Hola, me dijeron que les gustaría ver a Narcissa con Severus, así que esa es la pareja que estableceré, espero que les guste el capitulo, no es el mejor puesto que en este capitulo no hay mucho que reaccionar pero estoy usando los primeros capítulos para establecer como funcionaran las parejas, les gustaría ver a Neville con Tracy Davies o con Adrián Pucey, por favor comentes que les pareció el cap. y siempre estoy abierta a sugerencias. HARRY POTTER LE PERTENECE A JK ROWLING.

Quien quiere leer ahora_ dijo Amelia, Sirius se levanto para recibir el libro, Amelia se lo entrego, pero al estar tan cerca no pudieron evitar mirarse directamente a los ojos, Sirius le sonrió y Amelia por su parte tuvo que hacer un gran esfuerzo para no sonrojarse, ella era la jefa del departamento de aplicación a la ley mágica, no una chiquilla enamorada; sin embargo ambos recordaban los momentos que vivieron en la academia de aurores, toda esta interacción duro solo un momento por lo que nadie se dio cuenta, salvo por tres personas, Molly y Tonks que se miraron y asintieron pensando en cómo podrían juntarlos, Molly creía que ella podría ser una gran "madrina" para Harry y hacer a Sirius un tutor responsable, Tonks pensaba que ya era hora de que su tío fuera feliz, por otro lado Remus no dejaba de sonreír, pues sabia que Amelia fue la única chica que a Sirius le importo, tal vez podrían darse una segunda oportunidad, tendría que hablar con su amigo y si conseguía que el trio interviniera, puedan convencerlo de intentar reconquistarla.

Las cartas de nadie_ leyó Sirius

La fuga del boa constrictor le acarreó a Harry el castigo más largo de su vida. Cuando le dieron permiso para salir de su alacena ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley había roto su nueva videocámara, conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas.

Niño horrible_ murmuro Viktor, pero Oliver lo escucho y asintió.

Si yo me hubiera comportado así, mis padres me castigarían todo un mes_ le dijo Oliver, Viktor le agradaba y esperaba que pudieran ser buenos amigos.

Harry se alegraba de que el colegio hubiera terminado, pero no había forma de escapar de la banda de Dudley, que visitaba la casa cada día. Piers, Dennis, Malcolm y Gordon eran todos grandes y estúpidos, pero como Dudley era el más grande y el más estúpido de todos, era el jefe.

Se imaginan si las cosas funcionaran así en Hogwarts, tendríamos a Crabb y Goyle liderando a las serpientes- les dijo Ron a sus hermanos, Harry y Hermione se estremecieron al pensar en eso, nada bueno sale cuando el musculo quiere liderar.

Que pasa_ pregunto Fred al oído de Hermione al ver sus reacciones.

Nada Fred, simplemente nos imaginamos algo, pero no tiene importancia_ le respondió Hermione, algo nerviosa por tenerlo tan cerca, Fred asintió.

Pero si tuvieras un problema me lo dirías verdad, yo siempre te ayudare_ Hermione acepto algo confundida por la preocupación de Fred, George por su parte sonrió, tal vez su gemelo por fin estaba aceptando lo que sentía por la joven bruja.

Los demás se sentían muy felices de practicar el deporte favorito de Dudley: cazar a Harry. Por esa razón, Harry pasaba tanto tiempo como le resultara posible fuera de la casa, dando vueltas por ahí y pensando en el fin de las vacaciones, cuando podría existir un pequeño rayo de esperanza: en septiembre estudiaría secundaria y, por primera vez en su vida, no iría a la misma clase que su primo. Dudley tenía una plaza en el antiguo colegio de tío Vernon, Smeltings. Piers Polkiss también iría allí. Harry, en cambio, iría a la escuela secundaria Stonewall, de la zona. Dudley encontraba eso muy divertido. —Allí, en Stonewall, meten las cabezas de la gente en el inodoro el primer día —dijo a Harry—. ¿Quieres venir arriba y ensayar? —No, gracias —respondió Harry—. Los pobres inodoros nunca han tenido que soportar nada tan horrible como tu cabeza y pueden marearse.

Todos se echaron a reír.

Harry donde tienes escondido ese sentido del humor_ le pregunto George.

Donde ustedes no lo puedan encontrar_ le respondió Harry.

Tienes que ayudarnos con nuestras bromas_ añadió Fred.

Eh, porque mejor no seguimos con la lectura, ya después planean_ pregunto Hermione asustada al imaginar, lo que pasaría si Harry se uniera a los gemelos y más cuando Ron, Sirius y Remus sonrieron, sino los detenía el colegio no iba a sobrevivir.

—Luego salió corriendo antes de que Dudley pudiera entender lo que le había dicho. Un día del mes de julio, tía Petunia llevó a Dudley a Londres para comprarle su uniforme de Smeltings, dejando a Harry en casa de la señora Figg. Aquello no resultó tan terrible como de costumbre. La señora Figg se había fracturado la pierna al tropezar con un gato y ya no parecía tan encariñada con ellos como antes. Dejó que Harry viera la televisión y le dio un pedazo de pastel de chocolate que, por el sabor, parecía que había estado guardado desde hacía años. Aquella tarde, Dudley desfiló por el salón, ante la familia, con su uniforme nuevo. Los muchachos de Smeltings llevaban frac rojo oscuro, pantalones de color naranja y sombrero de paja, rígido y plano.

Ese uniforme suena horrible_ dijo Fleur arrugando la nariz, Ginny odiaba estar de acuerdo con su cuñada, pero tenia que aceptar que tenía razón.

Jamás estuve mas feliz de que el uniforme de Hogwarts fuera negro_ dijo Adrián Pucey, a lo que sus compañeros de casa asintieron.

También llevaban bastones con nudos, que utilizaban para pelearse cuando los profesores no los veían. Debían de pensar que aquél era un buen entrenamiento para la vida futura. Mientras miraba a Dudley con sus nuevos pantalones, tío Vernon dijo con voz ronca que aquél era el momento de mayor orgullo de su vida. Tía Petunia estalló en lágrimas y dijo que no podía creer que aquél fuera su pequeño Dudley, tan apuesto y crecido. Harry no se atrevía a hablar. Creyó que se le iban a romper las costillas del esfuerzo que hacía por no reírse.

No te culpo Potter, dudo mucho que yo hubiera podido controlar mi risa al verlo vestido así_ dijo Blaise, al haber escuchado que Potter y sus amigos no creían que todos los Slytherins fueran malos estaba dispuesto a llevarse bien con el, sobre todo, por que sabia lo que sus amigas sentían por ellos y porque Theo no dejaba de ver a la chica Lovegood, que la sabia que era cercana a Potter.

¡Gracias!, me alegra que alguien me entienda_ dijo Harry de forma exagerada haciendo reír a varios_ pero que te parece si me llamas, Harry y eso va para todos, después de todo creo que cuando salgamos de aquí me van a conocer muy bien_ continuo, la mayoría de los Slytherin asintieron, mientras Draco esperaba que no salieran sus peleas, perdería todo es respeto que tenia en su casa y ni hablar lo que le haría su padrino.

A la mañana siguiente, cuando Harry fue a tomar el desayuno, un olor horrible inundaba toda la cocina. Parecía proceder de un gran cubo de metal que estaba en el fregadero. Se acercó a mirar. El cubo estaba lleno de lo que parecían trapos sucios flotando en agua gris. —¿Qué es eso? —preguntó a tía Petunia. La mujer frunció los labios, como hacía siempre que Harry se atrevía a preguntar algo. —Tu nuevo uniforme del colegio —dijo. Harry volvió a mirar en el recipiente. —Oh —comentó—. No sabía que tenía que estar mojado. —No seas estúpido —dijo con ira tía Petunia—. Estoy tiñendo de gris algunas cosas viejas de Dudley. Cuando termine, quedará igual que los de los demás. Harry tenía serias dudas de que fuera así, pero pensó que era mejor no discutir.

Hermione soltó una maldición en francés, Fleur se rio_ concuerdo contigo Hermione, ella le sonrió pensando que tal vez la francesa no fuera tan mala.

Hermione, no utilices ese vocabulario_ le dijo Remus, aunque en el fondo estaba de acuerdo con esa niña que cada vez se iba ganando más su corazón.

Lo siento_ le respondió, todos se preguntaba que había dicho la prefecta de Gryffindor.

Que dijiste_ le pregunto Fred al oído.

Algo que no puedo repetir delante de tantos adultos_ le respondió con "seriedad"

Fred se rio entre dientes, pero anoto mentalmente que aprendería Frances.

Se sentó a la mesa y trató de no imaginarse el aspecto que tendría en su primer día de la escuela secundaria Stonewall. Seguramente parecería que llevaba puestos pedazos de piel de un elefante viejo. Dudley y tío Vernon entraron, los dos frunciendo la nariz a causa del olor del nuevo uniforme de Harry. Tío Vernon abrió, como siempre, su periódico y Dudley golpeó la mesa con su bastón del colegio, que llevaba a todas partes. Todos oyeron el ruido en el buzón y las cartas que caían sobre el felpudo. —Trae la correspondencia, Dudley

En serio mando al principito_ le preguntó Angelina sorprendida, Harry se encogió de hombros.

—dijo tío Vernon, detrás de su periódico. —Que vaya Harry. —Trae las cartas, Harry. —Que lo haga Dudley. —Pégale con tu bastón, Dudley.

Ya decía yo que era demasiado extraño_ volvió a decir Angelina.

Te pegaba mucho con el bastón, Harry_ pregunto Luna.

No te preocupes siempre pude esquivarlo_ le respondió.

Ron y Hermione iban a decir algo, pero la mirada suplicante de Harry los detuvo, el solo quería que llegaran los capítulos de Hogwarts, aunque sabia que su familia tendría un ataque cuando descubriera todo lo que habían hecho.

Harry esquivó el golpe y fue a buscar la correspondencia. Había tres cartas en el felpudo: una postal de Marge, la hermana de tío Vernon, que estaba de vacaciones en la isla de Wight; un sobre color marrón, que parecía una factura, y una carta para Harry. Harry la recogió y la miró fijamente, con el corazón vibrando como una gigantesca banda elástica. Nadie, nunca, en toda su vida, le había escrito a él. ¿Quién podía ser? No tenía amigos ni otros parientes. Ni siquiera era socio de la biblioteca, así que nunca había recibido notas que le reclamaran la devolución de libros. Sin embargo, allí estaba, una carta dirigida a él de una manera tan clara que no había equivocación posible. Señor H. Potter Alacena Debajo de la Escalera Privet Drive, 4 Little Whinging Surrey El sobre era grueso y pesado, hecho de pergamino amarillento, y la dirección estaba escrita con tinta verde esmeralda. No tenía sello. Con las manos temblorosas, Harry le dio la vuelta al sobre y vio un sello de lacre púrpura con un escudo de armas: un león, un águila, un tejón y una serpiente, que rodeaban una gran letra H.

Tal vez debiste guardarla para después querido_ dijo Molly.

Si hubiera sido lo mejor_ dijo Harry recordando todo lo que paso después. Bill y Charlie entrecerraron los ojos ante el tono que uso Harry, tenían un mal presentimiento.

—¡Date prisa, chico! —exclamó tío Vernon desde la cocina—. ¿Qué estás haciendo, comprobando si hay cartas-bomba? —Se río de su propio chiste.

Ese era un chiste_ preguntaron los gemelos ofendidos y frunciendo el ceño.

Si, el solía decir cosas así y reírse como si fuera gracioso_ le dijo Harry tratando de calmarlos Harry, el sabia lo importantes que eran las bromas para los gemelos. Hermione y Angelina al verlos molestos; algo que se veía muy raro en ellos, les tomaron las manos con una sonrisa tratando de animarlos, cosa que funciono.

Harry volvió a la cocina, todavía contemplando su carta. Entregó a tío Vernon la postal y la factura, se sentó y lentamente comenzó a abrir el sobre amarillo. Tío Vernon rompió el sobre de la factura, resopló disgustado y echó una mirada a la postal. —Marge está enferma —informó a tía Petunia—. Al parecer comió algo en mal estado. —¡Papá! —dijo de pronto Dudley—. ¡Papá, Harry ha recibido algo! Harry estaba a punto de desdoblar su carta, que estaba escrita en el mismo pergamino que el sobre, cuando tío Vernon se la arrancó de la mano. —¡Es mía! —dijo Harry, tratando de recuperarla. —¿Quién te va a escribir a ti? —dijo con tono despectivo tío Vernon, abriendo la carta con una mano y echándole una mirada.

Te quito tu carta_ pregunto sirius indignado, para él la carta de Hogwarts era sagrada pues significo que podría alejarse de su familia y conoció a los merodeadores.

Si, pero no te preocupes al final todo salió bien_ lo calmo Harry.

Su rostro pasó del rojo al verde con la misma velocidad que las luces del semáforo. Y no se detuvo ahí. En segundos adquirió el blanco grisáceo de un plato de avena cocida reseca. —¡Pe… Pe… Petunia! —bufó. Dudley trató de coger la carta para leerla, pero tío Vernon la mantenía muy alta, fuera de su alcance. Tía Petunia la cogió con curiosidad y leyó la primera línea. Durante un momento pareció que iba a desmayarse. Se apretó la garganta y dejó escapar un gemido. —¡Vernon! ¡Oh, Dios mío… Vernon! Se miraron como si hubieran olvidado que Harry y Dudley todavía estaban allí. Dudley no estaba acostumbrado a que no le hicieran caso. Golpeó a su padre en la cabeza con el bastón de Smeltings. —Quiero leer esa carta —dijo a gritos. —Yo soy quien quiere leerla —dijo Harry con rabia—. Es mía. —Fuera de aquí, los dos —graznó tío Vernon, metiendo la carta en el sobre. Harry no se movió. —¡QUIERO MI CARTA! —gritó. —¡Déjame verla! —exigió Dudley. —¡FUERA! —gritó tío Vernon y, cogiendo a Harry y a Dudley por el cogote, los arrojó al recibidor y cerró la puerta de la cocina.

Los hermanos Weasley estaba deseando encontrarse con ese hombre mientras que Dumbledore se sentía aliviado de haber mandado a Hagrid a entregar la carta de Harry, pues parecía que no iban a decirle que era un mago.

Harry y Dudley iniciaron una lucha, furiosa pero callada, para ver quién espiaba por el ojo de la cerradura. Ganó Dudley, así que Harry, con las gafas colgando de una oreja, se tiró al suelo para escuchar por la rendija que había entre la puerta y el suelo. —Vernon —decía tía Petunia, con voz temblorosa—, mira el sobre. ¿Cómo es posible que sepan dónde duerme él? No estarán vigilando la casa, ¿verdad? —Vigilando, espiando… Hasta pueden estar siguiéndonos —murmuró tío Vernon, agitado. —Pero ¿qué podemos hacer, Vernon? ¿Les contestamos? Les decimos que no queremos… Harry pudo ver los zapatos negros brillantes de tío Vernon yendo y viniendo por la cocina. —No —dijo finalmente—. No, no les haremos caso. Si no reciben una respuesta… Sí, eso es lo mejor… No haremos nada…

Eso no hubiera funcionado, si no recibíamos respuesta de Harry, habríamos enviado a alguien a buscarlo, al menos para averiguar porque no había contestado_ aseguro Mcgonagall al ver a muchos molestos por eso.

—Pero… —¡No pienso tener a uno de ellos en la casa, Petunia! ¿No lo juramos cuando recibimos y destruimos aquella peligrosa tontería? Aquella noche, cuando regresó del trabajo, tío Vernon hizo algo que no había hecho nunca: visitó a Harry en su alacena. —¿Dónde está mi carta? —dijo Harry, en el momento en que tío Vernon pasaba con dificultad por la puerta—. ¿Quién me escribió? —Nadie. Estaba dirigida a ti por error —dijo tío Vernon con tono cortante—. La quemé. —No era un error —dijo Harry enfadado—. Estaba mi alacena en el sobre.

Eso es lo que se me hace raro, si la carta de Harry estaba dirigida a su alacena porque nadie supo donde dormía hasta ahora_ pregunto Katie.

Lo que pasa señorita Bell es que las cartas son escritas por una pluma mágica y luego se envían_ dijo Albus.

Pero desde ahora todas las cartas serán revisadas, este tipo de cosas no volverán a pasar_ dijo el profesor Flitwick, recibiendo asentimientos de sus compañeros y tranquilizando un poco a los otros adultos presentes.

—¡SILENCIO! —gritó el tío Vernon, y unas arañas cayeron del techo. Respiró profundamente y luego sonrió, esforzándose tanto por hacerlo que parecía sentir dolor. —Ah, sí, Harry, en lo que se refiere a la alacena… Tu tía y yo estuvimos pensando… Realmente ya eres muy mayor para esto… Pensamos que estaría bien que te mudes al segundo dormitorio de Dudley.

Segundo dormitorio_ gruño Hermione_ ese cerdo tenia dos habitaciones mientras tu dormías en una alacena.

Mione amor ya sabes como son, no vale la pena que te enojes_ dijo Harry temiendo lo que pudiera hacer.

Pero Harry, ni siquiera fueron capaces de darte una habitación, creo que si hay razón para enojarse_ replico Ron.

Fred paso un brazo por los hombros de Hermione_ chicos Harry tiene razón, por lo menos ahora tiene su propia habitación, no hay nada que podamos hacer, ya nos encargaremos de que no le hagan más daño.

Harry le lanzo una mirada de agradecimiento al ver que sus hermanos se relajaban, pero frunció el ceño al ver el brazo de Fred sobre Hermione, le dio un codazo a Ron_ no cree que Fred ha estado muy cerca de Mione_ le dijo_ tal vez tengamos que hablar con el para saber que pasa_ le respondió Ron.

Mientras tanto, Daphne que se había molestado por lo que oía, ahora estaba preocupada por la forma en que Harry llamaba a Hermione_ tengo que buscar la manera de saber que hay entre ellos_ dijo con los dientes apretados. Astoria deseaba que ni Harry ni Ron estén con Granger, pues sabía que jamás podrían competir con ella por lo cercanos que eran.

—¿Por qué? —dijo Harry. —¡No hagas preguntas! —exclamó—. Lleva tus cosas arriba ahora mismo. La casa de los Dursley tenía cuatro dormitorios: uno para tío Vernon y tía Petunia, otro para las visitas (habitualmente Marge, la hermana de Vernon), en el tercero dormía Dudley y en el último guardaba todos los juguetes y cosas que no cabían en aquél. En un solo viaje Harry trasladó todo lo que le pertenecía, desde la alacena a su nuevo dormitorio. Se sentó en la cama y miró alrededor. Allí casi todo estaba roto. La videocámara estaba sobre un carro de combate que una vez Dudley hizo andar sobre el perro del vecino, y en un rincón estaba el primer televisor de Dudley, al que dio una patada cuando dejaron de emitir su programa favorito. También había una gran jaula que alguna vez tuvo dentro un loro, pero Dudley lo cambió en el colegio por un rifle de aire comprimido, que en aquel momento estaba en un estante con la punta torcida, porque Dudley se había sentado encima.

Dudo mucho que mis padres me hubieran comprado tantas cosas si yo las hubiera tratado así_ dijo Dean sorprendido de que alguien pudiera ser tan mal agradecido `como para tratar sus cosas así, Parvati a su lado le dio la razón.

lo que a mi me preocupa, es que un niño de 11 años pueda pesar tanto como para torcer un estante_ dijo madame Pomfrey angustiada, si fuera un poco mayor podría entenderse, pero a esa edad era preocupante.

Estoy de acuerdo, ni siquiera nuestra madre nos llenaba de tanta comida_ dijo Charlie, recordando las porciones que le da su madre.

Bueno, eso si es preocupante yo pensé que nadie podía comer mas que un Weasley_ dijo Katie mirando extrañada a Charlie, quien le sonrió haciéndola sonrojar. (NA: con esto no pretendo ofender, porque yo misma como bastante, pero creo que todos sabemos lo mucho que comen los Weasley)

El resto de las estanterías estaban llenas de libros.

No me digas que tu primo lee, Harry_ pregunto Colin sorprendido.

Yo imaginaba que no sabía, digo si ni siquiera sabe sumar_ continuo Ernie, Harry les sonrió, pero no dijo nada más.

Era lo único que parecía que nunca había sido tocado.

Oh eso tiene mas sentido_ le dijo Alicia.

Todos asintieron en acuerdo.

Desde abajo llegaba el sonido de los gritos de Dudley a su madre. —No quiero que esté allí… Necesito esa habitación… Échalo… Harry suspiró y se estiró en la cama. El día anterior habría dado cualquier cosa por estar en aquella habitación. Pero en aquel momento prefería volver a su alacena con la carta a estar allí sin ella.

Hermione y Ron le apretaron las manos mientras Harry trataba de ignorar las miradas de simpatía.

A la mañana siguiente, durante el desayuno, todos estaban muy callados. Dudley se hallaba en estado de conmoción. Había gritado, había pegado a su padre con el bastón de Smeltings, se había puesto malo a propósito, le había dado una patada a su madre, arrojado la tortuga por el techo del invernadero, y seguía sin conseguir que le devolvieran su habitación.

Y no lo castigaron_ pregunto Neville_ si yo le hubiera hecho una de esas cosas mi abuela no habría podido sentarme por una semana.

Estoy de acuerdo con Neville, si yo le hubiera hecho algo de eso a mi madre me habría enfrentado al peor castigo de mi vida_ dijo Seamus.

Y ni hablar de lo que le haría a mis hijos si alguna vez trataran a su madre así_ dijo Arthur con una seriedad que sorprendió a muchos.

Harry estaba pensando en el día anterior, y con amargura pensó que ojalá hubiera abierto la carta en el vestíbulo. Tío Vernon y tía Petunia se miraban misteriosamente. Cuando llegó el correo, tío Vernon, que parecía hacer esfuerzos por ser amable con Harry, hizo que fuera Dudley. Lo oyeron golpear cosas con su bastón en su camino hasta la puerta. Entonces gritó. —¡Hay otra más! Señor H. Potter, El Dormitorio Más Pequeño, Privet Drive, 4…

Te llego otra carta, Harry _ Luna lo miro confundida.

Si y no fue la última_ le respondió.

Cuantas te llegaron Po…digo Harry_ pregunto Theo.

Ya veras_ le contesto con una sonrisa traviesa.

Con un grito ahogado, tío Vernon se levantó de su asiento y corrió hacia el vestíbulo, con Harry siguiéndolo. Allí tuvo que forcejear con su hijo para quitarle la carta, lo que le resultaba difícil porque Harry le tiraba del cuello. Después de un minuto de confusa lucha, en la que todos recibieron golpes del bastón, tío Vernon se enderezó con la carta de Harry arrugada en su mano, jadeando para recuperar la respiración. —Vete a tu alacena, quiero decir a tu dormitorio —dijo a Harry sin dejar de jadear—. Y Dudley… Vete… Vete de aquí. Harry paseó en círculos por su nueva habitación. Alguien sabía que se había ido de su alacena y también parecía saber que no había recibido su primera carta. ¿Eso significaría que lo intentarían de nuevo? Pues la próxima vez se aseguraría de que no fallaran. Tenía un plan.

Oh Harry que harás ahora_ pregunto Hermione con una falsa expresión de miedo.

Si hermano, no deberías haberlo planeado simplemente improvisar_ añadió Ron.

Harry los fulmino con la mirada_ para que quiero enemigos cuando los tengo a ustedes como amigos_ refunfuño. Ellos le sonrieron inocentemente mientras todos se reían.

El reloj despertador arreglado sonó a las seis de la mañana siguiente. Harry lo apagó rápidamente y se vistió en silencio: no debía despertar a los Dursley. Se deslizó por la escalera sin encender ninguna luz. Esperaría al cartero en la esquina de Privet Drive y recogería las cartas para el número 4 antes de que su tío pudiera encontrarlas. El corazón le latía aceleradamente mientras atravesaba el recibidor oscuro hacia la puerta. —¡AAAUUUGGG! Harry saltó en el aire. Había tropezado con algo grande y fofo que estaba en el felpudo… ¡Algo vivo! Las luces se encendieron y, horrorizado, Harry se dio cuenta de que aquella cosa fofa y grande era la cara de su tío.

Sabia que el plan no funcionaria_ dijeron Ron y Hermione al mismo tiempo para gracia de todos, por su parte Daphne se preguntaba si alguna vez ella podría conocerlo tan bien, esperaba que sí. Hermione estaba confundida por las reacciones que Daphne estaba teniendo y que ella y su hermana no dejaban de mirar a Harry y Ron, parecía como si les gustaran, se le ocurrió algo, sosteniéndole la mirada a Daphne se recostó en el pecho de Harry, que le paso un brazo por los hombros y le beso la cabeza, Daphne al ver eso agacho la mirada pensando que Hermione trataba de decirle que Harry estaba con ella, Hermione no pudo evitar sonreír.

Tío Vernon estaba acostado en la puerta, en un saco de dormir, evidentemente para asegurarse de que Harry no hiciera exactamente lo que intentaba hacer. Gritó a Harry durante media hora y luego le dijo que preparara una taza de té. Harry se marchó arrastrando los pies y, cuando regresó de la cocina, el correo había llegado directamente al regazo de tío Vernon. Harry pudo ver tres cartas escritas en tinta verde. —Quiero… —comenzó, pero tío Vernon estaba rompiendo las cartas en pedacitos ante sus ojos. Aquel día, tío Vernon no fue a trabajar. Se quedó en casa y tapió el buzón. —¿Te das cuenta? —explicó a tía Petunia, con la boca llena de clavos—. Si no pueden entregarlas, tendrán que dejar de hacerlo. —No estoy segura de que esto resulte, Vernon. —Oh, la mente de esa gente funciona de manera extraña, Petunia, ellos no son como tú y yo —dijo tío Vernon, tratando de dar golpes a un clavo con el pedazo de pastel de fruta que tía Petunia le acababa de llevar. El viernes, no menos de doce cartas llegaron para Harry.

12 cartas, si que se estaban poniendo ansiosos_ dijo Fleur, todos estuvieron de acuerdo. Nadie noto el rostro sonrojado de Hagrid salvo Dumbledore que hacia esfuerzos por no reír.

Como no las podían echar en el buzón, las habían pasado por debajo de la puerta, por entre las rendijas, y unas pocas por la ventanita del cuarto de baño de abajo. Tío Vernon se quedó en casa otra vez. Después de quemar todas las cartas, salió con el martillo y los clavos para asegurar la puerta de atrás y la de delante, para que nadie pudiera salir. Mientras trabajaba, tarareaba De puntillas entre los tulipanes y se sobresaltaba con cualquier ruido.

Okeeey, esto se está poniendo aterrador_ dijo Alicia siendo abrazada por sus amigas.

Intenta verlo, Dudley y yo estábamos temiendo que cometiera una locura_ respondió Harry, que aun abrazaba a Hermione, para molestia de Daphne, Fred sabia que solo eran amigos, pero estaba un poco celoso de que el no pudiera tenerla así.

El sábado, las cosas comenzaron a descontrolarse. Veinticuatro cartas para Harry entraron en la casa, escondidas entre dos docenas de huevos, que un muy desconcertado lechero entregó a tía Petunia, a través de la ventana del salón. Mientras tío Vernon llamaba a la oficina de correos y a la lechería, tratando de encontrar a alguien para quejarse, tía Petunia trituraba las cartas en la picadora. —¿Se puede saber quién tiene tanto interés en comunicarse contigo? —preguntaba Dudley a Harry, con asombro. La mañana del domingo, tío Vernon estaba sentado ante la mesa del desayuno, con aspecto de cansado y casi enfermo, pero feliz. —No hay correo los domingos —les recordó alegremente, mientras ponía mermelada en su periódico

Eso no importaría, las cartas seguirían llegando_ informo Mcgonagall sabiendo quien estaba enviando las cartas.

Muchos sonrieron sabiendo lo mucho que Vernon debió enojarse por eso.

—. Hoy no llegarán las malditas cartas… Algo llegó zumbando por la chimenea de la cocina mientras él hablaba y le golpeó con fuerza en la nuca. Al momento siguiente, treinta o cuarenta cartas cayeron de la chimenea como balas.

Todos se echaron a reír al imaginarse ese escenario.

Los Dursley se agacharon, pero Harry saltó en el aire, tratando de atrapar una.

Tal vez debiste agarrar una de suelo cachorro_ le dijo Remus.

Lo se ahora_ respondió Harry, la verdad es que ya quería tener un descanso.

—¡Fuera! ¡FUERA! Tío Vernon cogió a Harry por la cintura y lo arrojó al recibidor. Cuando tía Petunia y Dudley salieron corriendo, cubriéndose la cara con las manos, tío Vernon cerró la puerta con fuerza. Podían oír el ruido de las cartas, que seguían cayendo en la habitación, golpeando contra las paredes y el suelo. —Ya está —dijo tío Vernon, tratando de hablar con calma, pero arrancándose, al mismo tiempo, parte del bigote—Quiero que estéis aquí dentro de cinco minutos, listos para irnos. Nos vamos. Coged alguna ropa. ¡Sin discutir! Parecía tan peligroso, con la mitad de su bigote arrancado, que nadie se atrevió a contradecirlo.

Si Harry está aquí, supongo que lo de escapar no funciono_ dijo Lee.

No, lograron encontrarme donde nos llevo_ dijo Harry mirando a Hagrid con una sonrisa.

Diez minutos después se habían abierto camino a través de las puertas tapiadas y estaban en el coche, avanzando velozmente hacia la autopista. Dudley lloriqueaba en el asiento trasero, pues su padre le había pegado en la cabeza cuando lo pilló tratando de guardar el televisor, el vídeo y el ordenador en la bolsa.

En serio intento llevar todo eso_ pregunto Hermione desconcertada, Harry asintió.

Por que es tan raro_ pregunto Oliver.

Todo eso es demasiado grande para llevarlo en un viaje tan improvisado, ni siquiera creo que quepa en el auto_ respondió Seamus.

Condujeron. Y siguieron avanzando. Ni siquiera tía Petunia se atrevía a preguntarle a dónde iban. De vez en cuando, tío Vernon daba la vuelta y conducía un rato en sentido contrario. —Quitárnoslos de encima… perderlos de vista… —murmuraba cada vez que lo hacía. No se detuvieron en todo el día para comer o beber. Al llegar la noche Dudley aullaba. Nunca había pasado un día tan malo en su vida. Tenía hambre, se había perdido cinco programas de televisión que quería ver y nunca había pasado tanto tiempo sin hacer estallar un monstruo en su juego de ordenador. Tío Vernon se detuvo finalmente ante un hotel de aspecto lúgubre, en las afueras de una gran ciudad. Dudley y Harry compartieron una habitación con camas gemelas y sábanas húmedas y gastadas.

Tan desesperado estaba que llevo unos niños a un sitio así_ dijo Molly furiosa con ese hombre, Arthur la abraso tratando de confortarla.

Todos deseaban que este capitulo ya acabara, no les gustaba lo que estaba pasando Harry.

Dudley roncaba, pero Harry permaneció despierto, sentado en el borde de la ventana, contemplando las luces de los coches que pasaban y deseando saber… Al día siguiente, comieron para el desayuno copos de trigo, tostadas y tomates de lata. Estaban a punto de terminar, cuando la dueña del hotel se acercó a la mesa. —Perdonen, ¿alguno de ustedes es el señor H. Potter? Tengo como cien de éstas en el mostrador de entrada. Extendió una carta para que pudieran leer la dirección en tinta verde: Señor H. Potter Habitación 17 Hotel Railview Cokeworth Harry fue a coger la carta, pero tío Vernon le pegó en la mano. La mujer los miró asombrada. —Yo las recogeré —dijo tío Vernon, poniéndose de pie rápidamente y siguiéndola. —¿No sería mejor volver a casa, querido? —sugirió tía Petunia tímidamente, unas horas más tarde, pero tío Vernon no pareció oírla.

Al menos esa mujer tiene algo de sentido, uno pensaría que ya nada de eso funcionaria_ dijo Ron.

Bueno no es que esas personas sean las mas brillantes_ le dijo Hermione por fin separándose de Harry.

Qué era lo que buscaba exactamente, nadie lo sabía. Los llevó al centro del bosque, salió, miró alrededor, negó con la cabeza, volvió al coche y otra vez lo puso en marcha. Lo mismo sucedió en medio de un campo arado, en mitad de un puente colgante y en la parte más alta de un aparcamiento de coches. —Papá se ha vuelto loco, ¿verdad? —preguntó Dudley a tía Petunia aquella tarde. Tío Vernon había aparcado en la costa, los había encerrado y había desaparecido. Comenzó a llover. Gruesas gotas golpeaban el techo del coche. Dudley gimoteaba. —Es lunes —dijo a su madre—. Mi programa favorito es esta noche. Quiero ir a algún lugar donde haya un televisor. Lunes. Eso hizo que Harry se acordara de algo. Si era lunes (y habitualmente se podía confiar en que Dudley supiera el día de la semana, por los programas de la televisión), entonces, al día siguiente, martes, era el cumpleaños número once de Harry.

Siiii, al fin mi ahijado cumple once_ Sirius se levanto a abrazar a Harry.

Sirius_ Harry trato de apartarlo, lo estaba avergonzando.

Claro que sus cumpleaños nunca habían sido exactamente divertidos: el año anterior, por ejemplo, los Dursley le regalaron una percha y un par de calcetines viejos de tío Vernon. Sin embargo, no se cumplían once años todos los días. Tío Vernon regresó sonriente. Llevaba un paquete largo y delgado y no contestó a tía Petunia cuando le preguntó qué había comprado. —¡He encontrado el lugar perfecto! —dijo—. ¡Vamos! ¡Todos fuera! Hacía mucho frío cuando bajaron del coche. Tío Vernon señalaba lo que parecía una gran roca en el mar. Y, encima de ella, se veía la más miserable choza que uno se pudiera imaginar. Una cosa era segura, allí no había televisión. —¡Han anunciado tormenta para esta noche! —anunció alegremente tío Vernon, aplaudiendo—. ¡Y este caballero aceptó gentilmente alquilarnos su bote! Un viejo desdentado se acercó a ellos, señalando un viejo bote que se balanceaba en el agua grisácea. —Ya he conseguido algo de comida —dijo tío Vernon—. ¡Así que todos a bordo! En el bote hacía un frío terrible. El mar congelado los salpicaba, la lluvia les golpeaba la cabeza y un viento gélido les azotaba el rostro. Después de lo que pareció una eternidad, llegaron al peñasco, donde tío Vernon los condujo hasta la desvencijada casa. El interior era horrible: había un fuerte olor a algas, el viento se colaba por las rendijas de las paredes de madera y la chimenea estaba vacía y húmeda.

Oh por Merlín_ dijo Molly angustiada.

Quisiera haber mandado a alguien en cuanto Harry no respondió las primeras cartas_ dijo Albus sin su típico brillo al ver lo mucho que se había equivocado.

Sólo había dos habitaciones. La comida de tío Vernon resultó ser cuatro plátanos y un paquete de patatas fritas para cada uno. Trató de encender el fuego con las bolsas vacías, pero sólo salió humo. —Ahora podríamos utilizar una de esas cartas, ¿no? —dijo alegremente. Estaba de muy buen humor. Era evidente que creía que nadie se iba a atrever a buscarlos allí, con una tormenta a punto de estallar. En privado, Harry estaba de acuerdo, aunque el pensamiento no lo alegraba. Al caer la noche, la tormenta prometida estalló sobre ellos. La espuma de las altas olas chocaba contra las paredes de la cabaña y el feroz viento golpeaba contra los vidrios de las ventanas. Tía Petunia encontró unas pocas mantas en la otra habitación y preparó una cama para Dudley en el sofá. Ella y tío Vernon se acostaron en una cama cerca de la puerta, y Harry tuvo que contentarse con un trozo de suelo y taparse con la manta más delgada.

Madame Bones hay alguna manera de que los Dursley paguen por lo que le hicieron a Harry_ pregunto Hermione ya harta de lo que estaban leyendo.

Ciertamente buscare la forma de castigarlos_ dijo fulminando a Fudge quien parecía que iba hablar, Umbridge estaba cada vez mas molesta de que todos sintieran lastima por es pequeño mocoso.

La tormenta aumentó su ferocidad durante la noche. Harry no podía dormir. Se estremecía y daba vueltas, tratando de ponerse cómodo, con el estómago rugiendo de hambre. Los ronquidos de Dudley quedaron amortiguados por los truenos que estallaron cerca de la medianoche. El reloj luminoso de Dudley, colgando de su gorda muñeca, informó a Harry de que tendría once años en diez minutos. Esperaba acostado a que llegara la hora de su cumpleaños, pensando si los Dursley se acordarían y preguntándose dónde estaría en aquel momento el escritor de cartas. Cinco minutos. Harry oyó algo que crujía afuera. Esperó que no fuera a caerse el techo, aunque tal vez hiciera más calor si eso ocurría. Cuatro minutos. Tal vez la casa de Privet Drive estaría tan llena de cartas, cuando regresaran, que podría robar una. Tres minutos para la hora. ¿Por qué el mar chocaría con tanta fuerza contra las rocas? Y (faltaban dos minutos) ¿qué era aquel ruido tan raro? ¿Las rocas se estaban desplomando en el mar? Un minuto y tendría once años. Treinta segundos… veinte… diez… nueve… tal vez despertara a Dudley, sólo para molestarlo… tres… dos… uno… BUM.

Que paso_ se alteró Molly.

Nada malo, por el contrario, fue muy bueno, no te preocupes mama_ le respondió.

Toda la cabaña se estremeció y Harry se enderezó, mirando fijamente a la puerta. Alguien estaba fuera, llamando.

Muy bien es el final de capitulo dijo Sirius.

Entonces vamos a tu oficina Albus_ pregunto Madame Bones, así que los adultos asintieron.

Tomaremos un descanso y luego continuamos_ anuncio el director.

Vamos a caminar chicos_ pregunto Harry, Ron asintió.

De hecho, tengo algo que hacer adelántense y nos vemos afuera.

Harry asintió, tal vez fuera el momento de hablar con Fred _ Fred, George les quieren ir a caminar_ dijo esperando que Ron entendiera la indirecta, lo cual hizo, los gemelos asintieron. Cuando se estaban llendo se unieron Charlie y Bill.

Hermione espero a que se fueran para acercarse a la mesa de Slytherin.

Que quieres Granger_ pregunto Draco groseramente.

No vine a hablar contigo Malfoy_ le respondió_ me preguntaba si podíamos hablar Greengras_ Daphne la miro_ de que quieres hablar Granger _ creo que tu lo sabes_ Daphne se asusto pensando que Hermione la hechizaría por fijarse en su novio.

Mira Granger no creo que sea necesario_ salto Astoria en defensa de su hermana.

Oh lo es, vamos_ volvió a preguntar_ tu hermana puede venir_ dijo pensando que bien podría hablar con Astoria también, eso tranquilizo a Daphne.

Bien vamos_ le dijo y las tres salieron del gran comedor.

Luisdroez_ Hola como estas, gracias por tu comentario, la respuesta la envié a tu bandeja de entrada, espero que la hayas visto, cada reseña será respondida personalmente.