Una bruja mentirosa y un guardián Parte 5
—¡Eda! —exclamó Luz todavía asustada con la cabeza de la bruja levantada en sus manos—. ¿Estás bien? —agregó, acercándola a ella.
—Sí, esto pasa cuando envejeces —respondió Eda con fastidio.
—¿En serio? —preguntó Luz a continuación, sorprendida.
—Genial, ahora estoy ansioso por crecer —dijo Luis con sarcasmo.
—Al fin te acorralé —dijo el guardián Wrath, quién además estaba acompañado de dos de sus guardias, des transformando su diestra antes de dirigirse hacia el cuarteto—. Eda la dama búho —agarró la corona de King, y este dio saltitos intentando alcanzarla—. Mis guardianes nunca pudieron atraparte, pero sabía que si robaba el juguete de tu mascota vendrías corriendo —remató, arrugando la corona de cartón.
—¡No! ¡Mi poder! —exclamó King, retrocediendo un poco antes de arrodillarse impotente.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó Eda desafiante—. Jamás rompí ninguna de tus ridículas leyes… En tu presencia.
—Quiero que tú… Salgas conmigo —respondió el jefe del conformatorio, luego de acercarse y arrodillarse frente a la cabeza parlante sostenida por la niña humana con un gran ramo de coloridas flores en sus prominentes manos.
—¿Qué? —dijo Eda levantando una ceja confundida.
—¿Qué? —le siguió Luz con la misma expresión.
—¿Es broma? —agregó Luis inexpresivo.
—¡Eso es jefe! —dijo un guardia con el puño diestro levantado, mientras su camarada alzaba sus pulgares.
El guardían Wrath les devolvió el gesto con el pulgar izquierdo a sus guardias, antes de volver a mirar a la cabeza de la bruja y, "románticamente", decir:
—Siempre evitaste la captura, siempre fuiste la que escapó, y eso es muy atractivo
—Odio lo que estás diciendo —le dijo Luz con desagrado.
—Palabrerías de un pervertido —agregó Luis.
—Ustedes no se metan —dijo el guardián, arrojando el ramo de flores, antes de capturar a los mellizos con su tentacular diestra y levantarlos en el aire—. Bien ¿Qué dices, dama búho? —agregó, levantando la cabeza de Eda que Luz había dejado caér, agarrándola del pelo—. La bruja más poderosa de las islas hirvientes, y el temible guardián Wrath. Seríamos la pareja más poderosa… Bueno, tampoco puedes negarte en esta situación.
Eda miró preocupada de reojo a los hermanos Noceda quienes se retorcían entre los "tentáculos" del jefe de la prisión.
—¡Déjanos ir ahora, mugroso gorila enmascarado! —gritó Luis más furioso que asustado.
Y luego a King, quien había sido capturado por un guardia, y se retorcía en las manos de este.
Eda suspiró.
—Está bien, guardián —respondió sin muchas opciones—. Tú ganas, solo quisiera decirte algo primero. Acercame…
El guardián la acercó unos centímetros.
Vamos, acércame un poco más…solo… Sí eso es…
Finalmente, cuando el jefe del conformatorio tuvo la cabeza viviente lo más cerca posible de su enmascarado rostro, esta soltó una fuerte trompetilla y lo salpicó todo con su saliva.
Como resultado, el guardián gruñó y soltó a los mellizos, quienes cayeron duramente al suelo.
—Bruja asquerosa —la reprochó después de limpiarse con su antebrazo diestro, mientras la cabeza viviente se reía—. ¿Sabes cuantos gérmenes hay en tu boca?
Eda dejó de reír, y respondió:
—Olvidalo, tus guardianes me perseguían, y luego me cortaste la cabeza —cerró fuertemente los ojos, y agregó—: ¡No tendré una cita contigo!
—Si no aceptas —empezó a decir amenazadoramente el guardián—. No tendré otra opción que destru... ¡AAAAAARGH!
En ese instante, los mellizos se habían puesto de pie; Luis, clavó los pinchos de la funda TÁSER de su móvil en el antebrazo diestro del guardián, y este, dejando caer la cabeza de Eda, se estremeció involuntariamente por las potentes descargas eléctricas antes de caer de rodillas, y ser golpeado con el bastón mágico de la dama búho en la cabeza por Luz.
—Genial —dijo la cabeza viviente, mirando orgullosa a los mellizos desde el piso.
Luego, Eda fue rodeada por los guardias que aún tenían capturado a King, pero como tenía el control sobre su cuerpo decapitado, le ordenó que atacase a estos por detrás, cegándolos con sus propias capuchas.
—Ok, ya nos vamos —dijo Luz echándose a correr junto con Luis, quién agarró la cabeza de Eda, mientras el cuerpo decapitado de esta liberaba al "rey de los demonios" de su captor.
Luz activó el bastón mágico una vez que lo montó, seguido de su hermano mellizo con la cabeza de Eda, King y el cuerpo decapitado.
—Expecto… volador? —dijo la chica Noceda, intentando en vano que el objeto mágico vuele.
—Ahm... ¿Magicus escapicus? —agregó Luis con sarcasmo.
La cabeza de Eda, al ver que el guardián Wrath recuperaba la consciencia, gritó:
—¡Vuela vara mágica!
Y el bastón mágico salió volado de la bóveda cual avión con pasajeros.
—Dama búho, no volverás a escaparte —dijo el guardián, antes de "tentaculizár" sus brazos y avanzar a pasos agigantados con ellos tras el cuarteto de Héroes.
En pleno vuelo por la sala de celdas; Luis analizó rápidamente las palancas, y gritó:
—¡Señorita Eda, Luz, ¡denme sus manos!
Las féminas obedecieron, y con sus diestras "sincronizadas en sándwich" con la del chico Noceda, levantaron la palanca de unas cuatro celdas, liberando a los prisioneros antes de cruzar la puerta de doble hoja, inmovilizando de paso a los guardias que la vigilaban del otro lado.
Una vez afuera, descendieron en picada por el peso (o quizás el hecho de que Luz no era una piloto profesional), seguidos del encargado del conformatorio quien sin problema alguno saltó en pirueta hacia el vacío.
En el aire, el guardián Wrath alargó su tentacular siniestra, logrando así derribar al cuarteto, quienes cayeron rodando, al asestar un fuerte golpe en la parte trasera del bastón mágico, antes de aterrizar de pié y volver a convertir su diestra en la cabeza de un hacha péndulo.
—¡Ay mis huesos! —se quejó King tumbado boca abajo en el suelo.
Eda se regresó la cabeza al cuerpo.
—Niños —dijo, para después sacar la llave del portal de su frondoso cabello con la mano izquierda, y entregársela a Luis, quién extendió la palma diestra mientras hacía de colchón con Luz sentada de pompa sobre su espalda, luego de agregar—: Regresen al mundo de los humanos.
Luz se puso de pie; lo que permitió a Luis hacer lo mismo para luego guardar la llave en su bolsillo canguro.
—¿Y qué harán ustedes? —preguntaron los mellizos al unísono preocupados, luego de ver a la dama búho correr hacia el temible encargado del conformatorio.
—Si creen que este monstruo es malo, deberían haber visto a su último novio —contestó King, mientras corría de espaldas hacia la pelea entre Eda y el guardián, señalando al último, quién arremetía con furia contra la primera sin lograr tocarle un solo pelo, con el pulgar diestro antes de detenerse quedando de brazos en jarra y ojos cerrados.
—No era mi novio —dijo Eda salvando al "rey de los demonios" de ser rebanado como un queso por unas afiladas manos de hacha péndulo—. ¡Vamos, váyanse! —agregó luego de esquivar otro ataque del encargado del conformatorio.
Luis cerró los ojos, y de pronto, una idea se le vino a la cabeza.
—¡Luz, sube! —le dijo a su hermana en tono de mando, luego de levantar el bastón mágico del suelo, pasar su pierna derecha sobre este, y apretar fuertemente su mango—. ¡Nos vamos!
Luz miró a su hermano como si estuviera loco.
—Pero... pero... Lucho... —intentó protestar.
—¡TE DIJE QUE TE SUBIERAS, GUSANA DE LIBRO! —perdió los estribos Luis—. ¡OBEDECE!
Luz, molesta, iba a seguír protestando, pero Eda, al oír el escándalo; corrió hacia ella, la tomó de la capucha con su mano izquierda y la depositó sobre el bastón mágico detrás de Luis.
—¡Ya oíste a tu hermano, jovencita! —la regañó cual madre a su hija desobediente.
Y acto seguido, la dama búho palmeó la parte inferior del bastón mágico.
—¡Weoooaah! —gritó Luz, sujetando fuertemente la cintura de Luis.
El aire de la noche corrió a través de los cortos cabellos de los Noceda mientras el conformatorio se hacía más pequeño.
—Veamos... Si mal no recuerdo... —empezó a murmurar Luis, quién gracias a su don de aprendizaje rápido; iba conduciendo a la perfección el bastón mágico de la dama búho—. Debe estar...
—Lucho, ¿De verdad vamos...? —trató de preguntar Luz, preocupada.
—Sí, pero no para lo que tú crees —la atajó con severidad—. Ahora, si no es mucha molestia... Mantén la boca cerrada... Tengo que concentrarme... Ya casi llegamos... ¡Preparate!
—Esta bien —se limitó a decir Luz sin muchas opciones.
Entonces, Luis dio vuelta a la derecha, y pronto fue descendiendo en picada hasta aterrizar frente a la puerta de la residencia de la bruja más poderosa de las islas hirvientes.
Ni bien desmontó el bastón mágico, Luis se dirigió como una flecha hacia el saco verde que Eda había dejado aún lado de la puerta, lo desató y...
—¡LOTERÍA! —gritó tan fuerte que asustó a Luz y la hizo dar un respingo.
Hooty se despertó con un sobresalto, ya que había estado durmiendo.
—Oh, Hoot Hoot, son ustedes niños —dijo Hooty, mientras se estiraba hacia Luis, quién depositaba el maletín aún lado del saco luego de atarlo nuevamente—. Hoot Hooty Hoot ¿Donde están Eda y King? Hoot Hoot —agregó depositando la cabeza sobre el hombro derecho del chico Noceda, quién lo alejó de un esquiafo en el pico.
—¡No molestes, tubo emplumado!
—Outch Hoot Hoot —dijo Hooty, molesto y adolorido—. Primero Eda y ahora tú... Hoot Hoot.
—Perdona a mi hermano, Hooty —se disculpó Luz, agarrando el bastón con la diestra antes de dirigirse hacia el pájaro tubo para friccionarle el pico con su indice izquierdo—. Es que tenemos prisa.
Entonces, la chica Noceda vio a su hermano mellizo ponerse de pié, retrocer unos tres pasos, presionar el ojo de la llave, y activar el portal, antes de tocar la perilla con su diestra, girarla y abrir su puerta.
—Lucho... —intentó decir Luz pasmada.
—¡Silencio! —la interrumpió Luis, antes de girar hacia ella, y agregar—: Hora de otro lanzamiento, hermana.
La chica Noceda activó el bastón mágico, y su hermano lo montó primero, apretando fuertemente el mango, para luego sentir unos brazos femeninos abrazarse a su cintura por detrás.
—Vigila el portal, Hooty —le pidió Luz—. No nos tardaremos.
—Buena suerte, niños Hoot Hoot —les dijo el pajaro tubo, regresando a su lugar en la puerta.
—¡Vuela vara mágica! —agregó Luis con voz potente.
Y nuevamente volando, los mellizos atravesaron el portal hacia el mundo humano, seguido del agujero más grande en el techo de la casa abandonada cual cohete al espacio, y desde aproximadamente unos cien metros pudieron ver el pequeño barrio donde residían.
—¡No puedo creerloooooooooo! ¡volvimos! ¡estamos en casa, Lucho!—exclamó Luz en shock, mientras Luis descendía en picada y sobrevolaba unos arboles—. Pero... ¿por qué siento que...? —agregó insegura, una vez que aterrizaron sobre el tejado lavanda de su casa, flotando justo frente al cuarto que siempre compartieron.
—Lo sé, pero por suerte no nos quedaremos mucho, nutria —dijo Luis, abriendo la puerta izquierda de la ventana para entrar, justo después mirar alrededor para asegurarse que no haya vecinos curiosos—. Menos mal que por el shock del campamento olvidé asegurarla —agregó en un susurro.
Una vez dentro, el chico Noceda rebuscó bajo la litera con estantes para libros y juguetes incluidos, y extrajo un lanzacohetes similar al bastón de la bruja buena Azura en cuanto al color celeste del proyectil y el enterizo blanco del objeto.
—¡Genial!—exclamó Luz emocionada al ver el arma colgada en la espalda de su hermano cuando este regresó junto a ella.
—¡Vuela vara mágica! —gritó Luis ni bien subió al bastón mágico y cerró la ventana.
Y una vez que regresaron por donde habían venido; Luis cerró el portal de paso, y Luz le aseguró a Hooty que regresarían todos sanos y salvos.
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Mientras tanto en el conformatorio...
Tras una dura pelea, Eda, quién parecía cansada, se acuclilló y abrazó a King por la espalda al tiempo que el temible guardián Wrath se quitaba la mascara revelando su prominente boca con dientes grandes y afilados, junto con unos ojos que eran difíciles de ver a causa de su capucha, antes de escupir una enorme bola de fuego.
La dama búho embozó una sonrisa y se puso de pie.
—Caíste—susurró maliciosamente, creando un portal al girar su indice diestro por donde entró la boca de fuego que después salió por otro que creó al girar el siniestro.
Victima de su propio ataque; el temible guardián salió lanzado como de un cañón contra la pared externa de la sala de celdas, creando un agujero lo suficientemente grande para una fuga masiva.
—Ruaah —gruñó una vez recuperado, transformando sus manos en hachas péndulo antes de correr hacia la dama búho, quién lo esperaba para seguir peleando.
Luego, descendiendo en picada desde el cielo nocturno; los hermanos Noceda se sorprendieron al ver que el "trío rarófilo" se asomó en orden de tamaño por el lado derecho del gran hoyo.
—¿Por qué aún siguen aquí? —les preguntó Luz, una vez en tierra frente a ellos.
—Sí, es su oportunidad de escapar —agregó Luis, siendo el primero en bajar del bastón mágico por la izquierda para que su hermana lo desactivase—. No la desperdicien.
—El guardián nos atrapará. Siempre lo hace —dijo tristemente el prisionero come ojos, quién ya poseía sus cinco ojos, desviando la mirada.
—Pertenecemos aquí —agregó la prisionera del ff de igual forma.
—La duda es una prisión de la que nunca podrás escapar —filosofó la prisionera de las conspiraciones, quién además tenía el ojo siniestro morado.
Sus dos compañeros la apoyaron diciendo al únisono:
—Es una gran verdad.
—Sí, es cierto,
Finalmente; furioso y cansado de las pesimistas palabrerías del trío; Luis se puso a gritar:
—¿¡NO LO VEN, MONTONES DE GUANO PODRIDO!? ¡NO ES UN CRIMEN TENER UNA MANERA DIFERENTE DE PENSAR, VER O HACER LAS COSAS! ¡SER RARO ES ALGO ASOMBROSO! ¿¡AHORA ESTÁN CON NOSOTROS O NO!?
Todos se quedaron viendo al chico Noceda con ojos como platos, incluso la hermana de este, quién no se esperaba que Luis fuera del tipo "motivador".
—¿Por qué quieren ayudarnos? —preguntó la prisionera del ff.
Los mellizos se miraron sonriendo.
—Porque los raros debemos estar unidos —respondió Luz, colocándose la capucha. Luego, pasó la pierna siniestra sobre el bastón mágico y, elevándose con entusiasmo y el puño izquierdo en el aire, agregó—: ¡Y nadie debería ser castigado por ser como es!
Pronto, el trío empezó a vitorear:
—¡Claro que sí! ¡Tienen razón!
—¡Bien! ¡Bien! ¡Bien!
Luis tomó el lanzacohetes de su espalda y, levantándolo al aire con ambas manos, vociferó:
—¡A las armas, soldados!
Eda salió disparada hacia el suelo, seguida de King a quién logró atrapar con sus brazos.
—No escaparás más, dama búho —le decía amenazadoramente el guardián Wrath, antes de levantar sus manos de hacha péndulo al aire para asestarle el golpe final—. Estas capturada ahora… ¡y para siempre!
Eda miró aún desafiante a su oponente, mientras King gemía y se abrazaba a su brazo izquierdo.
Todo parecía perdido para la bruja y el "rey de los demonios" en aquel momento; hasta que...
—¡Vamos, vamos, vamos! —gritó Luz, con el indice siniestro levantado, y sosteniendo el mango del bastón mágico mientras volaba.
—¡Denle con todo! —agregó Luis, quién iba corriendo delante de trío con el lanzacohetes fuertemente sostenido en sus manos.
—¿Eh?
Cuando el temible encargado del conformatorio volteó la cabeza del lado izquierdo, Luis no le dio tiempo de reaccionar al darse impulso con el alargado lanzacohetes y propinarle una patada bicicleta voladora en el pecho, seguido del prisionero come ojos, la prisionera del ff y la de las conspiraciones quienes lo envistieron
—!Wooooh! —vociferó Luz al pasar volando frente a Eda.
—¿Niños?
—¡Me como mis ojos! —exclamó el prisionero come ojos mientras seguía empujando al guardián.
La prisionera de las conspiraciones, derribando al encargado del conformatorio haciendole sancadilla con su pequeño cuerpo por detrás, con orgullo, dijo:
—¡La tierra es un triángulo!
—¡Yo practico el antiguo arte del fanfiction! —dijo la prisionera ff, quién había estado agarrada al pecho del guardián.
Finalmente, luego de que el prisionero come ojos atara de "tentáculos" y volteara cual tortilla al temible encargado del conformatorio, Luis, apuntándole a la cabeza con el lanzacohetes, remató diciendo:
—Y yo construyo armas con cacharros.
—Ustedes… —dijo el derrotado guardián Wrath molesto, y con los ojos fuertemente cerrados, mientras salían pequeñas flamas de su gran boca—. ¿Quiénes creen que son?
—¡No nos subestimes, guardián Wrath! —respondió Luz entre gestos cual actriz Shakesperiana, luego de aterrizar con aire triunfal—. ¡Yo soy Luz, la humana, guerrera de la paz, y él es mi hermano Luis, el justiciero de las sombras! —agregó señalando a su hermano mellizo, quién seguía apuntando al guardián con el arma de fuego.
Luis sonrió y se acercó a Luz, quién le dedicó una mirada de entusiasmo y alegría.
—Tu verdadero bastón, hermana —le dijo extendiéndole el arma de fuego con la mano izquierda—. Y yo tomaré este.
Luz, al tomar el lanzacohetes de las manos de su hermano y entregarle el bastón mágico de Eda, se arrodilló, jaló el gatillo, y disparó el proyectil a la llameante boca del guardián justo después de gritar:
—¡Comete esto, torpe!
Y en menos de lo que canta un gallo; el cielo nocturno se llenó de fuegos artificiales que salían disparados en pequeñas y coloridas bolas de fuego desde la enorme boca del guardián Wrath quién, entre gritos y con los "tentáculos" aún atados por delante, corría hacia la torre del conformatorio mientras el "trío rarófilo" celebraba.
—¡Sí, sí sí! ¡La victoria es nuestra! —gritaba entre saltos la prisionera de las conspiraciones.
Eda, orgullosa, se acercó a los mellizos por detrás y puso la mano en el hombro derecho de Luz, y la otra en el izquierdo de Luis.
—Esa fue una de tus mejores rupturas —le dijo King desde su hombro diestro.
—No fue una ruptura —le respondió Eda algo molesta, antes de mirar a Luis, quién le entregó su bastón mágico, y luego a Luz, quién fue testigo de como el lanzacohetes se desarmó en sus manos.
—Lo "programé" para usarlo una sola vez —dijo Luis encogiendose de hombros.
Luz soltó una risita.
—Ingenioso.
— Y ahora salgamos de aquí antes de que otro monstruo se enamore de mí —sugirió Eda con una sonrisa de oreja a oreja mientras activaba su bastón magico.
Y juntos abandonaron el conformatorio hacia la casa búho.
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—Bueno —dijo Eda, apoyando su bastón por el sofá—. Un trato es un trato, los enviaré a su casa.
La bruja chasqueó los dedos, y la llave salió flotando del bolsillo canguro de Luis hacia su diestra para inmediatamente apretar el ojo con su pulgar. Una vez activado, los hermanos Noceda caminaron hasta el portal, y lo observaron por un par de segundos antes de que cada uno expresase inseguridad a su manera; Luz, abrazándose a sí misma con la mirada al suelo, y Luis, limitándose a reflexionar con los ojos cerrados, solo para después mirarse y voltear hacia Eda y King, quien bajó la cabeza con tristeza.
—Antes de irnos… —empezó a decir Luz metiendo la diestra en su bolso mientras se dirigía hacia el autoproclamado "rey de los demonios" para arrodillarse frente a él, y mostrarle la cabeza arrancada de su muñeca Azura—. Sé que no es igual, pero… —agregó quitándole la corona al juguete de plástico con la diestra, antes de entregársela a la criaturita—. Un rey no debería vivir sin su corona.
King se colocó el dicho objeto en la cabeza.
—Esta servirá —dijo antes de apuntar el dedo siniestro hacia Luis y, caminando hacia este, agregar—: Oye tú, niño. Ahora estás bajo mi mando, y te ordeno que rasques mi barbilla real.
El chico Noceda, al principio se molestó, pero rápidamente soltó una risa discreta y, acuclillándose, obedeció la orden del "rey de los demonios", quien había adoptado una pose de superioridad (ojos cerrados, cabeza arriba, pecho saliente y brazos en jarra).
Luz soltó una risita por la escena, y luego se volvió hacia Eda, quien tomaba el libro de Azura de la mesita.
—Ah, y no olvides esto —le dijo entregándoselo al momento en que se levantó del suelo.
Triste, y con la mirada clavada en la portada de su libro favorito, Luz caminó hacia el portal donde Luis la esperaba leyendo el folleto del campamento con discreto desagrado.
—Es obvio que ya perdimos el autobús, pero si nos damos prisa tal vez... —empezó a decir, antes de ser interrumpido por un fuerte jadeo de su hermana melliza.
El chico Noceda bajó el folleto, giró hacia su hermana, y vió que esta levantó su libro hacia el espejo de marco búho que estaba sobre la chimenea detras del portal, antes de bajarlo y sonreír con la boca abierta.
—Hemanito, tienes que ver esto —le dijo acto seguido, arrastrandolo del brazo diestro hacia ella.
Haciendo caso a su hermana, Luis prestó atención a la portada del libro "La bruja buena Azura" que esta colocó frente a su rostro (donde aparte de la bruja Azura, y su hermano mellizo el "anti-brujo" Zugo a su izquierda, también mostraba a una vieja bruja vestida con una capa roja, y una pequeña criatura mullida parecida a un perro a la derecha de esta) para luego apartarlo, y asombrado, ensanchó los ojos al ver en el espejo que todos en la sala de estar coíncidían (en la ubicación, pose y color) con todos los personajes principales de dicha novela.
—Interesante—se limitó a decir, sonriéndole a Luz, quien le devolvió la sonrisa.
—Oigan, ¿que tanto están balbuceando?—oyeron preguntar a King.
Los hermanos Noceda se volvieron hacia la bruja y el "rey de los demonios"
—Ok, sé que te cortaron la cabeza —empezó a decirle Luz a Eda—. Y que iniciamos una especie de motín, pero nunca en mi vida me divertí tanto.
—Yo tampoco —agregó Luis.
Eda miró pasmada a los mellizos.
—En nuestra casa, Lucho y yo no encajamos —continuó Luz—. Ustedes no encajan aquí, si nos quedamos, podríamos no encajar...—embozó su tonta pero tierna sonrisa de siempre, antes de levantar un poco su libro favorito y, en tono más animado, agregar—. Juntos.
Miró a Luis, quien empezó a arrugar el folleto antes de arrojarlo a la chimenea.
—No volveremos al campamento —dijeron al unísono.
—Jua jua ¿Qué campamento? ¿De que estamos hablando? —preguntó Eda agitando los antebrazos confundida.
—Quiero quedarme y convertirme en una bruja, como tú, y Azura —respondió Luz entusiasmada, acercando su libro a la cara de la dama búho.
—Y yo, para conocer más este extraño, pero fantástico lugar —agregó Luis.
—¿Qué? Eso es una locura —dijo Eda entre una leve risa y el ceño levemente fruncido, apartando el libro de su vista con la diestra—. Los humanos no pueden convertirse en brujos, y tampoco podrían entender todo lo que abarca las islas hirvientes.
—Quizás porque no lo han intentado —dijo Luis encogiéndose de hombros.
—Enséñanos todo lo que sepas, y haremos lo que quieras —agregó Luz con una sonrisa decidida, moviendo su palma siniestra en línea horizontal.
Luis arqueó las cejas y miró a su hermana melliza.
—Eh... Luz, no deberías... —iba a decir, antes de ser interrumpido.
—Que se queden… —dijo King jalando de la falda de la bruja, antes de, en un susurro, con la cabeza levantada, y el hocico entre las patitas, agregar—: Y preparen bocadillos.
—Bueno, podrían ayudarme a mantener a este ridículo lejos de la despensa —dijo Eda levantando a King en sus brazos—. Está bien, les enseñaré todo lo que sé de magia y las islas hirvientes —Luego, la dama búho se puso seria—. Pero deben trabajar para mi antes de aprender cualquiera de esas cosas —les extendió la diestra a los mellizos—. ¿Hecho?
Luis iba a estrechar la mano de la bruja, pero Luz se le adelantó dando unos pasos hacia esta para abrazarla con fuerza.
—¿¡Ah, que están haciendo!? —exclamó Eda incomoda, cuando Luis se unió al abrazo.
—¡Aah, demasiado cerca, muy cerca! —se quejó King atrapado en medio.
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Luz abrió la puerta y entró a la habitación que originalmente era un closet-almacén lleno de cachivaches (muebles viejos, cofres, cajas de cartón, trofeos, pinturas, velas...etc), seguida de su hermano mellizo con quién la compartiría durante un buen tiempo.
—Creo que nos dieron la suite de lujo — dijo Luis con sarcasmo, echando un vistazo al lamentable entorno.
— ¿Verdad que sí? — dijo Luz, quien sonreía.
Luego de hallar un espacio para extender sus bolsas de dormir; los mellizos se quitaron la ropa. Luz, se puso una blusa de dormir blanca, pantalones cortos morados de pretina amarilla con una media luna y una estrella estampadas al costado derecho, y unos calcetines blancos con toques de morado, y se tiró de espaldas sobre su bolsa de dormir celeste con almohada amotada de blanco, mientras que Luis, solo se quedó en trusas granates, antes de sentarse al estilo indio sobre su bolsa de dormir roja con almohada amotada de negro.
—Y... ¿que hay de cenar? —le preguntó Luz sonriendo, recostándose con la mano izquierda detrás de su nuca, la otra sobre su cadera, y la pierna diestra semi-doblada sobre la contraria.
Luis tomó su morral que estaba justo alado del bolso de su hermana. Sacó una caja rectangular de galletas de avena sin lactosa, una bolsa mediana de besos de gomita cubiertos de azúcar, media docena de barras de granola, un par de vasitos de plástico desechables y una botella de medio litro de jugo de manzana.
—¿Tú que crees? —le contestó indiferente.
—Que dulzura —dijo Luz con un hilo de saliva en la comisura derecha de su boca—. Como el que los trajo —agregó guiñándole un ojo a su hermano.
Luis la miró fastidiado.
—Payasa —la reprochó fríamente.
Los mellizos comenzaron a comer en silencio. La servidumbre iba y venía, abriendo envolturas, y vertiendo jugo en vasos, brindando antes de beberlo. Luz, quién se bajaba una barra de granola y un par de galletas con algo de jugo, sacó de su bolso abierto el porta retratos con la foto de Luis y ella felizmente abrazados a su madre, y lo miró un momento antes de colocarlo en el espacio entre las almohadas. Y Luis, quién comía unos besos de gomita, miró de reojo el porta retratos, y solo se limitó a sonreír mientras masticaba.
—Oooh Luchitooo~ —dijo Luz con voz cantarina rompiendo el silencio, mientras mirada pestañeando a su semi-desnudo hermano mellizo—. ¿Quien quiere unos besitooos?~ Muac~ Muac~ —agregó haciendo el gesto de un beso antes de cerrar los ojos y abrir la boca.
Luis suspiró cansado, tomó un par de besos de gomitas de la bolsa con su diestra, y las acercó a la boca de su hermana melliza, quién se deleitó con el sabor extra dulce.
De pronto oyeron algo: una tos.
Los hermanos Noceda se voltearon hacia la puerta abierta donde vieron a King de pie y abrazado a su conejito de peluche "François".
—Sus capullos para dormir parecen cómodos —les dijo con timidez—. Y su comida se ve deliciosa.
Luz palmeó el lado derecho de su saco de dormir, y Luis asintió a modo de invitación.
King se acomodó sentandose a la derecha de la chica Noceda, quién le entregó una galleta de avena sin lactosa en forma de corona, y un vaso de jugo.
—¡Genial! —exclamó el auto proclamado "rey de los demonios" dándole una mordida a su galleta, y un trago a su jugo—. Una cena digna de un rey ¿quieres, François?
El dúo rió con ternura al ver a King llenar de migajas y mojar con el resto de su jugo al conejo de peluche sobre su regazo, antes de acurrucarse alrededor de este para dormir.
—Es muy generoso para ser un tirano —le susurró Luz a su hermano en broma.
—Debe ser otro "Azote de Dios" —dijo Luis de igual forma.
Un rato después; los mellizos estaban listos para abordar el tren de los sueños. Habían limpiado un poco y cepillado sus dientes, pero cuando estaban por darse las buenas noches, un sonido agudo los interrumpió.
Luz rebuscó en su bolso y sacó un móvil con funda de murciélago con alitas. Entonces vio la pantalla. Era un mensaje de Camila que decía:
"¿Que tal el campamento de verano?"
—Es mamá, ¿cierto? —le preguntó Luis serio.
Luz asintió.
—Oh... Bien, supongo que ya sabrás que contestarle —dijo Luis sonriendo, mientras se acostaba en posición de soldado y cerraba los ojos, «¿Hay recepción en este universo? Interesante», agregó pensando.
Luz le devolvió la sonrisa y, al instante, se puso a escribir:
"Creo que nos gustará este lugar"
Luego de enviar el mensaje, la chica Noceda se acostó boca arriba y, por un instante, quedó mirando el techo con el móvil sostenido contra su pecho antes de cerrar los ojos y girar en posición fetal.
—Buenas noches —musitó Luis en un leve gruñido, a la izquierda de su hermana melliza.
—Dulces sueños, mi Principe —le contestó Luz con un susurro.
Y sin que los mellizos o King se dieran cuenta, una ola de oscuridad invadió la habitación en un... ¿parpadeo?
