Holi, ¡gracias por los vistos y comentarios! Bueno, sigo desarrollando como me imagino que ellos se van adaptando a la vida en la Tierra, espero que les guste.
Bardock
- ¡WUAA!, ¡WAA! - abro los ojos que siento que me llegan a arder. Al echar un vistazo a nuestro lado, puedo ver como Kakaroto llora y se remueve en su cuna.
Gruño harto y me tapo la cabeza con mi almohada - Gine, cállalo - exijo, pero al instante, siento como esta me manda una patada.
- ¡Eres un bruto!, yo también estoy cansada, ¡te toca a ti! - siento un tick en el ojo, pero Gine se da la vuelta en su lado de la cama y eso es todo, no me dice nada más.
Vuelvo a gruñir, pero sus lloros continúan y no los soporto, así que me levanto y me acerco al menor.
Al tomarlo de las axilas, este se remueve incómodo. Lo miro resentido, este parece mirarme como diciendo, "¿qué culpa tengo yo?, en algún lado tengo que cagar", vuelvo a exhalar.
- Ahora si estoy cayendo bajo, hablando e imaginando que el bebé habla - susurro en la oscuridad del cuarto.
- Igual te entiende, es bueno que le hables - comienza Gine, su voz medio ahogada por la almohada.
Siento otro tick en el ojo - disculpa, este es un momento privado, tú no quisiste asistir - le devuelvo.
Esta ahoga su risita en la almohada - de acuerdo, no los molesto más ... sólo asegúrate de luego echarle crema donde se roza con su pañal, como nos enseñó Gohan-san - vuelvo a sentir otro tick en el ojo.
Le echo una mirada resentida, pero luego suspirando, me acerco al mueble para mudar al menor.
El pequeño ya no llora, pero me mira exigente. Es extraño, pero podía imaginarme muy bien lo que me trasmitían sus ojitos, "ya apúrate, libérame rápido de esta incomodidad de pañal sucio", no puedo evitar resoplar divertido.
-Mira lo que haces, estás dejando mi orgullo Saiyajin por los suelos - comienzo a abrirle las aletas del pañal y a sacárselo. No puedo evitar hacer una mueca cuando me llega la peste de sus necesidades.
Quien iba a imaginar todo el trabajo que había detrás de la crianza de un bebé, la cápsula de crianza realmente nos libraba de muchas dificultades.
No tener que alimentarlo y cambiarlo cada tres horas, que era el plazo donde el menor comenzaba a llorar.
En las últimas semanas, habíamos tenido que aprender bastante sobre la crianza de nuestro hijo, conocimientos que nunca nos habían impartido, porque luego que los pequeños salían de las cápsulas de crecimiento, ya eran niños de 3 años aproximadamente.
Por lo tanto, no había que estar cambiándole los pañales, con una rápida lección de cómo ir al baño, ya estábamos listos, porque ya tenían la facultad cognitiva suficiente para aprender y retener dicha enseñanza.
Luego de eso, tampoco era momento de juegos y mimos, no, eran enviados a la academia de jóvenes cadetes o sólo se les mandaba a planetas lejanos y débiles. Ese iba a ser el destino de Kakaroto, pero ahora estábamos con él, aprendiendo a cuidarlo y criarlo, y tenía que admitir que era un gran desafío.
Un desafío que Gohan-san nos había ayudado mucho a solventar. Ya había sido una gran sorpresa enterarnos la manera natural en que se alimentaban a los bebés, de las mamas maternas.
Aún me dejaba perplejo, pero a la vez, se sentía natural, algo correcto el acto en sí. Ya me había acostumbrado a ver a Gine bajarse la polera y amamantar a Kakaroto, quien lucía muy complacido con su leche.
Lo otro era esto, haber aprendido a cambiarles los pañales. La primera vez casi había devuelto la cena, pero ahora estaba más acostumbrado, aunque seguía siendo desagradable.
Cuando termino de cambiarle el pañal, este se ríe feliz y me estira sus manitos.
Lo tomo y este apoya su cabecita contra mi torso. Seguía viéndolo tan pequeño, pero algo había crecido o se había fortalecido, tal vez la leche de Gine le había servido para ello.
Salgo de la habitación y me dirijo al refrigerador, "si este enano me va a estar despertando, por lo menos, voy a atacar un poco la nevera", pienso con resolución.
Hago lo posible para sujetar a Kakaroto con una mano y con la otra me preparo un sándwich.
-Hey, ¿quieres ir para afuera? - tomo mi plato y salgo de la casa.
Kakaroto solloza un poco y se acurruca más contra mi pecho. Me devuelvo, tomo una manta y vuelvo a salir.
-Eres un llorón sin causa - lo envuelvo con la manta y lo dejo en mi regazo.
Este al sentirse nuevamente calentito, sonríe y gorjea feliz. Se acurruca de nuevo y juega con mis dedos.
Me dedico a mirar las estrellas y a comer - ... desde aquí parece que no hay nada más ... no más planetas ni nada más - comento pensativo.
Kakaroto me mira y luego vuelve a gorjear divertido. Lo observo curioso.
El pequeño era muy risueño y, por lo general, muy tranquilo, sólo se ponía insoportable cuando tenía hambre y tenía sucio su pañal. El resto del tiempo parecía encontrar pequeños desafíos por sí mismo, como querer gatear por la cama o querer agarrar alguna de nuestras colas para jugar.
Admito que me daba risa cuando lo veía jugando con su propia cola, como desafiándose a sí mismo, el poder agarrarla.
Por ese lado, ya podía notar sus instintos Saiyajin, sus ansias de querer superar sus límites y buscar luchas dignas de este. El lado que me confundía, era notar lo risueño que era.
Gohan-san nos había comentado que, él también estaba anonadado por su comportamiento de las últimas semanas. Él había dicho que era un niño difícil, que peleaba por todo, pero ahora era tranquilo y cariñoso.
Lo habíamos analizado con Gine y llegamos a la conclusión que, esto podría deberse al golpe en la cabeza que sufrió. Un golpe que podría haber sido tan fuerte, que le cambió la parte agresiva de su personalidad, la parte naturalmente agresiva de los Saiyajin.
Por lo cual, no podía evitar preocuparme, porque eso podría significar que no iba a querer luchar como un Saiyajin o que le aterrara la perspectiva.
"No ... algo me dice que igual va a pelear, igual lo va a disfrutar, pero va a ser más consciente. No va a luchar por idioteces, sino que lo hará porque realmente vale la pena hacerlo", recuerdo las palabras de la peli corta.
Y aunque me daban dudas, también algo me decía que mi esposa tenía razón. Las visiones habían tenido razón sobre la erradicación del planeta Vegeta y de los Saiyajin, esa visión de Kakaroto adulto, enfrentándose a Freezer, algo me decía que también era verídica.
Al volver a dirigirle una mirada al pequeño, resoplo divertido - aunque para que llegue ese día, falta bastante ... sí ... habrá que encontrar que hacer para mantenernos en este planeta. No podemos seguir abusando de Gohan-san - medito.
El pequeño intenta agarrar mi cola, de forma distraída juego con ella y hago que este intente alcanzarla, mi hijo se revuelve, pero no logra agarrarla. En una, cuando este intenta sujetarla, lo esquivo al último momento y Kakaroto rueda sobre sí mismo, sin éxito.
Este parece achicarse y sus ojos se inundan en lágrimas.
-Espera, espera, no te pongas a llorar, ¡mira! - le acerco otra vez mi cola, este la agarra y se ríe dichoso - sí, ríe no más, eso fue trampa y lo sabes - este envuelve su cola con la mía.
Siempre lo hacía, al parecer así se sentía tranquilo, como reafirmando sus lazos con nosotros.
Exhalo, pero me permito sonreírle, ya que sabía que no había nadie cerca viendo.
-... Veo que están teniendo una fiesta nocturna - me sobresalto y al voltearme, me fijo que es Gohan-san.
No puedo evitar sentir un estremecimiento. Estas cosas me ocurrían por no tener el scouter, pero era necesario, lo habíamos enterrado junto a nuestras armaduras.
Tenía que acostumbrarme a depender de mis propios sentidos. El mayor me había comentado que en la Tierra, había personas que podían percibir la presencia de otra, aprendiendo a leer su energía espiritual y física.
Era una habilidad que muy pocos conocían, pero a la cual denominaban, 'Ki'.
Gohan-san me había dicho que él no había tenido las habilidades para aprenderlas, pero que tenía un viejo amigo que sabía. Lamentablemente, había perdido un poco el contacto con este individuo, que estaba de viaje y su localización era desconocida.
-Hey, Kakaroto nos despertó y aproveché de hacerme un sándwich - le digo, bajándole el perfil a nuestros juegos.
Este eleva una ceja y se sienta a nuestro lado - ya veo ... - el pequeño vuelve a estirar sus manitos, intentando volver a sujetar mi cola, pero ahora que estaba el mayor cerca, me siento bastante cohibido, así que le aparto mi cola.
Kakaroto me mira lloroso y comienza a llorar - ¡Tsk! - no puedo evitar echarle otro vistazo al mayor, sintiéndome incómodo, así que intento sacudir un poco al pequeño.
-Vamos, ya cálmate - este parece quejarse más por mis bruscos movimientos, pero no sabía cómo tranquilizarlo sin lucir patético.
-Umm ... ¿Bardock-san? - hago una mueca, pero volteo a ver al mayor. Este me estira sus brazos y entiendo lo que me pide, le paso a mi hijo.
Este con paciencia y delicadeza, lo va tranquilizando. No puedo evitar sentirme un poco celoso.
- Disculpe si estoy siendo impertinente, pero ... algo me dice que debajo de toda su crudeza y brutalidad, usted es alguien con un corazón muy puro y honesto - me tenso, frunciendo el ceño - pero ... a usted parece ofenderlo esa descripción ... ¿por qué? – decido ignorarlo, me echo sobre el pasto, con los brazos atrás de mi cabeza.
-... Parece alguien tan impenetrable, pero nunca se quita esa bandana ... algo me dice que significa algo para usted ... ¿por qué oculta que posee sentimientos, como cualquier ser vivo? No es un pecado - aprieto los dientes, me obligo a permanecer con los ojos cerrados.
- Está pisando terreno ajeno anciano, no se meta donde no lo llaman - comento cortante, levantándome y comenzando a hacer el camino de vuelta.
Lo escucho suspirar - ¿no se le olvida algo? - frunzo el ceño, pero al acordarme, abro los ojos, consternado.
Al voltearme, puedo notar como mi hijo se había quedado plácidamente dormido en los brazos del mayor.
Vuelvo a exhalar - ... recuerdo que me comentaste que ustedes eran una raza guerrera ... me figuro que los entrenan con una filosofía, que no acepta el amor ni el bajar la guardia ... ¿estoy en lo correcto? - vuelvo a tensarme.
Este sonríe - me lo imaginaba ... debe haber sido una vida difícil - bufo despectivo.
- Lamento desilusionarte viejo, pero disfrutaba mi vida. Disfrutaba pelear y matar seres inferiores - le digo prepotente.
- ¿Sí? ... nunca poder bajar la guardia ... ¿disfrutabas de eso? - vuelvo a sacudirme.
Lo miro enojado - no entiendo, ¿a dónde quiere llegar?, ¿qué pida perdón?, pues no lo haré, soy un Saiyajin. Mi orgullo y la de mis compañeros están aquí, conmigo - me rozo mi pañoleta mitad bandana.
-... Está muy bien ese respeto que le profesas a tus ex compañeros, eso es un sentimiento real, lo puedo ver en tus ojos, pero cuando hablas de lo demás, no te creo - se encoge de hombros.
Vuelvo a voltearme - pues no me creas, no me interesa - comienzo a caminar, pero noto su mano en mi antebrazo.
Al girarme, este me extiende a mi hijo. Me quedo quieto y observo casi en un trance, como este me levanta el brazo y me acomoda delicadamente, la pequeña figura del bebé.
-... Aquí no tienes que mantener una imagen falsa de ti ... no tienes que estar siempre en guardia ... y no debes sentirte avergonzado de querer a tu hijo y de jugar con él - me sonríe, no puedo evitar quedar paralizado en mi lugar.
- ¿Sabes?, es un pensamiento un poco machista en la Tierra, pero por muchos años, el hombre era el responsable de cuidar su hogar, velar por su esposa e hijos ... ese era su deber, la misión más gloriosa que podía tener - observo fijamente a Gohan-san.
- No se sienta avergonzado por amar a su esposa, por protegerla a ella y a su hijo, siéntase orgulloso - me sonríe - cuando alguien quiere proteger algo, es ahí que nuestra verdadera fuerza florece - se queda pensativo.
- Proteger algo, es mucho más noble y difícil, que sólo destruir de forma indiscriminada ... cuando queremos proteger algo, es ahí que realmente superamos nuestros límites - este me palmea el hombro y se dirige a la casa.
Cuando se aleja, logro dejar escapar el aire que estaba conteniendo y me dejo caer sobre el césped.
"¿No debería sentirme avergonzado, por querer proteger a mi familia?", me muerdo el labio, confuso.
Noto como Kakaroto se acomoda entre mis brazos. El pequeño bosteza, con su boca en una 'o' perfecta y luego se queda dormido otra vez.
No puedo evitar divertirme, me lo acomodo mejor y me quedo mirando el cielo estrellado.
"Cuando queremos proteger algo, es ahí que realmente superamos nuestros límites", medito.
Me saco mi bandana y la observo, recordando los cadáveres de mis camaradas -... no quiero volver a pasar por eso ...- pienso en todos los Saiyajin que murieron con la destrucción del planeta -... te protegeré ... no pude hacer nada por lo demás, pero a ti te protegeré ... lo prometo - lo envuelvo entre mis brazos y emprendo el camino hacia la casa.
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- Estupidez de rastrillo, siempre es lo mismo - me quejo, dejando a un lado el objeto roto. Gine se ríe.
- Lo usas muy fuerte, como si fuera un arma, debes ser más gentil con la tierra - pongo los ojos en blanco.
- ¿Ah sí?, puedo hacerle cariño y susurrarle palabras de amor, ¿ahí andaría mejor la tierra? - bufo irónico. Esta vez, es Gine quien pone los ojos en blanco.
- Tú sabes a lo que me refiero - pone los brazos en sus caderas - no tienes que destruir la tierra, tienes que ararla, es diferente - exhalo, intentando tranquilizarme.
- Sí, sí - vuelvo a tomar el dichoso rastrillo y vuelvo a comenzar.
Todavía me costaba acostumbrarme, bastante la verdad, a esta vida tan apacible y donde el mayor peligro a las cercanías, eran unas criaturas llamadas osos y esta estupidez de rastrillo.
Exhalo, limpiándome el sudor de mi frente. Ya llevábamos con Gine y Kakaroto, seis meses en este planeta, nuestro nuevo hogar. Gohan-san nos había enseñado mucho de la vida en la Tierra, las costumbres y un poco de la historia.
Nos comentó sobre la geografía y como se organizaban, pero que el sector donde vivíamos, era bastante rural y que muy pocas personas venían para acá. Lo cual, nos había servido mucho, habían sido unos 6 meses verdaderamente tranquilos.
Aunque decir tranquilos, no era totalmente exacto, Kakaroto nos dejaba exhaustos en muchas ocasiones. Tener que cuidarlo 24/7 era un trabajo agotador. Entre los tres nos dividíamos la responsabilidad, aunque admito que el pequeño tenía sus gustos bien definidos.
Cuando quería jugar y gatear por toda la casa, me buscaba para que jugara con él. Cuando tenía hambre y sueño, buscaba a Gine, y en los casos donde algo lo asustaba, buscaba a Gohan-san.
Entre los tres, habíamos logrado llevar adelante todo y tenía que admitir que, pese a todo, disfrutaba de esta vida.
Las diversas misiones me habían ido alejando de Gine, las pocas veces que podía verla, solía saciar mi ansia sexual y listo, tenía que embarcarme en otra misión. Eso nos había comenzado alejar del otro.
Tenía que admitir que ir de misión significaba libertad y una diversión bruta, destruyendo planetas ajenos. Yo había estado bien con eso, lejos de mi esposa y con mi primer hijo bajo el comando de los guardianes de la familia real.
Ahora que estaba viviendo esta vida hogareña y pasiva, me sorprendí disfrutándola y apreciando el hecho de que, me había permitido volver a reencontrarme con mi esposa y Kakaroto.
El único detalle es que, estaba comenzando a extrañar las peleas, poder disfrutar de un buen intercambio de puños, se me estaba haciendo necesario, pero no creía que nadie en este planeta pudiera seguirme el ritmo.
"Usted dijo que era un antiguo guerrero, ¿había un lugar donde luchaba?", en una ocasión le pregunté a Gohan-san.
"¿Cómo un estadio me preguntas?, pues algo así, existen varías competencias, pero nunca me interesó particularmente participar. Mi amigo, el que te mencioné en otra ocasión, solía participar más en esos eventos", me contó.
"Umm ... entiendo, en un par de años podría querer participar... cuando este más acostumbrado al planeta", este asintió.
Luego de eso, hubo que pensar el cómo mantenernos, financieramente, en el planeta. Ya no podía ser un guerrero al cual pagaran por sus servicios, aunque Gohan-san me dijo que, de poder, se puede. Existían los mercenarios y ladrones, pero yo tenía que ser honesto, dejar esa vida de crueldad atrás.
Conversando con Gine, acordamos que buscaríamos la fuerza de una manera diferente, mejor a lo que habíamos dejado atrás. Así fue como Gohan-san comenzó a enseñarme a trabajar la tierra, para ser un agricultor.
Era exasperante, pero al mismo tiempo, sentía que me había ayudado a tranquilizar un poco mi energía y mis ánimos.
Un paso importante que íbamos a hacer hoy, iba a ser ir a sacar nuevos documentos para nosotros tres, según Gohan-san, era importante. Legalmente, tendríamos una identidad, podríamos acceder con mayor facilidad a lo que nos ofrecía la economía de este planeta.
Es así que luego de terminar de arar el área de tierra que me faltaba, regresamos a la casa.
Gine había recolectado en unas cestas, hartos frutos. Lo otro que habíamos aprendido era que, al moler estos frutos, se podía transformar luego en un producto llamado mermelada y esta se vendía muy bien en la ciudad.
Las veces que Gohan-san había ido a la ciudad, no nos habíamos atrevido acompañarlo, por el tema de no tener documentación. Además, que quisimos esperar a que Kakaroto creciera un poco.
Ahora, íbamos a poder visitar la ciudad y dejar arreglado ese tema legal, para ser oficialmente, unos ciudadanos más.
Es así como luego de bañarnos, nos subimos en la camioneta del mayor. También nos preocupamos de esconder nuestras colas debajo de nuestra ropa, lo cual se hace muy incómodo.
-Gaa ...- Kakaroto tira de mi ropa y lo sujeto, elevándolo. El pequeño mira por la ventana, se le ve emocionado, él tampoco había salido de esa montaña. No puedo evitar también sonreír ansioso.
Cuando nos vamos acercando, somos abrumados con una ciudad con altos edificios, autos que se deslizan por sobre las calles y a donde mire, hay humanos.
Veo gente caminando, riendo y vendiendo productos de comida. Unos metros más allá, podía ver a dos hombres gritando, al parecer, peleando sobre si había cruzado o no con rojo.
- Se refiere al semáforo - me volteo hacía el mayor. Este señala con su barbilla, hacía la pareja que había estado observando - el de azul es un policía, ellos imparten la ley en el planeta. El otro es un ciudadano que de seguro cruzó con la luz roja y ahora se está haciendo el inocente - nos cuenta.
- ¿Y es muy grave? - pregunta Gine.
- Es contra la ley de tránsito, verde para avanzar, rojo debes detenerte. Así se evitan accidentes, por eso es importante seguir la ley - vuelvo a observar como el tal policía estaba escribiendo algo en una papeleta y le daba una hoja al hombre que, al verla, vuelve a saltar enojado.
- ¿Son muy fuertes?, ¿por eso imparten justicia? ... ¿y qué le dio? - pregunto, Kakaroto parece tan curioso como yo.
- Fuertes no mucho, depende, es más que tienen un peso por el cargo que portan. El poder se los da el gobierno, que les da la autoridad para hacer funcionar la justicia, pero es el gobierno el que crea las leyes. Y le dio una multa, tiene que pagar monetariamente por haber transigido la ley - nos explica, mientras avanzamos y dejamos la escena atrás.
Mientras seguimos avanzando, seguimos presenciando distintos intercambios entre diferentes personas, con diferentes cargos y poder. Era bastante interesante, tanto que llegaba a ser confuso.
Cuando por fin nos detenemos, Gohan-san nos señala un edificio - ahí es el registro - nos bajamos y comenzamos a dirigirnos al edificio.
Al entrar, me doy cuenta que esto va a tardar, el registro estaba lleno - siempre es lo mismo - exhala cansado Gohan-san - hacer estos trámites se vuelve súper agotador y estresante - durante la siguiente hora, es estar parado en una fila, esperando.
Kakaroto gimotea cada tanto, aburrido. Estoy que comienzo a gimotear también del aburrimiento. Me dan ganas de derribar a todas estas personas con un ataque de mi palma, pero me controlo.
Cuando por fin llegamos a recepción, Gohan-san explica que es lo que necesitamos - hace poco me enteré que tenía un hijo, ¡las cosas de la vida!, nunca lo supe y ahora, bueno ... quiero arreglar las cosas, darle mi apellido a mi legítimo hijo y a mi nieto, el cual tampoco sabía que existía - actúa el mayor.
No puedo por menos que, aplaudirle su actuación en mi cabeza. La señora de recepción observa todo, parece que algo va a decir, pero luego se encoge de hombros y le ofrece a Gohan-san unos papeles.
-Rellene ahí los datos y los nuevos nombres, luego podremos proceder a crear los documentos - este asiente.
Cuando nos alejamos un poco, Gohan-san se permite suspirar aliviado - pensé que nos iban a pedir algún certificado o prueba de ADN. Tal vez este día tuvimos suerte, estaban un poco flojos - nos observamos con Gine, pero decidimos no preguntar y sólo encogernos de hombros.
-Bien, quedan como Bardock, Gine y Goku… - va leyendo la señora, asentimos.
Lo habíamos discutido antes de venir, pero el nombre de nuestro hijo no era común en este planeta, sonaba extraño según Gohan-san. Así que lo mejor era que en sus papeles, nuestro hijo quedara como Goku y su segundo nombre quedaría como Kakaroto.
-De acuerdo, quedarán como la familia Son; Son Bardock, Son Gine y Son Goku, ¿correcto? - asentimos.
La señora firma otro papel más y le pone un sello a un documento que luego le extiende al mayor - listo, han quedado registrados en el sistema, en una semana más vengan por sus identificaciones terminadas - asentimos y nos retiramos.
Supongo que era oficial, éramos saiyajines viviendo como terrícolas en el planeta Tierra.
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Con una exhalación, dejo caer la bolsa llena de frutos - ¡uf! ¡se ven increíbles! usted no falla Bardock-san - me comenta el vendedor de la tienda, Hayate-san.
Hace un par de meses que teníamos un trato, donde los productos que cosechábamos en la montaña Paoz, se las vendía a él a un buen precio.
-Gracias - le hago un asentimiento y voy por el resto de bolsas de detrás de la camioneta.
Uno de los grandes desafíos que había tenido que aprender en estos meses, había sido aprender a manejar.
No era más complicado que manejar una nave, pero a veces la camioneta vieja se ponía difícil y era ahí que tenía que controlarme para no hacerla pedazos.
- ¡Oh!, ¡no sabía que tenía un hijo!, ¡se ve igual a usted! - me distraigo y volteo a mirar a Hayate-san.
Este estaba observando, en el asiento delantero de la camioneta, a Kakaroto, que estaba en su silla de bebé y jugueteaba con un peluche. Este al sentirse observado, observa al mayor atentamente, pero le sonríe.
- Sí, este es mi hijo Goku, Son Goku - lo presento rápidamente, encargándome de los demás sacos.
- Nunca lo había traído antes, se ve una monada - le sonríe el mayor.
Hayate-san era un hombre que aparentaba unos 50 años, no hubiera pensado que era tan fan de los niños.
- Sí ... mi esposa pensó que le haría bien cambiar un poco de ambiente, así que me lo pasó - le cuento rápidamente.
- Entiendo ... con mi esposa no pudimos concebir, así que adoptamos ... - se ríe - nos gustó tanto que ahora tenemos cinco hijos, todos adoptados - parpadeo sorprendido.
- ¡Vaya!, este pequeño ya me deja exhausto, no podría lidiar con cinco - sacudo la cabeza, ya asustado de la posibilidad.
- ¿Es muy difícil? - niego.
- Para nada, es sólo que ... es todo muy nuevo, la experiencia de ser papá y cuidarlo 24/7- le cuento, sintiéndome relajado.
- ¿Es su primer hijo? - me quedo un poco tieso, pero asiento, ¿para qué iba a entrar en detalles?
- Comprendo, los niños pueden ser bastantes agotadores, pero su niño es muy risueño - se ríe el mayor.
Kakaroto se emociona antes los mimos de Hayate-san. No les hago mucho caso, mientras descargo los últimos sacos, hasta que escucho susurrar entrañado al mayor.
-... Pero que extraño ... ¿qué es esto? - al voltearme, observo que el mayor toca la colita de Kakaroto quien, seguramente, al estar tan emocionado, debió haberla sacudido fuera de su pañal y ahora la ondeaba frente a Hayate-san.
-... Mierda …- susurro y me apresuro donde están ambos - hey... ¿le ...? - me aclaro la garganta, intentando improvisar- ¿le gusta el disfraz de mi hijo? - se me ocurre decirle.
Este parpadea, extrañado y un poco escéptico, pero sacude la cabeza y parece decirse a sí mismo que, es imposible tener una cola de verdad.
Se ríe un poco - eso estaba viendo, ¡se ve muy real!, pero claro, es un disfraz - se intenta convencer este.
De forma disimulada, lo aparto de mi hijo y hago que me pague por los frutos. Una vez tengo el dinero, me despido rápidamente de él y me monto en la camioneta.
- ¡Diablos!, eso estuvo cerca - me lamento, mientras emprendo el camino a casa - ¡no puedes hacer eso!, no puedes mostrarle tu cola a cualquiera - este me mira confuso, pero callado - no debería enojarme contigo, eres un bebé, no sabes lo que está en juego ... tenemos que camuflarnos por completo - susurro para mí mismo.
"Tendríamos que renunciar a la transformación en Ōzaru, pero si nos dejamos las colas, nos arriesgamos a que nos descubran o sospechen de nosotros. Tenemos que aprender a ser más fuertes, sin depender de la transformación en Ōzaru", medito, tomando una decisión.
Cuando llego a la casa, tomo a Kakaroto y nos encaminamos adentro.
-Hey, ¿cómo les fue? - nos recibe Gine, quien estaba cocinando.
Esta se aproxima y me roba al pequeño quien, al sentirse en los brazos de su madre, se ríe y se acurruca contra su cuello.
- Muy bien, hasta que tuvimos un problema - ataco lo que encuentro y me lo como.
- ¿Un problema?, ¡y Bardock, espera a la cena! - me regaña la peli corta.
Saco una cerveza del refrigerador y me dejo caer en la silla del comedor. Uno de mis grandes descubrimientos del planeta, había sido probar este bebida tan rica y refrescante.
Según Gohan-san, había distintos tipos de alcohol, hasta ahora había probado la cerveza y el vino, me habían gustado ambos, quería seguir probando.
Observo las colas de mi esposa y la de mi hijo, luego observo la mía propia -... un cliente vio la cola de Kakaroto ... tuve que inventarme que era un disfraz - le doy otro trago a la botella.
- ¿Le vio la cola? ... mierda ...- se muerde el labio la morena.
Apoyo los brazos en mis rodillas, meditando en mi decisión - Gine - la llamo - tenemos que cortar nuestras colas ... nos delatan, hoy no pasó a mayores, pero puede ocurrir- esta parpadea en shock.
Se muerde el labio, acariciándose su cola -... pero nuestras colas nos permiten transformarnos en Ōzaru ...- asiento.
- Lo sé, tendremos que renunciar a eso ... tenemos que ser más fuertes que eso, el modo Ōzaru no vencerá a Freezer... y ahora, sólo nos causará problemas - Gine se sienta lentamente.
-... Esto nos marca como Saiyajines y ahora ... ¿hay que cortarlas? - asiento.
- Vuelven a crecer, hay que ir cortándolas periódicamente, pero sí, tenemos que cortarlas ... así estaremos a salvo de sospechas - Gine inspira lentamente, pero finalmente asiente.
- ¡Ah, llegaste Bardock! - aparece Gohan-san - ¿pudiste vender todo? - asiento y le paso el dinero - te fue muy bien por lo que veo, ¡me alegro! - me levanto.
- Gohan-san, tengo que pedirle un favor - este me observa.
- ¿Qué ocurre?, te ves serio - me mira, con sus manos atrás de su espalda.
Observo a Gine, esta exhala, pero asiente - tengo que pedirle que me corte la cola - este abre los ojos como platos - hoy casi nos descubren, el cliente vio la cola de Kakaroto. Con Gine estamos de acuerdo en que es lo mejor, hay que cortarlas - le cuento rápidamente.
-Cuando nos cortan las colas, nos desmayamos. Yo se las cortaré a Gine y a Kakaroto, pero necesito que luego usted me la corte a mí, porque ya se habrán desmayado - le explico.
Este se revuelve las manos, pero finalmente, me asiente.
Nerviosos, pero decididos, tomó unas tijeras filosas y sujeto la cola de mi hijo, quien parece derretirse en brazos de Gine.
- ¿Qué le ocurre? - pregunta el mayor.
- Nuestras colas son nuestra mayor debilidad y fortaleza a la vez. Con la luna llena, nos permite mutar y transformarnos en monos gigantescos, dicha transformación la llamamos Ōzaru - le cuento rápidamente.
- Pero, cuando somos jóvenes, nuestras colas son débiles, tenemos que pasar por un entrenamiento para fortalecerlas. Kakaroto es muy pequeño todavía, cuando se la sujeto fuerte, su fuerza es drenada de su cuerpo - la sujeto mejor y en un sólo movimiento, se la corto.
El pequeño solloza, pero casi al instante del corte, este se desmaya sobre los brazos de Gine.
Mi esposa deposita a nuestro hijo en su cuna y lo arropa - despertará en unas horas, nosotros tal vez despertemos antes, no lo sé. Se lo encargo Gohan-san - le dice al mayor, este asiente.
- ¿Lista? - Gine me asiente. Se acuesta de lado en la cama y me extiende su cola - allá voy, estarás bien - la tranquilizo. También de un fluido movimiento, le corto su cola.
Esta suelta una pequeña exhalación sorprendida, pero luego va cerrando sus ojos y se desmaya sobre la cama.
Tiro ambas colas al fuego de la chimenea. Las observo arder, sintiendo que una parte de nosotros se va, exhalo largamente.
Me aproximo a la cama y me acuesto al lado de Gine - hágalo rápido y no tema por nosotros, estaremos un par de horas fuera, pero estaremos bien - tranquilizo a Gohan-san.
Este me asiente y me sujeta mi cola. El instinto de querer sacudirla y empujar lejos al mayor, se me presenta muy fuerte en mi cuerpo, pero me controlo.
Noto como este acerca las tijeras y antes de poder procesarlo más de la cuenta, noto como el mayor me corta mi cola y mi cuerpo comienza a caer al instante en la inconsciencia.
Me desmayo al lado de mi esposa y me repito que esto era lo correcto.
Ahora ya nadie sospechará de nosotros y era el momento de aprender a ser fuertes, sin tener que depender de la bruta transformación en Ōzaru.
