Capítulo 5
Caos. Su cabeza era un caos. Su habitación era un caos. Su reino era un caos. Y Saga no podía estar más feliz.
Años atrás, el rey Shion le había concedido un enorme feudo cercano a la ciudad junto con varios otros privilegios tales como ser el líder de la caballería real, operando como el segundo al mando, pero esto era infinitamente superior. Ser el nuevo rey era infinitamente superior. Ahora tenía el control de la milicia, podía acceder a todos los datos que circulaban por el reino, tenía una cantidad de oro suficiente para cinco vidas más y lo más importante: ya no necesitaba a nadie más. Bueno, no necesitaría a nadie más cuando le trajeran la cabeza de Aioros y de la niña.
Un portazo lo sacó de sus pensamientos. Angelo, mejor conocido como máscara de muerte, había entrado a la habitación real.
—Saga, te traigo las mejores noticias.
—Rey Saga —Una sonrisa orgullosa se formó en su rostro al corregir a su lacayo.
—Lo que sea. Escuchame primero —se aclaró la garganta e hizo una pausa para generar más expectativa —. ¿Viste que ahora estoy protegiendo un pueblo minero en el sur? Bueno, la hago corta, me encontré al Aioros caminando de lo más campante.
—¿Cómo que te lo encontraste? —Le exasperaba la forma vulgar que tenía ese sujeto al expresarse pero esta vez no podía ignorarlo, necesitaba poner atención a las palabras que pronunciaba.
—Lo vi a la salida del otro pueblo grande que está cerca… ¿cómo se llamaba? —chasqueó la lengua por no poder recordar el nombre del poblado y continuó con su discurso sin detenerse mucho en ese dato —. Bueno no importa, te explico con el mapa por donde queda. Y esta no te la vas a creer: Dohko lo acompañaba.
En efecto, Saga no lo podía creer. Si tenía la ubicación de Aioros era cuestión de mandar uno de sus hombres a matarlo y problema resuelto. La ecuación se complicaba al agregar a Dohko, con él la cosa no era tan simple. Aunque la fortaleza del este fuera parte del reino, hacía al menos diez años que se manejaba por su cuenta. Enemistarse con el feudo oriental por matar al hombre que lo gobierna y perder así la oportunidad de colonizar una salida al mar era un riesgo que no estaba dispuesto a correr si quería ser el rey de un país rico. Tenía que encontrar la manera de deshacerse de él sin poner en peligro su relación con esa ciudad, y Angelo le dio la clave para lograrlo.
—¿Qué me vas a dar a cambio de tan buena información? Un ascenso no estaría mal.
La sonrisa volvió al rostro del rey. Tenía el plan perfecto.
—Cómo recompensa te voy a encargar una tarea muy importante. Vas a infiltrarte en la fortaleza del este. Ahí esperás que Dohko llegue y ni bien tengas oportunidad… —trazó una línea en el cuello con su mano —. Hacelo parecer un accidente y cuando me confirmes que terminaste con tu tarea te otorgo la propiedad de las tierras del viejo.
Angelo era la personificación de la codicia, por lo que no dudó ni un segundo en aceptar la propuesta. Mediante un apretón de manos confirmaron el pacto y, acto seguido, el caballero se retiró de la estancia. ¡Qué gran plan! Saga estaba seguro que los hombres de Dohko matarían sin piedad a ese pobre diablo. Así mataba dos pájaros de un tiro. Solo quedaba Aioros y la niña y ya sabía a quienes encomendar semejante proeza.
Desde la pequeña ventana del salón pudo divisar a sus camaradas. Afrodita estaba hablando con Shaka mientras caminaban por el jardín. El rey no perdió tiempo y fue en su búsqueda. Bajó las sinuosas escaleras tan rápido como su larga túnica rojiza le permitía, ignorando a los caballeros que se acercaban para pedirle una audiencia. Una vez que salió del edificio aceleró el paso hasta llegar a la sección de las rosas, que era donde se encontraban sus súbditos más leales. Éstos realizaron una reverencia y esperaron las nuevas directivas que se les serían asignadas.
—Sé dónde está Aioros y necesito que ustedes se encarguen —Saga era directo y tajante. No podía desperdiciar ni un segundo —. Confío en que van a preparar el mejor veneno y hacer que todo parezca natural. Afrodita, si hubiera algún testigo o algo saliera mal, no dudes en matarlo.
Les explicó cómo llegar al pueblo y les ordenó salir esa misma tarde, sin darles tiempo siquiera de procesar lo que significaba aquella misión. También dejó a su disposición una gran cantidad de monedas de oro y un pacto tácito de las recompensas que recibirán una vez terminada la tarea. Para Shaka, el médico real y su subordinado de mayor confianza, tenía preparada una importante suma de dinero, casi lo suficiente para construir su propio castillo; la retribución para Afrodita sería el dominio de las tierras del norte, su tierra natal.
Perfecto. Lo siguiente sería Kanon, quien debería estar esperándolo a las afueras de la muralla externa. En verdad no tenía ganas de ver a su hermano, ni un poco, aunque no podía negar que necesitaba su ayuda. Su relación con él siempre había sido extraña. Eran gemelos pero en sus mentes había muchas diferencias, y eso lo notaron desde muy temprana edad. Concretamente, se dieron cuenta de ello cuando su padre, luego de perder su feudo y riqueza a raíz de las constantes invasiones, leo dejó abandonados en los escombros de lo que había sido su hogar. Kanon decidió dirigirse al sur para servirle al rey Julián, mientras que Saga se decantó por prestar sus servicios al rey Shion en el norte. A pesar de estar en países enemistados, solían verse seguido dado que el menor actuaba también como diplomático. Kanon, cansado de ver el sufrimiento de ambos pueblos, le propuso a su gemelo tomar las riendas de la situación desde las sombras y lograr la unificación de ambos países, o al menos un cese de las batallas en las que estaban envueltos. El problema de Shion era la falta de salidas al mar que le permitiera mejorar su economía; el de Julián era la falta de materiales preciosos que comerciar en sus amplios puertos. La unificación daría fin a todas esas peleas que lo único que lograban era devastar aún más a ambos pueblos.
Saga, por su parte, tenía ambiciones menos altruistas. Quería poseer el poder absoluto para doblegar a quien fuera que se le cruzase y jamás volver a vivir en la miseria. Si seguía el plan de su hermano, ya no sería solo el sucesor de Shion, sino que sería el gobernante del reino más influyente y potentado que existiría en el mundo, razón que lo convenció para aliarse con él. A futuro, se desharía de su molesto hermano menor, del rey Julián y cualquiera que osara enturbiar su felicidad.
El estruendoso sonido de las campanas lo devolvió al presente. ¿Por qué decidieron encontrarse a las doce bajo el campanario? Exhaló con pesadez al término de la última campanada e intentó suprimir la mueca de disgusto en su rostro cuando vio a lo lejos la figura de su hermano. Kanon apareció tapado de pies a cabeza ya que no soportaba el frío, todo lo contrario a Saga. Éste le ofreció al menor entrar en un lugar cerrado para resguardarse del frío viento que soplaba y así dar comienzo a su reunión estratégica.
¡Holiwis! Vuelvo con el quinto capítulo. Wow, hace un mes pensaba que no me iba a animar a publicar tanto.
No dejo de agradecerte, Samsalvatore, por las reviews. Es genial tener un diálogo así con alguien que no sea mi hermana xD. Ahora sí, respondiendo a la review: Todavía falta un poco para que los chicos se enteren sobre el trasfondo de Saori, así que toca esperar. Además, gracias a tus comentarios, me ayudás a poner la vara más alta conmigo misma, por lo que voy a re-editar toda esa escena para que nos guste mucho a los dos (¿las dos? ¿les dos? no quiero asumir nada incorrectamente, así que dejo la interrogante en el aire) ¡Me alegra que te haya gustado el capítulo y que la parte de las cartas te haya hecho reír! Estuve a punto de eliminar esa escena y me alegro de no haberlo hecho.
Saludos, abrazos, besos UwU
