Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko-sensei.
Nos vemos en las tiras cómicas.
Pequeñas Hanyo.
Decir que estaba triste y temerosa era poco, pero no era por donde estaba, el barco no le daba miedo, el mar no le daba miedo, los Youkai que estaban cuidándola no le provocaban nada.
Nada de lo que le rodeaba le provocaba lo que sentía, lo único que hacía sentir así eran dos pequeñas niñas que la necesitaban, necesitaban su calor, necesitaban de su madre, sus pequeñas Hanyo las necesarias para protegerla de quien deseara dañarlas.
Towa, la mayor la necesidad, Setsuna, la menor la necesidad, sus hijas la necesitaban, ellas tenían protección por su padre, pero ellas necesitaban la protección de madre.
- ¿Disfrutando la vista señora del oeste? —Preguntó una voz cercana a la puerta donde ella estaba.
Rin no contestó nada, ese joven fue el encargado de llevarla por la fuerza, no supo en que momento entro a la casa de la anciana Kaede y el tomo sin previo aviso, sin darle tiempo de gritar.
— ¿Se preocupa por sus hijas verdad?
—…
—Ellas estarán bien, siempre y cuando el señor Sesshomaru no se descuide y las deje expuestas.
—Después de todo son simples Hanyo, algo que no debería existir en este mundo ofrece otra voz más potente, una voz femenina.
— ¡Mis niñas son mas fuertes de lo que ustedes son! —Gritó Rin, estaba furiosa y dolida.
¿Cómo podía existir personas tan crueles que eran conocidos de su señor?
—Tu solo eres una simple humana, no entiendo como pudiste ser de interés para uno de los nuestros.
La voz de esa demonesa se escuchaba dolida y ardiente de rabia, Rin había aprendo a reconocer el tono de voz de muchas personas y el de ella lo demostraba.
—Salgan de aquí disponible otra voz tras ellos.
—Pero Kirinmaru ...
—Sesshomaru viene hacia acá ofrecer el señor hombre de cabellera rojiza, Rin se puso feliz por saber que su venia por ella—, quiero que me dejen solo con esta mujer.
De mala gana salieron aquellos dos y Rin quedo con aquel hombre de apariencia poderosa, aquel ser era quien deseaba matar a sus hijas, unas pequeñas que no podían hacer nada aun por si solas, su familia.
Kirinmaru vio a la mujer que tenia en frente, no negaría que tenia una belleza especial, su mirada no mostraba maldad y eso le agradaba un poco, aunque ese agrado se opacaba por el hecho de ser de esa especie humana y traer a la vida a dos Hanyo que podrían destruirlo, después de todo eran hijas de ella con el hijo del gran perro demonio.
—Me disculpo por los modales de mi hermana, pero tiene razón, trajiste al mundo a seres que no debían existir.
—Ella tienen poder de vivir incluso más que usted.
Rin sabía que no debía hablar así, sus modales y todo lo que había aprendido se estaba yendo por la borda, pero muy poco le importaba, protegería a sus hijas así le costara la vida.
Un estruendo se escucho en la planta del barco y aquellas dos personas sabían quien era.
—Esperemos que tus Hanyo tenga en verdad dotes para destruirme, de lo contrario será muy decepciónate mujer.
Kirinmaru salió de aquel camarote, esa mujer era muy particular, de la misma manera que lo fue aquella princesa humana para su compañero y rival de peleas.
—Mis pequeñas lo derrotarán, ellas estarán a salvo.
Rin miro de nuevo hacia el horizonte, sabia que algo malo iba a pasar, lo presintió when vio como Kirinmaru y su esposo peleaban a metros lejos de ella.
—Proteja a las niñas mi señor, usted siempre encuentra la manera de proteger lo que ama, cuídelas por mí que yo también hare lo mismo desde cualquier lugar que me encuentre.
[…]
Su cuerpo estaba ausente, sus fuerzas no podía abrir sus ojos, sabia que estaba flotando, pero no podía despertar, era eso o la muerte ...
—Tus hijas tienen un gran espíritu de lucha, soy el árbol de las Edades, y ellas se negaron a mi petición. Disponible esa voz femenina que estaba acompañándola en aquel lugar.
—Si abandonas a esta chica, ella nunca despertara.
—…
—Quizás quedarte así seria lo mejor después de todo.
A pesar de que Rin no pudiera abrir sus ojos estaba consiente, su sueño era físico, su conciencia estaba mas despierta que nunca.
Aquella consciencia que sufrió cuando sus hijas se separaron, aquella que las vigilo cuando seguían unidas, aquella vio como su pequeña era llevada a una era muy diferente a la suya.
Aquellas personas tienen hecho que sus pequeñas serán separadas, aquellas niñas que tenían una sonrisa, protegidas su padre afuera y cuidadas desde adentro por ella.
Las lagrimas brotaron al ver a sus pequeñas sufriendo, cada una fue engañada y used para aquel fin sin escrúpulos, cada una pagaba por culpas que no tenían.
—Por favor, mi señor… déjeme ir a mí, de mi vida por ellas, yo seré muy feliz si es por ello por lo que partiré de este mundo.
—Si esto sigue así, pondrá triste a Rin.
—Mi señor, sálvelas a ellas, mis pequeñas Hanyo.
Ella a pesar de dormir noto que su señor la escucho, ella estaba triste, y es que para una madre vale mas su sufrimiento que el de los que ama, más aún si son sus hijas.
—Rin ¿estas llorando? —Preguntó aquel fiel amigo y sirviente Jaken—, ¿Qué te pone tan triste?
Sus hijas estaban en peligro, lo supo y lo sentí, por ellos lloro aun más, por que una de ellas ya no estaba en este mundo y la otra estaba en peligro de ser consumida por su poder para vengar a su hermana.
—Por favor, ellas lo necesitan.
Rin no necesita estar presente para saber que su señor fue hacia donde se encontraban sufriendo sus pequeñas, sabia que una de ellas necesita una esperanza de que todo estaría bien.
Towa Necesito esperanza y Setsuna Necesito estar de vuelta, sus pequeñas Hanyo estaban siendo acobijadas por ellos, por lo que sabía que todo estaría bien.
—Estarán bien mis pequeñas, mamá y papá las protegen pequeñas Hanyo.
Esperando que les guste mucho mis pequeños. Nos vemos en las tiras cómicas.
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