Fic
Matrimonio Concertado
Por Mayra Exitosa
Capítulo 5
Preñez
En Inglaterra, Terrance brindaba con varios hombres en su estudio, mientras que, su mujer era atendida por sus damas, la bañaban y aseguraban que el Duque era entrenado con varias concubinas a las que les daba atenciones para hacer de ella una mujer feliz, con ese comentario se quedaba muda La duquesa de Sutherland, Karen Duquesa de Grandchester, ahora que le hacían esas observaciones, se limitaba a aceptar lo que su marido le había comentado que ella debía comer más, atenderse y que había cierta estrechez, lo había sentido considerado al momento de hablar, más su cuerpo prisco y fuerte la había aplastado por tanto tiempo quedándose como muerto encima de ella, por las dos ocasiones en las que había culminado su semilla en ella. No hacía comentario alguno, pero la joven que la atendía le decía que su cabello estaba muy maltratado que, si el Lord se lo estiraba un poco, ella lo recogiera completo tras un gorro, así no se maltrataría tanto. - Es muy fogoso mi marido, estaba muy animado y… es un hombre muy demandante.
En Escocia, por fin después de varios intentos por salir, que el almuerzo fuera llevado a su habitación, posterior las noticas llegaban para informar sobre la estabilidad de los heridos, la cual estaban siendo atendidos en sus casas, debido a que se encontraban fuera de peligro. Fueron pocas razones justificadas para abandonar su habitación y él al notar que ella deseaba caminar, salir fuera o pasear, mientras que la observaba desde su escritorio ahí mismo comentaba, - Mi lady, sé que desea salir, solo le quiero informar que el atentado que recibió antes de su llegada a nuestro castillo fue en contra suya, no de nuestra gente, que si algo le pasará no me lo perdonaría nunca y si no la he dejado salir, es solo porque deseaba pasar tiempo con usted, que nos conociéramos más y así saber si le agrada su nueva vida ahora como mi Lady, aun siendo heredado por la familia materna en su dote su título de Duquesa de Glasgow, lo cual beneficia a nuestra gente, solo que su titulo esta condicionado hasta que tengamos familia, pero hay algo más de lo que no le he informado todavía
- ¿Qué puede ser, mi Lord? - Mi tía Megan, falleció hace poco y dejo estipulado que el Ducado de Edimburgo, sus propiedades y parcelas, así como toda su fortuna, la cual se consideraba mía, ahora dependerá de que nuestro futuro hijo sea un hombre y no una mujer.
- ¿Desea dejarme preñada, lo antes posible? - ¿Le supone algún problema, mi lady? - Por supuesto que no, es solo que, estoy a días de recibir mi sangrado y mi tía me ha dicho como debo cuidarme para tener hijos. - ¿Su tía la ha aleccionado, para tener hijos? - Ella no tuvo hijos vive cerca de Glasgow, es como una madre para mí, ella es quien me educo para vivir aquí en Escocia, gracias a ella es que me hereda el titulo de Duquesa de Glasgow por ser descendiente de la familia de mi madre. Solo se cumple al casarnos. - Lo sé. ¿Y como le enseño a tener hijos, si ella no los dio? - Bueno, ella ayudo a muchas mujeres, mi tío murió joven y ella quedó viuda, no se volvió a casar, sin embargo, siempre ha dicho que… - ¿Qué ha dicho? - Me da pena contarlo. - Con su marido ¿le da pena hablar? - Son cosas de mujeres, mi Lord. - No importa, solo lo sabré yo y no lo diré a nadie más. - Mi Lord, no sé muy bien a que se refiere, pero ella dice que para tener un hijo varón, el horno debe estar muy caliente. No sé si deba ir a la cocina y verificar que no le falten leños.
Las carcajadas de su marido la dejaron avergonzada, por lo que la trajo a su cuerpo abrazándola y posteriormente sentándola en sus piernas mientras continuaba sentado en su escritorio que yacía dentro de su habitación. - ¡Mi Lady! Me ha hecho usted reír demasiado, no necesita ir a las cocinas del castillo, se refiere a que usted aquí conmigo este muy unida y créame haré mi mejor esfuerzo para que su primer hijo, sea un hombrecito. - ¡Está seguro qué no debo verificar el horno en las cocinas? - Desde hoy me daré a la tarea de poner más empeño en mostrar y enseñar todo lo que necesita saber para que usted, mi preciosa esposa tenga un hijo lo antes posible y si Dios lo permite sea un varón sano y fuerte.
Ahí sentada en sus piernas, tomaba su boca, metía la mano bajo sus faldas y comentaba en susurros, aquí están los leños y habrá que calentar un rato, antes para que este muy caliente. La volvía a besar y Candy ahora entendía que ella era el horno al que se referían las mujeres que hablaban con su tía, y su hijo sería un varón gracias a que su esposo comprendía mejor esa frase y que no la dejo salir a hacer el ridículo con las cocineras que se encontraban en el castillo.
Albert tomaba a su mujer, la volvía a su lecho y la bata que la cubría salía en ese momento, para luego darle calor y hacerla sentir, cuando más podía darle sus atenciones antes de tener que partir a Glasgow para llevar a dos terceras partes de toda la gente del Clan Andrew.
Días después, en Inglaterra ya verificaban que no habían llegado los días del primer mes de la Duquesa, y eso era satisfacción entre las damas, solo excedían en cuidados, más todavía no podían confirmarlo, a lo que el Duque era llamado para continuar cumpliendo hasta asegurarse que preñara a su esposa.
- ¿Se encuentra lista, mi Duquesa? - Si mi señor, estoy lista. El Duque entraba ya que las cortinas se encontraban cerradas y ella yacía dentro, con las piernas abiertas, la túnica levantada y él también alzaba su túnica, para acomodarse e ingresar ya que su servicio manual lo había realizado con anticipación en espera de que su mujer le diera la entrada a su habitación. El empeño del Duque hacía morder más fuerte el trapo que le daban a la duquesa para no hacer ningún ruido innecesario, mientras el arremetía directamente, colocando sus piernas sobre sus hombros por un buen rato, ya que hacía sus deberes para dejarla preñada, luego se quedaba en un lado, para ya no aplastarla pues había la posibilidad de que su semilla ya estuviera dando frutos, así colocaba una almohada bajo sus nalgas y mantenía su cadera arriba para que su semilla no saliera y se mantuviera dentro, así toda la noche le ataba las piernas al madero del marco de las cortinas de su cama, dejando ambas piernas alzadas para que ella quedara preñada lo antes posible y al tener tanta semilla real, fuera mayor la posibilidad de un varón y no el de una niña, que no les estaba permitido.
- Buenos días mi Duquesa, la voy a desatar de sus pies para que pueda bajar sus piernas. - Gracias mi Lord, creo que ya pronto le daré buenas noticias, solo espero poder darle el hijo que tanto anhela. – Sabía que usted comprendería que el tener muchos hijos sería mejor ya que así incrementarían los bienes de nuestra unión. - Si, me lo explicó mi suegra, lo comprendo perfectamente, estoy muy feliz de haber sido elegida para tan alto honor.
En Escocia, ya habían pasado tiempo, ella había tenido sangrado de varios días, luego se prepararon todos los transportes necesarios para trasladar a las familias a su nuevo palacio en Glasgow, ahora iban en carruajes, rodeado de tanta gente. El ataba su caballo al carruaje de su mujer donde sus doncellas habían sido enviadas en otra carroza, ahí dentro ella estaba feliz, esperando por alguna parada, para atender y darle de comer a su marido, más él entraba y llevaba una canasta con alimentos y los carruajes continuaban hasta llegar a un lugar menos peligroso para poder descansar a los caballos.
- ¿Cómo se siente mi mujer? - Muy bien mi señor. ¿No haremos paradas para atenderlo y que ingiera alimentos? - No, le traje algunas cosas aquí en esta cesta, espero sean de su agrado, - ¿Son para nosotros? - Si, no quiero molestarla, pero si desea puedo comer con usted aquí, aunque el carruaje aun estará avanzando un poco más debido al lugar en el que vamos, es muy inestable para detenernos a descansar. - Lo comprendo. - Supongo que aun se encuentra en sus días. - no mi señor, hace tiempo que finalice, solo que con los trabajos del viaje usted estuvo muy ocupado y llegaba muy agotado. - No lo suficiente para no atenderla, mi Lady. - Como llegaba a descansar pensé que no era necesario avisarle que ya no estaba con mi sangrado. - Eso quiere decir que podemos volver a atendernos mutuamente. - Si mi Lord. Ella avergonzada tomaba un trozo de pan y bajaba su rostro, el estaba sonriendo, con tantas ocasiones que la había amado, todavía se avergonzaba al tocar temas íntimos con él.
Continuará...
Gracias por leer, comentar y seguir avanzando con esta y muchas historias más, deseando sea de su agrado
continuamos escribiendo Historias de Albert y Candy
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
