El resto ya se lo saben…

Los personajes no me pertenecen son creación de Rumiko Takahashi

Música de fondo:

"Fell in love with a girl" de The White Stripes (parte inicial con Ranma)

"Purple hat" de Sofi Tukker (música de fondo en el bar POV Ryu)

"I'm a slave 4 U" de Britney Spears (baile de Akane)

"This is not about us" de BANKS (Akane y Ranma al final)


Los líos no se detienen

La joven frente a él, a punto de ponerse a llorar, le parecía conocida. ¿De dónde la había visto antes?

—¿Hice algo? —se animó a preguntar, aunque estaba listo para salir corriendo si hacía falta.

—¿No me recuerdas? —ella respondió, era bonita.

Tenía facciones marcadas y un cuello largo, sus ojos eran almendrados y sus labios delgados resaltaban gracias al labial que tenía puesto en color rojo. A grandes rasgos parecía una atleta, tenía cuerpo de atleta bajo ese atuendo de una sola pieza que dejaba al descubierto sus hombros y brazos.

Ranma inclinó su cabeza, dio un paso hacia la chica pero sus labios se contrajeron antes de negarlo —lo siento, me pareces conocida pero yo no…

—Soy Ukyo —había una emoción desesperada en su voz —tu amiga de la infancia. Teníamos seis años cuando tu padre pasó una temporada en el pueblo donde yo vivía. Te estaba entrenando y mi padre solía compartir los okonomiyakis de su restaurante contigo y tu padre a cambio de que también me entrenara.

Abrió los ojos cuando todo hizo clic en sus recuerdos.

—¿Eras ese chico?

Ella dio un paso hacia atrás, como si la hubiera golpeado —¿chico? —entrecerró sus ojos incrédula por la ofensa —¿chico?

Probablemente debería educar mejor su imprudente lengua. ¿Cuando aprendería a pensar antes de hablar?

Ranma se encogió de hombros a modo de arrepentimiento —Creí que eras un niño, tendrás que disculparme éramos muy pequeños.

—Pero… pero… tú prometiste cuidar de mí cuando creciéramos.

Ranma se rascó la mejilla a modo descuidado con una ceja en alto —¿de verdad?

La joven salvaje de las regaderas se giró estupefacta a Ukyo ante los detalles importantes que la confesión que aquella historia estaba revelando —¿tenían seis años cuando él te prometio eso?

La joven bonita asintió —pues sí, su padre hizo un trato con el mío de llevarme con ellos para continuar con mi entrenamiento. Pero una noche desaparecieron.

Tanto la joven salvaje como Ryu miraron a Ranma con los ojos abiertos, llenos de reproches.

—No pueden esperar que yo me haga responsable de las promesas de mi viejo. Además ya lo dije, éramos unos niños.

La música tronaba aún en el sitio, era una proeza que siquiera se escucharan sin tener que estar gritando.

—¿Ocurre algo? —preguntó extrañado Ryoga cuando se acercó a la barra —Akane, no me digas que vinieron aquí a pasar la noche.

Claro, entonces esa joven salvaje y grosera era la famosa Akane Tendo. No podía ser, simplemente Ranma se negaba a aceptar que la mujer legendaria, inocente y que hubiese estado bajo las garras de Tatewaki fuera ella.

—Si, creí que Akari te lo había dicho.

La novia de Ryoga también se acercó junto con Daisuke. Demasiada gente.

Se inclinó hacia la joven que debería haber reconocido de su infancia —¿Podemos hablar a solas? —le preguntó y ella, con el rostro serio, asintió.

Ignorando a los demás y todas las preguntas que podrían surgir se plantó muy cerca de ella, la sujetó del brazo y se abrió camino entre la gente que seguía atiborrando el bar para salir del lugar. Prefirió no voltear atrás pero sentía la mirada asesina de Akane en la espalda.

Loca. Era una loca.

Una vez afuera el frescor de la noche golpeó sus cuerpos, no lo pensó con detalle pero se sintió todavía peor cuando vio que Ukyo estaba temblando por el lógico cambio de temperatura. Caminaron unos pasos más allá de la puerta del bar con el fin de alejarse del ruido del local que cada vez se había vuelto más estridente.

—Toma —dijo ofreciendo su abrigo. Era una suerte que aún no se lo hubiera quitado.

Ukyo tenía la misma seriedad que cuando le pidió hablar a solas pero no se negó a tomar la prenda y cuando se la colocó sus mejillas se sonrojaron. Seguramente mantenía todavía su calor corporal. Se imagino que sería como si él mismo la estuviera abrazando por la espalda.

Luego se rascó la base de la nuca como si dudara de lo que estaba por decir —yo... de verdad lamento la confusión. No recordaba lo de la promesa.

—¿Ahora ya la recuerdas? —no había esperanza en su tono sino una urgencia.

Él vaciló que responder pero lo mejor, lo honorable, era decir la verdad. Así que negó con la cabeza y ella comenzó a llorar. Y él no soportaba ver a las mujeres en esa condición de modo que... a la mierda el honor.

La sujetó de los hombros para que pusiera atención —mira no te preocupes, seguro podemos salir y tal vez eso me ayude a recordarlo. Si lo prometí es porque es lógico que me eras importante y yo... —hizo un ruido de exasperación por no saber que decirle sin comprometerse a más —he viajado por todos lados, he conocido mucha gente y casi siempre estoy metido en pleitos que igual eso no te gustaría de alguien que ha hecho esa clase de promesas ¿no?

Bueno, parecía que su táctica sería plantearle lo mala opción que era él para… lo que fuera. Algo que en el fondo de su corazón era una realidad para Ranma. No por lo que le estaba diciendo, sino porque ¿quién se atrevería a amar a un maldito?

Ukyo inspiró y lo miró tímidamente entre sus pestañas —¿me estás invitando a salir Ranma?

¿Eso había dicho? ¿Eso era lo único que ella había captado de todo ese discurso previo?

—Si, supongo ¿por qué no? —a lo mejor si lo conociera más ella saldría huyendo.

La joven sonrió, radiante y sin duda con una nota triunfal en la mirada que lo hizo cuestionar la veracidad de aquellas lágrimas. Pero casi al segundo siguiente volvió a fruncir el ceño —¿Quién era la chica pelirroja que estaba en tu casa?

Ranma tragó saliva y entonces recordó de donde la había visto antes. Ella ya se había presentado en su dormitorio días atrás, acababa de despertar de una larga y reparadora siesta pero aún mantenía su forma femenina.

Interesante. De modo que Ukyo no sabía lo que le sucedió en Jusenkyo y que él era un maldito. Esto podía servirle a su favor si era capaz de jugar bien sus cartas.

Una sonrisa impía se formó en su rostro —bueno ella es...

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Akane observó como Ranma arrastraba fuera del sitio a Ukyo. Estaba tentada a seguirlos y lo habría hecho de no ser porque Ryu comenzó a hablar de nuevo.

—Imagino —sin tener que girarse a verlo Akane notaba la sonrisa en los labios de Ryu —que tú y tu amiga pensaban que yo era Ranma ¿no es así?

Cerró los ojos un segundo antes de poner atención como correspondía. —Yo no sabía el nombre de su prometido de la infancia. Te vimos el día de las prácticas en la piscina y Ukyo estaba segura que eras él.

Ryu se cruzó de brazos cambiando el peso en sus piernas. Esperando una explicación convincente.

—No podrás negar que la descripción de alguno de los dos bien podría confundir a cualquiera que no conozca a ninguno —no se dejaría amedrentar, así que ella igual se cruzó de brazos de manera casual —ambos tienen el cabello oscuro, son altos, ojos azules. ¿Lo ves?

Una sonrisa desenfadada y Ryu habló luego de una respiración marcada —pero yo soy más apuesto.

Extendió su palma para concederle la razón —ahí lo tienes, ambos son engreídos y su ego está por los cielos.

—No tenía idea que Ranma estuviera comprometido —intervino Ryoga rompiendo la tensión que se había generado entre ella y Ryu. Devolviéndola a la realidad del bar.

—Creo que más bien se trata de una promesa de un par de niños a la cual Ukyo se ha aferrado —respondió con excesiva frialdad. Pero es que algo en todo aquello le molestaba.

—Ojalá Ranma y ella lleguen a un acuerdo —dijo con tristeza Akari —por cierto no me dijiste que vendrían aquí —se dirigió a Ryoga.

—Tampoco lo sabía, fue idea de Ryu.

El responsable de que los tres hombres se encontraran en el mismo bar que ellas sólo alzó un hombro —escuche por ahí el nombre del sitio.

Akane lo observó con el rabillo del ojo, parecía incómodo.

—Bueno la suerte es para mi —comentó alegre Akari —quería una noche con mis amigas, así que hagamos de cuenta que eres un desconocido que me ha invitado a bailar —le sonrío a Ryoga —y un trago... bueno muchos tragos.

La pareja se alejó sin pedir más explicaciones.

—Les veré luego —Daisuke se despidió también y se adentró entre la multitud.

Akane decidió hablar de nuevo hasta que perdió de vista a su pareja de baile en turno.

—Me escuchaste al teléfono ¿cierto? —no estaba molesta, solo sentía curiosidad. Tomó de nuevo el vaso con su té helado y dio un sorbo sin dejar de ver a Ryu a los ojos.

Él acomodó sus antebrazos sobre la barra —quería volver a verte.

—Aunque compartimos una clase a la semana.

Él colocó sus manos con las palmas sobre la fría barra a modo de sumisión —yo solo... no me atreví a invitarte a tomar algo. Por casualidad te escuche decir que vendrías y pensé que sería un encuentro casual.

Tamborileo sus uñas en el vaso —¿y pensabas bailar conmigo además de solo seguirme para saber que me gusta beber?

Era una provocación.

—Oh. En mi mente no solo bailábamos sino que me permitías acompañarte a casa.

Dio otro sorbo de su bebida.

—No soy de esa clase de chicas Ryu, deberías saberlo ya que pareces tan asombrado por mi reputación como artista marcial.

Él hizo una seña para que el bar tender se acercara —quiero otro té helado para la señorita y una cerveza para mi.

—Enseguida.

—Yo tampoco soy esa clase de chicos Akane —dio un par de golpecitos con el índice al vaso que estaba entre sus manos.

Ella bajo la vista y se dio cuenta que casi estaba vacío, solo hielos al fondo con un poco de té.

—Pues Ukyo te vio coqueteando ayer con unas chicas fuera de tu residencia y durante el espectáculo que dieron en la piscina parecías muy alegre de que todas las chicas del campus les estuvieran viendo.

Si no fuera por las luces del bar Akane hubiese estado segura que a Ryu se le fue el color. Se veía avergonzado primero y luego mortificado.

—Aquí tienen —el bar tender dejó las bebidas y Ryu le entregó unos billetes de nuevo.

—Gracias, pero puedo pagar mis bebidas —detuvo al bar tender y le dio un billete —que sea la propina —le guiño un ojo antes de terminar el vaso que aún seguía en sus manos para luego poder entregárselo.

Ryu asintió —supongo que podemos compartir la mesa entonces —giró su atención a la pista donde Ryoga bailaba con Akari.

—Tenemos una mesa por acá —señaló al otro extremo. Vio a Sayuri que seguía con Hiroshi y para su tranquilidad Daisuke ya estaba con algunas de sus compañeras del equipo. Se disculparía por dejarlo en la pista después.

—Te sigo Akane —tomó ambas bebidas esperando ella le mostrara el camino.

Akane sonrió mirando por encima de su hombro, satisfecha de ver al chico de ojos azules como el acero siguiéndole.

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Seguramente parezca tonto, pero para Ukyo la promesa de un niño que conoció en su infancia no era solo la expectativa romántica que le hacía pensar a todo aquel a quien debía contarle su historia.

Lo había buscado por muchas ciudades y en muchas escuelas. Casi lo alcanzó en una aldea cerca de Jusenkyo años atrás. Pero debía conceder que Ranma era escurridizo y su padre más.

Por estúpido que pareciera esa promesa era lo único que le daba fuerzas y motivo. Ese hombre se burló de su familia y ella le haría pagar. Incluso si debía destrozarse a sí misma en el proceso.

Incontables veces había fantaseado sus encuentros finales con Ranma.

A veces siendo una dócil y frágil doncella, anhelante de un amor que le profesaba por un recuerdo infantil. Ella lo amaría. Bueno... de hecho si lo amó en algún punto. Pero con los años ya no estaba segura si había sido amor o admiración.

En otras ocasiones Ukyo solo quería vengarse. Cortar en pedacitos al infeliz mentiroso que incumplió el entrenarla como artista marcial. Pero tampoco era del todo justa pues en esta búsqueda por demostrar su capacidad de ser la mejor al final estaba segura que lo había conseguido. Ya que por esto ella terminó emprendiendo un viaje real de artista marcial.

Su especialidad era el uso del hacha de doble filo porque le recordaba a las espátulas metálicas que se empleaban en la hechura de okonomiyakis.

Si hubiese un juez imparcial de la situación diría que el trato se había cumplido en parte. Ella terminó siendo una fantástica artista marcial. Pero no gracias a Gemma Saotome.

Inspiró. El aire no era frío por ser todavía verano, pero contrastaba exponencialmente con el calor intenso que se desprendía de adentro el local de donde habían salido.

Aferró sus dedos en la orilla del abrigo que le había dado el verdadero Ranma. Sentía el sonrojo en sus mejillas cuando lo veía de modo discreto esperando su respuesta en relación a la pelirroja que le abrió la puerta la única vez que fue a buscarlo.

En medio de las luces de la calle Ukyo lo observó lo mejor que pudo. Era guapo grosso modo, de facciones marcadas y labios apetecibles. Decidió que sus ojos eran expresivos, más allá del tono de azul increíblemente distinto que poseía eran vivaces y grandes. Sus labios también llamaron su atención. Y ni que decir de su cabello, negro como la noche sin astros y largo en definitiva como una estrella de rock. Si, era guapo, y ella estaba celosa.

—Es solo una amiga —respondió al fin Ranma con una altanería nerviosa pero sin atreverse a mirarla a los ojos .

—¿Permites que tus amistades anden medio desnudas por tu casa?

—Mira Ukyo, independientemente de la promesa que dices he incumplido, debes entender que yo tengo una vida.

Bajó la mirada, preparando una actuación digna de cualquier premio —tienes razón —sorbió su nariz con algo de esfuerzo —he sido injusta, vivo en el recuerdo de dos niños que se amaron muchísimo —un gimoteo y luego se pasó la mano por la mejilla retirando una lágrima inexistente.

—Vamos a arreglar esto ¿si? —la voz de Ranma era suave y conciliadora —discúlpame si no estuvo presente mi promesa durante años. Entiende que teníamos tan solo seis y yo creí que eras un amigo.

Ukyo inhaló. Levantó su espalda lo mejor que pudo y con dolor se quitó el abrigo de Ranma entregándoselo.

—Estudio gastronomía —esperó a que Ranma tomara la prenda para mirarlo directo a los ojos —también soy parte del equipo femenil de artes marciales con armas.

Ranma abrió la boca para hablar pero ella alzó la mano y lo detuvo.

—Dile a mis amigas que las veré el lunes —dio un paso hacia él —espero que lo de tu amiguita pelirroja solo haya sido cosa de una vez. Me debes al menos tiempo Ranma, llevo toda una vida persiguiéndote para que cumplas tu promesa.

Se dio media vuelta, comenzó a caminar y cuando vio que él no la seguía supo que no había valido la pena nada de su propósito. Lo meditaría. Pero por lo pronto no quería seguir respirando el mismo aire que él.

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Ryu no podía parar de contemplar a Akane. Era hermosa. Y ahora que la tenía frente a él descaradamente la analizó. Su rostro eran líneas testarudas y desafiantes, su nariz fina como sus pómulos marcados en la redondez de su cara. Ojos bonitos, gentiles, cálidos del color de las avellanas tostadas.

Pero lo que era definitivo su perdición y una invitación que gustoso quería aceptar si se diera la oportunidad eran esos labios. El inferior era un poco más grueso que el superior y eran el marco de una sonrisa risueña cuando ella se relajaba.

Comprendía el ensimismado comportamiento enfermizo del tal Tatewaki y no pudo evitar el dolor en su pecho cuando se preguntó si estando en la misma situación no hubiera actuado igual.

No. Posiblemente él habría mentido de ser necesario.

—Me estas diciendo que esas chicas son compañeras de clase —Akane dio otro sorbo de su té.

—Sí, pero creo que es verdad que me he comportado como si fuera un Casanova —agitó el contenido de su botella de cerveza —tengo debilidad por las niñas bonitas. Como tú.

Akane bajó la vista un segundo y él disfrutó como sus pómulos se enrojecían. ¡Dioses en serio que le gustaba esta chica!

—A mi los halagos baratos no me llegan o me interesan Ryu, si es tu táctica para que salga contigo vas por muy malos pasos.

—Entonces dime que tengo que hacer para que aceptes una invitación a cenar mañana conmigo.

Ella negó —lo siento, pero mañana por la noche no puedo.

Él pestañeo desconcertado. Hubiese sido decepcionante que la reputación de Akane de haber sufrido aquellos acosos en el instituto derivaran en que ahora en la universidad fuera sencillo salir con ella. Sin embargo eso no le restaba a que doliera el rechazo.

—Ya veremos si merece la pena que salgamos en una cita Ryu.

Era un reto. Por supuesto que lo aceptaba.

—Me disculpo Akane —dijo sujetando el cuello de la botella para elevarlo hasta sus labios y dar un sorbo —no pretendía que pensaras que no me interesa de verdad salir contigo, tienes razón.

Las cejas de la chica se unieron entre sus ojos cuando arrugó la frente —por favor no lo hagas una competencia. Si, si me gustaría salir contigo es solo que… —desvío su vista hacia la nada —es complicado.

—Oye… —se atrevió a sujetar su mano y a acariciar sus nudillos —de verdad, no lo estoy tomando como si me hubieras retado. No soy un crío imbécil del instituto ¿sí? Conozco lo que ese imbécil hizo. Podemos ser primero amigos antes de pensar en citas románticas.

Ella se relajó, sus hombros bajaron y sonrió de manera divina y encantadora —gracias.

Ryu la soltó y dio otro sorbo de su cerveza —¿al menos me dejarías invitarte a bailar? —señaló con su pulgar la pista tras ellos.

Los ojos de Akane vieron a todos esos chicos de su universidad, en su mayoría, bailando al ritmo de la música de Sofi Tukker. Luego miró a Ryu y la forma como lo hizo le provocó desazón por no saber como interpretarlo. ¿Era un sí? ¿Era un no? ¿Era un para nada idiota iluso?

—¿Eres bueno?

Ryu se levantó y extendió su mano hacia Akane —soy increíble en la pista —guiño un ojo y ella rió de forma coqueta poniéndose también de pie sin tomar su mano.

—Ya juzgaré eso.

Él volvió a seguirla gustoso.

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Ranma volvió a entrar al bar. Frotándose la cara con una palma.

Era apenas el segundo fin de semana desde que comenzaran las clases y ya se había metido en muchos líos. ¿Como conseguía siempre estar en medio de situaciones tan raras?

Caminó hasta donde habían conseguido una mesa sus compañeros y él y se sorprendió cuando un grupo de personas que no conocía ya ocupaba el espacio.

Por supuesto. Por supuesto.

Buscó con la vista en el sitio algún atisbo de Ryoga o Ryu. El primero bailaba pésimamente en la pista con su chica. Menudo espectáculo.

Pero de Ryu no vio nada. ¿Se habría marchado ya? Además no podía dejar de pensar en la chica Akane.

Fue evidente que ella y Ukyo se conocían. ¿También estudiaría gastronomía? Del equipo de artes marciales no era, sabia que había tenido un pleito con Kodachi así que seguro era igual una gimnasta.

Si, tenía pinta de gimnasta. Toda ella era en general pequeña y grácil, bueno salvo por esas caderas gloriosas.

Incipiente la había llamado. No, no era incipiente, solo quería lastimarla como ella lo había herido a él.

Le preguntaría a Ryoga, pero primero necesitaba alcohol para pasar el mal rato. Fue hasta la barra y se ordenó una cerveza.

Aquí los había encontrado charlando. La curiosidad fue lo que le movió. Cuando Ryu se alejó de ellos de regreso a la barra fue la curiosidad lo que le hizo seguirlo en cuanto él y Ryoga se consiguieron una mesa en una esquina del atestado sitio.

Y entonces la vio.

Vaya que era más hermosa de lo que recordaba. Su memoria no le estaba haciendo justicia. Ojos brillantes en color caramelo, rasgos finos a pesar de la redondez en su rostro. Sus pómulos bordeados y su nariz estilizada. Sus labios eran una invitación, el inferior más grueso y el superior marcado con el pequeño arco de cupido pintados en tono rosa. Como un anuncio luminoso en forma de corazón que promovía su existencia. Ni siquiera necesitaba de un truco así, por si solos eran atrayentes.

También había algunas pecas delicadas salpicando el puente de su nariz que le brindaban carácter y su cabello imposiblemente oscuro brillaba con tonos color zafiro.

Akane Tendo era bonita, de un modo que le hirvió el pensamiento y robó su aliento.

—Aquí tienes —le entregó el bar tender su bebida y él le dio a su vez un par de billetes —oye ¿tu amigo sale con Akane Tendo?

Ranma bufó —no —parecía ofendido —recién se conocen. ¿por qué? —temió preguntar.

El bar tender simplemente señaló hacia la pista con una sonrisa maliciosa —pues parece que a ella le gusta.

Sus ojos se abrieron tanto como le fue posible, tanto como pudiera captar de la escena que se desarrollaba frente a ellos.

En medio de la masa de gente que estaba en la pista Akane bailaba de manera sensual con Ryu. No, no era un con era un para.

Ranma trago saliva con pesadez y una ola incomprensible de celos lo hizo separarse de su lugar.

Akane movía la cadera de un lado al otro con una elegancia que le recordaba a esas bellas danzantes del oriente. Mística y hermosa. Incluso podía oler el incienso y las especies con cada uno de los exóticos movimientos en oleaje de la incipiente chica.

Su corazón bombeó más fuerte, estaba hipnotizado también. Hechizado como si esperara que Akane le concediera al terminar su baile tres deseos.

Y su compañero de entrenamiento, su nuevo amigo... él bailaba a la par con ella. Con los brazos rodeando la silueta femenina a veces y otras casi tocando la pequeña cintura de la chica.

Suficiente, no tenía porque soportar tal espectáculo. Y justo ahí, como invocada desde el mismo infierno o del fondo de sus pesadillas, una mujer que reconoció sin problemas por su bizarro encuentro en la mañana se acercó fieramente a él.

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La música y el ambiente tronaban desde fuera del sitio.

—Busquemos diversión chicas.

Ella necesitaba aligerar sus pensamientos, desde la mañana y su encuentro con aquel guapo hombre no había podido dejar que su mente no siguiera recordando aquellos ojos de ensueño. Tuvo que hacer algo al respecto en la soledad de su cuarto e incluso no había sido suficiente.

Por la tarde ni siquiera se asomó al entrenamiento. Así de dispersa y confundida se sentía.

El guardia de la entrada las reconoció desde que doblaron la esquina, ella y su grupo de amigas fueron guiadas hasta el reservado que pagaba de forma religiosa cada mes lo ocupara o no.

Quería… sí, quería ver si encontraba al hombre del parque. Porque podía ser, había dejado caer su identificación de la universidad sin darse cuento o tal vez lo había hecho adrede para que ella lo buscara. Ranma. Ranma. El nombre le sabía delicioso en su lengua. Ranma.

Y lo usual era que los universitarios como él y como ella asistieran los viernes por la noche al 212.

Su vestimenta era atrevida, eso diría su hermano de estar en el país. No importaba, dejó caer de sus hombros a sus antebrazos el abrigo que más tenía relación con una estola de plumas que con un abrigo. Descubriendo el escote a la espalda de su ajustado vestido.

Sin importarle nada se subió a la mesa descalza mientras uno de los meseros de la zona tomaba la orden usual de ella y sus acompañantes.

Pero es que desde esa altura sin duda debería localizarlo con facilidad.

—Kodachi baja de ahí, te vas a caer —le regaño una de sus amigas pero ella no le hizo caso.

—No lo veo.

—Ni siquiera es seguro de que esté aquí. ¿Qué tal que es un nerd que no sale los viernes?

Ella sonrío sin apartar su vista del gentío que bailaba con la música de Tukker —si fuera el caso yo le ayudaría a estudiar religiosamente.

Sus amigas se rieron. Ella también. No, no le ayudaría. Si fuera el caso de tratarse de un ratón de biblioteca ella se aseguraría de ser una mala influencia.

Por la tarde se dedicó a investigar todo lo que pudo sobre Ranma Saotome. Ni ella o sus amigas se enteraron de gran cosa, parecía que aún no era popular. Porque teniendo ese rostro y ese cuerpo sin falta a lo largo del semestre se volvería popular.

Ranma Saotome era nuevo. Recién llegado de China, no se sabían los motivos para su cambio de universidad faltando solo año y medio para terminar. Era un artista marcial de la disciplina libre, lo que explicaba la fuerza de esos brazos musculosos. Estudiaba Gestión deportiva, al igual que su amigo de la infancia Ryoga Hibiki.

Vivía en una de las residencias de los chicos, pero todavía no sabía en cuál. Aunque para mañana ya tendría la información. Nadie sabía tampoco si tenía novia. Pero esa nimiedad no detendría a Kodachi.

Harta de no encontrarlo decidió bajar de la mesa cuando el mesero regresó con sus bebidas.

Una de sus amigas alzó la estilizada copa —por Kodachi y su futuro novio.

Todas rieron y ella suavizó su gesto —por mí y el hombre que me hará una mujer complacida.

Otras risas. Y más bebidas hasta el fondo del cristal. De repente alguien empujó a alguien más y ese a otro más y cuando el ultimo golpeó de forma descuidada el hombro de Kodachi ella se puso en pie lista para encajar la aguja de su tacón en quien se hubiera atrevido a tocarla.

Y lo vio. Al amor de su vida. Recargado en la barra.

Ni tarde, ni perezosa, se colocó con rapidez las zapatillas, dejó su abrigo estola en el asiento y caminó con paso fluido y una mirada afilada para encontrarse con él, con Ranma.

A cada paso que daba la gente le abría camino. Era una reina al acecho.

—Hola Ranma —dijo con la voz más suave que fue capaz de emplear —¿no te parece que es el destino lo que nos hace encontrarnos de nuevo?

El guapo hombre frente a ella se pasó los dedos por el cabello —supongo que es así ¿bailamos?

No dejó que ella respondiera cuando la tomó de la mano y jaló su cuerpo hasta el centro de la pista.

Era su momento de demostrar lo sexy y apetitosa que era ella. Lo mucho que podían pasarlo bien cuando él aceptara que era cosa del destino estar juntos. Así que comenzó a bailar sin dejar de mirarlo al ritmo de la música.

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Cada nota. Cada movimiento. Lo estaba disfrutando.

Sentía el calor corporal de Ryu de forma muy cercana, pero todo era distinto a cuando había bailado con Daisuke. Esto era como entrar en un horno y estar contento de arder en las brasas.

Cuando su cadera golpeó adrede los muslos de Ryu pudo escuchar el gruñido grave, profundo. Su piel se erizó y cerró sus ojos mientras sintió la calidez de sus dedos cerca de la abertura que tenía su blusa en la espalda baja.

Akane giró de nuevo para quedar frente a frente. Él le ofreció una sonrisa furtiva sin dejar de moverse tampoco y ella deslizó de manera perezosa y ensayada sus brazos por sobre sus hombros, sus anchos hombros.

—¿Te puedo sujetar de la cintura?

¡De donde diablos había salido este chico! Ella se mordió el labio inferior y asintió fervorosa.

La música continuaba, la gente a su alrededor cantaba los coros a todo pulmón, movían los hombros y las caderas al unísono. El sonido de la sexy canción de Spears, el calor que emanaban todos esos cuerpos en la pista y la manera como la miraba Ryu la hizo imaginarse sin problemas que estaban dentro del mismo video musical. Una bacanal.

Ahí se olvidó de su mala semana.

Ryu parecía saber manejarse, aunque desconocía lo que era y como lo veía el sexo opuesto e incluso se atrevía a pensar que algunas personas de su mismo sexo lo contemplaban como el hermoso hombre que era.

Un seductor innato que definitivamente se perdía del potencial de su juego. O que eso aparentaba. Porque por la forma como se había visto, culpable y avergonzado, cuando ella preguntó por esas chicas con las que según Ukyo había estado coqueteado, le hicieron dudar de que realmente lo hiciera a propósito. Su reacción le pareció franca.

Así que Akane trato de que su temblor, cuando se giró de nuevo para dejar que el chico contemplara su espalda, no fuera notorio. Tampoco estaba del todo segura hasta donde estaba dispuesta a llegar esa noche. Apretó los dientes para evitar que el gemido de placer se escapara de su boca conforme los dedos traviesos de Ryu acariciaban la piel alrededor de su ombligo al rodearla, una labor titánica con su aliento cálido y masculino sobre su mejilla.

Ella contuvo la respiración mientras esperaba las palabras de Ryu.

—Akane... tú...

Y entonces pesco de reojo una mirada fría frente a ella. Se sobresaltó y eso hizo que la magia que habían tejido al bailar ella y Ryu se desbaratara como si nada al soltarse del abrazo sibarítico del hombre a su espalda.

—Tu amiga se fue —gritó Ranma con los ojos oscurecidos desde su posición tras una chica de largo cabello negro que baila frente a él —me pidió que te avisara pero no te encontré en la barra —una risa burlona —yo pensando que estarías preocupada por ella y la señorita dando un espectáculo.

—¿Con quién hablas querido? —la voz dulzona de Kodachi provocó que Akane detuviera en seco su respiración entre cortada cuando la odiosa mujer movió su rostro y ambas se vieron —tú —siseó.

Akane entrecerró sus ojos —así que no solo eres un pervertido sino que además tienes poca autoestima. Si Ukyo prefirió irse a tener que pasar más tiempo contigo —deslizó su mirada por él de arriba abajo —la felicito.

Ranma gruñó —que arrogante de tu parte intentar seducir a Ryu con lo poco atractiva que eres.

—¿Y a ti eso que te importa?

El chico rodeó a Kodachi dejándola tras él, parecía necesitar estar en primera fila —me importa porque no quiero que cometa un error. Eres violenta.

—Solo porque tu fuiste un grosero.

—Me disculpe. Te ofrecí una explicación. Y tú la desdeñaste como si yo fuera...

—Un maldito pervertido.

Kodachi se asomó de detrás de Ranma —¿de dónde conoces a Akane?

—No nos conocemos, no te preocupes —se apresuró a responder ella —y no pienso seguir gastando mi tiempo contigo —volvió su atención a Ranma —Ya diste tu mensaje, listo.

Se giró y Ryu ya tenía el brazo arriba para rodearla cuando sintió que una mano atrapó su muñeca derecha.

—Que fácil largarte como si nada.

Akane frunció el ceño harta de Ranma, era insoportable y una bestia. Dio un vistazo incrédula de la mano que la detenía.

—Suéltame.

Ranma se acercó más a ella. Podía escuchar con claridad su respiración agitada e incluso podía ver el brillo oscuro en sus ojos que la veían... no sabía como explicar la forma como él la veía.

—¿O qué? ¿Vas a golpearme? —alzó la barbilla.

Kodachi río a sus espaldas, con esa horrenda risa desagradable —es lo único que sabe hacer, mejor suéltala y sigamos en lo nuestro querido.

—Deberías hacerle caso a tu novia —sonrío de forma odiosa —espera ¿qué no estás comprometido? Tal vez Kodachi es entonces tu amante.

Con fuerza jaló su brazo hacia atrás para soltarse de él.

—Sabes que eso del compromiso es una mentira. Una niñada.

—No me consta.

—¿Ni siquiera me vas a dejar explicarme?

—A mi no me importa. ¿Yo por qué estaría interesada en tus excusas?

Se giró de nuevo dándole la espalda. Esta tonta discusión no tenía sentido y no quería seguir escuchando más.

—Por qué eres una terca que no escucha a nadie más que a si misma.

Dio la vuelta y cuando su brazo se estiró vio que Ryu rodeo su cintura con una mano para tratar de atraerla hacia él. Pero fue demasiado lento y el golpe llegó igual a su destino. Justo en la cara de Ranma.

—Tal vez tienes razón —agitó su mano para intentar calmar el ardor en los nudillos —te sugiero que dejes de tratar de convencerme de lo contrario.

No escuchó nada más porque Ryu la sacó de la pista. Pero pudo ver cuando Kodachi se agachó sobre Ranma y una molestia desconocida se abrió camino en ella. ¿Por qué tenía tantas libertades con el pervertido esa bruja loca?

Sin soltarla Ryu tomó de la mesa su chamarra y el abrigo de Ukyo y salieron del bar.

Sayuri salió corriendo de alguna parte tras ellos, con la cara roja, el cabello alborotado y los labios hinchados —¡Akane!

—Te llamo luego —gritó ella desde la puerta del lugar.

Estaba furiosa. Quería regresar y terminar la pelea. Se imaginó mandando por los aires a Ranma y solo así consideraba que la ofensa podría ser saldada. Pero Ryu siguió caminando hasta la estación más cercana con ella de la mano.

Cuando estuvieron en el andén él le colocó sobre los hombros la chamarra, luego sujetó entre sus manos la que Akane había empleado para darle un derechazo a Ranma en su rostro y hasta que Ryu le rozó con delicadeza los nudillos ella sintió el escalofrío en la espalda por el dolor y se dio cuenta que todo había sido real.

—Debí haberte defendido, hacer algo. Lo que fuera.

El rostro de Ryu mantenía la quijada tensa, con su atención puesta enteramente en la piel enrojecida y lastimada de la mano de Akane.

—Yo puedo pelear mis propias batallas.

—Si, pero no estabas sola. Y Ranma ha sido excesivo e irreverente.

Cuando por fin la miró ella notó que lo decía en serio. Que se sentía responsable de no haberse interpuesto.

—Siempre hago lo mismo, me hago a un lado en los pleitos que no van dirigidos a mí.

Una risa ahogada se escuchó del pecho de Akane —Y yo siempre hago lo mismo, me enardezco con facilidad aunque no sean pleitos míos.—alzó la vista al cielo nocturno con los labios en una fina línea —¿quedó muy mal?

—La verdad es que no lo sé.

Ella suspiró con fuerza.

—¿Qué fue lo que dijo Saotome? Sobre que se había disculpado contigo.

Akane dio un respingo con los ojos abiertos mirando ahora las vías, preguntándose porque tardaba tanto el tren.

—Preferiría no hablar al respecto. Fue una tontería. —forzó una sonrisa y Ryu no insistió.

El tren llegó al fin y solo entonces a Ryu se le ocurrió preguntar hacia qué estación estaba su casa —simplemente di por hecho que irías hacia los dormitorios. Discúlpame.

Ella movió su mano para desestimar la preocupación del chico —en realidad voy hacia el otro lado. Vivo cerca.

—Entonces estamos en el andén equivocado.

—Tal parece que si.

Ryu volvió a ofrecerle su mano y esta vez Akane totalmente consciente y sin distracciones aceptó. Dejó que la acompañara a su departamento.

—Debería llevarle su abrigo a Ukyo mañana.

—Podemos ir juntos si prefieres —se ofreció el chico.

—Creo que es mejor que vaya sola, no imagino que le haga gracia verte cuando pensaba que eras tú su prometido.

Se rascó la nuca —eso del prometido... —alzó un hombro.

—Entiendo aún cuando se trate de Saotome, no sé, es muy extraño. Eran solo dos niños.

—Probablemente para Ukyo fue un enamoramiento verdadero, esas cosas suceden.

—A lo mejor, sé muy bien que se pueden cometer imprudencias cuando se piensa que estás ciegamente enamorado. —desvió su atención mientras suspiraba —me siguen doliendo los nudillos —cambió el tema.

Ryu afianzó mejor la mano derecha de Akane para mirarla de cerca —al llegar a tu casa deberías tomar un analgésico. Mañana amanecerá hinchada.

Ella asintió sin dejar de verlo a los ojos, escuchando solo el ruido del vagón al andar, viendo ensimismada como los labios del chico se acercaban a la piel enrojecida y lastimada.

Akane permaneció atenta a sus movimientos y cuando él besó con ternura sus nudillos ella soltó el aire contenido de sus labios por la tensión previa.

El gesto era íntimo. Era más personal que si solo la hubiese besado.

—Lo tomaré —un hilo de voz respondió cerrando sus ojos un segundo, escuchando ahora la risita coqueta de Ryu —el analgésico —explicó.

—¿Crees que ahora si aceptes cenar conmigo mañana?

Ella quería responder que si. Pero de verdad no podía, un viejo amigo de su padre iría al día siguiente a cenar. Algo familiar donde se requería de su presencia. Además había prometido a sus hermanas pasar la noche en casa para poder ayudarles a recoger todo.

—De verdad no puedo.

Él asintió —está bien Akane Tendo, me ganaré el derecho a esa cita.

Una convicción que alborotó las mariposas dormidas en el estómago de Akane.

—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—

Un mesero le entregó otra bolsa plástica con hielos.

—Gracias —se colocó la bolsa sobre el pómulo izquierdo. Si no tuviera tan buenos reflejos Akane le habría roto la nariz sin duda. En cambio así sólo le quedaría un espantoso moretón que se desvanecería con el paso de las semanas.

Kodachi no se había amilanado por lo ocurrido, al contrario había volcado toda su atención en él como si ella tuviera que salvarlo o protegerlo. Pero al final, cuando trató de levantarse con la ayuda de la chica Ranma le agradeció el gesto pero le pidió espacio alejándose de ella. Y Kodachi se quedó en la pista con los labios abiertos en una "O" perfecta y el ceño fruncido por el agravio de su desprecio.

A Ranma eso le importaba poco o realmente nada.

—Te lo ganaste. No entiendo porque tenías que estar en pleito con Akane. —Ryoga le dio una palmada en el hombro y a Ranma se le cayó la fría compresa.

Akari se agachó y con cuidado se la colocó de nuevo sobre la piel —¿entonces Ukyo piensa seguir insistiendo en su compromiso?

Ranma suspiró cansado —no me quedó del todo claro. Solo me dijo que carrera estaba estudiando y a que club pertenencia. Sin duda espera que yo la busque. Además...

La novia de Ryoga se inclinó a verlo a los ojos —¿además?

Puso una mueca —hace unos días ella fue a buscarme a mi dormitorio. No abrí precisamente yo la puerta sino mi versión femenina. Recuerdo que se fue sin siquiera preguntar nada y yo no le di mucha importancia.

—Ajá.

—¿Le contaste que eres tú mismo?

Ranma miró con los labios torcidos a Ryoga al escuchar su pregunta. Era respuesta suficiente.

—¡Ay Ranma!

—Ella fue quien llegó de manera exigente conmigo. Por algo que sucedió cuando éramos niños.

—¿De verdad creías que Ukyo era un varón? —la curiosidad de Akari.

—Si, usaba ropa de niño y siempre estábamos jugando de forma ruda.

La chica contuvo una sonrisa.

—Y lo que haya prometido mi padre no es asunto mío.

—Tal vez —Ryoga se sentó junto a él —pero deberás decirle sobre tu maldición. Eso sí que es asunto tuyo.

—Ranma no puedes usar tu versión femenina de pretexto para librarte de tu promesa.

—¿Pretenden que cumpla con casarme con ella? —estaba ofendido, no era el sujeto más romántico y no tenía realmente tiempo para conquistar chicas pero esto era un abuso. —Sería una condena para ambos, no la conozco... mucho menos ella a mi.

—¿Ni siquiera te gusta? —Akari empujó su fleco hacia un lado, despejándole la frente.

Pero Ranma solo apretó los labios. Decir que no le parecía atractiva sería echar más leña a las mentiras. Sin embargo creía que si no hubiese ocurrido esta extraña situación probablemente no se habría acercado a ella. Mucho menos salir en una cita. Ukyo tenía algo que no encajaba con su temperamento.

—Hablaré con ella y seré honesto. No puedo responder por algo así como imagino que ella quiere.

Ryoga le quitó la bolsa de hielo a su novia y por ende al rostro de Ranma y examinó el golpe —se te va a ver espantoso mañana. Te lo merecías. —rodeó a Akari con un brazo sobre sus hombros y le susurró algo al oído que la puso roja —Sería mejor volver a casa.

Ambos dieron media vuelta.

No. Si. No, no se lo merecía. Akane estaba ahí a mitad del lugar bailándole a Ryu como si no estuvieran rodeados de más gente.

—Mierda —murmuró para sí mismo cuando su amigo y Akari se alejaron un paso o dos mientras él se ponía de pie.

Estaba celoso. ¿Pero por qué?

—Aquí viene tu conquista —escuchó en voz baja a Ryoga delante de él y cuando alzó de nuevo la mirada vio a Kodachi.

—Yo me voy —dijo la chica plantándose frente a él, ignorando deliberadamente a sus amigos —pero espero vengas a mi casa mañana para desayunar, entiendo que por el salvajismo de Tendo te sintieras tenso y distante. Y estoy dispuesta dejarlo pasar esta vez. —una risita siniestra —aunque me harías más feliz si vinieras conmigo de una buena vez, pero no sería correcto en una primera cita ¿no?

A cada palabra de la joven su ceño se fruncía más y más.

—Mira Kodachi, por ahora no tengo tiempo para salir con nadie. Lamento mucho si al pedirte que bailáramos juntos te dio otra impresión. —pasó junto a ella.

—¿Me estas rechazando? —su mano detuvo brevemente su andar cuando se ancló en su abrigo —no entiendo, lo nuestro es cosa del destino.

—Creo que estás muy equivocada y ya te lo dije, no tengo tiempo para esta clase de relaciones.

Dio por terminada esa charla, ese encuentro y se alejó lo más que pudo de ella.


Hello guapuras! Originalmente el capítulo lo escribí escuchando "O Saki Saki" de Neha Kakkar, si pueden escucharla se las recomiendo definitivo.

Veamos tengo planes perversos para este triángulo amoroso, por supuesto hay más información que todavía desconocen y que podrá no gustarles pero quiero recordarles que este como universo paralelo es una propuesta de lo que según yo podría haber ocurrido si Ranma no hubiese llegado a la vida de Akane cuando tenían 16 años.

Por supuesto ella hubiese tenido que seguir aguantando cada mañana a los hombres tratando de pelear con ella para conseguir una cita. Y creo que eso desgastaría a cualquiera. Recordemos que por esa misma razón Akane odia a los hombres y me gustaría retomar esa idea de la historia de Rumiko. O al menos es lo que intento hacer jeje.

Millones de gracias por sus comentarios! De verdad se los agradezco así como su paciencia para las actualizaciones. Sigo trabajando en la historia pero no es la única que tengo en curso así que debo intercalarlas y a veces el tiempo no me da para escribir.

Abrazos gorditos y besos tronadores a ustedes!

Alexandraaa417, Pauvishana (gracias hermosa por tus preciosos comentarios aquí y en Twitter), Sofit11, SweetAkane :), PequeT, Bealtr, Nicky, Niomei, Viviana Juarez, Elisa LJ, AkaneMX, Saritanimelove, Sil Dhe Mar (perdóname! Creo que no te etiqueté en la liga que luego respondí), TatyGuerrero (tú tranqui! aquí va a esta la historia ;) ), BabyFace y las dos personitas como anónimas mil, mil, mil gracias por leer.

Cuídense mucho!