CAPÍTULO 5

En la línea directa con Rick se seguía escuchando estática.

–¡Rick, contesta! –volvió a decir Lisa.

Ninguno de los llamados de la comandante obtuvo respuesta. Lisa fue sacada de sus cavilaciones porque escuchó a Kim.

–¡Se acerca un crucero zentraedi! –informó Kim.

–¿Hay incremento de energía para saber si está preparando su armamento? –preguntó el capitán Gloval.

–No señor, la nave se mantiene en modo de espera y guarda su distancia- Parece que no quiere atacarnos –contestó Lisa.

–¡El enemigo está retirando sus naves! –exclamó Vanessa.

–Debe ser la división zentraedi que no nos ha atacado en otras ocasiones–añadió Claudia.

Lisa volvió a mirar en su consola y justo en ese instante se encendía el LED indicativo del varitech de Rick. Así como se encendió esa luz, se encendió la esperanza en Lisa y su alma regresó a su cuerpo, pues la bella comandante había pensado lo peor. Su corazón latió acelerado.

–Líder Bermellón a Delta 1 –se escuchó en la línea directa.

–Aquí Delta 1 –dijo Lisa con emoción en su voz.

Las lágrimas escurrían por las mejillas de LIsa, a quien no le importaba que la vieran llorar. Sin embargo, su profesionalismo era tal que ella controló sus emociones, limpió su rostro con sus manos y volvió a mirar a la pantalla, con serenidad.

–¡Lisa! Perdí la comunicación –contestó Rick–. Esquivé una ráfaga de misiles pero pasaron tan cerca de mi nave que interfirieron con los sensores y con el sistema de comunicación.

–¡Gracias a Dios que estás vivo! –mencionó ella tratando de controlar el nudo en su garganta.

–¿Creíste que había muerto?

–Sí, Rick.

–¡Vaya susto que has de haber pasado! –respondió el piloto con genuina preocupación–. Pero aquí estoy... Por favor, ¡no te preocupes!

–Gracias, Rick. Cuídate, por favor.

–Claro que sí. Voy a terminar mi patrullaje y espero tus indicaciones para aterrizaje. Bonita, ¡cambio y fuera!

–Cambio y fuera –respondió Lisa.

En el puente, todas las chicas tenían dibujada una sonrisa, incluso el capitán Gloval se sentía contento de que al fin, Lisa y Rick estaban reconociendo el amor que sentían el uno por el otro.

El peligro había pasado. Los radares no mostraban naves enemigas. Así que Lisa dio las instrucciones de aterrizaje para todos los varitech, dejando solo en patrullaje a los escuadrones que les correspondía la guardia de ese día.

–Comandante Hayes –habló el capitán–. Si gusta, puede descansar unos minutos.

–Señor, no es necesario, yo… –intentó decir Lisa pero fue interrumpida por Claudia.

–Tómate un descanso, Lisa, yo te cubriré –intervino Claudia, giñándole un ojo a Lisa.

–Gracias. Regreso en unos minutos.

–Vaya tranquila, comandante. Si la necesitamos, nos comunicamos a su dispositivo móvil o por altavoces –agregó el capitán.

Lisa se dirigió a la zona de talleres que seguramente ya estaría llena de los pilotos que acababan de aterrizar. Quería verlo, quería ver a su Rick, necesitaba saber que él estaba bien pues justo momentos antes, ella pensó que lo había perdido.

Comenzaba a escucharse la algarabía de pilotos y mecánicos, gozosos de haber sobrevivido una batalla más. Lisa tomó aire, se irguió y entró a los talleres con su porte militar elegante, característico de ella y su uniforme blanco impecable.

Conforme iba caminando, los pilotos guardaban silencio, se cuadraban ante ella y la saludaban militarmente por el rango que ostentaba. Ella devolvía el saludo con un movimiento de cabeza y mientras seguía buscando al piloto dueño de su corazón. A lo lejos, pudo ver el varitech con una franja color bermellón, dibujándose inmediatamente una tímida sonrisa en su rostro.

Roy, quien aún no descendía del famoso Skull 001, vio que Lisa se acercaba hacia donde estaban ellos, así que le avisó a Rick.

–¡Viejo! Lisa está en los talleres –dijo Roy con voz fuerte.

–¿Cómo dices? –contestó Rick.

–Viene hacia acá. Probablemente está buscándote.

–¡Gracias, hermano! Iré a su encuentro.

El atractivo piloto de negra cabellera alborotada buscó a la comandante, localizándola desde lejos, entre tanto personal que se encontraba en los talleres. Sus miradas se encontraron y en automático, sonrieron al verse. Con paso apresurado, Rick se dirigió hacia Lisa mientras ella también aceleraba su caminar.

A pesar de haber tanta gente en el área, para Rick y Lisa sólo existían ellos dos, nadie más. La distancia fue acortándose hasta que por fin, estuvieron juntos. Se abrazaron con mucho cariño y se separaron un momento para verse a los ojos. Los ojos color azul zafiro brillaban al ver a los ojos verde esmeralda que lo miraban con tanto amor. Rick, con delicadeza, acarició la cabeza de Lisa, descendiendo a su rostro y rozó su mejilla con mucho cariño y delicadeza que Lisa sentía que el piso había desaparecido y se encontraba flotando en una nube.

La comandante colocó sus manos en el pecho del piloto, quien súbitamente posó una de sus manos en la diminuta cintura de ella y con la otra mano, la sujetó por la espalda, la acercó hacia él para darle un delicioso beso cargado de amor.

Al sentir los cálidos y suaves labios del piloto, Lisa abrió los ojos sorprendida pero inmediatamente cerró sus ojos para entregarse a ese beso que decía más que un millón de palabras.

No importaba que estuvieran en servicio ni que el área de talleres estuviera llena de gente ni que todos los ojos estuvieran puestos sobre ellos, Rick y Lisa continuaron besándose como si no hubiera nadie y no hubiera otro día más.

Desde su cabina, Roy presenciaba la escena y sonrió al ver a sus amigos haciendo tal demostración de amor.

Lentamente, Rick y Lisa separaron sus labios, volvieron a mirarse con ojos de amor y dibujaron una sonrisa enamorada en sus rostros. Sin romper el abrazo, Rick colocó una de sus manos en el rostro de Lisa, dio un enorme suspiro y le habló con ternura.

–Lisa… ¡Te amo! –exclamó Rick.

Aún estando cobijada por los brazos de Rick, Lisa abrió sus ojos sorprendida ante tal declaración de amor, pues de todos los escenarios posibles que ella hubiera imaginado, el área de talleres no era lo más común para declarase su amor y mucho menos, la escena que estaban viviendo, en medio de tantos militares ahí presentes. Sin embargo, cualquier momento y cualquier lugar era el ideal para decirse cuánto se amaban, pues no se sabía cuándo sería el día ni la hora en que sus vidas podrían ser arrebatadas por las feroces batallas.

–¡Yo también te amo, Rick! –respondió Lisa.

Volvieron a besarse ante las miradas atónitas de todos los ahí presentes, quienes empezaron a aplaudirles y a silbar alegremente como símbolo de que estaban de acuerdo con la pareja de enamorados. Al escuchar el alboroto, Rick y Lisa terminaron su beso y sonrieron.

–Creo que nos descubrieron, amor –dijo Rick.

–Así parece… Amor –respondió tiernamente la comandante.

–Ven, Lisa, salgamos de aquí –mencionó Rick, tomando a Lisa de la mano–. ¿Estás en receso?

–Sí, solo unos minutos –respondió Lisa–. Aunque ya tengo que regresar al puente.

–Te acompaño.

Ambos jóvenes militares se dirigieron al puente de mando y una vez que llegaron, Rick volvió a besar a Lisa, antes de despedirse.

–¿Cenamos juntos hoy? –preguntó Rick.

–¡Seguro! –respondió Lisa

–¿En tu dormitorio o en el mío?

–En el mío, aunque no sé si me de tiempo de preparar algo, porque voy a salir tarde –contestó la comandante.

–Ordenamos algo, no te preocupes –dijo Rick con optimismo–. Te amo, Lisa Hayes.

–Yo también te amo… Rick Hunter.

–¡Te veo al rato, amor! –respondió Rick.

El chico le dio un pequeño beso en los labios a la comandante y se retiró. Lisa se sentía flotar, se calmó un poco y entró al puente a terminar su turno.

Rick se apresuró a entregar su reporte de patrullaje y una vez que su turno laboral terminó, se dirigió a su recámara a bañarse, ponerse ropa de civil e inmediatamente se dirigió al centro de la ciudad a conseguir algo para Lisa. Buscó en varios sitios hasta que por fin, quedó satisfecho con el detalle que él quería para ella, mismo que iban a entregárselo en algunos días, por ser algo exclusivo. «Tan exclusivo como tú, mi amor. Seguro te va a encantar. Ahora, solo me queda hacer una reservación en el restaurante más selecto de la ciudad, espero tengan disponibilidad para este viernes, si no, tendré que preguntarle a Roy de otro sitio elegante… Lisa, estoy muy enamorado de tí y emocionado de haber encontrado a mi primer amor y que ese amor seas tú. Te he amado tantos años y por mi testarudez no me daba cuenta de nada… Hay veces que soy tan denso y despistado...» rió Rick para sus adentros.

Lisa terminó su turno y tuvo el tiempo justo para bañarse y cambiarse de ropa. Se puso una blusa rosa entallada de escote en V que dejaba ver su exquisita figura y unos jeans stretch que hacían lucir sus largas, delgadas y bien torneadas piernas. Se veía muy jovial, además de que su semblante era alegre, desenfadado y denotaba todo el amor que sentía por Rick, quien justo en ese momento, tocaba a la puerta de la habitación.

Ella abrió la puerta y se encontró con el chico de ojos azul zafiro más hermosos. Rick la tomó por la cintura y le dió un tierno beso, al que Lisa correspondió totalmente. Sentir los cálidos y suaves labios de Rick le despertaban miles de sensaciones. Rick, al igual que ella, sentía miles de descargas eléctricas en su cuerpo. La amaba tanto que esta vez iba a asegurarse que estuvieran juntos el mayor tiempo posible, si la vida se los permitía.

–Pasa, Rick –dijo Lisa.

–Gracias, amor.

–Amor… me encanta cuando me dices así –afirmó Lisa.

«Amor… aún siento raro que me lo digas y yo también me siento rara de llamarte así… ¡Pero se siente tan bien! ¡Me acostumbraré!» pensó Lisa.

–A mí me encanta decírtelo y también me encanta escucharlo decir de tus hermosos labios… –dijo Rick mientras volvía a besarla–, que no me canso de besarlos.

–Te amo, amor –respondió Lisa con ternura.

–Y yo a tí, amor, también te amo –contestó Rick con suave voz–. Te he amado desde el primer día en que te conocí.

–Yo también, Rick, me enamoré de tí desde que te ví por primera vez.

Unos ruidos extraños provenientes del estómago de ambos, los distrajeron de sus declaraciones de amor.

–Uh, creo que mejor ordenamos algo –sugirió el piloto entre risas.

–Sí, amor. ¿Quieres pizzas, hamburguesas o qué se te antoja? –preguntó ella.

–¡Pizza y petit cola! –contestó él como un chiquillo entusiasmado.

–¡No se diga más! –respondió Lisa entre risas.

Cenaron tranquilamente, recordando pasajes que vivieron en el centro vacacional y contándose parte de sus vidas en los años en que perdieron contacto. El semblante de Rick cambió denotando seriedad. Lisa enseguida lo notó.

–¿Sucede algo, amor? –preguntó Lisa.

–No, bueno, sí… –contestó Rick con duda–. Este viernes, amor. ¿A qué hora sales de trabajar?

–A las 1800 horas.

–¡Perfecto! –dijo Rick mientras sonreía–. ¡Tenemos una cita!

–¿Cita?

–Sí, amor. Vamos a ir a cenar.

–¡Ooh! ¿A dónde?

–¡Es sorpresa!

–Pregunto para saber cómo ir vestida.

–Ah... Cierto. Pues… podrías usar un vestido de noche.

–Está bien, amor. Gracias.

«Amor, qué difícil, casi no tengo ropa de civil y mucho menos, ropa de noche, pero veré que puedo encontrar o tendré que hacer alguna compra de último momento» pensó Lisa.

Los minutos corrían sin parar y ya era poco más de media noche. Rick se despidió dolorosamente de Lisa, pues sus turnos comenzaban temprano.

–Lisa, quisiera quedarme contigo, no me quiero separar de ti ni un instante.

–Yo también quisiera que te quedaras.

Ambos sonrieron y se dieron un largo beso lleno de amor.

–Ya habrá tiempo de pasar nuestros días y noches juntos, mi amor –afirmó Rick–. Ya nos encontramos y esta vez no nos separaremos ni nos perderemos la pista.

«Quiero hacer las cosas bien… Lisa, mi amor… Te amo tanto» pensaba un enamorado Rick.

–Sí, mi amor. Hasta mañana –se despidió Lisa, dándole un pequeño beso en los labios.

–Hasta mañana, amor.

Rick se retiró del dormitorio de Lisa. Ella se recargó de espaldas a la puerta que justo acababa de cerrar y suspiró enamorada, mientras que Rick hizo lo mismo, se quedó unos segundos de espaldas, meditando en lo que iba a hacer en los días siguientes, en especial, el día de la cena.

El viernes por la noche había llegado. Una nerviosa Lisa se esmeraba en arreglarse para la cena con Rick, mientras que él, iba apresurado al centro de la ciudad a conseguir tan preciado detalle para el amor de su vida, pues tenía el tiempo justo para regresar, bañarse y cambiarse de ropa.

Lisa estaba viéndose en el espejo, para verificar todos los detalles «Me gusta cómo me veo… Me agrada» decía ella con una sonrisa cuando de pronto, llamaron a la puerta. «¡Debe ser Rick!».

Un nervioso Rick esperaba detrás de la puerta, misma que se abrió con lentitud, dejando ver a una hermosa Lisa que tenía un peinado alto, maquillaje sutil y lucía un hermoso vestido de chiffon color verde menta que hacía contraste con sus bellos ojos verde esmeralda. El vestido era strapless, con un corset drapeado y tenía una franja bordada en la cintura que resaltaba perfectamente la fina silueta de ella. El vestido era largo, vaporoso pero tenía una sexy abertura en el lado izquierdo que dejaba entrever las bien torneadas piernas de la comandante. Rick se quedó extasiado contemplándola. Lisa se veía verdaderamente hermosa. Su atuendo estaba complementado con un delicioso perfume floral y una fina joyería.

–Lisa… Amor… Te ves increíble –afirmó el piloto asombrado–. Pareces una diosa griega…

Por su parte, Lisa quedó impactada por lo bien que se veía Rick, quien portaba un traje sastre negro, de estilo moderno, con corbatín y camisa blanca. Su cabello lucía menos alborotado que de costumbre porque seguramente había utilizado bastante gel para mantenerlo en su lugar y el perfume con olor a madera, llenaba sus sentidos.

–Gracias, amor –respondió Lisa con una sonrisa–. Tú también estás espectacular, amor. Te ves mejor que un modelo de pasarela –dijo Lisa deleitando su mirada–.

Por varios segundos, los atractivos militares quedaron viéndose el uno al otro, contemplándose y admirándose, hasta que Rick reaccionó y le entregó a Lisa un ramo de rosas rojas que llevaba para ella.

–Amor, traje esto para tí –dijo Rick entregándole el ramo a Lisa.

–¡Están bellísimas y huelen riquísimo! –respondió ella–. ¡Oh! Pasa, por favor. Solo voy a colocar las rosas en un florero, voy por mi bolso y podemos irnos.

–Claro, amor. Toma tu tiempo.

Rick rentó un automóvil para transportarse y una vez que llegaron al lujoso restaurante, entregó las llaves del vehículo al personal del valet parking y posteriormente, ayudó a Lisa a descender del auto, quien le agradeció su caballerosidad.

–Llegamos, amor. –dijo Rick.

–Wow! Es un restaurante muy exclusivo, amor, el mejor de la ciudad –mencionó Lisa con una sonrisa.

–Lo es, amor. Es que tú te mereces eso y más –respondió Rick, mientras tomaba a Lisa de la mano.

–Gracias, Rick… Por todo.

–Gracias a tí, Lisa, por darle sentido a mi vida.

La pareja de enamorados se reportó con el host del restaurante, quien los llevó hacia una terraza privada desde la cual tenían vista al parque principal y parte del centro de la ciudad. La terraza estaba adornada con detalles románticos, como luz tenue en tonos cálidos, velas LED, un arreglo de rosas en el centro de la mesa y cientos de luces miniatura que simulaban ser estrellas. Tomaron su lugar a la mesa. Rick acomodó la silla para que Lisa pudiera sentarse.

–¡Rick… Esto es tan hermoso! –exclamó Lisa–. Muy romántico… Gracias, amor. ¡Es una gran sorpresa!–añadió ella emocionada–.

–Me alegra que te guste, amor –contestó Rick–. De ahora en adelante, nuestra vida va a estar llena de amor y de detalles, pequeños y grandes.

–Sí, amor. Hagamos que todos los detalles cuenten y que todos los días tengamos motivos para sonreír y ser felices –respondió Lisa con mucho amor.

El asistente del restaurante llegó para atenderlos y Rick le hizo una seña, mientras Lisa estaba distraída contemplando la vista del parque. Inmediatamente comenzó a escucharse una canción instrumental.

–Amor, ¿quieres bailar? –preguntó Rick.

Lisa dudó unos segundos, pero finalmente asintió. Rick le ayudó a ponerse de pie. La tomó por su breve cintura y la acercó hacia él, depositando un suave beso en sus labios y comenzó a susurrarle al oído.

–Te amo, Lisa… –dijo Rick e inmediatamente comenzó a cantarle la letra de la música que estaban escuchando.

"I found a love... for me

Oh darling, just dive right in and follow my lead

Well, I found a girl, beautiful and sweet

Oh, I never knew you were the someone waiting for me

'Cause we were just kids when we fell in love

Not knowing what it was

I will not give you up this time

But darling, just kiss me slow, your heart is all I own

And in your eyes, you're holding mine

Baby, I'm dancing in the dark with you between my arms

Barefoot on the grass, listening to our favourite song

When you said you looked a mess, I whispered underneath my breath

But you heard it, darling, you look perfect tonight…"

Los ojos de Lisa comenzaron a humedecerse ante tal muestra de amor, de afecto y dulzura, pues la letra de la canción describía la historia de ambos. Era una sinfonía perfecta para el amor que sentían el uno por el otro.

"Sei la mia donna

La forza delle onde del mare

Cogli i miei sogni, i miei segreti, e molto di più

Spero che un giorno, l'amore che ci ha accompagnato

Diventi casa, la mia famiglia, diventi noi

E siamo sempre bambini ma

Nulla è impossibile

Stavolta non ti lascerò

Mi baci piano ed io torno ad esistere

E nel tuo sguardo crescerò

Ballo con te, nell'oscurità

Stretti forte e poi, a piedi nudi noi

Dentro la nostra musica

Ti ho guardata ridere e sussurrando ho detto

"Tu stasera, vedi, sei perfetta per me"

Ballo con te, nell'oscurità

Stretti forte e poi, a piedi nudi noi

Dentro la nostra musica

Ho creduto sempre in noi

Perché sei un angelo e io t'ho aspettato

Quanto ti ho aspettato

Perché tu stasera sei perfetta per me…"

Cuando la canción terminó, Rick tiernamente volvió a besar a Lisa, quien sonreía enamorada y dejó escapar una lágrima.

–Bonita… ¿Por qué lloras? –preguntó Rick consternado.

–Porque estoy muy emocionada. Son lágrimas de felicidad… –respondió Lisa–. Gracias, Rick. Te amo tanto,

–Lisa, yo también te amo…–dijo Rick mientras secaba la lágrima de ella.

–Cero lágrimas, amor… Ya no lloraré… Me encantó la canción, es bellísima… –exclamó Lisa emocionada–. Tu sei perfetto per me.

Rick sonrió y también le repitió lo mismo:

Tu sei perfetta per me –le dijo con una sonrisa, que pronto cambió a seriedad.

–¿Pasa algo, amor? –preguntó Lisa con preocupación.

–No… Sí… –contestó Rick con nerviosismo–. Es que...

–Cuéntame, Rick… –dijo ella que comenzaba a ponerse nerviosa también.

Rick llevó su mano derecha al bolsillo de su pantalón y sacó una pequeña cajita negra cubierta de terciopelo. Dio un gran suspiro y miró fijamente a Lisa, con esos ojos azules que sin palabras le decían cuánto la amaba. Lisa miró la cajita, miró a Rick, volvió a mirar la cajita y finalmente, sostuvo la mirada a los ojos de él.

Los zafiros de sus ojos se encontraron con las esmeraldas de los ojos de ella y finalmente, el dueño de los zafiros habló.

–Lisa… ¿Te casarías conmigo? –dijo Rick emocionado–. ¿Compartirías tu vida con la mía? –añadió con una sonrisa–.

Acto seguido, el atractivo piloto abrió la cajita en la cual apareció un anillo de oro blanco, con una esmeralda en el centro, rodeada de pequeños diamantes. Era una réplica del anillo que la pequeña Elizabeth le había dado hace años, solo que ahora, el tamaño era para la mano de una mujer con largos y delicados dedos y en lugar de zirconias, el anillo tenía brillosos diamantes. Sorprendida, Lisa abrió sus ojos a más no poder y por la emoción, sólo pudo hacer una exclamación.

–¡Oh, Rick! –dijo Lisa, llevándose sus manos a su rostro.

–¿Aceptarías ser mi esposa? –preguntó Rick mientras se hincaba y ofrecía el anillo a Lisa.

Lisa bajó sus manos y sujetó las manos de Rick, haciendo el ademán de que se pusiera de pie. Tomó aire y finalmente le contestó.

–Sí… ¡Acepto! –dijo Lisa con una sonrisa.

Rick sonrió también y enseguida la besó. Después, Rick tomó el anillo de la cajita y lo colocó en el dedo anular de la mano izquierda de Lisa, quien contemplaba a tan bella joya cuyo brillo no lograba opacar el brillo de los ojos azules de Rick, que denotaban tanta alegría, felicidad y amor.

Ambos se sentían felices. Estaban sonrientes pues finalmente unirían sus vidas. Se abrazaron con mucho cariño y poco a poco fueron separándose la distancia necesaria para verse a los ojos, decirse lo mucho que se amaban con la mirada y también con sus voces llenas de amor.

–Te amo, Elizabeth Hayes, mi futura esposa –dijo Rick.

–Te amo, Richard Hunter, mi futuro esposo –respondió Lisa.

Nuevamente, en demostración del amor que se tenían, acercaron sus rostros poco a poco, cerraron sus ojos y unieron sus labios con un delicado beso, tan delicioso como un helado de vainilla.

F I N

Nota de autor:

¡Hola a todos! Comparto el capítulo final de esta breve historia de amor de los Hunter-Hayes (AU).

Gracias por sus amenos y agradables comentarios: Anto, Fabiola Collao, Saralisse, ZayMel, Pola73, LIzzyRick, Maonome, Contrabraham, Patytob, Shiber, AdenaMcGee, WarriorHeart5, Darlina140, Guest en español y Guest en Inglés.

Espero leer sus comentarios acerca del desenlace de este fic.

La emotiva canción que Rick le canta a Lisa al oído es "Perfect Symphony" de Ed Sheeran con Andrea Bocelli, de la cual, sus autores tienen todos los derechos y en este fic se usa únicamente a manera de entretenimiento sin fines de lucro.

La traducción al español de la letra de la canción se muestra a continuación:

Sinfonía Perfecta

Encontré un amor para mí

Oh cariño, sumérgete y sigue mi guía

Bueno, encontré una chica hermosa y dulce

Oh, nunca supe que eras ese alguien esperando por mí

Porque solo éramos niños cuando nos enamoramos

Sin saber lo que era, no renunciaré a ti esta vez

Cariño, sólo besame lento,

Tu corazón es todo lo que poseo y en tus ojos sostienes al mío

Nena, estoy bailando en la oscuridad contigo entre mis brazos

Descalzo sobre la hierba, escuchando nuestra canción favorita

Cuando dijiste que te veías hecha un desastre,

Susurré debajo de mi aliento, pero lo escuchaste, cariño, te ves perfecta esta noche.

Sé mi mujer

La fuerza de las olas del mar

Toma mis sueños y mis secretos mucho más

Espero que un día, el amor que nos ha acompañado

Se convierta en un hogar, en mi familia, se convierta en nosotros

Y seamos por siempre niños

Nada es imposible

Esta vez no te dejaré

Bésame despacio y yo, vuelvo a existir

Y en tu mirada creceré

Bailo contigo en la oscuridad

Abrazándonos fuerte, con nuestros pies desnudos

Dentro de nuestra música

Te he visto reír y susurrando he dicho

Esta noche, tú, luces perfecta para mí

Bailo contigo en la oscuridad

Abrazándonos fuerte, con nuestros pies desnudos

Dentro de nuestra música

He creído siempre en nosotros

Porque eres un ángel y yo te he esperado

Cuánto te he esperado

Porque esta noche, tú eres perfecta para mí.

Entre todos, podemos mantener vivo el mundo de los fanfics del universo Macross/Robotech.

Reciban mis buenos deseos y energía positiva para ustedes y sus familias.

Saludos,

Misa I.