Armin se había convertido en un estratega nato, un líder de escuadron y una mente indispensable en la legión de reconocimiento. Sin contar que ahora poseía uno de los nueve poderes titanes. Una carga demasiado pesada en ocasiones. Sin embargo a veces Armin solo quería ser un adolescente normal de diecisiete años con las hormonas alborotadas. Armin a veces solo quería experimentar los placeres terrenales, quería sentir lo que escuchaba en las conversaciones de los chicos en los dormitorios.

A Armin le comenzaba a aterrar el futuro, el no vivir y experimentar lo suficiente, por esa razón empezó a esperar a Levi en las noches, esperanzado en que el capitán se fijará en él. Había oído los rumores ¿quién en el cuartel general no los había escuchado?. Levi era conocido por su activa vida sexual dentro del cuartel. Tomo más tiempo de lo pensado, pero Levi finalmente lo invito a su habitación.

Era su primera experiencia sexual, y la torpeza y la inexperiencia salieron a flote, pero Levi se tomó la molestia de guiarlo, de calmar el miedo que sentía y de esperar paciente a que se acostumbrara a la intromisión a su cuerpo y al punzante dolor que le carcomia.

Esa noche Levi había sido tan amable, tan distinto a la bestia brusca que suele ser normalmente que Armin, de alguna forma ingenua pensó que las noches de insomnio siguientes serían igual.

Cuán equivocado estaba.

Su mejilla se encontraba contra la fría madera del escritorio y sus manos atadas a su espalda con un cinturón. Estaba tan ajustado que seguramente tenia marcas rojizas en la piel. Era una posición incómoda, mas no podía quejarse, no con Levi que fue precisamente quien lo había puesto en esa posición en cuestión de segundos.

—Capitán... !ngh...¡

Cuatro de los cinco dedos de Levi se movían de manera tortuosa dentro de él, le estaba haciendo sufrir, y no solo de placer, también de dolor. Era vergonzoso gemir contra su voluntad, su cuerpo reaccionaba sin su consentimiento al mínimo tacto de Levi.

El mayor nota como las piernas de Armin tiemblan mientras lo tiene contra el escritorio, los pantalones abajo y su trasero expuesto, totalmente a su merced. Puede ver como su miembro gotea, sin embargo no lo toca, no aún. Lo hará esperar un poco más.

—¿Crees que el cara de caballo te hará sentir tanto placer con solo meter sus dedos, Arlert?—Levi se había inclinado contra su oído mientras sus dedos seguían haciendo círculos en su interior—. Quieres correrte ¿No? Puedo ver como estas tan duro ahí abajo... ¿Quieres que te toque?

Era un castigo, Levi lo estaba castigando por andar de boca floja. Es su culpa por no callarse cuando debía. No quiere rogar, pero se siente demasiado excitado y necesitado que tendrá que rogar a su verdugo.

—Por favor... ¡ah!... quiero correrme.

Levi sonríe un poco ladino, recorre el cuerpo del menor con su mano libre, su espalda lisa, los muslos firmes y los glúteos suaves. Los aprieta con fuerza hasta dejar marcas rojas sobre la piel nivea. Armin se sobresalta cuando recibe un golpe en su glúteo derecho, y suelta un jadeo quedó cuando siente como Levi separa sus nalgas para introducirse en él.

El interior de Armin le aprieta tan delicioso que Levi gruñe mientras lo embiste, el delgado cuerpo del rubio se mueve junto con el crujir del viejo escritorio. Un crac-crac en armonía con los tímidos gemidos de Arlert llena la oficina con perfume a papel y tinta.

Levi toma a Armin del cabello, lo jala hacia él y este no puede hacer más que soltar un quejido, el mayor lo agarra bajo las axilas para pegarlo más a su cuerpo mientras sus caderas se mueven hacia delante y atrás en un ritmo frenético.

En algún momento las piernas de Armin ya no han sido capaces de sostenerlo, y a pesar de que Levi carga con todo el peso de él, este se siente ligero, Arlert esta tan delgado que Levi por un momento teme quebrarlo.

Los gemidos del rubio se han vuelto más audibles, y su respiración más agitada, tanto que Levi es capaz de sentir el aire caliente cerca de su oído, ya que Armin a inclinado la cabeza hacia atrás, colocándola sobre su hombro.

—…!ah¡... !mgh¡... Capitán... voy a correrme.

Levi se ayuda con una mano para masturbarlo mientras lo sostiene con la otra. Este no tarda en venirse en su mano, un poco de el líquido pegajoso y blanquecino resbalando en su mano y otro tanto sobre el escritorio y los papeles. Se reprocha el no haberlos quitado antes.

Da unas cuantas embestidas más antes de venirse él también, Armin siente el semen de Levi llenar su interior y escurrirse un poco entre sus piernas. El menor se desmorona más sobre él, como si le hubieran quitado todas las fuerzas. El azabache lo toma para posicionarlo sobre la madera nuevamente, esté respira forzadamente mientras su cuerpo aún tiembla debido al reciente acto. Sus párpados lucen caídos, apuntó de cerrarse a causa del cansancio.

Sin embargo Levi no plenea dejar que Arlert descanse, no hasta que lo haya hecho correrse tantas veces como sea posible. Sin duda romperan un nuevo record esa noche.

—No te duermas, Armin. Apenas hemos empezado—Levi le ordena mientras se coloca entre sus piernas de nuevo.

Armin se queja cuando el miembro grueso del capitán vuelve a insertarse en él. Esta adolorido, y no solo de su entrada, también de su cuerpo. Sus brazos se han entumecido, ya que aún se encuentran detrás de su espalda, sus muñecas atadas tan fuerte que casi le corta la circulación.

Levi no va a darle compasión, no después de lo que le dijo. Quizás deba retractarse piensa, Levi esta haciendo todo esto por celos y orgullo. El que alguien más toque lo que es suyo, a Levi le hace actuar como una bestia salvaje reclamando su territorio.

Pero el que Levi actúe así de alguna forma retorcida le gusta, ¿Porqué? Quizás realmente esta necesitado de un poco de cariño y afecto, no importando la forma en que se lo den. Levi le lastimara de muchas maneras, pero Armin lo agradecerá porque lo ama, o eso cree. Tal vez es un capricho o un miedo a la soledad que se disfraza de amor, Armin no lo sabe, y tampoco quiere saberlo. A veces la incertidumbre es mejor que la verdad.

Levi se mueve con tanta rudeza y brusquedad en él, llegando hasta el fondo, haciéndole ver estrellas bajo sus párpados cerrados y Armin solo jadea sobre el escritorio desplomado, sin fuerzas, como un simple muñeco de trapo que es usado para diversión.

Para el quinto round Levi tiene que llamarlo cada cierto tiempo para que no se duerma, pero su cuerpo simplemente ya no responde. ¿Cuanto más le hara sufrir su castigo por retarlo?

—Armin, mantente despierto—Levi lo llama demandante, como suele ser.

Pero de un momento a otro Levi lo mira ahora con cierta preocupación, porque parece que Arlert ni siquiera puede hablar o moverse. Le ha exigido tanto a su débil cuerpo, que este parece apunto de colapsar. Pero Levi no puede detenerse, no hasta que haya borrado el olor y el tacto de Kirstein de la piel de Armin.

Continua la penetración hostil en el cuerpo del rubio, mientras reparte besos y mordidas en la piel blanca del menor. Sabe que debe detenerse, Arlert parece a punto de desmayarse. Se avergüenza un poco de su comportamiento bestial, nunca ha sido alguien que demuestre afecto o cariño durante el sexo, mas bien es alguien brusco y tosco pero sabe que esta noche sobrepasó un límite.

Gime cuando siente el interior de Armin apretar su miembro mientras este se corre nuevamente. Su cuerpo ahora cubierto de sudor al igual que el del menor reposa sobre la dura madera, ambos inmóviles. Levi porque se ha detenido de embestir contra el cuerpo contrario, y Armin porque se ha desmayado, tal vez de cansancio, de dolor o de placer o quizás simplemente a causa de las tres anteriores.

Mikasa y Eren tienden a sobreprotegerlo como a un niño pequeño. A veces Armin piensa que le molesta, pero otras veces lo agradece, porqué le recuerda como se siente estar en una familia.

Porque Eren y Mikasa son su familia, se convirtieron hace mucho en su pequeño mundo de amor fraternal. No es algo de sangre, más bien es algo de lazos entrelazados. Como un hilo rojo uniendolos, como si sus caminos ya estaban destinados desde la creación del universo.

Armin aún recuerda de forma agridulce todas las veces que sus amigos lo defendieron con uñas y dientes de los bravucones de la ciudad. Todas las veces que se sintió inútil y débil, sin embargo ellos nunca lo vieron de esa forma. Aunque rara vez alguno diga con palabras cuanto se aman, la mayoría de las veces prefieren demostrarlo con acciones de afecto. Protegiendose y ayudándose entre ellos. Estando siempre ahí para cada uno.

Sin embargo Armin, esa tarde de finales de octubre, mientras su cabeza se encuentra reposando sobre el regazo de Mikasa y las manos de ella le acarician el rostro como una madre, piensa que la sobreprotección por parte de sus amigos le infla el diafragma de calidez y consuelo.

Eren esta al otro lado de la habitación, ordenando el papeleo desparramado sobre la mesa de estudio. Se rasca la cabeza y tiene una mano alzada a la altura de sus ojos, intentando descifrar donde colocar la hoja que tiene entre los dedos.

El moreno se ha ofrecido a terminar el trabajo que Hanji le deja a Armin, sin embargo parece que lo único que ha logrado Eren es desordenarlo más. Armin no puede evitar reír por lo bajo cuando la frustración del chico de ojos jade se hace más evidente.

Deja de reírte, Armin—le advierte Eren con falsa molestia.

No tienes que hacer mi trabajo, Eren—le dice—. Yo lo haré luego.

Tú debes descansar—le replica el otro—. Luces más enfermo de lo usual.

Armin no puede rebatirle porque sabe que luce muy mal. Esa mañana luego de haberse saltado el desayuno—porque ni siquiera podía levantarse de la cama sin soltar un quejido de dolor, y mucho menos podía caminar de forma normal hasta el comedor— Eren y Mikasa fueron a buscarlo a su habitación. Levantarse de la cama le costo media vida, su cuerpo se sentía de plomo, además de que su trasero dolía como nunca, al menos los hematomas habian desaparecido, al igual que las marcas en sus muñecas. La cara de sus amigos era un poema de preocupación, suponía que su rostro lucía más macilento de lo usual. Convencerlos de no llevarlo a la enfermería fue como argumentar con dos piedras. Pero al final logro hacerlo con excusas bastante tontas, como su miedo a las agujas o a la sangre.

Pero el rubio siente algo de culpa muy en el fondo, porque sus amigos están preocupados de su estado enfermizo esa mañana. No obstante si supieran que la causa de que este así fue que prácticamente tuvo sexo toda la noche hasta desmayarse, estarían seguramente decepcionados y enojados como dos padres que descubren que su hijo obediente y de comportamiento recto se ha vuelto un rebelde.

—Eren tiene razón—interviene Mikasa—. Descansa, al menos hoy.

Armin sabiendo que rebatirle a sus amigos no le llevará a nada, solo a una jaqueca por intentar pensar mucho en excusas. Acepta lo que ellos le dicen que haga. Así que duerme durante las próximas diez horas, hasta mucho después de la hora de la cena.

—Luces horrible—le dice el capitán esa noche. Ambos están en el comedor, sentados en una de las mesas del lado derecho, porqué ahí da más claridad. La mayoría ya se ha retirado, solo quedan ellos y unos soldados en una de las mesas del rincón.

Tiene la cara pálida y demacrada, acentuando aún más las ojeras bajo sus ojos azules. El cabello desordenado, al igual que el uniforme militar.

—Supongo que debo agradecérselo a usted, señor.

Levi le mira un momento. Armin solo se refiere a él de manera tan formal cuando está molesto. Seguro lo está por lo de anoche. Tampoco puede culparlo por no hacerlo, hasta él se siente un poco miserable por lo que hizo.

—Ven conmigo—le propone como una serpiente.

Se levanta de la mesa y emprende la caminata hacia la salida. El menor le mira las espaldas. Su parte racional le dice que le ignore, pero la otra parte, la más irracional y estúpida le dice que le siga. Suspira resignado y tras unos momentos le sigue.

Se lo encuentra a mitad del pasillo que da hacia las duchas, Levi le jala del brazo y lo lleva a trompicones hacia adentro.

—Quítate la ropa—le ordena mientras él empieza a quitarse las suyas.

—Pero alguien podría vernos—dice inquieto de hallarse descubierto en su albedrío amoroso.

—Nadie viene a esta hora, haz lo que te digo—réplica.

Armin obedece, ya sin rechistar ni oponerse, quizás aún esta muy cansado para hacerlo. Levi toma su mano y le indica meterse en la bañera que esta a su lado.

Normalmente nadie usa las bañeras, solo las duchas ya que se toman baños de menos de cinco minutos debido a que el agua siempre esta fría. Pero el agua de la tina esta tibia, Levi seguramente puso agua a calentar para llenarla.

—Muevete hacia delante—Levi le dice mientras se introduce también en el agua. Se coloca tras él y lo acerca a su pecho.

Por alguna razón esta cercanía se siente incómoda. Pero no es por el hecho de estar desnudos, ya lo han estado muchas veces antes. La razón es porqué nunca han tenido esta clase de intimidad. Compartir algo que no sea sexo o trabajo es algo fuera de lo común, y Armin no sabe como sentirse al respecto.

Silencio. Lo único que llena el cuarto es un tranquilo silencio.

Las manos del azabache se deslizan sobre sus hombros con parsimonia, le recorren el pecho y acarician sus clavículas con la yema de los dedos. Sus manos ásperas forman movimientos suaves hasta bajar hasta su cintura, siente los labios de Levi dejarle un camino de besos por el ancho de sus hombros húmedos. Armin aspira profundo mientras mira sus dedos, ya empezando a arrugarse a causa del agua.

Levi sigue moviendo sus manos alrededor de su cuerpo, pero Armin no presta atención a esto. Su mente se encuentran en un remolino de pensamientos que lo tienen ocupado.

Levi le ha castigado toda la noche, comportándose como un animal en celo y territorial sin darle algo de piedad.

¿Porqué ahora se comporta amable?

Tal vez se siente culpable, pero duda que esta sea una forma de disculparse. El capitán no es alguien que haría algo tan considerado, y menos con él.

Tus hombros estan tensos, relajate—Levi le susurra mientras baja más su mano, haciendole sobresaltar cuando llega cerca de su entrepierna—. Tranquilo, no hare nada esta noche, seguramente sigues cansado con lo de ayer.

Armin suspira e intenta no pensar y solo concentrarse en las caricias del capitán, pero le es imposible. Siente como Levi baja la cabeza hasta apoyar su barbilla en su hombro.

—¿Qué piensas tanto?

—Nada importante.

—Si no fuera importante, no pensarias en ello—dice mientras pasa su nariz por el cuello del menor oliendo el jabon desprenderse de la piel de este.

—Sus cambios de humor me dan dolor de cabeza, capitán.

Levi bufa irritado y se separa un poco.

—Lo dices por como me comporte anoche ¿No es así?

Armin intenta girar todo lo que puede su cabeza hacia atrás, intentando mirar los ojos metálicos e inexpresivos del contrario.

—¿Que quieres Arlert? ¿Una disculpa por como me comporte contigo? Bien—musita furibundo—. Lamentó cogerte tanto anoche. Siento hacerte gemir como puta mientras te la metía por atrás.

Armin solo lo mira con una expresión triste y un poco descolocada por sus palabras. Logrando que Levi sienta una pizca de culpa.

—¿Porqué siempre encuentra la forma de lastimarme, capitán?—susurra mientras intenta controlarse y no quebrarse en ese momento. Levi siempre sabe herir más con sus palabras que con sus acciones.

Armin se cuestiona si es posible que lo lastime aún más. Si es posible que se quiebre todavía más a causa de él.

—Digame capitán, todavía piensa en él ¿No?—interroga. Levi no se inmuta ante su pregunta, aún sabiendo muy bien a quien se refiere—. Es solo que me doy cuenta, sabe... cuando me mira... a veces parece detestarme y otras veces parece todo lo contrario—completa con los ojos brillantes de lágrimas—. Se que nunca podré sustituirlo, incluso, aunque físicamente seamos parecidos, pero capitán, digame, que respondería si yo le confesara que tengo sentimientos de amor por usted.

—Te diría que es lo más estúpido que has hecho—musita Levi, notando como lo resquebraja más con su respuesta—. No deberías querer a alguien como yo, Arlert.

Sabe que ha sido cruel, pero no piensa mentirse ni a él mismo ni a Armin. Él no es alguien a quien se le pueda amar, al igual que Kenny. Son personas destinadas a la soledad, al dolor y a no sentir afecto por alguien y que nadie lo sienta por ellos.

El amor —o al menos algo similar al amor— que sintió por Erwin se enterró junto con su cuerpo, o eso quiere creer Levi. Él no puede sentir esa clase de sentimientos, y no quiere intoxicar a Armin con su interior podrido.

—Deja de llorar—le dice. Levi le acaricia la eternidad de sollozos con torpeza. Le reparte besos de consuelo por el rostro hasta sosegarlo.

Es un chiquillo, inexperto y anhelante de cosas inalcanzables, piensa Levi. Es un muñeco de cristal frágil y hermoso. Entonces Levi decide que es mejor dejar al chico, antes de terminar de romperlo. Pero cuando esa noche Levi siente agujerearse su cuerpo de soledad en medio de las tinieblas de su habitación, por un efímero instante... le tienta amarle.

Nota de autor: excusa número 1 de ficker: No tenia inspiración para escribir :DLuche con escribir este capítulo desde hace dos meses, lo borraba y lo volvía a hacer porque no me satisfacía, incluso hoy que lo publicó tengo preocupación porque no se si haya sido del agrado de todos. Lamentó hacerlos esperar tanto para leer este capítulo, intentaré no tardarme tanto en subir el próximo.