El Frío Cielo Sin Luna

Los personajes de Bleach no me pertenecen. Son obra y creación de Tite Kubo.

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Capítulo 5: El Poder Real

- ¡¿Nii-sama?! – la pelinegra decía tan sorprendida como preocupada… ahora no podía asegurar para nada si los dos hombres que estaban con ella saldrían de aquel aprieto en el que ella estaba mentida.

El primero en aparecer, Abarai Renji, uno de los más antiguos amigos que la pelinegra había tenido en la sociedad de almas, de cabello pelirrojo atado en una coleta alta formados en forma de palmera, en su frente, tapando su prominente "pico de viuda" tenía unas raras gafas de sol, con el lente de color negro y los bordes anaranjados, además de tener tatuadas la cejas en un extraño patrón y unos ojos de color café… aunque el iris era mucho más pequeño de lo que podría imaginarse. Llevaba puesto el atuendo tradicional de un Shinigami, solo que en su brazo izquierdo tenia atada una banda blanca, que simbolizaba su estatus de teniente del sexto escuadrón de la Sociedad De Almas, esto debido a que tenía estampado el símbolo de aquel escuadrón en la parte más sobresaliente de la banda, el cual era un pedazo de madera.

El segundo de ellos, y sin duda alguna el más importante de ambos… Kuchiki Byakuya, hermano mayor adoptivo de la mujer, como también el capitán del Sexto escuadrón y jefe de una de las cuatro grandes casas nobles más importantes, el clan Kuchiki. Un adulto alto y delgado, de piel pálida y ojos azules obscuros, cabello largo azabache que sobre su cabeza y costado derecho utiliza un Kenseikan, un accesorio de color blanco que simbolizaba la nobleza y que distribuía su cabello en tres mechones largos que bajaban de su frente hasta su sien, y el del costado lo distribuía en dos mechones que iban en dirección a su cuello. A parte de llevar la vestimenta tradicional de los Shinigamis, llevaba unos mitones en ambas manos, como también una bufanda de color blanco, y debajo de esta, llevaba puesto el Haori estampado el Kanji del sexto escuadrón en su espalda, que estaba rodeado en un rombo de forma horizontal.

La mujer antes de hacer cualquier cosa, miro directamente a los dos jóvenes que estaban desde un principio con ella, primero para ver la cara seria del azabache Quincy… y luego para ver la cara sonriente de parte del rubio, cosa que la había intrigado un poco.

- ¿Qué estás haciendo, Rukia-san? – decía el rubio fingiendo demencia por la reacción de la mujer hace unos instantes, cosa que había tomado con la guardia baja al Quincy y a la mujer, como también había intrigado a los dos nuevos espectadores – Yo no veo a nadie en aquel lugar… - dijo nuevamente el rubio, para hacer que el joven azabache entendiese un poco lo que trataba de hacer este, pero la mujer no comprendía lo que estaba pasando.

- ¡¿Cómo es que…?!

La mujer no pudo terminar de decir aquella oración, debido a que el Quincy ya había formado su arco de Reishi en su mano derecha, para rápidamente aparecer justo detrás del Shinigami pelirrojo y empezar a disparar aquellas flechas espirituales para sorpresa de los presentes, a excepción del rubio, quien había esperado esta reacción de su amigo… en antaño, había practicado con el azabache este tipo de cosas bajo la tutela del difunto Ishida.

- Vaya… es raro ver a un Ryoka con un Reiatsu de este tipo… - decía el pelirrojo mientras se colocaba a un lado del rubio, cosa que hizo sonreír un poco

- Ishida Uryū… y yo soy un Quincy – esto había dejado mudo al pelirrojo Shinigami y al capitán con una mirada severa… hacía mucho tiempo que no tenían ninguna noticia a cerca de aquella raza… que, por lo visto, no se había extinguido.

- ¿Pero qué cosas estas diciendo, Uryū-san? ¿Un Quincy? – seguía el rubio fingiendo demencia ante los demás, cosa que había sacado una mirada seria por parte del azabache, una mirada confusa de parte de la mujer y miradas neutrales de los Shinigamis presentes.

- Si, ¿Por qué no eres mejor como este idiota y dejas de entrometerte en asuntos que no te incumben?

- No sé si sería correcto lo que acabas de decir, Shinigami-san – decía el sarcástico rubio, quien sin avisar le había dado una patada lateral al pelirrojo mandándolo varios metros hacia atrás de él, ganando una mirada de desconcierto por parte del pelirrojo y una seria por parte de capitán – solo estaba evaluando lo idiota que puede ser un Shinigami como tu… aunque también es decepcionante que esta sea la fuerza de un Teniente… - esto ahora si había sorprendido a los dos Shinigamis… el hecho de que un humano supiese de su existencia era raro… pero que también supiese de sus rangos, significaba muchas otras cosas que habían sorprendido a aquel par.

- Lamento mucho aquella actuación, Rukia-san, Shinigami-san – eso último se lo decía al pelinegro que tenía su mirada estoica – pero tenía que evaluar la fuerza de un Shinigami… aunque debo admitir que más que su fuerza, evalué su inteligencia… y fue algo más que decepcionante…

- ¡¿Cómo te atreves, imbécil?! – decía el furioso pelirrojo, mientras reaparecía justo detrás del rubio… para notar como el Shinigami ya no tenía aquellos lentes – ¡No te lo perdonare! – dijo para sacar su Zanpaku-tō de su funda en su costado izquierdo… solo para darse cuenta de la sonrisa que tenía el rubio, cosa que lo había desconcertado por un momento, para luego ver como un azabache de lentes volvía a disparar sus flechas en su contra, a lo que el pelirrojo hábilmente las esquivo para volver a estar a un lado del Shinigami capitán.

- ¿Qué está pasando?

- ¿Creíste que fue por pura suerte el hecho de que pude vencer a aquel Menos, Rukia-san? – decía lentamente, para que los otros Shinigamis escuchasen perfectamente lo que había dicho, cosa que predeciblemente los sorprendió a ambos en sobremanera – Parece que se te olvido que pase mucho tiempo al lado de Uryū-san…

- ¿Entonces fuiste tú quien derroto a aquel Hollow? – decía el azabache mayo, para sorpresa de la pelinegra y el pelirrojo, no era muy normal de este hombre interesarse en asuntos en lo que, a su respecto, no le convenía estar.

- Así es, Shinigami-san.

- Entonces tu eres al que Rukia le dio…

- Respuesta incorrecta – interrumpió el rubio al pelirrojo que iba a completar las palabras del capitán, cosa que hizo que ambos fruncieran el ceño – Yo no soy la persona a la cual Rukia-san le dio sus poderes… esa persona ya debe de estar por venir…

Al terminar aquella oración, en un borrón de velocidad se había interpuesto cierto pelinaranja en su forma espiritual entre los Shinigamis y los demás.

- Y yo que pensaba que no vendrías… Ichigo.

- Ya ni siquiera debo sorprenderme de que estés aquí, Daisuke – dijo el Shinigami sustituto mientras empuñaba su colosal Zanpaku-tō, cosa que sorprendió un poco a los dos Shinigamis presentes por el tamaño de aquella arma.

- Entonces eres tu… la razón por la que Rukia perdió sus poderes… - decía con rabia aquel pelirrojo, quien empuño su arma nuevamente para arremeter contra el pelinaranja, quien bloqueo aquel tajo del pelirrojo.

- ¿No deberías ir a ayudarlo, Uryū-san?

- El hecho de que odie a los Shinigamis no ha cambiado para nada, Daisuke-san… dejare que esos dos peleen entre si…

- Parece que no tienes remedio… - dijo el rubio suspirando pesadamente por el comportamiento de su amigo azabache – pero dejando eso de lado… ¿Cuál es la razón por la que viene ustedes? – esta pregunta fue dirigida al hombre pelinegro que estaba al frente de aquel trio, notando que su expresión no había cambiado en lo absoluto.

- Ese no es asunto al que le incumba un simple humano…

- A mí también me gustaría decir que soy un simple humano, Shinigami-san – dijo el rubio, viendo como el pelinegro movía un poco su ceja derecha en señal de irritación – Y es totalmente cierto que esto no es de mi incumbencia… solo quería saber si es lo que estaba pensando… ¿Es por el simple hecho de que Rukia cedió sus poderes a un humano que quería proteger a su familia? – dijo el rubio, esperando a que las palabras llegasen completamente hasta el hombre, lo cual su débil ensanchamiento de ojos le había indicado que estaba en lo correcto.

- Eso no es…

- ¿Cuáles son las consecuencias de lo que hizo Rukia-san? – dijo completamente serio el rubio, notando como el hombre pelinegro pasaba de su expresión estoica a una mucho más seria, cosa que había preocupado un poco a la mujer que entendía perfectamente las miradas de su hermano adoptivo.

- Si descubriste la razón por la que la Sociedad De Almas llego hasta aquí, descubre por tu cuenta las consecuencias de sus actos… - fue la fría respuesta de parte del hombre, además del hecho de que había confirmado la razón de la llegada de los dos Shinigamis, haciendo que el rubio lo mirase un poco serio… después de todo, sabía por dónde iba la condena hecha para la mujer.

- Entonces las cosas son peores de lo que pensé… - decía el rubio mirando hacia la mujer, que había bajado levemente su cabeza - ¿No hay una forma de ir a la Sociedad De Almas y explicar por qué Rukia-san hizo lo que hizo? – esta pregunta había sorprendido a la mujer… no tenía ni idea de que llegase a preguntar algo como eso.

- La central 46 ya ha dictado su condena… no hay nada más que se pueda hacer… - respondió tajantemente el pelinegro, sorprendiendo en sobre medida a la pelinegra y al rubio… este último había estrechado sus ojos por aquella respuesta… algo le decía claramente que todo esto estaba mal… muy mal.

- Entonces no hay otra alternativa… - dijo el rubio para sí mismo, intrigando u poco a los presentes - Si las cosas son como yo creo… Entonces… - decía el rubio seriamente, colocándose en pose de pelea sorprendiendo a los que estaban viéndolo en ese momento - No puedo dejar que se lleven a Rukia-san.

Antes de que alguien pudiese hacer algún movimiento, un poco más alejado de ellos, se escuchase la voz de cierto pelirrojo en todo el lugar.

- ¡Hoero, Zabimaru! (Aúlla, Cola De Serpiente) – dijo el pelirrojo en voz alta sorprendiendo a varios de los presentes al ver como la Zanpaku-tō del pelirrojo cambiaba de forma por completo, teniendo el aspecto de un machete enorme que está dividido en seis fragmentos en cuya hoja sobresalen unas puntas en forma de colmillos y al parecer están unidas a unas cuerdas entre cada sección.

- Es entendible que un idiota como tú no se haya dado cuenta del nombre de su arma… - decía el pelirrojo, blandiendo su arma, viendo como esta se ensanchaba en cada sección por aquellas cuerdas, cosa que había machacado por completo al pelinaranja.

- ¡Ichigo! – grito la preocupada mujer, a lo que en un intento de ayuda fue detenido por el rubio, para su gran sorpresa, que estaba viendo aquella batalla con una cara seria.

- Ahora… ¡Muere! – rugió el pelirrojo, solo para que su estocada fuese bloqueada por la espada del pelinaranja con mucha facilidad, sorprendiendo a todos los presentes, a excepción de cierto rubio, que miraba toda aquella acción de forma seria… si su compañero no le hubiese dicho que se detuviese, probablemente habría hecho alguna locura para sacar a su amigo de ceño fruncido lo más rápido de ahí.

Luego de aquel momento, la batalla se había puesto a favor del joven pelinaranja, quien había tomado la ventaja total de aquel duelo, humillando en cada aspecto al pelirrojo… y justo en el momento en que le iba a dar el golpe de gracia… para sorpresa de todos, su espada se había roto desde un poco más arriba de la empuñadura, dejándola disfuncional.

- ¿Cómo…? – fueron las palabras del atónito pelinaranja, quien no entendía lo que acababa de pasar, pero justo cuando iba a evaluar las cosas…

- Eres mucho muy veloz… Shinigami-san… - dijo el serio rubio, quien miraba al inexpresivo hombre pelinegro, quien en sus adentros estaba sorprendido por ser descubierto tan rápido… para luego los demás darse cuenta que en la mano derecha del hombre estaba el filo de la espada del pelinaranja.

- No sé cómo es que lo notaste tan rápido… pero tú no eres quien me interesa – dijo el pelinegro, quien en un rápido movimiento estaba parado entre el pelirrojo él y pelinaranja, mirando seriamente a este último – y debo acabar con esto ahora…

Luego de aquellas palabras, el hombre pelinegro había tomado la empuñadura de su arma… para luego desenfundarla rápidamente… haciéndole un largo corte en el pecho… ¿Al rubio?

En el último momento, el rubio no había pensado en nada más que sacar a su amigo pelinaranja de aquel ataque, empujándolo a un lado y recibiendo el tajo de la espada del capitán en su lugar sin importarle las consecuencias de su acción, cosa que había sorprendido a todos, como preocupado a algunos.

- ¡Daisuke/Daisuke-san! – dijeron los que conocían al rubio, mirando como este tenía una mirada de sorpresa en su rostro, mientras iba cayéndose en un sonido sordo en el pavimento de la calle, derramando sangre en poca cantidad, cosa que, de cierta forma, era algo muy raro.

- Conque decidiste recibir mi ataque para que aquel no fuese herido por mi espada… - dijo el capitán pelinegro viendo al rubio, quien estaba boca abajo en el suelo, solo dejando ver su espalda a todos, y al otro lado, estaba el pelinaranja impactado por lo ocurrido – lástima que haya sido en vano…

Nuevamente, volvió a desaparecer en un pestañeo de la vista de los demás, para luego quedar delante del pelinaranja y cortarle… pero antes de que aquello pudiese ocurrir, el joven de lentes había lanzado sus flechas en contra del capitán para que este por inercia se alejase de aquel lugar, mirando como ahora estaba aquel joven interponiéndose entre el capitán y los otros dos jóvenes que estaban detrás de él.

- No dejare que te acerques…

- Basta de juegos – dijo tajantemente el capitán, utilizando su velocidad para sorprender al azabache, haciéndole varios cortes nada graves para él, haciendo que retrocediera un poco, para luego con el mango de la espada, noquearlo por completo – Ya he perdido mucho tiempo con ustedes.

Luego de dejar de lado al Quincy, volvió a parase en frente del pelinaranja, quien todavía seguía impactado por lo ocurrido, para luego finalmente darle aquel tajo que tuvo que darle hace dos movimientos atrás.

- De esta forma, me asegurare de no sigas teniendo el poder que te confirió Rukia… - dijo fríamente, mirando como el pelinaranja colapsaba en frente de él, con una herida mucho más grave que la del rubio, dejando un pequeño charco de sangre a su alrededor.

Justo cuando estaba caminando en dirección hacia las dos personas sorprendidas que quedaban, sintió como algo había jalado la parte inferior de su Haori, mirando como desde el suelo, cierto rubio no lo soltaba.

- Todavía no lo entiendes…

- Estas en mi rango – dijo lenta y suavemente el rubio, dejando un poco intrigado al capitán al no entender lo que decía… hasta que fue demasiado tarde, ya que había sentido un incremento colosal del Reiatsu del rubio, a tal punto de que llegaba a ser visible, mirando como su brazo derecho brillaba en una luz de color rojo muy familiar, pero antes de que pudiese hacer algún movimiento, hubo una pequeña explosión que saco volando a las personas consientes e inconscientes del lugar.

- ¡¿Qué demonios significa esto?! – decía el sorprendido pelirrojo, quien no entendía como el rubio había hecho aquella cosa, para luego en el momento en que terminase la explosión, mirar al capitán, quien estaba un poco sucio y herido de aquella "sorpresa" por parte del rubio.

- Una lástima que no haya salido como lo esperaba… - se pudo escuchar una voz que venia del lugar de la explosión, mirando como el humo por fin se desvanecía, dejando ver al rubio, notando el hecho de que su camisa se había desvanecido por completo, dejando ver su pecho y la herida que el capitán le había ocasionado anteriormente, dejándolos perplejos al notar que aquella herida había dejado de sangrar, como también que su brazo derecho estaba un poco herido – al menos mi brazo no quedo como el día en que aquel Menos llego a la ciudad…

- Entonces así fue como derrotaste a aquel Hollow… - dijo el capitán, tan estoico como el momento en el que había aparecido en el lugar, mirando cómo no tenía alguna herida grave en su cuerpo, como también que sus prendas estaban un poco sucias, eso también incluía su bufanda.

- Tenía que esperar el momento preciso en el que bajaras la guardia… aunque por desgracia no salió como lo esperaba, mis resultados fueron igual de buenos de lo que previne… Pero, no hay tiempo para dar explicaciones…

- Daisuke-san… - esta vez, fue Rukia quien había hablado… derramando lagrimas a mansalva - ¡Ya basta!

- ¿De qué hablas, Rukia-san?

- ¡Olvídense de mí! ¡No lo sigan intentando o solo morirán! – seguía diciendo la mujer entre lágrimas, mirando al serio rubio, quien solo suspiro por la acción de la mujer.

- No es por nada, Rukia-san, pero nada de lo que digas puede hacerme cambiar de opinión… y eso también va para Ichigo – decía le rubio, señalando en dirección al pelinaranja… quien sorprendentemente todavía seguía consciente luego del movimiento del rubio, tomando por sorpresa a la mujer – No nos vamos a rendir, encontraremos la forma de salvarte de lo que te espera allá en la Sociedad De Almas… y si eso implica ir hasta allá y parar tu ejecución y vernos como criminales… y si eso implica dar mi vida… lo hare si pensarlo dos veces… porque te convertiste en una persona preciada para mí, Rukia-san… una nueva amiga… - dijo sin vacilar en ningún instante, sorprendiendo a los Shinigamis presentes por su declaración y dejando a una conmovida, pero más que todo, angustiada pelinegra – y ahora, Shinigami-san, ¿En dónde nos quedamos?

El rubio encendió toda su Reiatsu lo más que pudo, haciéndolo nuevamente visible para los demás… mirando su color completamente blanco con algunos pocos destellos amarillos, volviendo a sorprender a los presentes.

- ¿Preparado? – dijo el rubio con una sonrisa más que desafiante… después de todo, se podría decir que era bien respaldada aquella acción… el poder que estaba denotando el joven era algo más que irreal

- Parece que no tengo alternativa… - dijo el hombre pelinegro, quien había puesto su arma en frente suyo, dejándola completamente vertical a este, sorprendiendo a los otros Shinigamis que sabían lo que significaba esta acción, pero antes de que alguno pudiese decir alguna palabra, sintieron como el Reiatsu del rubio desapareció de la nada, cosa que obtuvo la atención de ellos.

Antes de que el rubio pudiese pensar en lo que había pasado, sintió como en la parte izquierda de su cara comenzaba a arderla cada vez más y más, haciéndolo que se tomase aquella parte, sintiendo un dolor punzante que no podía parar.

Tuvo que caer de rodillas por la falta de su fuerza repentinamente – ¿Qué significa esto? – fu el pensamiento fugaz que paso por la cabeza del rubio, para luego quedar inconsciente inexplicablemente, cosa que había intrigado a los presentes en sobremanera.

Antes de que alguien pudiese decir alguna palabra de lo que acababa de pasar, el azabache mayor gurdo su Zanpaku-tō en su funda y se dio media vuelta – Nos vamos.

- Pero Taichō…

- Nuestra misión es traer a Rukia de vuelta a la Sociedad De Almas, lo demás no es importante – dijo el estoico capitán, dirigiéndole una mirada al pelirrojo que se abstuvo de hablar, para luego abrir el portal que los conduciría hacia la Sociedad De Almas.

- Ichigo… Daisuke-san... - fue el último pensamiento que cruzo por la cabeza de la preocupada pelinegra, antes de seguir a los dos Shinigamis, para luego dejar el lugar sin rastro alguno… todo esto siendo visto por cierto hombre con sombrero muy peculiar…

En Otro Lugar…

El rubio estaba flotando en su espacio mental… que había cambiado mucho de la vez anterior… debido a que ya no estaba en la nada como en anteriores veces… ahora, estaba en un valle desolado, con un césped de color azul, el cielo frio totalmente obscuro, sin nada que lo adornase, y un poco más alejado, como a unos diez metros, se podía ver dificultosamente por la abrumadora obscuridad que estaba un árbol sin hoja alguna, que debajo de este reposaba un hombre, que no se podía ver con claridad cómo es su apariencia.

- Parece que lo has logrado… mi señor… - dijo el hombre de voz profunda… con un pequeño ápice de orgullo en su tono, cosa que desconcertó un poco al joven.

- ¿Qué quieres decir?

- Ahora no tengo ninguna duda de que ya desbloqueaste todas y cada una de las barreras que te retenía para obtener gran parte de tu poder…

- ¿Mi poder?

- Así es, mi señor. Ahora podremos comenzar con su entrenamiento como un nuevo Shinigami…

- Espera un momento, Hitsujikai – decía el rubio agitando su cabeza de un lado a otro rápidamente… estaba un poco abrumado por lo que estaba pasándole a él mismo… y lo peor de todo, es que era a él quien le pasaba, por lo cual tenía que saber lo que ocurría en su cuerpo, pero ese no era el caso - ¿Me estuviste ocultando esto todo este tiempo?

- La verdad… usted nunca me pregunto algo como eso, mi señor… - decía el hombre que se pudo ver como evidentemente se encogía de hombros.

- Ya veo… creo que fue un descuido de mi parte no preguntar primero… pero, ¿A qué te referías con una de mis barreras, como también "una parte de mi poder"?

- Eso podría respondértelo yo… - desde otro lugar, se pudo escuchar una nueva voz en el lugar, a lo que el rubio giro rápidamente su cabeza hacia el lugar de donde había provenido la nueva presencia.

- ¿Quién está ahí?

- ¿De verdad no sabes quién soy? – decía la voz en tono serio, pero tranquilo, como si estuviese esperando aquella pregunta por parte del rubio – No hay necesidad de que te diga… porque tú sabes perfectamente quien soy…

- Sera algo complicado de deducir…

- Busca en lo más profundo de ti… y hallarás la respuesta que buscas… - dijo la nueva voz… que, de cierto modo, había empezado a oírse como el mismo, pero de una forma distorsionada que le recordaba un poco a…

- Tu eres como Hitsujikai… No… Tu también eres Hitsujikai.

- Correcto, mi señor – decía la voz distorsionada, dejando ver su silueta sin dar a conocer su apariencia, viendo como este se había colocado de una rodilla, como si estuviera haciendo una reverencia.

- Ahora; ¿Puedes responder mi pregunta?

- A eso voy. ¿Recuerdas los sucesos que acontecieron aquel día lluvioso junto al rio? – dijo la distorsionada voz, cosa que había puesto un poco pensativo al rubio… recordando el día que le había dicho el sujeto en frente de él… ese fatídico día, en donde había visto por primera vez a un Hollow cara a cara…

Flashback

Era un día lluvioso, en donde se podía ver a cierto rubio, de tal vez de unos diez años de edad, parado en frente de aquel rio, dejando que cada gota cayese en su cuerpo, sin importarle un poco las consecuencias.

- No entiendo… - era la seca y ronca voz del pequeño rubio – Lo veo una y otra vez… y no entiendo que es lo que lo que había pasado para que llegase a tal punto de haberme abandonado en aquel orfanato…

Decía el pequeño rubio sin emoción alguna… dando unos cuantos pasos para acercarse aún más a la orilla

- ¿Y si la respuesta no está aquí, sino que está en el otro lado? – el rubio cada vez más se acercaba peligrosamente hasta la orilla del lago – pero, ¿Estoy preparado para morir en busca de mis respuestas? – se detuvo en seco al decir aquellas palabras… no le gustaba para nada aquella situación en la que el mismo se encontraba debido a su propio pensamiento – Pero, si no lo hago; ¿Nunca encontrare la respuesta?

Tantas preguntas, que, para su desgracia, no había respuesta contundente para satisfacerse a sí mismo… pero tuvo que detener su monologo al darse cuenta de la presencia de cierto pelinaranja que se estaba acercando al lugar en donde este se encontraba… pero lo raro era que solo corrió hacia un lado de este, como si también hubiese otra persona en aquel lugar.

No tuvo tiempo de responder al ver como una mujer de cabello castaño muy claro apareció detrás del pelinaranja para luego dejarlo inconsciente y colocarlo detrás de ella, cosa que había sorprendido al rubio.

- ¿Qué es…? - no tuvo tiempo de pensar en lo que había pasado, para que la mujer empezara a colocarse en guardia en dirección contraria de donde se encontraba el rubio.

Antes de que pudiera si quiera preguntar lo que pasaba, pudo sentir algo en su interior que le decía que no se acercase… pero, como su curiosidad era mucho más grande que su propio sentido, fue en dirección a la mujer… para que de la nada, cayese un rayo del cielo, el cual había impactado en la mujer que tenía en frente, cosa que lo había mandado a volar unos cuantos metros detrás, para luego levantarse un poco adolorido de aquella cosa que había sucedido.

Vio por un momento a la mujer, que estaba tendida completamente en el suelo, sin ninguna fuerza encima del pelinaranja, y al otro lado… estaba una enorme criatura, con cuerpo de hámster y mascara muy rara.

- ¿Qué demonios es esto? – decía el rubio, sintiendo como el miedo se apoderaba de él, viendo como aquel monstruo se acercaba peligrosamente hacia la mujer castaña y el joven pelinaranja para darles el golpe de gracia… pero antes de que se acercase más al lugar en donde este estaba, el rubio de alguna forma había lanzado un destello de luz que fue en dirección hacia el monstruo, haciéndolo gritar y retroceder, notando como desaparecía de su vista y llegaba hasta detrás de él.

- Humano insolente… - gruño con furia la criatura, listo para acabar con la vida del pequeño rubio de un solo bocado… pero la cosa con el rubio no había terminado ahí, para que luego la cicatriz de su ceja empezase a brillar de color rojo, confundiendo un poco a la criatura… pero no había visto venir el otro rayo de luz que había lanzado el rubio, cosa que esta vez hizo que el monstruo dejara el lugar dando un gran grito.

Por otro lado, el rubio por acto de aquella ráfaga que lanzo, fue disparado en dirección contraria, yendo directamente hacia el rio, quedando sin fuerzas y dejando que la corriente se lo llevase flotando en alguna dirección…

En Otro Lugar…

El rubio despertó rápidamente, para luego tratar de levantarse… dándose cuenta de que no había suelo alguno en el que se pudiese apoyar, por lo cual vio todo lo que lo rodeaba, notando que estaba flotando en la nada misma, cosa que lo estaba poniendo nervioso por no saber en qué lugar se había metido.

- No pensé que te llegaría a ver de esta forma… - se podía escuchar una voz que venía de todas las direcciones, haciendo que el rubio mirase hacia todos lados, buscando a la persona que había dicho aquellas palabras.

- ¿Quién eres? ¿En dónde estoy?

- Ten un poco de calma… mi señor – respondió aquella voz, confundiendo al rubio por llamarlo de aquella manera – esto no es algo que se pueda entender tan rápido…

- Ya deja de juegos y respóndeme.

- Eres mucho más impaciente de lo que esperaba… entonces seré breve. Estamos en tu espacio mental.

- ¿Espacio mental?

- Digamos que es un lugar que está escondido en lo más profundo de tu ser, en el cual solamente tú puedes entrar.

- ¿Entonces qué haces tú aquí?

- Creí que te habrías dado cuenta con eso que te dije… pero debo entender que apenas estas empezando con tu vida… en resumidas cuentas, yo también soy parte de ti.

- ¿De que estas hablando?

- Yo soy la manifestación del poder que esconde tu alma… soy aquel que descanse en el valle sin fin, reposando en el tronco del árbol desolado, mirando el frío cielo sin luna alguna, esperando el momento en que pueda ser llamado por mi dueño… mi señor… mi nombre es más largo de lo que crees, por lo cual, es mejor que sepas una forma sencilla de decirlo… me puedes llamar Hitsujikai.

- Así que eres parte de mi…

- Parece que vas entendiendo cada vez más rápido las cosas, mi señor… aunque ahora has podido liberar una pequeña parte de tu potencial, no es lo suficiente como lo había esperado… pero de eso se tiene que hablar en otro momento.

- ¿Por qué lo dices?

- Tienes que despertar… pronto el rio te dejara en alguna de las orillas por las que pasa en el bosque de la ciudad… y no sería algo conveniente dejar que sigas yendo sin sentido alguno… tal vez en otra ocasión tengamos que reanudar nuestra conversación.

- ¡Espera!

Las palabras del rubio fueron en vano, ya que de golpe había vuelto a la realidad, notando primero que la lluvia había cesado por completo, como también que de alguna manera había llegado a la orilla del rio, en un denso bosque en el cual este estaba reposando recostado del tronco de un árbol…

- ¿Quién está ahí? – dijo el rubio, el cual había notado que alguien lo saco del agua y lo dejo recostado en ese lugar… si ese no fuera el caso, todavía hubiese seguido flotando en el rio hasta quien sabe qué lugar.

- Parece que ya has despertado… - decía una vieja y poco cansada voz, por lo cual el rubio había reconocido que era un anciano, suposición más que correcta, al notar como el hombre había hecho acto de presencia, dejando ver su corta estatura, su cabello grisáceo como también un frondoso bigote, y encima de sus fracciones arrugadas de su cara, llevaba puestos unos lentes, como también llevaba puesto un extraño traje de color blanco en su totalidad… al parecer una túnica muy poco convencional que le llegaba hasta sus pies con muchos accesorios encima de este, y unas botas del mismo color.

- ¿Quién eres?

- Mi nombre es Ishida Sōken, es un placer conocerte…

- Daisuke… solo Daisuke…

Fin Del Flashback

- Ahora que recuerdo… ese día también había sentido un dolor igual en ese mismo lugar… sin contar que también había conocido a Hitsujikai… - paro un momento al recordar una de las palabras del hombre en su mente - ¿Dijiste que había barreras en mi desde un principio?

- Así es, mi señor, pero nunca más me volvió a hablar del tema…

- ¿Cuántas más me quedan?

- No tantas como esperaba… de hecho, es mucho más de lo que anticipe desde un principio… pero tengo la certeza de que será mejor que las dejemos cerradas por un buen tiempo…

- ¿También sientes una corazonada de que algo malo pudiese pasar?

- De hecho, todos aquí lo podemos sentir, mi señor – decía la voz distorsionada – después de todo, somos parte de ti…

- Solo quería asegurarme de no ser el único…

- Sea como sea, aquellas barreras que abriste de más, hizo que te desmayases al momento… al parecer, tienes mucho más de lo que se puede imaginar… y tu entrenamiento con la mujer fue más que eficiente para realizar esto… - volvió a hablar la voz profunda – ahora tienes que ir y hablar con el sujeto del sombrero loco lo antes posible… recuerda que no nos queda mucho tiempo…

- Pero antes de eso – corto el rubio sorprendiendo un poco a los oyentes – tengo una pregunta más importante que hacerles… a ambos... – dijo, esperando a que alguno de ellos dijese algo para continuar… pero como no dijeron nada, solo continuo – ¿Desde cuándo tengo esas barreras?

- ¿Recuerdas el video de su madre? – decía la voz distorsionada sorprendiendo al rubio – desde un principio, usted tenia aquella cicatriz con usted, ¿No es verdad?

- Por lo cual, no es tan difícil entender que fue ella quien te puso cada una de las barreras – continuo el de la voz profunda, sobresaltando aún más al rubio – aunque desconocemos por completo las razones por las cuales hizo aquello… solo podemos decirte que, de cierto modo, fue para protegerte de algo que desconocemos…

Hubo un largo silencio en el cual el rubio no había dicho ninguna palabra… se había quedando mirando a la nada por mucho tiempo, procesando cada palabra que recibió hace poco.

- Parece que esto solo aumenta mis sospechas de que de alguna forma estaba tratando de que algo o alguien me encontrase… como también el simple hecho de que mi poder era algo que mis padres también poseían… agradezco mucho su sinceridad conmigo… - dijo el rubio, mirando en dirección a las dos siluetas – ahora será mejor que despierte… tenemos que empezar con mi entrenamiento para ir a la Sociedad De Almas…

- Estamos más que de acuerdo con usted, mi señor – dijo la voz distorsionada, quien había obtenido un pequeño gruñido en aprobación por parte de la otra persona que estaba en el lugar.

- Y otra cosa más – volvió a decir el rubio, captando la atención de los dos sujetos - ¿Por qué hay dos de ustedes aquí?

- Eso es algo que pronto entenderás, mi señor – decía el sujeto de la voz profunda, a lo cual el intrigado rubio tuvo que aceptar… si no se lo decían, seguramente era porque no era el momento para revelarlo.

Sin más que decir, el rubio procedió desaparecer del nuevo espacio mental que ahora tenía, dejando solos a los dos hombres en el lugar.

- ¿Crees que estará bien? – decía la voz distorsionada sin dejar ver ninguna emoción en sus palabras.

- Por supuesto que no… por desgracia, en el momento en el que se convierta en Shinigami no podremos hacer más nada… solo nos queda esperar lo mejor para nuestro señor y ayudarlo en todo lo que este en nuestro alcance…

- Lo sé… solo espero que no termine de la peor manera…

- Ya somos dos…

Luego de aquella conversación, la silueta de la voz distorsionada se fue a recostar en el lado contrario del tronco en donde se encontraba el primero…

Horas más tarde…

El rubio había despertado en una habitación en la cual había estado hace poco… estaba en una de las habitaciones del local del sombrerero… la Tienda Urahara.

Miro hacia sus lados, para ver a cierto pelinaranja y cierto azabache descansando un poco más alejados de este, notando que sus heridas eran mucho más graves que las que tenía… era bueno que pudiese utilizar una extraña forma de manejar el Kidō para utilizarlo para curarse… realmente era algo mucho más que bueno que haya podido hacerlo a la perfección sin nadie que lo hubiese instruido anteriormente en esa área… sin contar a la baja pelinegra, ya que ella se enfocó más en los Bakudō y los Hadō, por lo cual nunca tuvieron tiempo para empezar con algo tan complejo como eso.

Pero dejando eso de lado, miro por la ventana que estaba en aquella habitación, notando que era el cielo todavía estaba obscuro, pero no tanto, por lo cual dedujo que eran de 4:00 a 5:00 AM.

Se levantó con mucho cuidado de no despertar a sus dos amigos que dormían todavía, para luego abrir la puerta y salir de la habitación con mucho cuidado, cerrando la puerta luego de haber salido de ahí para luego ir en busca de cierto hombre de sombrero extravagante… cosa que ni siquiera hizo falta hacer.

- Veo que te gusta levantarte temprano siempre… - dijo una voz que provenía de un poco más delante de donde estaba el joven rubio, notando a cierto hombre sin su sombrero, dejando ver su largo cabello color beige, aunque también se podría decir que era rubio, pero mucho más claro que el de la mayoría, además de estar tomando una taza de té.

- Es algo común en mi… se podría decir que es involuntario…

- Sea como sea… ¿Te apetece tomar una taza de té? – decía el hombre, señalando el otro lado de su asiento, mirando como había otra taza ya preparada, por lo cual, el rubio asintió y se sentó en el cojín que estaba allí, para luego tomar un pequeño per ruidoso sorbo, que en cierto modo no era algo que hacía a propósito.

- Creo que es momento de que te pregunte algo… Kisuke-san…

- ¿En que podría ayudarte un simple tendedero como yo?

- Quiero que me enseñes a convertirme en un Shinigami – tan directo y sin titubear como siempre era el rubio en asuntos serios como este, dijo su pedido al hombre, el cual se había atragantado un poco con el té que estaba tomando… tal vez era algo que este no había esperado.

- Vaya… y yo que pensaba que querías que te enseñase algún nuevo hechizo… y de repente me dices algo que era poco probable que me dijeras… - decía el hombre ya recuperado, mirando un poco serio al joven rubio.

- Así que habías esperado que dijera eso…

- Tenía una corazonada… realmente me tomo por sorpresa… pero creo que, en tu caso, eso sería algo casi imposible de hacer…

- ¿Por qué lo dices?

- Digamos que eres un "simple" humano – decía el hombre, haciendo aquellas comillas con sus dos manos – y no has estado en contacto con el poder de un Shinigami… realmente no sabría decirte si hay alguna forma de que puedas transformarte… y también estoy contando la vez e que absorbiste el poder de Shinigami de Kurosaki-san… aunque las probabilidades de éxito no pasan del 10%...

- Si al menos existe la posibilidad de que suceda, con eso me basta.

- ¿Cómo? – decía el intrigado científico, no era común que alguien, aun sabiendo estos datos tan precisos que el hombre tenía y aun así estuviese dispuesto a correr el riesgo… - Parece que no puedo hacerte cambiar de opinión al respecto, Daisuke-san…

- Descuide, Kisuke-san. Confió en mis propias habilidades para lograrlo a la perfección…

- Aun así… tengo que decirte las consecuencias que habrá si fallas…

- No será necesario – dijo el joven rubio, cortando abruptamente al mayor – No tengo ninguna intención de fallar, por lo cual no hace falta que me digas las consecuencias… de todos modos, sea cual sea la prueba que tenga que pasar para convertirme en Shinigami, no voy a ceder – dijo el rubio, para luego tomar un sorbo de la taza de té, viendo como no se había dado cuenta de que ya se había acabado, cosa que noto el rubio mayor, por lo cual procedió a tomar la tetera que estaba en frente de el para darle un poco más al rubio, el cual había agradecido con un pequeño asentimiento.

- Bueno… parece que ya estas decidido…

- ¿Cuándo podemos empezar?

- Tenía pensado empezarte a entrenar junto con Kurosaki-san… pero viendo las cosas, primero tengo que esperar a que se recupere por completo, por lo cual no habría ningún inconveniente en…

- No tengo ningún inconveniente en empezar ahora mismo.

- Parece como si me leyeras la mente, Daisuke-san… - decía el divertido rubio mayor, tapando su sonrisa con un abanico que tenía en su mano desde hace un buen tiempo, a lo cual el rubio solo ladeo un poco la cabeza por la acción… era algo raro, pero de cierta forma le quedaba bien al hombre, por lo cual solo había dado una ladeada sonrisa.

- ¿A dónde tengo que ir?

- Te llevare a mi campo de entrenamiento secreto que tengo debajo de mi tienda – dijo el hombre, para luego abrir una trampilla que estaba en el suelo de aquella habitación, dejando ver que había unas escaleras las cuelas parecían no tener fin – Pero antes, déjame llamar a tus nuevos compañeros que te ayudaran en el entrenamiento, tu adelántate y ve. Volveré dentro de unos minutos – dijo el hombre, para luego dirigirse a una de las cuantas habitaciones del local, seguramente para buscar el equipamiento necesario para su entrenamiento.

- Parece que las cosas van mejor de lo esperado… ¿No lo creen? – pensó el rubio para hablar con las personas, pero no era necesario recibir alguna respuesta para saber que ambos estaban de acuerdo con el… después de todo, podía sentirlo.

Unos Instantes Más Tarde…

El rubio no podía creer lo que estaba viendo en este momento, era algo mucho más que irreal lo que sus ojos le estaban informando… un masivo campo rocoso que podría ser del mismo tamaño de la ciudad, estaba debajo de aquella tienda… aunque luego noto el hecho de que las paredes habían sido pintadas para asemejar al cielo del día… aun así, era muy impresionante todo lo que veía.

- Seguramente le pediré a Kisuke-san venir muy seguido a este lugar para entrenar… este campo de entrenamiento es perfecto…

- Agradezco todos tus halagos, Daisuke-san… - decía el rubio mayor, quien tenía puesto su sombrero y había llegado con dos personas más al lugar… los dos jóvenes de la vez anterior… la niña pelinegra y el niño pelirrojo – Es hora de que se presenten.

- Tsumugiya Ururu, es un gusto conocerte – decía respetuosamente la joven, dando una reverencia al rubio.

- Hanakari Jinta, que no se te olvide… - dijo el chico sin interés alguno, haciendo que el rubio se riese mentalmente por aquella presentación… algo le decía que se llevaría muy bien con cierta Kurosaki pelinegra…

- Daisuke… mucho gusto en conocerlos… - dijo el rubio con un asentimiento, viendo la cara de confusión por parte de los dos jóvenes, cosa que entendía el por qué – Y si, es sola y únicamente Daisuke.

- Bueno, bueno, dejando eso de lado – dijo rápidamente el rubio mayor, evitando que los más jóvenes empezaran con sus preguntas hacia el rubio menor – es hora de comenzar con el entrenamiento.

- ¿Qué cosa? – decía el intrigado pelirrojo - Pero si él no es el tipo que se puede convertir en Shinigami…

- Muy cierto… por esa razón es que vamos a realizar este entrenamiento… para despertar el poder del joven Daisuke – decía el serio sombrerero, impactando un poco a los más jóvenes por la seriedad del adulto, pero decidieron dejar de hacer más preguntas al respecto.

- ¿Qué es lo que tengo que hacer?

- Primero que nada… - dijo el rubio mayor al menor, para luego con su bastón atravesar por completo al joven y sacar el alma de su cuerpo humano, sorprendiéndolo por el acto repentino – tienes que adaptarte a tu forma fuera de tu cuerpo humano… no es algo que… - tuvo que parar de hablar de un momento a otro, al ver como el rubio se paraba sin la más mínima dificultad del suelo, cosa que sorprendió en sobremanera a los presentes.

- ¿Dijiste algo, Kisuke-san? – decía el rubio sobándose un poco el pecho… viendo el lugar en donde estaba la cadena que todavía conectaba con su cuerpo, era una sensación mucho más que extraña la que estaba sintiendo en ese momento.

- Mejor pasemos a la siguiente fase del entrenamiento… - decía el rubio mayor acercándose hacia el joven - ¿Ves la cadena? En el momento en que la corte de tu cuerpo, comenzara la cuenta regresiva para convertirte en…

- Un Hollow, estoy informado de esa parte, Kisuke-san – completo el rubio, mirando como el hombre mayor y sus acompañantes estaban más que perplejos con lo que había dicho el joven - ¿No les dije que antes había conocido a un Quincy?

- Se me olvido por un momento ese pequeño detalle… - decía un poco recuperado el hombre rubio, parece que si las cosas siguen como ahora… Jinta, llama a Tessai-san y dile que baje un momento – ordeno el rubio mayor a lo que el pelirrojo hizo sin rechistar – Daisuke-san, ahora ponte este equipamiento de protección – decía el hombre, lanzándole al joven rubio un casco y unos guantes, que se asemejaban mucho al equipamiento de protección de artes marciales que nunca quiso utilizar en el Dōjō.

- Comprendo… - dijo el rubio, que rápidamente se colocó el equipo - ¿Con quién tengo que pelear?

- Contra Ururu – dijo el hombre, señalando a la pequeña joven que estaba con ellos, viendo que ya se había puesto en posición de pelea – pero antes… - el rubio mayor se dispuso a hacer una acción que ya había visto venir el joven… de cierta forma, era bueno tener a dos personas con el que le indicaran lo que tenía que hacer… por lo cual, adelanto vario pasos, lo cual sorprendió en gran medida a los presentes… viendo como el hombre mayor corto la cadena… casi tan cerca del pecho del joven.

- Supongo que me deberían quedar a lo mucho… ¿Un día?

- Te quedan cuatro horas para convertirte en un Hollow… ¿Sabes lo que acabas de hacer?

- Adelantar mi entrenamiento… no quiero perder tanto tiempo esperando para convertirme en un Shinigami, Kisuke-san. Además, si quiero hacerlo, esta es la mejor forma de hacerlo – respondió el rubio, notando que el hombre todavía lo seguía mirando de forma seria – puedes cuestionar mis métodos… pero no mis resultados, Kisuke-san…

- Veo que eres un caso muy particular… Daisuke-san… - decía el hombre, el cual se apartó hacia un lado, dejando de interponerse entre el joven y la pequeña chica – para completar este entrenamiento… tendrás que darle un solo golpe a Ururu.

- Entendido – dijo el rubio sin queja alguna, por lo cual el hombre solo asintió dando a entender que la primera parte del entrenamiento comenzó.

No había pasado si quiera un segundo y ya la mujer se había puesto en frente del rubio, el cual un poco sorprendido tuvo que utilizar sus instintos para esquivar aquel golpe… para luego dar una patada rápida a los pies de la mujer, a lo cual esta saltó para esquivar… pero de pronto, pudo ver como el rubio había dado una pequeña sonrisa…

- Te tengo… - dijo en un susurro el joven, para luego colocar una mano en el suelo, que había frenado la dirección de la patada, cosa que sorprendió a los presentes, para luego dar una nueva patada a la niña, a lo cual está, sin escapatoria alguna, tuvo que bloquear el golpe del joven, cosa que había realizado con éxito, para luego notar como por inercia del golpe del rubio, este se había levantado del suelo rápidamente para dar un golpe directo a la mujer, lo cual había llegado a rozar su mejilla derecha, haciéndole un pequeño raspón.

El hombre estaba más que sorprendido por la habilidad de pelea del joven presente… realmente estaba dudando si era necesario que este obtuviese el poder de un Shinigami… ya con ese talento innato que tenía en el ataque cuerpo a cuerpo, seguramente podría superar a varios Shinigamis de tercer asiento, como también a alguno que otro teniente.

Tan sumido estaba el hombre en sus pensamientos que no vio como los ojos de la mujer cambiaban… de hecho, la pupila se había retraído tanto que se podía diferenciar de su iris de color gris.

Luego de esto, la mujer había lanzado un poderoso golpe que el rubio logro esquivar a duras penas, viendo como el golpe dejaba un rastro de destrucción a su paso… pero antes de que algo más llegase a pasar algo más, el rubio mayor detuvo a la niña sosteniéndola, haciendo que esta parase de un momento a otro.

- No esperaba que esto terminase tan pronto… - dijo el hombre, mirando como si no hubiese llegado antes… el rubio hubiese esquivado aquel golpe sin ningún problema – ahora, llego el momento de la parte más complicada de todo esto – dijo el hombre, mirando cómo se acercaban dos personas más al lugar… notando que uno de ellos era el sujeto de lentes con el cabello trenzado y el otro el joven pelirrojo… mirando como ambos estaban sorprendido por lo que estaban viendo.

- ¿Daisuke-san?

- Es bueno verte de nuevo, Tessai-san… aunque este no es el mejor momento…

- Las charlas para más tarde, Daisuke-san – dijo el serio hombre rubio – ahora que tuvimos un pequeño adelanto de todo esto, es mejor no perder más tiempo.

- Entiendo tu punto, Kisuke-san…

- Tessai-san… - dijo el hombre llamando la atención del bronceado – ata sus manos – dijo el sombrerero, a lo cual el llamado con muchas dudas, solo acepto la petición de este - Ururu, ¿Ya está listo?

- Hai – dijo la pequeña mujer, mirando como de quien sabe dónde había sacado una pala.

- Excelente – dijo el sombrerero – ahora, buena suerte, Daisuke-san – dijo simplemente el hombre, para que luego el suelo en donde estaba el rubio se resquebrajase y fuese directamente hasta lo más profundo que aquel hueco que ahora estaba.

- Hice lo mejor que pude en tan poco tiempo – simplemente dijo la niña, para luego recibir un asentimiento del hombre.

- Urahara, ¿Qué es lo que está sucediendo?

- No es nada, Tessai-san… - decía la voz del joven rubio… quien estaba detrás de los presentes, cosa que los había sorprendido – es solo que le pedí que me enseñase a convertirme en un Shinigami…

- ¿Cómo saliste de ahí?

- Si el punto de este entrenamiento es desbloquear mi propio poder de Shinigami para salir de aquel agujero… les recomendaría que también atasen mis piernas – dijo simplemente el joven rubio encogiéndose de hombros ante la pregunta que el pelirrojo había hecho.

- Tessai – dijo el del sombrero, para que este asintiese y comenzase a amarrar las piernas del joven rubio – creo que esto servirá para un futuro con el entrenamiento de Kurosaki-san… - dijo para sí mismo el hombre mirando como el rubio caía en el agujero por su propio cuanta, notando como este se deslizaba de pared en pared para luego dar una voltereta hacia atrás y caer de pie en el centro del agujero – supongo que de una forma parecida logro subir…

- ¿Por qué dejaste que hiciera esto? – pregunto el intrigado hombre de trenzas, mirando como su amigo rubio solo daba un corto pero profundo suspiro por la pregunta.

- Tengo una pequeña corazonada con él… creo que él es a quien debía buscar hace tantos años atrás…

- ¿Dices qué…?

- Todavía no estoy del todo seguro… pero, si llega a convertirse en un Shinigami en menos de cuatro horas, estaré completamente seguro de que se trata de…

- ¿Y si no llega a pasar?

- Eso es algo que nunca sucederá, Tessai… estoy seguro de que logrará convertirse en un Shinigami…

- Ya veo…

Un poco más debajo de los presentes, estaba el joven rubio, quien se puso de rodillas para empezar a meditar con sus ojos cerrados, para hablar con dos personas que residían en lo más profundo de su alma…

Luego de unos segundos, abrió sus ojos, notando como volvía al lugar que conocía como su espacio mental, viendo que ahora, el paisaje era mucho más claro que en las últimas ocasiones… el pasto del suelo color rojo ahora se mecía como si fuera alguna especie de fuego… pero lo raro de eso era que no le hacía nada al tocarlo… no sentía nada de calor de ellos… pero, también noto como ahora otra parte del suelo parecía congelado… pero, esta parte estaba dividida en línea recta, dejando en el medio aquel árbol sin hoja alguna, en el que en el tronco del lado del pasto de fuego, descansaba una persona, que ahora se podía ver a la perfección.

- Llega justo a tiempo… mi señor – decía el sujeto con una voz profunda, notando que era el hombre el cual había conocido hace años atrás… pero ahora, dejaba ver su apariencia.

Un hombre de aspecto adulto, alto, que tiene el cabello largo, de color blanco en su totalidad, con la tez blanca, típica de una persona normal, ojos de color rojo con la esclerótica totalmente de color negra, y con la misma cicatriz que el rubio tiene en su ceja izquierda. Su ropa consistía en una especie de abrigo ajustado, manga larga de color negro que estaba cerrada por unos botones de color rojo, además de que el abrigo estaba ajustado en su cintura con un cinturón de color blanco con una hebilla muy decorada detalladamente, dejando caer el restante del abrigo a sus lados, dejando ver el pantalón negro con más correas de color blanco atadas en sus piernas hasta llegar a las pantorrillas, dejando ver sus botas altas de color negro, atadas con cordones de color blanco.

- Es la primera vez que puedo ver tu apariencia física… Hitsujikai.

- Eso se debe a que tu entrenamiento está resultando como debe… - esta vez, fue una voz distorsionada la que había dicho aquello, mirando hacia la parte donde el pasto estaba congelado, dejando ver a un joven que parecía tener la misma apariencia física del rubio… solo que este tenía el cabello de color negro.

Siendo más específicos, su apariencia consistía en la misma estructura física del rubio, salvo su cabello, su tez, sus ojos y su ropa, ya que su cabello negro estaba trenzado únicamente en los costados de su cabeza en dos trenzas que iban desde su cara hasta su nuca, y el cabello de la parte de arriba dejando algunos machones caer en los costados de su frente, además de que su tez es totalmente pálida y sus ojos eran de color amarillo con la esclerótica de color negro. Su ropa consistía en una chaqueta sin mangas de color blanco, que por dentro tenía una camisa manga larga de color negro, como también su cinturón del mismo color tan detallado como el del hombre mayor… prácticamente, su parte inferior era lo mismo que la del mayor, pero, tenía los colores invertidos.

- Supongo… que tú eres también Hitsujikai…

- Así es, mi señor… - decía el joven con voz distorsionada, pero sonando serio y tranquilo – Ahora que ya llegaste, podemos empezar con despertar tu poder de Shinigami…

- ¿Y cómo lo hago?

- ¿Recuerdas como manifestar el Reiryoku en forma de vendas? – dijo el hombre peliblanco mirando fijamente al rubio.

- Si, sé muy bien cómo hacerlo.

- De esa misma forma, busca el Reiatsu que dejo tu amigo pelinaranja… - dijo el pelinegro, mirando como el rubio estaba sorprendido por lo dicho por él.

- ¿El Reiatsu de Ichigo?

- El día en que absorbiste su Reiatsu… el Reiatsu de un Shinigami… para luego utilizarlo para despertar tu propio poder… - respondió tranquilamente el hombre peliblanco.

- Luego de eso, ¿Qué tengo que hacer?

- Ves el árbol de allá – dijo el pelinegro, señalando el árbol de aspecto tétrico – luego de encontrar el Reiatsu, solo haz que la venda toque cualquier parte del árbol.

- Entiendo… - dijo el rubio, notando el significado de aquellas palabras… la verdad detrás de ese árbol… la representación de su poder.

El rubio no perdió tiempo y se dispuso a concentrarse… para ver como la única venda que se manifestaba era la de color rojo que estaba cerca de aquel lugar, a lo cual el rubio tomo la corta venda con su mano izquierda para dirigirse al árbol que estaba en el medio….

- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que empecé? – dijo el rubio a ambos hombres que estaban en cada lado del dividido pasto.

- Actualmente, solo te quedan cinco minutos para convertirte en un Hollow…

- Bueno, será mejor que me apresure… - decía el rubio, sintiendo como el suelo de cierta forma empezaba a temblar como también empezaba a agrietarse, a lo cual el rubio se apresuró aún más en llegar al árbol, para luego tocar la venda con el tronco de este…

Luego de aquello, el árbol empezaba a absorber el fuego y el hielo del pasto, haciendo el suelo se menease en un nuevo tipo de fuego de color negro, algo que llamo la atención del rubio, pero luego de haber absorbido por completo, el tronco y las ramas del árbol se habían puesto de color blanco, como también empezaron a florecer las hojas del árbol, que eran del mismo color blanco, pero mucho más claro, y en el cielo, empezó a formarse una luna llena, que empezaba a iluminar el lugar por completo…

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Las personas que estaban supervisando el entrenamiento del rubio se habían puesto cada vez más nerviosas, al ver como ahora faltaba poco tiempo para que el rubio se convirtiese en Hollow, y todavía no había dado ningún indicio de haber progresado… de hecho, hace horas que todavía seguía en la misma posición… arrodillado con manos y pies atados y con los ojos cerrados…

De hecho, al sombrerero le había dado tiempo de ir con el pelinaranja y hablar de su entrenamiento que lo dejaría para un viernes en la tarde, como también había hablado un poco con cierto azabache que poco le había dicho…. De hecho, le había preguntado por el paradero del joven rubio, a lo cual este tuvo que mentir para que no se preocupase diciendo "Él se levantó hace horas y se fue a su casa", menos mal y no pregunto otra cosa.

Pero, volviendo al presente, el rubio menor no se había movido ni un solo centímetro de su posición hace ya varias horas… hasta que una nueva presencia había llamado la atención de los presentes.

- Kisuke – se escuchó claramente la voz grave de alguna persona… si no fuese por el hecho de que provino de un gato de color negro que estaba sentado, mirando fijamente al hombre.

- Yoruichi-san. No esperaba que llegases tan rápido… y dime, ¿Sabes lo que pasara?

- Antes de eso… - dijo el gato, cosa que el rubio sabía por dónde iba lo que tendría que decir… después de todo, es su amiga de la infancia - ¿Qué es lo que está sucediendo?

- Creo que eso lo entenderás muy pronto, Yoruichi-san… - dijo el hombre del sombrero, ocultando una pequeña sonrisa detrás de su abanico, a lo cual se pudo notar como era notorio el ceño fruncido que ahora llevaba el gato.

Sin más que decir, el gato se asomó en el borde del agujero… para ver a un rubio que poco conocía – Espera, ¿Ese no es el chico que derrotó al Menos?

- Estas en lo correcto, Yoruichi-san. Ahora lo estoy entrenando para que se convierta en un Shinigami.

- ¡¿A caso te volviste loco?! – la mujer en su forma de gato no podía evitar pensar que su amigo le faltase más de un tornillo en su cabeza… después de todo, iba a entrenar a un chico que ni siquiera había despertado sus poderes de Shinigami… de hecho, era cierto pelinaranja quien tenía la posibilidad de hacer algo como eso por el simple hecho de haber tomado el poder de cierta pelinegra Shinigami… pero era igual de arriesgado de hacerlo… y ahora viene con algo tan ilógico como esto.

- ¿Qué? El fue quien me pidió que lo entrenase…

- Aun así, ¿Cómo se convertirá en un Shinigami si nunca fue un Shinigami?

- Es muy cierto… pero eso no es algo de qué preocuparse… - decía el rubio intrigando un poco a los presentes, pero antes de que continuase hablando, sintieron un aumento de Reiatsu en el lugar, notando que provenía del rubio.

Todos los demás se acercaron al lugar, para ver como el rubio era rodeado en un remolino, mientras en su cara empezaba a formase cierta máscara más que conocida por los mayores presentes.

- ¡Kisuke, para ya esto! – decía la gata, a lo cual el sombrerero también vio como los demás o veían con la misma expresión… preocupación.

- ¿No se han dado cuenta? – dijo el hombre, señalando un hecho evidente.

- ¡¿De qué demonios quieres que nos demos cuenta?! – todavía seguía diciendo la gata… hasta que también lo noto, al igual que los demás… el rubio todavía seguía en la misma posición, sin ninguna reacción aparente, ni siquiera un grito o una queja de dolor por parte del rubio… simplemente, estaba quieto en su lugar.

- Como decía anteriormente, no hay de qué preocuparse… - decía el hombre, quien se había quitado el sombrero para que no saliese volando por la cantidad de Reiatsu que desprendía el rubio en estos momentos – según pueden recordar, Daisuke-san, para derrotar al Menos, tuvo que absorber el Reiatsu de Kurosaki-san… un Shinigami Sustituto – dijo el hombre, sorprendiendo a los mayores, quienes habían entendido el punto del hombre – por lo cual, si partimos desde allí, es muy probable que Daisuke-san todavía tenga aquella energía en su cuerpo, por lo cual pude servir como un activador para despertar el poder de Shinigami que puede llegar a tener…

- ¿Cómo estas tan seguro de que funcionara?

- ¿Yo? Todavía tengo mis dudas de que esto pueda funcionar… - decía el rubio obteniendo una mirada un poco rara de los presentes – pero, según me dijo Daisuke-san… él estaba más que seguro que era capaz de lograrlo… y veo que no me mintió en ningún momento…

Luego de decir eso último, todos miraron en dirección al agujero para primeramente sentir un nuevo aumento de Reiatsu en el ambiente, haciendo que varios de ellos tuviesen sus propios pensamientos al sentir una extraña familiaridad con esta energía, para luego ver como de un parpadeo, salía una mancha negra con amarillo del lugar, para chocar con el techo y descender para crear un cráter en el suelo, cercano al lugar en donde estaban los presentes, los cuales no podían ver al joven rubio, el cual estaba siendo tapado por una cortina de humo que se había creado por el impacto.

Luego de unos segundos, sintieron una poderosa ráfaga de aire en el lugar, que disperso todo el humo que había, hecha claramente por el joven rubio, el cual dejo ver su nueva apariencia, sorprendiendo a los presentes en sobremanera.

Ahora, el rubio portaba el típico atuendo de un Shinigami… solo que ahora, tenía una funda atada en la parte izquierda de su cintura, en su mano derecha estaba empuñando solo una empuñadura sin filo alguno, y más importante… en su rostro, tenía puesto una máscara puesta, la cual sorprendió a los presentes, ya que sabían perfectamente lo que significaba.

- Debo decir… que fue más fácil de lo que aparentaba… Kisuke-san… - se escuchó la voz del rubio, quien con su mano izquierda se quitó la máscara, la cual había desaparecido como polvo en el aire – además… son muy incomodas estas mangas… - luego de haber dicho eso, arranco las mangas del traje de Shinigami que tenía, dejando aquel atuendo completamente sin mangas, aunque obviamente dejando los bordes rasgados por razones más que obvias.

Todos en el lugar estaba más que sorprendidos, y, sobre todo, los adultos, ya que ellos podían sentir el poderoso Reiatsu que ahora desbordaba el rubio con mucha facilidad… como también una pequeña sensación que de cierta forma era algo nostálgica para ellos, lo cual saco una pequeña sonrisa del sombrerero, más que notada por el hombre de trenzas a su lado.

- Realmente estoy sorprendido con tu gran progreso, Daisuke-san… lograr convertirte en un Shinigami en menos de un día… mejor dicho, en menos de cinco horas…

- ¡¿Menos de cinco horas?! – decía la sorprendida mujer en forma de gato con su voz que parecía la de un hombre, cosa que llamo la atención del rubio… después de todo, ¿Desde cuándo los gatos podían hablar?

- ¿Quién eres tú? – dijo el joven rubio, mirando en dirección al perplejo gato, quien había salido de su estupor al escuchar al rubio hablar.

- Soy Shihōin Yoruichi… solo venia de paso – dijo la gata, tratando de ocultar lo mejor que podía su impresión, a lo cual el rubio asintió por la respuesta, no era momento de socializar con los demás.

- ¿Qué es lo que sigue, Kisuke-san?

- El próximo paso… tiene que tener una pelea contra mi… - dijo el hombre, cosa que sorprendió a los presentes – la única condición que tienes para ganar… es quitarme el sombrero.

- Entendido – dijo el rubio sin ninguna reacción aparente, cosa que había sorprendido un poco a los presentes – Pero primero… - decía el rubio, levantando la empuñadura sin filo que tenía en su mano derecha.

- La forma de que puedas activar tu Zanpaku-tō…

- Creo que tengo una idea de cómo hacer eso… vi como aquel Shinigami que enfrento a Ichigo cambio la forma de su arma… tal vez pueda hacer algo parecido… - decía el joven rubio, quien había cerrado sus ojos por unos breves momentos para empezar a hablan con ciertas personas - ¿Solo tengo que decir su nombre, así como así?

- Lo haces parecer más fácil de lo que puede aparentar… mi señor – respondió el hombre de la voz profunda.

- Cierto… pero todavía no me has dicho tu nombre… tu nombre completo…

- Todavía lo recuerdas… no podía esperar menos de usted, mi señor… - se pudo notar un poco de orgullo de aquella voz profunda en sus palabras – pero, por ahora será mejor no mostrar todo tu poder… por lo cual, hay una forma en la que puedes obtener un poco de él, sin tener tu verdadera Zanpaku-tō.

- ¿Por qué no me dices tu nombre completo?

- Digamos que el poder es demasiado grande como para no llamar la atención…

- Ya veo… entonces si es así, no tengo ningún problema… pero en algún momento me lo tendrás que decir cuando sea realmente necesario…

- Descuide, mi señor, por ahora estoy más que seguro de que no era necesario… - estas palabras habían intrigado un poco al rubio, pero ahora no era el mejor momento para preguntar, así que dejo que continuase hablando - Para hacer esto, solo es necesario el nombre que te dije hace mucho tiempo… y así podrás sacar una parte del poder, lo suficiente como para hacer que la empuñadura que tienes se convierta en un arma funcional con solo el manejo del Reiatsu en bruto…

- Bien… creo que ya tengo una idea…

- Ahora, solo tienes que decir estas palabras…

- Yoku Yasumu (Descansa) – dijo en un susurro audible para cualquiera el rubio, intrigando un poco a algunas de las personas, pero, el sombrerero se había sorprendido de escuchar aquella… el comando de activación de la Zanpaku-tō… estaba más que seguro que de eso se trataba – Hitsujikai (Pastor) – completo el rubio, mirando como un remolino envolvía la empuñadura, haciéndola cambiar, como también haciendo desaparecer la funda que estaba en su cintura… pero lo raro de todo, había venido en el momento en que ahora había un filo en la empuñadura que ahora lo hacía un arma funcional.

Haciendo una mejor descripción, el arma tiene la apariencia de una espada larga… siendo tan larga como una Ōdachi. La empuñadura parecía ser de no más de treinta centímetros, ahora era una combinación de dos tipos de telas, de color blanco y negro, que son atadas den rombos desde la guarda, hasta el final de la empuñadura, dejando que la tela sobrante sobresaliese, la guarda era algo parecido como un rombo con dos puntas mucho más separadas que las otras dos, parecido como que define al "Gotei 13", pero, por dentro estaba detalladamente decorado de forma simétrica, y el filo de tal vez de un poco más de un metro, un poco curvo al llegar hasta la punta.

- Estoy listo, Kisuke-san – dijo el rubio, agarrando con una sola mano el arma que ahora tenía, en posición diagonal, dejando su pierna derecha un poco más al frente que la izquierda.

- Es una buena postura… - pensó la mujer gato, quien veía como ahora el rubio mayor desenfundaba su espada, que estaba escondida en el bastón, dejando ver la expresión seria que este tenía en aquel momento.

- Okiro, Benihime (Despierta, Princesa Carmesí) – dijo el hombre, para que ahora la forma de su arma cambiase, la hoja se volvió ligeramente más ancha que su forma sellada, mientras que el mango se curvó, y añade una borla carmesí – Ahora, ya podemos empezar, Daisuke-san…

Sin ninguna señal aparente, el sombrerero fue directo hacia el joven rubio, quien había bloqueado el rápido tajo lateral del hombre, cosa que lo había impresionado un poco.

- Es rápido… - pensó el hombre, notando como el rubio menor daba un tajo descendente que el hombre probo bloqueándolo, para sorprenderse al sentir la fuerza detrás del ataque – y también fuerte…

El hombre tomo algo de distancia para evaluar que tan bueno eral el joven con los ataques a distancia – Nake (Canta) Benihime – dijo el sombrerero para lanzar un chorro de energía carmesí en dirección al joven rubio.

- Kōtta Himei (Grito Helado) – dijo el rubio menor, para que una barrera de Reiatsu de color azul lo cubriese, sin dejar que el ataque lo afectase de ninguna forma.

- Hasta sabes una técnica de tu Zanpaku-tō… - pensó el sombrerero, ahora viendo que sería mejor volver con sus ataques a corta distancia, por lo que fue en dirección al joven rubio que estaba en posición de guardia, esperando a que el mayor hiciera el movimiento.

Se quedaron unos segundos dando tantos tajos como cada quien podía, sin dejar que alguno de ellos tomara ningún tipo de ventaja.

- ¿En verdad ese es el chico está manteniendo a raya a Kisuke? – decía muy impactada la mujer gato, mirando como ambos continuaban su pelea de Zanjutsu (Arte De La Espada), el estilo de combate principal de los Shinigamis, sin dejar ninguna apertura visible para que alguno de ellos tomara ventaja.

- Pareciera como si fuese un Shinigami experto… - dijo el hombre bronceado sin poder creer lo que sus ojos estaban mirando.

Luego de otros segundos, el rubio mayor había dado un tajo descendente hacia el joven, el cual este bloqueo… pero en ese momento, el mayor había sentido una sensación que provenía del joven, mirando como este no había atacada, niño luego de haber pasado un segundo cubriéndose, por lo cual el mayor tomo algo de distancia… al parecer, tenía que decirle unas cuantas cosas al joven.

- Daisuke-san… - dijo el rubio mayor, llamando la atención del joven - ¿Por qué dudas?

- ¿De qué hablas? – decía un poco sorprendido el joven.

- Lo puedo sentir en cada estocada que das… cuando bloqueas, cuando esquivas, cuando atacas… dudas… dudas de lastimarme o salir lastimado…

- ¿De verdad hago eso? – ahora, el joven rubio estaba un poco perplejo por las palabras del sombrerero… no sabía que inconscientemente hacia aquello.

- Es realmente absurdo que pienses inconscientemente de esa forma, Daisuke-san. Cada vez que esquivas y te proteges, no quieres salir herido, y cuando atacas no quieres lastimarme… pero luego, recapacitas y piensas en si está bien o no… y luego de eso, llega la duda.

- Ya veo…

- Por lo cual, si esquivas, no tienes que dejar que te dé, si proteges, no tienes que dejar que nada pase… y si atacas…

- Tengo que darle – completo el rubio menor, mirando como ahora sus ojos brillaban en total determinación… como también se reflejaba aún más gracias al Reiatsu que estaba desbordando en ese momento… al parecer, las palabras del sombrerero calaron hondo en su interior.

- Ahora… ¡Atácame con todo lo que tienes, Daisuke-san! – dijo el sombrerero, quien había empezado a dejar salir su propio Reiatsu en el ambiente.

El joven rubio levanto su brazo derecho, el cual empuñaba aquella arma, para luego azotarlo contra el suelo en un rápido tajo que había dejado una gran ráfaga de Reiatsu de color negro en dirección al hombre, el cual se había sorprendido un poco por aquel movimiento del rubio – ¡Kōhai (Desolación)! – dijo el rubio, mirando como aquel ataque iba en dirección al hombre.

- Oh no… - dijo el rubio mayor, mirando como aquella ráfaga se acercaba a gran velocidad, destruyendo todo lo que había a su paso, por lo cual no le había quedado más opción que utilizar otra habilidad de su Zanpaku-tō para defenderse – Chikasumi No Tate (Escudo De Sangre) – dijo, para luego bloquea lo mejor que pudo el devastador ataque, el cual, al impactar con la técnica del sombrerero, ocurrió una gran explosión que dejo una enorme nube de humo en el lugar.

- Creo que me sobrepase un poco… - decía el joven rubio con una pequeña gota de sudor en su nuca, mirando todo el desastre que había causado su técnica, para luego ver en dirección al hombre rubio, el cual estaba detrás de una resquebrajada barrera de Reiryoku carmesí, dejando ver un poco al hombre, el cual ya no tenía su sombrero... además de tener una pequeña herida en su brazo y mejilla, las cuales estaban sangrando un poco.

Pero, dejando el estado físico del hombre, se dio cuenta de ese detalle… no tenía el sombrero puesto… por lo cual, significaba que él había pasado la prueba del hombre.

- No pensé que ese ataque fuera tan devastador… - decía el hombre, el cual estaba avanzando en dirección al joven rubio – es bueno tener más sombreros como ese… realmente lo volviste polvo – dijo, para dejar ver que, en su mano izquierda, el hombre tenía su sombrero, el cual estaba chamuscado como deteriorado por el ataque del rubio menor.

- ¿Qué es lo que sigue, Kisuke-san?

- Nada.

- ¿Qué? – dijo el incrédulo joven al escuchar la corta y simple respuesta del hombre.

- Absolutamente nada. No hay más nada que te pueda enseñar, aparte de prepararte mejor para tu "visita" a la Sociedad De Almas…

- Es cierto. ¿Qué paso con Rukia-san?

- Todavía no hay hecho público su ejecución – se escuchó la voz grave que provenía del gato que estaba mirando la pelea junto con los demás espectadores – Por el momento, tal vez haya una respuesta en los próximos días… estimo que será el fin de semana.

- Gracias por la información, Yoruichi-san – dijo el joven rubio, mirando directamente al gato que solo había asentido.

- Por lo cual, tenemos un poco más de diez días para prepararlos…

- Debo suponer que ya le habías dicho anteriormente a Ichigo, Kisuke-san.

- Estas en lo correcto. El viernes en la tarde empezare con su propio entrenamiento… por lo cual, has sido de mucha ayuda, Daisuke-san… con esto, ahora tengo una mejor idea de lo que tendré que hacer con Kurosaki-san…

- ¿Pero Ichigo tiene sus poderes de Shinigami? – pregunto el confundido rubio, pero de repente, había resonado aquellas palabras del capitán pelinegro que le había dado el golpe mortal al pelinaranja – Entonces fue por culpa del capitán…

- Así que te diste cuenta… Ichigo ha perdido los poderes de Shinigami que había adquirido de Kuchiki-san… pero eso no es un impedimento para que el desbloquee su propio poder…

- Como paso conmigo.

- Exactamente, Daisuke-san. Pero dejando eso de lado, por ahora será mejor que descanses…

- Antes de eso – dijo el rubio, quien había cortado las palabras del rubio mayor - ¿Usted me podría enseñar el uso del Kidō? – dijo el joven rubio, el cual había provocado varias reacciones en los que había escuchado su petición – hace unos días estaba practicando con Rukia-san…

- ¿Qué fue lo que te enseño?

- Veamos… - el rubio se colocó en una pose pensativa para recordar un poco lo que le había enseñado la mujer pelinegra hace unos días – Los Bakudō #1, #4, #9 y #61, también me enseño los Hadō #4, #33 y #73… también me enseño los diferentes tipos de formas en las que puedo realizar los hechizos y… creo que eso era todo – dijo el rubio menor, quien había utilizado sus dedos para contar cada uno de los Hechizos que había enumerado – Si, eso fue todo.

Los presentes no podían creer lo que estaban oyendo del joven… aprender tantos hechizos en un periodo de tiempo tan corto… esto era algo que muy pocos de los mejores Shinigamis en sus mejores tiempos pudieron haber hecho.

- Si ese es el caso… ¡Tessai! – dijo el rubio mayor, llamando la atención del hombre de trenzas - ¿Puedes hacerlo?

- No tengo ningún problema. Sígame, joven Daisuke – dijo el corpulento hombre, yendo hasta otro lugar un poco más alejado de aquella parte destrozada, a lo cual el rubio menor solo lo siguió.

- Bueno… creo que mi trabajo ha terminado por ahora… - decía el hombre rubio, quien había soltado un corto pero reconfortante suspiro - Ururu, Jinta, vuelvan a la tienda y limpien la habitación que utilizaron los jóvenes. Luego de eso pueden tener el resto del día libre.

- Hai – dijeron ambos chicos para subir hasta la tienda.

El hombre se había dispuesto a retirarse, hasta que cierto gato de color negro detuvo su andar.

- ¿Me puedes explicar que es lo que tramas?

- En ningún momento estuve tramando algo en contra de Daisuke-san… es más, ni siquiera había pensado en probar mi método experimental con él.

- ¿Y por qué aceptaste entrenarlo?

- Desde un principio tenía pensado pedirte que lo entrenaras por mí, mientras me ocupaba de Kurosaki-san… pero las cosas han cambiado drásticamente lo que tenía planeado… incluso estoy pensando en acelerar el entrenamiento de Kurosaki-san…

- ¿Dices que me ibas a pedir que lo entrenase?

- Y todavía sigue en pie la propuesta… estoy más que seguro de que terminara su entrenamiento con Tessai esta misma tarde… tal vez sea bueno entrenarlo en Hakuda (Golpes Puros), tengo entendido que anteriormente Daisuke-san era un artista marcial que se retiró por falta de motivación y por falta de oponentes… tal vez sea bueno también entrenarlo en Hōho…

- ¿No crees que estas exagerando un poco, Kisuke?

- Para nada. Pero ese entrenamiento tendrá que empezar en unos días… estoy seguro de que el chico tiene otras cosas que resolver antes de ir a la Sociedad De Almas…

- ¿Por qué haces esto?

- ¿No te has dado cuenta, Yoruichi-san? – decía el hombre rubio con una mirada que la mujer no podía descifrar, cosa que noto el hombre – tiene tanto potencial como Kurosaki-san… hasta sabia de los Shinigamis mucho antes de que Kuchiki-san apareciera en Karakura, como también de muchas cosas que desconozco hasta el momento… además de que tengo una pequeña corazonada…

- ¿Corazonada?

- Digamos que es algo de lo que me pude dar cuenta hace poco… pero no tiene sentido hablar de esto. Mejor y voy a la tienda para preparar todo para Kurosaki-san… - dijo el hombre rubio, dejando detrás a una gata que tenía una mirada de intriga… conocía muy bien al hombre, y algo le decía que le estaba ocultando algo que no quería revelar… ya sabiendo como era su amigo, era mejor no seguir insistiendo.

- Te estaré observando, Kisuke… - dijo la gata, para luego ir al lugar en donde estaba entrenando el rubio menor… él era una persona a la cual tenía que investigar mucho más a fondo si quería entender el interés de su amigo… pero primero, tenía que ver que tan bueno era el joven en el uso del Kidō.

No había tardado mucho, para luego darse cuenta de las violentas ráfagas de aire que provenían del lugar de donde se habían ido el hombre de cabello trenzado y el rubio, por lo cual se apresuró para ir a donde estaban aquellos dos… para luego sorprenderse de lo que estaba viendo.

Un gran rastro de destrucción que provenía de un hechizo del hombre bronceado, para ver como un rubio totalmente ileso al otro lado, como también todo lo que había detrás de él.

- ¡Muy impresionante, Daisuke-san! Lograste utilizar el Bakudō #81 Dankū (División Del Vacío) más rápido de lo que estime…

- Esta técnica me podría ser demasiado útil… ¡Ya estoy listo para la siguiente, Tessai-san! – decía el rubio, dejando que la barrera se desmoronase en el aire, notando la mirada de incredulidad de cierto gato que estaba cerca.

- ¡¿Cómo es que lo hizo?! ¡Hasta a mí me cuesta realizar el Dankū! – pensó la impactada mujer en su forma felina… ahora más que nunca tendría que vigilar mucho más de cerca al rubio que tenía en frente…

Tres Horas Más Tarde…

- Creo que sería mejor dejarlo hasta aquí… - decía un poco cansado rubio, quien había ganado una mirada de sorpresa por parte del hombre bronceado – Sabes, me encanta la idea de aprender Hadō y Bakudō de alto nivel… pero de que me servirían si no los puedo utilizar por tantos que he aprendido… es decir...

- Entiendo su punto, Daisuke-san… Por ahora, será mejor dejar este entrenamiento hasta aquí. Vuelve el domingo en la mañana para proseguir con tu entrenamiento en una práctica de batalla real… - dijo el hombre, sorprendiendo al rubio por la cantidad de tiempo que debía pasar para la siguiente sesión… pero luego, se dio cuenta del significado del tiempo.

- Ya entiendo… con que me dan tiempo para prepararme… - dijo en voz baja el rubio para sí mismo, pero el hombre de cabello trenzado escucho perfectamente lo que había dicho – agradezco su comprensión, Tessai-san. Entonces será hasta el domingo – dijo el rubio dando una reverencia al adulto, que solo se limitó a devolverla educadamente.

- Hasta pronto, Daisuke-san – dijo el hombre, para luego ver como el rubio llegaba hasta el lugar en donde se encontraba su cuerpo humano, para luego dejar que su forma espiritual brillase para volver a la normalidad, e ir directamente hacia las escaleras del lugar.

- Es muy impresionante el chico… ¿No lo crees, Yoruichi-san? – dijo el hombre bronceado, mirando a la roca en la que se encontraba la gata sentada con una mirada estupefacta.

- En cierto punto, puedo entender el interés de Kisuke por él… - decía el gato mirando al lugar por donde se había ido el rubio… algo le decía que su presencia en el Seireitei ocasionaría una gran conmoción… pero claro, eso era algo que iba a suceder de todos modos…

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El rubio por fin termino el entrenamiento con el hombre bronceado… actualmente contaba con muchas más técnicas que antes, algo que era muy bueno para el joven.

- Veamos… Sin Contar el Hadō #31 Shakkahō que aprendí en aquella ocasión, los que me enseño Rukia-san, que son los Bakudō #1 Sai, #9 Geki y #61Rikujōkōrō; los Hadō #4 Byakurai, #33 Sōkatsui y #73 Sōren Sōkatsui… - decía el rubio en su mente, contando todo lo que había aprendido antes de estar con el hombre bronceado – ahora sé los Bakudō #8 Seki (Repulsión) y #26 Kyokkō (Luz Curvada); los Hadoo #1 Shō (Impacto), #11 Tsuzuri Raiden (Lectura Del Relámpago), #12 Fushibi (Llamarada Del Asecho) y #57 Daichi Tenyō (Danza De La Tierra Hacia Arriba) – terminó de pensar el rubio, repasando tanto que había progresado en un solo día… realmente se sentía un poco abrumado por su propia capacidad de aprendizaje.

- Espero que no haya pasado nada malo en la Secundaria… probablemente hayan borrado los recuerdos de Rukia-san de los demás… con excepción de algunos… - dijo en voz baja el rubio, sabiendo quienes eran aquellas excepciones, después de todo, sabía que aquella pérdida de memoria no afectaba a los humanos con Reiatsu mucho mayor de lo normal – Espero que Uryū-san no se moleste por el hecho de que me convertí en un Shinigami…

Luego de haber dicho aquello, se dio cuenta de que por fin había llegado hasta su destino… su hogar.

Se tomó su tiempo para entrar, dejando los zapatos a un lado de la puerta, cerrar las ventanas con seguro como también cerrar las persianas que tenían cada una, ir a su habitación para cambiarse y asearse, volver a la cocina para hacer un poco de comida para luego proceder a comer, lavar los trastes y, por último, entrar en la habitación secreta.

Luego de varios segundos, miro las imágenes que había en frente de él, notando que ninguna de ellas producía alguna falla de origen, por lo cual, no habían Hollows en estos momentos.

- Qué conveniente… - pensó el rubio con sospecha… pero antes de que pudiese seguir pensando en eso, dejo de lado aquello, para pensar en lo que había sucedido aquel día… - ¿Saben lo que significa poder ir a la Sociedad De Almas?

- Lo sabemos perfectamente, mi señor – respondió una voz distorsionada.

- Una vez ahí, podremos encontrar muchas de las respuestas que usted necesita para continuar con su investigación personal… - fue el turno de hombre con voz profunda responder.

- Así es. Por lo cual, seguramente tendré que hacer una pequeña remodelación aquí… - dijo, mirando por un momento todos los aparatos que tenía en el lugar, para luego no perder más tiempo y acomodar todo en un nuevo orden, dejado intacta las pantallas y moviendo los equipos que tenía en su lado izquierdo para acoplarlos a los que en su lado derecho todos y cada uno de manera ordenada, dejando todo el lado izquierdo con aquellos estantes vacíos, seguramente para tener el nuevo material que iba a provenir de su visita a la Sociedad De Almas.

Luego de terminar con eso, miro que lo único que quedaba era una cinta de VHS y un pedazo de papel chamuscado que tenía escrito su nombre de forma incompleta.

- Muy pronto… muy pronto tendré las respuestas que necesito…

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Fin Del Capítulo.

¡Hola! La verdad, pensé que actualizaría en el próximo mes, pero dado las circunstancias, creo que era mejor que actualice ahora que más tarde para decirles lo siguiente… ya por fin tengo un cronograma para actualizar el fic. Entonces, la cosa está en que siempre tratare de actualizar un día martes por lo menos una vez al mes, como mucho dos, y si estoy realmente inspirado, tres o cuatro veces como mucho… pero siempre serán los días martes.

Y una pequeña cosa más que tengo que decir, no con respecto a este fic, sino al otro, es que también pasara lo mismo que estoy haciendo con este, es decir, tendrá un mismo día el cual actualice los capítulos… y ese día se los diré dentro de poco cuando actualice.

Otra cosa que también tengo que mencionar es que… no he adelantado nada con respecto a los siguientes capítulos, por lo cual, es muy posible que termine actualizando el mes que viene o a finales de este mes.

Dejando esto a un lado, hablando ahora sobre la sinopsis de la historia… espero que les esté gustando como está yendo… como también si es bueno el "power up" que le he dado al prota en este punto… la verdad es que a mí en cierto punto me pareció algo exagerado… pero luego de unos cuantos capítulos más explicare lo que tengo pensado hacer con más calma, solo espero que no les parezca súper exageradísimo lo que pretendo hacer.

Con respecto a la trama en general, solo me queda hablar un poco del pasado para que puedan entender mucho mejor las cosas, aunque no es tanto como creen, son cosas muy importantes que revelare e un futuro cercano.

Ya dicho esto, como siempre digo, dejen su comentario para saber que tanto les va gustando la historia… ya que no queda nada para empezar de lleno con el arco que más voy a disfrutar escribiendo.

Bueno, ahora sí. Sin más, me despido. Cuídense mucho y, ¡Hasta el próximo capítulo!

Atte.: Yagel0601