Cada vez me emociona más que esto ya este tomando más forma, todo gracias a los personajes de mis hermanas que ya prácticamente han cobrado vida propia, sigan diciéndome que tanto les comentan jjajajaja
Legato
(Peggy Lee – he´s a tramp)
La cadenciosa música del Jazz comenzó a sonar con las suaves teclas del piano que tocaba con maestría Gin Ichimaru, un enigmático hombre de ojos rasgados y sonrisa un tanto sospechosa, vestido con un elegante traje blanco y una corbata azul pastel. Sus manos al ritmo del jazz que tocaba al piano provocaban que te atrapara por completo. A eso se lo sumo los suaves y rítmicos sincopados de los platillos, a cargo de Sentaro Kotsubaki, quien también trabajaba en la cocina de aquel bar nocturno jazzista, pero cuando se requería, apoyaba en la batería a los músicos que ponían aquel suave ambiente en el lugar.
He's a tramp but I love him.
Breaks a new heart, every day.
He's a tramp, I adore him.
And I only hope he'll stay that way.
La voz de aquella extravagante mujer pelirroja de vestido rojo escotado y botas negras que llegaban por debajo de las rodillas puso aún más la atención y los ojos de la clientela sobre los músicos. Matsumoto Rangiko, esposa del pianista, caminaba con elegancia y seducción mientras cantaba acompañada de la segunda voz que hacía el Sax de Kyoraku, dueño de aquel lugar, en donde aprovechaba también para tocar el Sax cada vez que quisiera.
He's a tramp, he's a scoundrel
He's a rounder, he's a cad
He's a tramp but I love him
Yes,and even I have got it pretty bad
Rangiku se dirigió a sentarse a lado de su esposo, a quien parecía estarle seduciendo al poner su mano sobre el hombro del pianista, quien solo le regresó una mirada picara sin perder la noción de lo que estaba tocando, ni siquiera cuando su esposa puso una pierna sobre la otra, enseñando parte de su bien tonificado muslo. Pese a ser una mujer que rondaba los cuarenta, se conservaba bastante bien, y seguía teniendo una figura envidiable.
Se puso de pie, meneando las caderas siguiendo la voz del Sax, que Kyoraku tocó moviéndose de atrás para adelante.
You can never tell when he'll show up
He gives you plenty of trouble
I guess he's just a no 'count pup
But I wish that he were double
Puso su mano al frente, como incitando al público llamándolos al mover su dedo índice al tiempo que movía provocadoramente sus caderas al suave ritmo sincopado, disfrutando de la cadente música subiendo y bajando su brazo, reluciendo sus uñas pintadas de un rojo carmesí.
Pese a ese incitante espectáculo, ninguno de los hombres presentes que estaban ahí para tomarse una copa hacia algún comentario ofensivo, Kyoraku no permitía faltas al respeto a su cantante, o a sus meseras, Haineko, Lilynette y Risa, que también eran hermosas. Era una regla que literalmente estaba escrita a la entrada del bar; "si le falta el respeto a las meseras o a la cantante ellas tendrán todo el derecho de sacarlos literalmente a patadas".
He's a tramp, he's a rover
And there's nothing more to say
If he's a tramp, he's a good one
And I wish that I could travel his way
En lo que el Sax tocaba su pequeño solo, al que Kyoraku le dio algunas pequeñas variantes sin salir del ritmo o la intención, Rangiku dio algunos contoneos de cadera subiendo ambos brazos al tiempo que flexionaba las rodillas y subía nuevamente.
He's a tramp, I adore him And I wish that I could travel his way
Nuevamente entro Kyoraku con otra entrada del Sax, siguiendo la melodía del coro, que Rangiko aprovecho para pararse detrás de su esposo y abrazarlo rodeándolo del pecho, ante lo que el pianista sonrió divertido y extasiado.
He's a tramp but I love him And I only hope he'll stay that way
Camino luciendo sus largas piernas que parecían más estéticas y provocadoras al estar usando las botas de punta larga, sentándose después al piano de un impulso.
You can never tell when he'll show up
He gives you plenty of trouble
I guess he's just a no 'count pup
But I wish that he were double
He's a tramp, he's a rover
And there's nothing more to say
If he's a tramp, he's a good one
And I wish that I could travel his way
Mientras tanto, fuera del escenario, Stark limpiaba algunas copas con un gesto casi indiferente y aburrido, no es que no disfrutara los espectáculos del bar en que trabajaba, pero ya llevaba mucho tiempo escuchando casi las mismas canciones, prácticamente se las sabía de memoria. Hiraku Shinji también estaba tras la barra, terminando de preparar algunos snacks que la sobrina de Stark, Lilynette llevo a la mesa que los ordenaron junto a algunas copas, claramente molesta por que la perezosa de Haineko no volvía de su descanso que terminó hace quince minutos.
Wish that I could travel his way
Wish that I could travel his way
Rangiku, sentada al piano, terminaba de cantar las ultimas estrofas, que le siguieron los tonos graves del Sax de Kyoraku, culminando aquella cadente canción con la tonos más agudos y fuertes del Sax, al tiempo de los obligados del baterista, recibiendo suaves aplausos de los comensales en lo que Rangiku bajaba del piano ayudada por su esposo que la tomo de la cintura.
-muchas gracias – habla por su micrófono de diadema – nos tomaremos unos minutos, sigan disfrutando de su velada
Rangiku y Gin se bajan primero del escenario, la mujer tomada del brazo que le ofrecía su esposo. Mientras que Kyoraku guardaba su Sax en el estuche y Sentaro se levantaba de la batería poniéndose su mandil para ayudar a Shinji en la cocina, aunque en si no había tantas ordenes esa noche, pero le daría un pequeño descanso a su compañero.
-vaya… es una noche tranquila – exclama Kyoraku al sentarse a la barra, viendo los pocos comensales que ocupaban las mesas, aunque no estaba del todo preocupado por eso
-esta clase de negocios son volubles – dice Stark agitando el shaker para luego servir el contenido en una copa – ayer nos fue bastante bien, hubo muchas propinas
-¿se puede tomar algo antes de la siguiente presentación? – Pregunta Gin, sentándose junto a su esposa – para aliviar un poco los nervios
-por favor, cariño – le reprende Rangiku divertida – llevamos haciendo esto muchos años, los nervios ya no es un pretexto valido para querer tomar
-¿entonces supondré que tu no quieres nada? – le tienta, conocía perfectamente a su esposa, no por nada llevaban casados más de diez años
-claro que sí, pero yo lo necesito para mi garganta después de cantar tanto – se excusa
El dueño del bar ríe divertido ante aquel matrimonio, pese al tiempo que llevaban de casados seguían llevándose bastante bien, como si fuesen los eternos novios. Era una lástima que no pudiesen tener hijos, pero encontraron la música como medio para seguir tan unidos y enamorados.
-sírveles lo que pidan Stark – pide Kyoraku tan amigable como siempre – la casa invita – ante eso, Rangiku da un emocionado gracias, aunque su esposo sutilmente le recuerda que deben seguir con el espectáculo de esa noche
-¿Dónde está la perezosa de Haineko? – Pregunta con fastidio Lilynette dejando la charola sobre la barra – no es justo que solo yo atienda las mesas
-esa holgazana – bufa Matsumoto – seguro está dormida en la sala de descanso
-no hay problema Rangiku – trata de calmar Kyaoraku – hoy no tenemos tantos clientes
-de todos modos, Kyaoraku-san – alega Lylinette – no es justo que yo haga todo el trabajo – el dueño solo sonríe nervioso
-Lilynette tiene razón Shunsui – se levanta Rangiku de su lugar – en mi opinión, consientes demasiado a la holgazana de mi hermana – este de nuevo tan solo atina a dar una risa nerviosa – debe aprender a hacer su trabajo – y a paso pesado, se va a la sala de descanso dispuesta a traer a su hermana
-ya era hora de que alguien aquí hiciera justicia – aclama Lilynette, ante lo que Kyoraku solo se encoge de hombros al no ser capaz de reprender a su mesera
-¿y cómo ha estado tu sobrina? – pregunta Stark limpiando la barra
-tan dedicada como siempre – responde como todo un padre orgulloso – ha mejorado bastante y aun dice que le falta mucho – pero le era muy reconfortante que su pequeña buscaba superarse día con día – incluso, me propuso que ella también quería trabajar, para ayudarme con los gastos
-¿de verdad? – Alza la mirada al dueño, buscando ver mejor su gesto al decir aquello - ¿y que le dijiste? – pregunta al tiempo que de reojo veía como Rangiku traía a su hermana prácticamente arrastrándola del cuello de su uniforme, mientras que esta solo refunfuñada con gesto adormilado
-que no era necesario, no estamos tan apretados de dinero como para que ella tenga que trabajar – Shinji pone frente suyo un platillo de varios tipos de sushi, a quien le agradece con un asentimiento – con la herencia que le dejaron sus padres alcanza perfecto para pagar sus estudios y materiales, e incluso para que se compre alguna cosa que ella quiera
-pero ella aun así quiere ganar su propio dinero ¿me equivoco? – asegura el barista, no ha visto mucho a la sobrina de su jefe, pero le ha contado tanto de ella que podía darse una idea muy clara de cómo era
-mi Nanao-chan puede llegar a ser bastante terca – dice divertido y nervioso, aquella charla se había quedado sin concluir del todo
-si me permiten dar una sugerencia – habla Shinji, ganándose la atención de los dos hombres, incluso la de Gin que se había quedado escuchando aquella conversación, pero sin decir nada – sé que tu sobrina se está especializando en violín – asegura, también él ha escuchado como Kyoraku hablaba de su sobrina - ¿Por qué no decirle que toque aquí en algunos fines de semana? Haría bien tener otra clase de música de vez en cuando – comenta casi con desgano, no era que no le gustara el Jazz, pero ya quería escuchar alguna otra cosa
-esa no es tan mala idea – opina al fin Gin – un violín no encajaría tan mal en este lugar – se levanta tras que le dio el ultimo sorbo a su bebida – con permiso, el show debe continuar – va en busca de su esposa para subir de nuevo al escenario, quien refunfuña alegando que no pudo tomar nada por reprender a su hermana
Kyaoraku se queda analizando esa idea. Que Nanao viniera a tocar en algunos fines de semana que no sean temporada de exámenes no intervendría demasiado en sus estudios, además, le ayudaría a superar su miedo escénico. Su pequeña tocaba como los mismos ángeles, pero le faltaba quitarse un poco los nervios de tocar en público. Si, aquella idea era bastante buena, solo esperaba que su Nanao-chan no le diera un ataque de nervios cuando le proponga tocar en su bar para ganarse un poco de dinero con sus propios esfuerzos.
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Satoshi ya había terminado sus clases de ese día, así que aprovecharía para despejarse de los estudios y las practicas e ir a jugar baloncesto con sus amigos. Amaba la música claro, era ya su forma vida, parte de él, pero su profesor muchas veces le recomendaba tener algo más para despejarse, no era bueno saturar al cerebro tanto de una sola cosa, así que por lo menos una vez a la semana salía con sus amigos Ikkaku y Yumichika, ya sea a tomar un par de cervezas en su casa mientras perdían el tiempo en algo o quedaban en ir a jugar baloncesto.
Incluso también de vez en cuando iba a su dojo a que le enseñaran un par de movimientos en artes marciales o el manejo de la espada de madera, solo por mantenerse en forma y en movimiento claro.
(Paganini Caprice No 5)
Justo recorría los pasillos tras que salió de su clase de composición cuando escuchó una melodía que reconocía a la perfección al ser una de las que últimamente su hermano mayor Haruki toca con más frecuencia, y recientemente con más frustración contenida. No tenía que asomarse a verificar quien tocaba aquella pieza, esa forma de interpretarla solo podía ser de su hermano.
Se quedo afuera del salón, recargado en la pared con los brazos cruzados y ojos cerrados. Para ellos, la música siempre les funciono mucho mejor que las palabras, era el lenguaje que mejor dominaban y con el que podían expresarse mucho mejor que con un millón de palabras. En ese momento Haruki estaba dejando salir toda la confusión al ignorar lo que estaba sintiendo, lo que una estudiante causó en él con solo escucharla tocando el ave maría, él que pareciera tan intimada con solo verlo, pero, sobre todo, su frustración al ser incapaz de hablarle, que parecía quedarse sin palabra alguna cuando la veía.
Tuvo una oportunidad en la cafetería, de decirle algo más que solo las pocas palabras que intercambiaron, pero no fue capaz de hacerlo. Lo irónico es que, en cierta manera, se sentía un poco dichoso de tener ese pequeño encuentro con ella, complacido de verla y que, para variar, no saliera corriendo. Maldición, no entendía, no comprendía en absoluto, y dejaba traslucir esa incógnita con aquella interpretación
-hey bro – le llama Satoshi una vez que toco la última nota fuerte, a la que le dio un enorme peso – necesitas urgentemente salir de estas cuatro paredes y tener una revancha en baloncesto – le reta con sonrisa ladina
Haruki suelta un pequeño bufido divertido al comprender que su hermano lo que buscaba con ese reto era despejarlo, y no precisamente de las practicas o de los estudios.
De vez en cuanto Haruki también tenía algunos partidos de baloncesto junto con Satoshi y sus amigos, con los que también solía llevarse bastante bien, en especial con Yumichika, cuya amistad inicio por hacerle una broma a Takeshi, broma que a ellos les divirtió bastante y continuaron hasta la fecha…
—¿Y te gustan las chicas? —cuestionó Takeshi mirando a su hermano menor con una sonrisa socarrona, consiguiendo una mirada sarcástica por parte de Haruki.
—No —soltó muy convencido, haciendo reír a su hermano, aunque, conforme continuó con su argumento, hizo al mayor dudar de él —, de hecho, justo ahora estoy saliendo con uno de los amigos de Sato.
—Sí, cómo no —exclamó Takeshi confiado.
—No, en serio, de hecho, ahí viene —comentó el violinista aventajando unos pasos a su hermano mayor y abriendo los brazos —¡Yumichika, mi amor! —se apresuró a llegar hasta su lado y murmurarle entre dientes —Sígueme la corriente, te lo pago luego.
—Te vas a arrepentir —dijo el pelinegro divertido, tomando las mejillas de Haruki y sosteniendo su rostro muy cerca del suyo antes de besar su mejilla.
—Lo sé —admitió antes de rodearle los hombros con un brazo y sostenerlo cerca —. Takeshi, ¿puedo presentarte a Ayasegawa Yumichika?
—He coincidido con él —admitió el mayor, tenso, acartonado, acercándose a ellos y viendo la forma en que el aludido posaba delicadamente una mano sobre el pecho de su hermano mientras que con la otra le rodeaba la cintura.
—Dime si este hermoso rostro no es para estarse admirando todo el día —comentó el violinista sonriéndole a Yumichika, haciéndole reír por el nerviosismo.
—Basta, cielo, harás que me sonroje.
—Yo, ustedes, tú de verdad...
Takeshi tartamudeó un poco más, Haruki y Yumichika aguantaron lo mejor que pudieron, pero al final les ganaron los nervios y rompieron en carcajadas, soltándose y dejando a Takeshi todavía más confundido.
Les tomó unos minutos más recobrar por completo el control antes de que Yumichika ofreciera una mano a Takeshi.
—Encantado, soy Ayasegawa Yumichika y no soy el novio de tu hermano, por desgracia.
—No empieces —soltó Haruki divertido.
—Ya caerás, palomita, y cantarás para mí —sentenció divertido el pelinegro antes de acercarse de nuevo a su amigo — ya voy tarde al Dojo, sabes que Ikkaku es un exagerado con que los maestros debemos llegar puntuales… nos vemos luego novio – le guiña el ojo con coquetería
Haruki soltó una carcajada mientras Yumichika se acercaba a despedirse, y aunque la costumbre sería dedicarse un beso en la mejilla, los espasmos de las risas consiguieron hacer que Haru volviera el rostro y recibiera de lleno el beso de Yumichika sobre los labios, retrocediendo todavía nervioso, riendo tímidamente.
—Fue lindo nuestro amor de un rato. Mucho gusto, Yamamoto-san.
Y sin añadir más, se retiró.
—Pues ese beso se sintió muy cómodo —soltó Takeshi mirando a su hermano con suspicacia —. Espera —soltó atando cabos —, ¿no es el muchacho del que dijiste que tenía facciones hermosas?
—¿Le viste la cara? Es súper andrógino.
—¿Es el que te enseñó a trenzarte el cabello? —exclamó todavía más sorprendido, consiguiendo que Haru retrocediera, incómodo.
—Ya vi por dónde vas, y Yumichika no es mi novio.
—A las pruebas me remito —exclamó Takeshi dejando atrás a su hermano.
—¿Qué pruebas? ¡Takeshi, no, no es lo que parece!
Por supuesto esa vez aquella broma se le volteo. Takeshi no paraba de molestarlo respecto a su amor con el amigo de Satoshi, incluso el muy maldito le insinuaba cosas muy subidas de tono, pero una vez que ya lo convenció de que no había nada entre ellos, siguieron llevándose de esa forma "cariñosa" solo para fastidiar a Satoshi de vez en cuando.
-Hey chicos – llama Satoshi al verlos en la cancha, esperándolo – miren a quien logre sacar de su cueva – grita señalando a su hermano, quien lo fulmina con la mirada
-¡Haruki mi amor! – exclama Yumichika prácticamente saltando al ir a darles alcance a los hermanos – cuanto tiempo sin verte cielo, me tenías muy olvidado – recita de forma teatral, ante lo que Satoshi rueda los ojos con molestia al tiempo que Ikkaku soltaba una carcajada, siempre le resultaba divertido ver las expresiones de Satoshi cuando esos dos armaban aquella rutina cada vez que se veían
-lo siento cariño – le sigue el juego Haruki – ya sabes, la vida de un musico es demasiado demandante, pero prometo compensarte con alguna cena romántica – el pelinegro va y lo rodea del cuello
-de acuerdo, solo si es un restaurante lujoso y muy romántico – dice empalagoso alzando una pierna como película antigua
-ya sabes, solo lo mejor – continua Haruki con gesto galante
-Enserio ¿nunca se cansan de hacer eso cada vez que se ven? – los separa Satoshi, fastidiando, ante lo que Yumichika y Haruki empiezan a reír con ganas
-es muy tentador fastidiarte Sato – alardea el pelinegro – y muy divertido también
-claro, verlos hacer eso es cada vez más gracioso – bufa con sarcasmo, haciendo que la risa de su hermano fuese más estridente – ya, déjense de sus payasadas y vamos a jugar – va con Ikkaku, quien estaba limpiándose las lagrimas por la risa
Haruki y Yumichika les siguen tras mirarse divertidos y cómplices, jamás se cansarían de aquella broma en la que les divertía ver las expresiones de los demás y en la que Satoshi fue el primero en caer….
—¡Satoshi! —Exclamó Yumichika en la distancia, levantando la mano y saludando al aludido mientras él e Ikkaku se acercaban a pasos calmados
Satoshi había quedado después de clases ir con sus amigos a su casa a ver las finales del torneo local de artes marciales, por eso fueron a recogerlo a la salida de la escuela, viéndolo salir junto a su hermano Haruki, oportunidad que no desaprovecho el pelinegro para hacerle una pequeña broma a costa del hermano de este.
—¡Haruki, mi amor! —exclamó todavía con más ganas, haciendo a Ikkaku reír por la mueca de desagrado que compuso el menor de los Yamamoto ante aquello.
La siguiente acción los tomó por sorpresa a todos.
Yumichika llegó hasta Haruki, tomándole el rostro entre las manos. Sato nunca supo qué fue lo que lo dejó más pasmado, si las confianzas de su amigo, o el hecho de que su hermano cerrara los ojos con una sonrisa angelical, como si esperase el beso.
Yumichika se detuvo a escasos dos centímetros de su boca antes de mirar a Sato de reojo y sonreír con picardía.
—¿Cómo estás? —murmuró Haruki abriendo los ojos y pasando un mechón de cabello tras la oreja del pelinegro.
—Fascinado por la reacción que tiene la gente cuando hacemos esto.
Haruki soltó una carcajada mientras Yumichika se alejaba de él.
—Cuando hacen ¿qué? —cuestionó Satoshi confundido.
—¿Sabes que nunca se me ha ido la mano? —confesó Yumichika parándose al lado de Haruki mientras Ikkaku llegaba hasta ellos —Nunca he besado a tu hermano a pesar de conservar esta rutina.
—¿Siempre lo saludas así? —exclamó Satoshi escandalizado, procesando las palabras de su amigo.
—Nah —exclamó Haru divertido —, sólo cuando Asahi o Takeshi están cerca, es divertido verlos incómodos porque no saben si de verdad Yumichika me va a besar o no.
—No es gracioso —exclamó Sato ofuscado.
—¿No apruebas su noviazgo? —cuestionó Ikkaku divertido.
—¡¿Qué noviazgo?!
—¿Cenamos esta noche? —cuestionó Yumichika abrazando los hombros de Haruki y mirando a Satoshi, divertido ante la expresión de incredulidad del menor.
—Mejor a comer —respondió Haru pegando su mejilla a la del pelinegro —, esta noche me presento en un café bar, y tengo que ensayar.
—¿Eh? ¿Y no me vas a llevar? —exclamó Yumichika ofendido, mirando a Haru con reproche.
—¿No ibas a salir con Ikkaku y Sato?
—Puedo cancelarles si es por ti —admitió antes de besarle la mejilla e irse a lado del menor de los hermanos, sabiendo que le daría algo si continuaban con sus juegos —, tranquilo, Sato, no voy a pervertir a tu hermano, no le haré nada que no me pida.
—¡Yo no quiero saber esas cosas! —gritó Sato con fastidio
—Descuida, si te molesta, terminamos —concedió Haruki divertido mientras Ikkaku se desternillaba de risa —. Ya, es broma —exclamó el mayor al ver a su hermano fulminarle con la mirada.
—Por supuesto —concedió Yumichika —, jamás permitiría que Haruki me terminara por una trivialidad así.
—¡Basta los dos! —exclamó Sato volviendo el rostro ante las carcajadas de su hermano mayor.
—Ya, perdón, a veces se nos va la broma de las manos —concedió Haru mientras Yumichika le lanzaba un beso con un gesto dulce y divertido.
A la fecha ya Satoshi estaba acostumbrado a que se saludaran de esa forma, además que actualmente sabía perfectamente que su hermano suspiraba por aquella alumna, Ise Nanao. Pero aquella broma ya solo le parecía divertida a Yumichika y a Haruki, especialmente porque lo hacían para molestarlo.
-muy bien par de empalagosos – suelta Satoshi despectivo, lo que solo les da más gracia a los aludidos – juguemos un partido dos contra dos, y ya que se quieren tanto ustedes harán equipo – dice lanzándoles el balón, que Yumichika atrapó sin problemas
-claro que no hay problema ¿verdad cielo? – le guiña un ojo a Haruki
-por supuesto que no cariño – responde este, mirando luego de forma retadora a su hermano y a Ikkaku
-comencemos entonces – aclama Ikkaku sonriendo retador, misma expresión que tenía su amigo a lado suyo
Los hermanos Yamamoto se ponen frente al otro, ellos serían lo que sacarían el primer tiro. Ikkaku lanza el balón al aire al tiempo que los hermanos brincan para atraparlo, siendo Satoshi quien lo agarra primero al saltar más alto que Haruki.
Era un partido amistoso como siempre, pero eso no quitaba que la competencia fuera abrumadora y que cada equipo quisiera ganar la posesión del balón para clavarlo en la canasta. Haruki tenía buena condición, pero no tanta como la de su hermano siendo que él gustaba de caminar largas distancias o ir en su bicicleta, además que casi cada semana iba a jugar baloncesto con aquel par.
Quien sabe cómo quedo el marcador, y a Haruki no le importó en si haber ganado, pero aquel partido le sirvió bastante para despejar un poco su inquieta mente respecto a lo que le sucedía con Nanao. Le agradecía mucho a Satoshi el haberlo traído, comenzaba a tener la mente más clara.
-hoy tu hermano está más enérgico que de costumbre – comenta Yumichika cuando Satoshi brincaba con sonrisa brillante y clavaba el balón en la canasta, chocando luego las palmas con Ikkaku
-ha estado así desde que su amor platónico acepto salir con él – dice Haruki recibiendo el balón que le lanzo Satoshi – ya es incluso insoportable verlo tan alegre – dice en broma, la verdad era que le daba gusto que al menos Satoshi haya avanzado con la chica que le gustaba
-la envidia está hablando por ti hermano – comenta Satoshi tratando de quitarle el balón
-no cantes victoria antes de tiempo príncipe – lo esquiva, acercándose a la canasta correspondiente a la que lanza el balón, cayendo de forma limpia – puede que después de tu cita Soi-Fong realmente te ponga una orden de restricción – bromea, haciendo bufar a su hermano
-después de que salga conmigo confirmara lo encantador que soy – alardea peinado su cabello hacia atrás
-claro, tu sigue pensando positivo – jadea por el ejercicio al tiempo que pone su mano en el hombro de Satoshi – después de todo, la esperanza es lo último que muere – Sato ya ni sabía si le estaba dando ánimos o el pésame
-¿entonces finalmente tu amor platónico acepto salir contigo? – cuestiona Ikkaku alzando una ceja
-claro que sí, era cuestión de tiempo para que cayera ante mis encantos – hace toda una pose de casanova
-o solo te lo dijo para que le diera tiempo de ponerte una orden de restricción – se burla con descaro Ikkaku, comenzando una guerra de miradas con su amigo e ignorado la risa de Haruki, que también había dicho lo mismo
-¿de verdad aquella campeona de artes marciales saldrá con tu hermano? – le pregunta Yumichika
-dudo que este así de ansioso por otra cosa – le responde Haruki – no ha parado de hablar de lo mismo en estos días – era en parte fastidioso estar escuchándolo hablar siempre de eso, pero no lo negaría, estaba feliz por Satoshi – le tengo cierta envidia – murmura sin pensarlo
-¿envidia? – se sobresalta, no tenía intención de que lo escucharan – no me iras a decir que a ti también te gusta Soi-Fong –
-oh no, no es por eso – aclara, aliviando al pelinegro, algo que le pareció curioso a Haruki – Satoshi nunca se rindió, aun a pesar de que Soi-Fong lo rechazaba una y otra vez. Al final consiguió que aceptara salir con él – hace una pausa, viendo que el pelinegro lo miraba como invitándolo a continuar – quisiera poder hablar con tal soltura con… alguien que recientemente me tiene muy confundido… - confiesa, yendo a sentarse a una de las gradas de la cancha, siendo seguido de su amigo e ignorando la nube de tierra en la que estaban envueltos Satoshi e Ikkaku por estarse agarrando a golpes quien sabe por que
-por confundido quieres decir que te gusta – afirma sentándose a lado de Haruki, quien solo baja la mirada, pensativo – parece como si fuera algo malo – concluye por la expresión contrariada en su rostro
-no es que sea malo, es solo que me confunde, es la primera vez que siento algo como esto – ya lo había hablado con Takeshi, y un poco con Satoshi, no tenía contemplado decírselo a alguien más, al menos no por ahora, pero ahora estaba conténselo a Yumichika – he salido con algunas chicas y tenido algunas novias, pero con ninguna me ha pasado algo como esto
-parece ser que has encontrado a la correcta – aquella afirmación le hace alzar la mirada, Yumichika parecía estar muy seguro al decir aquello – es lo que dicen, que al encontrar a la persona correcta sientes cosas que nunca antes habías experimentado – mira al frente al decir eso, como si lo recitara – solo mira a tu hermano – señala al frente, donde Ikkaku y Satoshi al fin habían terminado de pelear para iniciar un uno a uno en baloncesto – nunca había hablado con tanta fascinación de algo que no fuera la música, realmente conocer en persona a aquella peleadora movió su mundo
-si, lo mismo paso conmigo – admite con una pequeña sonrisa.
Estaba confundido, pero eso era incluso muy agradable de sentir
-¿y en donde la conociste? –
-estudia en la misma academia que nosotros, en el área de música –
-tienen algo en común, es una ventaja a como lo veo – Haruki lo mira sin entender del todo – tú y tus hermanos son los mejores estudiantes si no me equivoco, puedes acercarte a ella ofreciéndole alguna asesoría
Sus ojos celestes se abren como si le hubiesen dado respuesta a la mayor incógnita del universo, y es que para él así era. Una asesoría, tenía sentido, especialmente porque Nanao era intermedia en violín, si, era el pretexto perfecto para comenzar a hablarle sin que se viera muy forzado y evitar asustarla.
-parece ser que ya resolviste tu dilema – comenta el pelinegro ofreciéndole una botella de agua
-al menos parte de – acepta la botella, agradeciéndole con la mirada no solo por el agua. Yumichika sin querer le había ayudado a encontrar un atajo para poder acercársele a Nanao
Al disponerse a destaparla, siente una pequeña molestia en su muñeca que lo hace contrariar su rostro por el leve dolor.
-¿estás bien? – pregunta preocupado al verlo sobarse la muñeca –
-sí, quizá me di un tirón jugando – le resta importancia – no creo que sea nada –
-nunca se es demasiado precavido en cuanto a lesiones – trata de verle la muñeca en busca de algún moretón o contusión – será mejor que te pongas una venda, si se enfría te dolerá más
-gracias, llegando a casa lo hare – aunque no creía que fuese algo grave, de hecho, ya la molestia comenzaba a pasársele
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Lo que le dijo su tío Kyoraku aún le daba vueltas por la cabeza. Trabajar en su bar tocando el violín en algunos fines de semana que no tuviera exámenes o presentaciones, eso no era precisamente lo que planeaba cuando le dijo que también ella quería trabajar para ganar dinero propio. Tenía que pensarlo, no era en si mala idea, contaba ya con la habilidad suficiente para tocar algunas piezas en aquel bar, pero la simple idea de presentarse fuera de la escuela la ponía muy nerviosa.
Una melodía llamo su atención, haciéndola olvidar por completo sus debates internos.
Reconocería esa forma de tocar donde fuera, o al menos recientemente había adquirido esa habilidad. Además, la pieza era el invierno, y en toda la escuela no había una sola persona que fuera capaz de evocar la pasión desbordante de aquellos sonidos agudos como lo hacía él.
Se movió casi por inercia. Nanao avanzó a pasos tímidos hasta el aula del piano, que debía estar vacía a esa hora y, por lo tanto, cierto violinista de ojos azules estaría aprovechando.
La puerta estaba entreabierta, así que la joven pudo echar un vistazo entre la rendija, percatándose de que, en efecto, era Haruki quien tocaba.
Suspiró, Nanao profirió un suspiro profundo, pero no fue un gesto enamorado, ni la plasmación de sus anhelos, fue un gesto de tristeza y de resignación.
Haruki tenía el rostro cubierto de sudor, su gesto denotaba frustración y un tinte de algo más, dolor, pero a pesar de sentir que la mano que sostenía su arco gritaba por tregua, el muchacho continuó tocando, cada vez un poco más rápido.
No le gustaba molestar a la gente, no quería que se preocuparan por tonterías, si Nanao hacía acto de aparición, seguramente sólo le causaría más tristeza al violinista, así que, sintiendo el corazón hecho un ovillo, se dio la vuelta y avanzó medio paso, decidida a alejarse de aquel lugar.
No llegó muy lejos, el violín rechinó de forma estruendosa, el sonido de la madera repiqueteando contra el piso sumado al gruñido gutural del violinista.
Ahí sí que no pudo evitarlo, volvió sobre su marcha y empujó la puerta, encontrándose con Haru, que sacudía su mano mientras el arco del violín se encontraba varios metros más allá.
-Yamamoto-senpai – se empezó a acercar al violinista a pasos tímidos y precavidos, ante a lo que Haruki levanto la mirada hacia ella, casi con pasmo - ¿se encuentra bien?
-sí, no se preocupe Señorita – baja de nuevo la mirada a su muñeca, la cual sostenía con su otra mano – quizá solo me di un tirón
Pero Nanao pudo ver la leve hinchazón en la muñeca que intentaba ocultar Haruki. No lo pensó, olvidó incluso lo intimidada y nerviosa que lo ponía aquel prodigioso musico al momento en que se puse frente suyo, tomando con delicadeza su muñeca, ante lo que Haruki dio un leve chasquido de dolor.
-perdone – murmura con voz temblorosa, sin atreverse a mirarlo a los ojos pero sintiendo el gesto del violinista sobre ella, quien no sabía realmente cómo reaccionar, mucho menos que decir – no debería tocar con una lesión así – no le reprende, su voz era demasiado suave para considerar un reproche – por lo menos debería vendarla – no, las palabras no salían en ese momento de su boca, menos cuando Nanao saco un pañuelo de su maletín y empezó a ponerse alrededor de la muñeca lastimada, ajustándolo a la medida
Por lo menos quería decir gracias, al menos eso intento decir, pero a pesar de que sus labios se abrieron nada salió de su boca, absolutamente nada. ¿Cómo decir algo ante tal ángel en el que se convirtió Nanao en ese momento? Era imposible, incluso lo sentía hasta indigno.
Por inercia, por la incertidumbre de saber si realmente la estaba mirando con tal insistencia, Nanao sube la mirada, encontrándose con que efectivamente aquel quien le robaba suspiros al mismo grado que en la ponía tan intimidada, la observaba con pasmo, con escepticismo, lo que le hizo romper el contacto y alejarse un paso hacia atrás.
-perdone por importunarlo – hace una pequeña reverencia a él, Haruki de verdad quería decir algo como que fue todo lo contrario, que fue un bálsamo para su pequeña lesión, que efectivamente, dejo de dolerle casi por completo – me retiro, cuídese Yamamoto-sempai – se retira, casi tan apresurada como aquella vez que la descubrió tocando el ave maría
Haruki se dejó caer sobre una silla que había en el salón, pasando su mano entre los cabellos de su cabeza, frustrado, reprochándose a sí mismo por haberse quedado así de mudo ante la gentileza angelical de Ise Nanao. ¿Qué le pasaba ante ella? ¿Por qué lo ponía de esa forma? Ninguna chica antes lo había hecho comportarse de esa forma.
Debía buscar la forma de ofrecerle unas asesorías de violín, era la única forma en que seria capaz de acercársele, de comenzar a hablarle.
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Su última clase del día y la última que la profesora de arpa Chizuru Honsho impartiría en la academia. A partir de la semana entrante se iría a Nueva York para tocar en una prestigiosa orquesta donde ganaría mucho más, aunque no era eso en si lo que la motivaba a irse. Ella adoraba dar clases en aquella escuela, estaba muy encariñada con todos sus alumnos, pero tocar en una orquesta tan glamurosa siempre fue su sueño, sentir que era parte de un enorme conjunto de instrumentos.
Claro que el director Ukitake ya tenía previsto a una nueva profesora para que se hiciera cargo de esa clase, esperaba que llegara ese mismo día al finalizar las clases.
Ahora debía dar la triste noticia a la clase…
-es una lástima que la profesora Chizuru nos deje – habla el director ante la clase de la profesora – pero sé que le ira de maravilla en la orquesta, todos le deseamos lo mejor
-muchas gracias director, que hermosas palabras – sobre actúa el estar tan conmovida – sé que no será lo mismo sin mí pero que eso no les impida continuar tocando tan hermoso como hasta ahora – la mayoría rueda los ojos, no era que la profesora fuera mala enseñando, habían aprendido mucho de ella, pero también era demasiado empalagosa y escandalosa – especialmente mi linda Asami-chan – que la llamara con ese tonito agudo de voz tensó a la aludida – me gustaría que deleitaras mis oídos con tu forma tan pulcra de tocar el arpa – pide contoneándose
-si nos hace el enorme favor señorita Yamamoto – pide gentilmente el director
Asami suspira con desganó y resignación, no era que no le gustara pasar frente a la clase, todo lo contrario, le era agradable ser el centro de atención cuando tocaba el arpa. Lo que odiaba era la felicitación empalagosa y falta de respeto de espacio personal de su profesora cuando terminaba de tocar.
Pero, en fin, sería la última vez, así que ignoro las risitas sutiles de su amiga Riruka cuando se levantó para el arpa principal al centro del salón y se posicionó para comenzar a tocar, buscando en su mente alguna pieza que se supiera de memoria.
(Beauty and the best (Alan Menken) Amy Turk, Arp)
Con las primeras notas y el acompañamiento que tocaba al mismo tiempo, era más que claro de que pieza se trataba.
Inmediatamente envolvió a todos en aquel ambiente mágico y romántico, trasportando a todos los presentes a aquel lujoso y hermoso salón de baile. Eso era lo que caracterizaba a los hermanos Yamamoto, su entrega tal a la música que conseguían dar una sublime interpretación a lo que sea que tocaran.
Verlos en su interpretación también era todo un deleite, sus expresiones, la manera en que sus manos se movían por cada cuerda del arpa para que cantara tanto la melodía como la armonía, todos sus compañeros inevitablemente se quedaban encantados ante aquella pieza que podía ser de una película infantil, pero qué Asami lograba hacerla majestuosa, romántica y hermosa, toda una obra musical en sus manos que sin dificultades encontraban cada nota precisa.
Tan metida estaba en la música, en no fallar en ninguna nota de aquella pieza que prácticamente estaba tocando por instinto, por memoria auditiva y muscular, que jamás se percató del par de ojos azules claros e intensos que la miraban afuera por la ventana del jardín, quedando inevitablemente prendado del rostro angelical de Asami al estar tocando, de sus ojos grises que se volvieron tenues y brillantes al ver aquel instrumento.
A Grimmjow no le gustaba mucho esa clase de música tan melosa, como buen rebelde y chico rudo que era, le gustaban sonidos más estridentes y salvajes que daba el rock y el metal, era lo único que conocía y que ayudo a calmar el odio y rencor que aun albergaba en su corazón, a sacar esos sentimientos que todavía lo envenenaban.
Pero justo ahora, al escuchar la música de Asami, tales sentimientos parecieron desaparecer, mejor dicho, era como si nunca hubiesen estado. Se hubiese quedado a escuchar hasta el final, pero sintió una mirada perspicaz y picara dirigida a él, percatándose que la chica que siempre acompañaba a Asami lo miraba con sonrisa divertida, gesto que claramente le decía que lo descubrió. Grimmjow solo se hizo el desentendido y se fue de ahí, no importándole que esa chica le fuera a contar a Asami que estaba ahí observándola mientras tocaba, ya inventaría una excusa.
Una pequeña pausa a la que le siguió la última frase de la melodía que toco con más calma para culminar de forma tenue, dejando para las ultimas frases que las bellas notas se apagaran por sí solas, tocando al final las mismas notas agudas y bellas del inicio, acompañadas de la armonía un poco más grave de las cuerdas más largas, finalizando con un mágico arpegio que toco moviendo sus manos en su dirección, agudizándolo en un disminuyendo, el toque final para esa magia que trasmitió.
Los tenues aplausos se escucharon en cuanto los últimos arpegios agudos se escucharon, a lo que Asami con gesto orgulloso dio las gracias dando un pequeño asentimiento con la cabeza.
-eso fue hermoso Asami-chan – aclama la profesora yendo a abrazar a su alumna estrella, estregándole sus abultados pechos en la cara, ante lo que el director Ukitake sonríe nervioso – a ti te voy a extrañar más
-sí, yo también sensei – claro que dice de dientes para afuera, soportando en todo lo posible
Literalmente la campana la salva de aquella incómoda situación, que, gracias a las musas, sería la última vez que tendría que soportarlo.
Pese a eso, le deseo lo mejor a la profesora en la orquesta y le agradeció lo que le ha enseñado para mejorar en el arpa cada día más. Chizuru casi llora ante las palabras de su mejor alumna y también ante los buenos deseos de los demás, quienes fueron abandonando poco a poco el salón.
-espero que la siguiente profesora no sea tan encimosa como Chizuru-sensei – pide con desagrado Asami, a lo que Riruka ríe divertida
-fue la última vez que soportaste la falta de respeto por el espacio personal de la sensei – le consuela Riruka - ¿sabes? Me parece que dejaste cautivado a alguien con tu interpretación – empieza a picarla, sabía lo curiosa que era su amiga – alguien se te quedo mirando un buen rato desde la ventana que da al jardín
-pues dime… ¿Quién fue? – no era que desconociera el tener varios admiradores, ocasionalmente aparecían en su casillero algunas declaraciones de amor, pero la expresión de su amiga al decirle aquello era lo que más curiosidad le daba - ¡Riruka! – le hace berrinche al ver que se hacia la desentendida
-solo diré que es alguien de ojos azules claros que llego hace poco a la academia – canturrea divertida al ver a Asami quemándose las neuras tratando de ubicar a quien le describía
-Riruka no es justo – debate – hace poco fue inicio de trimestre y hay varios alumnos de ojos azules
Aquello se prolongó hasta la salida de la escuela, en la que Riruka siguió dándole pistas demasiado generales y con las que Asami se siguió desesperando al no poder ubicar de quien le hablaba.
Fue hasta que Asami vio a su mellizo hablando con Karin que se olvidó un poco de aquella incógnita en la que Riruka la tenía sumida.
Realmente se veían muy bien juntos, daban una atmosfera tan tierna y cariñosa que no era justo que solo fuesen amigos cuando podrían ser sin problemas una muy linda pareja. ¿Cuándo se animará el torpe de su hermano a confesársele?
-yo ya me voy – habla Riruka – quede en llegar temprano a mi casa para salir con mi mamá – y sin darle oportunidad a Asami de apelar, desaparece, dejándola con la curiosidad, pero ya luego la interrogaría
Asahi por su parte estaba charlando como siempre con Karin, poniéndose al día sobre sus clases y lo que harían después. El "plan" del menor de los Yamamoto era invitarla a pasear a algún lugar, quizá a alguna exhibición de arte por la ciudad, algún museo, un sitio tranquilo que le diera la oportunidad de decirle a su amiga lo que sentía por ella. Y es que cada vez le era más difícil en contenerse para darle un abrazo o un beso, mucho más especial y significativo que los besos en la mejilla que a veces le daba cuando se despedían.
-perdona Asahi – dice Karin – Yuzu tiene demasiados pedidos de postres de Ichi-ni para la cafetería, quede en irle a ayudar
-no te preocupes, la exposición estará unas semanas más – comprendía que estaba ocupada, aunque una gran parte de él estaba algo decepcionado al perder una oportunidad – podemos ir en otra ocasión
-claro, estoy muy ansiosa de ir – su expresión entusiasta le saca un disimulado suspiro. ¿Por qué le costaba tanto encontrar una oportunidad para confesarle lo que siente? –
-hola, Karin – saluda amigable Asami – ¿escuche que tu hermana hornearía postres? – pregunta ignorando completamente que su hermano le decía "hola a ti también" de forma sarcástica
-si, tiene varios pedidos de la división trece, Ichi-ni nos dijo que se han vendido muy bien –
-pues claro, el dulce de limón es el mejor que he probado – alaga con ojos brillantes, si tiene una debilidad era por los postres - ¿crees que Yuzu quiera enseñarme a prepararlo?
-claro, puedes ir hoy aprovechando que tiene que varios pedidos – Asahi estaba más que perdido. ¿Qué estaba pasando?
-que bien – celebra dando un pequeño brinco – y podemos ayudarles si quieren ¿verdad Asahi? – lo mira suspicaz, casi ordenándole que más vale que aceptara
-eeh si, claro, así terminaran rápido – empezaba a comprender la treta de su hermana, aunque no estaba muy seguro de que pasaría
-muchas gracias chicos, serán una enorme ayuda –
Los tres emprendieron el camino a la residencia Kurozaki, durante el cual Karin y Asami iban charlando sobre los postres que prepararían, entre otras cosas. No era extraño que se llevaran tan bien, Karin había hecho muy buena amistad con todos sus hermanos durante el tiempo que llevaban siendo amigos, además que su presencia era muy constante tanto en su casa como en la división trece. Lo que lo tenía un poco preocupado era lo que estuviera tramando su hermana para ofrecerse a ayudarlas a hornear, después de todo, ella ya sabía que tenía pensado confesársele a Karin. La misma Asami parecía más impaciente y ansiosa que él, no paraba de preguntarle casi a diario si ya eran oficialmente novios.
Solo esperaba que no fuera a decirle antes que él…
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La nueva maestra parecía ser una persona muy gentil y responsable, no paró de disculparse sumamente apenada por haber llegado tarde, aunque en si no tuvo la culpa, su hermana y ella tuvieron un pequeño retraso por culpa de un embotellamiento que detuvo al autobús en la carretera.
-no se preocupe señorita Kotetsu – intenta calmarla un poco – el plan para citarla a esa hora era solo porque quería presentarle a los maestros, pero podrá ser mañana
-de verdad estoy muy apenada Ukitake-san – vuelve a disculparse haciendo una reverencia, ante lo que el director se rasca la nuca, nervioso por tantas disculpas por parte de la nueva profesora
-¿Qué le parece si le doy un recorrido por la escuela? – propone amablemente
-¿no lo importuno mucho? – dice algo tímida – después de todo las clases ya terminaron, debe ya querer ir a descansar
-claro que no, vamos – ofrece poniéndose de pie de invitándola a salir primero
Ya un poco más tranquila, aquella linda y recatada mujer se pone de pie, siguiendo al director en su recorrido por la escuela que en ese momento estaba vacía.
Isane Kotetsu era una mujer alta, de la misma estatura que el director. Ella seria la nueva profesora que remplazaría la clase de Chizuru.
La escuela era demasiado grande, sin contar las áreas de teatro, artes y danza, así que solo iba señalando los salones más importantes, entre ellos claro, en los que ella daría clase. La nueva profesora parecía un poco inquieta y preocupada, eran demasiados pasillos, seguramente se perdería el primer día que tuviera que dar clases.
-no se preocupe – dice gentilmente Ukitake al ver la angustia en el rostro de la mujer – si no recuerda donde queda su salón hay un croquis a la entrada de la escuela
-eso servirá, creo… - estaba nerviosa, no lo negaría, no era muy buena en ubicarse
A ambos les llama la atención ver a alguien saliendo de uno de los salones, a quien Ukitake reconoció una vez que se acercaron un poco más.
-buenas tardes, Takeshi-san – saluda Ukitake, llamando la atención del mayor de los Yamamoto
En cuanto se dio la vuelta para regresar el saludo, Isane prácticamente sintió atragantarse al tiempo que un fuerte calor se apoderaba de sus mejillas. Era un hombre muy atractivo, alto, incluso más alto que ella, de apariencia gallarda y gentil, ojos celestes que lucían más impactantes tras sus gafas, y su cabello azul oscuro, casi negro, amarrado en una elegante coleta le daba una apariencia abrumadora y galante.
-director Ukitake, pensé que era el último – dice Takeshi con respeto y compañerismo a la vez
-lo mismo pensamos nosotros – responde el director – pero que bueno que lo encuentro, así puedo presentarle a la profesora Isane Kotetsu – señala a esta, quien más nerviosa no podía volver a estar – es la nueva profesora que sustituirá a Chizuru
-es un placer – la toma respetuosamente de la mano, haciendo una reverencia ante la mujer que se quedó totalmente tensa – cualquier duda que llegue a tener puede acudir con toda confianza a mi – le dedica una gentil sonrisa
-yo… si… gracias, Profesor….
-Yamamoto Takeshi, para servirle – se presenta elegante, pero a la vez jovial – puede llamarme Takeshi… somos colegas después de todo
-claro… Takeshi-san – no pudo evitar agregar aquel honorifico
-pues bienvenida a bordo – hace una ultima reverencia ante ella – nos estaremos viendo por aquí… - dirige luego su vista a Ukitake – hasta mañana director –
-hasta mañana profesor – se despide este
Continuó entonces con el recorrido por la escuela, pero Isane ya no pudo poner su total atención, estaba segura de que en todo lo que restaba del día, no se podría quitar la imagen de Takeshi Yamamoto…
