La noche llegó pronto, los aspirantes a ingresar a Beacon se agruparon en un salón, metidos en sacos de dormir para descansar.
Ruby se encontraba acostada boca abajo mientras escribía una carta a sus amigos de la Academia Signal.
—Esto es como una graaan pijamada —tarareo Yang animosamente, dejándose caer en el saco de dormir al lado de su hermana quien mantuvo su atención en lo que hacía.
—No creo que papá hubiera aprobado que haya tanto niño —murmuró Ruby mientras seguía escribiendo. Yang solo rodó los ojos con una media sonrisa y miró más allá de su hermana, observando a unos chicos forcejear entre ellos juguetonamente, y podría seguir con su atención en ellos, pero Jaune se cruzó justo en el camino con un pijama azul celeste de pieza única. Yang bufó y desvió su atención de nuevo hacia su hermana.
—Oye hermana, ¿qué estás haciendo? —Yang preguntó al prestar atención como la azabache no había dejado de escribir en el pedazo de papel.
—Les estoy escribiendo una carta a mis amigos de Signal, prometí contarles todo sobre Beacon y como van las cosas —explicó Ruby, dejando de escribir para mirar a Yang.
—¡Ah! Eso es tan lindo —Yang canturreó, solo para después ser golpeada con una almohada en la cara.
—¡Cállate! —siseó Ruby haciendo un puchero —. No pude traer a mis amigos conmigo, es extraño no conocer a nadie —murmuró cabizbaja, jugando con la pluma que sostenía en sus manos.
Ruby estaba molesta porque las cosas no salieron tan bien en su primer día. Las dos únicas cosas buenas que pasaron hoy fue que estaba haciendo amigo de Jaune y su conversación con Ozpin. Todo lo demás fue un gran lío.
—Oye, hiciste un amigo con ese chico, Jaune, ¿verdad? —le dijo Yang en un intento de animar a su hermana.
—Sí, pero luego está todo el asunto de Weiss —Ruby refunfuñó, molesta por recordar el incidente que llegó hasta la interacción que tuvo con la heredera en el auditorio.
Los ojos plateados de Ruby se levantaron de la carta que estaba mirando antes y se dirigieron hacia los otros estudiantes, muchos de los cuales estaban flexionando sus músculos, sin embargo, sus ojos no se enfocaron demasiado en ellos y encontraron el camino hacia una joven vestida de negro y ojos ambarinos.
Yang se percató de que la mirada de su hermana se enfocó en un punto en específico por lo que siguió su línea de observación para notar que miraba a la chica.
—¿La conoces Ruby? —preguntó Yang mientras también miraba a la misteriosa chica que estaba concentrada en su libro.
—Bueno, ella estuvo ahí cuando exploté —Ruby respondió, sintiendo cierta curiosidad por la misteriosa chica.
Yang sonrió un poco y de inmediato se levantó de su lugar —. Bueno, entonces vamos a hablar con ella —dijo animosamente mientras agarraba a Ruby del brazo.
—¡Yang, espera! —Ruby gritó alarmada mientras intentaba liberarse del agarre de Yang. La rubia pronto arrastró a su hermana hasta donde la pelinegra estaba sentada, la chica elevó la vista para mirar al dúo rojo/amarillo.
—¡Hola! Creo que ustedes dos ya se han conocido —dijo Yang radiante de felicidad, empujando un poco a su hermana hacia el frente para que se animara a hablar. Ruby solo la fulminó con la mirada, para después volver sus ojos plateados a la pelinegra.
—¿No eres esa chica que explotó frente a la escuela? —preguntó la pelinegra arqueando una ceja.
—Sí, ese era yo. Mi nombre es Ruby —se presentó la menor con una risita nerviosa.
—Soy Blake —respondió la pelinegra con una pequeña sonrisa —. También señalaste que el apellido de Weiss Schnee suena a estornudo —agregó con un tinte de diversión.
Al escuchar eso, Yang mostró orgullo en sus ojos —¡Schnee! ¡Estornudo! Oh, hombre, me encanta, buena hermana —la felicitó dándole un pequeño codazo en el brazo.
—No quise decirlo, ¡simplemente me vino a la cabeza, eso es todo! —Ruby dijo mientras sus mejillas comenzaban a sonrojarse.
Blake rodó los ojos en silencio con la media sonrisa aún dibujada en sus labios y pronto volvió a bajar la mirada a su libro. Yang mordió su labio, nerviosa al no saber que más decir y miró de reojo a su hermana.
Ruby pronto enfocó su mirada en el libro que Blake aún sostenía a la altura de su pecho —¿De qué trata? —preguntó con curiosidad, ganándose una mirada confundida de Blake —. Tú libro, ¿tiene un nombre?
Una sonrisa un poco más entusiasmada apareció en el rostro de la pelinegra ante la pregunta —. Bueno, trata de un hombre con dos almas, ambas peleando por el control de su cuerpo —explicó mientras sus ojos volvían al contenido de su libro momentáneamente.
—Oh, sí, eso es en verdad adorable —murmuró Yang sin saber exactamente cómo responder a eso.
—Yo amo los libros —comentó Ruby con una sonrisa, obteniendo una mirada de interés de Blake —. Yang solía leerme cada noche antes de dormir. Historias de héroes, monstruos, son una de las razones por las que quiero ser cazadora
—¿Y por qué eso? ¿esperas vivir un "feliz para siempre"? —preguntó Blake con curiosidad.
—Espero que todos lo hagamos —declaró Ruby esperanzada —. Cuando era niña quería ser justo como los héroes de los libros. Alguien que peleara por lo que es bueno y que protegiera a quienes no se pueden proteger solos.
—Eso... es muy ambicioso para una niña —afirmó Blake con una pequeña sonrisa que después desapareció ante un entrecejo preocupado —. Desafortunadamente, el mundo real no es como los cuentos de hadas.
—Bueno, para eso estamos aquí, para hacerlo mejor —dijo Ruby con tranquilidad, logrando que Blake volviera a sonreír un poco.
—¡Oh! Estoy tan orgullosa de mi hermanita —canturreó Yang, aplastando a la azabache en un abrazo de oso. Ruby pronto comenzó a lazar manotazos a su hermana para que la soltara.
—Oye, ¿qué pasa con todo el ruido? —en ese momento, Weiss se acercó a ellos sin prestar tanta atención quienes tenían un alboroto —¡Mantenlo bajo si algunos de nosotros estamos tratando de ...!
—¡Oh no! ¡Tú otra vez! —tanto Yang como Weiss dijeron al mismo tiempo.
—Chicas, tiene razón, la gente está tratando de dormir un poco —Ruby dijo en voz baja, tratando de mantener la paz.
—¡¿Entonces ahora estás de mi lado?! —cuestionó Weiss con sarcasmo, apuntando con su dedo a la azabache.
—¡He intentado ser amable contigo desde que nos conocimos hoy! —refutó Ruby indignada.
—Sí, ¿qué tienes contra mi hermana? —Yang intervino un poco molesta con la actitud de la chica de cabello blanco.
—¡Ella es un peligro para mi salud! —Weiss respondió con total irritación.
Antes de que la conversación pudiera continuar, Blake apagó las velas, apagando la única fuente de luz en la habitación.
[...]
La mañana pronto llegó, un nuevo día inicio para los aspirantes a entrar a la academia.
Una chica de cabellos naranjas, por encima de los hombros, piel clara y ojos color aguamarina, estaba cara a cara de un chico que apenas despertaba.
—¡Despierta, dormilón! —tarareó la joven de manera enérgica con una gran sonrisa, mirando al chico de cabellera larga y negra de ojos magenta fijamente —¡Es de mañana! ¡Es de mañana! ¡Es de mañana, Ren! —la chica cantó mientras el chico suspiraba para después mirarla con una pequeña sonrisa.
El chico pronto se puso en acción, preparándose para la iniciación mientras la chica hablaba rápidamente y sin hacer pausas.
Cuando él finalmente terminó, llegaron a los casilleros donde habían dejado sus armas, la chica hablaba sobre terminar juntos en la iniciación hasta que Ren cerró el casillero —. Vamos, Nora —le indicó, a lo que ella lo siguió dando pequeños saltos.
Yang siguió con la mirada a los dos mientras su hermana abría el casillero que tenía asignado y tomaba su arma —. Me pregunto por qué estaban tan inquietos esos dos —dijo la rubia para después volver la mirada a la azabache.
—No lo sé, pero lo que sí sé es que hoy no necesitaré hablar —comentó Ruby con felicidad —. Porque Crescent Rose lo hará por mí —abrazó a Crescent Rose balanceándose de un lado a otro.
—Bueno, recuerda, Ruby, no eres la única que está pasando por la iniciación. Si quieres crecer, tendrás que conocer gente nueva y aprender a trabajar juntos —le recordó Yang.
Ruby gimió ante sus palabras, molesta —¡Ahhhh, suenas como papá! No necesito que otras personas me ayuden a crecer, bebo leche —refutó la chica de la capucha roja.
—¿Y qué pasará cuando tengamos que formar equipos? —le preguntó Yang con las manos en sus caderas y sus brazos en jarra.
—No lo sé, estaré en tu equipo o algo así —murmuró Ruby.
—Quizás deberías intentar estar en un equipo con alguien más... —dijo Yang con cierta preocupación mientras jugaba con su cabellera rubia.
Ruby frunció el entrecejo y se acercó a la rubia —. Mi querida hermana Yang, ¿¡estás insinuando que no quieres estar en un equipo conmigo!?
—¡¿Qué?! ¡No! Por supuesto que quisiera estar en un equipo contigo —respondió de inmediato la rubia —. Solo... pensaba que quizá, no lo sé, te ayudaría a salir de tu caparazón —y la rubia se arrepintió un poco de decirle a su hermana aquello ya que la azabache empezó una pequeña perorata de que no necesitaba salir de su "caparazón".
Justo fuera del alcance del oído, cierta heredera comenzó a charlar con un conocido campeón.
—Entonces, Pyrrha, ¿has pensado en qué equipo te gustaría estar? Estoy seguro de que todos deben estar ansiosos por unirse con un individuo tan fuerte y conocido como tú —le dijo Weiss a la chica pelirroja de ojos esmeralda que estaba delante de ella. La heredera pronto comenzó a hablar de que sería genial estar en un equipo con ella hasta que Jaune se unió a su conversación, hizo enojar a Weiss por su insistente coqueteo y más cuando declaró que no conocía a la famosa de Pyrrha Nikos.
[...]
Todos los estudiantes de primer año esperaron pacientemente a que comenzara la iniciación en los acantilados de Beacon.
—Durante años, se han entrenado para convertirse en guerreros, y hoy, sus habilidades serán evaluadas en el Bosque Esmeralda —Ozpin dijo antes de que el profesor Goodwitch continuara el breve discurso.
—Ahora, estoy seguro de que muchos de ustedes han escuchado rumores sobre la asignación de" equipos ". Bueno, permítannos poner fin a su confusión. Cada uno de ustedes recibirá compañeros de equipo ... hoy —informó Glynda con tranquilidad, mientras en su mano sostenía una tableta.
—¿Qué? —Ruby gimió en voz baja, mortificada por ese detalle.
—Estos compañeros de equipo estarán contigo por el resto de tu tiempo aquí en Beacon. Por lo tanto, lo mejor para ti es estar emparejado con alguien con quien puedas trabajar bien —continuó Ozpin y Ruby volvió a gemir como un cachorro perdido —. Dicho esto, la primera persona con la que hagas contacto visual después del aterrizaje será tu pareja durante los próximos cuatro años —agregó con una sonrisa interna.
—¿¡Qué!? —Ruby chilló angustiada, nada contenta por ese detalle.
—Después de que te hayas asociado, dirígete al extremo norte del bosque. Encontrarás oposición en el camino. No dudes en destruir todo lo que encuentres en tu camino ... o morirás —siguió Ozpin dando las instrucciones —. Serás monitoreado y calificado durante tu iniciación, pero nuestros instructores no intervendrán. Encontrarás un templo abandonado al final del camino que contiene varias reliquias. Cada pareja debe elegir una y regresar a la cima del acantilado. Protegerás ese artículo ¿Hay alguna pregunta?
Jaune levantó la mano —Sí, um, ¿señor-?
Ozpin sonrió —¡Bien! Ahora, tomen sus posiciones —indicó ignorando completamente al chico.
Todos, a excepción del chico rubio, tomaron una postura sobre sus placas de lanzamiento. El primer plato lanzó al primer alumno, para horror de Jaune.
—¿Uh, señor? Tengo, um ... una pregunta —dijo Jaune con una mirada de horror y miedo —. Entonces, este aterrizaje ... cosa de estrategia ... Uh, ¿qué-qué es? ¿Nos estás, como, dejándonos o algo así? —más estudiantes salían volando, casi a punto de llegar su turno.
—No. Te estarás cayendo —Ozpin respondió con tranquilidad.
—Oh, uh, ya veo ... Entonces, ¿nos entregarás paracaídas? —preguntó Jaune nervioso.
—No. Usarás tu propia estrategia de aterrizaje —fue la simple respuesta de Ozpin.
—Oh, está bien, entonces, ¿qué es exactamente una estrategia de aterizaAAAAJEEEEEEE —el chico rubio salió volando detrás de sus demás compañeros. Ozpin sonrió mientras tomaba un sorbo de su café y los observaba volar.
[...]
