Capítulo 5

Pasaron el resto de la velada andando de puntillas entre los dos. Lo que más querían ambos, era mantenerse alejados uno del otro, pero no era recomendable.

Tenía que parecer que se amaban.

Ese beso había descolocado un poco a Hermione. Había estado… había estado muy bien.

No recordaba la última vez en la que se había sentido así. No había sido un beso profundo, ni largo, pero había estado tan… bien. Había provocado que una inesperada calidez la envolviera y le llenara el vientre y el pecho. Comenzó a dudar que él de verdad fuera virgen, o al menos, sexualmente inexperto o torpe, porque si así fuera, no le sería posible besar… así.

Se mezclaron y le sonrieron a la gente que se acercaba para felicitarlos. Se quedaron lado a lado, pero sin tocarse. Ni siquiera se miraban mucho. Severus deseaba desaparecer, pero no podía hacerlo. Odiaba socializar y ya había sido todo lo social que era capaz ese día. Diablos. Había cubierto la cuota de una semana entera. Pero tenía que aguantarse. Lo haría. Había tolerado las reuniones con Mortífagos y esas estúpidas galas que al Señor Tenebroso tanto le gustaba organizar, solo para celebrar alguna victoria o por el simple hecho de ser unos cretinos privilegiados y pura sangre que se ufanaban de serlo.

Una reunión con la familia de Granger era fácil. Se enfocó mayormente en su bebida, dando sorbos de vez en cuando.

De a poco, los invitados comenzaron a retirarse cuando el sol comenzaba a desaparecer en el horizonte. Y luego que el último invitado desapareciera por la puerta, Hermione y Severus fueron, finalmente, llevados hacia el piso superior, a su habitación. Severus fue hasta el auto, para buscar el equipaje, maldiciendo el hecho de no poder usar magia para llevarlos escaleras arriba.

Jane y Judith fueron las encargadas de mostrarles la habitación, mientras que Charles se sentaba en la sala a mirar la tele con su padre, Nigel, sin prestarle atención a nada más.

Las señoras les mostraron una habitación amplia, todo en madera, con tirantes en el techo inclinado, dándole un aire de cabaña muy acogedor. Incluso tenía su propia chimenea, y las paredes alrededor de la misma eran las únicas hechas de piedra, con una cómoda área con sillones de cuero marrón frente al fuego y una mesita de café sobre una alfombra peluda.

Las ventanas eran varias y amplias, y había un pequeño balcón privado. Ciertamente la habitación debía ser muy luminosa durante el día, por eso las ventanas tenían esas cortinas tan gruesas. La cama era grande. El armario estaba hecho de madera oscura y junto a la puerta, y una cómoda rústica se ubicaba en la pared opuesta, junto a la puerta de estilo francés que daba al balcón. Una de las ventanas tenía un lindo alfeizar interno en donde sentarse, junto a una especie de corredor muy corto que daba a una puerta. Posiblemente el cuarto de baño.

A pesar del estilo campestre que parecía ser la norma en toda la casa, el lugar daba enormes muestras de ser la habitación asignada para Hermione.

Fotos enmarcadas sobre la cómoda y en las mesitas de noche, seguramente rescatadas de las cosas que sus padres dejaron atrás en la casa de Londres, y que luego habían traído cuando se mudaron. Algunos peluches aquí y allá, discos compactos, libros y juegos de mesa que se apilaban en los estantes del corredor corto.

Severus estaba a punto de preguntar dónde dormiría él, pero se mordió la lengua justo a tiempo.

"Ok, mamá, pero, ¿dónde dormirá Severus?"

Él casi suspira de alivio al oírla, pero se las arregló para no hacerlo. Si la chica fuera una legeremante, el comentario no hubiera sido tan atinado.

"Verás, Severus, mamá tiene esta regla… que las parejas que aún no se casan…" Comenzó a decir Hermione a su 'prometido', quien aún estaba de pie junto a la puerta, con el equipaje a sus pies, y actuando como si de verdad necesitara la explicación.

"Oh, por favor, Hermione." Dijo Jane. "No soy tan retrógrada. Están comprometidos, y no soy tan obtusa como para pensar que en Londres no duermen juntos, viviendo ustedes dos solos y siendo adultos. Severus dormirá aquí, contigo, por supuesto." Concluyó la señora, sonriendo.

¡Qué lindo! Pensó Severus sardónicamente. Hermione solo sonrió un poco avergonzada.

"Tienen todo lo que necesiten aquí. Cobijas y toallas." Dijo Jane, apuntando al armario. "Y… bueno, Hermione sabe dónde está todo, Severus." Dijo la mujer con una sonrisa. "Los dejaremos para que descansen. Buenas noches."

"Buenas noches mamá. Nana."

"Buenas noches." Saludó Severus.

"Apresuren el proceso para darme bisnietos." Dijo Judith mientras cerraba la puerta. "No me estoy haciendo más joven aquí."

"¡NANA!" La reprendió Hermione, pero la abuela solo sonrió con picardía y le guiñó un ojo a Severus, cerrando la puerta.

Luego, solo hubo silencio. Se quedaron mirándose incómodamente el uno al otro. "Lo siento mucho." Dijo ella finalmente, pero él solo alzó los hombros con indiferencia.

Ella se volvió para mirar la cama. Era grande. Podían dormir los dos allí, con comodidad. Pensó que podía confiar en él para que no la atacara en medio de la noche. Tal vez podía poner algunos almohadones en el medio… estaba a punto de proponerle la idea, pero él habló primero.

"Supongo que me toca el sofá." Dijo molesto, sentándose en el mencionado sofá para quitarse las botas.

"Bueno, gracias." Eso era lo más rápido que alguien la había rechazado. No iba a ofrecerle algo que le diera la oportunidad de reforzar su rechazo y repulsión hacia ella.

El pensar en dormir junto a ella le disgustaba, obviamente.

El Snape que ella conocía, hubiera peleado por la cama, incluso, tal vez hubiera sido capaz de acostarse allí a la fuerza, si ella se atreviera a protestar.

Nunca se le ocurrió pensar que podría estar siendo un caballero al dejarle la cama, renunciando a su propia comodidad. No. Seguramente se debía a su necesidad de estar lejos de ella. De la maldita que estaba arruinando su vida forzando un lugar en su vida.

"¿La ducha?" Preguntó él con una ceja alzada, apuntando en dirección a donde suponía que estaba el baño.

"¿Eh?" Preguntó ella, un poco alarmada. Le tomó un segundo darse cuenta que lo estaba preguntando era si allí estaba el cuarto de baño, o que estaba preguntando si podía ir, pero no la estaba invitando a ir con él. "Oh, sí. Al final del pasillo."

Él movió su varita, que había sacado ya del bolsillo, y su maleta se abrió por sí sola. Una toalla, su piyama y sus artículos de aseo personal lo siguieron hasta el baño.

Ella se quedó desempacando un poco mientras esperaba por él, separando su propio piyama y artículos personales, para entrar a ducharse ni bien él saliera de la regadera.

Se sentó a los pies de la cama, sobre el simple cobertor que habían puesto allí. Con los codos sobre las rodillas, y el mentón apoyado sobre una mano, recordó el beso. Solo en volver a pensar en eso, el abdomen se le llenó de mariposas.

Enfócate Hermione. Es solo una cuestión de negocios. Solo sientes esto porque has estado sola por mucho tiempo… y ver a Jacques de nuevo te puso nerviosa. No tiene nada que ver con Snape. No puede ser por él. Es sarcástico y malicioso, y tiene mal carácter. De verdad no sabe cómo divertirse. Es tan antisocial. No sería capaz de ser romántico ni aunque su vida dependiera de eso. No es tu tipo. Es tan diferente a ti. Sería una pareja creada en el infierno, así que ni pienses en ello.

Excepto que… él sí podía ser romántico, ¿cierto? Si no, ¿cómo habría dedicado su vida por una mujer, aun cuando esa mujer había elegido a otro hombre? No habría protegido a su hijo, casi perdiendo su propia vida en el proceso… y esa historia sobre la proposición de matrimonio… había sido tan dulce y romántica. ¿Había pensado alguna vez en proponerle matrimonio a alguien? ¿Lo habría hecho así? ¿A Lily? ¿Serías los lirios las flores favoritas de ella? ¿O es que siempre estaban en su mente por…?

Sintió el anillo en su dedo. Estiró la mano para echarle una mirada. Era maravilloso. Como si lo hubiera adquirido especialmente para ella. ¿Cómo lo habría hecho? ¿Es que acaso lo había hecho aparecer de la nada? ¿Solo para ella?

La puerta del baño se abrió y él salió llevando puesta una camiseta gris y unos pantalones de jogging negros. Su cabello largo y negro todavía estaba húmedo y suelto. Era la primera vez que lo veía con el cabello suelto desde la última vez que tuvo clases con él.

Desde que lo había visto muriendo.

Le sorprendía ver lo bien que le quedaba esa apariencia… lo hacía verse… sensual. Tal vez se debía a que el cabello estaba húmedo.

La cicatriz, que había estado oculta por un glamour todo el día, ahora era plenamente visible. Era la primera vez que la veía también. Aunque estaba ya bien sanada, y aunque se veía del mismo pálido color del resto de su piel, la marca era bastante gruesa y deformada. Hermione se quedó mirándola por unos segundos.

Cuánto había sufrido por esa herida, imaginaba ella.

Él la pescó mirando su cicatriz y se puso sobre el hombro la ropa que se había quitad, efectivamente cubriendo el objeto de las miradas de ella, y le echó una mirada de molesto reproche. Ella dejó de mirar al punto, pero luego, el perfume del jabón y un masculino champú, el aroma de su fresca piel limpia, le llegó cuando él se acercó, y extrañamente, los vellos de su cuerpo se alzaron.

Se apresuró para bajarse de la cama y tomar sus cosas para ocupar el cuarto de baño.

Allí, el vapor y el todavía reinante aroma de él, hizo que la chica se estremeciera de nuevo.

Cuando hubo terminado, Hermione salió de puntillas, esperando que él ya estuviera dormido. Desafortunadamente, aún seguía despierto.

Había secado su cabello con magia y había guardado su ropa, luego de haber echado un hechizo limpiador sobre ella. Luego había buscado sábanas y una almohada extra en el armario, y se había hecho una cama en el sofá. Cuando ella apareció, Severus estaba tratando de ponerse todo lo cómodo que fuera posible en el jodido sofá.

Hermione llevaba puesto un camisón de seda negra que le llegaba a la mitad de los muslos.

Severus se sintió avergonzado al admitir que de verdad disfrutaba la vista. El recuerdo del beso había estado a buen recaudo todo el día, pero ahora regresó con intensidad.

Ese beso había provocado cosas dentro de él. Cosas que estaban resurgiendo en ese momento, de nuevo.

No. Necesitas tranquilizarte. Ella no es una mujer a la que desear. Ella solo es la mandona sabelotodo que hace tu vida miserable y te condena a un trabajo que está por debajo de tus capacidades.

Pero no pudo evitar lamerse los labios al verla apresurarse para meterse en la cama y cubrirse con las sábanas.

Él se puso un alto a sí mismo y se rio.

¿Qué diablos significa esto, Severus Snape?

"¿Qué?" Preguntó ella, enojada, desde la cama, en donde se había sentado de repente, todavía cubierta por las sábanas.

"¿Qué?" Preguntó él, en verdad confundido.

"¿Por qué te estás riendo de mí?" Estaba muy molesta.

Oh. Eso. "Linda elección de atuendo." Dijo él sardónicamente.

"¡Cállate! Pensé que estaría sola en el cuarto."

"¿Sola? Por alguna razón lo dudo mucho."

Ella bufó molesta y se hundió en la cama. "No es un crimen querer sentirse sexy, aun estando sola." Farfulló ella.

Pero él no dijo nada de nada. Todavía le sorprendía mucho ver los muchos momentos de inseguridad que esa joven mujer tenía. Era como si fuera otra persona. No era la mujer que veía a diario. Aunque… si su padre había sido siempre así, podía ver por qué la castaña era así. Ahora entendía muchas cosas.

Se hizo un silencio mientras los dos yacían en sus respectivas camas, bueno, la de él una cama improvisada, y se quedaron mirando el techo, con las manos entrelazadas sobre sus abdómenes. Entonces ella sintió de nuevo el anillo apretarse entre sus dedos. Alzó la mano para mirarlo en la penumbra de la habitación, ya que solo un par de lámparas iluminaban la habitación, además del fuego en la chimenea. Durante el día, aun se sentía calor, sobre todo cuando el sol brillaba en lo alto, pero las noches se habían puesto bastante frías.

Era una sortija maravillosa. La acarició con el pulgar.

"¿Tú… hiciste aparecer el anillo de la nada?"

Él volvió a emitir esa risa sarcástica. "Bien sabes que eso no es posible."

"Lo sé, pero también solía pensar que se requería de una escoba, una bestia mágica o algún objeto encantado para volar, y tú me demostraste que estaba equivocada, y como no puedo llegar a otra explicación, pensé que…"

"Se llama estar preparado. Algo que debiste aprender durante la guerra."

"Entonces… ¿lo compraste solo para esto?" Preguntó ella, un poco alarmada e ignorando el seco comentario.

Severus exhaló profundamente, como si estuviera rogando por paciencia. "Era de mi madre. Una de las pocas reliquias familiares de los Prince en su poder."

"Oh. Es muy hermoso."

"No. Lo. Pierdas." Dijo en tono cortante.

"No lo haré." Retrucó ella con picardía. Todavía estaba mirando el anillo con admiración.

Se hizo un nuevo silencio entre los dos. Luego, fue ella la que volvió a hablar. "Esa historia… sobre la proposición… fue muy linda. Eso es pensar rápido."

"De nuevo, es estar preparado. Pensé que tú, entre todas las personas, tendrías todo planeado."

"Si… bueno… no es como si hubiéramos tenido mucho tiempo, ¿no?"

"Pero si lo hubo. Si me las arreglé para pensar en algo así…"

Lo cierto era que ella era una romántica. Y aunque podía pensar en cientos de escenarios diferentes en los que hubiera querido verse envuelta, en la realidad, tener que contarle a la gente una historia así, sin haberla vivido, no era algo que se le diera bien, aparentemente. ¿Alguna vez tendría algo así?

"¿Por qué los lirios?"

"¿No son esos tus favoritos?"

"¿Cómo… cómo es que sabes eso?" Ahora ella estaba más sorprendida.

Severus exhaló. "Te han llegado flores un par de veces al laboratorio. Aunque sueles poner mala cara cuando vez la tarjeta, siempre sonríes al ver las flores. Lirios rosados y blancos." Severus también sabía que las flores eran de parte de Ronald Weasley. No sabía que había provocado la renovada esperanza de volver a salir con ella, pero el mocoso, aparentemente, trataba de regresar de vez en cuando. Pero no le diría tal cosa. Tal vez, ser tan observador era algo que la intimidaba. Lo haría con él, la verdad.

Y además, ¿por qué cuernos la observaba tanto? Ya no era relevante. Ya no estaban en guerra.

Hermione, por su parte, estaba asombrada. Wow. ¡Sí que es observador! "Oh. Yo pensé que… era debido a otra cosa." Dijo con suavidad.

Severus hizo un ruido. Sabía de lo que estaba hablando.

"¿Cómo… cómo es el asunto con eso? ¿Con Lily Potter?"

"Hermione…" La atajó él, como advertencia.

"No es que quiera ser invasiva, pero si vamos a hacer esto… juntos… creo que debería saber. Deberíamos tener algo planeado. Porque la gente va a preguntar. La gente sabe… sabe que nunca estuviste… con alguien más… ¿Por qué ahora? ¿Por qué conmigo? Es algo que se comentará."

Otro silencio.

"Esto no va a funcionar si te niegas a compartir, Severus. Tú sabes mucho sobre mí porque estabas obligado y porque ahora trabajas para mí, pero es necesario que yo sepa cosas sobre ti también." Hermione hablaba con suavidad, no estaba demandando nada.

Además, no quiero ser la pobre tonta que se tiene que conformar con un hombre que nunca la amará.

Aunque eso era exacto lo que estaba haciendo.

"En serio, es estúpido pensar que todavía la amo. Ni siquiera era amor real, para ser sincero."

"Pero tú dijiste…"

"¡Sé lo que dije!" Ladró él. "Era más un sentido del deber que otra cosa. Años de culparme y cargar con la pesada carga de la consciencia. Pero ya terminé con eso. Hice lo que tenía que hacer. He pagado mis deudas. Casi muero por pagarlas. Y me di cuenta que era ni siquiera fue una amiga de verdad. Nunca llegué a conocerla de verdad. Ella solo… ¿cómo podría yo…?" Bufó con enfado. "Solo era apego… uno muy estúpido, solo porque ella fue apenas un poco amable conmigo, porque le dio un poco de luz a mi vida, porque me dio lo que pensé era aceptación… cosas que nunca había experimentado…" Parecía estar todavía molesto. "Pero con el paso del tiempo, y estar al borde de la muerte ayudó, ahora puedo ver que estaba ciego. Nunca fue nada de lo que pensé, al menos no una vez que llegamos a Hogwarts, entonces ya no tuve ninguna utilidad para ella, así que cualquier excusa le vino bien para deshacerse de mí."

Por supuesto. Porque nadie soportaría tenerte cerca tanto tiempo. ¿No es así?

"Y me aferré de algo que no existía. Que probablemente nunca existió."

"Oh… bueno… eso tiene sentido." Ella no sabía qué decir. Lo cierto era que aquello era bastante triste. Severus merecía conocer la verdadera amistad, el verdadero amor, pero el caer en la cuenta que nunca tuviste nada de eso… que nunca sucedió…

El silencio descendió entre los dos una vez más.

Ahora, Hermione se sentía mal. Él había compartido algo tan profundo y privado. Sentía la necesidad de compartir algo ella también… pero ahora le parecía incómodo.

"Oye…" Comenzó a decir con suavidad. ¿Se habría dormido ya? "Lamento mucho lo que hizo mi padre."
Snape bufó. "¿Por qué? Es un hombre tan encantador." Soltó él con sarcasmo.

Ella rio con malicia. "Sí, bueno… tal vez se ponga más amigable. O tal vez no. Ya no puedo estar segura con él, así que me disculpo de antemano por cualquier cosa que pueda decir o hacer en las próximas dos semanas."

Severus bufó de nuevo.

"Por favor, no lo hechices."

Otro bufido. "Está bien. ¿Qué… qué es todo ese asunto? Pensé que…" No pudo terminar la oración.

"¿Pensaste que sería una nenita de papi?" Dijo ella, sonriendo sin dejar de mirar los tirantes en el techo.

"Bueno, sí. Parecía ser que así era."

"No… él siempre ha sido… difícil conmigo. Demandante. Ahora parece haberse puesto peor. No le gusta la magia, y no me perdona que les haya borrado la memoria durante la guerra…"

"¿De verdad lo hiciste?"

"Si. Fue lo único en lo que pude pensar para protegerlos. No le gustó nada saber de eso cuando fui capaz de regresarles sus recuerdos. Además, odia que no quiera tener nada que ver con los viñedos o con una carrera muggle, que prefiera perder el tiempo con 'esa mierda mágica'." Hizo las comillas en el aire, aunque era posible que Severus no pudiera verla ya.

"Como dije, es un tipo encantador." Así que por eso era lo de la regla de no magia.

Se quedaron en silencio de nuevo, pero ella todavía sentía la urgencia de hablar. Siempre se sentía incómoda después de compartir cosas que la hacían sentir mal, y necesitaba seguir diciendo cosas, tras cosas, para que lo que hubiera dicho se olvidara y su vergüenza pasara más rápido.

"¿Tienes mascotas?" Esta vez, el silencio había sido más largo, y ella se preparó para el ladrido de él, para que lo dejara dormir.

"No." Fue lo único que Hermione logró escuchar, pero luego… "¿Y tú?"

"Ya no. Tuve un gato, cuando estaba en la escuela. Crookshanks, pero ya era bastante viejo cuando lo adopté, así que…"

"Ummm… bien. Hubiera sido bastante difícil convencer al idiota del ministerio que me quedo en tu departamento si tienes un gato."

"¿No te gustan los gatos?"

"Soy más una persona de perros. Y soy alérgico al pelo de gato."

"Entonces… ¿te gustaría tener una mascota?"

"Claro. Tal vez. Algún día. Cuando tenga tiempo de cuidarla como se debe." Y no se sentiría tan solo si tuviera un cachorro.

"Eso es lindo. También me gustan los perros. No me molestaría tener un Golden Retriever."

"Los Golden Retrievers me gustan. Los Huskies también. Pero no de esos perros pequeños que son tremendamente ruidosos." Dijo él, frunciendo el ceño como si le molestara hablar al respecto.

Hermione se rio por lo bajo. "Si, es verdad." Al cabo de algunos momentos, volvió a hablar. "Si tuviera uno, lo llamaría Maverick. O Brandon."

"No he llegado a pensar tan lejos como en nombres. Tal vez Aquiles. O Atila. Thor. Odin."

"Ya entiendo." Dijo ella con una risita. "Un nombre masculino y fuerte."

De nuevo, se hizo silencio.

"¿Has ido a algún concierto?"

"Dudo que el ministerio preguntes esas cosas." No respondió con agresividad, solo hizo una observación.

"Bueno, no estaría mal saberlo. Saben que mis padres son muggles y que tú eres mestizo. Tal vez se les ocurra meterse en cosas de muggles, solo por ser jodidamente minuciosos."

Severus hizo un ruido indefinido.

"Así que… ¿el primer concierto en el que hayas estado?"

"Led Zeppelin, en Earl's Court, en 1975."

"¡¿En serio?!" La castaña sonaba un poco alarmada. "¿No tenías como quince años en 1975?"

Severus alzó los hombros, sin dejar de mirar al techo. "¿Y?"

"Pero… ¿Cómo lograste ir, siendo menor de edad? Y estando en Hogwarts… ¿y de dónde sacaste el dinero?"

Él ser rio. "La Srta. No Rompe un Plato, siempre jugando según el reglamento. Algunas malas juntas e identificaciones falsas te llevarán por el mal camino. ¿Crees que solo los imbéciles con acceso al estúpido mapa de Potter podían escapar del castillo?" Dijo con desdén. "Y sobre el dinero, ahorré de los trabajos que tenía en verano, desde los trece."

"Ese fue un gran primer concierto. Jodido afortunado."

"¿Te gusta Zeppelin?"

"Por supuesto. Tengo oídos que funcionan muy bien."

"Un poco antes de tu época, ¿no?"

"Sí, tal vez, pero a mis padres les gusta mucho la música. Aprendí un poco de ellos. Además, Zeppelin es eterno."

"Ummmm… ¿Y tú? ¿Has estado alguna vez en un concierto?"

"Sí."

"Siéntete en libertad de contarme más." Retrucó él.

"Está bien… no te rías." ¿Acaso Snape podía reír? "Extrañamente, también fue en Earl's Court… en 1999."

"¿Quién tocaba?"

Ella aclaró la garganta. "Las Spice Girls."

Severus no aguantó la risa. "Oh… que liiiiindooooo…" Comentó burlón.

"Oh, cállate. Si fue lindo. Y ocurre que también me gusta el pop. Fue uno de sus últimos conciertos."

"Que fuera de sus últimos conciertos fue el regalo de los dioses a la Madre Tierra." Severus seguía riéndose.

"Ya cállate." Se quejó ella, pero estaba sonriendo. "Como sea, fue el único concierto al que fui hasta ahora. ¿Has ido a algún otro?"

"Sí. Zeppelin de nuevo, pero en 1979. Después… la vida se puso difícil. Y la verdad, la música empezó a irse a la mierda."

Hermione se rio. "¿Cuál es tu canción favorita de Led Zeppelin?"

Silencio.

"¿Severus? ¿Es demasiado personal?" Hermione creyó que estaban yendo bastante bien, ¿por qué se detendría ahora?

"Estoy pensando. Esa es difícil."

"Oh." Dijo ella entre risitas.

"Creo que debo decir… Thank you."

Se quedaron en silencio una vez más.

Severus creyó que se había quedado dormida. Él mismo comenzaba a sentirse somnoliento. El cuarto era acogedor y tranquilo, y solo se oía el crepitar del fuego. La casa estaba ubicada en un lindo y tranquilo lugar, en medio de la campiña. Era un lugar perfecto para dormir cómodo y a pierna suelta.

If the sun refused to shine

I would still be loving you

Severus la escuchó cantar con suavidad. Estaba sorprendido que la chica supiera la letra. Es más, estaba sorprendido que le gustara Zeppelin.

When mountains crumble to the sea,

there will still be you and me

Tenía una linda voz para cantar. No quería arruinar el momento cantando él también, pero la canción lo obligaba. Era la canción que más le gustaba y lo llevaba a cantar también.

Kind woman I give you my all

Se unió a ella en la canción, muy suavemente y con un poco de timidez, y ella sonrió en la oscuridad mientras cantaban juntos.

Kind of woman, nothing more...

Ella rio de nuevo. "Buenas noches Severus."

"Buenas noches."

Hermione aplaudió una vez y las tenues luces se apagaron.

N/T: Bueno, he de decir que, aunque me gustan mucho los gatos, también soy muy alérgica, así que nunca pude tener uno, aunque a veces cuido el gato de mi hermano. En defensa de los perros pequeños, tengo dos, y no son tan ruidosos. Bueno, el Schnauzer un poco, pero he tenido perros grandes a los que no había forma de hacerlos callar… supongo que son como las personas… algunos hablan hasta el hastío y otros no dicen palabra. En fin. Zeppelin también es de mis bandas favoritas, aunque prefiero a The Who de aquellos años, la verdad. Espero que les esté gustando la historia. Muy de a poquito van a comenzar a entenderse, tenga paciencia… mucha, por favor. Gracias.