¡Simplemente era inconcebible! Pensaba el pelirrojo conmocionado. Iori caminaba mirando el piso con rabia de regreso a su apartamento, le había cancelado la cita al baterista, pues esa era la primera vez que Kyo se negaba a pelear y no tenía el genio para hablar con nadie.

Kyo nunca le busco, reflexionaba cruzando un semáforo sin reparar si estaba en rojo, siempre había sido el quien le persiguió para pelear. Si bien Kyo nunca le había buscado, tampoco nunca se había negado a otorgarle un buen combate, siempre tenía su sonrisa confiada y se colocaba en su típica posición de pelea.

Iori disfrutaba viendo cómo se resistía ante cualquier golpe y siempre lo regresaba con total seguridad sin importar las consecuencias, le gustaba ver sus ojos llenos de ira y sus labios curveados en una sonrisa arrogante. Cuando lo golpeó en el parque, había sintió ese golpe vacío y no lo había disfrutado en lo absoluto.

Kyo recordaba aquella expresión de asombro mal disimulada mezclada con odio, sus ojos, recordó estaban vidriosos por la ira y sus facciones contraídas por la fuerza que hacía al contenerse. En un principio Kyo también había sentido el impulso de pelear con él, por volver atrás y que todo fuera como alguna vez fue. Sin embargo, sabía que mientras no aclarara la situación de su secuestro no podría enfrentar a Iori como se debía.

Además, no quería que Iori lo viese en ese estado, sabía que no estaba en condiciones de darle una pelea digna a su rival. No quería que se enterara de que su cuerpo aún estaba débil y que había estado en coma en un hospital. Dedicarse a investigar los responsables de su ausencia debía ser su principal prioridad.

¿Pero por qué sentía esa impotencia y esas ganas de ir corriendo tras el pelirrojo para retarlo?

Camino de regresó tan rápido como pudo, no quería seguir ahí, se sentía demasiado extraño y talvez el pelirrojo volviera aparecer. ¡Y si esto pasaba no sabría que hacer! ¿Mantendría su promesa? No lo sabía, por eso debía regresar y encerrarse en casa de su alumno, por lo menos mientras se le pasaba esa sensación de vacío en su estómago.

Cuando llegó a la casa de Shingo se llevó la segunda sorpresa del día, Vice y Mature estaban recostadas contra la reja que separaba el jardín de la calle.

- A pasado mucho tiempo Kusanagi – Habló Mature rompiendo el hielo. Ambas mujeres iban vestidas con lo que parecía uniformes de oficina, cualquier persona que las hubiese visto, habría pensado que se trataba simplemente de dos secretarias.

- ¿Pero... cómo es que...? – Comenzó a preguntar Kyo.

- ¿Qué estamos vivas? – Lo interrumpió Vice y sus profundos ojos negros atravesaron a Kyo como un par de puñales, el Kusanagi solo asintió con un movimiento de cabeza.

- Es la misma pregunta que te hacemos – Comentó Mature – Desapareciste un buen tiempo ¿No es así? Al igual que nosotras fuiste utilizado como parte de un maldito plan -

-¿Saben algo sobre lo que me sucedió? – No pudo evitar preguntar Kyo.

- Sabemos que detrás tu desaparición y la nuestra está la misma organización– Agregó Vice son una seriedad absoluta.

- ¿NESTS? – Preguntó Kyo y las dos mujeres asintieron.

- Tu fuego es un atractivo irresistible para los científicos... al igual que nuestra sangre maldita – respondió Mature – Han experimentado con tu cuerpo Kusanagi ¿Acaso no lo has notado? -

- ¿Pero por qué? – Indagó Kyo con el ceño fruncido.

- El poder Kusanagi, es algo que... muchos desean... al igual que a Orochi – Concluyo la joven.

- ¿Pero y Yagami? – Preguntó Kyo – El también usa el fuego ¿Por qué solo a mí? – las dos mujeres sonrieron.

- El torneo... es una fachada más Kusanagi, Iori al igual que tu forma parte de un rompecabezas perfecto, que pronto será armado –

- ¿Por quién? ¿Por el nuevo organizador? ¿NESTS está detrás de la organización de este nuevo torneo? – Quiso saber Kyo.

- No lo sabemos... lo único de lo cual estamos seguras, es de que tenemos un enemigo común en esta guerra y si unimos fuerzas seremos invencibles – Vice paseó sus largos dedos de uñas negras y afiladas por su cabello– ¿Qué te parece Kusanagi? Cuando llegue el momento estarás de nuestro lado -

¿Trabajar con unas asesinas? Sin embargo, si analizaba bien la situación le convenía unirse a las que antes fueron sus enemigas. Ellas se encontraban más o menos en la misma situación que él. Si quería averiguar la verdad sobre lo ocurrido, ese par, era su única opción.

- Está bien – Dijo Kyo después del prologando silencio – Les ayudaré – Las dos mujeres sonrieron complacidas.

- El torneo será dentro de tres meses Kusanagi, para ese entonces te buscaremos – Y con esto las dos mujeres se dieron media vuelta y se marcharon dejando a Kyo nuevamente solo.

Un par de días después, el pelirrojo se despertó abruptamente, se sentía mareado y un extraño escozor recorría su espina dorsal. ¿Qué había sido eso? Pensó asustado y confundido, aquel sueño en el que, sentía desvanecerse en el espacio, su cuerpo disolviéndose lentamente mientras sentía ese intenso dolor. Y luego todo se volvía oscuro, tan oscuro que no podía distinguir absolutamente nada salvo sombras asimétricas y sin sentido.

Desesperado intento gritar, pero ningún sonido salió de su garganta. Necesitaba alejar esa sensación incómoda de su cuerpo, ese dolor en su cabeza, como si un puñal de plata fina le estuviese atravesando el entrecejo.

Se sentó en el borde de la cama mirando fijamente el piso, la baldosa de un color crema claro ahora lucía unas espantosas manchas negras, entrecerró los ojos para distinguir a que se debía aquel fenómeno y vio con asombro que se trataba se sangre. De su propia sangre.

Con su dedo índice recogió un poco de aquel espeso líquido que aún se encontraba fresco y lo miró con detenimiento. ¿Sangre? ¿Por qué? Desde que habían luchado contra Orochi 3 años atrás no había sufrido un ataque de riot blood, todo parecía haberse calmado con el sello de Orochi.

El pelirrojo maldijo en voz baja, estaba harto de tener relación alguna con Orochi. Cuando lo derrotó con ayuda de Kyo, espero no volver a sentir aquella sensación abrumante, aun así de nuevo se había despertado sangrando, de nuevo se sentía tan indefenso.

Odiaba sentirse así.

El templo Kagura, lucía exactamente igual a como lo recordaba desde la última vez en que lo había visitado, con sus paredes de madera de sauce viejo y su tejado de color rojo magenta. Iori subió las escaleras cubiertas de hojas verdes y de una leve capa de humedad y se encontró en puerta fue recibido por una mujer de largos cabellos negros, vestida con un kimono blanco y rojo típico de las sacerdotisas.

- ¿Yagami-san? – exclamó ella sorprendida - ¿A qué debo esta grata sorpresa? –

- Deja las formalidades mujer – Respondió el pelirrojo con el ceño fruncido entrando en el recinto, Chizuru lo siguió y su cabello ondeó en el viendo al compás de sus pasos.

La sacerdotisa lo invitó a pasar y lo hizo sentar en la sala principal, mientras ella iba por algo de té, a los pocos minutos regresó para sentarse en la esterilla dispuesta sobre el piso de madera. Iori que ya estaba arrodillado ahí, le recibió el Té sin borrar la seriedad de su rostro.

- ¿Y bien? – dijo ella con curiosidad.

- Últimamente he sentido algo inusual – Comenzó el pelirrojo dejando la taza sobre la mesita – De repente me despierto escupiendo sangre y con un terrible dolor en el pecho –

- ¿El Riot Blood? – exclamó ella mordiéndose el labio inferior y llevándose una mano a la boca. pero el pelirrojo negó con la cabeza.

- Es un poco diferente – Explicó – No pierdo la conciencia durante esos momentos como antes -

- ¿Qué es exactamente lo que sientes? – Preguntó la sacerdotisa. Iori tomó algo más de su té, se sentía algo extraño hablar de sus cosas personales con Chizuru, pero sabía por experiencia que con Orochi no podía confiarse o subestimar la situación, sabía lo peligroso que podía llegar a hacer y ella era la única a quien podía acudir.

- Generalmente pasa cuando duermo, de repente mi mente se nubla y todo se vuelve oscuridad, entonces no puedo definir lo que es real y lo que es una ilusión, luego el dolor, es como el Riot, pero la sangre no quema... – Intentó explicar tan claramente como pudo.

- Esto es muy extraño – Dijo ella terminado de tomar el contenido de la taza – Supongo que no será noticia para ti el saber que Kyo está de nuevo entre nosotros – Comentó con gesto imparcialmente.

- Ese idiota... – Carraspeó Iori, la sacerdotisa sonrió.

- Al principio sentí su energía muy débil, pero eso era lógicamente debido a su mal estado de salud – El pelirrojo la miro con curiosidad mientras la escuchaba hablar. ¿Cómo se había enterado ella de que Kyo estaba enfermo? – Sin embargo, ha pasado casi un mes y aunque Kyo se ha recuperado positivamente, su energía se siente extraña –

- ¿Extraña? – preguntó el pelirrojo sin comprender.

- Sí, extraña, diferente... no sé cómo explicarlo en palabras – Intentó decir ella - Quizás pueda estar relacionado con tu problema... lo que me preocupa demasiado ¿Sabes? Podría ser de nuevo... – Ella se detuvo y Iori comprendió a quien se refería.

- ¡Orochi! – Gruñó Iori. Chizuru asintió con la cabeza – Creí que habíamos sellado al bastardo hace 3 años ¿Crees que pueda volver? –

- No lo sé... por ahora solo podemos esperar – Continuó ella terminando su té - Y por cierto no menciones nada de esto a nadie en tu clan –

- No te preocupes, no me hablo con mi viejo – Respondió Iori con sarcasmo.

- Tampoco debe enterarse el clan Kusanagi – Comentó Chizuru dejando la taza de té sobre la mesita y colocándose de pie – No... confío en ninguno de ellos – Iori la miró entrecerrando los ojos – Ahora que ambos clanes han estado en negociaciones de paz, la situación en el distrito ha mejorado y no es buena idea volver a mencionar a Orochi y arriesgar esa estabilidad –

- Me importa una mierda lo que piensen los clanes – Respondió Iori poniéndose de pie, si Kagura no tenía una explicación sobre lo que le estaba pesando ya no tenía razón para seguir ahí.