Exención de responsabilidad: no soy dueña de vampery academy ni de ningún libro de esta saga, todo es de la maravillosa Richelle Mead.
Solo me Divierto creando nuevos escenarios e historias.
Bienvenida Peggy
Capitulo 4
Decir que quería picarla en mil pedazos y esparcirla por el océano era poco. Guarde mi turbación y deslice mi mascara de guardián sobre mi rostro, sin permitir que alguien pudiera ver mis verdaderas emociones. Claro eso no funcionaría con Syd, quien apretó suavemente mi mano. Cuando por fin se separaron él me la presento como Courthney, su novia. Por medio de Jill, sabía que él habría salido con algunas mujeres, en el transcurso de los años, pero nada lo suficientemente serio ni largo, aun así, era una sensación totalmente diferente leerlo a verlo con tus propios ojos.
"¿Rose? ¿Como Rose Hathaway?" cuestiono la chica mirándome de una manera sucia.
"La misma ¿Por qué, me conoces?" le digo dándole una mirada inocente.
"Por supuesto- dice después de un momento- La puta de sangre de un strigoi y de quien sabe cuántos más en los últimos años" el veneno escurriendo en cada una de sus palabras. El silencio fue colectivo, todos sorprendidos por su declaración "Una puta de sangre no debería estar en la corte. Lo mejor hubiera sido que no volvieras, no perteneces aquí".
Voy a matarla, definitivamente voy a matarla.
El primero en reaccionar fue Adrian quien se puso de pie tomándola por un brazo. "Courthney" le grito- los ojos de la chica se abrieron como platos de mostrando que Ivashkov jamás la había tratado de esa forma- "Discúlpate en este instante con Rose" le grita de nuevo. Estaba totalmente impresionado con este nuevo Adrian, su rostro era una hoja en blanco, representando perfectamente la máscara bajo la cual nos escondemos los guardianes. Lo único que demostraba su molestia eran la ira en sus ojos y el tono peligroso en su voz.
Debo dárselo a la chica, a pesar de parecer asustada rápidamente se recuperó y le hizo frente "No me pienso disculpar con una insignificante put-
Antes de que ella pudiera terminar la frase, un guardián se puso de pie detrás de ella y hablo "Lady Badica, respetuosamente le pido que se disculpe con la Guardiana Hathaway" - dice el hombre con el rostro serio- "Es conocido que la Guardiana fue secuestrada por strigoi, tiempo en el cual fue tratada como un alimentador "- vacila un poco al elegir la última palabra, buscando no causar malestar en ninguno de los presentes-" Y aunque es incierto para muchos durante estos años ha crecido en habilidad y ha cosechado grandes logros entre las filas. Como usted lo dijo "- bajo un poco más el tono de su voz-" una puta de sangre "- murmura arrugando la nariz-" Una puta de sangre, jamás podría convertirse una de las mejores guerreras de las últimas generaciones como lo es insulto es una ofensa para la comunidad dhampir en general "
Podría besarlo en este instante, este guapo hombre que apenas había visto esta mañana me estaba defendiendo de las ofensas baratas de esta bruja. Lo malo es que no soy de las chicas que le gusta ser rescata, no soy una damisela en peligro. Soy la chica que toma la armadura y espada en mano lucha contra el dragón.
"No eres nadie para hablarme de esta forma- grita la chica con el rostro constipado en furia- tan solo eres un dhampir más, no tienes derecho a decirme que hacer. Discúlpate ahora mismo-
"Basta" -grita Lissa. Su rostro estaba rojo y marcado con la expresión más molesta que había visto en toda mi vida.
"Lissa yo- trato la chica de excusarse, pero la rubia no se lo get.
"Es Vasilisa, Courthney. Discúlpate con la Guardiana Hathaway y el Guardian Tylor ahora mismo- ordeno Lissa utilizando su carta de reina- Creo que los últimos años lo he dejado en claro, para mí no existe diferencia alguna entre dhampir y morois, me ofende muchísimo tu falta de respeto. Discúlpate y retírate ".
Courthney, se colocó pálida. Lissa fue conocida por su amabilidad y buen tratado para los demás, creo que ella jamás la visto tan disgustada. Sin importar que tan dulce fuera de la rubia, nadie querría estar en el lado malo de la reina. La chica dijo un "me disculpo por mi comportamiento" entre dientes y rápidamente se retiró del lugar.
Inmediatamente tomé mi cartera y abrigo y me puse en pie.
"Lo mejor será que yo también me retire" murmuro ajustando el abrigo en mi cintura.
"Rose, lo siento yo- comenzó Adrian tratando de disculparse.
"Olvídalo, no quiero que te disculpes, no ha sido tu culpa" le digo sincera.
"Iré contigo" declara Sydney levantándose de su asiento.
"No" niego rápidamente- "Ven más tarde con el almuerzo voy a tomar una siesta" ella asiente un poco reticente, pero comprendiendo que quería estar sola. "Los veré después" salgo del lugar sin mirar atrás.
Respiro el aire frio de la calle, tomando por completo el control de mí.
Tratando de no pensar en las palabras de aquella estúpida moroi. Me abracé a mí misma y comencé un rápido caminar.
"Rose" - el grito me hizo detenerme en seco en el otro lado de la calle del restaurante- "Rose" llama de nuevo. Voltee para encontrar a la reina moroi cruzando la calle, mejor dicho, corriendo hacia mí. "Prométeme que no lo harás" pide suplicante cuando me alcanza.
"¿What?" Cuestiono confundida.
"Que no te iras de nuevo, prométeme que te quedaras"
"Apenas he llegado Lissa" finjo inocencia.
"No te hagas la tonta. Lo vi en tu rostro, tenías esa mirada cuando Courthney dijo esas cosas. Lo vi, realmente crees que este no es tu lugar, que no perteneces acá. Pero no es cierto Rose, es tu hogar y nosotros somos tu familia. Prométemelo por favor "suelta rápidamente sujetando mis manos.
"¿Qué te hace pensar que no me iré?"
"Tu jamás rompes tus promesas".
"Creo que no todo el mundo estará de acuerdo en eso".
El brillo en sus ojos, la mirada de confianza absoluta en mí. Mirada que había visto tantas veces en el pasado, me conmovió por completo. Un lagrima traicionera rodó por mi mejilla por primera vez en el día. Demonios la extrañaba tanto. Dejándome llevar un poco por mis emociones la abrace fuertemente durante unos segundos.
"Promete que no tendré que cruzármela de nuevo".
"Rose- me mira un poco afligida y culpable- No puedo, Adrian es su novio y… no puedo… no puedo decirle que hacer. Yo lo siento, pero prometo que no te molestara de nuevo"
"Lo sé- suspiro- voy a mi suite, nos vemos más tarde" me despedí dejándole un beso rápido en la mejilla.
"¿Rosemarie Hathaway?" fui detenida de nuevo. Alce la vista para ver a la persona que me hablaba.
"La misma" no había terminado de hablar cuando la mujer levanto su mano derecha y atravesó mi rostro abofeteándome -Liss jadeo unos pasos atrás de nosotras- Un muy buen golpe para una moroi, decir que me sorprendió fue poco. Esperaba que la mujer me resintiera e incluso me odiara por lo pasado, pero jamás me imagine que me golpearía. No cuando llevábamos casi cinco años sin vernos. "También es un gusto volver a verla señora Ivashkov".
"Dijiste que no lastimarías a mi Adrian, Rosemarie" -medio susurro y grito-
"Destruiste a mi hijo. No pienses que te voy a permitir hacerlo de nuevo"
"Lady Ivash-
"Cállate, yo confié en ti. Te confié lo más importante en mi vida" -sus palabras fueron como un látigo que me golpeo en la otra mejilla. Entendía de lo que hablaba y no la culpaba por su desprecio, mansamente callé y espere lo que fuera que vendría. "Sin importar lo que dijeran los demás realmente pensé que lo cuidarías de todo, incluso de ti y de él mismo. Yo te amaba" -su mirada cargada de fría decepción se hizo aún más dura "Mantente lejos de mi familia". Con eso dio un paso adelante y siguió su camino.
"Rose" llamo Lissa aun en el mismo lugar.
"No, estoy bien. Lo merecía" le digo cortando sus palabras y sin mirar atrás comienzo una rápida caminata a mi habitación.
Negándome a romper en llanto en medio de la calle, negándome a dejar que cualquiera notara lo mucho que me dolió y afecto lo sucedido con Daniella Ivashkov. Sin detenerme a observar el lugar o fijarme en cualquier persona que pasaba en mi marcha, rápidamente llegue a mi habitación. Las manos me temblaban, cuando por fin logre entrar a la suite me acurruque en el centro de la gran cama, tratando de controlar los temblores de mi cuerpo y mi inestable respiración. Creía firmemente que estaba lista para volver y afrontar todo con gracia y madurez, al parecer una vez más no siempre las cosas son como creemos. Bien dicen nadie sabe cuan fuerte queman las llamas hasta que no mete su propia mano en ellas. El estrés del día y la oscuridad acumulada en las últimas semanas estaban comenzando a pasarme factura, no sé cuánto tiempo estuve allí,
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