Aisha no estaba mintiendo. Cuando cruzaron el portal le empezaron a castañetearle los dientes de forma ruidosa, como un instrumento musical. Se apretó bajo el anorak que se había puesto y se puso la capucha. Entre todo aquello y la braga, los ojos de Darcy eran lo único que se veía a través de la cortina de ropa.

_ ¿Me explicas quién se ha dejado el congelador encendido? La factura de la luz va a ser apoteósica. Créeme, sé de eso un rato. _ Dijo, abrazándose a sí misma.

_ ¿No sabes dónde estamos? _ Aisha, que se había puesto su armadura, daba la impresión de no estar acusando el frío.

_ El informe no lo especificaba, o soy demasiado vaga para leer todos los detalles, escoge la que más te guste. _ Puso los ojos en blanco.

_ Esto es Helheim. _ Aisha se encogió de hombros.

_ Ah… O sea que estamos literalmente en el infierno. Y yo con estos pelos…

_ Veo que usas el humor como mecanismo de defensa… _ Ratificó Aisha.

_ Y yo veo que te gusta recalcar obviedades para parecer más inteligente. Busquemos a Jane y salgamos de aquí lo antes posible. Morgan ya va a matarme si se entera de que he estado aquí, no le demos más motivos.

_ ¿Y no te importa?

_ No es mi problema si tiene miedo de su propia sombra. Ella quiso un líder. Que fuera proactiva. Y voy a dar lo mejor que tengo, aunque no sea gran cosa.

_ No deberías seguir subestimándote así. Aunque, por otro lado, es bonito a su manera.

_ ¿Qué tiene de bonito saber que no vales para una mierda, Aisha?

La hechicera sonrió de oreja a oreja, eso era algo que Darcy no se esperaba.

_ Si te equivocas… vas a alucinar. Como Jane cuando cogió eso.

Darcy se giró y se quedó un segundo congelada observando. Frente a ella había una formación de hielo como tantas otras. Con una diferencia. Había una figura humana atrapada dentro… y sobre ella… un martillo. No un martillo cualquiera.

_ Oh dios mío… Cuánto tiempo hace que nos veíamos tú y yo. _ Dijo Darcy, dándole un par de toquecitos al hielo, bajando ligeramente la vista hasta la figura que estaba atrapada bajo él, se estremeció. _ ¿Qué tal te va, Mew Mew? Es broma, ya sé cómo te llamas. No te preocupes… pronto vas a volver con Jane. El musculitos… palmó, imagino.

_ Así es.

_ ¿Es que no hay nada bueno en este futuro post apocalíptico? La gente debe pasarse el día deprimida en Twitter, y en el 2023 eso ya era bastante triste.

_ ¿Twitter? _ Aisha alzó una ceja. _ ¿Qué es eso?

_ Oh dios, por favor, concédeme un mundo sin Twitter. La gente tiene que poder expresarse con más de ciento cuarenta caracteres. _ Darcy se echó a reír. _ Mira, eso me ha alegrado el día, busquemos a Jane.

Morgan tuvo un despertar bastante agitado. Aún no se quitaba de su interior "el susto" que le había dado Darcy el día anterior. Conducía como una auténtica loca. Aquel día no se había puesto la alarma, pensando en que quería descansar. No funcionó, se despertó poco después del amanecer. Si había una razón por la que no estaba a la cabeza de SHIELD, era esa precisamente.

No soportaba estar en una situación en la que no tuviera control absoluto. Se serenó, recordando que SHIELD no era el caso, y se dirigió hacia la sala de reuniones.

Cassie estaba sentada, nerviosísima, esperando con el uniforme de la avispa puesto. Estaba claro que estaba nerviosa por ser el primer día, y probablemente apenas hubiera dormido.

_ He estado pensando en lo del nombre. _ Dijo en cuanto vio a Morgan. _ Me gusta "Estatura". ¿Tú qué opinas? Aunque no descarto Ant-Girl… Suena mejor.

_ Son apropiados, supongo. _ Dijo, sin darle demasiada importancia. _ ¿Has visto a Darcy? Debería haber llegado hace rato.

_ No, la verdad es que no la he visto. ¿Se va a meter en un lío?

_ Ya me gustaría, pero ella es la jefa… sería un poco extraño castigarla sin salir. Discúlpame un momento, voy a ver si está durmiendo.

Sin embargo, tenía un mal presentimiento que se hizo más intenso cuando llegó a la habitación y la encontró vacía. Volvió a la sala de reuniones y se encontró a Cassie aún esperando. Pero no se dirigió a ella.

_ Natasha, indícame la posición del vehículo asignado a Darcy Lewis.

Natasha hizo acto de presencia, con su característica interfaz azul, e hizo una leve reverencia como saludo.

_ El vehículo de la señorita Lewis se encuentra aparcado frente al 177A de Bleecker Street.

_ Aisha… ¿Para qué quiere a Aisha? ¿Tienes un registro de lo que ha estado buscando?

_ No creo que sea buena idea que te metas en su historial. _ Comentó Cassie.

_ Agradezco tu opinión, pero quiero saber dónde está, gracias.

_ Diversas consultas sobre Jane Foster, con especial hincapié en sus últimas misiones y su ubicación actual. Parecía interesada en encontrarla.

_ ¿Y cuál es la ubicación actual del cuerpo de Jane Foster?

_ Helheim

_ Está loca… decididamente está loca. Si sale de ahí con vida juro que la mato yo misma.

_ ¿Tan horrible es ese lugar? _ Preguntó Cassie.

_ Es el infierno.

_ No será para tanto…

_ No me has entendido, Cassandra. Ese lugar es literalmente el infierno nórdico. El lugar al que van todas las almas indignas del Valhalla, para sufrir eternamente en sus gélidas montañas.

Cassandra no dijo nada, ni falta que hizo. Se quedó pálida como la tiza.

La que también estaba pálida, aunque no se notaba, era Darcy. Intentaba seguir hablando para no quedarse tiesa. Estaba convencida de que Aisha estaba esperando ese momento para llevársela de vuelta a casa y no iba a permitirlo, no sin Jane.

_ Juraba que ese martillo había acabado hecho pedazos. _ Comentó, mientras terminaban de subir una colina.

_ Lo estaba. Pero a Thor le llegó la nostalgia… consiguió que lo reforjaran con el material original.

_ ¿Y sigue pidiendo permiso para que lo levanten?

_ Sí, sigue haciéndolo.

_ Así que Jane es digna, eso no me sorprende.

Darcy nunca había sido demasiado atleta, pero parecía que después de haberse pasado todos aquellos años metida en el hielo, se había habituado al frío. O eso, o el anorak estaba haciendo su trabajo. De alguna forma, después de lo que a Darcy se le hicieron horas, llegaron al pico de la montaña. Y tirada sobre la nieve, estaba la capitana Marvel, su cuerpo atravesado por estacas de hielo, el rostro pálido.

_ Sí, está muerta. _ Suspiró Darcy. _ Porque está muerta, ¿Verdad? Quiero decir… se supone que es todo poderosa, pero…

_ Sí, está muerta, para ya con el tema. _ ratificó Aisha.

_ Bueno, sólo quería asegurarme, no vayamos a enterrarla y que se levante buscando venganza.

_ Ves demasiadas películas.

_ O tú muy pocas. Quiero decir. Eres hechicera… no me irás a decir que no hay ningún conjuro para resucitar a los muertos.

_ Darcy… cállate y busquemos a tu amiga. No debe andar lejos.

_ No, claro que no. ¿Quieres coger a Danvers? A mí me cuesta mover las manos dentro de este traje.

_ Claro, cómo no. _ Hizo un gesto con la mano y el cuerpo se despegó del hielo, levitando junto a ambas.

_ Eso es bastante grimoso…

_ Y útil, Darcy. No seas sentimental.

Apenas avanzaron un par de pasos antes de encontrarse a Jane. Efectivamente, estaba sentada en el hielo. Darcy se colocó a su lado, mirándola un instante. Estaba pálida como la tiza, y tenía una herida en el abdomen. La sangre estaba congelada.

_ Bueno, ya me dijiste que…

_ Está viva. _ Aisha parecía mucho más sorprendida que Darcy en ese momento. _ No sé cómo diablos lo ha hecho, pero todavía está viva.

A Darcy el corazón se le saltó un latido. Había tenido una corazonada, y se había cumplido. Su amiga estaba viva. La tomó en brazos y se dispuso a marcharse. Se escuchó un aplauso.

_ Pero qué hermosa reunión…

Aisha fue la primera en girarse. Se quedó congelada observando la imagen que tenía frente a ella. Sentada en el pico de la montaña, se encontraba la bruja de la que le había hablado Morgan. La mujer con la máscara de chacal. La hechicera se adelantó, preparándose para conjurar sellos. Ver a aquella mujer vestida con la capa de levitación le produjo escalofríos.

_ Darcy, lleva a Jane con su martillo, es nuestra mejor baza. Yo la retendré. _ Le dijo, en un susurro.

_ ¿Tú y qué ejército? _ La mujer se dejó caer frente a ella.

El hielo no llegó a crujir, la capa de levitación sostuvo a Shin Yang frente a ella, levitando unos segundos antes de tocar el suelo. Incluso a través de la máscara, y de aquel ojo que la observaba, podía sentir que sonreía. El cabello blanco de la mujer se extendió, dejándose llevar por el viento.

Darcy comenzó a deslizarse montaña abajo, sosteniendo a Jane. Tenía que llegar hasta el martillo. Intuía que cuando estuviera próxima, Jane reaccionaría. Se estaba cayendo. Pero le importaba poco. Jane era su principal preocupación mientras bajaba.

Aisha y Shin habían empezado a combatir. Habían conjurado armas, ambas espadas. La de Aisha, translúcida, como el cristal, la de Shin, oscura como la noche. Las armas habían chocado, produciendo una onda de energía que había enviado a ambas contendientes en direcciones opuestas.

Shin fue la primera en levantarse, ayudada por la capa. Aisha la miró con desdén mientras se incorporaba, el peso de la armadura la ralentizaba. Conjuró un látigo para mantener las distancias. Esperaba que Darcy hubiera conseguido acercar suficiente a Jane.

Pero Darcy en ese mismo momento se había caído por un terraplén, aferrando a Jane para protegerla de la caída. Se escuchó un crujido cuando su pierna impactó contra la roca, y no pudo evitar lanzar un grito. A lo lejos, al fondo de la montaña, lograba distinguir el martillo, aún encerrado en el hielo.

_ Vamos… Jane… Cógelo. _ Le rogó, alzándole la mano. _ Está ahí mismo, sé que puedes hacer que salga del hielo. Aisha te necesita. Necesita a Thor. Si le pasa algo vamos a quedarnos aquí. Dios mío, voy a morir aquí. Maldita sea, Jane. Mueve el culo. Me lo debes. Nunca me devolviste mi Ipod.

Darcy no quería reconocer que a esas alturas el Ipod le importaba un bledo y lo que había realmente tras aquella petición. Aisha estaba demasiado ocupada saliendo despedida como para hacer examen de conciencia a ese respeto.

Sencillamente era incapaz de detener a Shin Yang. Su magia estaba un nivel por encima de la suya. Cuando creía que la había alcanzado, su arma atravesó el aire y repentinamente se vio rodeada. Los espectros de Helheim parecían haberlas encontrado y se habían lanzado a por ella en exclusiva.

_ Esto no es real. _ Lo dijo, sabiéndolo.

_ No, no lo es. _ Shin Yang sonreía bajo la máscara. _ Pero con las técnicas adecuadas incluso lo que es falso puede matarte.

Notó una zarpa aferrarse a su brazo y, efectivamente, el dolor lacerante de la extremidad era una muestra de que aquellas ilusiones, aquellos conjuros, realmente eran capaces de hacerle daño. Con un gesto de la mano, los espectros fueron sustituidos por réplicas de Shin. Un total de seis.

_ Genial… le dije a Darcy que esto era una mala idea… pero nadie me escucha nunca… _ Bramó, preparándose para conjurar.

Sabía que no tenía ninguna posibilidad. La forma en la que aquel pequeño escuadrón se preparó y formó una falange, apuntando lanzas recién conjuradas en su dirección, le dejó claro que estaba perdida. Pensaban obligarla a saltar del precipicio… lo que le faltaba. Estaba preparándose para saltar, cuando ocurrió.

Un trueno rasgó el gélido silencio de aquella montaña, y pudo ver el mismo rictus de terror en cada uno de aquellos ojos. El rayo que ese trueno había vaticinado cayó justo a su lado, y un objeto que Aisha no tardó en identificar golpeó directamente a dos de las réplicas. Se escuchó el sonido de los huesos rotos cuando el martillo impactó contra sus cráneos.

El arma volvió el dirección contraria, llevándose a otros dos por el camino. Tan sólo quedaban tres… contando a la original.

_ Dios mío, Jane… menos mal que has venido… me daba por muerta…

El martillo volvió al lugar del que había venido. Pero Jane no lo sostenía. Jane, de hecho, estaba tumbada sobre un témpano algo más atrás.

_ Sabes… Aisha… creo que sé de lo que estabas hablando… A veces todo el mundo te dice que eres apta… que eres digna de confianza… pero no te lo crees hasta que lo dice un martillo mágico. ¿No es cierto, Mew Mew? _ Darcy sonrió, haciendo girar el martillo. _ Te daría un beso, pero seguro que me quedo pegada con este frío.

_ Mierda… _ Dijo Shin. Por primera vez, parecía estar algo asustada.

Darcy adelantó la mano, sin soltar el martillo, y un relámpago emergió de él, alcanzando a las dos réplicas que aún quedaban, y reduciéndolas a cenizas.

_ Pero es que la cosa puede empeorar…

Una nueva voz había hecho acto de presencia, una que hizo que todas las presentes sintieran un poderoso escalofrío recorriéndoles la espalda. Aquella mujer, apoyada en el pico de la montaña, provocó un estremecimiento en todas ellas. Su sola presencia, y la mirada de sus ojos verdes, hizo que la confianza de Darcy flaqueara por completo y, por un instante, el martillo se le antojó pesado.

Observó a todas las presentes de la misma forma que un adulto mira a los niños en el patio de un colegio. Se apartó la larga melena oscura tras el rostro. Tenía el pelo empapado, así como la ropa, azabache y esmeralda, incluida la enorme capa.

_ No te preocupes. _ Miró a Darcy. _ Te debo un gran favor, así que estoy de tu parte. Muchas gracias por quitarme ese martillo de encima, temía tener que pasar otros cinco mil años encerrada. La primera vez fue horrible, no quiero repetirlo.

_ ¿Cinco mil años? Desde luego, te perdiste mucho. Seguro que le sacarías partido a un suscripción a Netflix. _ Darcy trataba de relajarse sin demasiado éxito.

_ ¿Y quién eres tú, si puede saberse? _ Shin trataba de ocultar su nerviosismo, pero estaba teniendo incluso más problemas que Darcy.

La mujer se rio.

_ Disculpa, llevo mucho fuera. Me presentaré. _ Hizo una leve reverencia. _ Soy Hela, diosa de la muerte y legítima reina de Asgard… o lo sería… si Asgard siguiera existiendo. ¿Quién se preocupa por esas cosas después del Ragnarok?