Si te vi, en la banca de algún parque, no me acuerdo ...

te soñé pero no me dura mucho tu recuerdo ...

Teresa Lisbon no podía dormir, la pastilla relajante que le había dado su hermano no le hacía ni cosquillas a su sobre excitado sistema nervioso. En lugar de ir a la cocina y servirse el enésimo vaso de agua, además de molestar a la familia de su hermano con sus pasos errantes por la casa, intentó relajarse.

Tendida en el sofá de la sala, cerró los ojos, respiró varias veces para calmar su mente agitada, luego se dejó llevar y comenzó a repasar todo lo ocurrido desde que Cullen le informó que Jane estaba muerta.

Después de sobreponerse del balazo a quemarropa directo al corazón que fue la noticia de la muerte de Patrick, le había agradecido al Jefe Cullen que estaba dispuesto a dejarla regresar a Austin. Ella ni había pensado en su sueldo cuando el jefe de su jefe le dijo que tenia licencia temporal con goce de haberes. El hombre fue muy amable con ella, a pesar que solo la había visto una vez cuando le dio la bienvenida a DC

-Teresa, tómate el tiempo que necesites. Eras su única familia y necesitas asimilarlo. Si necesitas mas tiempo para lidiar con los servicios sociales, solo pídelo y lo tendrás.

-¿Los servicios sociales?

-Patrick Jane te hizo su única beneficiaria y eso implica ser la dueña de sus bienes tangibles e intangibles pero también de sus obligaciones familiares. Hay una niña de dieciocho meses ...

Teresa sintió que el corazón le dio un latido en falso y la boca se le secó como si hubiera comido arena.

-¡¿Jane tuvo una hija?! ¡¿El muy bastardo tuvo una hija y no me dijo nada?!

Olvidé,

todo aquello que me borra la sonrisa.

Renové mi habitación con otra brisa ...

-Teresa por favor, cálmate, los servicios sociales dicen que la niña no es de tu asesor sino de su padre pero ...

-¡Esa es una estafa que tiene la marca de Jane por todos lados! ¡Aunque no estoy muy segura si fue idea del fanfarrón sociópata de su padre, Alex Jane o del maniaco obsesivo que tengo ... tenía por asesor!

Samuel Cullen se dio cuenta a tiempo que la mujercita era un enjambre de abejas enojadas recién sacudido. Si, podía estar angustiada y descorazonada por la muerte del asesor, pero también lo conocía demasiado bien, y aquí iba a arder Troya y sus alrededores si la dejaba seguir elaborando. Tenía que terminar la llamada, ahora ... ya.

- Teresa, hija, no es necesario que te quedes con la niña ...

-¡¿Cómo que no es necesario? ¡Soy la beneficiaria de ese grandísimo imbécil y ahora la albacea de una niña que ninguno de los dos sabía que existía!

-Puedes entregarla a los servicios sociales, la trabajadora social ...

-¡¿Entregarla a los servicios sociales?! Jefe Cullen, se que usted no me conoce aun pero créame cuando le digo que no entregaría ni un perico medio muerto a los servicios sociales ¿Y sabe porque? ¡Porque el pobre se moriría ipso facto de solo pensarlo! Los servicios sociales son lo peor que le puede pasar a un niño desamparado ... te miran y te tratan como basura y además, te obligan a llevar tus cosas en bolsas para basura, reforzando la idea de que no vales nada ... mientras no confirme mediante un ADN que la niña es una Jane, se quedará conmigo en calidad de custodia ...

-Ya se hizo, Teresa ... Es una Jane y creo que los pormenores debes discutirlos con Dennis Abbott cuando ya te encuentres en Austin ...

Una Jane ...

Te saqué de mi memoria en otra piel ...

Recordó que tomó aire, contó hasta diez y volvió a la conversación con el jefe de su jefe. Tenia que avisarle a Seeley que se iba a Texas, aunque no estaba muy segura si volvería a DC Todo aquí le recordaba a Marcus ...

Maldito, desgraciado e infame, Marcus Pike ...

Una vez que terminó de hablar con Samuel Cullen, fue hasta su armario y comenzó a vestirse en automático. Su mente iba a un millón de revoluciones por minuto, mientras preparaba su plan de regreso a Austin de donde jamás debió salir.

Hablar con Seeley, comprar el pasaje, verificar el primer vuelo a Austin ... peo sobre todo terminar esta mascarada con Marcus. Esto ya no da para más. Ni ahora ni nunca ...

La adrenalina y la rabia la recorrieron por completo y en partes iguales, al recordar el cruce de palabras con su ex novio ...

Marcus estaba caminando en círculos por toda la sala. Se veía nervioso y algo asustado. Como si cargara con una gran culpa y eso me pareció sumamente extraño. Si bien es cierto, acabábamos de interrumpir una disputa y una muy grande, el motivo era totalmente ajeno a el ... o al menos eso pensaba yo. Marcus es un hombre sin muchas capas y si se sintió acorralado en su propia casa era por algo enorme y equivocado que hizo en plena conciencia de sus actos.

Te llamé ...

pero no me contestó tu pensamiento ...

-Marcus, tenemos que hablar ...

-¡Teresa, yo te juro que nunca pensé que esto terminaría así!

-Olvídate de los clichés, Marcus. Esto se acabó y no solo porque prácticamente me trataste de puta antes de la llamada del Jefe Cullen, sino por el motivo que tu ya conoces bien ...

Le clavé la mirada que usaba con los sospechosos en interrogatorios y crucé los brazos. Sé que puedo ser muy intimidante con mi postura autoritaria y profesional. No por nada puedo derribar sospechosos que me doblan en peso y estatura, y esperaba en Dios no tener que salir de ese departamento con el recuerdo de mis nudillos en el rostro de Marcus pero todo depende de lo que confesara.

-Teresa, por Dios ¿Cómo iba a saber yo que se trataba de algo tan importante? ¡Te llamaban a todas horas y yo estaba desesperado!

-Y eso lo justifica todo ¿Cierto?

-¡Yo solo quería que fuéramos una pareja normal! ¡Sin el peso de tu pasado en Austin, ni el idiota de Jane llamando cada tres días!

-¿Qué? ¡No metas a Jane en esto! ¡No seas infame!

Se perdió, poco a poco la palabra con el tiempo ...

Avancé furiosa contra Marcus. Patrick estaba muerto y el se atrevía a llamarlo idiota... maldita sea, si era un idiota pero era MI idiota y el no tenía derecho a llamarlo así, ni ahora, ni nunca. Marcus retrocedió y levantó las manos como para apaciguarme pero yo lo interpreté de la peor manera. Los instintos se hicieron cargo y solo reaccioné ...

Marcus cayó de espaldas como un árbol en el bosque y empecé a contar hasta diez ya respirar para no irme encima de el y molerlo a puñetazos por todo. Por mi estupidez de dejar a Jane, por aceptar un trabajo en otro estado, por vivir con un hombre al que jamás podre amar, por aceptar que nunca fui una Lisbon, por tener un hermano mayor al que bien pude necesitar hace años y nunca supe de su existencia, por las estupideces de mis padres ... Dios, tenia una maraña de emociones en plena ebullición y realmente no quería convertir a Marcus en papilla por no lograr controlarme, pero lo siguiente que dijo decidió su suerte ...

-¡¿Cómo podría adivinar que estaban intentando comunicarse contigo para avisarte de la muerte de Jane?! ¡Yo solo quería cuidarte! ¡Quería que te olvidaras de ellos para que pudiéramos tener un futuro aquí!

-¡¿Y cómo podría saberlo si mi teléfono jamás timbró ?!

Intenté.

Y por más que quiera hacerlo, ya no puedo ...

Volver a sentir lo mismo, ya no puedo ...

-Teresa, yo desvié las llamadas de tu teléfono al mío hace dos días. ¡No todas! Solo las llamadas que iniciaran con el número de área de Texas. Por eso me sorprendió que la llamada del Jefe Cullen no ingresara a tu ...

La mano aún le latía un poco, después del magistral derechazo directo a la mandíbula que le dio a su ahora ex novio por esa felonía. Sabía que no debería la desfachatez de denunciarla ante la policía ni mucho menos en el FBI pues le dejo bien en claro que si lo hacía, ella se encargaría de hundir su carrera diciéndole a todo y mundo y sus alrededores que quien resolvió el caso del robo de arte fue Jane y el solo se quedó con palmas ajenas. Citaría a todo el equipo de Austin si era necesario.

La eficacia de la pastilla relajante era un asco y la mano empezó a dolerle en serio. La sacudió ligeramente para luego acunarla en su pecho. Aunque le pesara en el alma, tenía que ir nuevamente a la cocina y tomarse un nuevo analgésico. Se levantó y antes que pudiera encender la luz, alguien lo hizo por ella.

-Reese...

- Ay Dios, Temperance que vergüenza... Lo siento, en serio... yo, me iré al sofá de inmediato...

La esposa de su hermano acababa de dar a luz hacía siete días y evidentemente aun no dormía muy bien por las incomodidades del postparto pero era amable con ella y mas aun cuando supo todo lo que había pasado esa noche. La mujer de brillantes ojos azules se acercó a Teresa y con cuidado casi clínico, tomó su mano herida, examinándola a la luz de una lámpara de mesa.

Ya sabemos que será mejor así...

- Todas las falanges están intactas. No hay fisura tampoco pero si una inflamación de tendones por el fuerte impacto a gran velocidad contra una superficie mixta como músculo y hueso... supongo que tu ex novio recibió el mensaje.

Teresa estaba boquiabierta. Seeley no le había comentado exactamente a que se dedicaba su esposa pero era evidente que tenia una profesión médica y además excelente proyectando hipótesis...

Era eso o su hermano bocón había derramado toda la sopa.

Temperance sonrió y la llevó hasta un anaquel en un rincón de la cocina, en el cual se encuentran diferentes medicinas e implementos de naturaleza quirúrgica. Limpió su mano con peróxido y luego procedió a colocar un ungüento en los nudillos para luego envolver delicadamente su mano en una venda viso elástica.

-Cuando Booth... Seeley y yo vamos a misiones encubiertas, a veces el se lastima y es mejor tener el equipo a la mano para atenderlo en casa.

- Eres doctora...

-Antropóloga forense en realidad. Trabajo en el instituto Jeffersonian junto con mi equipo. Seeley dice que conoces a una de mis compañeras... Camille Saroyan.

- Fuimos juntas a la academia de policía. Cam siempre fue inteligente y brillante, sabía que destacaría de inmediato apenas pudiera... Temperance, quiero disculparme por irrumpir así en tu casa hace unas horas... yo, no sabía donde más ir... apenas aclare el día, me iré y no los molestare mas a Seeley o a ti...

-Reese... Seeley tampoco ha podido dormir en toda la noche. Está empacando para acompañarte a Austin...

-¡¿Qué?! ¡No! ¡¿Acaso está demente?! ¡Tiene que quedarse aquí, contigo y la bebé!

- Vamos contigo, Reese. En estos momentos lo más importante es la familia.

- Tempe, yo te agradezco y tienes un gran corazón pero acabas de dar a luz...

- Tonterías, estoy bien. Solo necesito mi dosis diaria de hemoglobina y no habrá problema. Ya está arreglado con mi proveedor, el mismo la llevará diariamente hasta Austin, Texas.

- Ay Dios, Temperance... no es necesaria tanta complicación...

- Teresa, yo fui una niña adoptiva. Sé lo que es levantarse el suelo, tanto literal como metafóricamente, después de cada golpe y cada humillación; sacudirte el polvo y seguir adelante sin que nadie te rompa ni te humille más... ya no es necesario, Teresa... ya no estás sola, Reese...

Teresa se desplomó en los brazos de su cuñada, abrazándola con fuerza y pudo por fin dejarse llorar por todo. Por ella, por Patrick, por su prematura muerte, por el amor que no pudo ser, por el hecho de convertirse en viuda sin casarse y en madre sin siquiera llevarse el agridulce recuerdo de un beso ...

Y aunque ya no vuelva a verte.

Tengo un corazón pendiente, amor ...

Nunca pierdo el equilibrio de mi soledad.

Si tu y yo ahora estamos solos,

luego de intentarlo todo, amor ...

Nuestras almas están hechas para comenzar ... de nuevo a amar.