Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, es propiedad de Hiro Mashima.
¿Gajeel y Levy?
La pregunta del pelirrosa fue como un baldazo de agua fría sobre el pelinegro. Los nervios que le producían ser descubierto y la vergüenza de lo mismo, le impedían formular alguna respuesta coherente. Abrió la boca un par de veces sin dejar salir algún sonido, mientras las preguntas pasaban velozmente en su mente. ¿Cuántos más sabrían sobre esto? ¿Era un descubrimiento de Natsu o eran las deducciones de Lucy? Si fuera el caso que la rubia tuviera algo que ver, ¿era porque la enana había dicho algo? Cada duda lo dejaba más confundido y optó por hacer lo único que en ese momento se le ocurrió.
Puso una sonrisa forzada en el rostro y apoyó una de sus manos en la cadera, rodando los ojos.
—¿Yo? ¿Marcar a la enana? ¿De qué hablas? —impregnó cada palabra de un fingido tono escéptico para hacer más creíble su actuación, a pesar de saber que a ojos de alguien observador, solo estaría haciendo el ridículo—. Ya sé, seguro tu cerebro se fundió con todo lo que ha pasado, gehe.
Intentó reír un poco, pero en cuánto escuchó el tono nervioso con el que salía su risa, prefirió cerrar la boca. Su dignidad le ordenaba que se tranquilizara y recuperara la compostura, mientras que su imaginación lo trasladaba a diferentes escenarios donde Levy tenía su aroma envolviéndola.
Natsu se mantuvo en silencio observando la reacción de su compañero, desde su risa hasta la cara de tonto que tenía en ese preciso instante.
—¿Entonces no la marcaste? —volvió a preguntar con inocencia y cierta desilusión—. Bueno, puedo entenderte, Levy no tiene un aroma tan agradable como el de Luce.
El previo alivio que sintió Gajeel ante la posibilidad de haber engañado al pelirrosa, fue reemplazado rápidamente por el enojo y se reflejó tanto en su mirada como en su puño alzado.
—¡La enana tiene un aroma mucho mejor que el de la coneja! —refutó, picando en la vena competitiva de Natsu—. Se nota que no sabes nada de hembras.
—¿Ah? ¡Luce es mucho mejor! Tiene un aroma suave, cálido y hogareño. Revísate la nariz, cabeza de tuercas.
—Pues la enana tiene un agradable aroma a libros, es fresco y muy atractivo.
—¡Já! Pues Luce huele muchísimo mejor ahora que la he marcado —presumió Natsu, hinchando el pecho con orgullo—. Eso es algo que a ti te faltan agallas para hacerlo, ¿verdad?
Aquellas palabras fueron como un golpe definitivo al orgullo del pelinegro, dejándolo boquiabierto. Natsu Dragneel lo había derrotado en una discusión, ¿acaso eso era posible? Por supuesto que no, aceptar la derrota sería como aceptar que alguien tuviera un mejor olor al de Levy y eso era algo con lo que Gajeel no estaba dispuesto a ceder.
—Una vez la marque —empezó hablar, reuniendo el valor necesario para continuar—. ¡El aroma de Levy será muchísimo mejor!
En algún momento de su importante declaración, había alzado la vista hacia el techo, pero la sensación de victoria era tan grande que no le dio importancia. Bajó la mirada en busca de la del pelirrosa, dispuesto a presumir su hazaña, pero lo único que llegó a ver fue como los ojos de Natsu se abrían de gran manera, observando algún punto en el pasillo que se encontraba a su espalda.
Un mal presentimiento se asentó en su estómago, acompañado del temor a girar y descubrir lo que había sorprendido al otro, aunque ya podía hacerse una idea de lo que le esperaba.
—¿Sucede algo con mi olor? —sonó la voz molesta de la peliazul a pocos pasos de dónde se encontraban.
—"Mierda" —pensó Gajeel en un acto reflejo.
Ese era uno de esos momentos en los que se desea que la tierra se abra y lo trague a uno, pero esa clase de milagros no le sucedían a él.
Respiró profundamente un par de veces y giró sobre sus pies dispuesto a encarar la situación, no había sido criado por un dragón para dejarse amilanar por una maga que, en altura no le llegaba más allá de los hombros.
Levy se encontraba parada en medio del pasillo, con los brazos cruzados bajo su pecho en señal de disgusto y las mejillas teñidas de rojo. Su estatura no era ningún impedimento para fulminarlo con la mirada, conforme esperaba una respuesta a su pregunta. El pelinegro tuvo la sensación de que el pasillo se había vuelto más estrecho hasta dejarlo sin escapatoria.
—¿Tu olor? No pasa nada con el —empleó un tono de fingido desinterés, buscando al mismo tiempo de forma disimulada cualquier cosa que pudiera servirle para escapar.
—Escuché claramente como decías que mi aroma mejoraría —insistió la peliazul—. ¿Insinúas que no huelo lo suficientemente bien?
A esas altura, Gajeel no sabía si era buena o mala suerte que solo hubiera escuchado esa parte de la conversación.
—Entendiste todo mal, enana —la mirada de la más baja se afiló ante el sobrenombre y Gajeel retrocedió un paso—. Verás, fue Salamander el que di... —estiró su mano hacia atrás para sujetar al mencionado y entregarlo como el culpable, pero su mano solo se movió sin llegar a encontrar algo.
—¿Natsu? —recorrió con la mirada el pasillo, confirmando lo que la mirada desesperada del pelinegro le mostraba y que él se negaba a creer—. Natsu no se encuentra aquí.
—Espera, Levy.
—¡Eres un idiota, Gajeel! —gritó avergonzada y molesta, dándose media vuelta para alejarse corriendo del lugar.
Existían muchas bromas y comentarios que se daban entre ellos solo para molestarse, pero la posibilidad de tener un olor que desagradara al Dragon Slayer de Metal, agobiaba a la pequeña maga haciéndole sentir un vacío en el estómago como si se tratara de un rechazo indirecto. Pequeñas lágrimas escapaban de sus ojos ante la angustiante posibilidad de que el pelinegro jamás llegaría a interesarse en ella.
Gajeel, por su lado, tardó unos segundos en entender lo que sucedía y percibir el aroma de las lágrimas que la peliazul había derramado. Alzó su mano hasta su cabello, agitándolo desesperado.
¿Cómo se las ingeniaba esa enana en complicar tanto las cosas?
Quedaban 20 minutos hasta que los participantes tuvieran que salir a la arena para un nuevo juego del Torneo, y él estaba seguro que le tomaría más que eso poder arreglar las cosas con Levy. Sin embargo, más preocupante era la idea de dejar las cosas sin arreglar, por lo que emprendió el camino siguiendo el rastro del aroma que aún flotaba en el pasillo.
Una parte de él deseo que su compañero, Lily, estuviera ahí para acompañarlo, pero tampoco disponía de tiempo para buscarlo, solo le quedaba arreglarlo solo y esperar que todo saliera de la mejor manera.
En la enfermería, se encontraban Natsu y Wendy, escuchando todo a través de la puerta después de que la segunda se hubo recuperado de la sorpresa de ver al pelirrosa ingresar asustado, indicándoles con gestos que todos guardaran silencio.
—¿Natsu san?
—Shhh —pidió el pelirrosa, pegando el oído a la madera.
—¡Eres un idiota, Gajeel! —resonó el grito con fuerza, llegando claramente hasta ellos.
Los dos Dragon Slayers intercambiaron un par de miradas sorprendidas, e incluso Polyushka; qué solía mantenerse al margen de ese tipo de situaciones, detuvo sus labores para observar con intriga la puerta. Los únicos que no se inmutaron con el escándalo fueron los heridos que continuaban durmiendo.
—Esa era la voz de Levy san —dijo Wendy, acercándose a la puerta para abrirla, pero el pelirrosa se interpuso en su camino negando con la cabeza—. Pero, ¿por qué?
—Eso le pasa al cabeza de tuercas por no decirle las cosas directamente.
—Bueno, tú tampoco le dices todo a Lucy —añadió Charle en tono serio.
—Charle —Wendy trató de callar a su amiga, pero ya era demasiado tarde, podía escuchar como las piezas encajaban en la cabeza del pelirrosa.
—¿Ustedes saben? —preguntó tras un rato.
—Si —suspiró la más joven intuyendo la dirección de la pregunta y su mirada se posó sobre sus manos avergonzada—. Disculpe, Natsu san, no queríamos meternos en sus temas personales pero el aroma que tiene Lucy san es demasiado fuerte como para no darnos cuenta. Grandine me explicó sobre esto hace mucho tiempo.
Contrariamente a lo que esperaban, Natsu esbozó una gran sonrisa orgullosa, encaminándose a la cama donde descansaba la rubia.
—No hay problema, Wendy. Mientras más se enteren mejor, después de todo el marcarla es precisamente para que todos sepan, ¿verdad?
—Si... —la peliazul tenía serias dudas de que su amiga fuera a tomar la noticia con los mismos ánimos, pero no existía argumento alguno que contradijera lo que el pelirrosa acababa de decir, por lo que optó por cambiar de tema—. Natsu san, ¿no debería estar con los otros?
—¡Cierto! Iré en un momento —terminó de acercarse a la cama—. Pero primero, quería ver a Luce.
Con mucho cuidado se apoyó sobre la cama y acercó su rostro hasta el de su compañera, acomodando los mechones en su frente. Respiró profundamente su aroma y liberó el suyo hasta cubrirla completamente, borrando hasta la mínima esencia que pudiera haberle quedado de la bruja de Sabertooth o las cremas medicinales. Cuando su nariz percibió que el nuevo aroma de Lucy invadía la enfermería, detuvo su accionar y se separó para observarla orgulloso.
—Ya vuelvo, Luce.
Le dirigió una última mirada y caminó al lado de la pequeña maga, ignorando el sonrojo que había aparecido en su rostro al presenciar un acto tan íntimo y especial para los dragones.
—Cuida de Luce, Wendy. Regresaré pronto —pidió Natsu antes de abandonar la enfermería.
Todos los miembros del nuevo equipo se encontraban reunidos esperando por la llegada del último integrante, Gajeel. Los primeros en llegar habían sido Erza y Laxus, seguidos de Gray, poco después había llegado Natsu y ahora, tras unos minutos de espera, podían ver la figura del pelinegro acercarse con paso decidido. Ninguno emitió algún comentario, conscientes de lo que se avecinaba, en lugar de eso, escucharon atentamente las presentaciones hasta que llegó su momento de salir a la Arena, rodeados de los vítores y aplausos de la multitud.
Cada paso era un recordatorio de sus objetivos y motivaciones para salir a luchar con todas sus fuerzas, contaban con el apoyo y confianza de su gremio, su familia. Cada uno de ellos tenías personas y razones importantes por las que querían luchar. En los pensamientos de Natsu y Gajeel se encontraban Lucy y Levy respectivamente, mientras que Erza y Laxus pensaban en el Maestro junto a todos los integrantes de Fairy Tail.
—¡Toda la arena está temblando! —gritó el anunciador con notorio entusiasmo—. ¡Justo aquí y ahora, Fairy Tail está conquistando el campo!
—Estoy encendido —desafíó el pelirrosa tan pronto encontró a los miembros de Sabertooth, ganándose unas miradas desafiantes como respuesta.
El momento de iniciar con las batallas llegó justo cuando los equipos se desplazaban hacia los balcones asignados, y Natsu aprovechó la oportunidad para enviar un mensaje a su maga celestial a través de Happy, indicándole que iría a verla antes de que empiece su combate.
Sus compañeros observaron su actuar en silencio, sin dejar escapar alguna palabra al respecto, no era una sorpresa para ellos observar la actitud protectora del pelirrosa. Quizás, de alguna manera, la mayoría ya estaba esperando un desenlace similar en la relación que Lucy y Natsu mantenían.
Los primeros vítores del público atrajeron la atención de los equipos hacia la arena, recordándoles que su atención debía estar en lo que sucedía ahi. No obstante, Natsu se mantuvo observando intrigado al pelinegro. Todo el tiempo que compartía con Lucy, le había enseñado a la fuerza, a ser un más observador con el accionar de las personas o las cosas que le rodeaban.
¿Cómo había logrado arreglar las cosas con Levy? Esa era una pregunta que bailaba en la mente de Natsu, pero que parecía tendría que esperar para conocer la respuesta. Los combates habían dado inicio, y con ellos su atención debía regresar con los contendientes, o al menos la mitad de ella mientras la otra meditaba en las posibilidades sin llegar muy lejos.
Se anotó mentalmente pedirle a Lucy su opinión, últimamente había mostrado un notable interés en las opiniones que pudiera tener el pelinegro sobre su amiga. ¿Se alegraría al saber que Gajeel babeaba por el aroma de Levy? Natsu estaba seguro que si, y si ella estaba feliz, él se sentía de la misma forma. Y nada tenía que ver los premios que la maga celestial le daba cuando le ayudaba.
Se permitió fantasear con la posibilidad de comer los desayunos preparados por Lucy, hasta saciarse, o la oportunidad de dormir en su cama sin que ella lo pateara al despertar. Dormir con Luce se había vuelto una de las cosas que más le gustaba al pelirrosa, y si debía ponerse de detective para hacerlo, no tendría ningún problema en hacerlo.
¡Hola, hola!
Una disculpa por la demora. Este capítulo ha sido uno de los que más me ha dado risa ir corrigiendo por las escenas en las que los hice participar, sobre todo a Gajeel hahaha. Espero este capítulo sea de su agrado :3
MajoPatashify: Hahahaha de Rogue vendrá más adelante, muchísimas gracias por tus comentarios bonitos :3
Les agradezco desde ahora todo su apoyo porque me anima a seguir escribiendo. :3
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
