Bokuto Kotaro, pero puedes llamarme como gustes.

Borró, escribió, volvió a borrar y decidió que no podía lidiar con esto ahora, ¿Qué se suponía que significaba esto?, ¿una invitación? ¿una invitación a qué específicamente ?

El sol no había empezado a filtrarse en la ventana y el vapor de su café aún era visible sobre el pequeño escritorio que había armado nada más se había instalado en aquella habitación gris. Su padre lleno de emoción mal disimulada insistió en que no era necesario dejar la casa para enfocarse en sus estudios, que podían mantener las cosas justo como estaban, pero Tobio quería más, necesitaba hacer esto por él mismo y presentía que Tsukishima también.

-Agh!,- Tobio cerró la pantalla de su computadora con más fuerza de la necesaria inclinándose sobre ella, tratando de recomponerse ante la avalancha de recuerdos que ha tratado de enterrar en lo más profundo de su ser.

Era demasiado joven, demasiado interesado en todo lo que se relacionara al voleyball, demasiado inexperto en ocultar lo que él supone que debería ocultar, sobre todo a esa edad y sobre todo en ese lugar.

La práctica había terminado, y por primera vez su nombre había salido de los labios de entrenador como una posibilidad real para jugar en un partido de práctica contra el Shiratorizawa, (como suplente, claro) , pero aún así…destacar entre los 4 de primer año era un golpe de emoción que estaba encantado de tomar.

Recibió más miradas incrédulas que de aprobación pero no importaba. Todo lo que importaba era que finalmente estaba avanzando en el camino que siempre sintió propio.

Una de esas miradas (de las buenas miradas) venía de Iwaizumi-San.

¿Cómo describir a Iwaizumi-San? Fuerte, claro que sí, el as más fuerte que Tobio haya visto, ¿con una paciencia de santo ? por supuesto. Nadie más que él podría atraer a tierra a alguien con tendencias de dejarse llevar por las ideas más absurdas y geniales como Oikawa-San, pero si se lo pidieran, a pesar de su pobre afinidad con las letras, Kageyama Tobio podría escribir innumerables poemas sobre la suavidad bajo esa corteza tan dura, sobre la amabilidad que él mismo ha experimentado de primera mano cada vez que se ha excedido entrenando, cada vez que se ha lanzado con un pelín más de la fuerza necesaria tras un balón ya perdido.

Casi llegando a los vestidores luchó contra el reflejo de cubrir sus ojos con ambas manos, pero es que no esperó chocar justamente con el torso descubierto de Iwaizumi, aún cubierto de sudor y la lista mental de virtudes sobre Iwaizumi-San quedó rápidamente eclipsada por otros atributos, y es que a pesar de que la musculatura en su abdomen parecía empezar a formarse, Tobio podía prever perfectamente como los años no harían otra cosa más que acentuar.

Tembló, se alejó y escondió su pánico interno lo mejor que pudo de sus compañeros de equipo, y por si no había quedado claro hasta ahora…Kageyama Tobio tenía el mayor crush de la historia con su senpai, y en el remoto caso que Oikawa no lo hubiera notado antes, ahora lo sabia con claridad.

El quiebre estrepitoso de la risa de Oikawa vino a confirmar lo obvio, no era necesario ser un genio para notar como el ambiente estaba tensándose a cada segundo, Oikawa sonreía demasiado tirante para ser algo natural y en sus ojos Tobio solo pudo ver rencor. Oikawa lo odió desde ese día.

—Hey Shitikawa, ¿qué tripa se te rompió ahora?, dúchate antes que se te enfrié el sudor y cojas un resfriado...

No te preocupes por mi Iwachan, deberías preocuparte por tu sudor antes que el mío, creo que a todos nos desespera lo lento que te desvistes.

Tobio notó la posesividad en la voz de Oikawa, lo había atrapado, podría jurar que Oikawa supo exactamente qué y de qué forma estaba viendo Tobio a Iwaizumi, y no le gustó para nada.

A Kageyama Tobio le gustan los chicos, probablemente desde mucho antes de ese incidente tan desafortunado mientras se perdía en la figura y forma de su senpai y era descubierto por Oikawa.

Quizás su rivalidad se debe a que ambos compartían la misma posición en el equipo, y que Tobio finalmente alternó algunos partidos en su primer año con el talentoso armador oficial del equipo, quitándole algo del protagonismo que Oikawa odiaba compartir, pero en el fondo Tobio sabia que había algo más ahí, algo más oscuro y negado.

Como sí Tobio fuera capaz de competir en algún nivel con Oikawa, como sí realmente tuviera una oportunidad con el As del Kitagawa Daiichi, como sí alguna vez pudiera dejar de sentirse incómodo y ajeno a cualquier persona.

Y ahora, ¿había una oportunidad para él?, este chico le agradaba, parecía tener todo lo que Tobio no poseía. Ciertamente hablar con el no era difícil, todo lo contrario, él quería hablar más y más con él, saber cómo estuvo su día y contarle cómo estuvo el suyo, aunque no con muchas palabras.

Pero no se conocían, para nada.

¿y si lo arruinaba?

¿y si no es lo que este chico espera que sea?

y cuando lo arruine, ¿Cuáles son las chances de volver a conectar con alguien así de agradable y cálido?


Rogar no era lo suyo, y estaba tan desesperado por no tener que pasarse por casa más de lo necesario que tomó lo que la señora Minami le ofreció, no era fotografía pero esperaba que las clases de dibujo funcionaran bien para él, o por lo menos le brindaran refugio.

A su pesar… extrañaba el calor, y es que se ha dedicado a decir mil veces que cualquier escenario era mejor que sudar por pestañear, pero ya no tenía las practicas para capear el frío. — Aquí vamos de nuevo —se dijo en voz baja cuando la seguidilla de imágenes mentales sobre aquella lesión que lo alejó de lo que más le apasionaba comenzó a reproducirse en un loop incomodo y triste.

Pequeños pero brillantes rayos de sol se colaban por las ventanas del pasillo marfil, alentándolo a continuar su camino, llegaba tarde y odiaba llegar tarde.

Carcajadas forzadas y gritos poco amigables salieron la de la única puerta entreabierta y Akaashi Keiji deseó sin éxito que aquella no fuera la sala 13-C, pero las cosas no han salido como Akaashi ha esperado desde hace mas tiempo del que le gustaría.

Eran todos alumnos de tercer y cuarto año, de diversas carreras y programas. No era posible que casi profesionales se estuvieran burlando de uno de sus compañeros abiertamente. crueldad.

— Señor Bokuto, le he dicho que el arte abstracto no debe ser así de obvio, el ejercicio de esta semana era precisamente no incluir líneas tan … evidentes —resopló molesto.

Akaashi dudó si golpear, interrumpir y presentarse, pero el segundo estallido de risas del grupo lo paralizó, sus ojos se encontraron con el chico que acababa de presentar su obra, avergonzado intentando recoger su canva con manos torpes y temblorosas, (lo que hizo que botara su obra), produciendo una tercera ola de risas innecesarias.

Olvidó las convenciones sociales y sólo reaccionó cuando estaba arrodillado junto a él, quería ayudar al pobre chico de alguna manera — Me parece un búho precioso, eres muy muy talentoso.— No estaba mintiendo para consolarlo, la pintura era vibrante y llamativa, Akaashi quiso sonreír al tan solo verla. Los hombros de chico se relajaron y le regalaron una enorme y resplandeciente sonrisa antes de desaparecer al final del salón con la canva protegida contra su pecho

Como un resfriado en invierno la sonrisa de aquel chico se le había contagiado y tuvo la fuerza para omitir esa ola de miradas (pesadas, acusadoras, poco amigables) y finalmente presentarse — Lamento haber entrado así, mi nombre es Akaashi Keiji de la facultad de periodismo y me gustaría unirme a este curso.

— Claro… claro — interrumpió el maestro agitando sus brazos frente a el — La señora Minami me ha avisado que te nos unirías hoy, puedes sentarte al final del aula y observar la presentación de tus nuevos compañeros para que presentes algo la próxima clase.

Akaashi asintió en silencio y se deslizo al final tratando de no cruzar mirada con ninguno de sus ahora compañeros.

— Hey! — susurró aún nervioso aquel chico de ojos tan dorados que no parecían humanos — Puedes sentarte conmigo si quieres… si no quieres está bien, pero … bueno es que es difícil ser el nuevo … digo .. no creo que tú seas difícil porque pareces genial, diablos, perdón, me refiero a que …

— Llámame Akaashi. Te lo agradezco pero por hoy me sentaré en la última fila… para observar mejor — le pareció pertinente aclarar por qué declinaba su invitación

— Bokuto … Bokuto Kotaro, pero... puedes llamarme como gustes.


Tangerine 03:11 am :

sé que esto puede sonar raro, pero…. ¿qué piensas de tener una cita con otro chico?

...

Crow 07: 16 am :

por mi está bien, si para ti también.