¡Love, yes I Do!
By: HybridVirus

Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.

Pd: Se aceptan donaciones en PP :La descalabran:

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Capítulo V

El exhausto rubio salió de la ducha con lentos pasos, un tembloroso jadeo escapo de sus labios al recibir de golpe el aroma de la comida que estaba siendo preparada en la cocina, el repentino y acelerado palpitar de su corazón le hizo correr con trastabillantes pasos hacia la puerta, solamente para detenerse en seco al ver a su hermano frente a la estufa preparando silenciosamente el almuerzo o quizás la comida ¿Qué hora era? Un gesto lleno de decepción se apodero del ojiazul ante la falsa esperanza que se había anidado por un instante en su corazón, al pensar que la mujer que ya tenía casi cuatro semanas desaparecida de su vida, había vuelto por fin a casa.

–¿Te sientes mejor?

Pregunto el mayor consiguiendo que los exhaustos orbes azules se posaran sobre su persona. Los vivarachos ojos de su hermano que siempre solían estar llenos de energía, no eran más que un par de fosas sin brillo alguno. En el momento en que el rubio había visto a Seamus se había aferrado a él con una desesperación, que había sorprendido por completo a ambos hermanos al escucharlo suplicar porque le dijera en donde se encontraba Rafaela. Como habían podido, habían hecho al rubio entrar al departamento y en vez de intentar hacerle saber la razón por la que se encontraban ahí, habían decidido cuidar al menor ya que se encontraba en mucho peor estado de lo que esperaban.

–¿Y Seamus?

Pregunto el ojiazul al mismo tiempo que miraba alrededor, como intentando asegurarse de que el mayor no había desaparecido de su alcance, sin responder antes a su insistente pregunta. El pelinaranja volvió a posar la mirada sobre la estufa intentando ignorar la forma en la que Alfred parecía marchitarse frente a sus ojos. Algo se estrujaba en el corazón del ojiverde, al ver la forma en la que su hermano parecía estar listo para derrumbarse de cansancio en cualquier segundo. Con un cansado suspiro Noah sirvió un poco del estofado que se encontraba en la olla, para poner el plato frente al rubio y pedirle que se sentara a comer. No sabía si el estómago de Alfred podría tolerar la comida, pero necesitaba alimentarlo antes de enviarlo a dormir.

–¿Alfred que es lo que está pasando?

Pregunto finalmente al ver al estático rubio, que no parecía estar dispuesto a moverse a pesar de encontrarse sentado en la mesa. Al escuchar de nuevo la pregunta del mayor, Alfred finalmente tomo la cuchara para introducir la comida a su boca, como si buscara una razón para evitar responder a la pregunta del irlandés. El suave murmullo de los pasos de Seamus hizo que el rubio se relajara, al saber que el mayor de los gemelos no se había retirado del lugar. El más alto entro a la cocina para entregar la bolsa con diferentes cosas que su hermano le había pedido, y con cuidado coloco su mano sobre la cabeza del rubio, revolviendo de ese modo las hebras del menor en un gesto cariñoso que casi hizo que Alfred se atragantara con la comida aun en su boca.

–Termina de comer Alfred.

El tono autoritario de Seamus le erizo la piel al recordar a Allister, no cabía duda de que sus hermanos siempre se habían parecido más a su padre. En cambio, él y Arthur se parecían más a su mama. Los orbes azules se mantuvieron fijos sobre el guisado que se encontraba comiendo al pensar en el hombre que solía hablarle así cuando no quería obedecer o escuchar razones. Extrañaba a su papá, el sabría qué hacer en esta situación y como resolverla. Probablemente el hombre lo habría mirado con ese gesto lleno de molestia que era tan característico de él, y le diría que de ser necesario se tragara su orgullo y se pusiera de rodillas para suplicar. Pero… estaba seguro de que eso no sería suficiente para apaciguar a su esposa.

–Yo…

El rubio empujo levemente el plato en el que aún quedaba comida, para colocar los codos sobre la mesa y hundir su rostro entre sus manos, intentando controlar las sensaciones en su interior. Tenía días sin funcionar correctamente como persona y llevaba el mismo tiempo sin dormir bien, su esposa estaba desaparecida y cada vez que llamaba a Allister, él siempre le respondía que Rafaela se rehusaba rotundamente a continuar con él matrimonio. Ella no respondía a sus llamadas, su viejo numero estaba bloqueado por completo, tenía días que no se conectaba a ninguna red social. Era como si el mundo se hubiera tragado a la ojimiel, y no quisiera darle la menor oportunidad de dejarlo encontrarse con ella para arrastrarse por el suelo y suplicar por perdón. El eco de una autoritaria voz le hizo ponerse de pie rápidamente, al escuchar de nuevo a su padre en ambos de sus hermanos.

–Ve a descansar Alfred, hablaremos cuando despiertes.

(¯ `v´¯ )
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Un silbido escapo del ojiverde al ver la habitación completamente destrozada en la que había entrado. Podía ver libros que habían visto mucho mejores tiempos y ropa completamente regada por el piso, algunas prendas se encontraban desgarradas y otras se veían como si simplemente hubieran sido arrojadas en un arranque de ira y completo descontrol. Un cansado jadeo escapo de Seamus al ver el estado de algunas cosas que simplemente eran insalvables, estaba consciente de que antes de empacar, tendría que revisar dichas cosas. Rápidamente el pelirrojo rebusco en el armario alguna maleta en la que pudiera arrojar todo lo que se llevaría con él. Alfred de verdad debía de haber estado molesto, si se había desquitado de ese modo con las cosas de Rafaela.

–¿En verdad lo haremos de este modo?

Pregunto en un susurro el menor de los gemelos, mientras ayudaba a su hermano a sacar las maletas que se encontraban en la parte superior del armario. Después de abrir ambas bolsas y de sacudir las prendas intentando deshacerse de los fragmentos de cristal, y porcelana que se encontraban regados por todo el piso. El dúo pelirrojo se apresuró a revisar las cosas y después de eso arrojar lo que aun podía ser usado en el interior de las valijas, procurando siempre hacer el menor ruido posible, para que el menor siguiera descansando en su propia habitación.

–¿Serás tú quien lo mire a los ojos y le diga, "Hermanito, venimos por las cosas de tu exesposa"?

Pregunto en un tono fastidiado Seamus al mismo tiempo que abría los cajones y arrojaba todo dentro de la maleta, agradecido de que al parecer Alfred no había tenido tiempo o las ganas de abrir los cajones del peinador. Noah arrojo finalmente las últimas piezas que aún se encontraban colgadas en el armario y los diversos documentos que se encontraban en la habitación. Unos cuantos adornos y las fotografías que se encontraban aun intactas en la pared, junto a algunos álbumes de fotografías que habían podido sobrevivir a la furia del Kirkland menor.

–¿Qué pasara cuando se dé cuenta de que, nos llevamos las cosas de Rafaela?

Los orbes verdes se posaron sobre el hombre que se encontraba metiendo las ultimas cosas en ambas valijas, las manos del pelinaranja cerraron apresuradamente el cierre de dichas bolsas, para después hacerle un gesto a su acompañante de que revisara que el pasillo se encontrara libre, y que Alfred aún estuviera descansando apaciblemente en su habitación. Después de un asentimiento de Noah, el mayor se cargó una maleta al hombro y la otra la tomo en su mano, mientras que sus pasos lo llevaban apresuradamente hacia la salida del departamento, tenía que dejar las maletas en el auto, una vez que hiciera eso ambos podrían relajarse y cuidar correctamente del menor.

–Nos preocuparemos de eso, cuando suceda.

Un cansado jadeo escapo del más joven para cerrar quedamente la puerta del departamento, detrás de la salida de su hermano. El pelinaranja tomo de nuevo la escoba para terminar de recoger toda la cristalería que se encontraba esparcida por el piso, ya había limpiado varias veces y en cada pasada que le daba al piso, continuaba apareciendo más y más cristal. Un suspiro escapo de Noah al mismo tiempo que usaba el recogedor para llevar los fragmentos de vidrio hacia el bote de la cocina. En su descuido el vaso que había dejado sobre la superficie de los gabinetes fue golpeado por el mango del recogedor y callo repentinamente al piso, retumbando tras la caída el sonoro eco de un 'Crash'.

–Genial…

El estruendoso eco de pasos golpeándose con fuerza contra el piso llamaron enseguida su atención, mismos que fueron seguidos por una puerta golpeándose con fuerza contra una pared. El irlandés se dirigió hacia la entrada de la cocina al entender que la única persona que podrá estar haciendo semejante ruido seria Alfred. Su mirada olivo se detuvo sobre la entrada al ver la silueta del rubio adentrarse apresuradamente a la cocina y rebuscar a alguien con la mirada, sin percatarse de que estaba a uno de los costados de la puerta, por lo que estaba justo detrás de él, gracias a que se había adentrado en la habitación.

–¡Babe!

Un gesto incomodo se apodero de las facciones del menor, para susurrar gentilmente 'Hermanito' intentando evitar usar el nombre del rubio, mientras que su respiración continuaba fuera de control gracias a la carrera que había hecho desde la habitación, hasta el lugar donde ambos se encontraban en ese mismo instante. Los orbes azules se posaron sobre su silueta, para después llevarse una mano a los ojos y presionar la misma contra estos, intentando recuperar la calma que había desaparecido de su razón al haber despertado gracias al ruido. Esperaba que todo lo que llevaba viviendo por esas dos semanas, no fuera más que una vil pesadilla, pero si Noah se encontraba ahí, eso quería decir que esto era su realidad.

(¯ `v´¯ )
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Un silencio incomodo se apodero del mayor al ver la forma en que el rubio se encontraba recostado en su cama, misma a la que obviamente ya requería de un cambio de sabanas. El pelinaranja se acercó lentamente hacia la mesita de noche, para colocar ahí una taza de té caliente, esperando que este ayudara al estadounidense a volver a conciliar el sueño. El mismo caos que se encontraba por toda la casa, se podía apreciar en la habitación de Alfred, había muebles fuera de lugar e incluso tirados sobre el piso. Libros regados por algunas partes y cuadros de fotografías rotos en la misma superficie. Estaba seguro de que los mismos habían terminado de ese modo, gracias a un arranque de ira del ojiazul.

–Cuando peleábamos… Rafaela salía de aquí por horas…

Susurro el menor quedamente, mientras que su mirada continuaba perdida en algún punto del techo. Las manos e Alfred se posaron sobre su rostro, presionando la eminencia tenar de estas contra sus parpados, buscando hacer un poco de tensión para ver si su dolor de cabeza se relajaba un poco. Un tembloroso jadeo escapo del rubio mientras sus manos subían hacia su cabello, para hundirse entre las hebras y masajearse la cabeza, podía sentir como si su cabeza fuera a explotar. Pero suponía que era algo normal, ya que tenía días sin descansar desde que Allister hubiera llegado en lugar de su esposa, para exigirle el divorcio a nombre de la pelicastaña.

–A veces rompía algunas cosas… y me daba cuenta cuando ella volvía en la noche…

Los peridotos del pelinaranja se posaron sobre el joven, que en ese mismo instante le recordaba a un niño malcriado que era castigado por su padre, el mismo chiquillo que tenía que quedarse encerrado por horas en su habitación, hasta que aprendiera a aceptar que sus actos tenían consecuencias. Por supuesto que su madre siempre se interponía en el castigo y lo dejaba salir antes de que dicha situación sucediera. El pequeño Alfred, el niño consentido de sus padres. El niño adorado de su madre, el mismo por el que esa mujer que los había traído al mundo, sería capaz de todo con tal de que su hijo tuviera un futuro asegurado.

–Porque podía escucharla limpiar todo…

Los orbes azules se encontraban completamente hundidos entre un mar de lágrimas que el rubio intentaba a toda costa evitar que escaparan. 'Ella siempre…' susurro el joven de pálida piel, mientras su voz comenzaba a quebrarse y sus manos se aferraban con fuerza a las doradas hebras de su cabello '…Siempre volvía…' añadió con su temblorosa voz, mientras que ya sin ningún control, las lágrimas recorrieron lentamente la extensión de su rostro y la respiración del rubio se empezaba a agitar gracias a los sollozos fuera de control que hacían temblar su pecho, y que le robaban todo el aliento.

–¿Por qué no ha vuelto Noah?

(¯ `v´¯ )
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El suave 'click' de la puerta cerrándose detrás de Seamus le hizo acercarse a su hermano, que recién volvía de haber lidiado con el equipaje por el que él mayor de los Kirkland los había enviado. El mayor arqueo una ceja al ver el pensativo rostro del menor, para después dirigirse hacia la cocina para tomar una de las latas de cerveza que se encontraban en el refrigerador. 'Pareciera que Alfred… la quiere…' menciono el menor al ver la incrédula mirada que le era dirigida por su gemelo. Un gesto cansado se apodero de Seamus al ver la seriedad en el rostro de Noah, para acercarse sin mayor precaución hacia este con la lata aun en su mano.

–¿Y qué quieres que haga al respecto?

Pregunto el otro pelinaranja para colocar la cerveza en la mano de su hermano, como si buscara darle algo para que su mente se concentrara en ello, en vez de que pensara en las palabras del hermanito que ambos compartían 'Antes de que digas algo que nos haga discutir' añadió el más alto para tomar otra lata y llevarla hacia sus labios, procurando beber la mayoría del líquido en el cilindro de metal. Estaba consciente de que Alfred estaba sufriendo. Pero esto era la consecuencia de en verdad pensar, que nadie se enteraría de que no solo había traicionado a Rafaela, si no que también lo había hecho con Allister.

–Detente y piensa en las otras partes inmiscuidas en esta situación.

Gruño entre dientes el más alto, mientras dejaba la lata sobre la superficie de los gabinetes de la cocina. Seamus estiro las manos hacia sus costados, disfrutando la sensación de tensión que desapareció de sus huesos al escucharlos crujir. '¿Crees que Rafaela volvería con él?' pregunto honestamente el irlandés, mientras miraba a los ojos a su hermano, sus brazos se cruzaron sobre su pecho mientras se recargaba contra los gabinetes de madera para añadir la pregunta que resonaba en la mente de ambos '¿Crees que Allister guardara silencio acerca de lo que paso?'.

–Sabes tan bien como yo, porque nos llevamos las cosas de Rafaela hoy.

Menciono el irlandés mayor con un tono que no daba lugar a que iniciara ninguna especie de discusión entre ambos. Mientras que bebía lo último de su cerveza para intentar mitigar el dolor de cabeza, que le estaba dando solo de pensar en que en algún momento todo saldría a la luz, mañana su hermano daría el siguiente paso y después de eso cualquier caos que se desataría, ya no podría cambiar absolutamente nada de las decisiones tomadas por el pelirrojo.

–Ya no hay marcha atrás, tú mismo viste el reloj que Allister lleva en la muñeca.

El pelinaranja se estiro perezosamente al mismo tiempo que le dirigía una mirada cansada a su hermano. Quien solamente atino a asentir más que consciente de que el divorcio ya estaba hecho a pesar de cualquier cosa que todos pudieran intentar para que no sucediera. También sabía que no podía darle la espalda a su hermano porque de lo contrario, todo el resto del esfuerzo que Allister había puesto en la compañía seria arrojado por la borda, no podía hacer semejante cosa. Ya había bastante tensión con las acciones de Alfred, no podía oponerse porque al final de cuentas todos saldrían ganando con el acuerdo entre los dos primogénitos.

–Esto es real y va a pasar Noah. No importa que no lo quiera mama, así no lo quiera Alfred o no lo quieras tú.

El europeo miro a los ojos a su contraparte, mientras intentaba entender las palabras de su hermano, quien solo parecía sonreírle amargamente mientras se masajeaba el cuello 'no es momento de cambiar de bando' menciono el mayor haciendo que el aliento de su gemelo se atorara en su garganta, para cruzarse de brazos al entender que estaba intentando insinuar 'yo nunca haría semejante cosa' una sonora palmada fue colocada sobre su hombro por Seamus, para dirigirse hacia el sofá y derrumbarse sobre el mismo, estando más que dispuesto a relajarse para cumplir con su deber mañana.

–Bien porque Allister nos va a necesitar más que nunca.

Continuara…

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Hybrid-Virus

Yo! ¡Buen día lectores espero que estén teniendo un buen mes y que estén disfrutando de la quincena que acaba de pasar! Un nuevo capítulo para esta pequeña historia que tanto me gusta a mí y a la mayoría, aunque la lee en silencio :insértese meme 'Megan' de Josh Nicols:

Ah… Alfred, Alfred, el pobrecito Alfred. Él bebe rubio no es alguien malo en esta historia, simplemente tomo malas decisiones, eso es todo. Y pues los matrimonios suelen ser frágiles, más cuando ambas partes no han intentado dar todo de su parte paras que las cosas funcionen. Aquí podemos ver claramente que Alfred si quiere de algún modo a Rafaela.

Y en verdad no entiende que de sus acciones la ha molestado tanto, como para hacerla que no quiera arreglar las cosas. Lentamente Alfred se está dando cuenta de que Rafaela no solo está enojada, si no que realmente no va a volver al departamento. En un futuro podremos ver de dónde, es que Alfred tomo la idea de que debía dejar a Rafaela tranquila si quería que ese matrimonio funcionara.

Por lo pronto el plan del resto de sus hermanos se empieza a poner en marcha, antes de que todo se salga de control, si no tiene cuidado se armaran los madrazos y el drama familiar. Las cenas de año nuevo y el pleito por los terrenos de la abuela seguro se van a quedar cortos cuando la mama de Alfred se entere de todo.

Sin más por el momento, dejen un review y nos vemos en la próxima actualización.

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"Formemos parte de la línea de reviews, cuando leamos un fanfic con un personaje que nos gusta y no es muy común ver, de un fandom olvidado o de una historia que nos guste; dejemos un review, porque esa persona escribe para nosotros y que mejor forma de inspirarla y darle combustible para seguir"