Ranma ½, y sus personajes son una creación de Rumiko Takahashi.

El siguiente relato no tiene fines de lucro; solo busca dar un momento entretenido a los apreciados fans de Ranma ½.

La siguiente historia fue inspirada por el fanart de latiasteeve y publicado en la página de Facebook 'Locas por el Dios Griego' el 25 de Septiembre de 2020. Locas-Por-El-Dios-Griego-102858947738672/photos/363852801639284

Malteada

Luego de la Segunda Guerra Mundial, a mediados de los años cuarenta, los Estados Unidos marcaron una gran influencia en Japón, principalmente gracias a sus tropas que se mantuvieron una ocupación en distintos puntos del País del Sol Naciente. Esa influencia comenzó a notarse en el idioma nipón con la incorporación de distintos anglicismos. En el gusto que adquirieron los japoneses por el béisbol. Y por supuesto la música; en particular la que involucra el género rockabilly, una mezcla de rock & roll y música country, y cuyos intérpretes tienen una particular forma de vestir. Algunos chicos japoneses, a finales de los cincuenta, se les empezó a verse con chaquetas de cuero, cabello engominado y montando motocicletas. El siguiente paso fue la apertura de cafeterías decoradas con todo el ambiente de esta subcultura; aunque no pertenecieran a ella, los chicos eran atraídos como abejas a la flor. A pesar de que con las décadas las tendencias cambian, la influencia había llegado para quedarse a la cultura nipona. Cerca del Instituto Furinkan abrieron una cafetería temática con paredes en tono azul pastel. Con una gran rockola en su interior con música de Chuck Berry, Bill Haley y sus Cometas, Elvis Presley y un larguísimo etcétera. Una barra y frente a ella asientos mullidos sostenidos con un buen poste cromado. Las mesas pegadas al ventanal, flanqueadas con un par de asientos fijos para dos personas forrados en imitación de cuero rojo. Todo el piso cuadriculado y bicolor con una gran área por si los ímpetus llevaban a bailar los viejos éxitos del rock & roll. Los chicos se vieron inmediatamente atraídos pues además ofrecia hamburguesas, papas, hot-dogs, malteadas y helados de todos los sabores. El lugar pronto se había vuelto la sensación.

Hiroshi fue quien le hablo a Ranma del lugar, pues estaba en dirección opuesta al dojo Tendo. El joven de la trenza no pudo evitar llevar a Akane sutilmente por ese lugar para darle un vistazo. Los dos chicos sintieron curiosidad, pero no se animaron a entrar, excusando que tenían pendientes en casa. Pero cuando llegaron al dojo Tendo, la curiosidad se convirtió en antojo.

–Akane… –soltó Ranma tímidamente – ¿Tienes algo que hacer el sábado?

– ¿Por qué? ¿Qué quieres Ranma?

– ¿Te gustaría… ir a la cafetería nueva? –Ranma iba a tientas pues no quería un rechazo

–Para que vayas como chica y pruebes los helados –respondió de inmediato Akane de manera cínica, pues Ranma nunca iba a esos lugares como hombre, pues según él no era masculino comer golosinas.

– ¡No! –se apresuró Ranma –Solo preguntaba, pero si no quieres, no es importante.

Akane sintió su pecho desinflarse por como Ranma le daba la vuelta al asunto, pero si él se atrevía a dar el primer paso ella no se quedaría atrás.

–Si quiero ir, pero solo si en la mañana entrenamos juntos. ¿Es un trato? –Akane extendió su mano, como ella lo veía era un ganar-ganar

– ¡Es un trato! –contestó Ranma emocionado y respondió el gesto de ella con un buen apretón para sellar el acuerdo.

El sábado por la tarde, un joven de trenza manchú con una de sus mejores camisas chinas de color blanco sin mangas, se encontraba solo en la barra de la dichosa cafetería, tomando una malteada de fresa mascullando para sus adentros.

¡Tonta! ¡Siempre tiene que ser nada linda!

Maldición, Akane, ¿es que nunca podré quedar bien contigo?

La mañana fue estupenda, en el entrenamiento practicamos varias katas de alto nivel, y lo hiciste excelente. Pero quisiste más. Querías un enfrentamiento, una pelea. Pero no puedo, no contigo. No me atrevo a atacarte, tengo miedo de lastimarte. Al reusarme te pusiste furiosa, me insultaste y para mí desgracia no pude contener mi lengua y dije que no puedo combatir con personas más débiles que yo. No es cierto. Pero no podía decirle la verdad. Vi en sus ojos la decepción y me abofeteo, para luego salir del dojo.

A pesar de todo me arreglé para salir y fui a disculparme y recordarte nuestro trato, pero no abriste la puerta. Aun así te dije que lo sentía. Si, lo dije pero nada pasó.

Soy un idiota. Y aquí estoy en la cafetería tomando una malteada, solo, cuando podría estar contigo.

¿Hasta cuándo seguiré ocultando lo que verdaderamente siento por ti, mi prometida?

Cuarenta y cinco minutos atrás una chica de cabello corto, luego de un buen baño, se encontraba en bata sentada en su cama abrazando sus piernas viendo un vestido colgado en su pared. Era un vestido ligero, blanco, estampado con flores color durazno con escote corazón de tirantes finos y un lazo en la cintura para hacer un nudo en la parte trasera. Veía la prenda que había guardado para una ocasión especial pero que se había arruinado por ese idiota.

Ranma idiota… Ranma idiota

Todo era perfecto, pero… ¿Por qué te negaste? Solo era un entrenamiento… ¡NO SOY NINGUNA DÉBIL!

Vino a disculparse pero… Como si en verdad lo sintiera, ja, ja, ja… ¿O tal vez si? No sé qué pensar, nunca sé que esperar de él y es frustrante este juego de tira y afloja

Ahora él se encuentra en la cafetería y yo estoy aquí molesta y no es justo, hoy íbamos a salir, como si fuera una cita… una cita. ¡Si cómo no! ¡Pero ya verá!

Ahora…

Ranma estaba acabando su segunda malteada. Ni siquiera el subidón de azúcar lograba animarlo tras la decepcionante tarde por la que estaba pasando; a pesar de todo pidió una tercera, de chocolate. La rockola tocaba 'Yakety yak' de Los Coasters, cuando sintió claramente la presencia de alguien, un aura que conocía perfectamente.

Akane entraba a la cafetería con paso decidido atrayendo enseguida la mirada de los chicos, provocando sus suspiros. Se veía preciosa enfundada en el vestido blanco, calzando unas balerinas blancas. Akane se detuvo al verlo frunciendo el ceño y apretando los puños a su costado. Ranma sentía un vuelco en su corazón, mirándola atento, a pesar de los ánimos de guerra de la chica. Akane continuó su paso llegando hasta donde se encontraba Ranma donde se detuvo unos momentos. Todos en el lugar miraban atentos la situación. Ranma sentía que aumentaba el aura de combate de la chica.

– ¡Lista la malteada!

Sin siquiera esperarlo el grito del chico encargado corto la tensión del momento e hizo deslizar vaso plástico por la barra. Ranma reaccionando por reflejo detuvo ágilmente el vaso. Tomándola con seguridad se giró en la silla para extender la dulce bebida a Akane quien se sorprendió del acto provocó que su aura de pelea desapareciera y comenzara a sonrojarse.

–Este… es de chocolate, aunque si prefieres de otro sabor, puedo pedirte otra… lo que gustes –sintiendo su rostro enrojecer, Ranma extendió el vaso hacia Akane que lo miraba dudosa

Sorpresivamente, Akane tomo el vaso, agarrándolo firmemente con ambas manos avanzó para tomar asiento al lado izquierdo de Ranma. Una vez acomodada en el banco Akane comenzó a sorber de la pajilla, mientras Ranma la escudriñaba con la mirada sin perder detalle de sus movimientos.

–Gracias, sabe deliciosa. –dijo Akane controlando sus gestos para no indicar emoción. Solo contadas veces podía lograr esto, porque finalmente terminaba explotando y mandando a Ranma a volar por los cielos de Nerima.

–Akane… yo… en verdad… lo si… –las palabras se atoraban en la garganta de Ranma; una hora atrás fue sencillo decirlo, gracias a una puerta que los separaba; ahora la tenía de frente y era difícil. Siempre es difícil decirle a Akane lo que en realidad siente.

–Olvídalo, Ranma –Akane tomo el vaso para seguir sorbiendo de la deliciosa malteada, tratando de ser indiferente al chico de la trenza.

–No… no puedo olvidarlo –dijo Ranma bajando la barbilla a su pecho, todo esa arrogancia que lo caracterizaba estaba por los suelos. Posiblemente si no arreglaba esto inmediatamente podría dar por perdida a Akane.

La chica de cabello corto seguía disfrutando de la malteada, tratando de ignorar a Ranma. Sentía una mezcla de odio… bueno, odio no, pero si mucho coraje por las actitudes del chico de la trenza. Un coraje que iba minando el afecto que sentía por él. ¿Simple afecto? Akane se engañaba a sí misma. Ella sentía más que solo afecto por ese chico que llegó de China un tarde de lluvia. Pero hoy no iba a perdonarlo tan fácil como otras veces.

–Akane… yo… y-yo… tengo… miedo… –dijo el chico mientras apretaba los puños sobre la barra, tan fuerte que los nudillos se pusieron blancos –Tengo… miedo… a que un día yo termine lastimándote en un entrenamiento –finalmente logró decirlo sin trabas –Pero a pesar de todo, termino lastimándote de otras formas y soy un idiota por ello… Lo siento mucho.

Mientras en la rockola sonaba 'Can't help falling in love' de Elvis Presley, Akane dejó la malteada para ver cómo Ranma seguía tenso en su asiento con la cabeza agachada. Dejándose llevar por sus impulsos tomo el puño izquierdo de Ranma quien reaccionó pero no quitó la mano, pero todo su rostro enrojeció por el gesto.

–Ranma Saotome –dijo con firmeza Akane, provocando que el chico la mirara directo a los ojos –yo no soy ninguna débil. Soy la heredera de la rama Tendo de la Escuela de Combate Todo Vale. Soy fuerte y una artemarcialista. Es mi derecho probar que puedo combatir con cualquiera. Quiero que lo entiendas, sino lo nuestro nunca funcionará… –tarde se dio cuenta de lo que salió de su boca, provocando que Ranma se sonrojara tanto como un tomate. Akane soltó la mano de él y la llevo a su boca como si pudiera regresar lo que acaba de salir de sus labios.

Ranma se giró para estar completamente delante de su prometida –A-Akane… tú… crees que existe un nosotros –Akane volteó su rostro avergonzada y con todos los colores en el rostro.

–Ya sabes que solo es una cosa de nuestros padres… –Akane trataba de darle la vuelta al tema

–Hace tiempo que para mí, el acuerdo que hicieron los viejos, no me importa –soltó Ranma provocando un pinchazo en el corazón de Akane, quien comenzó apretar el vaso de la malteada. –Si sigo viviendo con ustedes, no es por el dojo, ni por el entrenamiento, ni por la Escuela Todo Vale… es por ti –finalmente palabras sinceras que venían de su corazón salían para ser escuchadas.

– ¡Ranma! –exhalo su nombre asombrada. El corazón le latía desbocado justo como un caballo salvaje, justo como el nombre del chico que provocaba que latiera de esa manera – ¡No te atrevas a burlarte de mí! –Akane bajo de la asiento, sin darse cuenta que soltaba descuidadamente la malteada cayendo sobre la barra. La tapa del vaso se soltó derramando el contenido. Por reflejo ambos chicos se movieron rápido para evadir que el espeso líquido pardo los manchara, pero terminaron pegados, ella arrimada a su torso y él por instinto abrazándola. Tras un momento en el que se dejaron llevar, quedaron quietos, como disfrutando el contacto, pero Akane reaccionó – ¡Suéltame! –intentó zafarse del agarre de Ranma, pero este la atrajo más hacia él.

– Quiero que me escuches, Akane –lo dijo tranquilo, sin alterarse, con una seguridad que no sabía de donde venía para poder expresar sus sentimientos –No más tonterías que digo para encubrir lo que siento –Ranma inhalo profundamente, mirándolo a esos preciosos y grandes ojos oscuros en los que se veía reflejado –Eres muy linda, pero creyendo que me odiabas, comencé a decir lo que siempre has escuchado, primero para que supieras que no estaba interesado en el compromiso. Pero luego… con el tiempo y todos los momentos que fuimos viviendo juntos… lo decía para que no te dieras cuenta… de lo que en verdad siento por ti. Me gustas, Akane Tendo, me gustas mucho y quiero creer que existe un probabilidad de que podemos intentarlo juntos.

– ¡Ranma!... Y-yo… –El chico de la trenza temió lo peor al escucharla. Veía venir las palabras de rechazo. Su corazón comenzaba a partirse –Yo no sé si puedo creerte… Aunque… –ella lo miró a los ojos, esos intensos ojos que ahora comenzaban a humedecerse –una parte de mí, en mi corazón quiere decirte que no solo me gustas… que… –Ranma comenzaba a soltarla del abrazo, Akane al darse cuenta se pegó a él sin dejar de mirarlo –Ranma yo sufro mucho con tus insultos y rechazos porque eres importante para mí. No, más que importante, eres el único chico con el que quiero estar…y-yo te… a…

– ¡Te amo, Akane! –Se apresuró a decir Ranma –Lo justo es que el hombre sea el que declare primero

– ¡Ranma idiota! – Grito la chica de cabello corto con una vena saltando en su frente – ¡Estoy tratando de darte mi corazón y me interrumpes, por tu orgullo masculino!

Ranma se lanzó de inmediato a darle un abrazo a una Akane tensa, y comenzó a decirle al oído –Pero Akane, mi corazón, mi vida misma ha sido tuya, al final… ¿no es eso lo que importa?

La rockola comenzaba a tocar 'I want to hold your hand' de Los Beatles, mientras Akane se llenaba de mariposas en el estómago y corrientes eléctricas erizaban su piel, pero aun así la chica no iba a caer tan fácil, su orgullo era más importante. – ¡Te amo, Ranma! Aunque seas un idiota insensible… Te amo.

Ambos se miraron y el tiempo parecía que se detenía, no existía nada más que ellos y la canción, la cual conocían la letra, por las clases de inglés en el instituto.

– ¿Se van a besar o no? – preguntó Sayuri cruzada de brazos esperando una reacción de estos dos testarudos chicos.

Al darse cuenta que todos los que estaban en la cafetería no perdían detalle de lo ocurrido los chicos se separaron y comenzaron a jugar con sus dedos.

–Será mejor irnos para… hablar eso…. tú sabes… en privado… ¿No crees? –decía Ranma bajito

–Sí, será lo mejor –decía Akane sintiendo la cara arder, pero con muchas ganas de terminar de "hablar" y "ajustar pendientes" con su prometido

– ¡Hey chicos! –dijo el dependiente de la barra –Son los primeros en declararse en la cafetería, así que estás malteadas van por cuenta de la casa.

Ranma y Akane tomaron las bebidas, agradecieron con una reverencia de cabeza, y tomados de la mano salieron apresuradamente… juntos… ¡Finalmente! ¡Uffff!

Gilberto González González

10 de Abril de 2021

Agradezco a Maya, mi esposa, beta y asesora de modas por los consejos. Gracias a ti por seguir este relato.