Como siempre, recordarles que la historia es propiedad de Kelly Oram y yo solo la adapto para nuestra diversión
CAPÍITULO 4: Los Comentarios
Alice estaba tan molesta por el hecho de haberse ido del club humillada por su banda favorita que siguió quejándose de ello al día siguiente. Incluso me acompañó al trabajo porque todavía no se lo había sacado todo de su sistema durante las horas escolares.
Trabajo en una joyería del centro comercial. Puesto que no somos una de esas tiendas de renombre, es bastante tranquila. Lo que era una suerte para Alice, porque así podía seguir llorando por su precioso Jasper, y yo no tendría ninguna razón para ignorarla.
—Quité el póster —dijo tristemente cuando había aparecido.
No podía compartir su depresión, sin embargo, porque me trajo un batido del patio de comidas. —Lo colgarás de nuevo a finales de esta semana. Sabes que lo harás.
—Nop. Lo quemé. Quiero decir, ¿qué clase de nombre es Tralse para una banda, de todos modos? ¿Verdadero y falso al mismo tiempo? No puedo creer que pensase que era inteligente. —Alice tomó un largo trago de su propio batido—. Pensé que estábamos tan bien. Jasper era tan dulce, ¡y luego estaban tú y Edward! ¿Podemos decir mucha química?
—¿Química?
—Ni siquiera trates de negarlo, Bella. Prácticamente tenían juegos sexuales con palabras.
—Estás enferma. No lo hacíamos.
—Eran demasiado. Estaban a un puñado de insultos de combustionar.
Me eché a reír. —No lo creo.
—Hasta que lo arruinó, lo estabas —insistió Alice. Luego se enfadó otra vez—. Podría haber dicho que no. ¿Por qué tuvo que ser tan snob sobre ello? Ugh, ahora nunca tendré otra oportunidad con Jasper.
—Eso es lo mejor de todos modos, Alice. Es muy poco saludable salir con estrellas de rock.
—Tienes toda la razón, B. Renunciaré a mis formas de groupie y encontraré a un buen chico normal del que enamorarme.
Simplemente sonreí a mi mejor amiga y continué bebiendo de mi batido. Parte de mí deseaba que Alice fuera en serio, pero otra gran parte sabía que nunca dejaría de ser una groupie. Es lo que es, y lo creas o no, es una de las cosas que más me gustan de ella.
—Lo digo en serio —dijo Alice—. ¿Sabes lo que necesitamos hacer? Una lista de candidatos a novio ideal, y luego crear un plan para engancharlos la próxima semana.
—Me alegro de que te estés entregando a esta nueva página, A, ¿pero has olvidado que arruiné cualquier oportunidad de conseguir que alguien salga conmigo nunca más? Paria social, ¿recuerdas?
—Dios mío, Isabella —interrumpió mi jefa Sue—. Eso es exactamente una cosa que decir sobre ti misma.
Sue está en sus sesenta. Tiene este estándar corte de pelo de anciana de una gigante bola de algodón cubriéndole la cabeza como un casco, y continúa hablando como si viviera en una comedia de enredos de la década de los sesenta, pero es genial. Su marido murió hace unos años; y puesto que llevo trabajando para ella durante tanto tiempo, me ha adoptado más o menos como su única familia. Es algo así como tener una abuela extra.
—Es verdad —la dije—. Tengo 64.328 visitas en YouTube que lo demuestran.
—¿Qué es un YouTube, cariño?
—No importa —suspiré. Tratar de explicarle la tecnología a Sue era tan inútil como tratar de encontrarle a una pronunciada virgen un novio.
—¿Qué sobre Eric Kwan? —preguntó Alice, sacándome de mi fiesta de compasión interna.
—¿Qué sobre él?
—Bueno, él no cree que seas una paria social. Además, es algo lindo, y el presidente de la clase senior, así que es bastante popular.
Me reí. —No puedo salir con Eric. Somos compañeros de candidatura. ¿Cómo de raro hubiera sido si John McCain y Sarah Palin se hubieran extrañamente juntado? Además, en cierta forma Eric es como mi jefe.
—¿Y? Eso es completamente escandaloso. Si tú y Eric salieran juntos le darían a la escuela algo nuevo de lo que hablar. Mejor que eso de la Virgen Bella. Además, le pondría a Mike insanamente celoso.
—Eric y yo sólo somos amigos, ¿de acuerdo?
—Lo que sea. —Alice hizo un mohín. Odiaba cuando rechazaba alguna de sus sugerencias—. Pero tengo que ser honesta contigo, B, ahora mismo no sé si hay alguien más en la escuela dispuesto a salir contigo. La cagaste magníficamente esta vez.
—Bueno, ¡eso es genial! —solté, de repente muy, muy cabreada—. No quiero salir con alguien que sólo esté en una relación para conseguir algo de todas formas.
—Eso es, chica, enfádate. El enfado es bueno. Podemos usarlo.
—¡Estoy enfadada! Hay más en una relación que sólo sexo. ¿Por qué eso tiene que ser el factor del éxito o el fracaso?
—Um. ¿Chicos de instituto? —Alice se echó a reír—. ¿Necesito decir más?
—Bien. Entonces estamos mejor solteras.
—¡Eso es! Estamos totalmente mejor, espera, ¿estamos? Oh, no, no, no, B. Te quiero mucho, pero yo no estoy mejor soltera. Si Jasper no es mi alma gemela, entonces tendré que ponerme a trabajar en descubrir quién lo es. Ya sabes, tal vez podamos conseguir que Science Of Sydney actúen en el Festival de Otoño. Son esta dulce banda local. Apuesto a que no están por encima de dar conciertos de caridad, y su cantante principal está más allá de lo sexy.
—A —suspiré, finalmente pudiendo esbozar una sonrisa de nuevo—. ¿Pensé que renunciábamos a nuestras formas de groupie?
—Sí —dijo Alice con una mueca. Me reí cuando comenzó a sacudir la cabeza—. No sé cómo de bien funcionará. Ya me conoces.
—Así es, lo hago —concordé. Nos echamos a reír juntas hasta que algunos clientes entraron en la tienda. Mi buen humor se fue en un instante. —¿Sabes qué apesta sobre estar soltera y trabajar en una tienda de joyería? —pregunté.
—¿Qué? —preguntó Alice, pero luego siguió mi mirada hacia la feliz pareja dándose el uno al otro miradas de enamorados mientras hojeaban anillos de compromiso.
—Oh —dijo—. Síp, eso es un asco. —Golpeó mi hombro antes de irse para dejarme ganar el salario mínimo—. Anímate, B. Al menos no estás recibiendo alguno.
—Gracias, Alice —dije sarcásticamente, pero sonreía de nuevo a pesar de mí misma. Tienes que amar a Alice.
_
El resto del día fue sorprendentemente bien, e incluso me atreví a esperar que el resto de la semana en la escuela fuera igual de bien también. Ya le había dado a todo Huntington High lo que ellos querían, y tuvieron la oportunidad de burlarse de mí sobre eso.
Como volubles estudiantes de secundaria que eran, me figuré que sería una noticia vieja al día siguiente, pero supongo que eran malos tiempos para el drama en mi escuela porque continué siendo un tema candente toda la semana. Debería haber sabido que Jessica se uniría a la población estudiantil. No es como si todos los días alguien le hiciera frente, y hacía todo lo que tenía en su poder para asegurarse de que la gente viera lo que pasaría si lo hacían.
A donde sea que mirara, alguien se reía de mí o hacía gestos obscenos. Señalaban mi colgar y preguntaban—: ¿Qué representa la V? ¿Virgen? —Entonces se echaban a reír como si fueran la única persona en el mundo lo suficientemente inteligente para salir con esa línea.
—¡Es tan estúpido! —le solté a Alice durante la hora de ordenadores el viernes después a mi semana de tortura—. No es como si fuera la única virgen en esta escuela. Apuesto a que la mitad de las personas que se ríen de mí son vírgenes también.
—¡Ha! —se río Alice—. Veinte dólares a que Mike sigue siendo virgen. Quiero decir, ¿por qué si no estaría tan enfadado contigo? Debería totalmente comenzar ese rumor.
—Deberías —concordé—. ¿Pero por qué eso incluso importa? Así que no tengo relaciones sexuales. ¿Y qué? ¿Por qué debería todo el mundo odiarme por eso?
—La gente no te odia, Bella —dijo la chica sentada en el ordenador de al lado.
Alice y yo nos sorprendimos por la interrupción, y nos giramos para ver a Angela Weber negando con la cabeza el hecho con toda naturalidad. Por supuesto que era Angela Weber. Era ampliamente conocida por toda la escuela por ser un mormón. No sólo no tenían sexo, no bebían, o fumaban o maldecían tampoco. No creo siquiera que pudieran llevar camisetas de tirantes.
—La gente puede estar riéndose —dijo—, porque enfrentarse sobre la mesa del almuerzo así fue algo divertido, pero no te odian. Mucha gente está realmente orgullosa de ti. Yo lo estoy. Creo que es genial que estés esperando hasta el matrimonio, y que no estés asustada de admitirlo.
—Oh, genial. Todo el mundo en la escuela piensa que soy una broma excepto los mormones.
Me estremecí porque no quise decir eso en voz alta, pero Angela no pareció ofenderse. —No son sólo los mormones —dijo con un asomo de sonrisa.
—Cierto —argumenté—. Es por eso que Tyler Crowley me dijo que alguien escribió: ―Para un buen rato NO llames a Bella Swan, en la pared del baño de los chicos. —Le di un codazo a Alice cuando soltó una risita y continué quejándome—. Estoy probablemente cerca de las 75.000 visitas en YouTube ahora. No veo cómo la gente que me publica en sus páginas de Facebook y me envían a sus primos de Nueva York o lo que sea, signifique que están orgullosos de mí.
—¿No has leído algunos de los comentarios? —me preguntó Angela.
Encontré la idea de los comentarios un poco más que inquietante.
—¿Qué comentarios?
—En el vídeo —dijo Angela. Echó un vistazo a la sala de ordenadores, pero el profesor estaba en su escritorio con la cabeza enterrada en la última novela de Dan Brown—. Te lo mostraré.
Angela puso el vídeo —el cual tenía 75.002 visitas ahora, muchas gracias— y desplazó la pantalla hacia la sección de comentarios de abajo. No me podía creer que hubiera más de trescientas respuestas.
Seguro, había una porción justa de comentarios ― ¡qué freak!, y un montón de chicos ofreciéndose a quitarme la virginidad de las manos, pero había otros también. Muchos ― ¡Vamos, chica! y ― ¡Bien por ti!
—Ooh, ¡me gusta este! —dijo Alice señalando un comentario publicado por una tal luvs2ski. Decía: "Tiene razón. Jessica es una puta total". Los tres comentarios siguientes concordaban.
—Es increíble lo que la gente admite cuando son anónimos —dijo Alice, y luego procedió a añadir un comentario propio. No privado de cualquier tipo de crédito, lo firmó con su nombre.
Los ojos de Angela se agrandaron mientras leía el comentario de Alice, pero yo estaba demasiado ocupada leyendo la lista de comentarios justo debajo del suyo como para darme cuenta de lo que había escrito.
Stargazing: Ojalá hubiera sido tan valiente. Estaba demasiado asustada de contarle a mi mejor amiga que no estaba preparada para el sexo. Ahora siempre seré la chica que la perdió en el asiento trasero de un Honda Accord.
Chocoholic: Siento tu dolor. Me dejaron el año pasado por la misma razón.
TheNewJamesDean: Esta chica no es lo suficientemente sexy como para seguir con ella si no hay tema. Me habría tirado su psicótico culo virgen también.
Annie327: ¡Cerdo! Son los tíos como tú los que hacen que las chicas tengamos miedo de admitir que somos vírgenes.
Cherrychapstick: Seh, Señor-Más-Quisieras-Tú-Ser-James-Dean. Dudo seriamente que estés echando un polvo. ¡No le escuches, chica! Hiciste lo correcto. Se necesitan a más personas como tú por aquí. Entonces quizás no sería tan difícil para nosotras.
Lacrosse4life: ¿Crees que las chicas lo tienen difícil? Estoy esperando también porque el sexo debería ser con alguien a quien amas. Soy senior y virgen todavía. Tengo que mentir todo el tiempo para que la gente no me acuse de ser gay.
Hugsnkisses23: Aw, Lacrosse, eso es dulce. Ojalá estuvieras en Kansas. Yo saldría contigo.
Lo comentarios seguían y seguían así. Pasé el resto de la hora desplazándome a través de ellos, comenzando por los primeros, los cuales eran obviamente de la mayoría de mis compañeros, y hasta la pequeña y colorida obra maestra de Alice.
Aparte de los veintiséis chicos y dieciocho chicas que compartían la actitud de James Dean, los resultados de las respuestas eran muy interesantes. Resultó que treinta y siete chicas fueron dejadas por no tener sexo. Otras cincuenta y siete admitieron tenerlo antes de estar preparadas. Dos chicas afirmaron que tuvieron sexo porque estaban demasiado asustadas como para decir que no y que acabaron embarazadas por no estar listas.
Lo sentí realmente por el pobre Lacrosse4life. Incluso anónimamente fue el único chico que admitió seguir siendo virgen. Pero mi corazón fue especialmente a esas dos chicas que admitieron quedarse embarazadas. Una había dado en adopción a su bebé y la otra tuvo un aborto.
De pronto, no me importaba que mi autoproclamada virginidad fuera publicada para que el mundo la viese. No me importaban esas personas que se reían de mí. Ni siquiera me importaba que mi nombre estuviera pintado en una pared en el baño de los chicos.
Alguien tenía que defender a estas pobres chicas, y a cualquiera que tuviera miedo de decir que no al sexo. Miedo de ser el hazmerreír. Miedo de ser dejada. Si esa persona tenía que ser yo, entonces que así fuese. No creo que pudiera hacer mucho para cambiar las cosas del mundo entero, pero tal vez podría hacerlo un poco mejor para la sexualmente cuestionada población del Huntington High.
Entonces, de repente, tuve la perfecta idea de cómo hacerlo.
