Capítulo 5: Investigación.

Si era cierto que se había propuesto a aprender magia. Pues, era más sencillo decirlo que hacerlo. Ya que había una razón muy, pero muy obvia.

Los humanos no hacen magia y cómo ella era una humana, pues obviamente no había forma de que hiciera algo cómo lo que hacía su patrona, la bruja.

La cuál era la dueña de su vida y su más poderoso oponente a vencer. No iba a descansar hasta hacerla polvo.

Pero hasta no volverse más fuerte, pues no era rival ni para ella y seguramente tampoco podría contra aquella maldita peliverde que se atrevió a tirarla desde la cima de un edificio.

Seguramente la tal Amelia Blight sabía usar magia y eso era una desventaja para ella.

—Ahora que lo pienso... Esa estúpida se me hizo un tanto familiar... —Murmuró. Era cómo si la hubiera visto en alguna parte.

Pero no recordaba en dónde.

Desde ese incidente con Amelia, pues ya habían pasado tres semanas. Las cosas transcurrían con tranquilidad durante ese tiempo. Ella prácticamente era la gata de Eda, la Dama Búho.

Tenía cómo trabajo hacer los quehaceres de la casa, tales cómo barrer, limpiar, sacudir el polvo, alimentar a las mascotas, que eran Hooty, King y Owlbert; el búho que estaba en el bastón qué Eda usaba para hacer algún tipo de magia, volar y pegarle en el trasero cuándo no se apuraba a hacer el quehacer de la casa.

También debía hacer entregas a domicilio, atender el puesto que Eda ponía en el mercado o en cualquier otro sitio. Ya que como sabrán, la bruja es muy buscada por las autoridades de este lugar.

Por eso debía ayudarle a escapar cada vez que un guardia del conformatorio o del aquelarre del emperador se acercaba al puesto a inspeccionar para ver si este tenía permiso o algo por el estilo.

Eso último si que era muy molesto.

Odiaba hacer algo por alguien. Pero no tenía opción. Era la sirvienta de alguien a quien odiaba mucho.

Pero al final, las cosas transcurrían con mucha normalidad... Y para ella, eso era muy aburrido.

Necesitaba diversión.

Mientras barría el lugar dónde iban a poner la mesa para el puesto de basura que Eda le vendía a los imbéciles que pasaban por allí, se hallaba muy pensativa.

Buscaba una forma para poder hacer magia.

Nunca nada la limitó a hacer algo, bueno solo su madre en muchas ocasiones, pero ahora era diferente. Simplemente era algo que no se podía hacer y eso no le gustaba para nada.

Ella era Luz Noceda y si algo le estorbaba pues simplemente lo removía o lo hacia a un lado por la fuerza.

Pero ahora eso sería muy difícil.

—¿Estas bien? —Preguntó una desinteresada Eda. Quién cargaba su báculo sobre su hombro. Esta se hallaba de pie a un lado de la chica a quién le ordenó barrer el lugar dónde iría el puesto de tesoros del mundo humano.

—Deja eso... —Dijo Luz sin muchos ánimos.

—¿Qué cosa? —Preguntó la bruja con una ceja levantada.

Luz dejó de barrer y encaró a la bruja. Bueno, se puso frente a ella ya que cómo Eda era más alta pues no podía estar frente a frente.

—Eso de querer saber todo de mi, no eres mi madre —refunfuño Luz de brazos cruzados.

Eso hizo sonreír a la de ojos amarillos. Le parecía graciosa la humana.

—¡JA! —Soltó una carcajada. —Niña, te lo preguntó por qué no tengo todo el día y estar viendo cómo barres el mismo lugar, me aburre en lo absoluto. —Aclaró.

Le hizo señas a Luz para que se moviera para poder colocar las cosas humanas que estaban a un lado en el suelo y que estaban envueltas en una manta.

La chica vio con desagrado cómo la bruja hacia uno de sus estúpidos círculos de magia en el aire. En segundos él puesto estaba colocado con las cosas para la venta listas para ser mostradas a los clientes.

—¡Quiero aprender magia si! —Exclamó Luz.

Era injusto que los perdedores en este lugar solo pudieran pelear con magia y hechizos baratos.

Si ella pudiera usar magia, sería un ser poderoso y superior.

—El poder de los dioses no se compararía con el mio... —Dijo en un susurro.

Su sed de poder era descomunal. Deseaba tanto que todos le besaran los pies que no dudaría en aniquilarlos si tuviera la oportunidad.

—Niña eres una humana —comentó Eda con un poco de burla.

—¿Y que? —Habló Luz con sus dientes apretados.

La bruja simplemente se sentó en la mesa del puesto y observó a su empleada humana con una sonrisa de superioridad. Le fascinaba ver lo increíblemente estúpidos que pueden llegar a ser los humanos.

—Pues, los humanos no hacen magia, ¡Duh! —Comentó Eda cómo si fuera lo más obvio del universo.

Eso hizo enfurecer a la latina. Tenía ganas de saltarle encima a la bruja esa e intentar hacerla pedazos, aunque terminará muerta.

Pero debía aguantarse.

—¡Yo seré la primera! —Gritó Luz mientras se alejaba del puesto, ya estaba harta. Quería alejarse lo más lejos de esa mujer.

Eda la observó con mucha seriedad pero no tardó en adoptar una expresión divertida.

—¡Jajajajajaja! —También empezó a reír cómo una lunática. En verdad la humana le provocaba muchísima gracia.

Luz detuvo su andar. Cómo dijimos, era más fácil decirlo que hacerlo. No tenía ni idea de por dónde empezar a hacer magia o si había algo que se debía hacer para comenzar.

Estaba en blanco y eso era malo.

—Oye, ¿Por que no vas a la escuela de magia Hexide? —Sugirió Eda mientras atendía a un cliente que llegó y que le pareció bonita una bota vieja que estaba en la mesa.

Luz se acercó rápidamente hasta dónde estaba el puesto y mientras hacía a un lado de forma brusca a un nuevo cliente que acababa de llegar, apoyo sus manos sobre la mesa y acercó su cara hasta estar frente a frente con el rostro de la bruja.

—¿¡Hay una escuela de magia!? —Fue su pregunta. Al fin algo útil.

Eda se cruzo de brazos y observó con una sonrisa divertida a la chica.

—Pos si, no creíste que los niños aquí no iban a la escuela, ¿O si? —Comentó Eda.

Luz negó rápidamente con su cabeza.

—Eso no me interesa... —Comentó. —Lo que quiero saber es dónde queda esa dichosa escuela. —Dijo un tanto apresurada.

Eda alzó una ceja. Algo no estaba bien. Su humana no parecía alguien adicto al estudio, incluso pensó que la chica era una analfabeta. Pero al ver que venían más clientes con dinero a su puesto, le resto importancia.

—Mira la escuela queda en esa dirección... —Eda señaló una calle que estaba a las espaldas de Luz, ella volteó a ver rápidamente y de nuevo a la bruja. —Ya que me haz ayudado bastante, te daré el día libre para que vallas a conocer y puedas intentar hacer magia... Jaja... —Dijo eso último un tanto divertida.

Luz simplemente entrecerro sus ojos mientras miraba de forma sospechosa a su jefa.

—¿Cuál es la trampa? —Preguntó seria.

—La trampa es que te vayas antes de que cambie de opinión —respondió Eda sin mucho interés.

La humana no dijo nada más y se alejó del puesto rápidamente. Debía aprovechar cualquier oportunidad para lograr aprender magia.

Esa era una de sus metas en estos momentos.

Más tarde.

Observaba oculta desde unos arbustos lo que era una enorme academia. Veía muchos estudiantes y maestros entrar y salir del lugar.

Al parecer había encontrado la dichosa escuela de magia.

Decidió vigilar de lejos el lugar ya que no sabía si era un sitio hostil con seres más hostiles. Debía ser precavida, las últimas dos personas que conoció casi le quitan la vida por lo que la siguiente que conociera podría lograr matarla.

No podía darse el lujo de dar otro mal paso. Lo anterior fue su culpa por confiarse de Eda y la tal Amelia.

—Aún me parece haberla visto en alguna parte... —Murmuró pensativa.

Era algo muy extraño.

Dejó de pensar en la peliverde un poco y siguió observando más de cerca.

El uniforme que usaban allí no era nada del otro mundo. Una túnica gris y una capa del mismo color, algunos estudiantes usaban botas y otros zapatos más ligeros. Pero lo más extraño fue que las mangas y los leggins variaban en colores.

Contó cómo ocho colores diferentes. Al parecer eran el número de clases disponibles.

—Por un demonio, lo que me faltaba... —Murmuró molesta. —Que hayan más de una clase.

No parecía muy conforme. Pero al final usaría lo que aprendiera para hacerle daño a sus enemigos. Por lo que debía elegir una clase especializada para la tortura o de pérdida para matar.

Solo era cuestión de saber elegir.

—Ja... —Soltó una leve risa.

Vio a un grupo de cuatro chicas conformado por una chica de cuerpo delgado de piel rosada, ojos de color gris violáceo, cabello de color morado recogido en un moño, la cuál tenía tres ojos, sus mangas y leggins eran amarillos, esta era un poco alta. Esa era la primera.

La segunda era una peliverde con el cabello cortado, piel clara, sus mangas y leggins eran verdes con sus ojos de color marrón. También era alta.

La tercera era una chica de piel morena, ojos grises y cabello largo recogido en una cola de caballo que viene en tono gris rosado con la parte trasera de su nuca de color negro. La cuál sus mangas y leggins eran rojos.

Y la última era una chica de color con anteojos, cabello castaño ondulado con un flequillo lateral. Ojos marrones y la cuál sus mangas y leggins eran de color azules.

Estas molestaban a un pequeño y débil chico de color con cabello castaño oscuro, al parecer era otro estudiante ya que sus mangas y leggins eran de color azul celeste.

Al parecer las chicas eran unas abusadoras que molestaban a su víctima. Estas se burlaban de su estatura.

Luz se acercó un poco más para escuchar y cuándo ya estaba lo suficientemente cerca empezó a disfrutar del show. Le fascinaba ver a los más débiles sufrir.

—¿Oye enano no crees que te falta estatura? —Se burlo la pelimorada mientras apoyaba su codo sobre la cabeza del chico.

—Aahhh... —Este intentaba irse pero la albina le bloqueo el paso.

—Ay mírenlo, quiere huir —se burlo esta. Tenía una expresión burlona en su rostro.

—Me preguntó, ¿Qué se siente ser tan perdedor? —Preguntó la peliverde.

—Pues nuestro pequeño amigo lo sabe —mencionó la de tres ojos.

—Oh cierto, ¿Oye por que eres un perdedor? —Preguntó la peliverde.

—¿Por qué eres tan bajito? —Preguntó la albina.

—¿Por qué eres tan tonto? —Preguntó la de anteojos.

—¿Por qué tengo ganas de levantar mi puño e impactarlo un millón de veces en tu cara? —Preguntó la pelimorada amenazando con golpear al pobre chico.

Luz se tapó la boca con ambas manos. Eso era la pura vida. No había nada mejor cómo hacer sentir más inferiores a los que de por sí ya lo son mucho.

Recordaba sus días de gloria. Ella y sus amigas molestando incluso a los que eran más grandes que ellas. Para que vieran que su grupo era el que mandaba y que no había nadie que les pudiera hacer frente.

Eran las mejores.

Hasta que se quedó completamente sola el día en que ocurrió ese maldito accidente.

Suspiró.

Volteó a ver nuevamente al grupo de chicas y casi se hecha a reír a carcajadas cuándo la peliverde y la albina sujetaban de sus brazos al chico levantándolo un poco mientras la pelimorada sostenía una lata de frijoles verdes y con una cuchara obligaba a comer al pobre perdedor.

—¡Aaaaaahhhh! —Gritaba este mientras lo torturaban.

Al final Luz se fue de allí y decidió buscar en los alrededores. Debía hallar una manera para aprender algo de magia en esa dichosa escuela sin la necesidad de inscribirse en ella. Era mala para las responsabilidades y por eso si había una manera de infiltrarse pues debía hallarla.

Un rato después.

Se había alejado un poco del lugar. Se veía un tanto molesta. Al parecer no encontró una entrada secreta por lo que no tenía más ideas.

Iba caminando cerca de unos arbustos cuándo algo llamó su atención.

—¡Aparece!

Se oyó decir a alguien. Rápidamente se acercó a unos arbustos y se oculto en ellos. Vio que había alguien del otro lado.

—¡Vamos, abominable aparece! —Dijo una chica de piel caucásica de cabello corto de color azul oscuro. Esta era un poco rellenita además usaba anteojos los cuáles ocultaban unos ojos verdes.

Parecía revolver algo en una especie de caldero.

—Nerd... —Murmuró Luz. Sabía distinguir a un cerebrito con sólo verlo.

Esta usaba el uniforme de la academia Hexide y sus mangas eran de color morado. Seguramente era de una clase en específico.

Por lo que escuchó hace ratos de un par de estudiantes que pasaban, cuándo estaba oculta en los arbustos. Se trataba de la clase de abominables o algo así.

Aunque solo tenía una mísera pregunta...

—¿Qué demonios es un abominable? —Se preguntó. Luego lo medito un poco mejor. —¿O habrán dicho, abdominales? —Dijo un tanto confundida. Luego levantó un poco su chaqueta junto con su camisa para mostrar su flaco abdomen marcado. —Por qué si es así, ustedes encajarían de maravilla... —Le habló a su six pack. —Ay quién los quiere, quien los quiere... —Les dijo. Jugaba con ellos un poco. Al parecer adoraba sus músculos.

Estos no solo la hacían casi invencible, si no que, la hacían verse formidable.

—Fuerza, belleza e inteligencia... Todo en uno en esta muchachota. —Se alago así misma mientras observaba a la cuarta pared y se señalaba con sus dos pulgares, además de que le guiño un ojo a los lectores.

¡Crash!

Un fuerte ruido cómo de algún objeto cayendo al suelo la hizo ponerse en alerta. Se ocultó más en el arbusto y vio con sorpresa que la chica esa había tirado su caldero, vaciando su contenido en el suelo.

—¡Oh no! —Gritó la de anteojos.

Luz rió por lo bajo. La muy torpe había tirado lo que sea que estaba haciendo. Al parecer una especie de sopa o lodo de color morado.

La latina siguió viendo. La chica de anteojos parecía una tanto agitada. Caminaba de un lado a otro mientras se sujetaba la cabeza.

Luz puso una expresión de satisfacción. Le fascinaba el dolor y la angustia de las personas.

De pronto la chica detuvo su andar y volteó a ver con cansancio hacia un lugar en específico. Justamente dónde se escuchaba lo que parecía el sonido de una rueda en movimiento.

Y en efecto. La humana vio un poco extrañada que una chica llegaba al lugar.

Esta tenía la piel pálida, cabello corto color verde claro hasta la barbilla con una cola de caballo, ojos color dorado. Con una parte de su cabello de dos tonos, compuesto de aguamarina con castaño.

Usaba el uniforme de Hexide y sus mangas y leggins eran de color morado.

Obviamente de la misma clase que la chica de anteojos.

Esta estaba sentada sobre un caldero, el cual estaba sobre una carretilla. La chica lo venía conduciendo usando su magia.

—Oh, hola Willow... —Saludo la peliverde con una sonrisa a la de anteojos.

—Ah, hola Amity... —saludo esta sin muchos ánimos.

La otra se bajó de la carretilla y se agacho para inspeccionar el extraño lodo morado en el suelo. Lo tocó un poco con su dedo, algo no estaba bien. Luego vio con desagrado cómo un ojo se asomaba de este y la miraba fijamente.

Volteó a ver a Willow y dijo...

—O es lo que queda de tu abominable u otra vez estas intentando cocinar cosas nuevas... —Bromeó esta. Se levantó y se cruzó de brazos mientras observaba con seriedad a la otra. —Por qué déjame decirte, que este estofado está tan pegajoso que yo no lo usaría ni para tapar las goteras de mi casa.

Vio con una sonrisa a la que parecía ser su amiga.

—Jajaja... —Rio la otra un poco sarcástica. —Muy graciosa señorita Blight. —Dijo con burla.

—Ujummmm... —La peliverde se aclaró la garganta y después de levantar su barbilla con sus ojos cerrados mostrando una postura altanera, dijo... —Soy la estudiante estrella de la clase de abominables para ti, si no te importa. —Presumió una estrella dorada que tenía en su pecho.

Al parecer un distintivo que la colocaba entre lo más alto de la élite.

Willow simplemente rodó sus ojos a un lado. No necesitaba que le restregarán en la cara que era una pésima estudiante.

—Solo bromeó Willow, no te enojes —dijo la otra ya más seria.

La mencionada simplemente negó con su cabeza.

—Solo... Déjame sola... —Pidió amablemente.

Amity levantó su mano intentando tocar a su amiga. Pero con la misma la bajo.

Puso una expresión triste. Al parecer no le gustaba verla triste. Pero rápidamente bajo su mano. Suspiró y luego de eso dijo sonriendo nuevamente.

—Está bien Willow, pero antes déjame decirte que... —Amity señaló su caldero y después de hacer un círculo de luz en el aire dijo... —Abominable aparece.

Seguido de eso la tapa de su caldero se abrió y de allí salió una especie de monstruo hecho del extraño lodo morado. Este tenía una cara de tonto, sus ojos eran dos puntos amarillos con la esclerótica completamente negra, al parecer era un ser muy grande y fuerte.

—Así que... Eso es un abominable... —Dijo Luz en un susurro quien aún observaba a las chicas fijamente.

—Dile a Willow lo que pensamos de ella... —Le ordenó la peliverde a su criatura.

Acto seguido. El abominable acercó su mano a la cara de la de anteojos y empezó a hacer una marca en ella.

—Eres... Una... Estrella... —Dijo este. Luego se volvió a ocultar en su caldero.

Mientras Luz casi se muere de la risa. Willow quién tenía toda la cara llena de lodo púrpura, simplemente observaba de manera cansada a su vieja amiga. Esta le sonreía mientras levantaba sus dos pulgares.

—Gracias Amity... —Sonrió. Agradeció de todos modos el pequeño gesto.

—Para lo que necesites, mejor amiga —dijo Amity.

Luego se subió a su caldero y se fue de allí tal y como había venido.

La peliazul simplemente se despedía de ella agitando su mano. Luego cuándo vio que su compañera se había perdido de vista.

Bajo la mirada y una sombra cubrió sus ojos. Estuvo así unos segundos hasta que apretó sus dientes con fuerza. Parecía querer romperlos.

De repente levantó su vista y sus ojos brillaban de color verde. Además de que rayos del mismo color rodeaban su cuerpo.

Parecía muy furiosa.

Luz observaba todo con sus ojos y boca bien abiertos.

—Ese si es poder... —Murmuró.

Vio cómo la chica empezó a enfurecerse más y más a medida que pasaban los minutos.

—¡Cómo odio que me traten cómo si fuera una retrasada! ¡Odio no ser tan fuerte! ¡Odio los abominables! ¡Y odio no poder estar en la clase que quiero! —Gritó Willow ya muy enardecida.

Luz retrocedió al ver cómo esa furia desenfrenada hacia que enredaderas con espinas salieran del suelo. Debía alejarse o si no podría resultar muerta.

—Rayos... —Fue lo último que dijo Luz al sentir y luego ver como una de esas plantas agarraba uno de sus tobillos. —¡Woah! —Exclamó sorprendida.

En un momento a otro ya estaba de cabeza frente a frente con la chica de anteojos.

—¡Oh no! —Exclamó Willow volviendo a la normalidad. Sintiéndose muy avergonzada por lo que acababa de hacer.

Rápidamente bajó a Luz al suelo. Lamentablemente está cayó sobre el charco de lodo morado que se suponía, era el abominable de Willow.

Quedando toda mugrosa.

—¡Lo siento! ¡Perdóname! —Se disculpo rápidamente haciendo una reverencia enfrente de la latina.

Luz no le prestó mucha atención a su tonta muestra de arrepentimiento. Simplemente se puso de pie.

Observaba a las mortíferas plantas desapareciendo en el suelo por dónde salieron.

Estaba asombrada por esa muestra de poder. Ya que le dolía un poco su tobillo.

—Ahora con más ancias deseo aprender magia... —Murmuró por lo bajo.

Se dio la vuelta y se encontró con un par de ojos verdes. No tuvo de otra que poner una expresión sumamente cansada. La nerd regordeta la observaba de cerca.

—Eres una humana... —Murmuró Willow.

Luz aún la observaba con sumo desinterés. En verdad necesitaba entrar en la academia Hexside.

Pero la pregunta era... ¿Cómo iba a hacerlo?

Obviamente la inútil frente suyo no la iba a ayudar a lograr su objetivo.

O tal vez... ¿Si lo haría?

—Soy Willow, un placer —se presentó la joven bruja y con un gesto amistoso ofreció su mano para que la humana la estrechara.

—Luz... Luz Noceda... —Ella se presentó. Se cruzó de brazos mientras observaba con una expresión perversa a la chica sonriente frente suyo.

—¡Aaaah! —Exclamó Willow anonadada.

La humana en un rápido movimiento paso su brazo por encima de su hombro y la atrajo hacia ella ejerciendo mucha fuerza.

Luz se sintió muy dominante. Ya que era más alta que la bruja pues podía presumir su imponente altura. Aunque sólo fueran unos centímetros.

—Willow, Willow, Willow... —Luz dijo su nombre tres veces. —Al parecer tu y yo vamos a ser muy buenas amigas. —Al final esbozó una sonrisa muy sospechosa.

Cosa que la otra no notó ya que la palabra amigas la hizo sonreír muy felizmente.

—Amigas... ¿En serio? —Dijo Willow muy feliz.

No tenía muchos amigos y ver que hacía uno tan fácilmente la ponía muy feliz.

Luz simplemente cerró sus ojos mientras sonreía y asentía con su cabeza. Eso en verdad hacía mucho más feliz a Willow.

El plan de la latina para ingresar a Hexside daba inicio ahora o algo así.

Continuará...


No olviden buscarme en Wattpad y en Fanfiction cómo Rex3003 en dónde los esperaré con los brazos abiertos ;3.

Ya muchos han de saber por qué el fic se llama Power y si no pues, sigan leyendo. Ya pronto lo sabrán.

No olviden decirme que les pareció el capitulo dejando un comentario si la leen en Wattpad o con un review si la leen en Fanfiction.

Su apoyo hace que siga escribiendo y no deje abandonadas estas historias.

Nos vemos en la próxima, adiósh ;3.