Capítulo IV. Recuperando Lazos

Cada vez que Mikasa pensaba en la palabra vacaciones, lo primero que se le venía a la mente eran esos veranos cuando su familia, los Jaeger y los Arlert iban a la playa. Se recordaba a sí misma embobada mientras observaba desde la lejanía a su madre tomando el sol recostada sobre la tumbona, y a su padre a un lado bebiendo el agua de un coco mientras platicaban a gusto.

La imagen de sus padres felices mientras ella, Eren y Armin jugaban con la arena haciendo castillos por doquier le traía mucho confort.

Mikasa había pensado mucho en su familia durante esos días. Las palabras de Eren le habían pegado duro y la culpa por no visitarlos nunca o llamarlos si quiera, la carcomía. Desde chica tenía tendencias a caer en ese círculo vicioso en el que, si no hacía algo desde un inicio, lo evitaba completamente por vergüenza a ser criticada después. Le daba miedo que su madre la llamara hipócrita por mostrar interés momentáneo sólo por su sentimiento de culpa, pero a la vez era consciente de que cada mes que pasaba sin saber de sus padres agrandaba ese abismo que ella había provocado por su falta de comunicación y afecto.

El martes recibió una inesperada llamada de Armin, le dijo que quería que se volvieran a reunir, sólo que en esta ocasión serían Eren, ella y él los únicos presentes. El rubio parecía tener intenciones de recuperar los lazos entre los tres y su actitud positiva y comprensiva la reconfortaba mucho.

El miércoles por la tarde se vieron en el centro de la ciudad.

Vio por primera vez a Eren peinado con el pelo recogido en un chongo, sin usar su parche y en general, con una apariencia más aliñada.

— ¿Por qué no te has cortado el pelo? —le preguntó mientras caminaban hacia un restaurante para comer juntos. — Antes odiabas el pelo largo, incluso nos decías a Armin y a mí que nosotros también lucíamos mejor con el cabello corto.

— Estuve en la escuela militar, ¿Recuerdas? Después de no sé cuántos años obligado a llevar la cabeza rapada y sentir todos los días que había dejado de ser yo para convertirme en Connie terminé desarrollando traumas.

— Cierto, jamás viste a Eren con la cabeza rapada. Creo que tengo fotos... —Armin empezó a buscar en la galería de su celular. — La única forma en que podíamos distinguir a Eren de Connie era por sus cejas y el color de sus ojos.

— No seas exagerado —exclamó el castaño levemente irritado.

Después de unos segundos, Armin le mostró a la chica una foto donde Eren, Marco, Connie, Sasha y él la pasaban bien en la playa. Miró sólo unos instantes la cabeza de Eren pues centró su atención en la escena donde todos parecían felices.

— ¿Cuánto tiempo tiene esa foto? —preguntó curiosa.

— Ahh, no lo sé. Teníamos 21, creo, fue la vez que organizamos un roadtrip por toda la isla, el año siguiente Eren se iba a Marley de intercambio y yo a Alemania, entonces aprovechamos al máximo el tiempo juntos.

— Vaya chicos, hay tanto de lo que me perdí —expresó con tristeza. Armin puso su mano sobre el hombro de Mikasa en señal de apoyo y la miró sonriente.

— Da igual, ahora que estás de vuelta podemos recuperar comunicación y vernos más seguido —sugirió con alegría. Mikasa asintió alegre.

Los tres entraron a un restaurante de comida italiana, solían ir ahí cuando recibían su mesada y siempre pedían la pizza de autor que vendían en el lugar pues era su favorita.

— Espero que los pueda ver más seguido, ya he decidido que iré este fin de semana a la fiesta del papá de Armin, quiero ver a todos, los extraño bastante —anunció animada.

— ¿Cuánto tiempo tiene que no ves a tus padres? —preguntó Eren intrigado pues él que iba seguido al vecindario donde crecieron, jamás tuvo la oportunidad de encontrársela allá, incluso en las fechas importantes donde se reunían todos Mikasa no estaba presente. Parecía que los señores Ackerman hablaban poco de ella, lo que le hizo intuir que tenía conflictos familiares.

— La última vez fue hace un par de meses, el trabajo me ha mantenido ocupada por eso mismo no suelo ir.

— Al menos deberías de saber lo que pasa con ellos —le dijo en forma de regaño.

— Sé que están bien, aunque siendo honesta mi familia nunca ha sido del tipo que se mantiene en contacto seguido. Tiene milenios que no sé nada de mi tío Kenny o Levi, pero sé que estamos bien y con eso es suficiente —se excusó para ocultar la culpa que sentía.

— ¡No te estoy diciendo que debas de ser una encimosa que esté sobre su familia todo el tiempo, es sólo que se me hace ridículamente estúpido que viviendo tan cerca, teniendo un jodido auto y un celular no puedas tomarte la mínima molestia de decirles qué carajo está pasando en tu vida!

Hubo un silencio incómodo.

Silencio que Eren interrumpió después de unos segundos. — Y ya que estamos en estas, creo que es evidente que pudiste llamarnos antes y al menos decirnos que estabas aquí, tres malditos años y en ninguno de ellos tuviste la decencia de buscarnos y aclararnos lo que pasaba. Sé que los tiempos cambian, estás ocupada, pero si en todo ese tiempo no pensaste en nosotros supongo que esos años en los que crecimos juntos no tuvieron valor alguno en tu vida.

Mikasa se mantuvo en silencio y afligida miró a ambos.

— La verdad es que ya no me sentía parte del grupo —dijo con toda honestidad. — La última vez que nos vimos pasamos tiempo juntos, pero sólo hablábamos de aquellos viejos tiempos, parecía que todo ya había sucedido en el pasado y lo nuevo, lo que estaba por venir, era algo en lo que yo no tenía lugar porque sus planes para acampar o ir a divertirse en ciertas fechas eran cuando yo ya no estaba —les dijo lo más serena posible.

Eren había olvidado eso, pero tenía razón. Armin y él se la pasaban hablando con ella de todas las cosas fabulosas que habían hecho sin ella durante ese año y los planes que tendrían en el futuro. Sin embargo, jamás consideró que fuera algo malo pues ella hacía lo mismo cuando hablaba de Hizuru.

— Hice nuevos amigos, empecé a considerar qué haría en el futuro y que tal vez podía quedarme a vivir ahí si encontraba un buen trabajo. En ese entonces centré mis energías en salir con buenas notas de la universidad y pensar en mis planes a mediano plazo. Para colmo, cuando volví a Shiganshina ustedes dos estaban en Marley y Alemania así que ni siquiera consideré el irlos a buscar.

— ¿Entonces al final sí te olvidaste de nosotros? Eso es cruel —dijo Armin ofendido.

— No, es sólo que no sabía cómo reconectar con ustedes. Cada día me repetía una y otra vez que no estaba lista para verlos debido al tiempo que llevaba sin contactarlos, caí en el vicio de querer dejar las cosas para más tarde y al final nunca hacerlo, fue hasta hace unos meses que encontré la excusa perfecta para hablar con Armin porque lo vi de lejos caminar a lado de Annie, los seguí y volvimos a hablar. Estaba muy nerviosa.

— ¿Esa es la única razón? —preguntó Eren incrédulo. Sentía que ella ocultaba algo.

Mikasa no hizo contacto visual con él, se dedicó a mirar la mesa porque tenía miedo de flaquear. — Sí. Es sólo eso.

La plática fue interrumpida por el mesero que traía frente a ellos la dichosa pizza. La observaron con detenimiento pues se veía deliciosa.

— Espero que me puedan perdonar y podamos volver a ser amigos, quiero volver a pasar tiempo a lado de ustedes, en verdad.

— Está bien, ya sé que de por sí te cuesta hablar de este tipo de cosas, así que no me sorprende que te hayas sentido de tal forma, no creo que valga la pena guardar rencor por algo tan tonto —respondió Armin con las mejores intenciones.

La plática continuó con normalidad, Eren se veía desanimado, pero eso no impidió que mantuviera la charla más o menos llevadera. Cuando acabaron de comer los tres salieron de nuevo a caminar hasta el parque central de Shiganshina para disfrutar de la suave brisa que había esa tarde. El cielo estaba nublado, parecía que llovería por lo que cuando dieron las 6, Armin fue el primero en pronunciar su retirada.

— Fue lindo reunirme con ustedes, espero que nos podamos ver el sábado en la casa de mis padres. Los estaré esperando —les dijo el rubio como despedida.

— Creo que yo igual me voy, debo de tomar el metro a casa—mencionó Mikasa una vez que se encontró sola con Eren.

— ¿No trajiste tu camioneta? —preguntó él curioso.

— No lo vi necesario, a veces prefiero viajar en camión porque así ahorro dinero y contamino menos.

— Haces que me dé pena ser tan inconsciente porque yo sí traje auto, aunque podemos aprovechar eso y te puedo llevar a casa.

Mikasa le dedicó una sonrisa. — Eres muy amable, pero preferiría irme sola, me gusta aprovechar el camino para reflexionar, ya sabes... —contestó mientras empezaba a caminar, él la siguió.

— Bueno, entonces te acompaño a la estación y de paso reflexionamos juntos.

Los dos avanzaron lentamente mientras cruzaban el parque para llegar a su destino. Era la primera vez que Mikasa sentía que estaban verdaderamente solos después de años y eso la ponía nerviosa.

— Oye, Mikasa... —la llamó él de repente. — ...No sé si lo que dijiste mientras comíamos es totalmente cierto, pero quiero que sepas que quisiera saber toda la verdad. En el pasado cometimos errores y entiendo eso, lamento haberme alterado cuando te reclamé el que no hablaras con nosotros. No quiero que pienses que he estado enojado contigo todos estos años porque no me siento así —le explicó con la voz serena.

— ¿No estás enojado? —preguntó algo incrédula.

— No, yo... —Eren resopló. — Escucha. Todos estos años, cada vez que pensaba en ti, lo hacía con tristeza, no con rabia o rencor. No voy a negar que a veces me resentía al pensar que ya no te importábamos, pero la mayoría del tiempo pensaba que mi amiga de la infancia se había ido de mi lado.

Escuchar eso hizo a Mikasa enojar.

— Eren... —lo llamó ella conteniendo su rabia. — Lo que dije hoy es verdad, pasaron cuatro años sin que me comunicara con ustedes porque después de un tiempo perdí el valor para hablarles como si nada hubiera pasado, sin embargo, los primeros años... —Mikasa detuvo su andar y se tocó las sienes aturdida. Le costaba expresar sus emociones, tanto que tuvo que interrumpir su camino para dirigirse a una banca vacía que estaba cerca de ellos. El castaño la siguió y se sentó a su lado. — Eren, yo necesitaba alejarme de ti. Yo realmente quería dejar de hablar contigo por años, no quería saber de ti, ni lo que hacías, ni con quien estabas, quería que por un periodo largo de tiempo tú yo dejáramos de tener cualquier clase de contacto.

Eren frunció el ceño disgustado con sus palabras.

— ¿Es por lo que hubo entre nosotros? —preguntó yendo al grano. — Honestamente estoy confundido, yo quería que termináramos bien precisamente para que eso no pasara, para que no tuviéramos que alejarnos del otro y pudiéramos continuar en contacto por todos esos años.

— ¡No es tan fácil! —le gritó colérica.

Mikasa se tapó el rostro avergonzada. Su cara estaba completamente roja. — Disculpa, no quise levantarte la voz. Es sólo que me desespera el saber que no entiendas cómo me sentí en ese momento, después de todo lo que pasó entre nosotros —explicó mientras respiraba hondo, trataba de darse fuerza para hablar, algo que posiblemente en el pasado no hubiera sido capaz de hacer. — Eren, desde que teníamos seis años hasta que cumplimos dieciocho me acostumbré a tenerte siempre en mi vida y sin darme cuenta dependía emocionalmente de ti, en especial después de que iniciamos una relación, yo quería que siguiéramos siendo amigos después de terminar y lo intenté, lo intenté por dos años, pero me dolía y tuve que forzarme a guardar distancia para sanarme sola, lo hice por mi salud mental y créeme, me fue de mucha ayuda y por eso mismo puedo decirte esto ahora —explicó con la cabeza gacha, se sentía vulnerable debido a lo expuesta que se sentía al expresar sus emociones.

Eren se quedó callado por un largo rato.

— Disculpa si soy redundante, soy algo estúpido y me cuesta entender las cosas. ¿La razón por la cual me dejaste de hablar es porque necesitabas espacio para superar nuestra relación? —preguntó.

— Sí.

— Y ¿Por qué dejaste de hablar con Armin también?

— Porque hablar con él te involucraba de una u otra manera. Nunca fuimos Mikasa y Armin, ni siquiera Mikasa y Eren, siempre fuimos Eren, Armin y Mikasa. Si me comunicaba con él terminaría comunicándome contigo de forma directa o indirecta en cualquier momento.

— ¿Y cómo te sientes al respecto hoy en día? —preguntó Eren mientras miraba el cielo que cada vez se veía más gris.

— Mejor. No quería hablar de esto, pero debo admitir que decirlo me hace sentir aliviada. Ya tuve tiempo suficiente para reflexionar al respecto, fue algo que pasó, terminó y cada quién continuó con su vida —dijo la joven con cierta pesadez. La pelinegra se levantó y comprobó con la palma de su mano que estaban empezando a caer gotas de lluvia. — Demonios, debemos apurarnos.

— Déjame llevarte a casa, quiero seguir hablando contigo —le pidió él a la vez que se levantaba. — Vamos a mi auto, está más cerca que la estación de tren —habló animándola a seguirlo. Ella aceptó.

Eren y Mikasa caminaron hablando de banalidades de camino al coche del castaño. Una vez dentro, se quedaron en silencio un par de segundos hasta que de forma abrupta él comenzó a reír. — Qué idiota soy —exclamó apenado. — Fui demasiado tonto al creer que con sólo ponerle pausa a nuestra relación todo estaría bien, creí que tú y yo nos lo tomaríamos igual porque mi mente estúpida de dieciocho años se convenció de que no estábamos rompiendo realmente, que sólo era un tiempo de separación. Sentí la verdadera ruptura hasta que dejaste de hablarme, dos años después de que dejamos de ser pareja.

— Honestamente me sorprendió mucho el verte tan bien después de que terminamos, di por hecho que yo era la única que estaba sufriendo y eso me hizo sentir peor.

— No, me hiciste llorar mucho, pero fue extraño ¿Sabes? Porque te lloré antes de que termináramos y dos años después de que lo hicimos. Si te hace sentir mejor, me veía realmente patético.

Mikasa rio.

— Dios, siempre has sido patético. Que el usar un parche y estar cubierto de tatuajes no nuble tu juicio y te hayas comido el papel de chico rudo —contestó de mejor humor.

Ambos rieron un poco más.

— Bueno, si lo dices tú tiene que ser verdad. Nadie me conoce tan bien como tú, Mikasa —se sinceró.

Hubo silencio.

Y... ¿Ahora qué?

Mikasa tomó aire para poder hablar de nuevo. — ¿Crees que todo pueda a volver a ser como antes, cuando éramos amigos? —le preguntó. – Quiero volver a ser tu amiga, Eren.

El castaño sonrió cálidamente.

— Yo también quiero ser tu amigo. Dejemos de lado esos momentos incómodos entre nosotros, ¿Sí? Los dos hemos superado nuestra ruptura y después de cuatro años creo que estamos aptos para volver a ser amigos, a menos que quieras dejarme de hablar otros cuatro años más.

Mikasa negó con la cabeza. — No, no lo volveré a hacer. A partir de ahora tratemos de ser nuevamente buenos amigos.

Eren encendió su coche y la llevó a casa, durante el camino empezaron a hablar de cosas mundanas, sin embargo, inevitablemente volvieron a los viejos tiempos. Les era casi imposible no hablar del pasado pues, aunque no eran conscientes de ello, los dos tenían una fuerte naturaleza melancólica.

— A veces cuando hablo de las cosas de la secundaria con Jean él no me entiende y eso me hace darme cuenta de lo mucho que estaba encerrada en el pequeño círculo social que teníamos de adolescentes. Con razón nos veían como perdedores, apenas y hablábamos con otras personas —comentó Mikasa a la vez que cambiaba la música del estéreo.

— Considerando que en ese entonces ni siquiera hablábamos con ese idiota seguramente le resultaba chocante.

— Sí, y eso que estuvo con nosotros en la misma escuela por años. Qué pequeño es el mundo.

— Bueno, es tan pequeño que ahora parece que estás comprometida con él —mencionó Eren tratando de ocultar lo mucho que le desagradaba aquello, llevaba rato mordiéndose la lengua para no hablar sobre los hechos sucedidos en la fiesta, pero no pudo evitarlo.

Mikasa por su parte, tenía deseos de tirarse a llorar y desahogarse con él sobre lo que pasaba con el anillo de compromiso y su plática con Jean dos días atrás. Sin embargo, era algo tan reciente que no tuvo el valor de decirlo. – Bueno, eso supongo —respondió ambiguamente con una risita nerviosa. Eren lo notó, pero no dijo nada.

— Lamento que esa noche todos hayan sacado a la luz lo de la fiesta de graduación, Jean se veía incómodo —dijo tratando de cambiar el tema.

— No me dijo nada al respecto, en realidad yo pensé que Historia era la única molesta —señaló sorprendida.

— A Historia le da igual ese tipo de cosas, sabe que son hechos del pasado, no es como que a los 17 tú y yo hubiéramos dicho "Mierda, hay que besarnos en los baños de la escuela para que cuando nos descubran nos lo recuerden por siempre y así nuestras futuras parejas se sientan incómodas" —explicó con algo de humor.

Mikasa no respondió; de nuevo hubo silencio. Eren se arrepintió de haber dicho eso al darse cuenta de que de forma inconsciente estaban volviendo a hablar de esos años en los que eran pareja. Se sintió extraño, aunque los dos ya lo habían superado seguía siendo algo incómodo.

La conversación apenas y continuó hasta llegar al estacionamiento del edificio donde Mikasa vivía.

— Nos vemos, Eren. Cuídate mucho —se despidió ella tajante al salir del coche. El castaño no respondió, tenía mucho sobre qué reflexionar. Se preguntó si realmente serían capaces de mantener una amistad cuando sabía que en el fondo la seguía queriendo con la misma intensidad que cuando tenían quince años.

NOTA DE AUTOR:

Espero que estés disfrutando de esta historia, espero ansiosa conocer su opinión. Tengan un lindo día xoxo