Scandalous
By: HybridVirus

Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.

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Capítulo V

El suave murmullo de las avecillas cantando y volando por los aires resonaba gentilmente por los pasillos del castillo, los pasos de la dueña de los orbes miel eran completamente letárgicos. Honestamente no tenía ganas de venir a clases esta mañana, no después del escándalo que se había desatado ayer gracias a las acciones de Mathias. Después de que Siegfried se llevara al escandaloso rubio que había sido petrificado, con la ayuda del resto de los leones. Todos los rostros de los presentes se habían encontrado fijos en ella. Algunos de ellos se veían completamente molestos, los cuales pertenecían principalmente a la casa escarlata, los de las casas amarilla y azul se encontraban llenos de curiosidad e incertidumbre, pero las miradas que sus compañeros de casa les dirigían a las flores en sus manos, eran quizás la cosa más escabrosa que hubiera tenido la suerte de ver.

– Buenos días…

Susurro al pasar a un lado de los gemelos italianos, en el pasillo que la llevaría a su primera clase del día. Era extraño ver a Feliciano y Feliciana juntos a esta hora en los pasillos, en especial cuando ambos no solían separarse del hermano menor de Julchen y Gilbert. Aún más extraño era no ver algún indicio de dicho rubio por alguna parte del pasillo. La repentina sensación de un par de manos colocándose en sus hombros le saco repentinamente de sus ensoñaciones. Los orbes marrones del italiano se encontraron fijos en la serpiente cobriza, al mismo tiempo que una nerviosa sonrisa se acomodaba sobre los labios del amigable tejón miembro de la casa amarilla.

– Rafaela nosotros…

Un escalofrío recorrió la espalda del trio repentinamente, haciendo desaparecer por completo la amigable atmosfera entre los estudiantes que se encontraban en el pasillo. El eco de unas sonoras pisadas les advirtió de la cercanía de otra persona que se dirigía rápidamente hacia ellos. Y el repentino gesto de pánico que se apodero de ambos hermanos, le decía que era alguien que probablemente no estaría muy contento de que se encontraran los tres en su camino. La inesperada sensación de unos brazos envolviéndose alrededor de su torso, y una barbilla colocándose sobre su cabeza fueron la repentina forma que el cuarto estudiante tuvo para presentarse.

–Buenos días min dronning.

Un tembloroso jadeo escapo de ambos hermanos, al mismo tiempo que se abrazaban el uno al otro, intentando entender la molestia que despedían en su dirección los orbes azules, los mismos que ardían como una llama sin control alguno en el rostro del alto europeo, que se encontraba abrazando posesivamente a la dueña de los orbes caramelo. La forma en que los parpados del león rubio se entrecerraban, fueron lo último que ambos italianos vieron antes de echarse a correr, al reconocer de sobra el gesto que el rubio usaba antes de iniciar un enfrentamiento con algún miembro de otra casa. El nórdico sonrío socarronamente para sí mismo, al mismo tiempo que afianzaba más su posesivo abrazo sobre la dueña de las hebras cobrizas.

–¿Qué diablos Kohler?

Pregunto con molestia la mexicana, al mismo tiempo que intentaba escapar del firme agarre del más alto, quien al darse cuenta de esto simplemente apretó más a la ojimiel contra su pecho. Un avergonzado sonrojo se apodero de las facciones de la dueña de las hebras castañas, mientras suspiraba cansadamente ante la idea de llegar tarde a clases. Algo le decía que escapar de Mathias sería algo realmente complicado, incluso había evitado entrar en el gran comedor para evadir este encuentro, y el escandinavo tenía que arruinar todo apareciéndose entre los pasillos. Rafaela sabia de sobra que su padre no la dejaría escapar del castigo simplemente por ser su hija. Al contrario, seguramente el castigo seria mil veces peor, simplemente por el hecho de que él hombre tenía ciertas expectativas puestas sobre ella.

–Aun no me deseas buenos días…

Susurro el rubio al mismo tiempo que sus brazos se aferraban con fuerza a la mujer entre los mismos, buscando mantenerla lo más cerca posible por más tiempo. La ojimiel llevo sus manos hacia su rostro, masajeando gentilmente la yema de sus dedos contra su piel. Había pasado por tantas cosas en estos años, su rivalidad con Alfred, el incesable acoso de Francis, la extraña y discreta 'amistad' de pupitre con Arthur. Pero no cabe duda de que esta historia con Mathias se estaba llevando el premio a la situación más extraña de todas. Kohler nunca la había tratado mal, tampoco procuraba hacerle la vida imposible en los pasillos o en los partidos de Quidditch de sus respectivas casas. Se pudiera decir que tenían una 'conocidostad' bastante agradable, a pesar de ser miembros de casas rivales.

–Buenos días Mathias…

Una resplandeciente sonrisa se apodero del rubio, al mismo tiempo que sus mejillas se pintaban de un gentil tono rosado. Con rapidez el ojiazul libero de su abrazo a la mexicana, para asegurarse de acomodar algunas cuantas rebeldes hebras castañas detrás de su oreja. Lentamente la sonrisa del escandinavo fue suavizándose, como si le fuera imposible creer que en verdad ambos se encontraban tan cerca el uno del otro, esto al mismo tiempo que uno de sus pulgares se deslizaba contra la mejilla de la ojimiel. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de la más bajita, al ver la firme emoción que se encontraba tan abiertamente exhibida en los orbes azules.

–Despertaste más tarde de lo usual.

Menciono el más alto mientras entrelazaba sus pálidos dedos con los de la pelicastaña. La repentina sensación de la caricia de la nívea piel del rubio, y la forma en la que la llevaba de la mano estaba causando estragos en el corazón de la serpiente de los orbes miel. Una de las bronceadas manos de la más bajita se colocó contra su rostro, intentando ocultar el descontrolado sonrojo que se había apoderado de su cara. Esto no era usual de ver cuando Mathias conseguía una nueva novia. No es que lo observara cuando se encontraba en los pasillos, con la chica que traería con él durante toda esa semana. Es simplemente que Mathias hacia tanto escándalo, que era imposible no percatarse de semejantes cosas.

–Anda, le diremos al profesor que es mi culpa que llegaras tarde.

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Un exhausto suspiro escapo de la dueña de los orbes miel al adentrarse finalmente en la seguridad de la mazmorra que pertenecía a las serpientes. La pelicastaña abrazo los libros a su pecho, intentando ignorar las miradas curiosas y al mismo tiempo llenas de pena de sus compañeros de casa, quienes también volvían de sus propias clases. Todas las serpientes habían estado al tanto del intenso día que estaba teniendo la ojimiel; no porque les interesara mucho ver el sufrimiento de la pelicastaña. Al contrario, Rafaela era un miembro digno de la casa esmeralda, y siempre que los necesitara ellos habrían de brindarle ayuda. Pero lidiar con Mathias en estos momentos… no era algo por lo que nadie quisiera pasar.

– ¿Qué sucede?

Pregunto el peliblanco al ver la mirada perdida de la ojimiel, que se adentraba casi arrastrando los pies al entrar en la sala común. Un cansado suspiro escapo de la pelicastaña, al mismo tiempo que se dejaba caer de lleno sobre el negro sofá, y permitía que su cabeza se hundiera entre los mullidos cojines verdes, para soltar un sonoro lamento desde lo más profundo de su garganta. Una sonrisa socarrona se apodero de las facciones del albino, mientras intentaba disimular lo divertido que se encontraba, con la situación que la pobre mexicana estaba teniendo que pasar. Estaba consciente de que existían hombres insistentes en el mundo, eran de esos tipos que no entendían directas o indirectas. Y después de dichos sujetos, en el punto más alto de la escala, se encontraba Mathias Kohler.

– Vaya… ¿Así de malo fue?

Un sonoro quejido que escapo de los sonrojados labios de Rafaela, al mismo tiempo que se cubría el rostro con ambas manos. Las acciones de la ojimiel le arrancaron una sonora carcajada al dueño de los resplandecientes rubíes, quien se encontraba bastante divertido con toda la situación. Después de todo… no todos los días se podía ver al proclamado rey de Griffyndor, declarar abiertamente su afecto por las serpientes, y mucho menos como lo había hecho con su compañera de casa. '¡No es gracioso Gilbert!' gruño entre dientes la ofuscada ojimiel, mientras le dirigía una mirada tanto molesta, como exhausta a su risueño acompañante.

– Oh vamos, no puede ser tan malo.

Susurro el alemán al mismo tiempo que se sentaba a un costado de su amiga, los pálidos dedos de Gilbert se hundieron entre las hebras castañas. Intentando darle un poco de consuelo a la exhausta chica, que aún se encontraba desparramada sobre el sofá. Un cansado jadeo fue toda la respuesta, que obtuvo el joven peliplateado de la chica que aún no parecía encontrarse dispuesta a ponerse de pie. Con un letárgico movimiento Rafaela se incorporó para sentarse junto a su compañero de equipo, y así masajearse las sienes con los dedos, intentando mitigar el dolor de cabeza que parecía estarse apoderando de ella.

–Gilbert… no creo que pueda…

La repentina sensación del abrazo del peliblanco, le erizo por completo la piel al sentir la forma en que este colocaba la barbilla sobre su cabeza. La mano del ojicarmin se deslizo lentamente sobre su espalda, buscando que el exhausto cuerpo de la ojimiel se relajara después de su complicado día de clases. Seria cruel de su parte admitir que había disfrutado de sobra, la forma en la que Mathias había exigido a todo pulmón, que la profesora le dijera como sería su matrimonio con su futura esposa, durante la clase de adivinaciones. Un exhausto suspiro escapo de la serpiente cobriza, al mismo tiempo que se acurrucaba en el pecho del dueño de las hebras blancas. Apenas había sido un día y se sentía completamente exhausta ¿Cómo podría sobrevivir hasta que terminaran los duelos?

– Tranquila, solo disfruta la atención.

Un gentil lamento escapo de los labios de Rafaela, antes de ponerse de pie para dirigirse finalmente a su habitación para dejar sus cosas. La sonrisa del alemán se suavizo un poco, al ver la forma en que la ojimiel se acomodaba el cabello detrás de la oreja, justo como solía hacer cuando se encontraba nerviosa y no sabía que decisión tomar. El más alto se estiro en el sofá como si de un gato perezoso se tratase, mientras le sonreía complicemente a la dueña de los orbes miel, intentando que dejara de darle tantas vueltas al asunto, que obviamente no la hacía sentir bien. Aunque para ser honesto, no entendía el porqué de dicha incomodidad por parte de su compañera de casa.

– No hay nada malo, en disfrutar la atención de un chico.

Menciono del dueño de los resplandecientes rubíes, al mismo tiempo que se encogía de hombros, intentando restarle importancia a la situación. 'Un sinfín de chicas los hechizan, para que les declaren amor eterno' menciono como si no fuera la gran cosa, al mismo tiempo que colocaba sus codos sobre sus piernas para descansar su barbilla sobre sus manos 'Tu no lo hiciste, así que solo gózalo' sentencio con un tono definitivo el peliblanco, al mismo tiempo que se recostaba sobre el respaldo del sofá y los cojines, más que dispuesto a esperar por la ojimiel en el mismo lugar en el que se encontraba tan cómodo.

– A no ser que…

El alemán se mordió el labio inferior, mientras miraba de reojo a la mexicana que se apresuraba hacia su habitación para dejar sus libros. Tenía una vaga idea del porque esto podría ser incómodo para alguien… pero era algo completamente loco y fuera de toda lógica. No había la más mínima posibilidad en la que "eso" fuera posible, de ninguna forma había la más mínima posibilidad de que su descabellada teoría fuera real. Con un rápido movimiento, el peliblanco se puso de pie para seguir esperando a la ojimiel. No se podía permitir dejarla sola en este instante, quien sabe si las exnovias de Kohler creerían que sería buena idea, intentar jugarle una broma a la nueva novia temporal de Mathias. Ya había pasado algo parecido en otras situaciones, y para los miembros de la casa esmeralda era preferible el prevenir, que lamentarse por cualquier cosa que pudiera suceder.

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El sonoro eco de las diversas platicas que se encontraban alrededor del gran comedor, resonaba insistentemente en el ambiente. Había quienes charlaban animadamente sobre las apuestas que se estaban llevando a cabo por el partido que se encontraba a la vuelta de la esquina. Pero era de esperarse, era el partido de excelencia que representaba la rivalidad más acérrima y legendaria entre dos de las casas de la escuela mágica. La ojimiel continúo comiendo silenciosamente el guisado que se encontraba en su plato, mientras miraba al resto de los miembros de su equipo. Era raro verlos juntos en la mesa del comedor, no era inusual verla a ella, Gilbert y Julchen. Pero lo que, si no era nada usual, era el ver a Emmet, Allister, Seamus y Noah con ellos en el centro de la mesa, flanqueados por el resto de la casa esmeralda para evitar las miradas curiosas de cualquier externo a la casa de la serpiente.

–Todos estamos de acuerdo con que descanses este partido Rafaela.

Una de las cejas de la ojimiel se arqueo en un gesto incrédulo, mientras dirigía una mirada acusadora al resto de su equipo. Quienes simplemente sonrieron gentilmente a modo de disculpa para la pelicastaña. Los orbes miel se encontraron con las resplandecientes esmeraldas del príncipe de la casa de la serpiente. Algo le decía que el mismo Allister se estaba incluyendo en ese "Todos" por la misma sonrisa gentil que le estaba dirigiendo. '¿Tuvieron una junta en secreto sin mí?' siseo la pelicastaña al mismo tiempo que dejaba que la cuchara se golpease contra la porcelana del plato. '¡Esto es el colmo!' gruño con molestia la mexicana, mientras apuntaba a los otros seis miembros del equipo. '¡La definición de traición tiene sus fotos a un costado!'

–No lo tomes a mal, eres un miembro valioso de este equipo.

Murmuro con un tono consolador el sonriente belga, al mismo tiempo que extendía un plato en la dirección de la ojimiel, la dulce sonrisa del europeo no calmaba en lo más mínimo la molestia de la dueña de las hebras castañas, quien simplemente entrecerró los ojos para aceptar de mala gana, los waffles que le eran extendidos como alguna especie de ofrenda de paz. 'Ustedes son de lo peor' siseo la ofendida latina, mientras colocaba el plato lejos del alcance del alemán, que no dejaba de mirar indiscretamente el obsequio de Emmet para apaciguar las aguas. Con un gesto ofendido la ojimiel empujo lo que quedaba de su cena, para colocar en su lugar los wafles intentando no prestarle el menor cuidado a los aliviados suspiros del resto del equipo de las serpientes.

–Sé que esto no te hace feliz Rafaela…

Los orbes miel se encontraron nuevamente con las resplandecientes esmeraldas del pelirrojo, estaba segura de que su cara denotaba toda su molestia porque el mismo príncipe de las serpientes, no podía disimular su gracia. A pesar de eso, la suave curva de la sonrisa del pelirrojo era algo que no tenía malicia alguna para ella. Aun con la sonrisa en los labios, el pelirrojo extendió su mano para tomar con cuidado la mano de Rafaela, intentando que viera que la unánime decisión, no poseía el mas mínimo deseo de hacerla sentir mal, por ninguno de los miembros de su equipo. Para todos era preferible que la ojimiel descansara después de haber visto como soportar a Mathias la había dejado completamente exhausta.

– Por eso mismo, tienes el honor de elegir al jugador que tomara tu lugar.

Un gesto de completa sorpresa se apodero de la pelicastaña, mientras que sus orbes se mantenían fijos sobre el sereno rostro de Allister, quien no era capaz de disimular su gracia ante la reacción de la mexicana, por haberle ofrecido que ella misma eligiera a su reemplazo temporal. '¿Quién yo quiera?' una discreta risa escapo del pelirrojo, al mismo tiempo que deslizaba sus dedos sobre el dorso de la mano, que sujetaba tan cuidadosamente sobre la mesa. 'Siempre y cuando sea alguien con practica en tu posición' la repentina sonrisa que se apodero de los sonrojados labios de la ojimiel, le recordó la razón por la que algunos de los leones la molestaban tanto. Había algo ahí… algo tan llamativo y encantador, en esa sonrisa que no tenía malicia alguna, a diferencia de la que usaba durante los duelos mágicos.

–Quítale tus manos de encima…

El eco de un repentino golpe azotándose de lleno contra la madera de la mesa, resonó en el ambiente llamando de inmediato la atención de todos hacia la mesa de las serpientes. Una sonrisa maliciosa se apodero de los pálidos labios del pelirrojo, al ver al exaltado león rubio que se encontraba de pie a un costado de la serpiente de orbes miel. La ira en los orbes azules era algo tan sencillo de ver, que no tenía la más mínima duda de que Mathias sería lo suficientemente idiota como para enfrentarse a la mesa de las serpientes por sí mismo. El eco de varios estudiantes poniéndose de pie y preparando sus varitas retumbo en el recinto. La promesa de un duelo se encontraba en el aire, y no sería Allister quien diera un paso atrás para mantener la paz en el gran comedor.

–Mathias Kohler…

Siseo la ojimiel llamando la atención de todas las miradas hacia su persona, con un rápido movimiento la mano de la pelicastaña salió de debajo de la de Allister, para tomar la muñeca del rubio y hacer que soltara la mano del pelirrojo '¡Ya te dije que no puedes hacer esas cosas!' acuso la pelicastaña consiguiendo que el rostro del rubio se encendiera del mismo tono que su corbata. 'P-pero min dronning' susurro el dueño de las resplandecientes aguamarinas, para mirar suplicantemente a la dueña de la piel de bronce. 'Pero nada' sentencio la ojimiel al mismo tiempo que se ponía de pie y se cruzaba de brazos. El resto de los estudiantes de las casas mágicas se mantuvieron estupefactos, mientras miraban la forma en que Mathias Kohler se doblegaba ante las ordenes de Rafaela Díaz.

–Tienen razón, tomamos la mejor decisión.

La voz del pelirrojo llamo de inmediato la atención de los cinco miembros restantes del equipo esmeralda, quienes continuaron mirando discretamente el espectáculo del rubio, quien se abrazaba con fuerza a la mujer de estatura más baja, mientras se disculpaba insistentemente. 'Te lo dije, si algo le ocurre a Rafaela durante el partido…' menciono Gilbert al mismo tiempo que tomaba uno de los abandonados waffles, que había dejado la ojimiel al descubierto en el momento de haberse puesto de pie 'Kohler perderá la cabeza' sentencio el peliblanco para después morder rápidamente el esponjoso bizcocho antes de que Emmet lograra recuperar el waffle de su agarre.

–Y eso es realmente peligroso…

Continuara…

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Hybrid-Virus

Yo! Espero que se encuentren bien lectores y que estén teniendo un excelente día. Finalmente, el capítulo cinco de esta historia se encuentra aquí. En este capítulo empezamos a ver lo que le espera a Rafaela, durante todos estos días que tendrá que pasar con Mathias en los alrededores. Ya que el rubio insistirá en que su afecto debe ser correspondido a toda costa.

Todos los estudiantes empiezan a notar que hay algo extraño con Mathias, ya que está haciendo cosas que usualmente no haría, como tomar de la mano a Rafaela, caminar con ella a sus clases. Exigir que le digan cómo será su futuro y probablemente la más sorprendente para muchos, que el león se disculpe por algo con la ojimiel, además del control que esta parece tener sobre Mathias para detenerlo.

A pesar de que Rafaela es consciente de que esto no es real, igual le avergüenza tener que pasar por dichas situaciones con el rubio, obviamente porque dicho estudiante recordara todo lo que dijo e hizo, después de que la poción pierda su efecto. Dejando a ambos en una situación bastante incomoda.

Finalmente aparece el último miembro del equipo de quidditch del equipo de las serpientes, confirmando a Emmet o Nyo Belgica como parte de la casa esmeralda. De igual forma sabemos que Rafaela se encontrara en las gradas de la casa esmeralda, no solo para procurar su bienestar, si no que también para cumplir con su papel, como la distracción principal del capitán del equipo contrario. Ahora solo queda esperar para saber ¿Quién será el elegido para ocupar el puesto temporal de Rafaela?

Sin más que agregar por el momento, dejen un Review y nos vemos en la próxima actualización.

Min dronning / Mi reina.

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