Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen son una idea original de Clamp.

Anuncio del compromiso a la familia

La habitación se encontraba bañada por los rayos dorados del sol, mientras una brisa fresca movía las cortinas, tan verdes como el jade. El joven de veinticuatro años estaba de pie en el balcón, mirando el atardecer despejado de inicios de año. Un abrigo de cashmere color miel cubría su cuerpo del frío, de pronto movió un poco su cabeza para tapar totalmente su nariz con la bufanda verde que había sido su mayor tesoro desde la primaria, y que envolvía su cuello, brindándole un calor muy agradable.

Un suspiro enamorado nació desde su corazón al rememorar los hechos de días pasados, aún no podía creer que estaba sucediendo, comenzaría una vida junto a su persona especial, y en pocos días se convertirían en una familia.

Él era consciente de que debía avisar a su madre de los acontecimientos, así que sin más preámbulo y de acuerdo con la información que le dio Wei en su llamada reciente, sacó su izquierda de la bolsa de su abrigo y consultó su reloj. Entonces decidió que era hora de dejar de retrasar las noticias, y llamar a Hong Kong.

Entró con paso relajado a su habitación, y cerró las puertas de cristal para evitar que se siguiera colando el aire frío. Entonces tomó su teléfono del escritorio, y llegó a sus contactos localizando el número, dio un profundo suspiro y oprimió la opción para realizar una video llamada. Se sentó, y esperó pacientemente, hasta que en la pantalla del teléfono apareció una mujer muy hermosa, en su cabello negro se empezaban a asomar algunos destellos plateados, que solo lograban hacerla lucir aún más regia. Las comisuras de los labios de la siempre seria Yeran Li, tiraron hacia arriba dibujando una dulce sonrisa al mirar a su hijo, tan apuesto y cada vez más parecido a su padre, al otro lado de la pantalla.

―Buenas tardes, madre, ¿Cómo se encuentra? ―saludó el joven con una pequeña pero alegre sonrisa que subió hasta sus ojos, y le brindó una inclinación de cabeza.

Xiao-Lang, estoy muy bien, y ahora me encuentro mejor porque puedo verte, ¿Cómo estás?, ¿Sucede algo?, no esperaba que llamaras.

―Todo está bien, no se preocupe. Solo quería saludarla y darle una noticia ―mencionó en tono calmo, pero sin ocultar el gesto de felicidad que nacía desde su corazón.

Debe ser una noticia buena, pues tus ojos se notan felices ―aseguró la matriarca del clan, analizando atentamente la expresión de su ya no tan pequeño lobo.

―Lo es, le he pedido matrimonio a Sakura y ha aceptado ―confesó con un tierno sonrojo en sus mejillas, y no pudo evitar colocar una de sus manos detrás de su cabeza.

¡Que alegría Xiao-Lang! ―Las comisuras de los labios de la mujer tiraron hacia arriba de inmediato, al observar el lenguaje corporal de su hijo, siempre tan transparente como el cristal―. La tradición dicta que debemos presentarnos formalmente con la familia de Ying-Fa, realizaré los arreglos necesarios para ir a Japón.

―Gracias madre, justamente ese es el motivo de mi llamada, Sakura y yo queremos hacer una pequeña reunión para que nuestros padres convivan un poco antes de la boda ―confesó el joven empresario.

Me parece una gran idea, será para mí un privilegio, conocer a los señores Kinomoto, me pondré de acuerdo con tus hermanas, para dejar las empresas en orden, y trasladarnos unos días a Tomoeda ―aseguró Yeran. Mientras revisaba su agenda en la tablet que tenía a un lado.

―Estamos planeando que la ceremonia se realice el día de San Valentín, sé que es un poco apresurado, pero ha sido un día significativo en nuestra relación ―informó Shaoran, él sabía que su madre era una mujer ocupada y planeaba sus compromisos con antelación.

No esperaba que fuera tan pronto, pero siendo así tendré que organizar algunos temas en el corporativo, haré unas cuantas llamadas, y te informo cuándo podré estar en Japón. Me gustaría quedarme hasta el día de la celebración, así que me debo asegurar que mi presencia no sea necesaria aquí, y poder trabajar sin problemas ―señaló ella en su tono habitual de negocios, mientras miraba atenta sus compromisos en próximos días.

―Claro, permanezco pendiente, para organizarme con Sakura y sus padres.

Ambos empresarios eran muy serios y respetuosos en cuanto a sus tiempos, así que, aunque fueran madre e hijo, tenían como premisa organizar adecuadamente sus agendas para no afectar a terceros. Como cabezas de empresas importantes, muchas familias dependían de ellos, por lo tanto debían realizar su trabajo con excelencia.

Perfecto, Xiao-Lang. ―La mujer regresó su mirada a la pantalla de su celular, y observó a su retoño con amor, dejando a un lado su actitud de líder del clan y prestigiosa empresaria, y transformó su semblante al de la madre que amaba profundamente a su hijo, y continuó―: La noticia que me acabas de dar me alegra muchísimo, no creo que exista una mejor persona para ti que Ying-Fa, ¡muchas felicidades, hijo! Mi deseo para ustedes siempre será: prosperidad y larga vida.

―Le agradezco, madre ―expresó el aludido, aún con sus mejillas ligeramente sonrojadas e inclinó un poco su cabeza―. Espero entonces su respuesta.

Sí, en breve te la haré saber ―dictaminó la mujer―. Me despido hijo, debo organizar todo, cuídate mucho y recuerda que te quiero― finalizó en un tono dulce.

―Cuídese madre, también la quiero.

Terminaron la llamada y Shaoran dejó ir un suspiro, ya estaba hecho, en pocos días sería oficial el compromiso ante sus padres.

Unas cuantas horas después, Shaoran se encontraba sentado sobre su cama, leyendo un artículo que le había recomendado el profesor Kinomoto; sobre los recientes descubrimientos en los mausoleos de Saqqara, la necrópolis de la ciudad de Menfis. Cuando el sonido de un mensaje llegó hasta sus oídos, llamando su atención, tomó el celular de su mesita de noche y leyó:

Madre_21:30:

Hijo, Wei y yo llegaremos el próximo viernes a Tomoeda. Ya nos hemos encargado de rentar un departamento. Tus hermanas llegarán después, están muy emocionadas por el acontecimiento, pero deben dejar todo en orden. Si la familia de Ying-Fa está de acuerdo, la reunión puede ser el sábado.

Xiao-Lang_21:32

Claro madre, le comentaré a Sakura. Quedo pendiente de la hora en la que llegarán, para ir por ustedes al aeropuerto.

Después de ese intercambio de mensajes, Shaoran habló con su prometida, como todas las noches, para ponerse al día y desearse dulces sueños, pero en esta ocasión, él le comunicó lo que había hablado con su madre y la sugerencia de realizar la reunión el sábado.

Ella se comprometió en informar a sus padres, pero estaba segura de que estarían de acuerdo, pues no recordaba que tuvieran nada planeado para ese día.

La repostera le preguntó a su prometido cuál era la comida favorita de su madre, ya que tenía pensado engalanar la mesa con algo que fuera del agrado de su suegra. Shaoran le respondió que su madre a pesar de que era una empresaria importante tenía gustos sencillos; al igual que a él le gustaban los dim sum, y algún guiso con pescado o mariscos y vegetales.

Se quedaron conversando un poco más de temas triviales, siempre que hablaban el mundo desaparecía. Se percataron de la hora cuando el chico fue por un poco de agua a la cocina, y el reloj marcaba casi medianoche, fue entonces cuando decidieron cortar la llamada. Se desearon buenas noches y se confesaron una vez más cuánto se amaban.


Esa noche era mucho más fría que las anteriores, un viento helado movía su cabello castaño, terminando de desordenarlo por completo, mientras caminaba decidido con las manos en las bolsas de su abrigo, hasta el punto acordado. Un pequeño restaurante a las afueras de Tomoeda, al llegar preguntó por la reservación, y una mesera lo guio hasta un área poco concurrida. El ambiente del lugar era muy sobrio, mesas y sillas color caoba, algunas plantas decorativas, y buena iluminación. Ideal para conversar con tranquilidad. La calefacción se encontraba encendida brindando al espacio una atmósfera agradable.

Minutos después observó la llegada de quien sería su acompañante, aclaró su garganta y se puso de pie para recibirlo. La chica guio al hombre alto de cabello negro, hasta el sitio donde estaba Shaoran esperando, el médico no pudo evitar realizar una mueca de fastidio.

El empresario pasó por alto la expresión, y realizó una reverencia en tono de saludo. Al recién llegado no le quedó otra opción que responder el saludo con una leve inclinación.

―Buenas noches, Kinomoto. Agradezco que me permitas hablar contigo ―dijo el joven mientras hacía una señal con su mano para que ambos tomaran asiento.

El aludido solo asintió serio, mientras la mesera llevaba hasta ellos la carta, y en silencio decidieron su orden, misma que informaron a la chica.

―Kinomoto, esto es tan incómodo para mí, como lo es para ti, ¿podrías poner un poco de tu parte? Hazlo por Sakura ―dijo el castaño con la mirada fija en su acompañante.

Su interlocutor tomó el puente de su nariz y dió un gran suspiro, a su mente llegó la imagen de su hermana y su gran sonrisa.

―Está bien, mocoso, me imagino por dónde va la conversación, he notado al monstruo más alegre de lo habitual.

―Le he pedido matrimonio a tu hermana ―informó sin rodeos. La cara de Touya no pudo disimular su desagrado por la noticia, y apretó en la servilleta de tela―. Sé que no me toleras, pero quiero que hagamos un esfuerzo por mantener un trato cordial. No quiero que Sakura se sienta triste porque tú y yo no podemos convivir.

―Justamente por eso no te soporto, mocoso ―dijo muy bajito el médico, pero el joven alcanzó a escuchar.

―Kinomoto, te aseguro que me esforzaré para que a Sakura no le falte nada, y su sonrisa se mantenga siempre radiante, pero sé que le preocupa que tú y yo, nos llevemos mal, no la quiero poner entre la espada y la pared. Soy consciente de que piensas que te estoy robando a lo más valioso que has cuidado desde pequeño, pero te aseguro que la seguiré cuidando, incluso la protegeré con mi vida, y jamás la separaré de tu lado ―prometió en tono solemne, en sus ojos se reflejaba la determinación. Todo el tiempo su mirada continuó fija en los orbes oscuros de quien sería su hermano político, tratando de que él observara, la honestidad detrás de sus palabras.

―Hablaste con Yuki, ¿verdad?, ese profesor me va a escuchar. ―Dio un largo suspiro y sin despegar la mirada, de esos ojos decididos, expresó―: Li, ¿sabes qué es lo peor del asunto?

Shaoran abrió los ojos sorprendido, era la primera vez que no le decía mocoso, y lo trataba por su apellido, el empresario negó con la cabeza en respuesta y su interlocutor continuó:

―Escúchame atentamente porque no lo repetiré: sé perfectamente que tú eres el indicado para el monstruo, lo he sabido desde que eran niños de primaria y por eso, no te soporto. ―Negó con la cabeza, dio un respiro profundo y siguió―: Pero veo la sonrisa radiante de Sakura cuando está contigo, y no puedo odiarte. ―Apretó nuevamente la servilleta de tela.― Porque tengo la certeza de que está con la persona correcta.

Shaoran rió bajito y decidió arriesgarse a formular una teoría:

―Si entiendo bien, no me odias, pero te esfuerzas por hacerlo ― las comisuras de sus labios se alzaron, mostrando un gesto socarrón.

―Así es Li, realmente no me caes tan mal, pero eso no te exime de mi furia si haces sufrir a mi hermana. ―Señaló a su oyente con el dedo índice, para trata de amedrentarlo y que quitara la estúpida sonrisa, pero Shaoran lo seguía mirando a los ojos.― Créeme que si me entero de que, derrama una sola lágrima de tristeza por tu culpa, esas facciones perfectas y la tonta sonrisa que tienes en estos momentos, desaparecerán de tu rostro.―El gesto del aludido no cambió―. Te aseguró que no saldrás del hospital al menos en una semana.

Sus miradas nunca abandonaron los ojos de otro, ambos se mostraban decididos a cumplir, lo expresado en esa conversación.

―No esperaba menos de ti, Kinomoto, y te prometo que, si hago algo que lastime a Sakura, me presentaré voluntariamente para que me hagas papilla. ―Una pequeña sonrisa se asomó en los labios del hermano de su prometida y Shaoran se atrevió a extender su mano― ¿Cuñados?

―No tengo más opción Li, cuñados. ―dijo en un tono parco y se dieron un apretón de manos con más fuerza de la necesaria, entonces una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de ambos.

Sin duda iban a seguir peleando, estaba en su naturaleza, pero ya no sería por mantener a salvo a Sakura, desde ahora sería solo por llevarse la contraria y divertirse a cuestas del otro, estaban seguros de que tendrían una relación interesante.

Después del acuerdo, llegó la cena, la cual disfrutaron hablando un poco sobre sus planes a futuro, y descubrieron que tenían algunos gustos en común. Aunque ninguno desaprovechó la oportunidad para fastidiar al otro con algún comentario filoso. Al parecer sería entretenido ser familia.


El sábado llegó sin mayores contratiempos, Sakura se encontraba en la cocina junto con sus padres, quienes le estaban ayudando a preparar una cena deliciosa, para recibir a la familia de su prometido.

―Ya casi está listo, solo un par de minutos más en ebullición ―aseguró Fujitaka mientras comía un poco de la sopa cantonesa de mariscos― . ¡Te quedó delicioso Sakura! Prueba un poco Nadeshiko.

La madre de Sakura dejó a un lado las decoraciones que estaba realizando a la tarta de fresas, para probar un poco del plato principal.

―Sakura, se nota el amor con el que estás cocinando ―dijo, saboreando un poco más del contenido de la olla hirviendo.

―Me alegra que les haya gustado ―sonrió satisfecha la repostera―. Creo que ya hemos terminado. ―Miró todo el lugar y caminó hasta el comedor, el cual estaba dispuesto con lo necesario para recibir a sus invitados:

La vajilla estaba colocada en cada uno de los lugares, los cubiertos y las copas, además de un lindo centro de mesa con velas rosadas y pequeños ramilletes de rosas blancas. Sakura dió el último toque al centro de mesa moviendo un poco un par de flores, que despidieron su delicioso aroma, después volteó hacia el reloj de pared, y se alegró pues, aún tenía suficiente tiempo para alistarse.

―Sube a cambiarte hija, tu padre y yo nos encargaremos del resto ―aseguró la mujer de largo cabello, mientras miraba enternecida a su ya no tan pequeña flor de cerezo.

La joven obedeció y se retiró a su habitación, colocó algo de música y tomó un relajante baño, al salir llevó a cabo toda su rutina de cuidado de piel, y se perfumó solo un poco con una esencia floral que le gustaba a su prometido. Secó su cabello y realizó un sencillo peinado, colocando un prendedor en forma de flor de cerezo, que había sido regalo de Shaoran cuando estaban iniciando la universidad, entonces sonrió al recordar aquel momento.

Shaoran la estaba esperando a la salida del campus, tenían algunos días de no verse por estar acoplándose al nuevo ritmo de vida, pero en esta ocasión, él tenía unas cuantas horas libres, antes de volver a sus responsabilidades. Fue cuando decidió esperar a su novia en la puerta de su instituto.

Cuando Sakura iba en dirección a la salida no pudo evitar escuchar el cuchicheo entre las chicas, quienes comentaban lo apuesto que era el joven que estaba afuera de la escuela. La universitaria no tomó importancia a los comentarios y siguió su camino, distraída como siempre, iba pensando en el proyecto de la clase de Higiene y Calidad Alimentaria. Pasó de largo por la salida sin percatarse del misterioso joven, quien, al verla caminar frente a él, solo sonrió y negó con la cabeza, no pudo evitar pensar que su cerezo siempre estaría en las nubes.

La chica siguió caminando sumida en sus pensamientos, cuando una mano tapó sus ojos, el sujeto iba a decir algo, pero la castaña no esperó a que eso sucediera. Lo tomó por la muñeca, y de un rápido giro torció la mano hacia atrás de la espalda, del que pensó era un agresor. Iba a asestar una patada cuando escuchó una voz conocida:

Me alegra saber que no estás vulnerable a un ataque, y que no soy tan mal maestro de defensa personal ―dijo el chino, aún con la mano inmóvil―. Ahora deberé tener más cuidado cuando trate de sorprenderte.

¡Shaoran! Lo siento, no sabía que eras tú, solo reaccioné ―la chica se sonrojó y lo soltó en el acto―. ¡Discúlpame! ¿Estás bien?

Estoy más que bien, estoy muy orgulloso de ti, me quedo tranquilo porque, ahora sé que aunque vivas en tu mundo, reaccionas rápido ―explicó con una sonrisa, viendo a su novia que seguía aún muy sorprendida y sus mejillas permanecían tiernamente arreboladas―. Te has ganado un presente.

Shaoran tendió su mano entregando una pequeña cajita de cartón. Sakura tomó el regalo con ojos expectantes y lo abrió encontrando un bello adorno para su cabello.

¡Es muy bonito! Gracias, Shaoran ―dijo ella, mientras miraba el prendedor emocionada― . No esperaba verte hoy.

Tengo un par de horas libres ¿Quieres tomar un helado?― sugirió el joven señalando el pequeño negocio cercano al parque, ella asintió emocionada y se tomaron de las manos. Ambos gozaron del contacto que siempre les brindaba un encantador escalofrío. Y se dispusieron a disfrutar de un momento juntos.

Mientras recordaba continuó con su maquillaje, solo resaltó un poco sus ojos, y le dió un tono cereza a sus labios, una vez conforme, fue hasta su closet y sacó un vestido que Tomoyo le había entregado un día antes. Era blanco en corte A, hasta la rodilla, con bordados de flores en el mismo color, de manga larga, y el cuello alto estaba adornado con pedrería en tonos plateados simulando una gargantilla, que combinaba a la perfección con su prendedor de cerezo.

Estaba dando los últimos toques a su atuendo, cuando escuchó el sonido característico del timbre, su estómago dio un vuelco, se sentía más emocionada que nerviosa. Se miró por última vez en el espejo, después colocó el hermoso anillo en su dedo, y salió de su habitación.

Se dirigió a la puerta, con paso decidido, y con una gran sonrisa, la abrió con cuidado para encontrarse con tres personas: Shaoran quien lucía muy apuesto vestido con un sencillo pero elegante pantalón color negro, un suéter de cuello alto a juego y un abrigo en tono miel, que combinaba a la perfección con sus profundos ojos ámbar. Yeran la madre del chino siempre con su porte regio, estaba ataviada con un hermoso conjunto de falda y saco color gris, que complementaba con una bella blusa negra. Y Wei el mayordomo de la familia, siempre con su sonrisa amable, vestía con un traje azul oscuro.

Sakura hizo una reverencia ante los recién llegados y ellos contestaron con una inclinación de cabeza.

―Buenas noches, sean bienvenidos, es un gusto contar con su presencia ―saludó Sakura haciéndose a un lado, dejándolos pasar, y permitiéndoles cambiar sus zapatos por unas pantuflas, que ya estaban dispuestas para ellos.

―Buenas noches, Ying-Fa, me alegra verte, te has convertido en una joven muy hermosa ―expresó sincera la madre de Shaoran mientras atravesaba el umbral de la casa de los Kinomoto.

―Señorita Sakura, muchas gracias por la amable invitación ―indicó Wei con su siempre voz tranquila.

Los novios se dedicaron una sonrisa enamorada que subió hasta los ojos de ambos y un tierno sonrojo los invadió, el cual no pasó inadvertido para los presentes.

Los tres invitados cambiaron su calzado y se adentraron en el agradable ambiente de la casa Kinomoto. Sakura los guio hasta la sala, donde se encontraron con Fujitaka y Nadeshiko, quienes saludaron a los recién llegados, entonces los jóvenes realizaron las presentaciones pertinentes.

Los padres de Sakura guiaron a los chinos al comedor, para disfrutar de la cena y de la agradable compañía.

―Es un gusto conocerla, señora Li ―aseguró Nadeshiko, guiando a la elegante mujer hasta su sitio en la mesa, y se sentó frente a ella―. Desde que conozco a Shaoran siempre he pensado que, por sus modales impecables, su madre debía ser una dama muy elegante, y no me equivoqué.

―Por favor dígame Yeran, seremos familia ―indicó la madre de Shaoran con una sonrisa hacia su interlocutora―. Me halagan mucho sus comentarios, para mí también es un placer conocerlos señores Kinomoto. Ying-Fa, es una chica que refleja el cariño y los valores aprendidos en su hogar, y me complace mucho que sea la persona especial de mi hijo.

―Fujitaka y Nadeshiko, por favor Yeran, como bien lo dice seremos familia ―intervino el padre de Sakura y tomó su lugar en la mesa.

La pareja dejó a sus padres en el comedor, mientras se dirigían a la cocina para llevar lo necesario y comenzar con la cena.

―Te ves muy hermosa, Sakura ―expresó sincero el chino con una sonrisa enamorada, mientras servía la sopa en los platos.

―Gracias, tú también luces muy apuesto ―confesó ella, sacudiendo una inexistente pelusa de la solapa del abrigo de su novio.

Como siempre les sucedía al mirarse a los ojos, quedaron prendados uno del otro, y una atracción magnética hizo de las suyas. Aprovechando que se encontraban lejos de las miradas curiosas, y resguardados por los muros de la cocina. En un movimiento coordinado Sakura se fue poniendo de puntitas y Shaoran se inclinó hasta terminar la distancia entre ambos. Un beso muy pausado y tierno fue el resultado, los dos sintieron esa agradable corriente eléctrica, que recorría todo su sistema nervioso, y activaba el revoloteo de mariposas en sus vientres. Él pasó lentamente sus manos por la espalda de su novia hasta posicionarlas en su cintura para acercarla más, y ella llevó las manos del pecho de su prometido hasta su cuello, y le regaló un par de mimos en el nacimiento de ese sedoso cabello castaño.

Sus labios se movían demostrándose cuanto se amaban, él trataba de hacerle saber, sin palabras, que ella era todo lo que necesitaba para vivir feliz. Y ella, recibía el sentimiento transmitido por los labios de su prometido, y le respondía con igual ímpetu. Haciéndole saber que estaba en el lugar correcto.

La necesidad de oxígeno los separó y regresaron a la realidad. Con una sonrisa resplandeciente y miradas cómplices, terminaron de servir los platos, y los llevaron a la mesa.

Mientras colocaban la comida en cada uno de los lugares, Nadeshiko no dejaba de observar a su nuevo hijo político y una risita se asomó por sus labios.

―Shaoran, debes esperar a terminar la cena para probar el postre de cereza ―resaltó jocosa.

Su hija que siempre estaba en las nubes reaccionó enseguida, abrió muy grandes los ojos. Y dirigió su dedo pulgar hacia los labios de su prometido, tratando de limpiar un pequeño resto del labial cereza, el gesto no pasó inadvertido para ninguno de los asistentes, quienes rieron abiertamente, pues ambos castaños estaban rojos como tomates maduros.

Cuando todos los platos estuvieron servidos, dieron gracias por la comida y comenzaron a cenar entre una plática agradable, sobre el vuelo desde Hong Kong y los planes de Yeran de quedarse unos días en Tomoeda. La madre de Sakura le propuso salir de vez en cuando para conversar y conocerse mejor, Yeran aceptó, al parecer ambas mujeres estaban congeniando muy bien.

―¡Está delicioso! ―aseguró la hongkonesa cuando probó la sopa de mariscos estilo cantonés―. Es mi platillo favorito, Ying-Fa, y lo has ejecutado de manera magistral ―dijo con una gran sonrisa, comiendo un poco más del plato principal.

―Señorita Sakura, déjeme decirle que se acaba de ganar a su suegra, la señora Yeran adora comer esta sopa, y debo halagar el sabor ―afirmó el mayordomo de la familia.

―Es porque está hecha con mucho amor, ¿verdad, Sakura? ―dijo Nadeshiko, logrando un sonrojo monumental en su hija.

―Que bueno que les gustó ―respondió contenta la novia.

―Entonces me quedaré tranquilo, porque el joven Shaoran comerá apropiadamente ―agregó Wei con una gran sonrisa, mirando al que consideraba como su hijo, quien también estaba sonrojado.

―Sakura, deberás meterlo en cintura y obligarlo a comer a sus horas, sé que mi hijo se ha estado mal pasando últimamente ―afirmó Yeran en tono severo.

―Madre, no creo que sea momento para que me reprenda, disculpen señores Kinomoto ―expresó apenado el joven empresario―. Meiling me va a escuchar ―dijo bajito.

―No solo tu madre te regañará si no comes a tus horas, Shaoran, también lo haré yo ―aseguró Nadeshiko.

―Disculpen, no volverá a pasar, prometo alimentarme adecuadamente ―dio su palabra el aludido, y suspiró profundamente aceptando su derrota.

Fujitaka rio jocoso y palmeó la espalda del castaño.

―Bienvenido a la familia, hijo.

La cena se dio en un agradable ambiente, todos lograron congeniar a la perfección y la hora del postre llegó, entonces se trasladaron a la sala de la casa para estar más cómodos, y seguir conversando.

Sakura sirvió una tarta de fresas y un pastel de chocolate, que maridaron con una copa de vino espumoso. Entonces Shaoran se aclaró la garganta, y miró atentamente a los padres de su novia, tomó la mano de Sakura y aprovechó para llamar la atención de todos:

―Señores Kinomoto, en primera instancia, quiero agradecerles por recibirnos en su hogar el día de hoy. Como ustedes han sido testigos, Sakura y yo hemos compartido primero una amistad y después un noviazgo en el que hemos crecido, y cursado por diferentes situaciones que nos han unido cada día más. Haciendo que nuestro amor sea más grande, hasta llevarnos a tomar la decisión de formar nuestra propia familia.

Los ojos verdes de Sakura y de su madre comenzaron a mostrar pequeñas lágrimas, mientras que las comisuras de los labios de Yeran tiraban hacia arriba conforme las palabras de su hijo eran pronunciadas. Shaoran dirigió la mirada hacia Wei, quien asintió con la cabeza y el empresario regresó sus ojos hasta sus suegros.

―Señores. ―Los ojos de Shaoran destellaban volviéndose casi dorados mientras hablaba, al mismo tiempo que Sakura le brindó un apretón en su mano infundiéndole confianza para continuar―: pueden estar seguros de que Sakura encontrará en mí un apoyo incondicional. Cada uno de mis días los dedicaré a lograr su felicidad, porque su hija me motiva a ser mejor persona, y sé que juntos podremos lograr un hogar tan bello como el suyo. Por esta razón, aunque su hija ya haya aceptado, para mí es importante contar con su autorización, para que Sakura sea mi esposa.

Fujitaka miró a su nuevo hijo con una gran sonrisa, y tomó la palabra en nombre de la familia Kinomoto:

―Nos honra tu petición, Shaoran, y sabes la respuesta, estamos totalmente de acuerdo. Nosotros hemos tenido la fortuna de ver cómo ha nacido y madurado su relación a través de todo este tiempo, y debo resaltar que me encanta la construcción de su amor. Así que, nada nos hace más felices que la decisión que nos acaban de comunicar. Shaoran, desde pequeño siempre te hemos considerado un hijo, y durante todo este tiempo te has comportado a la altura, demostrando un gran cariño y respeto hacia nuestra hija. Entonces solo nos resta: desear prosperidad para la nueva familia Li.

Una lagrimita de felicidad brotó de los ojos de Sakura, mientras Yeran sacaba de su bolso una caja de madera de cerezo, adornada con el emblema del clan Li.

―Me siento muy honrada por el cariño que le profesan a Xiao-Lang, ese mismo sentimiento es el que nosotros albergamos para Ying-Fa. Desde que ella está en la vida de mi hijo, sus ojos están llenos de luz y para mi verlo tan enamorado y determinado es el mejor regalo. ―Extendió hacia sus consuegros la caja.― Es tradición de nuestra familia entregar un regalo para la familia de la novia.

Nadeshiko tomó la caja con ambas manos, y realizó una inclinación de cabeza. En seguida la abrió con cuidado, encontrándose con varias joyas, que a simple vista se notaban muy valiosas.

―Gracias Yeran, pero es demasiado, es bellísimo, pero no es necesario, nosotros no necesitamos de un presente tan costoso.

―Acéptenlo por favor, señores Kinomoto, es parte de nuestra cultura, el clan acostumbra halagar a la familia de la novia ―dijo Shaoran mientras reverenciaba a sus suegros.

―Las cuidaremos mucho, mil gracias ―finalizó el profesor Kinomoto, realizando una profunda reverencia que contestaron Yeran y Wei.

Sin más que agregar brindaron por la feliz pareja, y les expresaron nuevamente sus mejores deseos.

―Ahora sí, hijo. Puedes probar el postre de cereza ―rio Nadeshiko, logrando un gran sonrojo en los novios―. El otro día vi un programa en la televisión, hablaban sobre las parejas en occidente, ¿Sabían que cuando las personas se casan, los asistentes a la boda los animan para darse un beso en público?, ¿Nos regalarían uno chicos?

―¡Mamá! ¡No, qué pena! ―aseguró Sakura, roja como tomate.

Shaoran volteó en dirección a su suegro, quien asintió con la cabeza, y su madre, Wei y Nadeshiko, le regalaron una sonrisa.

Entonces Shaoran se acercó hasta su prometida y depositó un casto beso en sus labios, pero justamente Touya entró a la estancia seguido de Yukito, mientras la escena sucedía.

―¿En serio, Li? ―Se quitó una pantufla y la lanzó a la cabeza de su nuevo hermano político, dando en el blanco y logrando su objetivo; separar las garras del empresario de su dulce hermanita.

―¡Hermano! ―dijo Sakura, inflando sus mejillas y haciendo puños sus manos.

―¡Touya! ―expresaron al unísono Nadeshiko, Fujitaka y Yukito.

Shaoran se separó de Sakura, y se dirigió con paso decidido hacia el médico, una expresión seria permaneció en su rostro, mientras conectaba con los ojos del recién llegado. Todos mantenían la mirada atenta en los dos hombres, cuando Shaoran extendió su mano en tono de saludo.

―Que bueno que pudiste venir, Kinomoto, un gusto verte Tsukishiro ―dijo mientras el hermano de su prometida estrechaba su mano con mucha fuerza.

―Jamás me perdería el gran evento, y si me das motivos para golpearte, nunca dudaré en asistir a las reuniones familiares. ―Ambos mostraron una pequeña sonrisa llena de traviesa maldad. Mientras los demás los miraban totalmente desconcertados preguntándose; desde cuándo ese par había mejorado su relación.

Entonces Sakura sonrió ampliamente y sus ojos brillaron como estrellas en el firmamento. Al percatarse de ese pequeño pero significativo cambio en la chica que más querían, los nuevos cuñados esbozaron una sonrisa satisfecha.

FIN

Notas de la autora:

Hola, bellos lectores. Ya los extrañaba, este shot fue parte del proyecto de San Valentín, publicado en la cuenta de ZeroShaoran.

Les mando un gran abrazo, espero ya no estar tan desaparecida. Estoy trabajando en algunas cositas, deseo que pronto volvamos a leernos más seguido. Mientras tanto cuídense mucho y éxito en todos sus proyectos.

Un besito Rozyoh.