Capítulo 4: Cosas buenas y malas.
La mañana en el Amazonas era suave y cálida, los Guacamayos se levantaban, y comenzaban su rutina con mucho ánimo, lastimosamente no se podía decir lo mismo de Blu y Perla, odiaban discutir, pero lo habían hecho, la conexión entre ellos era muy tensa, con riesgo de que en cualquier momento esta colapsara.
No había que malentender algo, cosas así eran las cuales Blu y Perla siempre intentaban evitar a toda costa, si bien la razón por la cual habían discutido ya no la recordaban del todo, aún estaban molestos.
Y los niños eran quienes más lo notaban, notaban como ya no se daban ese cariño en las mañanas como solían hacer.
- Oigan, ¿que podemos hacer hoy? - Preguntaba Carla a sus padres.
- Hagan lo que quieran mis pequeños -
- Concuerdo con Perla, pueden hacer lo que quieran pequeños -
Los pequeños fingieron celebrar y esperaron a que sus padres se fueran del nido.
- ¿Oigan chicos?, No me van a decir que soy la única que nota que algo anda mal, ¿Verdad? - Preguntó Bia bastante intrigada por la extraña actitud de sus padres.
- No, no eres la única - Aseguró Carla igual de intrigada.
- Yo también lo noto, Papá usualmente dice que no, es extraño que de repente haya dicho que si así no más - Aseguró Tiago explicando su intriga.
- Quizás algo haya pasado - Dijeron los tres al unísono.
Los tres pequeños estuvieron pensando por un rato acerca de que podían hacer para subirle los ánimos a sus padres, en eso se les ocurrió una brillante idea.
- ¡YA SE!, Que tal si... - Tiago dijo para hacer una pausa dramática - ¿Les preparamos un paseo romántico? -
- Oooh... Esa idea suena fenomenal Tiago - Bia expresó apoyando la idea de Tiago.
- Sabía que no eras tan tonto a fin de cuentas - Carla bromeó.
- Ahm... Gracias - Tiago agradeció con un tono sarcástico algo ofendido.
- Ya no peleen ahora, tenemos mucho trabajo por hacer, vamos a ver si la tía Mimi puede ayudarnos - Bia ofreció como opción bastante contenta.
- ¿Y por qué no vamos con el Tío Beto o el Abu? - Preguntó Tiago.
- Ellos han de estar muy ocupados - Bia aseguró.
- Ah cierto, bueno pues vamos con ella -
Tras esa charla, los tres hermanos salieron a buscar a su tía Mimi para pedirle ayuda en su noble plan para aliviar la tensión entre sus padres.
Los niños encontraron a Mimi con una hoja llena de flores, sin retrasarse un segundo fueron a hablar con ella.
- Hola Tía Mimi - Saludaron los tres muy alegres.
- Hola pequeñines, ¿Cómo están mis pequeños bollos azules? -
- Estamos bien Tía Mimi, oiga, necesitamos su ayuda -
- Ahora no pequeñines, tengo que dejarle esto a Roberto para el carnaval de la tribu -
En eso llega un guacamayo muy grande y con una forma mucho más definida que la de Roberto.
- Hola señorita, ¿acaso escuché que necesitaba hacer una entrega? -
- ¿Por qué?, ¿Que es lo que necesitas? -
- Nada, es solo que estoy haciendo un servicio de entregas, y quién querría desaprovechar una oportunidad para estar con los nietos, sobrinos, lo que sean ellos para usted, como sea, yo puedo entregarle eso a quien quiera, y la manera de pagar es solo darme información de cómo encajar en la tribu -
- ¿En serio?, ¿Tan fácil? -
- Exacto, ahora, ¿acepta? -
- Está bien -
- Bien... Necesito unos datos, primero, ¿a qué nombre responde el destinatario?, De paso agradecería que diera características físicas para ubicarlo mejor - Pidió el guacamayo mientras sacaba una libreta y un lápiz.
- Responde al nombre de Roberto, es alto, bien definido, con plumas largas en la cabeza, tiene ojos celestes, y tiene una voz suave -
- Bien, ¿es algo así? - Preguntó mientras mostraba su libreta con un dibujo de Roberto que era igual a él.
- Guau... Si es el Tío Beto - Exclamó Tiago.
- Bien, eso me deja en claro como es, ahora, ¿tiene idea de dónde está ahora? -
- Se supone que está en lago ayudando a Eduardo, el líder de la tribu -
- Muy bien, le entregaré esto al "Tío Beto" en un abrir y cerrar de ojos - Dijo mientras le guiñaba los ojos a la Tía Mimi y a los pequeños.
Después del encuentro con el guacamayo, este salió volando a una velocidad que dejó sorprendidos a todos.
- Ese guacamayo vuela muy rápido - Dijeron los tres pequeños muy sorprendidos.
Después de haber visto al guacamayo salir disparado a hacer su entrega, Mimi y los niños se fueron a su nido para
- Bueno chiquitines, creo que ahora sí podré ayudarlos, ahora, ¿En qué necesitan mi ayuda? -
Los tres de acercaron a la Tía Mimi y le comenzaron a relatar lo ocurrido.
- Lo que ocurre tía Mimi, es que nuestros padres están muy... Tensos por así decirlo -
- Oh vaya, ¿que ocurrió? -
- No lo sabemos, pero podemos notar que están enojados entre si -
- ¿Y como quieren que les ayude? -
- Pues teníamos planeado darles una sorpresa para que se aliviaran, o al menos, se sientan un poco mejor -
- Pues que buena idea chiquitines, les ayudaré en todo lo que pueda, ¿y que planean hacer? -
- Pues el otro día encontramos un precioso lugar que podría servir para darles un paseo romántico para ellos -
- Pero chicos, ¿ustedes saben todo el trabajo que requiere hacer un paseo de esos? -
- Lo sabemos, por eso le pedimos ayuda a usted tía Mimi -
- Está bien niños, pero no podemos hacerlo solos, necesitaré ayuda, y se perfectamente a quien pedirla, espérenme aquí pequeñines -
- Está bien tía Mimi -
En un sitio desconocido...
El amazonas era uno de los sitios más peligrosos del planeta, y no precisamente por las razones esperadas.
Uno podría pensar que las serpientes venenosas, arañas, animales salvajes y plantas peligrosas podrían ser el mayor peligro, nada más lejos de la realidad, lo más peligroso de este sitio son las personas que están en este, ya que por lo general no eran muy buenas personas, y las que habían llegado son las peores jamás vistas.
Si bien los que estaban en el campamento no eran precisamente las peores, la verdadera amenaza estaba en quien comandaba a esa gente, eran totalitarios dispuestos a todos para apoderarse de toda la industria y supuestamente, salvar a la humanidad, pero en un modo totalmente amoral y perverso.
Y sus mayores enemigos, la C.G.O, siempre desbarataban sus intentos de cumplir el mayor objetivo que ellos tenían propuestos, y sin importar lo que hicieran, de alguna manera la C.G.O siempre estaba un paso por delante de ellos.
Pero esta vez sería diferente, esta vez decidieron apostar en el Amazonas, y si todo salía bien, obtendrían un gran avance para conseguir su objetivo principal.
Mientras tanto, en un avión bastante viejo pero que era invisible al radar, iba una caja sellada en acero inoxidable de alto grosor con su contenido siendo un misterio.
- Estás conciente de que si algo sale mal... Se acabó, ¿no? -
- Si lo tengo claro, se perfectamente el riesgo que estoy tomando con esto, pero si sale bien, podremos lograr lo que nos propusimos -
- Pero... Esa cosa es demasiado cara, hay que cuidarla a toda costa, solo una de esas malditas cosas nos costó más de lo que cuestan tres tanques de guerra de última generación totalmente equipados con proyectiles y combustible -
- Ya lo sabemos idiota, tu tranquilo -
Luego de aquella conversación, el piloto, el copiloto y los tres pasajeros siguieron en su viaje con la misteriosa caja.
Frieldritch había volado por un buen rato buscando el lago, mientras hacía su vuelo de reconocimiento ayer, nunca vió un solo lago, lo único que había visto eran claros, zonas de arboleda frondosa, arboleda común, ríos, y hasta pequeñas lagunas y pantanos, pero nunca un enorme lago, ¿será que lo que ellos veían como lago era una laguna para el?.
Sin haber encontrado ningún lago, Frieldritch decidió buscar por las lagunas que tenía en su mapa verbal que se basaba en nombrar sitios y coordenadas de estos, buscó por tres lagunas, y finalmente encontró una laguna bastante grande para ser laguna, probablemente fuera esa la que los demás llamaban lago.
Sin perder el tiempo Frieldritch fue a buscar al tal Roberto el cual estaba por cierto bastante ocupado arreglando otras cosas como ubicando todas las plantas que servirían como tintes para las plumas.
- ¡HEY!, ¡¿ERES TU ROBERTO?! - Preguntó Frieldritch a un volumen muy alto.
- Auch... Si soy yo, ¿que ocurre? - Confirmó Roberto bastante adolorido de los oídos.
- Ah nada, solo vine a entregar esto de parte de la señorita Mimi - Frieldritch dijo para entregarle la hoja con flores.
Roberto vió que el guacamayo traía justamente las flores que le había encargado a Mimi.
- ¿Y Mimi?, ¿No pudo venir ella? -
- Decidí hacer la entrega por ella, mientras ella pasa tiempo con los pequeños... No sé si sus nietos, sobrinos, primos, lo que sean -
- Mimi se divierte mucho con los niños usualmente, muchas gracias, ¿y tú te llamas? -
- Franco, me llamo Franco, mucho gusto don Roberto -
- Solo dime Roberto, don suena muy de viejo -
- Está bien Roberto -
- Ok, ¿quieres ayudar aquí? -
La pregunta fue totalmente inesperada para Frieldritch.
- Ahm... -
Usualmente Frieldritch iría a recoger su paga de información, pero el sabía que aquí podría aprender más sobre la cultura de los Spix mucho mejor que en base a la palabra de otra guacamaya más.
- ¿Que dices? -
- Está bien, ayudaré, además esto me servirá muchísimo para aprender de la cultura que tienen aqui -
- Así se habla -
Después de aquella charla entre el destinatario y el repartidor, Frieldritch comenzó a seguir a Roberto, la verdad a Frieldritch le parecía un buen sujeto y muy simpático, pero le molestaba que quisiera aparentar ser varonil, típicas cosas de los solteros que nunca han tenido una relación estable en su vida, en su época no existía tal cosa de ser guapo y varonil, en su época el marido ideal era aquel que fuera fuerte y pudiera proteger a la familia, ser un gran soporte y ser el apoyo perfecto para su mujer, aunque él sabía claramente que eso no era del todo cierto, lo de que un hombre fuera fuerte para proteger a los que ama si era cierto, pero no era algo que siempre tenía que pasar, por ejemplo el era muy fuerte y hábil y aún así no pudo proteger a los que amaba.
Bia, Tiago y Carla habían esperado por un buen rato a la Tía Mimi, y conforme más tiempo le tomaba regresar, los niños se impacientaban cada vez más.
Pero eso no duró mucho cuando Mimi llegó con otras cuatro guacamayas que al parecer eran amigas de Mimi.
- Pequeñines, ellas son Tamara, Sofía, Francisca y Olivia - Presentó Mimi apuntando a cada guacamaya según su nombre.
- Mucho gusto señoritas - Saludó Tiago cortésmente.
- Ay estos chiquititos son un sueño, como se preocupan por sus padres - Alabó una de las cuatro guacamayas.
- Si... Son preciosos, pues entonces ¿que esperamos?, Vamos a ayudar a estos chiquitines a preparar un paseo romántico para sus padres, por cierto, ¿como se llaman sus padres? -
- Blu y Perla señorita - Bia contestó muy alegre y emocionada.
- ¿Acaso no fue Blu el que nos salvó a todos de los taladores? -
- Ese mismo Blu señorita - Confirmó Carla orgullosa de su padre.
- Es lo que menos le debemos, ahora manos a la obra, ustedes guían pequeñines -
- Vamos hermanas, debemos ayudar a nuestros padres -
- Vamos -
Después de aquella conversación en el árbol de Mimi, todos salieron con los niños para preparar la sorpresa de los padres de los pequeñines.
En otro sitio de la tribu...
Blu y Perla paseaban tratando de aliviar la tensión entre ellos dos, si bien podían estar muy molestos, esto les ponía muy mal, ambos odiaban ver enojado al otro.
- Dime una cosa Blu -
- ¿Si Perla? -
- ¿Por qué siempre sacrificas tanto por nosotros? -
- Porque soy el macho, debo de ser lo mejor para la familia y sin importar nada, debo darlo todo por la familia -
- Blu eso no es cierto, o al menos no del todo... ¿Acaso ese tal Franco te envenenó la cabeza? -
- No, de hecho el me hizo ver qué al sacrificar tanto de mi me estaba haciendo mucho daño, y no solo psicológico, también físico, pero bueno, lo hacía porque ustedes siempre me dejaban atrás en todo desde que llegamos aquí -
- Blu eso no es... -
- No digas que no es cierto Perla, tu me dejaste muy abandonado cuando llegamos aquí y cuando nos establecimos... Tú misma lo admitiste -
- Blu... Yo realmente lamento eso, pero estaba con mi familia que no veía hace más de ocho años -
- ¿Entonces debo hacer lo mismo si me reencuentro con mis padres que no veo desde que era solo un pequeño polluelo gracias a que unos contrabandistas que me secuestraron?, Ya veo que el egoísta aquí no soy yo -
Perla estaba impactada, ella nunca supo el pasado de Blu, ella sabía que él era una mascota de un humano, pero nunca había pensado en como llegó a serlo o que lo hizo ser una mascota.
- Blu... Ay no... Lo siento... -
- No no importa Perla, tú eres más importante, ve acostumbrándote porque yo ahora voy a sacrificar más que nunca, porque por todo te quejas, después de todo solo soy una mascota - Blu expresó muy molesto.
- Blu no por favor, se que he cometido muchos errores, y quiero cambiarlos -
Blu sabía que Perla sentía eso, ella conocía cada emoción que presentaba, y nada se le escapaba, el estaba siempre para ella cuando esta la necesitaba, y la única vez que el la necesitó, ella no estaba ahí para el.
- Lo se Perla, siempre veo eso, cambio para que no te sientas así, pero... Solo empeoro las cosas, no creo que pueda ser suficiente para ti -
- Blu... Por favor no me asustes -
- ¿A qué te refieres? -
- No quiero que terminemos rompiendo nuestra relación, no podría soportarlo -
- No lo sé Perla, todo está yendo muy mal... No puedo creer que solo una discusión haya causado todo esto -
- Blu no es tan malo, podemos arreglar todo -
- Trataré pero... No sé si pueda hacerlo bien -
- Blu, dijiste que esa conversación con ese tal Franco te había ayudado, pero no veo que haya hecho nada más que empeorar todo -
- No el... El si me ayudó a ver qué debo apreciarme a mi mismo, pero es muy difícil, siempre te quejas por todo, y eso me deja ver qué mi manera de actuar es mala, que no es bueno -
- Blu, simplemente fuí una tonta, te dejé muy abandonado en un sitio que no conocías en lo absoluto, por favor, arreglemos esto -
En eso llega alguien.
- Hola, necesitan que les haga una entre... ¿Blu? -
- Ah hola Franco... - Dijo el desanimado.
- ¿Que ocurrió?, ¿Pasó algo malo? -
- No, estoy bien -
- ¿Intentas mentirle a un mentiroso?, No soy estúpido, ya vamos no me gusta verte así -
En eso Frieldritch nota la presencia de Perla.
- Ah hola señorita, ¿como se encuentra hoy? -
- Bien, estamos bien -
- A que son pareja, ya veo... Problemas maritales, está bien los dejo solos -
Frieldritch se fué sin decir nada más, el sabía muy bien que Blu tenía problemas maritales, pero el tenía una barrera y esa era no meterse en esos temas.
Una semana después...
Las discusiones entre Blu y Perla solo iban de mal en peor, se habían dicho cosas horribles como por ejemplo, cosas que Perla pensó en el Amazonas acerca de como Roberto al menos no haría problemas por eso, Roberto aquí Roberto allá, y Blu le decía cosas feas cómo que era una maldita desprendida al querer dejarlo con Roberto, cosa que Perla ocasionalmente dijo, pero algo era bueno, y era que nunca discutían en frente de los niños, y nunca en el nido, de esa manera sus desacuerdos no afectaban a los pequeños, pero siempre en cada discusión se decían cosas que herían cada vez más al otro, y no lograban el objetivo que tenían las discusiones: Arreglar las cosas.
Frieldritch también había escuchado las discusiones, si bien no era su intención, era inevitable ya que siempre que él iba a un sitio a relajarse y evitar pensar en la misión, siempre se encontraban con Blu y Perla y terminaba escuchando, pero el no iba a hacer nada, el ya habiendo tenido un matrimonio y una familia, el sabía que los problemas familiares, los tenía que resolver la familia, y nadie más que ella, y el además tenía cosas más importantes de que encargarse, la misión no podía hasta nuevo aviso, y su servicio de entregas iba a la perfección, Frieldritch ya conocía muchísimo las cosas de la tribu, conocía las reglas, y descubrió que los guacamayos también tenían disputas territoriales, y la guerra de los Guacamayos le parecía algo fantástico a Frieldritch, ya que de esa manera no se arriesgaban vidas, caso contrario a las guerras humanas, que el muy bien conocía debido a sus experiencias en pequeños conflictos de la guerra de Vietnam, que para su desgracia tuvo que ir cuando hizo su servicio militar, si bien el experimentó los horrores de esa guerra, las pesadillas y traumas fueron opacados medianamente por su mayor desgracia la cual si le cambió radicalmente.
Muchas veces Frieldritch tenía horribles pesadillas dónde, o revivía su desgracia familiar, o revivía momentos terribles en la guerra, momentos en cuáles creyó que todo estaba perdido para el, o en los cuáles creyó que se volvería loco, o momento en los que ya de paso despertaba por alguna explosión en el sueño, a veces aún podía sentir sus oídos retumbar por los desgarradores gritos de sus compañeros, o las voces desesperadas de sus enemigos, los cuáles también tenían vida y familias, todas esas experiencias juntas, aunque a él le costara aceptarlo, le habían servido para madurar muy rápido y entender que aunque exista la reencarnación o no, la vida hay que aprovecharla al máximo y exprimirla lo mejor que se pueda.
Tras haber pensado un momento que para su fortuna, no había vuelto a escuchar a Blu o Perla en el mismo sitio, decidió continuar su trabajo de repartidor, si bien el ya sabía muchas cosas útiles, nunca estaba de más algo de información extra.
Una cosa esa segura para el, este no era su lugar, el no pertenecía aquí, el pertenecía a la C.G.O, en ese sitio el vivía y llevaba a cabo muchísimas misiones.
Pero quién sabía, quizás el pudiera fingir su muerte y quedarse aquí, después de todo era un bonito lugar. Esos pensamientos solo eran divagaciones de Frieldritch, cosas que el sabía que no iban a pasar y no quería que pasaran, ya que el ya tenía su vida en la C.G.O como el mejor agente y tutor de cadetes que había en la organización, después de todo el ya había tenido una vida "Normal".
Durante un buen rato, Frieldritch hizo varías entregas a distintos Guacamayos, ya no había mucho que anotar en su mapa, su trabajo estaba perdiendo propósito, pero no se le ocurría otra manera para matar el tiempo, el no podía esperar a que le dieran la orden, si bien tenía un magistral autocontrol, no podía negar que se estaba impacientando.
Bia, Tiago, Carla, las amigas de Mimi y ella estaban preparando un paseo romántico para los padres de los niños y que se arreglaran las tensiones, y estaba quedando precioso.
- Wooow, esto si o si ha de gustarle a nuestros padres - Comentó Bia muy orgullosa del trabajo que estaban haciendo.
- Es cierto, esto probablemente arreglen todos sus problemas - Afirmó Tiago muy emocionado y orgulloso igualmente.
- Y aún mejor es el hecho de que tenemos ayuda de la tía Mimi y sus amigas - Carla expresó súper contenta al tener una muy buena ayuda y una sorpresa muy buena para sus padres.
- Bien pequeños, ya no falta mucho para que esto esté hecho -
- Muchas gracias tía Mimi, ¿como podemos agradecerte? -
- Con el solo hecho de ver sus sonrisas me basta pequeñines -
- A nosotras igual pequeños -
- ¡MUCHAS GRACIAS! - Agradecieron los tres pequeños muy gratificados.
Tras tener el paseo casi listo, los pequeños se dedicaron a poner pequeños pero muy tiernos y bellos detalles para darle la mejor sorpresa a sus padres, si bien ellos no sabían el motivo de los problemas, ellos sabían cómo ayudar a que todo se solucionara en parte, demostrando apoyo y amor hacía sus padres.
Mientras tanto Eduardo estaba viendo todo en la tribu, a él le gustaba que todos y todas estuvieran salvó en la tribu, el sabía muy bien que la selva era peligrosa, pero los humanos podían ser peor, lo bueno era que contaban con otros humanos capaces de hacer frente a los malos, y eso le daba más alivio al saber que ya no estaban solos.
El estaba volando para ver cómo iba todo el asunto de la fiesta que siempre tenían cada ocasión especial, y ahora iban a celebrar el hecho de que las tribus azul y roja entraron en un acuerdo de paz, de esa manera este baile era muy importante ya que no sería solo para Spix, si no que también sería para guacamayos bandera, de esa manera ambos estarían consagrando una fiesta de Paz.
Tras haber volado y encontrado a Roberto, este notó que "Franco" estaba ayudando a preparar el lugar para la fiesta.
- Hola Roberto, mi querida ala derecha, ¿como vas con este asunto? - Saludó a Roberto con su típico tono alegre que tenía cada vez que hablaba con el.
- Pues muy bien Eduardo, resulta que Franco es una ayuda muy buena, nunca creí que un guacamayo pudiera levantar pequeños troncos con lianas y una rama - Respondió Roberto con un tono serio mostrando todo el progreso en las tareas para la decoración y preparación.
- Se llama polea Roberto - Frieldritch corrigió a Roberto.
- Como sea, fuiste muy ingenioso -
- Así que Franco ha sido un gran aporte ¿no es así?, ¿Podrías decirme que cosas ha hecho? -
- Pues encontró todas las plantas que le pedí muy rápido, decoró con flores todos esos sitios con un diseño extraño, pero está bellísimo, también decoró ciertas partes con piedras puestas en sitios bajo patrones específicos, es un ave increíble -
- A mi también me dejó con el pico abierto cuando ví lo que fue capaz de hacer en su entrenamiento -
- ¿En serio?, ¿Y que hizo? - Preguntó Roberto con genuino interés.
- Pues digamos... Que el solo mató a una pantera -
- No quise hacerlo, todavía tengo escalofríos por el sonido que hizo su cráneo -
- Está bien, pues veo que Franco es una gran ave, está bien Franco, ya has ayudado suficiente, nos gustaría ver tus pasos de baile para esta celebración -
- Si Franco, has de ser un ave muy buena bailando en carnavales -
- Ahm... Carnavales no muchos la verdad, nunca he dedicado mucho tiempo a divertirme... - Frieldritch se quedó callado por un momento - Ahora que lo pienso nunca he dedicado mucho tiempo para mí mismo, por lo general o estoy haciendo algo por los demás o cumpliendo algún deber -
- Ya veo, pues está es la oportunidad perfecta Franco, al fin puedes darte un tiempo de tus deberes y divertirte un poco en este carnaval, o me vas a decir que nunca te has divertido ¿Eh? -
- Pues la verdad es que no, desde que fuí cuidado por mi humano solo he estado en misiones militares como ave mensajera, siempre dando cartas entre soldados para asegurar la erradicación enemiga -
Eduardo y Roberto se quedaron callados, no era por el hecho de que fuera una "mascota", más bien era por el hecho de que el haya contribuido en asesinatos humanos.
- De... ¿De verdad?, ¿De verdad ayudas a humanos a matar a otros humanos? -
- Meh, yo solo soy mensajes, no mato yo realmente, así que los problemas son de los humanos, no míos -
- Está bien - Dijeron Eduardo y Roberto bastante incómodos por la frialdad con la cual Franco dijo eso.
Frieldritch había sido muy convincente en su mentira, el sabía que no era conveniente modificar tanto los hechos, pero no tenía de otra, no podía decir que el de hecho había participado en la guerra de Vietnam, una de las guerras más cruentas de la historia, aunque nunca se haya presentado en el frente donde ocurrían todos los horrores, había visto lo suficiente para quedar con ligeras secuelas.
Frieldritch había arreglado más flores, piedras, y se le ocurrió dárselas de jardinero cortando unas cuantas hojas con sus garras a una velocidad bastante alta, y fué tan meticuloso que tras un rato de arrancar hojas, el árbol había quedado más uniforme y bello, ganándose los aplausos de los que estaban ayudando ahí.
- Wow Franco, ¿Como hiciste eso en el árbol?, Quedó precioso - Roberto comentó tras haber vuelto y visto todo el nuevo progreso que Franco había hecho.
- Ah, solo quité las hojas que estaban ya algo muertas o la cuales estaban disparejas, y así quedó - Frieldritch explicó profesionalmente.
- Que genial te quedó -
- Muchas gracias -
- Pero... Concéntrate en el objetivo principal y después encárgate de los árboles - Roberto le pidió de manera firme pero educada.
- Oh cierto, lo olvidaba - Frieldritch se excusó cortésmente.
- Está bien Franco, se nota muy fácilmente que eres excepcional, pero por favor no te vuelvas engreído ¿ok? -
- ¿Está bien?, Que ironía pero está bien - Frieldritch comentó mofándose de la petición de Roberto al justamente ser el engreído aquí.
- No te quieras pasar de listo conmigo ¿entendiste? -
- Si ya ya, entendí entendí, ahora voy a hacer esas cosas -
- Más te vale -
- Que ofendido, pero valió la pena ver su cara de incrédulo por tal ironía - Frieldritch Pensó bastante agraciado por la reacción de Roberto tras su broma irónica.
Puede ser que Frieldritch sea muy respetuoso y todo, pero cuando se presentaba una ocasión para lanzar una buena broma y la situación no era arriesgada, el lo hacía ya que está a largo plazo podía reforzar lazos de confianza, aunque claro, la que el había dado tomaba un consejo/amenaza y lo volvía una burla irónica.
Tras un rato más de haber arreglado y decorado, Frieldritch finalmente había terminado su parte, por lo que decidió hacer la labor de jardinero en el resto de árboles, de esa manera el podría matar el tiempo casi sin darse cuenta.
Después de haber podado y dejado uniformes a tres árboles, Frieldritch iba a ir a por el cuarto, pero Roberto llegó decidió ver como iba con su parte.
- Franco, ¿No te dije que dejaras los árboles para un segundo plano? -
- ¿Y no te das cuenta de que terminé toda mi parte? -
- Oh vaya... Bien, pues ahora necesito que vengas -
- Está bien voy, te sigo Roberto -
Frieldritch fué tras Roberto en todo el trayecto, hasta que llegaron al destino, el cual era un sitio bastante abierto del lago.
Frieldritch logra ver que ahí hay varios pájaros practicando pasos de baile para el carnaval de los guacamayos, esto ya le dió una idea de que iban a hacer.
- Hola Franco -
- Hola señor, ¿para que me necesitan ahora? -
- Verás Franco, aquí todos los guacamayos bailan con unos tradicionales pasos que tenemos, y ahora que te unirás a la tribu, deberás aprender todo lo necesario para ser parte de esta hermosa tradición -
- Está bien, no creo que un baile pueda ser tan malo -
- Ya verás qué es divertido -
Tras esa charla, Frieldritch siguió a Eduardo y a Roberto, si lo que él creía era cierto, el tendría que ensayar un baile, aunque el sabía que eso podría matar el tiempo muy fácilmente, a el ni le gustaba aprenderse bailes sincronizados, si bien su gusto musical ha cambiado con el tiempo, sus costumbres siempre se mantienen, y su costumbre era bailar tango o hacer pasos del Rock n' Roll con la música de Elvis Presley... Pero el no tenía opción, o rechazaba, o tomaba la oportunidad para caerle bien a todos, el decidió lo segundo.
- Muy bien, ¿y que se supone que debo hacer aquí? -
- Bien, lo primero es muy fácil, ¿sabes cómo pintarte las plumas? - Preguntó Eduardo emocionado por compartir sus costumbres.
- No exactamente, osea se cómo pero no sé con qué - Mintió Frieldritch haciéndose el desentendido.
- Pues con esto, para los machos usamos estas frutas para pintarnos de rojo - Eduardo explicó mientras se pintaba la cabeza con la fruta.
- Queda bien bonito la verdad -
- ¿Lo ves? -
- Déjame intentarlo -
Frieldritch tomó una fruta y comenzó a pintarse la cara, pero este diseño hizo así: Se hizo lágrimas rojas simbolizando los sacrificios que hacía, se hizo una línea en el frente del pico para simbolizar su determinación y valentía, y su parte posterior de la cabeza la pintó de rojo para simbolizar el gran sacrificio mental que era ser un agente secreto, claro que para los otros solo sería bonito.
- ¿Y para cuándo es este baile Señor Eduardo? -
- Es para unos cuantos días más -
- Ah no falta mucho -
- Exactamente, y es justamente por eso que estamos preparando todo, será una celebración alucinante -
- Es cierto, y tú Franco, eres impresionante, esperamos mucho de ti -
- Gracias pero, odio que me pongan demasiadas expectativas delante mío, lo lamento pero no es mi estilo -
- Está bien, pero igualmente esperamos mucho de ti, de cualquier manera, mataste a una pantera -
- ¿Y que hay de Blu?, El derrotó a muchos humanos, ¿no sería mejor enseñarle a el y a el ponerlo como expectativa principal? - Frieldritch expuso bastante intrigado, ya que cuando había conversado con Blu este le había comentado la lucha contra los talladores, cosa que obviamente a Frieldritch le parecía sorprendente.
- Pero tú eres el nuevo, a ti te pondremos a prueba - Roberto contraargumentó dejando callado a Frieldritch.
- Touché -
- Está bien Franco, nosotros ahora te enseñaremos a bailar, ¿está bien? -
- Muy bien, pues vamos a darle a esto -
Ya en la noche...
Nadie sabe cómo y cuándo fué que llegaron a eso, pero muchos guacamayos estaban entre los arboles muy alegres, estaban bebiendo unas extrañas bebidas alcohólicas hechas a base de fruta fermentada, bailaban con estilos similares a los que Frieldritch había ensayado, y todos se reían y hablaban muy fuerte, y esto incluía a Frieldritch, fue su propio comandante quien le había dado la orden de hacer lo que quisiera, y lo hizo.
- Jajajaja... Y pensar que Roberto era tan valiente jajaja - se burlaron varios Guacamayos ya muy borrachos.
- Ven a decírmelo en la cara - Roberto reclamó casi sin poder hablar de lo borracho que estaba.
- Roberto es una gallina - Dijo el mismo guacamayo.
Si bien Frieldritch también estaba algo afectado por los efectos del alcohol, aún era conciente y sabía que eso iba a terminar muy mal, por lo que decidió frenar la situación antes de que se tornara seria.
- A ver a ver alto aquí... No peleen por favor, eso siempre termina mal, a mi hermano lo mataron en una pelea similar a esta -
Esa declaración dejó a todos con el pico abierto, no sabían si Frieldritch era solo un miserable charlatán, o si de verdad hacía y había pasado por todo lo que comentaba.
- Ya a ver charlatán, o peleas conmigo, o peleo contigo - Retó el problemático guacamayo.
- Uuuh... No tengo opción con este baboso -
Frieldritch aceptó el reto, y el sabía que debía controlarse enormemente, si bien su intención era derrotarlo de inmediato, no podía usar llaves que involucraran daños en el cogote o partes vitales, su mejor opción sería agarrarle con las alas y apretarle el cogote para asfixiarle, pero justo antes de que se desmaye, soltarlo para que únicamente quede debilitado.
- Ven aquí galli... - El guacamayo ni tuvo opción de terminar de provocar a Frieldritch cuando esté se le arrojó encima y comenzó a ahorcarlo.
- Ya... Me... Rindo... - Trataba de hablar el guacamayo.
Pasaron varios segundos y Frieldritch no soltaba al guacamayo, los que estaban alrededor comenzaron a atemorizarse por ver qué Frieldritch no soltaba al guacamayo, temían que el pudiera matarlo.
- ¡SUÉLTALO YA BRAVUCÓN! - Gritó una guacamaya muy asustada.
- ¡QUE ALGUIEN LO DETENGA! - gritó otro guacamayo bastante asustado también.
- ¡TRAIGAN A EDUARDO! -
- Por... Favor... Perdón... Te... Lo... Ruego - Suplicaba el guacamayo ya muy asustado, arrepentido y casi desmayado.
Justo antes de que el guacamayo problemático cediera, Frieldritch lo soltó y el guacamayo comenzó a toser violentamente y a respirar haciendo grotescos sonidos de desesperación por aire.
- Si hubiera sido cualquier otro estarías muerto, no vuelvas a buscar otra pelea, ¿oíste bien? - Ordenó Frieldritch muy serio y molesto.
- Si si... Lo... Lo lamento, no lo vuelvo a hacer -
Todos los testigos incluyendo a Roberto se les había pasado de inmediato el efecto del alcohol por la adrenalina y el terror que el espectáculo de Frieldritch con el guacamayo les había provocado, lo miraban con miedo y enojo por darles tremendo susto.
- ¿Que ocurre aquí? -
- Lo que ocurre aquí Eduardo es que a ese idiota le acabo de parar sus cabales para que deje de buscar pelea en todos lados, y ahora los que están aquí me tienen miedo... -
- ¿Y le hiciste daño? -
- Lo solté justo antes de que se desmayara -
- ¡BRAVUCÓN! - Gritó una guacamaya entremedio de todos.
- Cálmense todos - Ordenó Eduardo para ir a revisar al guacamayo que estaba en el piso recobrando el aliento.
- ¿Estás bien? -
- Si... Si estoy bien... Solo algo aturdido -
- Bien, ¿algo que tengas que decir al respecto? -
- No vuelvo a buscar más pelea... - Comenzó a hablar a la par de llorar - Que hubiera pasado si Franco no hubiera sido bueno y... Aquí mismo me hubiera matado... Hubiera dejado a mis hijos y amor atrás... Y no hubiera podido volver a ver a todos los que amo... No nunca más nunca más - Decía el guacamayo totalmente resignado entre llanto.
Los que estaban de testigos quedaron intrigados y sorprendidos por el cambio repentino de actitud del guacamayo, el siempre había sido un problemático cuando bebía, pero tal parecía que la experiencia cercana a la muerte le había dado una epifanía y una valiosa lección de apreciar lo que tenía y no arriesgarse a perderlo todo de manera estúpida.
- Vaya... - Eduardo expresó sorprendido - Franco, ten mas cuidado para la próxi... -
- Mejor no me diga nada señor, otra vez me van a catalogar como el malo aquí, ya estoy harto, gente de mierda siempre tan sensible y nunca aceptan que no aprenden por las buenas, y siempre hace falta darles un potente choque de realidad - Frieldritch dijo muy enojado para luego irse volando dejando a todos confundidos.
- ¿Y ahora que dijimos? - preguntó la misma señora que le dijo bravucón a Frieldritch.
En un sitio algo apartado de la tribu, estaba Frieldritch bastante frustrado por la que el llamaba "hipersensibilidad de la gente".
- Bastardos de mierda, solo por hacer reaccionar a alguien que se está metiendo contigo te catalogan de malo, ni siquiera si es otra especie eso cambia... ¡MALDITOS! -
Tras haber gritado, Frieldritch golpeó el tronco haciendo que su garra se lastimar y parte de la corteza del árbol se desprendiera.
- ¡AUCH!... Ay... Auh... -
El no esperaba escuchar risas, y cuando estuvo a punto de confrontar a quien se haya reído, el no vió a nadie, tras buscar a los responsables, vió a unos cuantos humanos con armas.
- ¡¿INSURGENTES?!, Están demasiado cerca de la tribu... ¿Que demonios están haciendo estos aquí?, ¿O que buscan? - Se preguntó mentalmente Frieldritch bastante consternado.
- Escuché que el jefe trajo un arma que nos asegurará la victoria -
- ¿En serio?, ¿Y sabes cual es? -
- Nope, el jefe aún tiene el arma como confidencia -
- ¿Arma?, ¿Victoria?, ¿será un arma acústica?, ¿O algún gas o agente catalogado como arma química?, vamos Frieldritch, no estás pensando bien, le dije que no a Roberto, pero aún así tuve que ir a esa puta fiesta, a ver... Es poco probable que sea algo tan simple como un gas o arma de sonido, debe ser algo aún peor y aún más destructivo, ¿será alguna especie de obús?, no, si ese fuera el caso la C.G.O ya lo hubiera detectado... ¿Qué carajos puede ser? -
- Solo escuché que usa balas comunes -
- Bouh... Así que chiste, lo que siempre intimida mas son cañones y balas mas grandes, no pequeñas balas de rifle -
- Solo eso sé, recuerda que aún es confidencial -
Tras haber escuchado, Frieldritch se hacía una idea de que tipos de armas probablemente se referían.
- Puede ser algún "cañón rotativo", o alguna especie de arma capaz de disparar con perfecta precisión, pero sea lo que sea, no ha de ser bueno -
Frieldritch decidió anotar la nueva información en su libreta y volver a la tribu, ya se había olvidado de como la tribu probablemente ahora lo mire mal, ya que ahora en su cabeza rondaba mas la pregunta: "¿Qué arma habrán comprado esos malnacidos?.
Blu y Perla habían sido necesitados por sus hijos por medio de la tía Mimi que fingió estar desesperada buscándoles para decirles que algo les había pasado a los pequeñines, pero al llegar al sitio estos vieron un nenúfar adornado. Esto obviamente les intrigó, pero al querer respuestas estos ya no vieron mas a la tía Mimi.
- Súbanse al nenúfar - Ordenó una voz muy similar a la de Carla.
- ¿Carla? - Llamó Perla preocupada.
- ¿Dónde estas? - Preguntó Blu también muy preocupado.
- Solo siéntense y relájense papá, mamá, nosotros estamos bien - Ordenó y aseguró la misma voz.
Bien extrañados, Blu y Perla se subieron al nenúfar esperando así poder ver a sus hijos.
Arriba en unos troncos huecos estaban Carla, Bia y Tiago junto a Nico y Pedro esperando el momento perfecto para hacer su parte.
- Ahora - Tiago susurró en el oído de Nico.
De repente se empezó a escuchar una preciosa melodía de silbidos que ellos de inmediato reconocieron como los de Nico, y fue justo en ese momento en el que Blu y Perla supieron lo que sus pequeños tramaban.
- Oh Blu, ya veo lo que están tramando, quieren que tengamos un momento romántico nosotros dos -
- Oh vaya... Hace mucho que no tenemos uno, les debemos una a los pequeños -
- Si amor, ahora tenemos que complacer a los niños -
En ese momento ambos comenzaron a ponerse cariñosos, Perla comenzó a hacer algo que no hacía hace mucho, lo cual era apoyar su cabeza en el suave pecho enplumado de Blu.
- ¿Amor? - Blu llamó la atención de Perla
- ¿Si mi preciosa mascotita? -
- Ahora que lo pienso, hemos estado en el nido de Roberto todo este tiempo, ¿te parece si mañana para arreglar las cosas entre nosotros comenzamos a buscar el nuestro? - Blu preguntó muy felíz y emocionado por la idea.
- Pues no estaría nada mal Blu, y me imagino como es que podrían reaccionar los niños, lo vamos a hacer bien grande con varios huecos para los pequeñines -
- Eres el ave de mi vida Perla, por favor, no volvamos a pelear así otra vez -
- No claro que no... Fue algo horrible, no volveremos a pelear mas -
- Te ame Perla -
- Y yo a ti Blu -
Después de que se arreglaron parcialmente las cosas, Blu y Perla iniciaron un profundo y apasionado beso, el cual para ellos era algo muy especial debido al nulo cariño que se habían dado la última semana.
- Lo logramos - Celebraron despacio los tres pequeñines orgullosos de sus hazañas.
El beso para ellos fue muy especial, y únicamente lo cortaron por la falta de aire, si bien ellos habían discutido muy feo, los motivos fueron de lo mas estúpido, por algo fue la rápida reconciliación.
Blu y Perla al ya estar mejor decidieron utilizar el resto del tiempo que tenían del recorrido para pasar un buen rato conversando entre besos totalmente abrazados.
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Tras un buen rato de charlas y un recorrido que fue extremadamente bello, Blu y Perla terminaron su paseo del amor, y en el fin de este encontraron a sus pequeños, a la tía Mimi, a Nico, y a Pedro mirándoles super alegres.
- Veo que el amor siempre puede con todo - Nico comentó super felíz por la hermosa pareja que Blu y Perla hacían.
- Papi... Mami... ¿Ya no están tensos? -
- No mis pequeños, ya no más, de verdad muchas gracias pequeños - Perla agradeció a sus pequeños por haberles dado la oportunidad de reconciliarse.
- Pequeños, mañana al fin iremos a buscar nuestro nido, ¿les parece si nos acompañan? -
La noticia les cayó a los pequeños como un fuego artificial, ya que apenas escucharon "nuestro nido", a estos se les iluminaron las caras de emoción.
- ¡SI!, ¡SI POR SUPUESTO QUE SI! - Los pequeños aceptaron muy alegres y emocionados.
- Muy bien, pues ahora vamos a dormir todos para mañana levantarnos temprano para empezar la aventura para buscar nuestro nido - Indicó Blu de manera muy tierna a sus pequeños.
- ¡EL ÚLTIMO EN LLEGAR ES UN HUEVO PODRIDO! -
- ¡TIAGO!, ¡ESO NO SE VALE!, ¡ERES UN TRAMPOSO! - Le reclamó Bia enojada a Tiago.
- Ya niños calma, no se alteren tanto - Ordenó Perla tratando de calmar a sus pequeños.
Después de que el paseo salió a la perfección, la familia fue al nido de Roberto a dormir, esa sería la última noche compartiendo nido con Roberto, cosa que para el sería una alivio, porque a pesar de que ya se habían reconciliado, las palabras que Perla dijo en las discusiones le habían dado como si estás fueran estacas en su corazón.
Frieldritch siempre dormía en el hueco de un árbol, a pesar de que había visto como las aves arreglaban y decoraban sus nidos, a él no le interesaba ya que el no se quedaría ahí, pues a pesar de haber pasado buenos ratos con la tribu, ese no era su sitio, el tarde o temprano regresaría.
El estaba muy incómodo en sus sueño, si bien sus tragedias habían ocurrido hace muchísimo tiempo atrás, para el fueron tan fuertes y dolorosas que siempre las recuerda como los momentos en los que su vida se arruinó.
En el sueño...
El paisaje era bello, los árboles decoraban de manera uniforme la avenida, de hecho, el reconocía el sitio, era su hogar, su hogar antes de que todo hubiera ocurrido.
- Es... Es mi casa... ¡¿QUE?!... ¡MIS MANOS!, Soy humano otra vez... -
- ¿Amor? - Se escuchó una voz femenina muy bella y suave.
- N... No es posible - Frieldritch dijo para sus adentros.
Frieldritch al escuchar esa voz estaba que rompía a llorar, fuera un sueño o no, quería verla una vez más, quería ver de nuevo a su preciosa y amada esposa.
- ¿B... Brenda?, ¿E... Eres tú? -
- Soy yo Francis, cómo has esta... - Brenda ni siquiera alcanzó a decir algo ya que apenas parpadeó ya tenía a Frieldritch en frente suyo abrazándola fuertemente.
- ¡LAMENTO NO HABERTE PODIDO PROTEGER MI AMOR! - El gritaba completamente desconsolado y triste.
- Amor... No te culpes, eran demasiados, y además la situación estaba fuera de tu control... No pudiste haber hecho nada, y que te lamentes no va a cambiar nada -
- Amor... Los niños, también los mataron por ser un inútil... -
- Amor, tú probablemente eres el hombre más duro y fuerte del planeta, pero no eres invencible, no habrías podido hacer nada, era uno contra doce... Y tú solo tenías una pistola, y ellos un lanzacohetes, rifles de asalto, todas esas cosas que tú conoces mi querido Francis -
- Mi amor... ¿Eres felíz con los niños? -
- Si, y ellos también son felices aquí conmigo, pero no del todo, ya que tú no eres felíz... Verte así nos duele mucho, tu todo el tiempo te culpas por cosas que estaban completamente fuera de tu control, así que desde ahora en adelante, empiezas a superar eso ya, y comienza a reconstruir tu vida, tu también eres importante, ya nos encontramos otra vez amor mío... Pero ahora estamos separados por la muerte, tal y como juramos en el matrimonio, ¿no recuerdas?, Hasta que la muerte nos separe... Así que si, se feliz con quién quieras, cuando nos reencontremos, ya nos pondremos al día, pero por ahora, se felíz mientras vives con gente que aún viva -
- Pero... Pero amor -
- Nada de peros Francis, aprovecha tu vida, tan típico de tí, das útiles consejos que nunca usas, aprovecha tu vida mientras la tienes Francis por Dios... Vive bien, se bueno, y por favor, se felíz de una vez por todas -
- Amor... -
- Adiós Francis... -
- No No ¡NO TE VAYAS POR FAVOR!... - Frieldritch gritó desesperado corriendo para atrapar a su esposa.
- Hazme caso Francis, verás como todo cambia en tu vida -
- ¡NOOO! -
De repente todo comenzó a desdibujarse en el sueño, todo se estaba desvaneciendo y cayendo a pedazos, mientras que Frieldritch solo caía por el blanco vacío que lo deprimía cada vez más...
Fin del sueño...
- ¡NO!... -
Frieldritch se despertó de golpe sudando y temblando, ese era un sueño que muy rara vez tenía, pero cuando lo tenía siempre tenía sentimientos encontrados, por un lado el siempre estaba felíz al ver a su preciosa esposa otra vez, pero por otro lado se sentía muy mal por no haber Sido capaz de proteger a su familia.
- Perdóname Brenda... - Frieldritch susurró melancólico.
Reconstruye tu vida, esas eran las palabras que más se quedaron en su cabeza el día siguiente, si bien el ya sabía que tenía que arreglar su vida, el no podía, su nueva vida no le dejaba hacer nada de eso, ya que ahora se encargaba de proteger al mundo de la I.G.T, que antes de entrar a la C.G.O ni siquiera imaginaba la posibilidad de la existencia de una organización así, pero si era posible y para colmo, existía.
Y tal como pensó, los Guacamayos ya no se le acercaban, lo miraban feo, o ya de paso huía de el, esto junto al feo cielo nublado le mostraba que la vida era como un tetris, los éxitos desaparecen, y los errores se quedan, pero no había nada más que hacer, la mala reputación ya estaba, lo único que quedaba por hacer era tratar de agradarle otra vez a la tribu, o esperar la orden y continuar la misión.
A eso el se refería con que agradarle a la tribu sería difícil, un error y fuera, a repetir el proceso de agradarles a todos otra vez, y el no estaba dispuesto a semejante molestia, además, no sabía cuándo le iban a dar la orden, sea como sea, debe estar listo en cualquier momento.
- ¿Señor Franco? - Llamó un guacamayo, Frieldritch reconocía esa voz.
- Que ocurre - Frieldritch preguntó muy serio y muy molesto con quién arruinó su reputación.
- Vine a agradecerle por lo de ayer... Gracias a usted pude recapacitar... Muchas gracias, mis hijos y mi señora nunca estuvimos más juntos... Mis hijos ya volvieron a decirme papi -
- ¿Ah sí?, Pues fue gracias a tí que mi reputación aquí está por el suelo, supongo que también debo agradecerte - Frieldritch dijo sarcásticamente.
- Ay no... Lo siento -
- Ahórratelo, tus disculpas no cambiarán nada -
- Te puedo ayudar a que recuperes tu buena reputación -
- No ya no importa, siempre es lo mismo, haces todo lo posible por ayudar, pero apenas cometes un error y te vas al carajo -
- Ahm... Por favor, yo te metí en este lío, y tú fuiste quien me hizo reaccionar, debo pagar de alguna manera -
- Haz lo que quieras -
Frieldritch solo se fué dejando al guacamayo con un tremendo sentimiento de culpa por haber arruinado la imagen de alguien que lo hizo salir de las peleas y el alcoholismo.
- Ya se... Debo mostrarles lo bueno que puede llegar a ser Franco, debo convencer a la gente de lo que es capaz de hacer por nosotros -
Tras eso el guacamayo se fué decidido por devolverle el favor a Franco, quién no había visto lo tonto que fué al arriesgarse así.
Y así es como termina este capítulo, siento si fue algo aburrido, pero fue hecho con algo de relleno para hacer avanzar la trama y darle más profundidad a todo, ya saben, den su reseña, y den sus críticas, nos vemos a la próxima, ahora al vocabulario.
Cañón rotativo: Arma parecida a una ametralladora gatling conocida coloquialmente como "Minigun", está es capaz de disparar muchas balas a una velocidad abrumadora.
