Nueva Generación: Proyecto Cartago
Capítulo 5
Mientras iban dirección a la Ermita, los muchachos permanecieron en silencio, al igual que los adultos que estaban, aunque no había demasiada tensión en el aire. De hecho cuando Jeremy y Sissi se separaron para ir a por Herb, los demás se limitaron a despedirles con un suave gesto y, lejos de echarles una bronca ya estando a solas, simplemente siguieron andando hacia la casa de Aelita y Maya. Aunque sería esta primera la que rompería el silencio.
-¿Sabéis luchar en Lyoko?
Los menores la miraron entonces.
Ulrich sonrió de medio lado, recordando sus hazañas. De hecho su hija fue la que respondió.
-Nunca llegamos a usar nuestras habilidades especiales, nunca lo necesitamos de hecho… ç
La otra asintió un poco. Luego también sonrió de medio lado.
-Yo tenía unas alas, creadas ex profeso por Jeremy, podía atacar usando esferas de energía y con mi canto alterar el entorno. Ulrich podía correr a toda velocidad y tenía dos espadas, mientras Odd contaba con flechas láser que disparaba desde sus antebrazos, aunque si los cruzaba podía crear un escudo- este último suspiró, al menos no dijo que era un patético gato gigante…
Los niños la iban mirando con cada vez más entusiasmo.
-William contaba con una gran espada y podía transportarse usando el súper humo, y por último Yumi podía levantar objetos con su telekinesis, y tenía dos abanicos por armas. ¿Vosotros qué tenéis?- preguntó finalmente.
Se vio rodeada de los menores entonces, y que parecían más calmados entonces.
-Bueno, Hiro es un guerrero europeo y puede atacar con una espada bastante chula y defenderse con un escudo que sale del antebrazo de la mano libre. Ari es una ninja con una gran lanza que aparece desde su espalda, y JP es una especie de león que lanza esferas de fuego desde las manos. Yo solo tengo unos anillos que no sé para qué sirven… - comentó Maya.
Aelita sonrió.
-Lo sabremos pronto, aunque tendría que encontrar el viejo portátil de Jeremy… espero que estén entre los cacharros viejos, pero de no estar no sería un gran problema – murmuró.
Los muchachos la miraron con sorpresa.
-Él siempre llevaba ese aparato a todas partes, en caso de posible ataque de Xana era la única forma de saber si estaba pasando - comentó Odd entonces, con una sonrisa divertida.
Yumi asintió.
-Os daré una lección rápida de pelea cuerpo a cuerpo, la vamos a necesitar. ¿Puedo contar con vosotros?
Miró a Ulrich y William, que asintieron divertidos. Los adolescentes se comenzaron a preocupar
-¿C-cómo dices?- preguntó nerviosa Ariadna
Sabía que sus padres habían practicado artes marciales de jóvenes, de hecho aún practicaban, pero a ninguno de los hermanos les llamaba la atención.
-Lo que escuchas, guapa. Vamos a enseñaros a patear traseros, y no vamos a aceptar un no –
Cuando su padre se ponía autoritario no había demasiado que discutir, su palabra se volvía ley. Patrick ahogó una risa, pero tenía que comentar algo.
-Oye, yo tampoco sé pelear demasiado bien…-dijo- Aunque hice aikido no estuve mucho tiempo.
William le miró con una sonrisa divertida.
-Tranquilo, te enseñaré. Si aprendes tan rápido como corres, seguro que podremos hacer algo- le picó.
La verdad es que el hombre no estaba en su mejor condición física.
-Imbécil…- le gruñó Patrick, el otro se rio un poco y los niños se miraron sin entender.
Aelita se limitó a sonreír un poco, estaban ya cerca de la casa, y suspiró un poco.
-En fin, no os penséis que esto se solucionará fácilmente, no lo hará. Pero tampoco tiene sentido enfadarse ahora, el daño está hecho y tampoco sería conveniente castigaros, no ahora al menos. Como dije, os haréis cargo de vuestra responsabilidad en esto…
Se detuvo unos segundos entonces. Los menores bajaron el rostro
-¿Estáis de acuerdo, los demás?
No estaba mirando a los adolescentes, sino a sus padres, que asintieron ligeramente. Agradeciendo la complicidad de ellos, se limitó a seguir adelante, pero no se quedó callada en absoluto, siguiendo con su monólogo.
-En fin, espero poder contar con Herb, aunque si no lo hace lo entendería a decir verdad, sería pedirle demasiado… vamos a estar trabajando durante esta mañana y tarde, ¿quién se presenta voluntario para ir a por Laura?- preguntó.
Odd alzó el brazo entonces.
-Bien, Will, sería importante que vayas pensando algún tipo de excusa para que te den los explosivos, no ahora pero sí en unos "días".
Eso último lo dijo haciendo un gesto con las manos, mientras les guiñaba un ojo a los mayores, que se quedaron pensativos unos segundos, hasta que cayeron en la cuenta.
-¿Tiene algo que ver con un programa llamado Vuelta al pasado?- preguntó de pronto Maya.
Su madre asintió, y con cierta sorpresa la invitó a hablar.
-Es lo único que tendría sentido, que literalmente haga eso… pero dijisteis que no lo haríais antes, ¿no?- la adulta asintió en ese momento.
-Según nos diga Laura, hay una posibilidad de que se pueda hacer. De todas formas la quiero hacer en cualquier caso, necesitamos ese movimiento para ganar horas, aunque les demos una información al enemigo que asumo ya tienen- comentó ella.
Ulrich la miró con cierto interés entonces.
-Parecías conforme con esperar, al menos delante de Jeremy- la otra asintió.
-Ya, a veces discrepo con él, ya le convenceré a mi manera.
Esa pequeña broma pasó desapercibida entre los menores, no así con los adultos, que se limitaron a rodar los ojos. En ese sentido esos dos seguían siendo peores que los adolescentes… Desde el fatídico día del gimnasio esos dos se habían desatado, claro que a Ulrich y Yumi les pasó algo parecido pero desde el ataque a la piscina. Incluso Patrick sabía de aquel suceso pese a no conocer los detalles de porqué acabaron en esa situación, dio por hecho que les pilló en un momento de calentón y no pudieron esperar.
No tardaron demasiado en llegar hasta la Ermita, a la que entraron, yendo directamente hasta el salón, sentándose en torno a la mesa, mientras Aelita iba hacia el garaje. Allí, además del coche, tenían cajas y cajas de juguetes antiguos de Maya, los viejos apuntes de ambos, cacharros que ya no usaban pero querían conservar, antiguos electrodomésticos… y entre todo eso, tenían el viejo portátil de Jeremy. Este seguramente estaría entre los antiguos cachivaches del hombre, ella sabía bastante bien en qué caja estarían ya que tuvieron la buena idea de nombrar cada caja el día que se mudaron, pues durante años lo tuvieron todo desorganizado y durante el mes y pico que duró la mudanza se vieron negros para colocarlo todo.
-Aquí está… Con esto nos podremos conectar más deprisa…- murmuró.
Mientras ella estaba en esas su hija había subido ya a por su ordenador, lo desconectó de la luz y pretendía bajar con él por las escaleras, pero su madre la llamó con insistencia.
Suspirando lo dejó de nuevo en su sitio, lo reconectó, y bajo rauda hasta el salón, donde les vio en torno a la adulta, que ya tecleaba frente a un portátil que a ella y sus amigos le parecía una verdadera antigualla, mientras a los mayores les daba una sana nostalgia.
-¡Oye, se parece a la interfaz del súper ordenador!- saltó de pronto Hiroki.
Aelita sonrió ligeramente mientras tecleaba.
-Porque lo es, este portátil está directamente conectado a Lyoko, obviamente hay muchas cosas que no se pueden hacer, pero se puede trabajar bastante… lo malo es que tiene muchos años ya y Jeremy le dio mucha caña en su día, va muy lento…- gruñó.
Maya entonces habló.
-Desde mi sobremesa deberíamos poder trabajar mejor.
La adulta la miró unos segundos pero asintió. Fueron hasta el cuarto de la adolescente, y la mujer tenía que reconocer que desde ahí se hacían mejor las cosas. Sin embargo no dejó de usar el portátil, solo que lo tenía e un lateral como segunda pantalla, que revisaba de vez en cuando para asegurarse de algo, volviendo a teclear en el ordenador de su hija, llegando un momento hasta a tatarear, moviendo suavemente su cabeza, como si estuviera a solas totalmente. Tan centrada estaba que se sobresaltó un poco al oír la voz de Odd.
-Dice Sissi que llegan en media hora, con Herb… a ver… sí, que se nos une, ¡genial!- exclamó, revisando su móvil.
Aelita asintió, estirándose un poco.
-Maya, hija, tráeme un café anda. Y galletas- pidió.
Su hija asintió de inmediato y obediente fue a la cocina. Los demás fueron con ella, queriendo salir de ese ambiente algo tenso de sus padres. En cuanto se quedaron a solas, la mujer suspiró.
-¿En qué pensáis?- preguntó, separándose.
Yumi suspiró pesadamente.
-Por ahora salvarles… luego no les dejaré salir de casa hasta que sean mayores de edad- murmuró ella
Su amiga sonrió con ligera diversión. Odd intervino entonces
-Yo estoy deseando volver a Lyoko y salvar el mundo de nuevo… esta vez como adultos, y de verdad sabiendo qué sucede.
Ulrich asintió, entendiendo lo que decía. En buena medida pensaba así, cosa que rápidamente hizo saber.
-Lo he echado de menos durante este tiempo… y esta vez nos enfrentaremos a algo diferente a Xana, es un cambio- comentó.
Estaba algo nervioso. Pero prefería no mostrarlo ante los demás, no le gustaba que le vieran así, prefería tener una apariencia segura ante los demás, para que así estos también se sintieran seguros con él cerca. Era una función que ya en su día cumplía, le gustaba, y deseaba mantenerla.
William frunció algo el ceño, mientras se cruzaba de brazos.
-Yo preferiría que fuera Xana, al menos sabríamos como se portaría llegado el caso… pero obviamente pienso participar en esto también en el mundo virtual.
Los demás daban por hecho que él querría hacerlo, era entendible dado que durante una buena temporada, incluso ya derrotada la IA, se sentía mal con él mismo.
Aelita habló entonces, mientras se levantaba.
-Me alegra que nos queráis salvar el culo… no podría tener una familia mejor -les miró con cariño-. Gracias… de verdad, yo…
Fue cortada cuando William le colocó una mano en el hombro derecho, los demás se unieron rápidamente a ese gesto. Se separaron al oír volver a los adolescentes, que se encontraron con la situación igual que los dejaron antes: Aelita sentada frente al ordenador, y los demás en torno a ella, observándola trabajar en silencio… supusieron que, como ellos, estuvieron en silencio, limitándose a pensar sobre el asunto en la soledad de sus mentes.
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Jeremy y Sissi tomaron el coche de la segunda para ir hasta el trabajo de Herb. Era un turismo negro de gama media pero con más años que sus hijos, comprando por el padre de ella para que pudiera tener cierta independencia una vez sacada la carrera y con el puesto en Kadic casi asegurado. Tenía un suave olor a menta y piña por el ambientador que tenía en la parte del aire acondicionado, y aunque estaba bien cuidado se podía ver algún que otro detalle en la tapicería de comida caída o arañazos de cuando ella y Odd se lo pasaban demasiado bien durante su juventud.
-Pareces nostálgico, Jeremy- comentó ella.
Mientras arrancaba, el otro suspiró y sonrió de medio lado.
-Piensa que todo esto fue una parte de mi juventud temprana… me cambió la vida.
Ella podía entender ese sentimiento. Pero no se podía quitar una idea de la cabeza.
-¿De verdad crees que Laura nos podrá ayudar? Siempre fue una loba solitaria, incluso estando en nuestro grupo iba muy por libre.
Entendiendo por dónde iba, él asintió.
-Ella puede ser muchas cosas, pero es alguien de palabra. Y hará todo lo que pueda por echarnos una mano… otra cosa es que llegado el momento se quiera arriesgar o no…
Sissi asintió, iba conduciendo ya hacia la salida. La mujer tamborileó en el volante
-Y por es vendrá, ¿verdad? Para que puedas saber si se puede confiar en ella hasta ese nivel.
Sin embargo él negó.
-Ella vendría igualmente, pero llevas razón en que aprovecharé ese momento para saber a qué atenerme con ella. De paso puede que hasta se pueda solucionar algo con Patrick…- comentó.
La mujer asintió, entraron a la circulación de la calle y ella condujo suavemente a lo largo de las calles de la ciudad, yendo directa hacia donde trabajaba Herb.
Durante ese rato el hombre estuvo pensando cómo explicarle todo al otro, aunque ella lo tenía bastante claro.
-¿Podría hablar yo con él? Creo que sería más sencillo para mí explicárselo que a ti, te noto algo indeciso- comentó.
Aunque tenían buena relación Jeremy tenía sus dudas que el otro pudiera llegar a creer según qué cosas. Por otro lado estaría allí Sissi, y que evidentemente sostendría la misma postura que Jeremy, que se sorprendió por la petición de la otra, que aceptó de buen grado. Él por tanto sería un mero apoyo a la mujer, que tomaría las riendas de aquello. Este suspiró.
-¿Y cuál es el verdadero motivo?- preguntó.
La mujer sonrió de medio lado, frenó el vehículo para detenerse frente a un semáforo.
-Herb siempre te ha tenido cierta envidia, al principio era insana y quería hundirte, pero con los años pasó a la admiración -el otro asentía-. Aun así a día de hoy sigue teniendo algo de sensación de inferioridad con respecto a ti, y si se entera por tu boca de todo esto… puede que le cueste más asumirla si soy yo quien lo hace- explicó.
Sissi suspiró pesadamente, y siguió.
-Además, cuando reconoció que lo que sentía por ti era más que solo esa admiración…
El otro se limitó a mirar por la ventana con cierto nerviosismo. Aquello fue ya después de vencer en Lyoko, años después de hecho. Al parecer no comenzó a sentir nada hasta que se acercaron más, que fue precisamente cuando se incorporó Sissi, y aunque su relación con Aelita era por todos conocida, el otro no pudo no envalentonarse y decirle la verdad al otro, aun sabiendo que no serviría de nada.
Por suerte no llegó a pasar nada ni su amistad se resintió, cosa que alegró al rubio.
-Llevas razón, puede que ni tuviera que haber venido…- comentó.
Sin embargo, la mujer negó.
-Ya sabes que querrá los detalles técnicos, y esos solo tú se los puedes dar… por cierto, voy a llamarle para avisarle.
El otro asintió, ella se limitó a tocar los botones del volante, moviéndose por la interfaz de la pantalla táctil del vehículo. Él respondió a los pocos tonos.
-Hola Herb, estaremos allí en… ¿5 minutos? Ve bajando anda- pidió ella.
Oyeron la suave respiración del otro.
-Vale, ahora iré. Ya puede ser importante para que vengáis con tanta prisa…- comentó, momento en que colgó.
Los otros dos suspiraron, ojalá no tener que ir con esas prisas…. Efectivamente tardaron apenas unos minutos en llegar, la mujer aparcó el coche en una calle lateral a la avenida en la que estaba el edificio en la que el otro trabajaba, y que esperaba en la entrada junto a varios compañeros, charlando. Con el paso de los años pasó a ser bastante alto, delgado y con barba corta bien arreglada, así como su pelo, que lo llevaba corto.
No tenía gafas, en su momento se operó de la vista, debían reconocer que si bien no era un súper modelo había mejorado bastante su aspecto. Sissí fue la primera en saludar.
-¡Herb! ¿Qué tal?- preguntó.
El aludido se giró al oír a Sissi, sonriendo. Le estrechó la mano a Jeremy y a la mujer le dio un par de besos en las mejillas.
-Bien, ¿vosotros? Vamos a un bar aquí cerca, allí podremos hablar más tranquilamente- comentó.
Los otros dos se miraron, era mejor que estuvieran sentados cuando se enterara. Jeremy fue el primero en hablar.
-Mejor, va a ser largo, ¿podrías incluso pedir el día libre?
Esas palabras le hicieron girarse con cierta sorpresa.
-Entiendo… sí, podría hacerlo. ¿Tiene algo que ver con los críos?- preguntó.
Cuando los otros asintieron él frunció el ceño, ¿en qué lío se habrán metido para que le necesiten a él, que ni policía era…? Se limitaron a entrar en el local, y una vez pidieron algo – solo Herb, pues los otros dos no parecían con cuerpo para nada, cosa que le puso en alerta – sería Sissi la que le comenzara a explicar la situación.
-Efectivamente, los niños están en un problema. ¿Recuerdas la fábrica al lado de Kadic? La abandonada, a la que ibas con Jer para vuestros cachivaches?
El otro sonrió suavemente y asintió, estaba apoyado en la mesa y la miraba atentamente. Jeremy estaba apoyado en el respaldo de su silla, con las manos en la mesa, la mujer también estaba apoyada en la mesa.
-Pues… al parecer todo este tiempo guardaba un secreto. Un gran súper ordenador se alojaba en lo más profundo, y el grupo de Jeremy lo estuvo usando durante años para luchar contra una… ¿IA? Llamada Xana, bastante peligrosa.
Herb se rio un poco, mientras negaba un poco, con la cabeza gacha. Ella, en cambio, mantuvo su rostro serio.
-Es en serio, Herb. Los niños descubrieron el mundo virtual de su interior, y han estado jugando en su interior -este escuchaba con atención-. En principio eso no sería peligroso, pero usaron un submarino virtual para viajar por el mar digital, y en su primer viaje dieron con Cartago, otro mundo virtual y un programa de espionaje que fue el motivo del nacimiento de Xana en primer lugar.
Al principio pensaba que era una broma, pero ahora…
-El caso es que va a venir Laura a ayudarnos, o eso creemos. Hay que hacer algo para, primero proteger a nuestras familias, y segundo acabar con ese proyecto. Jeremy…. Sería capaz de decirte más sobre lo que va.
Este asintió. Miró a su amigo a los ojos, y suspiró pesadamente. No habló hasta que el camarero, que estaba al lado, le dejó el café al otro para que bebiera.
-Cartago nació en los años 80 como un proyecto secreto para espionaje a la Unión Soviética en Estados Unidos. El padre de Aelita estuvo involucrado, de hecho allí conoció a su madre, y lo más seguro es que ella nació mientras sus padres aún estaban allí.
Eso al otro no le cuadraba, pero el otro le pidió que esperara.
-Cuando se enteraron de lo que implicaba, del poder que obtendría una super potencia como lo es Estados Unidos, y de la hegemonía que ganaría sumada a la que ya de por sí tenía, decidieron desertar y huyeron hasta Europa, a Suiza, de donde era el padre de Aelita. Allí pretendieron vivir en paz, pero los militares no estuvieron de acuerdo con eso, y les persiguieron.
Suspiró entonces, era la tercera vez que contaba la historia en menos de seis horas y era duro…
-Secuestraron a la madre y amenazaron al padre, todo delante de una Aelita que tendría… tres años entonces. Pero él no se iba a dejar amedrentar, así que compró una pequeña fábrica al lado de París, y un pequeño terreno a su lado aprovechando que por aquel entonces, con la crisis del petróleo, todo era bastante más barato que en condiciones normales -miró a Herb a los ojos, seguía tranquilo-. Trabajó en Kadic y, a la vez, en el súper ordenador que te explicó Sissi, todo con el objetivo de acabar con Cartago.
El otro seguía con el rostro calmado, pensativo y analizando cada palabra. Jeremy no pudo sentir más que envidia por su templanza, pero se limitó a seguir.
-Tardó unos diez años en lograr construir el ordenador y programar a Xana, la IA que serviría como escudo para él y su hija, el ángel guardián de su mundo, Lyoko… pero esta se les volvió en contra, en su lógica si Cartago debía ser destruido por el bien de la humanidad, y como es dañina para sí misma, ambos dos debían ser erradicados… ante esa amenaza, lo apagó todo, no volvió a ser encendido hasta que un 9 de Octubre de 2004 un joven estudiante de Kadic descubrió sus secretos.
Se señaló a sí mismo. Herb le dio un largo trago a su café, tragando lentamente y preguntándose muchas cosas, pero una era le especialmente importante.
-Si todo esto es verdad, si realmente nos vamos a enfrentar a una parte de la inteligencia americana… ¿cómo esperáis que os pueda ayudar? No soy más que un informático del ayuntamiento de un pequeño municipio francés… -murmuró.
Era bueno, bastante de hecho, pero… esa gente debía ser infinitamente mejor. Jeremy sonrió de medio lado.
-Tú no te acuerdas, pero lograste superar las defensas de mi ordenador un día, mientras intentabas con Sissi acceder a mis archivos a la fuerza, hace años…
Se rasco la nuca recordando el suceso. Al ver sus caras de sorpresa se explicó. (1)
-Usasteis a Patrick para entrar a mi cuarto y acceder a mi ordenador, se estaba ejecutando el programa del Skidbladnir y lo cerraste en el peor momento dado que querías revisar mis archivos… casi nos pilláis ese día.
Los otros dos se miraron sin entender, claro que había muchas cosas que eran difíciles de creer en toda esa historia… y sin embargo era real.
-En fin, siempre has sido increíblemente bueno con los ordenadores, y… me gustaría confiarte una misión fundamental: que nos guíes mientras estemos en el mundo virtual, serás mis ojos y oídos en tierra.
El otro se sorprendió por esa información, así como Sissi, que daba por hecho que el otro se quedaría precisamente a los mandos bajo esa premisa. Por ello le preguntó.
-¿No deberías ser tú el que lo haga? Tienes más experiencia, eras tú su líder, ¿no?
A eso Jeremy asintió, pero procedió a explicar su razonamiento.
-Efectivamente, pero a mí me van a atacar, a todos. Nosotros somos los padres, y a nada que indaguen empezaran a ver fallos en la información de Aelita -eso tenía sentido-. Además, ya en su día creyeron que yo había comprado material nuclear y me investigaron desde el gobierno lo pueden saber todo en horas. Con Herb esto no sucede, para ellos él sería solo un amigo, alguien totalmente inocuo que se sentirá sorprendido por toda esta revelación… y aquí jugaré nuestra baza.
Herb se limitó a suspirar un poco.
-Entiendo… al final sí que tendré que pedir el día libre, me deben varios así que los tomaré ahora.
Saco su móvil. Sissi le sonrió, agradecida por esa acción, que estaba bastante sorprendida de que reuniera el valor para ello. Jeremy en cambio no le era tan sorprendente, al final se conocían desde hace más de 25 años de forma muy profunda, y estaban bastante cerca todos.
Hicieron bastante bien en mantener una amistad todo ese tiempo, y ahora que se necesitaban, valoraba que el otro quisiera echar una mano en la medida de sus posibilidades. Herb entonces habló de nuevo.
-Por cierto, ¿quiénes sabemos sobre esto?
Jeremy entonces alzó el brazo para que el camarero les atendiera, ya estando más tranquilo sí le apetecía tomarse algo. Sissi le respondió.
-Los del grupo y los niños. Bueno, y Laura, que ya digo esperemos que se porte.
Herb asintió, dio unos golpecitos en la mesa y encaró a Jeremy.
-Bien, mejor. ¿Qué sistema operativo usa.
En ese momento Sissi comprendió que ella poco podría aportar, pero desde luego su labor ya estaba hecha. Aprovechado que el camarero llegó ella también pidió su bebida, y se limitó dejarles hablar de cuestiones técnicas de las que ella no tenía ni idea, mientras mandaba un mensaje a los demás confirmando la adhesión de Herb, era la primera pequeña victoria en esa gran cruzada que iban a llevar a cabo…
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Una hora más tarde los tres ya iban camino a la Ermita, donde esperaban los demás. Aelita seguía trabajando en el ordenador de su hija, y el resto se encontraban en torno a ella, bien atendiendo o hablando entre ellos tranquilamente. Escucharon cómo la puerta se abría y que subían Jeremy junto a Herb y Sissi, que saludaron a los presentes según llegaban. El segundo se colocó junto a Aelita casi de inmediato y la escuchó hablar atento, colocándose de cuclillas a su lado.
Sissi miró su reloj y habló entonces.
-Pues mientras ellos están a trabajando con el superordenador nosotros vamos a ir haciendo la comida, venga.
Eran las once del medio día y eran bastante gente, seguramente Aelita no hubiera cocinado tanto y tenían que planificar bastante. Entre otras cosas que Jeremy les explicara cuales eran sus planes respecto a la fábrica y a qué harían para detener a Cartago. De hecho él se quedó con su mujer y con Herb trabajando, dejando que los demás anduvieran por la cocina haciendo cosas. Estaban en una misión de alto riesgo pero debían tomar fuerzas antes.
Cuando estuvieron a solas los tres, Aelita suspiró ligeramente.
-Me alegra tenerte aquí, Herb, de verdad.
El otro asintió.
-No las des… Fue Sissi la que me explicó todo, Jeremy ya me dio las cuestiones técnicas.
El aludido se rascó algo la nuca. Aelita se limitó a sonreír.
-Tenemos que hablar, por cierto. Creo que tendríamos que lanzar una vuelta al pasado cuanto antes.
El otro la miró, pensativo, pero Herb no entendía.
-¿Es un programa de este súper ordenador?
Jeremy asintió
-Pero no sé si deberíamos hacerlo, no hasta que no tengamos delante a Laura. Ella vendrá en unas pocas horas, en cuanto podamos le preguntamos de tal forma que saquemos información sin darle demasiado a ella -comentó-. Lo prometo, de hecho puedes quedarte tú en la fábrica, te daría la luz verde por mensaje.
La mujer asintió, pensativa, pero volvió a intervenir.
-¿Cómo puedo saber que lo harás?
Herb sonreía de medio lado ante aquella "discusión". Jeremy le respondió.
-¿Cuándo te he fallado? -preguntó él- Piénsalo, si de todas formas lo vas a hacer, ¿qué importa esperar tres horas? Si aún no se han lanzado por nosotros es porque no saben nada, y de todas formas esto sucedió hace cuatro, aún nos quedarían dieciocho de margen, y ella llegará en tres.
Ella se rio algo.
-Qué bien me conoces…
Se giró y le miró a los ojos, mientras mordía suavemente la comisura de su labio, los otros dos lo vieron. Herb se levantó.
-Os dejo, os veo demasiado románticos…
Comentó con cierto deje de diversión. Los otros dos se limitaron a agradecerle con la mirada su salida, acercándose algo más.
Dejándoles en su intimidad, el hombre bajó hasta la cocina, donde William ya estaba saliendo por la puerta con los adolescentes con la intención de ir hasta un centro comercial a comprar macarrones, queso, carne, y algo de tomate. Aunque los Belpois tenían, necesitarían más, y mientras Sissi, Yumi y Ulrich estarían preparando la salsa, que tardaría bastante pues tendrían que hacer bastante. Y seguramente usarían buena parte de lo que compraría William, aunque tenían tiempo.
Herb suspiró un poco.
-¿Tengo que echaros una mano con algo?
Vio que Odd salía de la cocina con unas cervezas, de hecho le tendió una, sonriente.
-Relájate tío, en un par de horas pondremos la mesa, pero por ahora nos tomaremos algo.
Herb asintió y se limitó a seguirle, yendo así al salón.
-He oído que vendrá Laura, ¿a qué hora y quién irá a por ella?
El otro miró el reloj de su móvil antes de responder.
-Podemos ir nosotros, llegará para la hora de comer.
Herb se limitó a abrir la lata y se limitó a sentarse en el sofá mientras Odd hacía lo propio y encendía la televisión, recostándose un poco.
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Las horas pasaron lentamente para el grupo de Laura, para el que el vuelo le fue eterno. Solo se despertaron un poco cuando hicieron en las escalas, primero en Nueva York y luego en Lisboa, yendo por la terminal donde su vuelo había aterrizado, e ir hasta el punto de despegue del siguiente, siempre detrás de las azafatas de la compañía, y que les llevaban en las diferentes direcciones que tenían que seguir. Como ya habían decidido todo lo que se tenía que comentar se limitaron a intentar dormir y descansar, o al menos intentarlo, mientras las horas de vuelo se pegaban a sus huesos, maldiciendo a esos niños por vivir tan sumamente lejos.
Durante ese tiempo, sin embargo, Laura se mantuvo en contacto con el teniente Connor, que demostraba la impaciencia que le caracterizaba preguntando cada dos horas cómo iba el viaje y a qué hora llegarían, respondiendo ella siempre con un simple Todo bien, llegaremos a la hora prevista. En una de esas veces, mientras viajaban por los cielos de Estados Unidos, avisó a Jeremy que llegarían a medio día hora de ellos, recibió un simple ok a modo de respuesta, limitando así las interacciones al mínimo. Lo que tuvieran que hablar lo harían cara a cara.
Con esos ánimos se dejaron dormir todo lo que pudieron hasta que finalmente aterrizaron en París. Abigail, en el asiento de en medio, se despertó de sopetón cuando Laura le dio un pellizco en el estómago, mientras Yao también se desperezaba al notar el movimiento de la otra, incorporándose y acariciándose algo los ojos para quitarse de alguna forma el sueño.
-Venga, vamos. Nos deben estar esperando…
Mientras se levantaba se estiró un poco. El vuelo iba a la mitad, así que no tendrían que esperar demasiado para salir.
La mujer se limitó a coger las cosas del hueco de la parte superior, y les entregó sus bultos a los más jóvenes, que los tomaron y se los colocaron al hombro. Media hora más tarde ya descendían del avión e iban a aduanas, donde les hicieron un control rutinario de revisión de equipaje, y al no ver nada raro simplemente les dejaron pasar, seguramente al ver sus pasaportes vieron que había que dejarles pasar con especial rapidez, ventajas de ser de la inteligencia americana… en todo caso cuarenta y cinco minutos después de bajar, cerca de las 15, paseaban ya por el aeropuerto de París, ya dirección a la salida, donde Laura vio a dos personas que reconocería en cualquier lado.
-Abi, Yao, os presento a Odd dela Robbia y a Herb Pichón.
Les señaló entonces, estaban mirando dirección a donde ellos estaban, en cuanto la divisaron la saludaron con la mano.
Mientras se acercaban comprobó que el tiempo no había pasado por el rubio, mientras Herb seguía delgado pero estaba hecho un pincel, se notaba que desde joven era él el que se sacaba las castañas del fuego. Abigail sonrió un poco.
-Pues Odd no está malo, una pena que esté casado…
La otra la miró con una ceja alzada y Yao rodó los ojos, mientras se recolocaba al hombro su mochila. En cuanto se encontraron el rubio fue a abrazar a la otra, que se dejó hacer, mientras Herb se limitaba a darle un par de besos a Abigail y a estrecharle la mano a Yao. Odd habló al oído de ella
-Te eché de menos…
Laura se limitó a acariciar su espalda, mientras una suave sonrisa se dibujaba en el rostro.
-Y yo a vosotros… Herb, ¿qué tal?
En cuanto se separó del rubio fue a abrazar al otro, que se dejó hacer. Odd rebuscó por sus llaves y habló.
-Bien, bien… ¿nos vamos ya?
En ese momento le miraron, estaba señalando hacia atrás, dirección a la salida.
Con un asentimiento general anduvieron en esa dirección, no llegaron a comentar nada más allá de cómo fue el viaje, si estaban cansados y demás, hasta que llegaron al coche. Allí no hizo falta que Laura dijera nada, Odd comenzó a hablar.
-Maya, JP, Hiroki y Ariadna fueron hasta vuestra base usando un submarino digital llamado Skidbladnir, me parece que de no ser por vosotros ahora estaríamos MUY jodidos.
Él conducía, con Herb de copiloto, y los otros tres detrás. Laura iba en medio, para responder se echó hacia adelante, apoyando una mano en el asiento de adelante a su izquierda.
-Y lo estáis, pero logré convencer a nuestros jefes para que solo viniéramos nosotros. Pero vamos a necesitar de una excusa muy buena para poder convencerles de que no sois peligrosos…
Odd suspiró un poco, ya iban dirección a la Ermita.
-Bueno, ¿y qué te cuentas, Lau? Hace años que no nos vemos.
Ella le miró con sorpresa.
-Pues… bien, trabajando mucho en Cartago, junto a estos dos, ¿vosotros?
Tenía claro que daría cuentas, pero supuso que con todos delante. Herb fue el primero
-Pues no me quejo, aunque sigo solo pero muy a gusto- comentó, mirando por la ventana-. De hecho llegaste a conocer a mi última pareja.
Laura solo se rio algo, pero Odd no le dio tiempo a demasiado
-Yo sigo con Sissi, ella tan estresada por Kadic como siempre, y yo pasándomelo pipa con los chavales cuando hacen alguna trastada.
Tamborileaba en el volante con el índice y el corazón al ritmo de la suave música de la radio. Fue entonces que miró por el retrovisor a los dos jóvenes, cuando notó eso Laura habló.
-Como dije ellos vienen conmigo, aunque no soy su jefa. Pero son de fiar, lo prometo. Son un poco mis hijos, sobre todo esta.
Miró a Abigail, que se limitaba a tener apoyada la cabeza en el cristal a su izquierda.
-Sí, sí… ya te gustaría…
La aludida sonrió un poco y se limitaron a permanecer en silencio, hasta que se acercaron a la zona de Kadic, momento en que Laura se puso nostálgica.
-Increíble… Está todo tal cual lo recordaba…- murmuraba con una sonrisa- ¡Qué recuerdos!-
Odd sonrió al verla así, mientras los más jóvenes se sorprendían de verla así, pues de normal era bastante más seria.
-Peor será cuando veas en carne y hueso a los niños -comentó-, te vas a sentir vieja de golpe.
Ella suspiró un poco.
-¿Están muy mayores, verdad? -preguntó, estirándose. Odd asintió.
-Cada día más altos, en un par de años Hiro le sacará una cabeza a su madre -bromeó.
Los demás suspiraron simplemente, Laura asintió con cierta satisfacción.
-Me hubiera gustado tener uno de esos, pero… -bajó el rostro, algo apesadumbrada- Supongo que simplemente las cosas no se dieron.
Odd se limitó a conducir en silencio, solo la suave música de la radio rompía el silencio, que se había tornado algo pesado y denso por la última revelación de ella. En todo caso ahora tendría que enfrentarse a algo peor que sus deseos no cumplidos de ser madre, y es que en breve tendría delante de nuevo a aquellos que consideraba una familia. En cuanto llegaron y se bajaron, el suave olor a la comida les llegó a la nariz, y sus estómagos rugieron por primera vez por la falta de alimento en todo el viaje, apenas unas patatas fritas y agua fue lo que les entró al cuerpo en todo ese tiempo.
-¡Buah, que bien huele! -exclamó Odd, yendo directo y sin llegar a cerrar el coche.
Los demás se limitaron en ir tras él, y el murmullo que ya se escuchaba fuera aumentó bastante, se notaba que bastantes personas estaban allí. Laura reconoció en seguida las voces de los adultos y una sonrisa de nostalgia apareció en su rostro, fue directa a la cocina y allí vio a Yumi, Sissi y Ulrich. Dejó caer su mochila al suelo y fue a abrazarles, siendo bienvenida en los brazos de él. Por su parte los otros dos habían ido al salón, donde William terminaba de colocar las cosas.
-¿Y vosotros sois…? -preguntó, alargando la mano para estrechársela a Yao.
Este la tomó.
-Yao Ikari, ella es Abigail Smith -explicó-. ¿Usted? -preguntó. El aludido sonrió.
-William Dunbar, sentaos por favor -pidió, ya oía los medio llantos de la cocina.
En cuanto llegó fue recibido por Laura, que se tiró a él prácticamente. La siempre estoica mujer desde luego les había echado de menos… Mientras, los demás ya iban al comedor, disponiéndose en torno a la mesa, para momentos después que fueran los adolescentes los que bajaran. El único adulto que no la recibió así fue Patrick, que en todo momento se mantuvo alejado de ella, aunque la saludó con la mano, ella podía entender eso.
-¿Y Aelita? -preguntó entonces- Me sorprende no verla por aquí.
Ya se estaban sentando a la mesa.
-Está fuera, ha ido a ponerle gasolina a nuestro coche por si acaso -comentó Jeremy.
Eso a ella le era lógico, no se fijó en el de Odd pero supuso que harían algo similar.
-Mejor, porque puede que tengamos que correr- explicó. -He podido pararles por ahora, pero seguramente tengamos que irnos.
Ella procedió a explicar.
-Cartago servirá como programa para espionaje, pero no es la única parte- comentó-. Estamos construyendo otro submarino virtual para poder ir nosotros mismos a investigar en los ordenadores enemigos, seríamos indetectables.
Jeremy se quedó blanco.
-Pensadlo, no seríamos un programa y un antivirus no nos podría hacer nada- les dijo-, de hecho nosotros sí podríamos destruirlos, más con la ayuda de Cartago.
Mientras ella hablaba iban sirviendo los platos.
-Por eso pude saber que eran vuestros hijos, yo… Os vi en ellos- se estiró en su sitio.
Yao intervino entones.
-Usamos escáneres, supongo que vosotros también- comenzó-, aunque solo nosotros somos los que entramos, nadie más está capacitado para ello, aunque no somos el único equipo.
Recibió su plato, y continuó.
-El caso es que usamos los planos de un antiguo científico que trabajó con ellos- explicó-, pero no sabemos su nombre.
Jeremy vio entonces su oportunidad.
-Diría que nosotros sí- eso hizo que los demás le miraran con interés-. El padre de Aelita, Waldo Schaeffer.
Laura frunció un poco el ceño.
-Es posible, sí… Pero aquello sucedió en los ochenta- el rubio sonrió de medio lado.
-Hay muchas cosas que aún no sabéis- dijo, divertido-. Ahora os lo explicaré todo.
Sacó su móvil, mandó un mensaje rápido, y lo guardó de nuevo.
-Mi plan es sencillo- dijo, dejando los cubiertos a un lado-, os vamos a escanear en nuestros escáneres y en seguida lanzaremos una vuelta al pasado, vosotros volveréis a donde estabais hace 24 horas desde ese momento.
Laura, Abigail y Yao no daban crédito a lo que escuchaban, pero el otro no había terminado.
-Será entonces que nosotros actuaremos desde aquí mientras vosotros hacéis lo mismo, siempre coordinados para poder prepararnos y así derrotar a Cartago de un solo golpe- explicó-. Calculo que tras una semana de trabajo podremos simular de nuevo este "incidente", momento en que haremos lo siguiente.
Miró a William con una sonrisa divertida.
-Tú pondrás cargas explosivas en nuestra fábrica mientras los niños hacen como que os encuentran de casualidad, vosotros haréis lo mismo que hoy, y cuando estéis aquí tiraremos la fábrica abajo. Eso nos debería dar una buena cortina de humo- explicó.
Luego miró a los demás adultos.
-Iremos todos, incluyéndome, a Lyoko -en ese momento su vista pasó a Herb-. Sólo tú te quedarás aquí, manejando el súper ordenador. Entrenarás a lo largo de la semana cómo usarlo.
Fue entonces que Ulrich intervino.
-¿Y los niños, también vendrán? -preguntó.
A eso Jeremy asintió.
-Sí, también ellos -señaló a Laura-. De hecho serán clave para la siguiente parte, pues nos servirán a modo de infiltración en Cartago.
Disfrutaba viendo la sorpresa patente en el rostro de los demás.
-Usando nuestro Skid, que modificaré, dirán que nos han eliminado y que lo de la fábrica fue un daño colateral, también dirán que Lyoko ya no es peligroso y que vuelven a casa -comprobó que varios de ellos entendían sus palabras-. Para cuando se den cuenta estaremos ya en la cocina de Cartago, y podremos atacar de la misma forma que vosotros planeabais hacer con vuestros enemigos.
El silencio reinó entonces, incluso los adolescentes habían dejado de hacer ruido, ya ni masticaban la comida.
-Por eso me casé contigo, tus planes maestros -Aelita entró por la puerta en ese instante-. Debo reconocer que al final tenías razón…
El aludido asintió un poco.
-Intentaste convencerme, pero no te funcionó -una sonrisa apareció en su rostro-. Prometo compensarte cuando todo acabe.
Odd se empezó a reír mientras Patrick miraba a otro lado, William no daba crédito, y Ulrich y Yumi se limitaban a seguir comiendo. Laura por un momento sintió algo de celos pero se supo controlar, mientras Herb se levantaba y se ponía más comida en su plato. Adriana intervino.
-¿Compensar?
Su madre suspiró.
-Cosas de mayores, no lo entenderías -respondió simplemente-, y come anda, que se te va a enfriar.
Abigail y Yao se miraron, desde luego era un grupo bastante peculiar… Aelita se sentó en el hueco libre que quedaba y les acompañó, limitándose a beber un poco de agua junto a los demás. En ese momento Laura comprendió que ella debía venir de algún sitio importante pues había comido antes de salir, eso le sorprendió. Puede que fuera a la fábrica, pero no tenía forma de comprobarlo, carecía de las pruebas para ello.
-¿Y para qué nos tenemos que escanear, por cierto? -preguntó entonces Yao- Entiendo que para ahorrarnos luego tiempo a la hora de virtualizarnos llegado el momento.
Sin embargo, Jeremy negó.
-Es para que no os afecte la vuelta al pasado -explicó-. Haremos lo mismo con Sissi y Herb, son los únicos además de vosotros que aún no pasaron por el proceso.
Ulrich intervino entonces.
-Creo que, además de vosotros trabajar en el Skid y que ellos -señaló al grupo de tres- estén en Cartago, nosotros deberíamos entrenar en Lyoko.
William asintió.
-Sin duda, si vamos a luchar en un mundo virtual cuanto antes nos acostumbremos mejor.
Yumi sonrió de medio lado.
-Me parece bien, así le enseñaré a Ari como patear vuestros culos -la aludida la miró con sorpresa-. De paso podremos enseñaros un par de trucos…
Odd comenzó a hablar pero al tener la boca llena no se le entendió nada. Cuando tragó volvió a hablar.
-Espero, Jeremy, que esta vez me hagas un mejor traje -el aludido rodó los ojos-. ¡No pienso seguir siendo un maldito gato!
JP saltó entonces.
-¡Lo sabía! ¡Sabía que no podía ser el único pringao con un traje estúpido!
Las risas pasaron a través de la mesa, relajando el ambiente casi de inmediato. A partir de ahí la atmósfera general pasó de una más o menos nerviosa al ambiente familiar que normalmente se viviría, incluso Abigail y Yao se sentían bastante integrados, dejándose "mimar" por Aelita, y que actuó como anfitriona junto a Jeremy. La sobremesa, sin embargo, no se alargó mucho más, apenas media hora más tarde ya habían recogido todo.
Tras ordenarlo todo se dirigieron hacia la fábrica para poder comenzar con la primera parte de su plan, durante el trayecto Laura observó los alrededores mientras pensaba en todas las veces que había estado por allí, tonteando con Patrick… observó que este se encontraba al otro lado del grupo, le gustaría poder hablar con él en algún momento. A su lado, William le habló.
-Si lo vas a hacer, hazlo desde la verdad -comentó-. Él lo pasó mal, ve con cuidado.
Ella suspiró, mientras asentía un poco. Se habían hecho bastante daño entre ellos, y eso le había jodido bastante. Pensaba en ello cuando llegaron, finalmente, al edificio. Había llegado el momento de la verdad, miró a sus lados. Yao y Abigail parecían nerviosos, moviendo sus manos un poco y sudando ligeramente en frío… Pero estaban ahí, demostrando su lealtad hacia ella. Eso le parecía muy bello por su parte, se la estaban jugando por ella, no podía pedir nada más de ellos.
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(1) Sucede en el capítulo 88, en el capítulo en el que se introduce a Patrick.
Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Aelita's Nature, y que se encuentra en el pasado de la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.
Bien, ¿Qué os parece? ¿Os gusta? Como siempre, comentad, decid que os gusta y que no etc... Para acabar, me despido, hasta la próxima, y que la inspiración os acompañe. Código Lyoko ni ninguno de sus personajes me pertenece.
