Capítulo V:

Rachel apenas terminó de ayudar a Quinn, a cambiarse, ella cambiándose de sopetón – me tengo que ir, Finn, te veo luego – soltó de carrera saliendo casi corriendo de la casa de Quinn.

Ella se quedó pensativa sin saber que pensar, la estaban pasando bien, ambas se besaron, Quinn sonrió por ello, después Rachel se calentó y se fue.

- ¿Yo la preparé para ese imbécil? – se preguntó si así iba a actuar Rachel.

Casi como adivinándolo, Rachel se fue a buscar a su novio quién estaba asado por como terminó la noche de ayer.

- ¿Rachel ¿qué haces? – le preguntó al verla soltar sus cosas en la puerta.

- ¿Tu mamá?

- Con Burt en el taller – replicó él y Rachel le cogió de la mano llevándolo al dormitorio.

Finn sonriendo como idiota.

Ambos tuvieron sexo.

Rachel comprobó que no era por Finn, ella estaba caliente por Quinn.

A Finn no le importó nada en ese momento, es más, ni lo razonó, él sacó una foto de él con Rachel media adormilada en su cama y se la envió a Quinn, no se veía casi nada, sólo el hecho de que Rachel estaba en la cama con su novio.

Ella tiró el celular rompiéndolo en la pared.

- ¿Mamá? – preguntó Kyle al escuchar el ruido, Puck ya se había ido, Kyle fue a verla con Beth cargada en sus brazos.

- Lo siento hijo, lo siento, no quise asustarte – replicó respirando superficialmente para poder calmarse.

Kyle se dio cuenta de que algo pasaba.

- ¿Qué pasa mamá?

- Lío de adultos pequeño.

- ¿Y dónde están los adultos? – preguntó sabiamente él.

Quinn resopló, su hijo estaba siendo un culo inteligente y él lo sabía por como sonrió a responderle.

- Empiezo a pensar que el debatir contigo traerá resultados interesantes – le dijo taciturna.

Él dejó a Beth sobre la cama para que se acurruque con su mamá.

- Dime que pasa, yo puedo ayudar – pidió él mirándole con mucha esperanza en sus ojos.

Quinn la pensó un poco antes de decir lo que podía decir – nos besamos – muy rojita ella.

- Yeiiiiiiiiiiiiiiii – saltó de alegría su hijo lanzando sus puñitos al aire, Beth también lo hizo alegrando a su mamá.

- Nos besamos y después se fue con su novio – Quinn soltó lo último con una mueca de asco, no le gustaba imaginar así a su Rachel.

- Mamá, la acabas de besar y ella tiene novio ¿qué esperabas? – le preguntó – vas en buen camino mamá – se alegró su niño y cuando Quinn lo razonó, pues sí, era algo para alegrarse, el beso, no lo que ocurrió después con Finn.

- Bueno – sentenció ella.

- Mamá, tienes que conquistarla.

- Y en eso estoy corazón, más estoy toda enyesada, así que esto puede demorar.

- Tienes que apurarlo mamá.

- ¿Y cómo hago eso hijo?

- Sedúcela mamá – pidió su hijo y Quinn se quedó mirándolo seria.

- De ¿dónde aprendes esas palabras jovencito?

- Del tío Puck – replicó él.

- Por supuesto que tenía que ser él – acotó Quinn – vamos a pasear al parque – pidió ella.

- Yeiiiiiiiiiiii – vitoreó su niño y Beth también, aunque ella no entendía por qué - ¿podemos ir al zoológico? – pidió su nene y Quinn asintió.

- Tendría que usar mi silla de ruedas para no cansarme y talvez al final tendrías que ayudarme.

- No hay problema mamá, yo puedo todo – soltó él muy emocionado, al mejor estilo Berry.

Quinn se derritió de amor por su hijo mayor – eres igualito a tu mami – le dijo y él sonrió mucho más, sonrisa marca Berry.

Aprovechando que el zoológico no estaba lejos, Quinn pudo ir con su silla de ruedas, su hija en su regazo y su hijo mayor caminando al lado de ella con una mochila pequeña, dónde llevaba provisiones.

- Epa, vamos – su hijo era el más feliz de todos, muy entusiasmado por ver a los leones – leones mamá, leones.

- ¿Leones? – preguntó Beth.

- Sí leones Bethy, grandes "miauuu"

- Quiero un miauuuu – pidió su hijita.

- Awww – el arrulló Quinn cada vez más enamorada de sus hijos.

Los tres fueron, Quinn no pagó porque estaba en silla de ruedas, ella pagó el de su hijo mayor solamente, porque Beth era menor de dos años, ella iba a cumplir uno recién y los nenes menores de dos añitos no pagaban.

- Empecemos por los leones – pidió Quinn y awww, sus hijos hacían la carita más tierna del mundo, Beth estaba muy impresionada por el enorme gato y más cuando este rugió. Su bebita abrió grande su boquita, mas no le dio miedo el rugido, más bien le dio curiosidad, ella imitando también el ruido.

Quinn reía enternecida por su hijita, Kyle las gravaba para colgarlo en las redes sociales de Quinn.

Inmensa felicidad de los tres, así estuvieron por un buen rato, mirando a la jirafa, a los hipopótamos, Beth subida en el regazo de su mami, asimilando todo, la enorme sorpresa ante sus ojitos.

- Soy muy feliz, muy feliz – le dijo ella a sus niños.

- Igual mami – repitieron ambos a coro riendo para cuando ocurrió.

Quinn sacando videos de aquello.

Finn no pudo opacar con sus actitudes su inmensa felicidad.

Ellos descansaron en algún punto, Quinn le pidió ayuda a su hijo para recostarse sobre el gras, extendiendo frente a ella una manta para su nena y la lonchera que traían en la mochila.

Ella viéndolos así interactuar, estar los tres juntos, felicidad plena.

Quinn quería llorar de la emoción, todo era tan bonito, su familia ahí mismo.

Ella se dio cuenta entonces que había vencido a Russell, su genética no se cumplió con ella, la parte malvada y violenta, ella tenía mucho amor para dar, ella era amor en movimiento y sus hijos eran ejemplo de eso.

- Daría mi vida aquí mismo para seguir teniendo lo que aquí tengo, a ustedes.

- Sólo falta mami.

- Sólo falta ella mi amor – replicó Quinn mirándole con mucho amor – cuéntame más de tu vida, de lo que puedas.

- Ok – entusiasmado el cuchi comenzó – somos tres hijos, Beth es la mayor ella tiene 17 años, sigo yo, tengo mi edad actual 8 años y Loren es la más chica, tiene 4 añitos. Ustedes están casadas desde finalizar el instituto, eres escritora y mamá actriz. Vivimos en un buen barrio de New York, somos amados, el problema es que el tío Finn sigue insistiendo con mami y tu dolor crónico en la columna, sigue habiendo roces con mami por eso, ella se siente culpable.

- Ella no lo es – dijo Quinn firmemente.

- Mami van a pasar dos accidentes más, dónde tú te lastimas terriblemente.

- Mierda – susurró ella.

- Sí mamá y lo tienes que pasar, tiene que ocurrir, porque si cambia, puede cambiar el futuro.

- Eso no, tú tienes que existir exactamente, así como estás, exactamente así.

- Será difícil mamá – se quejó él casi sollozando.

- Ven aquí mi vida, por ustedes soporto el mismo infierno.

- Es casi así mamá – replicó lloroso abrazando a su mamá fuerte para que no se fuera.

- No me voy a ir a ningún lado, si tiene que pasar, que pase, no soy cobarde y no tengo miedo – sentenció firmemente besando las cabecitas de sus hijos.

Después de un tiempo Quinn le preguntó aquello que más quería a su hijo - ¿cuál es tu objetivo al venir aquí?

- No es cambiar las cosas, porque podría cambiarlas más adelante y eso da miedo – decía el niño y Quinn asentía – la cosa es poder ayudarte atravez de tus pruebas evitando que te lastimes crónicamente, que arrastres un dolor impensable, a la par que conquistes a mami, ella siempre se quejó de eso, que tú la dabas por sentado.

- Jamás haría eso, ella es todo para mí, igual que ustedes.

- Pues tienes que demostrárselo mamá, tu puedes.

- Y lo voy a hacer mi amor, lo haré. No dejaré nada a la duda. Los amo demasiado.

- Y yo mami a los dos – replicó su hija menor lanzándole besos volados.

- Awww – le arrulló Quinn a ambos, ella tomando unas fotos de los tres lo subió a su red social etiquetando a Rachel puso "sólo faltas tú".

Eso iba a cabrear a Finn, pero a ella no le importaba nada, su familia era primero, ella iba a por todas.

- Hey, estamos en el zoológico ¿quieres venir? – le preguntó a Rachel, ella no respondió, aún estaba confusa por sus sentimientos – bueno, igual te quiero y ahora mucho más que probé lo dulce de tus labios – añadió en el mensaje riendo pensando en la cara que iba a poner Rachel al leerlo.

Quinn con ayuda nuevamente pudo subir a su silla de ruedas y retomar su camino, Beth a veces sobre su regazo con su arnés, al pecho de su mami o en los brazos de su hermano, ellos picando de una bolsa de papitas fritas en snacks o de yogurt de fresa frutado.

Ellos la pasaron bien, ese día y el fin de semana.

Quinn no llegó a hablar con Rachel, más si vió que por el whatsapp ella quería escribirle, pero no terminaba de hacerlo ni de enviarlo.

Quinn se decidió que, a partir de ese día, le escribiría todos los días una nota a Rachel y para no crearle problemas, se compró otro celu.

"Buen día mi estrella, que tengas un muy lindo día, lo tendré sí sé que tú lo tienes, por favor tenlo"

Quinn mandó ese mensaje. Rachel respondió con un "¿quién eres?" Pero Quinn no se lo dijo, ella apagó el celular esperando al día siguiente para mandarle una frase bonita.

Eso iba a hacer indirectamente y directamente también, Rachel debía sentirse amada, y así se comprometió Quinn en conquistarla. Mientras iba lento, ya que estaba con muletas.

Por la noche ella hizo una fogata en su jardín trasero junto a sus niños, enseñándoles que no se acerquen muchos y preparando malvaviscos ligeramente dorados con una soda.

Era el cielo para los nenes, ellos estaban de lo más felices.

- Hola Rach – saludó Kyle comiendo su malvavisco

- Achhhh – saludó la nena estirando sus bracitos para que ella le cargue.

- Hola mi princesa, Kyle, están comiendo rico ya veo.

- Muy rico Ach – replicó la nena asintiendo con su cabecita, Rachel le dio un besito ahí, disfrutando del abrazo de Beth, algo en ella provocándole una inmensa felicidad y paz en el pecho, ella aún no sabía qué, pero ahí estaba.

- Rachel – saludó Quinn con una pequeña sonrisa.

- Hola ahí – replicó ella y Kyle viendo que necesitaban hablar se llevó a su hermanita un poco más allá para jugar, mientras Quinn y Rachel hablaban cerca dela fogata.

- No viniste hoy, la pasamos maravilloso – soltó Quinn.

- Yeahhh, estaba un poco confusa – replicó ella diciendo nada más que la verdad.

- ¿Confusa por nuestro beso? – replicó Quinn muy sonrojada y Rachel asintió – yo no estoy confusa – siguió Quinn – para mí es lo más natural del mundo, me sentí excelente.

- Yo también y eso es lo que me confunde, estoy con Finn, Quinn, nos íbamos a casar.

- Bueno, ya no.

- No es tan fácil, hemos estado cerca del todo el secundario, no le das la espalda así nomás a tu pareja y ya está.

- Si es para bien sí

- Quinn ¡ - llamó la atención Rachel posando sus manos en sus caderas de esa manera tan adorable que encantaba a Quinn y que le hacía arrullarla – awww Rach – Quinn con mucha adoración a su Rachel, tanta que ella se sonrojó – no te angusties Rachel, yo voy a estar por aquí, te voy a esperar – dijo muy firme, ya que después de haber besado a Rachel y a sus niños, no encontraba otra sensación igual de atrapante e impactante en su vida.

Su familia lo era todo.

- Porsiacaso no serás tú la del mensaje ¿no? – le preguntó, Quinn fingió inocencia y ese gesto encantó a Rachel.

- Eres demasiado adorable para tu propio bien – replicó Rachel sonriente quitándole el malvavisco que ella estaba preparando para ella.

Esa sonrisa traviesa, los gestos de Rachel, las risas de sus hijos en el fondo, esa era la definición de felicidad y eso era justamente lo que ella deseaba mantener y aumentar.

Al día siguiente iniciaron las clases…

Quinn miró de lejos a Rachel, ella interactuando con Finn en las distintas clases que hubo, Finn todo canchero creyéndose vencedor y poseedor de Rachel, cuando nadie tiene posición de otro.

Ella se obligó a tener paciencia, su vida estaba siendo buena, su futuro parecía aún mejor, ella tenía que lograrlo y todo sería genial.

Así pasó el tiempo, tres meses a partir de ese momento, Quinn seguía usando las muletas por el yeso de su pierna, el de su mano ya había sido retirado, ella tenía mayor movilidad, Kyle seguía colándose en su casa cuando su mamá se iba, durmiendo con Quinn cuando podía, después de todo era su hijo mayor por el momento.

El acercamiento entre ambas seguía siendo muy lento, Rachel estaba arraigada a Finn y no lo quería dejar, sólo por la cantidad de años en que fueron y vinieron.

Sin embargo, Quinn veía un cambio muy lento produciéndose, ella seguía encantando a Rachel, mandándole mensajes, teniendo bonitos detalles con ella.

- Mami piensa que le das por sentado – le había dicho su hijo, y si Rachel tenía esa sensación, ella tenía que asegurarle que no, que era todo lo contrario.

Un fin de semana, horas antes de su accidente, Quinn visitó muy temprano a Rachel, con sus hijos para sorprenderla.

Sus padres estuvieron de acuerdo, todo lo que le alejara de Finn, les gustaba mucho a ellos.

Quinn entró a su cuarto después de demorarse mucho en subir la escalera por lo de su yeso y estuvo a punto de saltar sobre su cama y despertarla junto a su niño, cuando Beth tuvo otra idea.

Quinn la dejó suavemente sobre Rachel, la bebé se acomodó sobre ella y empezó a darle besos mojados en su carita, mejillas, nariz, boca, todo, besos de bebé travieso junto con adorables ruiditos y risas.

- Hey. Hey – entre risas adorables produjo Rachel, sonrojándose mucho cuando oyó a Kyle y Quinn reír al ella estar en pijamas rosas con estrellas.

- Lindas estrellas Rach – susurró Quinn entre risas.

- Cállate – replicó divertida.

- Sí mami, son bonitas, cállate – pidió la nena tocando con su manita unas cuantas haciendo reír a todos por lo adorable que era, todo un minileoncito, una miniQuinn, es por eso que Rachel la adoraba y amaba con demasía, porque era como una mini copia de su mami, demasiado adorable para ser verdad.