Capítulo V: Anal-ítico
Ambas siguieron trabajando, hasta que Kara ya no llamó más miss a Lena sino por su nombre y a gritos – Lena ¡.
Ella volteó a verle, sólo para ver que dónde hacia segundos miraba a Kara, ella ya no estaba, había caído al algo congelado.
- Mierda, mierda ¡– gritó Lena asustada de muerte
Lena dejó caer los maderos de sus manos y fue hacia Kara, hacía dónde únicamente se podía ver sus manos agitándose.
Lena se arrodilló en la tierra, estirándose para halar su mano y sacarle del agua helada y con trocitos de hielo, Kara no dejaba de temblar, estaba muy pálida, sólo después para con una mano debajo de su rodilla y otra en su espalda, cargarle hacia el interior de su casa, frente a la chimenea que estaba prendida.
Kara era un lío tembloroso, empapada, con escalofríos.
Lena corrió a por toallas, por mantas – Kara tengo que sacarte tu ropa – le pidió y ella asintió.
Entonces Lena lo hizo con mucha rapidez, primero la polera, el brazier, envolviéndole con una toalla muy mullida, cubrió con otra su intimidad, mientras le quitaba el pantalón y las bragas, las medias, los zapatos, todo siendo arrojado a un lado.
Ella le secó con las toallas, toda ella, incluido su pelito, para después arrojar a un lado esas toallas húmedas y cubrirlas con unas mantas, envolviéndole tal capullo.
Kara seguía temblando muchísimo, Lena entonces echó más maderos a la chimenea y viendo que seguía temblando, corrió a por chocolate caliente, mismo que Kara no pudo tomar por la temperatura.
Ella se recostó sobre la alfombra, abrazando a Kara por fuera de las mantas, mas Kara seguía temblando violentamente, por lo que con el tremendo miedo que tenía encima – vamos al hospital - propuso, pero Kara negó con la cabeza, Lena lo intentó más, pero Kara desestimó todos los intentos.
Ambas tendrían problemas, al contar cómo ocurrió el accidente.
Por lo que a Lena no se le ocurrió otra cosa que desnudarse, quedando en ropa interior, ante los ojos enormes de Kara por la sorpresa.
Ella se acomodó sobre la alfombra y se las arregló para subir a Kara sobre ella, de modo que se recueste sobre ella desnuda, ambas cubiertas por cerca de más de cinco mantas muy mullidas, con la chimenea de fondo.
- El calor de mi cuerpo debería poder ayudarte más a que recuperes tu temperatura – le dijo abrazándole en un abrazo de oso, Kara estaba helada, y sus manos aún más, al ella abrazar a Lena.
- Mierda – gimieron ambas, Kara porque estaba congelada y Lena al sentir cuán helada estaba.
- Tranquila, no te asustes, vas a estar bien – decía Lena preocupada ante los ojos llorosos de Kara.
Y la respuesta de Lena, lo definió todo.
Ella aprovechó para besar cada ojito suavemente con la única finalidad de transmitir el mensaje – "vas a estar bien", "voy a cuidarte".
Kara escondió su cabeza en el espacio que se convertiría en su favorito desde ya, el espacio entre su hombro y su cuello.
- Shhh, Shhh – siseó Lena para después empezar a musitar una canción de cuna que le cantaba su mamá para calmarle cuando apenas tenía cuatro años.
Y Kara, por más que estaba desnuda, con su ser, su cuerpo al raz del de Lena, no sentía miedo, aversión, preocupación, nada de eso, ella se sentía protegida, cuidada, incluso hasta ¿amada?
- Vas a estar bien, niña bonita – le susurró al oído y Kara le contestó acariciando su cuello con su nariz helada.
- Ahhhh – soltó Lena un gritito – tienes nariz de perro – dijo adorablemente haciendo referencia a lo helado de la nariz de los cachorritos durante la época fría y Kara rió volviendo a hacer lo mismo ganándose otro gritito de ella.
Ambas se quedaron en esa posición y cuando Kara sintió que su espalda estaba todavía helada, se lo dijo a Lena y ella lo resolvió girándola, para cubrirla desde atrás, como si fuese la cuchara mayor y ella la pequeñita, abrazando con ambas manos su torso a la par que entrelazaba ambas manos con las de Kara.
Con el pasar de los minutos, Kara dejó de tiritar sus dientes por el frío y empezó a calentarse, aunque muy lento.
- Prueba tu chocolate – le pidió Lena, estando ahora tibio, Kara asintió, pero sus manos todavía temblaban, por lo que Lena cogió la taza y le dio de tomar muy despacio, limpiando con la yema de su dedo el bigote de leche de Kara, sólo para ella después volver a acurrucarse sobre Lena como si fuese una manta raya.
A veces Kara moviéndose, acomodándose, sobre Lena, cogía piel, las curvas de Lena y ella se ponía rojita.
Lena al ver su sonrojo se preocupó de que estuviera más helada o asustada - ¿estás bien? – preguntó dulcemente con ambas manos cogiendo su carita, ella asintió con un muy adorable puchero.
- Awww mi vida, tan pequeña, tan bonita – le arrulló acomodándole sobre su cuerpo, ella después con ambas manos cogiendo su cabello, intentando que deje de estar medio mojado.
Así siguieron por un buen tiempo, un par de horas y no fue porque Kara no se calentara y recuperar su temperatura normal, sino por qué se había llegado a dormir sobre Lena, ella haciendo un ruidito tan, pero tan lindo, equivalente a un murmullo o al batir de las alas de un colibrí, así de encantador.
Lena se quedó totalmente idiotizada con ese escenario, era todo un sueño. Ella no lo pensó, ni lo diseñó así, más estaba totalmente embobada con esta chica, a pesar que era su alumna y a pesar que tenía 16 años.
Ella no pensó en avanzar más, forzar otro escenario, nada de eso, ella sólo quería cuidar y proteger a éste maravilloso ser todo lo que pudiera y que ella se lo permitiera.
Ya cuando se despertó…
- ¿Estás bien niña bonita? – le preguntó suavemente y Kara sonrojada asintió contra su piel, oliendo el arma de Lena, tan delicioso, tan único - ¿Todavía tienes frío? – preguntó preocupada, tocando con su mano su frente.
Kara no tenía frío, ya se sentía mejor, sin embargo no quería salir de ese abrazo, de tal contención así que dijo una pequeña mentira – todavía tengo un poco de frío.
- Ok, no te preocupes, estarás bien – le aseguró Lena cogiendo con ambas manos sus manos y calentándolas con su aliento.
- Me duele este dedo – señaló Kara el índice de la mano derecha, que se raspó un poco al caer sobre el hielo, Lena lo acarició suavemente antes de besarlo en tres ocasiones - listo – añadió Lena, ahora una frente a otra, ambas muy juntas, con las frentes juntas.
Ninguna con el deseo de romper ese momento.
Cuando Lena hizo un movimiento, destapando ligeramente a Kara para acomodarse, Kara tembló con el aire frío de azotar una colcha sobre su piel, Lena lo mal interpretó de que se trataba del accidente.
- Tranquila, no te preocupes, voy a poner más leña en la chimenea ¿sí? – preguntó y Kara asintió, entonces Lena se separó de ella ante una pequeña queja de Kara que trajo sonrisas a ambas.
Lena en lencería negra se puso de pie y cogió los leños en un estante y empezó a acomodarlos en la chimenea arrodillándose sobre su piso de alfombra.
Kara abrió la boca, para no jadear ruidosamente, ante el espectáculo que estaba viendo.
Ella había visto desnudo a su novio y aun así, no le había provocado tal rompedero de cabeza, tal latir descontrolado de su corazón, como en ese momento. A la par que también había visto a chicas desnudas en las duchas al bañarse en duchas contiguas después de la temporada de basquetbol y nuevamente no le había provocado tal shock como estaba sintiendo.
Lena arrodillada con lencería negra, su espalda tan suave, sus dos hoyuelos muy marcados, tan sexys, su tatuaje, ¿su tatuaje?
Lean tenía un tatuaje en la espalda baja, un pelín grande, mismo que decía – pureza – leyó Kara embobada y Lena soltó una risita de lo más rica, de lo más adorable, ella sonrojada ya sea por el fuego o por la vergüenza.
- Si bueno, eso fue como cuando tenía quince creo – le respondió mirándole levemente.
Y jooooooooooder.
Lena con el brillar del fuego detrás de ella, su mirada, su carita, sus pechos, su barriguita, sus piernas, su lunar muy sexy en el cuello, todo, todo lo de ella, era una visión de ensueño.
Kara estaba sin palabras, Lena era el espectáculo más bonito del planeta.
- Y ahora es un tanto muy irónico – siguió Lena riendo con la última parte.
- Por ¿Por qué? – tartamudeó Kara la pregunta y Lena lo interpretó que era por el frío y no tanto por el debatir del corazón de Kara en ese momento.
- Bueno, porque dice pureza y ciertamente no soy pura en cierto sentido, ¿entiendes? – le preguntó y Kara respondió - ¿eh? – apenas registrando el sonido tan hermoso de su voz.
Viniéndole a ella una imagen mental que hizo agrandar sus ojos en sorpresa, pensando pues lo obvio.
- Noooooooooo, noooooo, joder no ¡ - gritó Lena pensando pues en lo obvio.,
- ¿Qué?
- No me han dado por atrás – soltó rápidamente, para después ambas mirarse muy rojas y no entender, pero ambas imaginándolo – oh mierda, creo que te he roto, ¿te he roto? – preguntó Lena ante lo shockeada que se veía Kara.
Ella no respondió, seguía imaginándose a un chico guapo darle por detrás a su Lena.
¿Su Lena?
¿Por detrás?
Ohhh
- Ufffff – Lena bufó de lo más roja, arrojando un madero en la chimenea, se sentó en el piso y mirando a Kara preguntó - ¿sabes lo que es el sexo anal?
Kara asintió muy rojita sumergida en su capullo de mantas, apenas viéndose su carita.
Mike había intentado convencerla, pero ella siempre le dijo que no.
- Pues no, no es lo que imaginas, no he tenido sexo anal, nunca – explicó Lena también muy rojita, sintiendo la necesidad de explicárselo sin saber por qué – a mis quince me hice ese tatuaje, y pues cuando digo que me parece irónico, es porque ya he tenido sexo antes, por tanto no soy pura más ¿entiendes?
Kara asintió añadiendo – creo que siempre vas a ser pura ante mis ojos, tu corazón es puro – tuteándole talvez por primera vez, desde siempre.
Ese es el momento que más atesoraría Lena en muchísimo tiempo, alguien que hace muy poco le conocía, ya le consideraba como tal, como un ser puro, eso le hizo ponerse emocional, dada su historia con los Luthor y que tendían o a ignorarla u odiarla, no había punto intermedio.
Lena empezó a llorar y Kara se preocupó de haber dicho algo mal – oh lo siento, lo siento – se disculpó y Lena negaba on la cabeza, intentando con ambas manos cubrir su rostro.
Kara se acercó a ella con las mantas envueltas en su cintura, ella en toples – ven – le pidió estirando su mano, Lena se la cogió y ambas se volvieron a cubrir con esas mantas.
- Ven aquí, no llores – pidió Kara besando cada ojito con un beso muy sentido, como antes había hecho Lena. Esta vez siendo ella la que se cobijó en el cuerpo de Kara acurrucándose en ella, quién estaba más calientita, su pelo casi estaba seco.
Después de un rato de sollozar y Kara de contenerla acariciando su espalda, Lena habló con voz ronca propio del llanto – empiezas a caerme bien – soltó para romper el hielo y eso hizo reír a ambas.
- Creo que es un lindo tatuaje – replicó Kara, una frente a la otra, Lena asintió preguntando - ¿Aún tienes frío?
Y Kara respondió que sí, aunque no lo tenía del todo, ya no tanto como antes, más quería quedarse en esa posición.
Ambas se volvieron a acurrucar, Kara sobre Lena, ella abrazando con ambas manos la espalda desnuda de Kara.
- Lena, eres una de las personas con el corazón más bello que he podido conocer, que nadie te diga lo contrario – le susurró en su oído para al final darle un besito corto sobre el oído.
Lena sintió escalofríos, pero no por su voz susurrada, sino por todo, incluido ese susurro.
Kara regalándole un beso muy dulce sobre su corazón, Lena jadeando ante el hermoso detalle.
- Tú eres la tirapiedras más adorable que me he conocido – dijo Lena y Kara soltó una carcajada profunda de su corazón, Lena se recostó pudiendo así observarla mejor.
Vaya que Kara, era impresionante, muy hermosa, y cuando la conocías, pues mucho más.
Una embobada con la otra para ese momento.
- ¿Sólo eso? – picó Kara las aguas recostándose una frente a la otra, ambas con las piernas entrelazadas, con el cuerpo al raz.
- Eso y que, aunque me tiraste piropos muy malos, terribles.
- Oh no me lo recuerdes – sentenció rojita intentando ocultarse en Lena, más ella no la dejó, cogiendo con ambas manos su carita – fuiste demasiado adorable, tanto, que guardaré ese momento para siempre.
- ¿Yeahhh? – mordiéndose el labio.
- Yeahhh – confirmó Lena besando su frente para después abrazarle con más sentimiento.
Ambas sintiendo todo tan intenso, a pesar de que no se habían besado sobre los labios ni nada de eso.
- ¿Podemos dormir un rato más? – pidió Kara y Lena asintió concediéndole, ambas estaban muy cómodas sobre el cuerpo de la otra.
Ellas durmieron hasta pasadas las 2pm, cuando el estómago de Kara sonó, ella haciendo un ruidito demasiado adorable e intentando esconderse en el cuello de su Lena, ella riendo y acariciando la pancita de Kara.
- Espérame un segundo, voy a traer algo – dijo Lena levantándose con una manta cubriéndose, cuando su puerta, literal, se rompió en dos.
Ambas mujeres se asustaron, Lena se cabreó soltando la manta, ella en ropa interior - ¿Qué carajo pasa? ¿quién coño eres? – preguntó de la forma más molesta que pudo, Kara se sorprendió por como sonaba su voz irritada y cabreada.
Sí hasta parecía que fuese otra persona.
- ¿Alex, Maguie? – preguntó Kara desde la alfombra confundida.
Alex ni bien vio desnuda a su hermana, cubriéndose con las mantas pensó lo peor y ante Lena que iba hacia ella, Alex le soltó el golpe más fuerte que pudo contra su cara.
Después de un poderoso crack, de su nariz rompiéndose, se escuchó – ahhhhhhhhhhhhh joderrr¡ - el grito muy fuerte de Lena.
- Hija de puta, eres una hija de puta ¡ - gritó Alex pensando que ella al ser adulta había coaccionado de alguna manera a su hermana para aprovecharse de ella, Alex y Maguie buscándola y hallándola por el GPS de su celular, al ése día Kara no ir a la tumba de su padre como habían quedado y como era desde que tenían memoria en el que ocurrió el trágico accidente que se llevó la vida de su padre, un 17 de agosto, en el cual ambas se reunían así llueve o truene en su presencia en el cementerio.
Alex cogió del cuello a Lena con una mano, pensando lo peor al ella estar en lencería y su hermana desnuda, le dio un poderoso golpe a la sien, noqueándola y desmayándola sobre el piso de madera con un golpe contundente y sordo, Lena yaciendo en el suelo bajo un charco de su propia sangre.
