Ron no estaba seguro del pasar de los días, no sabía lo que hacía o lo que pasaba a su alrededor. El dolor era demasiado grande para que lo dejara pensar o sentir algo diferente; muchas veces escuchaba la voz de Draco dirigirse a él, pero no podía discernir lo que decía. El rubio solo suspiraba con fuerza y dejaba de insistir, sin embargo, muchas veces se quedaba a su lado callado solo dejándolo ser.

El pelirrojo se sentía mejor no estando totalmente solo, pero no podía dejar de sentir molestia por no poder estar en la soledad que su cuerpo le requería. Por lo que no sabía si la presencia del otro le hacía bien o mal, pero algo dentro de sí mismo le decía que era mejor tener su presencia cerca, en lugar de estar totalmente solo con sus terribles pensamientos.

Él quería desesperadamente ver a Hermione, escuchar su risa, besarla y abrazarla como en el pasado; poder estar juntos sin decir nada y sintiendo que era lo mejor del mundo. Poder oler su pelo y robar el calor de su cuerpo en cualquier momento del día; escucharla mandonear todo el día y quejarse del trabajo por la noche. ¿En realidad no se había dado cuenta que Hermione ya no hablaba con él como antes? ¿No había visto que ella cada vez sonreía menos a su lado y comenzaba a ocultar donde estaba?

No, él no había visto nada de esto; y fue por esto que el shock fue mayor de lo que pudo haber pensado. Ahora todo su cuerpo se sentía pesado y su corazón parecía querer salir de su pecho para evitar seguir sintiendo tanto dolor. Esta actitud molestaba a Draco, quien no podía soportar tanta melancolía de parte de Ron, tenía ganas de gritarle y golpearlo todo el tiempo. Necesitaba que Ron cambiara a de actitud cuanto antes, pero simplemente no se dejaba.

—Quiero ir de compras —exigió el rubio con los brazos cruzados y la mirada seria.

—Entonces anda, ya eres grande —replicó Ron con voz monocorde, típico sonido que sale solo por la inercia.

—Debes protegerme en todo momento, así que debes ir conmigo —explico Draco con poca paciencia.

—No quiero salir, Draco. Ve tú.

—Saldremos, así que levanta el culo de la silla y sígueme.

No importó lo mucho que el pelirrojo se quejó, ni todo lo que intentó rebelarse ante el rubio; al final tuvo que acompañarlo afuera todo el día. Draco lo arrastró tras las tiendas muggles sin parecer querer comprar nada en concreto, lo que le hizo ver a Ron que lo hacía por él. Malfoy, cosa que jamás pensó que pasaría alguna vez en su vida. Fueron a un restaurante para el almuerzo, en donde Ron logró ser elogiado por Draco por sus excelentes modales al comer, de nuevo era gracias a Hermione; ella lo había cambiado mucho. Fueron por un helado antes de volver a la casa que compartían.

—Gracias, Draco —dijo Ron con sinceridad.

—¿Por qué? —inquirió el rubio fingiendo inocencia.

—Por este día, por hacer lo posible por distraerme e inventar una excusa para sacarme de casa.

—No sé de qué hablas, Weasley, yo solo necesitaba hacer unas compras. —Draco se encerró en su habitación dando la charla por terminada. Ron por su parte no respondió, pero no dejó pasar el hecho de que Malfoy no había comprado absolutamente nada ese día.

La noche, sin embargo, fue demasiado pesada y larga para el pelirrojo; habían días, como aquel, en las que Ron simplemente no podía dormir; su mente daba vueltas y vueltas en torno a todo y no se mantenía serena, haciéndole imposible la tarea de dormir a gusto.

Cansado de dar vueltas en su pequeña cama, Ron decidió levantarse e ir a la cocina a buscar algo de comer, seguramente tener el estómago lleno lo relajaría lo suficiente como para que durmiera más rápidamente. Caminó con cuidado de no hacer ruido, no quería despertar a Malfoy pues el rubio tenía un humor de mierda cuando no lo dejaban dormir a plenitud; era terrible aguantar su ceño fruncido, sus resoplidos y sus malas palabras cuando lo despertaba el más mínimo sonido. Por esto Ron salió de su habitación de puntillas y atento a cualquier sonido.

Y fue justamente eso lo que lo llamó la atención: un sonido. Un ruido bajo y ahogado que venía desde el cuarto de Draco, Ron no estaba seguro de qué era lo que podía estar haciendo ese sonido, pero sabía que debía ir a revisar cualquier pequeña cosa relacionada con Malfoy. El pelirrojo caminó más de prisa, pero continuando con el silencio con el que se había movido en un inicio, pero con la varita en su mano y los sentidos alertas. El sonido se hacía más intenso con cada paso que daba, y, cuando estuvo frente a la puerta, reconoció el sonido claro de una respiración agitada; eso solo lo confundió más.

La puerta se encontraba sin seguro, por lo que con un leve toque del pelirrojo se abrió lo suficiente como para que el hombre pudiera ver en el interior de la habitación. La imagen lo dejó sin habla: Draco Malfoy se encontraba en la orilla de la cama, con las piernas abiertas y la cabeza echada hacia atrás; el rubio comenzó a ronronear con un sonido gutural lleno de placer mientras metía dos dedos en su interior, su otra mano masajeaba suavemente su pene con movimientos largos y delicados.

Ron tragó saliva ante la visión de Malfoy masturbándose frente a él, sin estar consciente de que era observado mientras llevaba a cabo tal acto lleno de lujuria. De pronto el rubio se retorció totalmente lleno de placer, y, aunque mordió sus labios, no pudo detener un fuerte gemido que logró que la anatomía del pelirrojo reaccionara. Ron se sonrojó al notar que ver a Draco le había causado una erección, no solo eso, mientras el rubio más gemía el pene de Ron endurecía un poco más. No podía negar que el rubio lucía erótico, con el cabello desordenado, el sudor recorriendo su piel pálida, y sus dedos explorando su agujero sin control.

—¡Ah, mierda! —gimió Draco acostándose completamente en la cama—. ¡No pares, joder! ¡Así, justo ahí!

En un acto totalmente inconsciente, Ron llevó su mano a su pene y comenzó a frotarlo con fuerza; no podía despegar sus ojos de la escena, la voz de Draco se elevó en cuestiones de segundos, por lo que sus gemidos eran cada vez más fuertes; el sonido lo excitaba más a cada segundo, nunca se imaginó que Draco pudiera sonar así, y mucho menos que lo llevaría al borde de la locura verlo tocarse de esa manera. El rubio exploraba su interior con experta cadencia, la visión del pene duro y rosado de Draco lo hipnotizó, estaba seguro de que Malfoy estaba a punto de llegar al orgasmo, ya que todo su cuerpo temblaba y vibraba debido al placer acumulado, lo que lo enloqueció; necesitaba verlo llegar, soltar toda la descarga de su interior, oírlo gritar de placer, ver la expresión de sus ojos cuando estallara en éxtasis.

Mientras movía su mano por toda la extensión de su miembro, Ron se imagino que era él quien estaba dentro de Draco y quien lo hacía gemir de manera tan intensa; fue entonces cuando llegó, así tan de pronto que hasta él mismo se sorprendió. No pudo evitar mirar su mano llena de su propio semen y sentirse tan extrañamente avergonzado por lo que había hecho, y hubiera estado en la misma posición por horas si no hubiera sido por el sonido que causó la cama de Draco cuando el rubio cayó en ella agotado, respirando entrecortadamente.

Ron casi corrió hasta su propio cuarto y se acostó en su propia cama sin poder quitarse la imagen de Draco de su cabeza, no tenía ni idea de cómo lo vería al día siguiente sin delatarse a sí mismo.


Fin del capítulo!

De nuevo desaparecida; de nuevo con problemas... Me he obligado a escribir y esto fue lo que pude lograr, espero que lo hayan disfrutado!

Y de "secretos en azkaban" espero poder actualizar pronto, tenganme paciencia.

En fin, les mando mil besos!