Disclaimer: Naruto no me pertenece.

Aclaraciones: Universo Alterno | NejiTen | Romance/Humor | Rated K | Tema elegido: Paparazzi/Influencer


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Cinco: Neji se cansó de los paparazzis

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Cuando su novia le comentó acerca del poder que estaba teniendo las redes sociales últimamente, él solo se indignó por lo fácil e influenciables que estaban siendo las nuevas generaciones, además del descuido de estos por compartir sus ubicaciones, información personal y fotografías sugerentes sin el debido cuidado. Más condenable le parecía todavía aceptar que cualquier desconocido tenga acceso a ello. Y aún más indignante le parecía aquella moda donde compartían contenido absurdo sinsentido, siendo reposteado en las diferentes redes sociales que existen en la actualidad.

Eso último se lo esperaba de cualquiera, menos de Tenten.

—Eres un anticuado, Neji. No hice ninguna cosa absurda, solo reposteé la rutina de ejercicios que Lee subió como reel de Instagram.

—¿Y luego?

—Bue-bueno… hice un pequeño vídeo con él. Cualquiera le da «me gusta», ¿no?

La castaña entornó los ojos, volviendo a tomar su celular y a reproducir el vídeo en cuestión. Ella misma se rio de eso, aunque a él no le hacía mucha gracia. Sin embargo, sabía que ese vídeo, al menos, no era tan ridículo como otros con los que se había topado. Bien sabía que su mejor amigo, Rock Lee, estaba entrándole a la onda de utilizar Instagram y otras redes sociales para crear contenido divertido y generar más vistas. Ni Neji ni Tenten se imaginaron que tendría tanta acogida: logró miles de seguidores en tan solo un mes, empezaron a repostear y a querer contratarlo como imagen de marcas deportivas y le llegaban a su domicilio ciertos productos a manera de canje. Y eso que Lee lo único que hizo fue crear pequeños vídeos sobre rutinas de ejercicios, de los distintos tipos que había, específicamente de taijutsu, siendo el deportista que es. Aunque claro, cada una de ellas, con una edición y música de acompañamiento que hacía entretenidos esos vídeos, junto al carisma que de por sí tiene él. Adicional a ello, sus últimos vídeos estaban siendo grabados con unas ridículas mallas verdes que lo hizo más popular en Instagram, YouTube (con vídeos más largos), entre otras.

El Hyuga apenas podía creer lo famoso que estaba volviéndose su amigo, aun cuando él le decía que todo inició sin queriendo. Ahora, incluso lo reconocían en la calle y estaba siendo buscado como entrenador personal de algunas personas. Su profesor Maito Gai estaba tan orgulloso.

—Neji, no estarás celoso porque Lee es influencer y tú no, ¿cierto?

—¿Qué?

—Y porque mi vídeo con Lee alcanzó casi dos mil vistas y mil likes, a diferencia de las fotos que tengo contigo —rio—. Oh, ¡y empezó a crecer mi número de seguidores!

Tenten se emocionó al volver a ver su perfil de Instagram. Era cierto, hacía una semana que Lee grabó, junto a ella, un vídeo donde compartían qué alimentos no se deben ingerir para conseguir un déficit calórico de manera saludable, sin perjudicar su salud y caer en dietas absurdas, dado que la castaña es nutricionista. Y una muy buena nutricionista que, además de atender varias citas en el consultorio, empezó, desde ese momento, a grabar algunos de los famosos reels acerca de nutrición y hábitos saludables. Si era sincero, estaba teniendo ella bastante acogida, incluso se preguntaba si es porque la información era valiosa o porque de por sí su novia es muy guapa y también tiene mucho carisma, como su amigo.

—¡Mira! Ya voy a llegar a los mil cuatrocientos seguidores.

La castaña le extendió su celular a su novio, quien se mostró ligeramente sorprendido, dado que hasta hace dos semanas, ella tenía 340 seguidores.

—Creo que pronto podría ser considerada influencer, ¿eh?

—¿Y sobre quién recae tu influencia? —contestó, irónico.

—Evidentemente, sobre ti —soltó una risa—. Pero no es eso, es el término que se usa para, ya sabes, los famosos que tienen varios seguidores, que tienen gente que los adula o gente que los odia. Eso.

—Es absurdo, superfluo e innecesario.

Tenten entornó los ojos.

—Lo importante es que a veces te dan obsequios. A Lee le están regalando ropa deportiva y electrodomésticos. Sería genial dejar de gastar en algunas cosas.

—Son cosas que podemos comprar, Tenten. No te expongas demasiado.

Neji se puso de pie, dejando a su novia en el sofá de su departamento, aunque no lucía enojado o incómodo, por lo que esta tomó de buena manera la sugerencia del joven. Sonrió dentro de sí: estaba bromeando todo ese tiempo. Ella no podría volverse tan famosa como una influencer de verdad, que se dedica a hacer contenido; únicamente lo hace cuando se siente de buen humor. Estaba completamente segura de que no pasará a mayores.

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El Hyuga seleccionaba una camisa para el trabajo. No se demoró mucho en decidir, por lo que se dirigió a la caja rápidamente, dándole una señal a su novia, quien lo esperaba sentada en la misma tienda. Esta le sonrió.

Habían decidido ir al centro comercial por algunas compras, tanto para la casa como artículos que consideraban necesarios. Tenten salió de la tienda de ropa para caballeros, siendo seguida por el pelilargo; ambos tenían sus bolsas de compra. La castaña se detuvo para esperar a su pareja, mostrándole una sonrisa; sin pensarlo mucho, tomó su mano, sorprendiéndole.

—¿Ya nos vamos?

—Sí, vamos por el aut…

—¿Es esa la nutricionista guapa de Instagram?

—¡Sí, es Tenten!

La pareja apenas pudo reaccionar cuando fueron abordados por un grupo de adolescentes, quienes se acercaron directamente a la castaña, a pedirle una foto con ella. La mujer no entendía por qué, hasta que entró en razón: ¿la reconocieron por su cuenta de Instagram? Aceptó, porque no le veía problema a concederles una foto, aunque se dio cuenta que Neji se iba a un lado, luciendo incómodo por la interrupción. Ella ya se imaginaba el regaño que vendría por esa violación a su privacidad. Bueno, no es algo que vaya a repetirse.

O eso quiso pensar.

Después de ese suceso y de las disculpas que tuvo que darle a Neji por la intromisión, aun cuando este le había reiterado que no era su culpa, sino de la gente que ya le gustaba idolatrar y adular en demasía a las personas, sin un motivo en específico, Tenten se dijo que ya no iba a generar tanto contenido de nuevo, aunque no lo hacía, pero aun así sus posts eran reposteados varias veces por las personas.

Creyó que con esa acción no volvería a pasar ese incidente. Sin embargo, ocurrió en tres oportunidades más; por suerte, ella estaba sola en dichos momentos, regresando del trabajo o de alguna salida que tuvo con su mejor amiga. Y, desde luego, no se lo comentó a Neji. No se lo iba a decir, pero tuvo que pasar lo de la última vez que no le agradó y fue necesario recurrir a su novio. Hace dos días, cuando fue a la tienda cercana a su casa, un sujeto se le acercó, con el mismo deseo de una fotografía, pero quiso acompañarla después de eso, invitarla a comer algo, a lo cual se negó, definitivamente. Ante su insistencia, no le quedó de otra que mandarle un mensaje a su novio, quien no dudó en salir a su encuentro e increpar al desconocido, incluso llegando a entrever la posibilidad de una amenaza por acoso. El tipo huyó, Neji iba a dirigirse a la comisaría, pero Tenten tuvo que intervenir y contarle que no era la primera vez que alguien la interceptaba en la calle, y empezó a incomodarle un poco, sobre todo con este último incidente.

Fue entonces que Neji consideró que eso se había salido de control. Mucho.

—Neji, solo pasó una vez. Bueno, ahora que lo pienso mejor, quizás exageré y era un tipo muy insistente que quería salir conmigo…

—No exageraste. El sujeto te tomó de la muñeca —Tenten iba a añadir algo, pero volvió a cerrar la boca—. Cuatro veces te pidieron fotografías y, esta vez, te acosaron.

—A veces me pregunto cómo es que los influencers y famosos de verdad lidian con la fama. Les gustará eso, ¿no? Aún no tengo paparazzis y no deseo salir toda encapuchada.

El Hyuga entornó los ojos, volviendo a tomar un sorbo de su té. Tenten, en cambio, tomó su celular y entró a la aplicación que estaba generándole problemas ahora. Se fijó, entonces, que el símbolo de corazón que indicaba notificaciones tenía un punto encima. Pudo ver la gran cantidad de fotos en la que la etiquetaron y los etiquetaron.

—¿Qué sucede? —preguntó el hombre, viendo cómo su novia entreabría los labios. Al no obtener respuesta, se acercó y observó la sección de fotos etiquetadas, viendo la gran cantidad de fotos imprevistas que le sacaron a la castaña. No solamente estando ella, logró ver unas cuantas donde estaban juntos—. Bien. Se acabó.

—¿Eh? —Tenten reaccionó cuando vio al pelilargo poniéndose de pie, dejando su taza en la mesa de centro de su sala. Notó cómo él se ponía en frente suyo, con un gesto serio—. No es mi culpa, por si acaso. Simplemente… nos sorprende porque esto no es propio de mí, me sorprende todo este asunto de la fama y…

—Y tiene solución.

Ella entendió su punto, dejando caer la cabeza. Tenía una batalla en su interior, si era sincera: por una parte, le llamaba la atención ser reconocida en las calles y asediada, pero, por otro lado, estaba incomodándole que violen su privacidad e intimidad, sobre todo si eso involucraba a Neji. Sabía que él se enfadaría mucho si es que empezaban a hostigarlo a él.

—Lo siento, Neji. No quería causarte este problema.

—No solo es por mí —se detuvo un segundo. El pelilargo notó que estaba siendo duro con ella sin razón, mas no iba a minimizar ese hecho. Podría pasar a mayores—. Si te sientes bien con la fama, espero que sepas controlarlo.

Eso significó un voto de confianza para ella. Tenten se acercó, sonriente, para darle un beso a su novio, puesto que estaba tolerando y pasando por alto esas fotos que le sacaron también a él.

—Sabré cuándo detenerme, lo prometo.

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La mañana que Neji tuvo que recoger, de recepción, tres cajas dirigidas a Tenten, se preguntó internamente desde cuándo ella hacía compras de ese tipo. Le estaban mandando congelados y conservas de frutas de un huerto que, al menos él, desconocía; asimismo, llegó un paquete de una tienda de guardapolvos médicos, por lo que intuyó que dentro habría uno, y ella solo se sentía conforme con el suyo de su facultad; la tercera caja provenía de un proveedor de vinos de arándanos, algo de lo cual nunca había escuchado.

Sin pensarlo más, cargó los tres paquetes y se encaminó al departamento que comparte con su novia desde hace un año. Estaba por abrir la puerta de su hogar, pero fue sorprendido con que la castaña abrió intempestivamente la puerta antes de que siquiera pueda alcanzar la llave de su bolsillo. Ella lucía presurosa, abriendo aún más sus ojos cafés en cuanto lo vio cargando varios paquetes.

—¡Neji! Uhm… ¿y eso?

—Me notificaron sobre estos paquetes a tu nombre —el hombre se hizo espacio para poder ingresar al departamento, dejando a su novia atrás. Creyó que ella saldría, pero ingresó tras él, alcanzándolo hasta la sala—. Imagino que son compras necesarias.

—Bueno… digamos que son regalos necesarios.

El Hyuga volteó a encarar a su novia, habiendo dejado cada paquete en el recibidor. Frunció el ceño, extrañado, preguntándose quién le pudo regalar tantas cosas a Tenten. Hasta que vio la sonrisa nerviosa en ella.

—Tenten…

—¡Yo no lo pedí! ¡Lo juro! Ese huerto es un emprendimiento que me escribió, solo desean que los promocione. Igual con ese guardapolvo, tiene mi nombre, dice Dra. Ama —se acercó cual niña pequeña a abrir el paquete, retirando la blanca bata que usaría de ahora en adelante. Tenía un estilo sofisticado y fuera de lo usual, con un cierre y sus datos en letra guinda—. Oh, con el vino también. Desean que haga un post acerca de los beneficios de los vinos de arándanos y…

—No me comentaste que tu fama llegó a ese punto.

La castaña bajó lentamente el paquete que cargaba, al ver a su novio con los brazos cruzados en su pecho, mirándola serio. Sabía que él se pondría así, mas no quiso rechazar los obsequios. Era el beneficio que ella estaba esperando conseguir, aun cuando tenía la suficiente capacidad adquisitiva para comprárselos ella sola, mas no pudo evitar sentir emoción al recibir esos mensajes (además de los de los fans, claro). Y eso que él no sabía que estaban por llegar más paquetes. "¿Por qué no bajé antes? Rayos".

—Le estás dando nuestra dirección domiciliaria a desconocidos.

—No, Neji, me fijo antes qué negocio y empresa es, en serio.

Supo que él iba a añadir algo más, hasta que el timbre de su puerta sonó. Fue el pelilargo quien le hizo una seña, yéndose a recibir a su visita. Tenten, desde la sala, observó que era el señor de seguridad del edificio y que le dejó un paquete a su novio. Se golpeó la frente al ver que él estaba leyendo el remitente del paquete, mas no se dio cuenta de la nota que le colocaron en la caja, evidentemente, dirigida hacia ella.

—Te lo enviaron.

Percibió la incomodidad en su voz. Ella recibió el obsequio, arrancando la notita y aprovechando en leerla.

"Tenten, ¡somos Fancy Tech! Esperamos que te encuentres bien. Como dijimos, inspiras a más personas a llevar una vida sana. Además de la alimentación, es importante el ejercicio. Por favor, recibe este reloj smartwash color amatista y entrégale a tu novio el smartwash color negro. ¡Tiene múltiples funciones! ¡Esperamos que les guste! No olvides las fotitos de los dos ;)"

La chica frunció el ceño, abriendo de inmediato el paquete. Tal como mencionaron, encontró dos modernos relojes smartwash, de los colores mencionados, con sus manuales y luciendo como salidos de fábrica. Bastante sofisticados, incluso más de lo que ella usa para medir los latidos cardíacos y las calorías quemadas en las actividades físicas que realiza. Sin embargo, tenía la certeza de que a alguien le encantará todavía más el obsequio.

Miró intencionalmente a Neji, quien seguía con la vista fija en ella. Le sonrió de lado, recordando que él estaba buscando un reloj smartwash.

—No se han olvidado de que tengo novio, cariño —él enarcó la ceja—. Mira, tú querías un smartwash.

Le extendió el reloj negro platinado que le correspondía, riéndose internamente al ver la sorpresa en su rostro. Y no observaba ni un atisbo de molestia. El pelilargo empezó a analizar el reloj inteligente que tenía en manos, gustándole el color, diseño e imaginándose todas las funcionalidades que tenía, dado que conoce el modelo del reloj que le acababan de obsequiar. No iba a admitirlo, pero estaba encantado con ello.

—¿Neji? —ella preguntó, sonando burlona y alargando ambas vocales de su nombre, al ver cómo no dejaba de girar el reloj; hasta lo prendió. El pelilargo se dio cuenta de su ensimismamiento, deteniéndose al instante. Carraspeó ligeramente, volviendo a fijarse en su novia—. ¿Qué tal? ¿Te gustó?

—Sí.

—¿Quieres que lo devuelva y les pida a ellos y a otras empresas que no me den más de esos regalos? Puedo hasta poner mi cuenta privada.

Tenten se mordió la lengua, a sabiendas de que, si le respondía un sí, estaría arruinando su buena relación con las diferentes tiendas que la contactaron. No se imaginó que Neji estaba considerando posibilidad de que algunas marcas tomen en cuenta que la castaña tiene pareja y pueda ser incluido en esas sorpresas. Dinero no le faltaba, sin embargo, como cualquier persona común y corriente con un buen empleo, no le vendría mal que ella reciba algunas cosas que son beneficiosas para los dos, aminorando ciertos gastos de la casa. Aclaró la garganta.

—No es necesario —frunció la nariz—. Pero ten cuidado.

Cerró los ojos cuando escuchó el grito de celebración de la castaña, mas luego fue reconfortado con los besos que esta empezó a repartirle en su rostro, solo que mantuvo su postura fingida de renuencia e indignación, fijándose de rato en rato en el smartwash que consiguió sin hacer nada. Ella, por su lado, solo tenía una pregunta rondándole en la cabeza.

¿Cómo le pediría que se tome una foto con el reloj, para subirla a sus redes?

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¡Hola! Muchas gracias por haber leído. Espero que haya sido de su agrado c: