Capitulo 5

"Sentimiento .."

Cabalgan sin descanso hacia la montaña, el sol brillaba fuerte y el calor era insoportable. Atenea detuvo a su caballo.

- Hay un arrollo cerca de aquí, mejor descansemos y alimentamos a los caballos.

—Pues, es una muy buena idea Princesa. - hablo Mel bajandose con cansancio se secaba la transpiración de la frente con las mangas de su túnica.

Iori y Atenea al fin cruzaron miradas y fue algo incómodo para la chica, después del beso apasionado de anoche era algo que no podía olvidar.

—Ire a darle agua a los caballos. - hablo un poco rápido como actuando que todo estaba bien, todo de las riendas al suyo y al de Mel y así comenzó a alejarse.

Al parecer a Iori no parecia cambiado después de lo de anoche, o tal vez no le dió mucha importancia, fue solo un beso divertido y ya, por qué no podía alejarlo de su mente, era obvio que el volverá a su mundo y se olvidara de ella porque perder el tiempo con alguien a quien no le interesa, sumida en sus pensamientos Atenea escucho un ruido, como si alguien más estaba cerca, en ese momento una espada se poso sobre su cuello, había sido sorprendido, por ..

—Akira. - balbucio.

Este sonrió alejando la espada de ella con una sonrisa arrogante.

—¿Y así te haces llamar Guerrera?

Atenea aún permanecía callada sin dejar de verlo.

—¿Te encuentras bien? - cuestionó el.

—¿Que haces aquí?

Ahora era el quien permaneció callado, desviando su mirada. La guerrera hizo una mueca con enojo.

—Mi padre te envío ¿No es así?

—No, el Rey no tiene nada que ver. - hablo Akira algo inquieto.

—¿Nos estabas siguiendo?

—Si, pero no es por lo que tú piensas. - se atajo el joven Kusanagi.

- ¿Que se supone que debe pensar? - la chica aún lo lograba entender nada. Pero era muy desconfiada para averigüar, se dió rápido la vuelta para escapar pero el la tomó de la cintura evitando que se fuera, aprovechándose de su fuerza.

—¡Suéltame!

—¿Quieres dejar de ser tan dramática? - se quejó el joven tomándola de los hombros, aún ella se notaba enfadada. —Necesito que me escuches.

—¡Akira! - exclamó Mel llegando con Iori quien de inmediato se puso sería al verlo junto con Atenea quien lo miro y luego al Kusanagi soltándose de su agarre y alejarse de él.

—¿Que sucede? ¿Que hace el señor Kusanagi aquí, Princesa? - Hablo nuevamente Mel sin comprender.

—Atenea, por la amistad que necesité que me escuches. - volvió a repetir Akira en tono suplicante.

—Ella no tiene porqué escuchar a un Kusanagi. - hablo Iori fulminando al joven con la mirada. Era como ver a Kyo en persona.

- ¿Quien demonios es este pelirrojo, Atenea?

Iori estaba a punto de volarlo con sus llamas pero ella se interpuso en el medio tomando de la ropa al Kusanagi llevandoselo con el del lugar, el pelirrojo estaba a punto de ir tras ellos pero su maldito orgullo se lo impedía.

Una vez a solas Atenea le indico un tronco en el suelo para que se sentará y el lo hizo de inmediato, no dejaba de mirar a Akira con un interrogante en su semblante.

- La verdad, bueno, por donde empiezo. - suspiro, Atenea tomó asiento cerca de el, quien la miró a los ojos y comenzó a dar vida a aquella verdad. - Estoy enamorado, perdidamente enamorado. La guerrera sonrió divertida.

— En verdad me alagas Kusanagi, pero ya te superé.

El joven rodeo los ojos algo molesto de la gracia que se lo tomaba la guerrera.

—De Sakura Kushinada.

Atenea lo miro aún más confundida.

—¿De Sakura? Pero .. ¿Cómo ..? Si tú estuviste de acuerdo en su sacrificio.

—Solo fingia estar de acuerdo, Sakura y yo nos enamoramos, quiero salvarla también por favor déjame acompañarlos. - Muestra el joven a lo que Atenea solo lo miro con advertencia.

—Solo espero que no me estés engañando. - Akira asintió para luego abrazarla. —Esta bien, vendrás con nosotros y rescataremos a Saku.

Un grito se escuchó muy cerca, ambos fueron rápidamente al lugar de donde se produjo, Atenea vio a Mel inconsciente sobre el piso. Akira fue corriendo y le tomo el pulso, aún seguía con vida.

- Ella está bien. -le aseguro el Kusanagi.

—No entiendo ¿Que pasó? ¿Fueron atacados?

—Eso parece ¿Y el extraño pelirrojo?

Atenea sintió sobre su espalda que alguien le respiraba y gruñía en su cabeza con un extraño aliento cálido, trago saliva y se dio vuelta lentamente para encontrarse con cualquier cosa que estaba detrás de suyo, era Iori en una extraña posición con los brazos arrastrando el suelo y unos extraños ojos rojos que la observan.

- ¡Iori! - exclamó a la defensiva, era idéntico a los zombies que atacaron hace unos días.

Y en un acto de reflejo Akira quiso atacarlo pero el Yagami zombie se lo impidió empujándolo contra un gran árbol con un manotazo, Akira grito de dolor la fuerza de ese ser era extraordinario, la corteza del árbol le había cortado el brazo y tenia pequeños cortes por algunas partes del cuerpo.

—Atenea .. ¡Corre! - le gritó Akira a lo que ella estaba tan sorprendida al cambio del pelirrojo quien se apresuró a tomarla del cuello, levantado su cuerpo a centímetros del suelo, sus desgarradoras uñas lastiman su piel, luchando para poder respirar, solo podía ver el monstruo que era en ese momento Iori.

- Iori .. por .. favor .. - dijo con su voz apagada. - Tu no .. eres .. así ..

El pelirrojo parpadeó, moviendo su cabeza, vinieron escenas de ambos juntos y de repente la soltó, Atenea se tomo del cuello volviendo a tomar respiró tosiendo acudida por el Kusanagi, Iori comenzó a tomarse de la cabeza, tratando de luchar en contra la maldición , aulló como loco salió corriendo del lugar.

Se hacía de noche y aún Atenea no encontraban al Yagami, a pesar de las advertencias de Akira y Mel, ella no hizo caso, fue a buscarlo, no iba a abandonarlo ahora, se escuchaban los cantos de los grillos y las cigarras y se sintió la brisa fría de la noche, fue en ese momento que lo vio sentado sobre una roca con la mirada perdida sobre la luna llena.

- Iori. - lo llamo ella, este abrió aún más sus ojos se fijaron en ella, se notaba apenado, lo recordaba todo.

- ¿Que haces aquí?

- Vine por ti.

- No tenías porque hacerlo. - la miro, sus ojos tenían un color rojo. - No te necesito ¡Vete!

- No mientas. No sé qué te ha pasado esta tarde pero quiero que sepas que no me importa lo que eres. - los ojos de la chica brillaban con una sonrisa. - Tu me gustas tal y como eres ..

- ¿De qué estás hablando? - miró a Atenea con una mirada incómoda. Ella lo miro un poco sonrojada, nunca había experimentado algo igual. - Tu no me conoces y no me agradas, no pienses que eres única niña, si quieres a alguien que te abrace y te lleve a la luna buscate a otro imbécil que haga ese papel.

Atenea sonrió y se tragó el dolor que sintió como si hubiera sido rebanada por un cuchillo. Levantó sus ojos apagados y miró a Iori quien le dió la espalda, lo escucho reírse.

- ¿Porque no buscas al Kusanagi? Se ve que disfrutabas su compañía.

Atenea estaba extremadamente desconsolada. Sin embargo, todavía tenía una mirada tranquila en su cara. Sonrió magnánimamente, diciendo:

- ¿Sabe cómo hacer daño no solo físicamente? ¿Verdad?

Cuando el pelirrojo escuchó la respuesta de la guerrera sintió un repentino dolor en su corazón. Ella sonrió suavemente, y la sonrisa de sus labios fue lamentable. Comenzó a desaparecer gradualmente cuando el dolor sordo de su corazón comenzó a abrumarla.

Estaba a punto de ahogar su respiración. No podía aguantar más.

- Iori Yagami, eres un demonio que apareció en mi vida, me salvaste y me mostraste otra vida, jamás conocí a alguien como tú y se que no hay otra persona igual. Sin embargo, a pesar de tus palabras no puedo dejar lo que siento, nunca me he enamorado, pero no creí que doliera tanto. - La voz de Atenea llegó a los oídos de Iori débil y vagamente, quedó atónito durante unos segundos. Su corazón se sintió como si estuviera siendo roído por un millón de hormigas. -Después de decir esto, una lágrima rodó por la mejilla de Atenea quien no se quedó ni un segundo más, se dio vuelta rápidamente y se fue.

El dolor del pelirrojo debilitante abrumaba todo su cuerpo y sus sentidos. Su mundo estaba sumido en la oscuridad ...

Continuará ...