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Candy dejaba sus llaves en una mesita cerca a la puerta cuando escuchó que el teléfono sonaba insistentemente haciendo que se apresurara en contestar.
-Hola, papá?
-Candy, llevó casi media hora llamándote. Estás bien? – se oía preocupado.
-Sí, es sólo que no me di cuenta de la hora, pero estoy bien.
-De acuerdo, descansa entonces, ven mañana a comer a la casa.
-Está bien, gracias.
-Descansa cariño. – y cortó la llamada dejando a Candy sin palabras, hace tanto que su padre no la llamaba de esa manera, que se le hizo un nudo en la garganta.
Candy estaba feliz, ese domingo en la casa de su padre había sido maravilloso. Su padre estaba volviendo a ser el de antes, ya no la evitaba y la estaba tratando con cariño. Estaba distraída recordando su fin de semana, cuando escuchó algo.
-Hey!
-Uh? – se giró para ver quién era. – es a mí? – dijo señalándose a sí misma.
-Quien te has creído? – dijo con rabia. – crees que por tener dinero tendrás todo lo que quieres!? – dijo de manera hostil.
-Susana, verdad? – dijo mirándola a los ojos.
-No te hagas a la que no sabe quién soy.
-Necesitas algo de mí? – Candy no se intimidó con la actitud de Susana.
-Sí, que te alejes de Terry! Seguramente te haces la tonta para tener las tutorías con él y poder conquistarlo; pero de nada va a servirte, él estará conmigo.
-Entonces, cuál es tu temor? – la rubia lacia la vio con incredulidad. – sí tan segura estás que eso pasará, por qué vienes a exigirme que me aleje de Terry? – Candy lo había llamado de esa manera una sola vez y fue sin darse cuenta, pero ahora lo hacía apropósito.
-No tengo miedo de nada… - al ver que Candy no socializaba con nadie y se veía callada, creyó que podía amedrentarla; sin embargo la mirada de Candy era altiva y segura, cosa que la intimidó a ella. – sólo… sólo aléjate de Terry.
-La que debería alejarse de él eres tú. – Karen se acercó al ver que Susana estaba con Candy y logró escuchar la exigencia de esta.
-Tú no te metas Karen!
-Me meto, porque Candy es mi amiga y si veo que alguien patético como tú la está molestando lo haré; además recuerda qué pasó la última vez.
-Te odio! – Susana no pudo hacer nada más que alejarse, sabía que no podría ante Karen.
-Es una cobarde, sabe que las tiene de perder ante mí. – dijo riendo.
-Por qué?
-Cuando llegué a Estados Unidos, el único amigo que tenía era Terry, ya que nuestros padres son socios ya lo conocía, ella vio la confianza que teníamos. Entonces trató de intimidarme; para que me alejara de él, no se dio cuenta que Terry estaba cerca y escuchó todo lo que me decía o más bien gritaba.
-Y qué hizo?
-La puso en su lugar. – Vio la duda en la rubia – le dijo que nunca tendría nada con ella por dos motivos – la castaña elevó un dedo – uno, no le gustaba porque no era su tipo, y dos – elevó otro dedo – jamás estaría con alguien que se cree dueña de las persona. – Karen le contaba a Candy sobre las travesuras que Terry la instaba a hacer en la escuela primaria; la rubia la escuchaba sonriendo al imaginarse a un Terry pequeño y travieso.
Un mes más pasó, las tutorías habían terminado una semana atrás, y Terry sugirió seguir con una sesión de estudios, la rubia aceptó la sugerencia, pues Terry le daba confianza y con él se sentía tranquila. Susana siempre estaba observándolos, le daba coraje ver lo atento que era Terry con Candy, se dio cuenta que desde la fiesta de Karen, el castaño tenía un trato diferente con ella, y que decir de la mirada que siempre le dedicaba.
-Te llevo a casa, vi que no trajiste tu auto.
-Gracias, esta mañana no encendió. Papá ya mandó a alguien para que lo lleve al mecánico.
-En ese caso, mañana iré por ti para traerte a la escuela y te llevo de vuelta.
-No quiero molestar, seguro papá mandará al chofer.
-No es molestia, lo haré con gusto. – la miró intensamente provocando que Candy desviara la vista. - Qué te parece si vamos a comer, luego te llevo a tu departamento- dijo poniéndose de pie. - te veo muy delgada, seguro que te volviste a saltar las comidas.
-Bueno… sí. – aceptó no muy segura de sus palabras; pero el castaño no quiso indagar más, pues a veces Candy volvía a cerrarse.
Así como lo había propuesto, Terry fue a recoger a Candy a su departamento y durante los tres días que la recogió y la llevó de vuelta, Terry aprovechaba para llevarla a comer o dar un paseo por el parque; cada día, estaban más y más cercanos.
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Las dos primeras clases habían terminado y no había señales de la rubia, el castaño le había marcado sin obtener respuesta, seguramente estaba con su padre, ella ya le había dicho que su padre solía llevarla a algunas reuniones sociales o eventos de la empresa de su abuelo.
-Candy no vino? – cuestionó la castaña.
-No, y no responde a las llamadas.
-Seguro salió con su padre.
-Sí, pensé lo mismo.
-Terry! – Anthony lo llamó a su mesa. – qué te pasa? Te ves tenso.
-No pasa nada. Y tú dime, un pajarito me dijo que estás de novio con Elisa. – dijo burlón.
Últimamente Elisa hacía lo posible para estar cerca del rubio, como estaban en el mismo salón buscaba cualquier oportunidad para trabajar con él o llamar su atención.
-Claro que no! Aunque es atractiva no es mi tipo. - Anthony aclaró la cuestión de su amigo.
-Sí, a él le gusta Candy. – agregó Stear; pero se arrepintió al ver el semblante serio del castaño.
-No me gusta Candy, bueno la veo como una amiga, nada más. – sabía que Terry estaba interesado en la rubia.
-Y hablando de Candy, dónde está? – cuestionó Stear para salir de su metida de pata.
-Faltó a clases.
Pasaron dos días más y Candy seguía sin asistir a la escuela. Terry, Karen y Archie fueron a su departamento para averiguar si se encontraba bien; pero el guardia les había comunicado que no había nadie en el departamento, que hace tres días había salido en compañía de su madre y hasta ahora no regresaba.
Era lunes y ese día había amanecido con una intensa lluvia, le gustaba esos días, el olor y la humedad le traían buenos recuerdos, esos de cuando era niña y solía jugar mojándose, correteaba por el enorme jardín de su casa o en la de su abuelo, hacía tanto de eso que a veces creía que nunca pasó.
-Buenos días. – saludó al ingresar al salón.
-Candy! Estás bien? – cuestionó al ver a la rubia con ojeras y pálida.
-Sí, estoy bien. Por qué?
-Te veo más pálida de lo normal.
-A eso, no he desayunado aún o tal vez es porque no dormí bien, llegamos esta madrugada. – dijo despreocupadamente.
-Entonces no debiste venir, vamos a que desayunes algo y luego te llevo a tu casa. – se puso de pie y tomando su muñeca la llevó hacia la puerta.
-Pero las clases ya van a iniciar.
-No importa, ya nos pondremos al día, Archie nos pasará sus apuntes. – aseguró sacándola del salón bajo la mirada incrédula de su amigo.
-Y dime, dónde estuviste estos días? faltaste casi una semana y ni siquiera contestaste a mis llamadas. – estaban en una cafetería cerca de la escuela.
-Tuve que viajar con mi padre a Escocia, mi abuelo necesitaba hablar con nosotros, no pude contestarte porque olvidé el cargador de mi celular y cuando llegue a Escocia este se apagó.
-Voy a regalarte una cartera para que manejes un cargador adicional, siempre haces eso. – la regañó.
-Disculpa, seré más cuidadosa la próxima vez. – dijo con una sonrisa.
Terry notó que Candy sonreía más cuando llegaba de sus viajes con su padre, seguramente era eso lo que ella quería y necesitaba, la atención y cariño de su padre.
Ese día ya no volvieron a la escuela; fueron a desayunar, después se quedó con Candy mientras ella descansaba un poco, la rubia le había pedido no dejarla sola. Para el almuerzo Terry la llevó a un pequeño restaurante italiano y después pasearon por Central Park, no había mucha gente por la lluvia que había caído en la mañana, Candy no quiso regresar a su departamento, Terry accedió al ver la sonrisa en aquel rostro, como podría negarle algo si ya lo había cautivado y conquistado.
-Me encanta este lugar. – Terry la miró con una sonrisa. – y más cuando llueve, el aroma me encanta.
-A mí me encanta estar contigo. – la miró intensamente. – Candy… - entonces volvió a caer una llovizna leve.
-Ven! – lo tomó del brazo y lo llevó corriendo por el parque, mientras otros buscaban refugio bajo un árbol, ellos reían mientras se mojaban.
Ya empapados Terry decidió que era hora de volver a casa antes que la rubia se enfermara. Acompañó a Candy a su departamento; pero antes de retirarse la atrajo hacia él y la besó; al no tener respuesta de la rubia, Terry creyó haber cometido un gravísimo error; pero después al sentir que ella le correspondía, su seguridad regresó.
-Terry… - soltó con un suspiro cuando el castaño separó sus labios de los femeninos y apoyó su frente en la de ella.
-Candy… me gustas mucho, y sé que no te soy indiferente. – dijo con una sonrisa.
-Cómo estás seguro de eso? – murmuró cerca de los labios del castaño.
-Lo sé, tu beso me lo dijo. – vio un leve sonrojo en las pálidas mejillas y sonrió por ese hecho. – te veo mañana. – dejó un casto beso en sus labios y se marchó.
Candy ingresó a su departamento con una enorme sonrisa en el rostro, no estaba segura de lo que hacía; pero decidió disfrutarlo por el momento.
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Toda la semana había llovido, Candy observaba como las gotas de lluvia chocaban en su ventana mientras bañaban su precioso rosal que estaba en el balcón, su madre había tenido razón al decirle que una planta crece más hermosa cuando es regada por la lluvia y le daba el sol.
Después del beso que Terry le diera aquel lunes, Candy se sonrojaba cada vez que lo veía en el colegio; Terry siempre se despedía con un casto beso, y cuando sabía que nadie los veía le robaba otro, se estaba enamorando de su compañero y no sabía si debía hacerlo.
-Papá? – contestó la llamada de su padre – de acuerdo…sí, estaré ahí.
Llegó muy temprano al colegio, tenía algo que hacer ese día, hablaría con ella de una vez por todas, no se rendiría.
-Candice. – la rubia se giró.
-Dime. – dijo con fastidio. – no me digas que otra vez me exigirás que me aleje de Terry.
-Pues sí! Él sólo está usándote, cuando faltas a clase pasa tiempo conmigo, y cuando termine la escuela nos iremos a la misma universidad, así lo planeamos.
-Pues felicidades, supongo que debes estar feliz, ya que la fecha está cerca.
-No te imaginas cuánto. No sé cuáles son tus artimañas para que él esté cerca de ti; pero desde ahora te digo que no será por mucho.
-Escucha, ya déjame en paz, si Terry te prometió todo eso, no le veo sentido a esta charla; así que, mejor me voy; tengo un examen la primera hora. – dijo pasando de lado.
-Eres una mosca muerta! – dijo con rabia, ella quería humillar y lastimar a Candy y no lo consiguió.
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Caminaba molesta hacia el jardín. No quería ver a nadie y menos a Terry, sabía que si lo hacía se desquitaría con él.
-No le creas nada. – escuchó una voz detrás de ella.
-No lo hago.
-Haces bien. Terry nunca le dio esperanzas de ser algo más que conocidos, mucho menos, planear ir a la misma universidad.
-Me di cuenta que ella mentía; pero aun así estoy molesta, no puedo evitarlo. – murmuró - quiso humillarme.
- Olvida lo que esa loca te dijo, eres más linda sonriendo que con el ceño fruncido.
-Gracias, supongo que debo creerte.
-Debes hacerlo, es cierto. – la miró atentamente poniendo nerviosa a la rubia. – disculpa, no quería incomodarte, es sólo que… bueno, quisiera que confiaras en mí como lo haces con Terry y Karen, yo te considero una buena amiga y quisiera que tú lo hagas también.
-Gracias, yo confío en ti; aunque a veces no lo demuestre, no duden que los quiero mucho… a todos ustedes.
-Gracias, qué te parece si te acompaño a tu salón el timbre ya va a sonar. – sugirió con una sonrisa.
Anthony se sorprendió de la manera en como Candy le contestó a Susana, no elevó la voz en ningún momento, seguía con aquel tono tranquilo y seguro, y ahora era ese tono bajo con el que la había conocido, ese que contrastaba con el de su amigo.
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-Cómo lo hiciste?
-Creo que bien… o al menos eso espero.
-Estoy seguro que lo hiciste bien, no te costó resolver ese tipo de ejercicios cuando estudiábamos.
-Ya sabes, soy muy buena estudiante.
-O tienes un buen maestro.
-Bueno… no estoy segura de eso. –dijo jugando con el castaño.
-Eso lo sabremos cuando nos devuelvan los exámenes.
Se dirigieron al comedor para almorzar con sus amigos, quienes ya estaban esperándolos en su mesa. Karen estaba cada vez más acaramelada con su novio, sin prestar atención a la conversación.
-Chicos, llegan tarde. – observó Anthony.
-No es mi culpa, Candy tarda mucho en recoger sus cosas.
-Eso no es cierto. – dijo mirándolo sorprendida.
- Y como les fue en su prueba? – cuestionó Stear.
-Bien, estoy segura que sacaré una buena nota. – dijo feliz.
-Y ya decidieron a qué universidad irán?
-No… aún no. – Candy desvió la mirada al responder, algo que no pasó desapercibido para Terry y Anthony, quienes al ver la incomodidad de la rubia con el tema decidieron cambiarlo y aligerar el ambiente.
-Todavía no pensaste a que universidad irás? – cuestionó el castaño una vez que estaba solo con la rubia. – tal vez deberíamos ir a la misma. – sugirió.
-Ya te había dicho que no iré a ninguna. – dijo secamente.
-Candy, eres buena en los estudios, deberías pensar en alguna, se trata de tu futuro...
-Y por eso soy yo quien lo decide. – se estaba molestando.
-Pero…
-Terry – lo cortó secamente. – no quiero hablar de eso. Es mejor que me vaya, mi padre quiere hablar conmigo de algo importante. – dijo sin mirar al castaño.
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-Papá…
-Pasa Candy. –dijo mirando a su hija.
-Hola Melina. – saludó a la esposa de su padre.
-Hola Candy, veo que te ves mejor, ganaste peso.
-He estado comiendo mejor, supongo que eso ayuda. - Aun tenía sus reservas con ella.
-Toma asiento. – ordenó su padre dedicándole una mirada de reproche.
-Yo voy a dejarlos solos. – dijo su esposa poniéndose de pie y dejando la oficina de su esposo.
-Candy no seas grosera con melina, ella no te hizo nada.
-Destruir el jardín de mamá, te parece poco?
-Ya hablamos de eso. Creí que lo habías entendido.
-Sí. Me disculparé con ella después. – no quería que su padre volviera a alejarse de ella.
-Ok. – aceptó confiando en que lo haría - llamó tu abuelo y quiere que pases las vacaciones con él.
-Qué? – dijo confundida. – pero…
-Cariño, será sólo una semana; ya le expliqué que no podrás permanecer por más tiempo.
-Qué te dijo? Le contaste?
-Lo sabe, por eso insiste en verte. – Candy se quedó en silencio. – si no quieres ir hablaré con él.
-No! No es eso… yo… iré.
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Otro capítulo, espero que les guste. Gracias por seguir esta historia.
Se cuidan mucho.
