Levi nunca fue un hombre particularmente religioso ni mucho menos creyente de algún ser todopoderoso que impartiera favores a los mortales, pero por alguna extraña razón cuando Mikela le explicó a detalle sobre la ceremonia de matrimonio, esta le resultó cómodamente íntima y cautivadora hasta el punto de seguir las instrucciones dócilmente.
Las palabras de Hanji sobre tender puentes para llegar a tener una buena relación con su futura esposa y la que prontamente sería su suegra aún rondaban por su cabeza. Así que atribuyó que esa sería la causa de esa peculiar docilidad en él.
El sol ya se estaba poniendo por el oeste y se acercaba al crepúsculo vespertino, era la hora de la suerte para llevar a cabo el culto ceremonial.
Levi sintió que las manos le empezaron a picar por los nervios y la sensación no hizo más que aumentar cuando Mikela lo guio hacia un salón apartado, más pequeño, pero casi igual de imponente que el salón principal.
Este también fue adornado con seda carmesí y linternas doradas colgando de las paredes. En la mesa central estaban colocados, unos hermosos tazones con naranjas, nueces, semillas de lotos, granadas y bayas de nenúfar, junto con dos velas rojas encendidas a cada lado de la foto de quien parecía fue el padre de su futura esposa.
Un quemador de perfumes y unas varillas de incienso encendidas sahumaban todo el lugar, el olor era agradable, pero al no estar acostumbrado al ambiente enturbiado por la fina fragancia del sándalo no puedo evitar sentir mareado.
A pesar de su lucha constante contra sus traicioneros nervios su semblante no se vio descompuesto. Trataba de aparentar que esta ceremonia no tenía nada que ver con él. Por fuera mostraba su característico ceño fruncido y una mirada de molestia por todo.
Una larga alfombra roja estaba extendida desde la entrada hasta el medio del salón, lugar donde él se encontraba arrodillado en un suave cojín.
Un sonido llamó su atención. Su mirada instintivamente se dirigió hacia su costado, buscando la fuente de aquel ruido, y pudo ver que unas puertas shoji que corrían a lo largo de una gran pared habían sido abiertas para dar lugar a dos figuras que caminaban hacia él.
Cuando se acercaban, vio que la vieja que lo había recibido de mala manera por la mañana se encontraba llevando del brazo a una joven enfundada en un vestido rojo y cubierta con un largo velo del mismo color que evita apreciar los rasgos de su rostro y las formas de su cuerpo, su cabello iba amarrado en un rodete alto. La anciana ayudó a su novia a arrodillarse en el cojín que se encontraba frente a él, acomodando la cola de su vestido y el largo del velo que terminó explayándose por el pulido piso. Luego cogió un odre de vino, llenó tres pequeños cuencos de plata con el licor, colocó dos de ellos en el suelo frente a ellos y el tercero junto a la foto del padre de la chica, haciendo su retirada silenciosa inmediatamente después.
Durante ese rato la chica mantuvo la cabeza agachada y no emitió sonido alguno, Levi la observó por el rabillo del ojo. ¿Así que ella es? ¿Está ignorándome a propósito o está asustada? Hasta el momento Mikasa estaba haciendo un buen trabajo ignorándolo y eso sólo provocaba que él se sintiera más tenso. ¿No va a decir nada? ¿O yo tengo que hacer algo?
Antes de que Levi se rebanara el cerebro pensando en cuales eran los pasos que seguían, Mikela apareció por la misma puerta por donde había ingresado la muchacha, caminó hacia al retrato de su difunto esposo y se inclinó frente él.
- Esta esposa indigna, Mikela Ackerman, debe cumplir un edicto del Rey y el día de hoy nuestra única hija se unirá a Levi Ackerman, el hijo de Kenny Ackerman. Jon, si te encuentras en la niebla de la Primavera Amarilla, entonces puedes bañarte en el manantial del olvido y descansar en paz.
Levi y Mikasa permanecían en su sitio mientras Mikela rociaba vino en el suelo delante del retrato de Jon y rezaba al vacío.
La mujer le había explicado que la parte más significativa de la ceremonia consistía en hacer tres reverencias, es decir, arrodillarse e inclinarse lo suficiente como para tocar el suelo con la cabeza. Ese era el más alto signo de respeto.
Mikela se dirigió hacia ellos y dijo. - "Primera postración ante el cielo y la tierra"
Por primera vez la joven miró a Levi, colocó sus hombros rectos, se giró y se inclinó frente a la foto de su padre. Levi se limitó a imitar sus movimientos y se inclinó para arrodillarse con respeto.
- "Segunda postración a los padres y a los antepasados"
Los novios cambiaron de dirección nuevamente y se inclinaron hacia Mikela. Levi pensó en su madre y su rostro permaneció vívidamente en su mente todo el rato.
- "Tercera postración entre los mismos novios"
Realizaron una reverencia entre ellos frente a frente, pero al terminar la postración Mikasa se quedó viéndolo fijamente.
Levi puso cara de confusión.
- ¡El velo! - Pensó de inmediato. - ¡Tengo que retirarle el velo!
De la manera menos torpe que sus toscas manos le permitieron, retiró el velo del rostro de Mikasa. Al encontrarse tan cerca pudo apreciar los rasgos de su ahora esposa, aunque solo aparentó que había echado un vistazo de manera rápida.
Levi levantó su copa de vino, chocando contra la de Mikasa en un sonoro ding y bebió de ella.
Así los recién casados bebieron cada uno de su copa.
Al terminar la ceremonia madre e hija salieron al patio donde tenían una pequeña fogata ya preparada, quemando incienso y papel moneda como ofrenda.
Levi se acercó a las mujeres y vio que estaban quemando una especie de papel, al revisarlo con detalle se dio cuenta que estaba hecho con fibras de bambú, decorados con imágenes, sellos y palabras que al parecer llamaban a la buena fortuna.
-Es ofrenda de papel de oro . - Le dijo Mikasa con una voz seca. De inmediato le alcanzó hojas de papel dorado que se doblan en forma de lingotes de oro antes de arrojarlos a las llamas.
No hubo respuesta por parte de él. Solo una mirada de curiosidad, extendió la mano, recibió las ofrendas y las lanzó al fuego.
El crepúsculo trepó rápidamente y el cielo se oscureció, instalando una atmosfera melancólica en el patio del fundo Ackerman. Según lo acordado, el momento había llegado.
- Será mejor que te cambies, viajar vestida de esa forma te resultará incómodo. - La profunda voz de Levi se hizo escuchar. - Te estaré esperando en la entrada con los caballos listos, no demores.
Cuando Levi salió a la puerta principal del Fundo encontró a su escuadrón alrededor de una gran fogata mientras reían y comían diferentes tipos de bocadillos y deliciosos platos a base de pato y gallina. La anciana se había encargado de alimentarlos y atenderlos, evitando que pasaran hambre y sed.
Apenas escucharon los pasos de su superior, los jóvenes se levantaron y realizaron el saludo protocolar a su heichou.
Levi no los regañaría, no en ese momento, ya tendría tiempo cuando llegaran al cuartel para castigarlos correctamente.
- Preparen los caballos, es hora de irnos. - Dio la orden.
- De inmediato heichou. - Respondieron al unisonó.
Increíblemente los jóvenes no le preguntaron nada, respiro profundo para sus adentros, por lo menos se quitó un peso de encima al no tener que dar explicaciones de lo que lo hizo demorar tanto.
Pero tenía la ligera sospecha que ellos ya sabían acerca de la ceremonia que se había llevado a cabo con él como protagonista.
Después de unos quince minutos. Mikasa salió en un vestido sencillo de color marrón y unas largas botas. Sin el maquillaje y con el cabello arreglado en una simple trenza, Levi pudo apreciar mucho mejor a la muchacha. Era joven, bonita, delgada, de rasgos finos, compartía las facciones de Mikela pero mucho más tenues, más suaves. Sin duda alguna era una mestiza.
Al verla junto con su tropa, un hincón de molestia lo atravesó. Su esposa es más joven que sus subordinados, todos ellos rondaban la edad de los 19 años y ella acababa de cumplir los 17. Lo que lo terminó de incordiar, era el hecho de que ella le sacara diez centímetros de altura.
Así es, la mocosa era más alta que él.
No hubo una despedida triste entre madre e hija, no hubo llantos ni lamentos, solo un sentido abrazo y miradas profundas llenas de amor entre ellas.
Levi ayudó a subir a Mikasa en el caballo negro. - Puedes llamarlo como quieras, es tuyo - Dijo, tratando de aligerar el ambiente.
- Gracias, Señor Ackerman - Fue lo único que respondió.
El rostro de Levi se torció, dio un suspiro reacio dirigiéndose a Mikela y dijo - Agradezco tus atenciones, pero necesitamos salir de inmediato si queremos llegar a Ehrmich antes de la fecha límite.
A esa hora de la tarde no cabía duda que todos al Sur de la Muralla Sina ya estaban enterados del matrimonio entre el Capitán Levi Ackerman y una joven mestiza sureña.
Mikasa estaba impresionada. Una cantidad incalculable de personas esperaban verlos. La sala de su nueva casa estaba abarrotada de invitados, la cúpula de las Fuerzas Armadas del reino se encontraba presente. Todos los hombres lucían sus elegantes trajes militares de gala y sus esposas habían puesto su mayor esfuerzo en presumir sus mejores joyas.
A diferencia de la ceremonia en el fundo Ackerman, la sala estaba adornada pobremente, solo un par de jarrones con unas margaritas amarrillas colocadas distraídamente en una esquina daban escaso color al lugar. Annie no había hecho un buen trabajo arreglando el salón para la ocasión, era más que obvia la ausencia de Krista ya que, por lo general, ella era la encargada de la decoración en las celebraciones.
Bertolt había colocado un improvisado altar en medio de la sala, donde ya estaban ubicados Levi y el funcionario de la Corte del Rey que había sido elegido para dirigir y dar fe del matrimonio.
Levi tuvo que apretar los dientes con rabia y asumir un aire digno mientras todos los invitados lo saludaban y lo felicitaban por su matrimonio con una hermosa joven.
Los cuchicheos y las lenguas moviéndose por los chismes solo cesaron cuando Mikasa apareció en la sala, llevando un bello vestido de delicada tela blanca, su leve maquillaje y su cabello negro adornado con pequeños broches dorados, junto con sus rasgos exóticos capturó al instante la atención de todos los presentes, aunque Levi fue el único que la miró de una manera fría y distante. De hecho, él lucia aburrido y fastidiado.
Se encontraba hastiado de tanta gente a su alrededor, hubiera preferido que solo asistieran los miembros de su escuadrón, con ellos sobraba y bastaba. Es más, deseo que su escuadrón hubiera estado presente en su matrimonio en el Fundo Ackerman y no en ese espectáculo lleno de hipócritas y chismosos.
La ceremonia fue rápida, los votos fueron expresados con notoria indiferencia y sólo faltaba firmar el certificado nupcial para hacer oficial su matrimonio.
El rostro de Erwin y de Hanji reflejaban una profunda amargura y tristeza por el acto que acaban de presenciar.
En cambio, el rostro de Sasha y Annie se iluminaron por la celebración y la falsa sensación de amor y compromiso de la pareja. Se regocijaban en la solemnidad y la magia del matrimonio.
Bertolt, Marco y Connie permanecían detrás de las chicas en silencio, ellos sabían que su heichou había sido obligado a casarse y que no estaba nada complacido con ello.
Marco rezó en silencio. Suplicaba a Dios que Mikasa pudiera comprender a su heichou y hacerlo feliz.
- Ante Dios y el Rey, Levi y Mikasa Ackerman son marido y mujer. - Gritó el funcionario encargado de la boda.
La recepción pasó más lento de lo que Mikasa hubiera esperado. En ningún momento pudo alejarse de su ahora esposo debido a la mirada gélida que él le daba cada vez que ella intentaba levantarse de la gran mesa en donde estaban sentados.
Hacía ya mucho rato que había perdido la cuenta de la cantidad de personas que la habían felicitado por su matrimonio.
- Es muy molesto ¿verdad? - Dijo una mujer de anteojos y cabello castaño, que se acercaba a ella.
- ¿Perdón? - Se limitó a respondedor. No entendía a lo que se refería.
- Levi es muy molesto y se vuelve más irritable cuando hay mucha gente indeseable cerca.
Abrió su boca para decir algo, pero luego la cerró con prontitud. No tenía idea de que debía responder.
- No te preocupes, ya te acostumbraras a él. - Le dijo con una sonrisa que parecía sincera. - Te deseo mucha felicidad en tu matrimonio con el enano de Levi. - Continuó hablando, cuando de pronto la castaña abrió grande la boca en un gesto de sorpresa. - Es verdad, no me he presentado. Mi nombre es Hanji Zoe. Soy la Jefe del escuadrón médico y de investigación de la Legión de Reconocimiento.
Sus ojos se abrieron grande. - ¿Eres Jefe de un escuadrón de la Legión? Pensé que las mujeres no podrían alcanzar puestos tan altos en la milicia.
Mikasa estaba más que sorprendida y maravillada. Nunca pensó encontrar una mujer con un puesto tan alto, ella pensaba que las mujeres de la milicia solo podía ser simples soldados que debían de obedecer órdenes de hombres. Este descubrimiento le resulto mágico.
Hanji pestañeo un par de veces antes de responderle y luego soltó una sonora carcajada. - Jajajajaja niña, como crees. Solo soy una humilde Jefe de escuadrón, nada más. Comparado con el cargo de tu esposo mi rango es insignificante.
Antes que Mikasa le respondiera algo, Hanji volteó y llamó a la parte del escuadrón de Levi que se pudo presentar. - ¡Chicos! ¡Chicos! ¡Vengan! - Gritó lo más fuerte que pudo.
Casi de inmediato llegaron dos chicas y tres muchachos. Ella ya conocía a Sasha, Connie y Marco, ya que la habían escoltado y durante todo el camino no dejaban de hacer preguntas, contarles sobre la Legión, relatarles las hazañas de su " heichou " y dar vueltas alrededor de ella. Eran agradables y se les notaba sinceros, aunque un poco escandalosos para ser soldados. Ella también ya sabia el nombre de los otros dos jóvenes que están con ellos, sus nombres eran Annie y Bertolt, y también sabía que faltaban dos compañeros suyos que estaban en una misión que se había alargado.
- Felicitaciones por su matrimonio con Levi heichou . - Extendió sus buenos deseos Bertolt.
- Felicitaciones por su matrimonio con Levi heichou . - Se limitó a repetir Annie.
- Cuándo regrese Reiner y Krista nos reuniremos todos y la llevaremos a comer al mejor restaurante de la cuidad. - Dijo emocionada Sasha.
- Ese será su recibimiento oficial. - Confirmó Connie.
Todos asentaron en señal de conformidad.
- Chicos, chicos, cálmense un poco. Recuerden que Levi y Mikasa son una pareja de recién casados y al principio van a desear pasar tiempo juntos. - Hanji aseveró de forma picara. - Necesitan tiempo a solas para conocerse.
Mikasa jadeó y estaba segura que sus mejillas se pusieron rojas por las palabras de la mayor.
- Cuatro ojos. No seas molesta. - La voz de Levi resonó a su costado.
Hanji gruñó. - No puedes quitarle a un perro viejo sus malos hábitos. - Refunfuño. Entonces suspiró. - Felicidades por tu matrimonio Levi. Te deseo muchos años de felicidad.
Mikasa no comprendió el significado de eso momento, pero en un acto nunca antes visto en público Hanji Zoe abrazó a Levi Ackerman de una manera dulce y este último no opuso resistencia, es más le devolvió el gesto.
Después del breve detalle, Levi se encogió de hombros. - Gracias Hanji. - Respondió.
-Ahora es mi turno de felicitar a la hermosa novia. - Dijo un rubio alto, dirigiéndose a ella. - Felicidades por tu matrimonio con el Capitán Ackerman, les deseo muchos años de felicidad.
Mikasa lo miró perpleja. Erwin Smith, el Comandante de la Legión de Exploración era un hombre realmente imponente, tal y como lo había descrito Connie. A veces los hombres podían verse igual de impresionantes que sus títulos, a veces su presencia combinaba con su reputación de manera precisa.
- Muchas gracias por sus sinceros deseos. - Dijo de la manera más respetuosa que pudo.
Otros miembros la Legión de Exploración se acercaron y les ofrecieron cerveza para seguir brindado por la celebración.
Los más gustosos en aceptar fueron Hanji y Erwin, quienes no tuvieron mucho problema en "obligar" a Levi a beber.
El largo viaje y el cúmulo de emociones del día estaban haciendo mella en Mikasa, se sintió cansada y lo único que quería era darse un largo baño y dormir todo lo que pudiera.
-Señora Ackerman. - La voz de Bertolt capturó su atención. - Hemos arreglado la habitación principal para que descanse, sus maletas también están allí.
- Disculpe que no hayamos terminado de arreglar su casa, pero fuimos avisados a última hora sobre su matrimonio y solo estábamos los dos para preparar todo. - Añadió Annie. - Nuestra compañera Krista sería la más indicada sí desea ayuda. Ella tiene un buen toque para estas cosas.
Mikasa les respondió con una sonrisa al saber que ellos se habían percatado de su estado. - Disculpen por las molestias. - Expresó en un tono que sonó amable y respetuoso.
Luego se dirigió a Levi, prefirió avisarle que se retiraba a la habitación y evitar habladurías infundadas. Este asintió y ella se siente libre de irse.
Se levantó de la mesa y antes de dar un paso lejos de él, un hombre mayor y regordete, se colocó delante de ella y en tono sarcástico dijo. - Ya se va Señora Ackerman. Aún es muy temprano para descansar.
Titubeante por la actitud del hombre, ella buscó ayuda, pero su esposo ya se encontraba parado a su lado, lo suficientemente cerca como para erizarle el cabello. Mikasa se congeló cuando Levi agarró fuertemente su mano y dijo con voz firme. - ¿Qué quieres Zackly?
Él hombre fingió sentirse ofendido. - Querido Levi, yo solo vine a desearte mis mejores deseos en tu matrimonio. - Mikasa sintió como los ojos de ese hombre recorrían su cuerpo de forma lujuriosa, produciéndole una sensación de incomodidad.
Instintivamente, ella retrocedió, pero el agarre de Levi no se lo permitió.
- No debiste molestarte en venir, Zackly. - Levi le respondió con una falsa calma. - Discúlpanos ahora, pero la ceremonia fue pesada y mi esposa desea descansar.
Ella escuchó a ese hombre reír levemente. - Sí, supongo que es lógico, no tuvieron mucho tiempo para descansar entre su llegada y la ceremonia. Avisaré al Rey que todo esta en orden con tu matrimonio. - Los ojos de Zackly se entrecerraron antes de continuar. - Levi, esperamos niños pronto. No te olvides de eso.
Un aguijonazo de alarma corrió a través de su pecho, mientras su cara se ponía roja. Se abrazó internamente y rogó que simplemente la dejaran ir.
Felizmente, alguien respondió a su plegaria. El Comandante Erwin se acercó a ellos con paso firme. - Leonhart, acompaña a la Señora Ackerman a su habitación, por favor. Necesita descansar - Erwin dijo en voz clara y fuerte, y ella se sintió aliviada al extremo.
Mikasa prácticamente corrió donde la rubia apenas Levi soltó su agarre.
Hola chicos
Disculpen la tardanza con este capítulo, pero que puedo decirles, el mundo adulto me atrapó y se rehusó a dejarme. Malditas responsabilidades.
Espero me puedan dejar muchos comentarios. Me gustan mucho, me ayudan a seguir escribiendo y me dan ánimos a continuar este proyecto.
¿Qué les parece un trato? Sus comentarios a cambio de más capítulos. Me parece justo.
Abrazos
