— ¿Della Fiore? —Levanto una ceja.

—Por supuesto. —Afirmo. — ¿Mimzy no te conto algo sobre ella? —Pregunto, llevando el vaso de whisky hacia sus labios.

—Si fuera así no te debería de importar, Bélanger. —Gruño, recargando sus manos en la barra. —Últimamente te interesa saber qué es lo que hace esa niñita. —Dijo con molestia. —Si tanto te interesa saber sobre ella, ¿Por qué no le preguntas a tu noviecita?

Alastor se quedó callado. Revolvía su bebida con tranquilidad, miraba el vaso con interés ignorando el comentario de su compañero. Sabía que lo decía para molestarlo.

Husk bufo al notar que su amigo se quedó callado, sin responder su comentario. Le irritaba ver como Alastor ignoraba sus palabras que para él, eran ciertas.

Le tenía aprecio a su compañero, pero eso no significaba que no podía odiarlo. El creía que Alastor mantenía más que una relación de amistad con una de sus más grandes cantantes y amiga cercana, quien poco a poco iba perdiendo fanáticos por escaparse con su amigo y no presentarse a sus shows.

Husk creía estrechamente en su teoría. Mimzy era mujer muy alegre y carismática, quien le gustaba divertirse a su manera sin importarle en el lugar donde este o la opinión de las personas. Alastor tenía una personalidad muy parecida a la de ella, pero él era muy centrado y prefería mantenerse al margen de su fama, el cual se iba perdiendo poco a poco.

En conclusión, ambos encajaban muy bien. La sociedad apoyaría esta relación si se llegara a confirmar, al menos las personas quienes no son admiradores del locutor de radio o de la estrella de la noche.

Pero Alastor no pensaba igual que su amigo y creía que sus ideas eran realmente, grotescas. Muchas veces se les vio a esta pareja salir más seguido a bares, Mimzy yendo a la empresa en donde trabaja Alastor, los dos paseando por las calles de la ciudad y en varias cenas de las cuales muchas personas catalogan como románticas.

Alastor creía que la gente no sabe diferenciar una relación de amistad y romántica. Cada día se convencía que las personas se volvían más estúpidas.

Por esa razón, dejo los paseos con su amiga y evitaba acercarse mucho a ella, creía que si hacia esto, los chismes se perderían con el tiempo, en largas semanas, quizás. Mando un recado a Mimzy con su buena amiga y confeccionista, Rosie, una mujer de cinco años mayor que él. Le escribió una carta explicándole sus razones de su alejamiento y que esperaba que entendiera.

Por suerte para el locutor, su amiga lo tomo bien, no recibió algún reclamo por eso. Un alivio, sin duda. No quería perder una linda amistad por gente sin razonamiento alguno.

Pero al hacer esto, Alastor perdió varias posibilidades de conocer mejor a T/N Della Fiore. Después de verla en el emporio de Rosie, se enteró con ayuda de algunos "amigos" que sus grandes amigas se habían reunido en varias ocasiones con la nueva celebridad de la ciudad. Le asustaba el hecho que ellas se encariñaran de una niña.

Él tuvo que alejarse de su amiga para dejar de esparcir falsos rumores sobre ellos dos. En cambio ella, podía acercarse a Mimzy sin dificultad.

Inconscientemente apretó el vaso, al notarlo se relajó y acomodo sus lentes. Dejo el vaso en la barra y recargo sus brazos cruzados en la barra, mirando con una sonrisa burlona a su amigo.

No podía preguntarle personalmente a Mimzy por Della Fiore. Preguntarle a Rosie lo llevaría a varios comentarios capciosos, pero ninguno seria la respuesta. Esto lo lleva a su última solución, preguntarle al hombre malhumorado sobre algún comentario de Mimzy, respecto a Della Fiore.

El locutor sabía perfectamente su nombre, pero lo ignoraba. Preferirá llamarla por su apellido, el cual cambiaria muy pronto al momento de dar el "Si" en el altar.

—Estoy sin compromisos, Oscar. —Dicho nombre logro la irritación de su amigo. —Solo estoy curioso, Husk. Mimzy sale muy seguido con ella, sé que ella sabrá algunas cosas sobre Della Fiore. —Se encogió de hombros.

—Della Fiore. —Chasqueo la lengua. — ¿Por qué no simplemente la llamas por su nombre? —Se despegó de la barra, dando media vuelta hacia los estantes de atrás.

— ¿Y por qué no puedo hablarte por tu nombre, Oscar? —Respondió con burla.

Husk, gruño. Iba a responder con un insulto, sino fuera por aquel hombre que le hablo desde una mesa lejana a la barra. Resoplo con molestia y se alejó de Alastor para ir con el hombre.

Alastor solo lo siguió con la mirada, hasta que el mayor desapareció de su vista. Cuando estuvo solo, relajo su sonrisa, no era burlona o grande, era tranquila, pero este temblaba levemente.

Tomo el vaso de la barra y lo llevo hacia sus labios, dando el último trago a su bebida. Dejo el vaso en la barra, se levantó del banquito metiendo su mano en el bolsillo derecho trasero de su pantalón, saco su cartera sacando un par de billetes el cual dejo debajo del vaso que había utilizado.

Husk no le iba a responder su pregunta, así que no había razón por la cual seguir quedándose en el bar. Su compañera de diversión se encontraba bebiendo con algunas amigas en una barra más alejada, además no podía pasar tiempo con ella. Resignado, decidió aceptar lo que sucedía.

Salió del bar, inhalando el aire fresco de la ciudad. Saco su reloj de bolsillo y miro la hora, 6:38 p.m., era más temprano de lo habitual. Había creído que se marcharía del bar más tarde.

Camino por frías calles de la ciudad, el invierno llegaría en tan solo tres meses y él no tenía algo en específico por hacer en los días festivos. En realidad llevaba años sin celebrar por completo navidad o año viejo y nuevo, dejo de hacerlo hace siete años. En esos días de celebración, solo se enfocaba en hacer la misma rutina de siempre, salir del trabajo para dirigirse al bar de su amigo.

Este año tampoco sería la excepción.

Miraba las calles de la ciudad con los pensamientos en su cabeza. No planeaba pedir un taxi, estaba acostumbrado a caminar del bar hacia su casa (sin importarle que tardara unos 35-40 minutos en llegar a su casa en pie), no le importaba que el frio erizara su piel.

Sus ojos los cuales se enfocaban en cualquier punto de las calles, se desviaron hacia un grupo de hombres y mujeres parados en una esquina, riendo mientras algunos fumaban un cigarrillo. Entre el grupo se enfocó en el hombre de cabellera rubia, quien reía con un hombre, abrazados por el hombro.

Un taxi se detuvo en la misma esquina. El chico se separó de su compañero, estrechando la mano amistosamente. Camino hacia la puerta trasera del auto tambaleándose, pero giro devuelta en cuanto una chica le llamo, ella le dijo algo el cual el locutor no supo descifrar. El rubio le sonrió a medias y miro por última vez al chico a quien abrazaba, le guiño el ojo y sin más se dentro al taxi, comenzando avanzar a los pocos segundos.

Era evidente que todos estaban ebrios. Anthony D'Angelo estaba fuera de casa con otras personas sin su prometida. Su matrimonio no funcionaria, al menos eso creía el locutor.

Al ver que el auto comenzaba avanzar, actuó rápido. Levanto su mano y para su suerte, un taxi se estaba dirigiendo a él. El auto paro y sin pensarlo dos veces, se subió de inmediato. Después de dar las buenas noches, ordeno que siguiera el taxi que estaba algunos metros lejos de ellos.

Sin reproche, el conductor comenzó a seguirlo. Fueron varios minutos en el auto, pasando calle tras calle. Alastor mantuvo la calma y en ningún momento apresuro al conductor, confiaba en que hiciera bien su trabajo.

Después de un largo tiempo comenzaron adentrarse en las calles principales de la ciudad, hasta llegar al conocido vecindario Garden Distric, pocos minutos después el taxi se detuvo, estando del otro lado de la calle pero en frente del taxi.

Alastor vio como el chico le entregaba algunos billetes al taxista, salió del auto y este comenzó avanzar. Se levantó un poco del asiento sacando su cartera del bolsillo trasero, saco algunos billetes y con eso le pago al conductor.

Salió del auto esperando a que el taxi se marchara, el cual a los pocos segundos se marchó. Cruzo la calle tranquilamente con los brazos detrás de su espalda, en todo momento miraba a Anthony, quien caminaba torpemente por el exceso de alcohol. Se detuvo en las rejas de la casa y observo los movimientos del rubio, quien con dificultad abría la puerta de su hogar, hasta que finalmente lo logro.

Escondió su rostro en cuanto vio que el cerraba la puerta de su casa. Sin pensarlo y procesarlo, entro al terreno sin descaro, caminando con tranquilidad como si esa casa le perteneciera.

Fue directo al lado izquierdo de la casa, observando algunas plantas que están en muy buen estado. Por ahí y la prometida de D'Angelo las arreglo. Al llegar al patio se dio cuenta de la luz apagada, desvergonzado camino por todo el patio, observando la amplitud de este. No era tan grande como el de su casa, pero había que conformarse. Camino hasta el final del patio en donde había unos arbustos boj sempervirens, los conocía perfectamente. Miro hacia atrás al escuchar un ruido. Della Fiore había llegado a la cocina. Con dificultad se cruzó al otro lado del arbusto para esconderse.

Se asomó entre los arbustos para mirar a la niña. Tenía un vestido lila y el cabello atado en una coleta alta con algunos cabellos resbalando por su frente y patillas. Miro como ella encendía la estufa, calentando algo de comida en una sartén.

Se veía pensativa y estaba hundida en sus pensamientos.

Alastor tenía que pensar el algo para salir de ahí, o quizás no quería irse. No sabía cómo, pero su mano estaba apretando el artefacto filoso que se encontraba dentro de su chaqueta, su cabeza no estaba funcionando correctamente. Pero todo paro, al momento de escuchar los ladridos de unos perros, haciendo alertar al locutor. El viento se hizo más fuerte y se podía escuchar el chiflido de este. Bajo la cabeza al ver como Della Fiore levantaba la cabeza para mirar su patio. Espero unos segundos antes de volver a levantar la cabeza, cuando lo hizo, noto que ella ya no estaba, fue en ese momento en donde decidió irse de ahí.

No sabía lo que paso por su cabeza al decidir entrar al terreno de D'Angelo.

Pero muy dentro de él sabía la razón, pero su pecho lo impidió inconscientemente.

La noche paso rápido para algunas personas, para T/N no.

Puso su plato de comida en la mesa, llego la hora del desayuno pero a diferencia de otras, en este se podía sentir la molestia de la chica.

Comía en silencio, ignorando su alrededor, hasta que el rubio (quien tenía un trapo con hielo en su cabeza) suspiro fuertemente, pero no logro captar la atención de la chica.

— ¿Me vas a perdonar?

— ¿Debería? —Contesto, sin quitar la mirada de su plato.

— ¡Yo debería estar indignado, no tú! —Señalo a la chica con su dedo índice. —Me mandaste a dormir en la habitación de este piso. —Rodo los ojos.

—Podía haberte dejado tirado en la ducha. —Contesto, nuevamente sin ver al rubio. —Hubieras dormido ahí.

—No te hubieras atrevido. —Entrecerró los ojos.

—En esos y estos momentos, sí. —Dejo su cubierto alado de su plato.

Doblo los codos apoyándolos en la mesa, coloco su mentón en sus manos cruzadas y miro fijamente a su prometido, quien trago saliva al notar el rostro de su novia.

—Si me miras así, lo creo. —Tomo su vaso con jugo para llevarlo hacia su boca.

—Fuiste al bar anoche, ¿cierto? —Pregunto volviendo a tomar su cubierto.

—Si. —Contesto incómodo. —Solo por un rato. —Se levantó de la mesa con su plato y vaso en mano. Dejando el trapo con hielo en el comedor.

T/N tarareo como respuesta.

Quito la mirada de su comida mirando hacia un puto fijo en la mesa, suspiro con fuerza y decidida, abrió los labios para soltar su pregunta. Una incómoda pregunta para ella.

— ¿De qué se trató el beso de ayer? —Se mordió el labio con nerviosismo.

Anthony se quedó callado, no respondió ni se movió, solo estaba el incómodo silencio en el comedor.

— ¿Cuál beso? —Escucho detrás de ella.

—Estabas muy ebrio. —Murmuro, acomodándose de forma incomoda en la silla.

—Perdón, no lo recuerdo. —Suspiro.

Esta vez sus pasos se escucharon. T/N se erizo al sentir las manos de Anthony posadas en sus hombros, las cuales comenzaron a moverse lentamente dándole un pequeño masaje.

— ¿Te molesta eso? —Pregunto con una sonrisa juguetona.

—No me gusta la forma de cómo estás jugando, Anthony. —Ladeo la cabeza.

—Al fin y al cabo aceptamos este juego ¿no?

Se encorvo a la altura de la chica. Presiono sus labios en el cuello de su prometida, quien sobresalto al sentir sus labios en una zona la cual nunca le ha gustado que le tocaran.

—Anthony...—Nombro en un hilo de voz.

Se movía inquieta en la silla. Estaba consciente de las últimas acciones que Anthony hacía, algo de la cual le incomodaba.

Con júbilo, comenzó a dar cortos besos en una zona específica de su cuello. Recargo su mentón en el hombro de su prometida, estiro su mano hacia las piernas de ella para tomar su mano y levantarla. Entrelazo sus manos y se rio con sorna.

— ¿Ese beso te referías? —Volvió a reír.

—Ja, ja. —Quito su mano con molestia.

Cruzo las piernas y coloco sus manos en su regazo, en espera del siguiente movimiento de Anthony.

Pero el solo volvió a reír, pero más fuerte. Volvió acercarse a T/N, poso sus labios en su mejilla dándole un pequeño beso. Se separó de ella comenzando a caminar, tomando el maletín que estaba en la mesa.

— ¡Nos vemos, primor! —Dijo con burla.

Al escuchar la puerta cerrarse, fue una señal para que T/N soltara un suspiro pesado.

Resignada se levantó de la silla tomando su plato y vaso, los llevo hacia el lavabo dejándolos dentro, abrió la llave dejando salir el agua, comenzando a enjuagar primero los vasos.

Se sentía incomoda con la actitud que Anthony a estado tomando en los últimos días, pero sabía que solamente estaba molestándola. Anteriormente cuando se encontraban en Italia, ellos solían mostrar afecto frente a la gente, pero cuando estaban solos se comportaban como amigos. Creía que el cambio de ciudad, había logrado que Anthony se tomara enserio sobre ser prometidos.

Sus cariños habían sido constantes en los últimos cuatro días, para ella, algo estaba sucediendo dentro de él y era más grave de lo que parecía.

Al terminar de lavar los trastes y secarlos, decidió comenzar a limpiar la casa. Había prometido a Rosie ir al emporio el día de hoy, así que si limpiaba temprano al llegar no tendría nada que hacer. Al igual que anoche limpio y ordeno las habitaciones, sacudió algunos muebles, barrió y trapeo los pasillos, había terminado nuevamente en menos de una hora.

Preparo la merienda para en cuanto llegara Anthony, desde que empezó a visitar el emporio de Rosie ya no tenía que almorzar en casa, ya que las tres señoritas decidían comprar el almuerzo entre las tres.

Apago la estufa cuando termino de cocinar. Se acercó al lavabo y lavo sus manos. Seco sus manos con un trapo y lo dejo en la encimera una vez que termino. Dio media vuelta para salir de la cocina, pero el sonido del timbre la hizo parar por un momento.

Junto levemente las cejas y siguió caminando con tranquilidad. Salió de la cocina y llego a la sala en donde el timbre volvió a sonar, apresuro el paso hasta llegar a la puerta principal, aliso su falda y abrió la puerta sin temor.

Abrió ligeramente los ojos al ver a las dos mujeres estando paradas en el pórtico de su casa.

— ¿Qué están haciendo aquí? —Pregunto, haciendo que su sonrisa aparezca poco a poco.

— ¡Sorpresa!

Mimzy fue la primera en hablar, se abalanzo hacia la castaña dándole un pequeño abrazo, quien no dudo en responderle.

—Solo venimos a saludar. —Se separó de su amiga, tomándola de los hombros. —Mamá no quiso abrir el emporio hoy. —Señalo con su pulgar hacia atrás.

Mimzy se adentró a la casa siendo seguida con la mirada de la menor, quien la miraba con los ojos abiertos ante su comentario tan desvergonzado.

Miro hacia Rosie con una sonrisa tímida, ella solo rodo los ojos y se encorvo hacia T/N para darle un beso en ambas mejillas. Dejo que entrara la mayor, quien le sonrió amigablemente.

T/N cerró la puerta en cuanto ella entro. Le aconsejo a Rosie que se quitara el sombrero, pero como siempre se había negado, ya que su sombrero era algo que le gustaba tener siempre.

Desde que conoció a Rosie, siempre se preguntaba por el favoritismo por este sombrero, cuando le pregunto por su gusto, ella respondió diciendo que era algo que le recordaba a su madre, ya que ella solía usar mucho de este accesorio.

Su madre había muerto cuando apenas era una niña de ocho años, por una enfermedad respiratoria, tuvo que vivir con su padre por muchos años, a quien tuvo que soportar por el hecho de que él siempre la maltrata físicamente. No fue hasta que conoció a Franklin, con quien vivió algunos años hasta que ocurrió el incidente.

— ¿Quieren algo de tomar? —Pregunto dirigiéndose hacia la puerta en donde lleva al pasillo.

—Así estamos bien, lindura. —Contesto Rosie con tranquilidad, posando sus manos por sus piernas. —Mimzy y yo hemos desayunado hace una hora.

—Igual que yo, solo que con Anthony. —Dijo sentándose en el sillón individual.

Al escuchar su nombre, Mimzy entrecerró los ojos y se acomodó en el sillón cruzando las piernas con naturalidad.

T/N lo había notado, pero decidió ignorarlo. Sabía que después de decirle a Mimzy ayer sobre su prometido, le había dejado un sabor amargo en la boca de ella.

— ¿Por qué no abriste el emporio hoy Rosie? —Pregunto.

Rosie se acomodó en el sillón, miro a la menor mientras tomaba su bolso colocándolo en su regazo, metiendo su mano en el interior del bolso.

—Mimzy me dijo que Anthony es tu primer, novio. —Comento, dulcemente. Como si de una madre le explicara a su hija.

T/N miro a Mimzy ladeando la cabeza. Ella dejo caer sus hombros con vergüenza, sonrió tímidamente mientras miraba la mayor, en busca de ayuda.

—No la culpes, pequeña. Yo obligue a Mimzy a que me dijera la verdad. —Explico.

La menor miro con los ojos abiertos a Rosie, quien se acomodó el sombrero con una mano.

—Era necesario. Esta es la razón.

Saco un periódico de su bolso. T/N miro el periódico por unos segundos, tratando de buscar alguna explicación ante lo sucedido.

Sabía que quería que lo leyera cuando la mayor le extendió el periódico. Se tomó algunos segundos, pero al final estiro su mano con timidez, tomándolo con la poca tranquilidad que había en su cuerpo.

Llevo el periódico hacia su pecho, leyendo la primera plana. Trataba de controlar sus sentimientos, hubo un vuelco en su estómago, no sabía cómo reaccionar ante esto.

Leyendo la primera palabra de la plana, se dio cuenta sobre lo que iba a tratar esto. Por una extraña razón comenzó a sentir miedo, porque sabía que los rumores se irían hacia Anthony y ella.

—Le pregunte a Mimzy si sabía algo sobre D'Angelo. —Hizo una pausa. Tomo aire y siguió hablando. —Al principio no quería decírmelo, pero al mostrarle el periódico decidió hablar. —Explico con calma.

—Juro que no pensaba contarle sobre lo que dijiste ayer, pero. —Dijo, comenzando a jugar con sus manos. —Al ver la portada del periódico, lo único que pensé fue castrar a Anthony. —Dijo con irritación.

T/N podía escuchar las disculpas de su amiga, pero ella estaba concentrada en leer varias veces el encabezado del periódico.

Una, dos, tres. Hasta que finalmente dejo de leerlo, doblo el periódico y se lo entrego a Rosie con cierta pena.

"Anthony D'Angelo envuelto en cita con una luisiana, en uno de los bares clandestinos de la ciudad"

Su cabeza repetía varias veces esa frase. Se habían metido en problemas, nuevamente por culpa de Anthony. Sabía que sucedería, pero nunca llego a pensar que de esta forma.

Era evidente que era él. La foto en la portada, aunque era en blanco y negro, se podía notar el estilo de Anthony. Esa chica no la conocía, pero estaba muy cerca de él, ¿Qué había sucedido realmente?

—Sé que esto es incómodo para ti, linda.

Rosie se levantó del sofá, dirigiéndose hacia la menor, quien tenía la mirada perdida en sus pensamientos, tratando de buscar alguna solución ante este problema. Pero aunque se esforzara, su mente sola la llevaba a varias soluciones que al final no arreglaría nada o empeoraría las cosas.

—Solo queríamos avisarte sobre esa mala noticia. —Se sentó en reposabrazos del sillón, colocando su mano en la espalda de T/N. —No tienes que hablar sobre eso. —Trato de reconfortarla. —Si te hace sentir mejor, ese periódico es el menos conocido de la ciudad, no es muy vendido. —Sonrió.

T/N levanto la mirada, desviando sus pensamientos. Miro a la mayor y sonrió levemente, para finalizar con un suspiro.

—Está bien, se los agradezco. —Sincero. —Podrían llegar a creer que Anthony me está engañando con esa portada. —Intento sonar tranquila, aunque por dentro estaba tratando de no sonar nerviosa.

—Pero-

—Pero, no creemos eso. —Interrumpió a Mimzy, quien hizo una pequeña mueca a la mayor. —Como te había dicho tesoro, en esta ciudad todos se alimentan de chismes. No importa lo que hagas, de alguna u otra forma siempre trataran de hablar de ti a tus espaldas.

T/N asintió levemente. Entendía perfectamente que Rosie tenía razón, ella lo sabe perfectamente.

Por otra parte Mimzy no estaba de acuerdo en la respuesta de su amiga, sabía que la portada no mentía, era evidente que estaban engañando a la menor, pero decidió callar y esperar lo que suceda en el futuro. Rosie por su parte pensaba igual que Mimzy, pensaba que era un engaño por parte de D'Angelo. Pero no pensó en establecer una discusión correcta con T/N, al fin y al cabo, ella seguirá creyendo que Anthony le era fiel.

Por lo menos eso creían ambas mujeres.

Esa mañana siguió normal, no se tocó el tema de Anthony y esa mujer, ambas amigas no querían sentir incomoda a T/N, Mimzy por lo menos no quería hacer sentir mal a su amiga, pero si quería cumplir con la amenaza que le hizo a ella hacia su prometido. Pero sabía que no podía hacerlo, al menos no sola.

Estando las una en punto de la tarde, ambas amigas se marcharon a sus hogares, dejando a la pequeña sola, luchando contra sus pensamientos que comenzaron a atormentarla. Sin tener nada que hacer, decidió dormir un rato esa tarde, la cual tardo una hora en llegar el sueño, ya que su cabeza comenzó a dolerle a penas se acostó.

Al despertar era las tres de la tarde, faltaban dos horas para que Anthony saliera del trabajo y no sabía cuántas horas estaría fuera de casa, quizás llegaría a la misma hora de ayer.

Su prometido llego tarde, pero extrañamente no estaba ebrio. Eran las 7:15 p.m. cuando llego a la casa. Aparentemente no se había enterado sobre lo del periódico.

Después de cenar y que Anthony le preguntara por su comportamiento extraño, T/N decidió decirle sobre el periódico y su preocupación por este. Esto causo una pequeña discusión entre ellos, Anthony defendiéndose con su argumento, el cual T/N sabía perfectamente. Él le había recordado el porque no podía serle infiel, pero ella no estaba interesada realmente si él le era infiel o no.

"—Solo me preocupa los rumores. —Dijo parándose en la puerta de su habitación. —Y en ti."

Lo miro cansada, Anthony tenía una ligera mueca, pero cuando T/N termino de hablar su expresión se volvió a una más comprensiva.

"—Al menos no fue. —Pauso. —Otra persona. —Comento con una pequeña sonrisa."

Anthony se separó de la puerta, comenzando a caminar hacia su prometida, pero ella se adentró a su habitación, haciendo que él se detenga en medio del pasillo con sus manos dentro de sus bolsillos.

"—Buenas noches. —Se despidió, para después cerrar la puerta."

Esa noche tardo en dormir, al igual que en la tarde. No se sentía triste o culpable, no había razón por la cual sentir culpa por algo que hizo su prometido. Una parte de ella solo estaba molesta, por el hecho de que Anthony no había tenido cuidado, pero el resto solo se sentía mal, no tenía ni idea de cómo solucionar los rumores si se hacían más grandes.

Al día siguiente hubo silencio en el comedor a la hora del desayuno. Antes de irse, Anthony se disculpó con ella por no haber tenido cuidado y le aseguro que la mujer con quien salía en la foto, no era una amante y que nunca lo sería.

T/N lo acepto, al fin y al cabo tenía razón. Anthony no la engañaría con la primera persona que se le cruzara en el camino.

Los días siguientes continuaron normales, no hubo otro periódico del cual hablara sobre un posible engaño de Anthony. La relación de ambos continúo igual, Anthony aún seguía durmiendo con T/N por las noches, a excepción de los días en el que él llegaba ebrio.

T/N aun visitaba al emporio de Rosie por las mañanas. Tanto Rosie como Mimzy no le volvieron a decir nada sobre el incidente con D'Angelo, querían convencerse de que solo fue un error y una simple coincidencia. Pero Mimzy dudaba de Anthony, tanto que ya no lo sentía como una persona confiable, Rosie solo esperaba que las cosas sucedieran, desde principio creyó que Anthony era un idiota y lo seguía creyendo.

Y así fue durante varios días, la misma rutina para T/N. Ya no había algo nuevo que hacer, sus días se volvieron muy monótonas. No fue hasta que un día, Mimzy decidió preguntarle a T/N en el emporio de Rosie (quien en ese momento, se mantenía cortando la tela mientras escuchaba a sus amigas) con cierto interés en su voz.

"— ¿Cuáles son tus pasatiempos, T/N? —Pregunto, comenzando a garabatear una libreta"

"—Te dije una vez que me gustaba tocar el piano. —Contesto, mientras medía la tela con una regla y lo marcaba con un lápiz."

"— ¿Solo eso? Se me hace raro que una niña rica solo sepa tocar el piano. —Dejo de rayar la hoja."

T/N levanto la mirada de la tela, mirando con una sonrisa burlona a su amiga.

"—No lo mal intérpretes. —Explico. —Solo creí que tenías otros pasatiempos. —Volvió a mirar su libreta".

"—Los tengo. —Siguió marcando la tela."

Mimzy la miro sorprendida, su expresión cambio a una más alegre.

"— ¿Enserio? —Pregunto emocionada."

Asintió levemente.

—Sip. —Volvió a mirar a Mimzy. —Bailo ballet, toco el violín, en ocasiones me gusta cantar y. —Pauso. —Escribo algunas canciones, nada en especial. —Se encogió de hombros, volviendo a mirar la tela.

"— ¿Ballet? ¿Violín? ¿Cantas y escribes tus propias canciones? —Su emoción no podía ser más grande"

"—Eres más talentosa de lo que pareces, lindura. —Rosie soltó una pequeña risa."

"—Nada oficial. —Miro a Rosie. —Excepto lo del ballet y el violín. —Dio una risa nasal."

"—Tengo que escucharte cantar, y también escuchar tus canciones."

"—Nada oficial. —Repitió cantarinamente."

Ese día Mimzy siguió insistiendo en escucharla cantar, pero T/N solo negaba ante sus suplicas, decía que su canto no era tan afinado y sus canciones solo eran palabras que salían de sus cabeza, sin nada especial. En cambio, T/N le pidió a Mimzy que cantara, quien no se negó ante su pedido.

T/N quedo maravillada ante su voz, realmente era hermosa y tenía mucho talento. Ahora entendía porque tenía muchos fanáticos detrás de ella.

Eso fue lo único raro ese día, Mimzy no volvió a preguntar algo extraño (T/N pensaba que esa fue una pregunta bastante inusual). Mimzy no volvió a preguntar algo más sobre sus gustos esa semana, pero si volvió hacer algo extraño.

Después de que Anthony se marchara al trabajo y T/N se quedara sola en casa leyendo el primer libro que encontró en la estantería de la segunda sala, el timbre de su casa sonó, retumbando en la casa.

T/N se levantó y fue directo a la puerta creyendo que era Anthony que había regresado por haberse olvidado de algo (Tenia unos 10 minutos que se había marchado). Pero grande fue su sorpresa al ver a su amiga, extrañamente energética y alegre, en realidad, ya se estaba acostumbrando a la personalidad de ella.

— ¡Hola! —Chillo.

Mimzy se acercó a ella, dándole un beso en cada mejilla de T/N, quien estaba atónica al ver a su amiga en casa tan temprano.

— ¿Estas ocupada? —Se adentró a su casa.

T/N cerró la puerta de su casa confundida. Giro a mirarla con las cejas casi unidas. Su amiga estaba sonriendo inocentemente, comenzando a balancearse sobre sus talones. T/N relajo su rostro y se recargo en la puerta.

—No, no tengo nada que hacer. ¿Por qué lo preguntas?

Mimzy abrió la boca, pero solo comenzó a balbucear y a mover sus manos exageradamente. No entendía las razones por la cual se estaba comportando así, espero unos segundos para que su amiga se calmara.

Mimzy se calló, se aclaró la garganta y volvió abrir la boca para hablar, estaba vez estaba decidida.

—Te quiero llevar a un lugar. —Contesto de forma rápida.

T/N se quedó con los labios abiertos sin entender lo que sucedía. Frunció los labios y se reincorporo llevando sus manos hacia su estómago.

— ¿Me quieres llevar a un lugar? —Pregunto.

Mimzy abrió la boca, pero lo volvió a cerrar. Asintió con la cabeza, acomodando su bolso de mano.

— ¿A dónde?

—Pues, veraz. —Hizo un ademan con la mano, mirando el techo en busca de una explicación.

Miro arriba para buscar lo que su amiga estaba mirando, pero regreso a mirarla cuando ella al fin decidió hablar.

—Solo acompáñame. —Dejo caer sus hombros. —Te prometo que si me acompañas, te ayudare a preparar la cena para Anthony. —Junto sus manos, suplicando.

Se quedó quieta, mirando a Mimzy con los ojos confundidos y los labios abiertos. De sus labios salía un pequeño "Ah", no sabía lo que su amiga quería, creía que no era algo tan importante, pero su desesperación la hizo pensar de otra manera.

—Bien, si tu quieres. —Se encogió de hombros. — ¿Pero a dónde-?

— ¡Excelente! —Alzo sus manos. —Se nos hace tarde y el me matara por la impuntualidad.

Se acercó a su amiga tomándola del brazo, entrelazándola con la de ella.

— ¿Pero-?

Mimzy tomo el sombrero y abrigo de su amiga, colocando el sombrero en la cabeza de T/N y doblando el abrigo en su hombro.

—Te explicare todo, pero tenemos que apresurarnos.

Abrió la puerta de la casa para sacar a su amiga de ahí. Con algo de fuerza cerró la puerta, ignorando las quejas que soltaba la menor por no decirle nada.