desaparecer
A la derecha de la habitación estaban unas escaleras que subían hasta un piso más arriba en el cual se enclavaba una estatua y al verla, la Cruzada sintió una puntada en la zona donde se encontraba uno de los extremos horizontales de la cruz roja cosida en su torso, los dibujos en el mismo parecían cobrar movimiento y otro recuerdo venía a su mente.
- Jedite, el kurdo legendario que recuperó la Ciudad Santa y a quien ni el valiente Corazón de León, pudo arrebatar.
En el ínterin que la voz humana resonaba en su cabeza, una imagen aparecía ante sus ojos... se trataba de numerosos soldados Cruzados con vestiduras blancas y crucifijos rojos estampados en las mismas, iguales a los que vistiera ella. Estos festejaban en medio de un campo en llamas con muchos cadáveres regados en el suelo, uno de los soldados tenía empalada una cabeza humana en su espada. Mientras aquellas imágenes transcurrían y se escuchaban los festejos de los soldados Cruzados, otra voz se oía en la mente de ella.
- Hemos aplastado al ejército de Jedite...
- Rei, ¿Me oyes? Hemos tomado la ciudad - le hablaba a ella una voz familiar
Mientras hablaba la segunda voz, Rei pudo verse a sí misma tomando desaforada los cabellos de una persona y decapitándola con su espada.
El recuerdo terminó y la soldado quedó agitada y alterada, ante sus ojos reaparecían la escalera y una estatua del rey Minos en la parte superior. Al subir aquellas fue a dar a un patio de tamaño circular, a los costados se alzaban paredes rocosas y adelante se encontraba una separación.
Del otro lado había una pequeña superficie rocosa que daba a la arena en donde el juez de los condenados se encontraba. La distancia era de algunos metros pero la de pupilas violetas intuyó igualmente que podía sortear, miró debajo rápidamente y vislumbró la misma área en donde había estado antes, entonces debía sortearla o caería allí, había bastante altura por lo que en caso de sobrevivir tendría que realizar todo el recorrido de nuevo. Ella no lo pensó más y retrocedió unos pasos para correr con todas sus fuerzas, al llegar al borde saltó con todas sus fuerzas. Rei casi caía pero consiguió asirse con una de sus manos al borde rocoso, con esfuerzo y sintiendo dolor en el hombro tiró la hoz hacia la plataforma y se ayudó agarrándose con el otro brazo para hacer fuerza y subir.
Al llegar al suelo superior se tomó unos segundos para recuperar aliento y ponerse de pie nuevamente, notó que entre donde se encontraba y el otro lado, había otra separación que se trataba de un profundo pozo en forma de una ancha grieta que la separaba del área donde Minos estaba. Justo enfrente estaba emplazada una rueda giratoria con muchos pinchos alargados y filosos, ahora que estaba más cerca, Rei consiguió apreciar mejor el aspecto monstruoso del rey, otros dos tentáculos envolvían las tribunas hechas de roca y hierro oxidado de las cuales aquel parecía asirse.
Aquella arena y aquellos estrados en donde se agitaban desesperadas las personas conformaban la Corte del rey Minos.
- ¡No, no... por favor no! ¡Este no es mi destino! ¡Nooo! - gritaba un hombre justo antes de ser agarrado por una de las grandes manos del juez, como si de un muñequito se tratara
Acto seguido, Minos lo acercó a su cara y comenzó a olfatear su cuerpo de cerca con sus enormes fosas nasales.
- Suicidio... - dijo el juez al acabar de olfatear
Acto seguido un tercer tentáculo apareció de detrás de la cabeza del rey con la cual envolvió el cuerpo del condenado antes de empalarlo en uno de los pinchos de la rueda de hierro para a continuación hacerla girar hacia el lado opuesto a donde se encontraba el juez. En medio de gritos, el desdichado se desprendió de la rueda y cayó al vacío perdiéndose de vista rápidamente.
Rei caminaba hacia donde se encontraba la criatura gigante luego de presenciar dicha escena mientras aquella estaba a punto de extender su mano hacia los estrados a fin de elegir a otra alma, pero se detuvo y comenzó a olfatear al detectar la presencia de un extraño.
- ¿Quién entra en mi casa de dolor? - preguntó el juez con su vozarrón volteando la cabeza hacia donde estaba Rei
- ¡Alguien que ama a Endymion! ¡Dime dónde encontrarlo! - exclamó ella sin amedrentarse ni asustarse
- Mmmhhh... Yo solo huelo a una traidora... a una iracunda... a una asesina... - respondió Minos luego que se inclinara y oliera a Rei de cerca
- Huele de nuevo - fue la desafiante contestación de Rei
- ¡¿Cómo te atreves a hablar con el juez de los muertos?! - exclamó el rey Minos enojado -¡Se que eres una traidora! - añadió acto seguido de igual forma
Luego de esto, ella sacó rápidamente su hoz intuyendo que debería luchar y no se equivocó ya que debió esquivar un puñetazo de Minos el cual golpeó fuertemente el suelo haciéndolo temblar.
- ¡La moral no significa nada para ti! - gritaba el juez y luego de esto, el tentáculo que usara este para agarrar al último condenado empezaba a emerger del suelo a fin de atravesar a Rei, de hecho ella debió ser rápida para esquivarlo
Ella conseguía escapar pero no podía acercarse lo suficiente como para contraatacar, luego de unos momentos observó que su enemigo se inclinaba hacia atrás como para tomar impulso y saltar.
- ¡Rápido! ¡Escóndete detrás de una de las columnas de los estrados! - exclamaba la voz de Setsuna dentro de la mente de ella
- ¿¡Para qué eso!? - indagó la de ojos púrpuras sin comprender
- ¡Solo hazlo ahora antes que sea tarde! - insistió la poetisa
De modo que la soldado obedeció y no tardaría en ver la razón de porqué debía hacerlo, el rey volvió a inclinarse hacia adelante a ras del suelo mientras pegaba un fuerte rugido como de león el cual arrojaba una poderosa corriente de aire la cual sin dudas, hubiese lanzado a Rei al abismo.
Aún así ella debió agarrarse fuerte para no ser arrastrada y caer.
- ¡¿A dónde has ido!? - preguntaba Minos buscándola
Ese momento fue aprovechado por la Cruzada para correr hacia él y atacarlo dando algunos tajos con la guadaña en la cara del juez, recibiendo como respuesta una especie de topetazo con el rostro de aquel que la tiró al suelo.
Desde el mismo observó a la cola del rey emerger una vez más del suelo y dirigir su afilada punta terminada en algo parecido a una flecha de arpón, directo hacia ella. Entonces necesito ser rápida para rodar y evitar ser empalada, al conseguirlo se puso de pie para continuar esquivando los arponazos de la cola.
- ¡La condenación eterna será tu recompensa! - exclamaba Minos mientras seguía atacando
Luego de unos minutos, volvió a retroceder pero Rei corrió esta vez rápido a agarrarse de una de las columnas, porque ya sabía lo que vendría.
En efecto el enemigo repitió la misma acción de antes de inclinarse y rugir con fuerza lo cual hacía estremecer el lugar.
Una vez que el viento se detuvo, la Cruzada aprovechó de nuevo para correr hacia Minos y atacar con su hoz mientras aquel abría la boca, sacaba su larga lengua bífida y la revoleaba para todos lados.
Unos segundos después el juez se tomó la cara claramente dolorido y se enderezó dejando al descubierto su bajo vientre que mostraba un área rojiza
- ¡Esa zona es su punto débil! ¡Debes atacar allí! - volvía a informar Setsuna
Rei sin dudarlo corrió y empezó a atacar con la guadaña rápida y furiosamente dicha zona del cuerpo de Minos, de la cual comenzaba a brotar sangre. A eso se dedicó hasta que el rey se acomodó de nuevo ocultando el bajo vientre.
- ¡Tu Endymion nunca volverá! - vociferaba el juez en el ínterin que la mujer retrocedía y se preparaba para defenderse
Del suelo emergieron más enemigos armados con espadas que la atacaron, entonces ella debió luchar y acabar rápidamente con ellos.
- ¡No podrás alcanzar la salvación! - volvía a gritar el monstruo haciendo emerger de nuevo su cola numerosas veces del suelo a fin de atravesar a la mujer que rodaba y saltaba ágilmente, consiguiendo evitarla - ¡¿Creías que con una Cruzada obtendrías el perdón!? - prosiguió el juez de los muertos
La de ojos violetas contempló a su enemigo golpetear el piso con uno de sus puños y revolearlo a ras del mismo, buscándola... lo que la obligó a retroceder para no ser alcanzada.
- ¡No podrás ocultar tus pecados! - continuaba gritando Minos encolerizado
Ella debía saltar también porque el juez extendía su puño y lo movía lateralmente de izquierda a derecha para así poder golpearla y tirarla mientras rugía. El suelo temblaba ante cada puñetazo de aquella gigantesca mano y Rei necesitaba saltar para no caer al suelo y evitar ser un blanco fácil.
En un momento determinado, el juez dejó de atacar y apoyó una de las manos en el piso y buscaba a la soldado con lo que serían sus ojos pero guiándose por el olfato; entonces la mujer se acercó con velocidad y hundió la hoja de la guadaña en aquella lo más profundo que pudo. Enseguida la criatura se quejó de dolor y levantó la mano junto con Rei que se sostenía del mango del arma cuya hoja todavía se encontraba clavada en la carne enemiga. Minos dio un manotazo hacia arriba fin de procurar sacársela de encima y lo consiguió pero, ella solo fue empujada un par de metros antes de volver a caer sobre su puño y clavar de nuevo la guadaña en esta ocasión en el brazo, la sangre oscura brotaba y otro manotazo brusco fue dado hacia la derecha, consiguiendo así quitar a Rei.
Pero aquella fue rápida para reaccionar y extendió el mango de la hoz hacia la cara del rey, clavando la hoja del arma en lo que sería una cuenca ocular, de esta forma el mango volvió a retraerse y la guerrera sosteniéndose con firmeza, pudo doblar las piernas hacia delante y poner sus pies sobre la cara del monstruo. Con suma agilidad dio un tajo sin quitar la hoja abriendo una herida notable y haciendo salir abundante sangre, acto seguido y continuando con su movimiento, saco la hoja y se impulsó con las piernas hacia fuera, dando una vuelta en el aire consiguió caer con los pies en la arena.
Minos se retorcía y quejaba dejando otra vez al descubierto su punto débil, Rei corrió y no perdió tiempo en volver atacar en dicha zona abriendo más heridas hasta que Minos volvió a recuperarse y esconder dicha área debajo del suelo.
- ¡Su amor no puede salvarte! - exclamaba iracundo el rey al mismo tiempo que la soldado retrocedía y más enemigos emergían de la arena
Valiéndose de su crucifijo y la hoz, consiguió terminar con todos y otra vez tuvo que esquivar los potentes puñetazos de Minos que resquebrajaban el suelo.
- ¡Renunciaste a tu fe! - gritaba él en el ínterin que atacaba - ¡Has asesinado a cientos! - seguía mientras volvía a retroceder y alejarse de la entrada tal y como lo hiciera antes
La mujer tuvo que refugiarse en otra de las columnas de los estrados e inmediatamente, otra fuerte ventisca acompañada de un nuevo rugido de la bestia hacía acto de aparición. En esta ocasión a Rei le costó más asirse ya que estaba cansándose pero no se dejó vencer por aquello y en cuanto pudo, cargó de nuevo contra el juez quien sacó su lengua bífida y la agitó hacia todos lados.
En uno de esos movimientos golpeó a la soldado, la empujó hacia atrás y la tiró al suelo, tal y como hiciera hace un rato, volvió a atacar con su cola buscando empalar a Rei pero esta para fortuna de sí misma, todavía tenía fuerza y reflejos para rodar y escapar del arponazo.
- Sí que es fuerte ese maldito... tengo que matarlo antes de que lo haga él conmigo - pensaba la de largo cabello negro mientras debía retroceder para esquivar nuevos golpes de puño de Minos que querían aplastarla
- ¡Tus delitos son imperdonables! - vociferaba el enemigo realizando la acción anterior
Al notar que no podía pegarle a Rei, Minos repetía la acción de tomar impulso para rugir de nuevo y rugir emitiendo la potente ventisca, la guerrera por su parte aprovechaba los instantes en que él se detenía y la buscaba para volver a contraatacar.
Así continuó hasta que el juez se desplomó de cabeza hacia adelante en el piso con la lengua afuera, entonces la de pupilas amatistas sabía que esa era una excelente oportunidad para acabar con Minos, tomo la lengua de él y comenzó a tirar con fuerza en dirección a la rueda con pinchos. Con mucho esfuerzo y cuidándose de los manotazos del rey, pudo llegar y clavarla en uno de ellos, haciendo palanca con la hoz provocó que la rueda girara y atrajera a Minos hacia la misma.
Las púas se clavaron en la garganta y mentón del juez pero aún así él luchaba por zafarse, lo cual obligó a Rei a no dejar de empujar la rueda hasta que en un fuerte alarido, la cabeza del rey se desgarró en dos provocándole la muerte.
Su cuerpo se resbaló hacia atrás y cayó por un profundo precipicio, dejando la rueda enchastrada de sangre y restos de carne además de un camino rojo que iba hacia el borde de la entrada.
Finalmente Rei podía respirar tranquila, estaba sumamente agotada y con los músculos doloridos pero había conseguido vencer al juez del inframundo. Luego de permanecer unos instantes de rodillas en el suelo escuchando las suplicas de los condenados que quedaban y que pedían por su ayuda, ella se puso de pie trabajosamente y caminó hacia el borde del abismo por el que había caído el cuerpo de Minos.
Observó que la zona donde estaba parada y el otro lado, que se trataba de la entrada a una cueva en medio de una pared rocosa y estaba justo delante de otra plataforma de suelo de igual material, estaban separadas por una considerable distancia que no podía sortear saltando.
- ¿Cómo puedo ayudar a esas pobres almas y cruzar al otro lado? - se preguntaba ella desconcertada
- Nada puedes hacer por ellos solo sigue adelante, observa los alrededores... seguramente encontrarás algo que usar para llegar al otro lado, la entrada de aquella cueva es el acceso al próximo circulo - decía la voz de Setsuna
Ella obedeció y encontró rápidamente algo que podría usar, inmediatamente detrás de las enormes columnas de las que se sostenía Minos, habían otras pero constituidas de piedra y que iban hacia arriba emergiendo directamente del suelo. De modo que empezó a golpear con fuerza una y otra vez con la guadaña del arma en la base de una de ellas, del lado que daba hacia donde deseaba cruzar hasta poder abrir un tajo y esta comenzara a inclinarse y a temblar hasta que, mientras Rei veía al cielo ennegrecido y relampagueante encima, la columna caía y el otro extremo terminado en punta pegaba sobre el borde de enfrente, causando un gran estruendo y quedando inclinada de forma descendente.
La soldado no perdió tiempo y guardando la hoz avanzó encima de la columna haciendo equilibrio, sin querer mirar hacia abajo y a paso lento, el cual debió acelerar al sentir que aquella comenzaba a resquebrajarse poco a poco y el viento soplaba fuerte, luego de un rato casi se cayó pero ella fue rápida de reflejo y dio un salto hacia adelante mientras la columna se partía y caía al vacío puesto que estaba algo frágil después de desplomarse.
Consiguió asirse del borde rocoso y treparse hasta quedar boca arriba en el suelo de la plataforma saliente al mismo tiempo que jadeaba de cansancio, pero Rei era consciente de que no tenía tiempo para descansar así que se puso de pie y caminó hacia la entrada a la cueva que tenía dos columnas de hierro en forma de cadenas a los costados.
Fue cuestión de avanzar unos segundos y encontrar un camino que descendía y limitaba a la derecha con otro profundo barranco del cual no podía verse el fondo, el detalle que llamó la atención de Rei fueron las numerosas personas empaladas en el borde de aquel... sobre largos pinchos de metal, aquellas se movían y gemían de dolor a pesar de estar atravesadas y estaban dispuestas en hilera una al lado de la otra...
Entonces ella debió avanzar hasta que el sendero se interrumpió dando paso a una pared que no llevaba a ningún lado. Como pudo, debido a la prácticamente nula luz presente, inspeccionó el entorno y tanteando, encontró algo que del borde partía lo cual parecía ser otra telaraña de roca igual a las que usara antes para trepar y moverse, con cuidado se agachó e introdujo sus pies en los orificios al mismo tiempo que se apoyaba con las manos, en el suelo.
Poco a poco comenzaba a bajar con cuidado ya que no se veía casi nada, asiéndose fuerte con aquellas y los pies a través de la superficie rugosa hacia la siguiente parada, siempre tanteando y asegurándose que la superficie no se alisara debajo suyo y tuviera de dónde agarrarse.
¿Qué nuevos enemigos la esperaban en la Lujuria? ¿Qué nuevos pecados debería enfrentar? Solo había una forma de averiguarlo...
* En la fe católica durante la Edad Media, se creía que los bebés que morían en la infancia (por lo tanto no han cometido pecado personal), pero no fueron bautizados (y por lo tanto no fueron limpiados del pecado original) eran condenados al Limbo, la región ultra-periférica del infierno. Un tema de importancia teológica que ha sido debatido durante más de mil años, la creencia en el Limbo es muy debatida en la iglesia, así como un niño condenado a tal cosa debido a su inocencia.
Hola que tal mis amigos/as senshis y soldados, después de unos meses vuelvo a retomar esta historia y me encuentro con la triste realidad de que el capítulo anterior tuvo 0 reviews! No comentó ni el loro! T.T D: Pero por amor a esta historia voy a continuar.
Espero que haya quedado bien la batalla entre el rey Minos y Rei, cada batalla ante un guardián que la bella Sailor tenga, será larga y dura e insisto, esto apenas comienza y todavía faltan 8 círculos más.
Es a partir del próximo, la Lujuria, que empieza el verdadero infierno así que prepárense junto a Rei para contemplar horrores, lo que ella ha encontrado hasta ahora ha sido relativamente liviano en comparación con lo que va a tener que enfrentar.
Ahora que publico este chap podré ponerme a trabajar en el siguiente capítulo de De Miel a Hiel con el cual espero no demorar tanto.
Creo que no tengo nada más para decir así que, nos estamos viendo la próxima amigos/as. A la espera de que el calor en Buenos Aires afloje, digo: sayonara y hasta la próxima entrega!
