No estaba muerto andaba de parranda (sin tiempo). Llego, llego y llego el maldito 5° capitulo lpm. Gracias por esperar.

¡Los amo!

0—0—

Ryoga estaba sentado con las piernas abiertas sobre el sofá del living, con los brazos extendidos y la cabeza hacia el cielo de la casa. Estaba exhausto, el día para Ryoga fue algo ajetreado, jamás pensó que la limpieza y orden de un hogar fuese tan complicado y sobre todo con su condición. Perderse mientras trapeaba el piso, perderse mientras limpiaba el baño, perderse en su propia habitación. ¿Qué palabra buscaría el joven Hibiki para describir su día? frustración. Lo estaba, aunque sea su propia casa no era capaz de llegar a un solo punto por su cuenta. Debía tener a alguien para ayudarlo, no sabía en qué momento llegarían sus padres, podrían ser meses incluso, cosa que no le agradaba del todo, pues Ryoga tenía planeado quedarse un buen tiempo antes de tener que viajar y no quería dejar su casa hecho un chiquero. Y en especial había un motivo por el cual quedarse; Ranma.

Varios días pasaron desde la tarde en el terreno baldío aun podía sentir el peso de chica sobre él, aun era capaz de sentir el sabor de sus labios. Recordaba las palabras de Ranma: "Creo que lo mejor es olvidar lo que paso Ryoga, fue un error que no debió pasar". Ryoga lo sabía y sentía, él no lo olvidaría, jamás. Incluso recordaba aquellas palabras que dijo Ranma de forma tan provocativa: "Eso es porque me gustabas cuando estaba en mi forma femenina".

Mientras descansaba el chico del pañuelo su mente daba vueltas al asunto. "Ranma es una chica, y lo va a ser siempre. Si lo pienso bien entonces… ¿yo le gusto?"

Y más que solo eso, no solo le dijo que le gustaba. Se lo demostró.

Ryoga debía admitir que había algo. Él mismo le dijo a Ranma lo adorable que es su maldición. El lado femenino siempre lo atrajo, jamás negaría lo físicamente hermosa que es.

Las cosas cambiaron, ya no solo era la parte femenina, era todo un conjunto. Ahora a tiempo completo como la chica Ranma. Había nacido la imagen de una nueva persona. Ryoga lo noto, en la manera de cómo se expresaba; su lenguaje corporal y su forma de hablar. El conjunto de emociones de los que fue capaz de expresar. Hace un tiempo juraba conocer a ese arrogante bastardo conocido como su eterno rival. Pero parece que no era lo era así del todo. Ya que esta chica lo sorprendió con cada cosa.

Aunque por otro lado… bastante peculiar todo el asunto. Ranma fue alguna vez un chico. Eso lo tenia claro, demasiado. Es que solo la imagen de la niña como alguien diferente de lo ya conocido ya de por si era ¿curioso? ¿Extraño? ¿Podría comenzar algo con Ranma? ¿O fue todo producto del alcohol? Pero de todas maneras todo parecía fuera de lugar, como una historia alternativa escrita por un kami con malos gustos. De hecho gustos retorcidos. Ryoga sobre todo cuestionaba sus gustos. O sea, estaba siendo atraído por Ranma, ya sea hombre o mujer era Ranma Saotome.

Aun si los nuevos sentimientos forjados bajo la noche dentro de esa tienda, hacia que todo lo demás fuera insignificante. Definitivamente había algo.

Ranma dejo en claro que se transformo en una persona nueva con el transcurso de los últimos dos años. Y Ryoga estaba interesado en conocerla, también recalcaba el hecho que le gustaba a esta chica. Y Ranma le hizo saber que también le gustaba… ¿Entonces en que quedaban?

Ryoga enderezo la vista, aun quedaba mucho que hacer, solo el baño y un pasillo habían sido limpiados aun quedaba toda una casa. Tal vez con ayuda podría ser más rápido, entonces el joven recordó pedirle ayuda a Ranma cuando lo necesite.

Con mucho esfuerzo y paciencia logro llegar a su mochila que estaba en su habitación en la que estaba el numero que Ranma le dejo, ahora debía emprender un nuevo viaje; tratar de llegar al teléfono antes de que termine el día.

o—o—

Ranma bebía su té con tranquilidad mientras pensaba en lo ocurrido hace días. Aun quedaba mucho por resolver, no era simplemente aceptar su nuevo yo y hacer una vida a la ligera. Tenía muchas dudas al respecto y temor. Sobre todo lo último, veinte años en su cuerpo y recuerdos en los que se impregno un código de vida con la frase "hombre entre hombres", sabía que nada era lo mismo, las cosas cambiaron de forma tan abrupta, y que lo que fue él ahora cambio a una nueva persona siendo actualmente ella. Las reglas del pasado ya no tenían ningún valor, ¿Así que por qué no solo dejar de pensar las cosas y dejar que las cosas fluyan? Como lo antes mencionado, las viejas costumbres nunca mueren. Ella lo sabía, ese interruptor mental que le decía constantemente "aun eres un hombre" "un hombre no se puede enamorar de otro hombre", estaba mal para ella.

Los sentimientos por Ryoga se intensificaron tras lo ultimo sucedido. Antes le gustaba, ahora era más que eso. En su interior disfrutaba de las fantasías donde el chico cerdo la comía a besos, donde ella respondía sus caricias con la misma intensidad. Pero tenía miedo de que llegue a ocurrir de verdad. Si llegara a pasar tendría que ser en mucho tiempo, aun no estaba lista para aceptar su nuevo ser y genero.

Mientras divagaba el teléfono de la casa comenzó a sonar, Ranma de inmediato se dirigió a atender.

—Halo, residencia Saotome, ¿Con quién hablo?

H-hola Ranma…— Saludo muy nerviosamente, ya que se escuchaba su tartamudeo a través de su voz. Ranma sabía el por qué de su tartamudeo. Se mordió el labio inferior pensando que ella era la culpable de que el chico reaccionara así.

—Oh, hola Ryoga, ¿Qué sucede?

—Bueno veras, creo voy a estar un tiempo en Nerima, y- y la casa está algo desordenada… y eh… me hace falta algo de ayuda… así que…— Ranma a pesar que le gustara el chico Hibiki se molestaba al escuchar su lamentable inseguridad. Además ya se imaginaba lo que le iba a decir así que termino lo que le iba a decir por él. — ¿Quieres que te ayude hacer aseo en tu hogar?

Eh… — Ranma lo había descubierto.

—Solo dime sí o no Ryoga. No seas tan inseguro.

Sí, eso te quería preguntar, un día que tuvieras tiempo.

—Puedo ir esta misma tarde si quieres.

¿Hoy?...— Claro que deseaba la ayuda de la pelirroja solo que no esperaba que fuese tan rápido.

—Ok. Solo avísame cuando puedas. — Respondió sonando cansada.

¡No! Espera, seria genial si vienes hoy.

—Está bien, en un rato mas llego a tu casa. Y no te atrevas a perderte.

Ranma colgó el teléfono. Algo en ella le causo cierta emoción, volvería a ver a Ryoga.

o—o—

Mientras tanto a unas manzanas más lejos, Ryoga colgó el teléfono, y más que la ayuda deseaba volver a verla, desde aquella tarde la imagen de la pelirroja se quedo en su memoria haciéndole recordar la suavidad de sus labios en los últimos días.

Desde este punto solo debía esperar la llegada de la chica, si intentara trabajar por su cuenta lo más probable es que vuelva a perderse, incluso puede que Ranma llegara a pensar que no está en casa, mejor no arriesgarse y esperar paciente.

Mientras tanto ver televisión seria un buena idea para hacer algo de tiempo, pero cuando trato de llegar al living sin darse cuenta termino en la despensa… la puerta tras de él se cerró quedando a plena oscuridad, una lamentable búsqueda por prender la luz de la habitación se cruzaban en su camino cajas de madera y cartón que habían en el piso. A tientas por la pared logro encontrar el interruptor.

Una vez que se hizo la luz logro calmar un poco su ansiedad. Buscando la puerta para salir se tropieza con un bulto, baja la vista para ver qué era lo que le impedía el paso. Era una caja de cartón en la que había revistas, libretas etc. Pero lo que destacaba más en su interior era un diario. Ryoga por mera curiosidad y a la vez algo para matar el tiempo se sentó en el suelo para leer el artículo, pues la portada del diario mostraba algo que le llamo mucho la atención; la foto de una columna de energía que él conocía muy bien.

El titulo de la portada:

¡Joven estudiante y artista marcial de Nerima conocido como Ranma Saotome enloquece desatando una calamidad en Tokio!

"Según testigos y cámaras de seguridad del sector el joven Saotome traería consigo explosivos los cuales detono en un pequeño parque en la ciudad de Nerima, causando así la trágica muerte de varias personas que paseaban por el área. Minutos después se desplegaría una unidad policiaca expertos en explosivos. Pero lamentablemente los valientes uniformados fueron brutalmente asesinados por el joven terrorista. Según testigos habría detonado bombas en el perímetro del parque por lo que apenas entraron los policías él joven detonaría las bombas. Causando así más muertes.

Afortunadamente un grupo experto en artes marciales del lugar reduciría al joven terrorista, a pesar de los intentos de someter al muchacho no se logro el cometido, por lo que él decide suicidarse al ser arrinconado…"

Ryoga dejo de leer el diario. Estaba claro que los medios de comunicación no tenían idea sobre ataques de Qi y como lo desconocían lo llamaban "explosivos". Aunque técnicamente eran explosiones de ki. Además de cambiar los hechos.

Sin embargo independiente de lo que leyó, Ryoga ya conocía la historia de lo que conto Ranma, aunque algunas dudas entraron en escena. El diario señalaba el nombre de Ranma Saotome un joven artista marcial. A pesar de que el lado masculino cometiera crímenes y luego se "suicidara", ¿Cómo es que Ranma seguiría usando su mismo nombre?

Ryoga si lo pensaba debió ser difícil para "Ranma". Aunque no lo entendía del todo, saber que su nombre estaba en las portadas de los diarios de todo el país, y saber que la gente de su alrededor sepa quién es. Dejando un sentimiento de miedo e inseguridades de quienes te rodean… Ranma debió pasar mucho tiempo siendo rechazada y la mayoría del tiempo solo con su madre y ella. El resto del mundo apuntando con el dedo mostrando sus colmillo y miradas venenosas desde lo lejos.

Si lo pensaba de tal forma Ranma debió sentirse miserable. Comprendía ese sentimiento. Ahora más que nada quería proteger a esta chica y decirle que ya no estaba sola. Ella es su amiga, y más que la amistad, había la raíz de una flor la que poco a poco florecía. Él lo sentía, desde hace pocos días ese sentimiento crecía.

Ryoga no se había dado cuenta cuando la puerta de la despensa se abrió. Entonces el chico cerdo noto una sombra que se proyectaba en la pared, dibujando la silueta de una chica, se asusto por el improviso de la imagen. Se levanto rápidamente de donde estaba para mirar quien asechaba por detrás. Una mescla de alivio y algo de nerviosismo al ver una chica pelirroja, una chica muy hermosa que creía conocer.

— ¡Hey Ryoga!— Saludo Ranma. — Veo que terminaste perdido en tu propia casa jajá.

—R-Ranma, como es que no escuche tocar el timbre

—Eso es por qué no toque, si me quedaba esperando a que abrieras me hubiera hecho vieja. Por qué me imagino a alguien tratando de encontrar su propia entrada. Así que simplemente entre por una de la ventana que tienes abierta.

—Oh… ya veo. — Algo avergonzado por el comentario de Ranma, ya que no era muy alejado de la realidad.

— ¿Te perdiste en tu despensa y te pusiste a leer?— menciono ya que Ryoga sostenía un viejo diario, Ranma se lo arrebato de las manos.

El estado de ánimo decayó cuando leyó la portada. Ella lo leyó en su momento, aquella noticia apareció en todos los medios, haciéndole saber Japón y el mundo de un joven estudiante que se convirtió en un criminal. Muchos de sus enemigos se alegraron del hecho de que Ranma Saotome muriera. Lo que no sabían es que Ranma aun vivía, como chica pero vivía.

—Me imagino que tus padres ya leyeron esta noticia. — Dijo la pelirroja desanimada.

—Eso creo, dime Ranma que fue lo que paso en todo este tiempo. Bueno aparte de lo que me constaste.

Ranma miro a los ojos al joven delante de ella, Ryoga sabia de algunas cosas. Ella misma le conto acerca de su pasado pero no toda la historia, quizás en parte no creía que fuese necesario que lo sepa, pero tampoco es como si debiera esconderlo. Aunque de todas maneras recordar ciertas partes de aquel momento le provocaba dolor de estomago. No fácil esa época.

Ranma miraba al piso como si buscara una respuesta, luego miro al chico pelinegro. Al verlo sentía en ella tranquilidad, ¿Cómo llego a sentirse tan segura al estar cerca de Ryoga? claro ella lo sabia pero no era como si debía recordarse a cada momento que le gustaba demasiado la compañía del chico. Dejando de lado lo demás, Ranma respiro hondo y decidió contar el resto de la historia.

—Los estudiantes de furinkan y profesores sabían de mí así como muchos de los residentes de Nerima. Algunos especulaban que yo era capaz de hacer algo así, otros no. Según que algunos profesores estaban apenados de no poder corregir a un estudiante. Mi problema fue que debía terminar mis estudios. En ese tiempo ya me había ido a vivir establemente con mi madre; ella insistió en que debía asistir a la escuela. Por lo que regrese a furinkan, muchos profesores y estudiantes se sorprendieron de que estuviera viva, algunos alegres y algunos otros que maldecían internamente mi resurrección. Conté mi historia… incompresible para muchos, por lo que dio al inicio un desprecio por mi persona. La mayoría creía que me refugie en mi lado de chica para protegerme de la ley, trate desesperadamente por hacerles creer lo contrario pero nada funciono. A pesar de mis intentos la población estudiantil no me acepto, "asesina" "monstruo" "perra pelirroja". Así entre otros apodos me gritaban cada día. Incluso los profesores me evitaban o me daban miradas mordaces y venenosas. Tiempo después el subdirector llama a mi madre, la cita era simple. Apoderados y el cuerpo estudiantil pedían mi retiro del establecimiento. Mamá no pudo decir mucho al respecto sobre todo cuando nos retirábamos y escuchaba en los pasillos los murmullos de todos, muchos felices de que la "zorra asesina" por fin se fuera. Mi madre en parte aliviada por el hecho que yo ya no tendría que asistir a un lugar donde me detestan, por otra parte ella estaba triste por qué no le conté nada. Durante un mes se lo oculte, solo para no preocuparla. Recuerdo tener otro problema; mi nombre. Poseía el nombre de una persona que fue alguna vez un criminal, una persona que causo destrozos y muertes, una persona que fue odiada. No podría llamarme de la misma manera. Mi madre recordó la veces que me hacía pasar Ranko la prima de los Tendo. Entonces tuvo una idea, desde ahí en adelante mi nombre seria otro. Desde entonces con ayuda de Nabiki tuve una nueva identificación, y gracias a eso logre que otra escuela me aceptara. En el corazón de los demás siempre seré Ranma, y para otros Ranko Saotome…—Ranma hizo un pequeño silencio, mirando al chico perdido y dándole una genuina sonrisa prosiguió —Solo sígueme llamando Ranma— le pidió la pelirroja. — Antes tal vez mis disfraces eran cambiar de forma y aparentar que era una niña. Pero ahora lo soy completamente, mi nombre ahora es Ranko, mi nuevo yo. Ya no hay nada detrás de mí, Ranma el hombre murió… estaría feliz si me siguieras llamando Ranma. Pero claro solo entre nosotros, mi madre aun me llama así pero en la calle soy Ranko.

Ryoga vio la sonrisa de la niña; al verla sintió desde lo más profundo de él respeto, admiración y un sentimiento en especial que hacia como si su estomago tuviera mariposas. Ella, tan frágil tan hermosa, y encontraba aun más hermosa una mujer que luchaba por salir del infierno donde estaba. No imaginaba por todo el calvario que tuvo que pasar Ranma, toda esa mierda sobre ella que tuvo que sacar, no imaginaba las noches de llantos y los días en que debía portar una sonrisa para su madre mientras se derrumbaba internamente. No imaginaba el dolor que tuvo que lidiar.

Se sentía realmente estúpido. Demasiado, tanto que le daba vergüenza. El mismo decía que pasaba por infierno tras otro. Pero todo era cabezonería suya, sabiendo que poseía una maldición de orientación aun así se fue de casa en busca de venganza, y luego entrenar y buscar maneras de ser más fuerte que Ranma. Y Akane, un amor no correspondido, jamás valió la pena enamorarse de ella, un amor infantil y un sufrimiento casi exagerado. Comparaba su dolor y sufrimiento con el de Ranma y sentía que el suyo no era tanto como pensaba.

La sonrisa que le dio Ranma, la luz proveniente de la ventana junto con el reflejo del sol hacia resaltar la tierna imagen de la pelirroja delante de él. Hermosa… simplemente hermosa.

Definitivamente ya no había una imagen del hombre Ranma. Ya no había nada, solo era capaz de ver la imagen de una mujer que debía proteger. Ella y solo a ella.

—Yo, lo siento. —Hablo de pronto el chico perdido.

— ¿Eh?, ¿De qué hablas Ryoga?— Pregunto confundida.

—De todo, por todo lo que te hecho, todos los intentos de matarte y planes de venganza. Me siento estúpido ahora. Haces años en la secundaria cuando debíamos pelear. Tu padre fue quien te llevo, me lo habías dicho y aun así no te escuche, no quise hacerlo. Y seguí tratando de matarte después de eso. Lo siento Saotome… y por tu nombre, para mí siempre serás Ranma; la pequeña y molesta pelirroja que conocí en mi adolescencia.

"¿De verdad es el mismo Ryoga que conozco?" pensó Ranma al escucharlo. Nadie le había pedido una disculpa sincera como lo había hecho Ryoga hasta ahora. No recuerda a nadie decirle: "Hey perdón por intentar matarte". Absolutamente nadie, bueno a excepción de su madre una vez, pero recordando a personas que le hicieron daño como su padre o Akane nadie más. Y escucharlo de Ryoga fue algo que realmente apreció.

—No hay nada que perdonar Ryoga, de hecho he sido responsable de muchas cosas, como por ejemplo tu maldición. Si solo hubiera sido cuidadosa no te hubiera empujado del acantilado. O por mi carácter infantil que te hecho enfadar aun mas solo por buscar pelea contigo. — Respondió la pelirroja.

—Supongo que nos hemos hecho daño uno al otro.

La conversación sincera había logrado calmar la pena de la pelirroja, pero el cambio de tema hizo que el humor cambiara. No le gustaba el ambiente y el tipo de conversación nostálgico de los días pasados hacia que involuntariamente su mente regresara en los días que fue un hombre. Ranma el hombre entre hombres.

— ¡Ah! ¡Qué demonios! Dejémonos de hablar estupideces, si seguimos así llegara la noche y no habremos hecho nada. Ya Ryoga manos a la obra, tu casa no se limpiara sola. — Reprocho Ranma pero dando ánimos al mismo tiempo. El pasado era algo que no quería recordar demasiado.

—Sí. Tienes razón Ra-Ranma. Lo siento me deje llevar.

La tarde para ambos jóvenes se convirtió una jornada laboral. Ranma como líder innata que es ordeno y guio a Ryoga en lo que debía hacer, siempre pendiente que este cerca de él en caso que el pelinegro se pierda o en otra situación salga de casa sin querer. Un balde con agua, un par de paños y una escoba eran los principales elementos que tenían a la mano. Mientras Ryoga barría los pasillos Ranma lo seguía limpiando las ventanas. Las viejas habilidades de la técnica de las castañas hacia que el trabajo de la pelirroja sea eficiente. Las telarañas de las esquinas del cielo de la casa todas serian barridas, los hogares y zonas de casa de los arácnidos se destruirían. Después de que los pisos hayan sido barridos un paño húmedo los acariciarían, Ryoga sería el encardado de hacer esa tarea mientras la niña se encargaría de otras aéreas.

En el transcurso de la tarde gran parte del hogar habría quedado reluciente tanto el baño como las habitaciones, combinando la destreza de las artes marciales de ambos; la tarea fue sencilla.

En ocasiones la maldición de jusenkyo haría lo suyo. Un par de veces Ryoga se habría convertido en cerdito al ser salpicado con agua, Ranma reiría y lo molestaría pero después de eso iría a la cocina por agua caliente. Y en su camino hacia la cocina sus pensamientos y emociones se arremolinarían y causarían molestias dando paso hacia la envidia.

Ahora podría considerarse una persona normal, pero lamentablemente una persona atrapada en un cuerpo ajeno; una persona con una maldición que alguna vez fue un hombre, que cada vez que lo atrapaba el agua fría se convertía en chica; ahora lo seria para siempre.

Antes consideraba una molestia cambiar de género constantemente. Pero como dicen… "Se valora algo cuando se pierde". Y así mismo era con su maldición. Lo extrañaba, y qué más da que cambiara a cada rato de un lado para el otro, que más seria los problemas si fuese una chica solo unas horas. Lo importante es que seguía siendo un hombre. Y ahora más que nada tras ver al cerdito convertirse en hombre, más que nada el mundo deseaba volver a tener esa maldición.

Si bien podría causarle un poco de envidia la maldición de Ryoga, pero por otro lado ese pequeño y tierno cerdito pasaba a ser un hombre musculoso y desnudo, ciertas cosas pasaban por la mente de Ranma, en especial esa tarde en el terreno baldío. Muy sonrojada trataría de voltear la mirada pero parecía que los músculos de cuello y sus propios ojos la traicionaban pues no podría quitarle la mirada al cuerpo de Ryoga. Odiaba y a la vez amaba eso. No estaba excitada en lo absoluto pero le emocionaba tener al lado suyo un chico sexy solo para ella en especial Ryoga, sobre todo él. Y odiaba el hecho de emocionarse por eso, en el fondo aun era un chico, no podía con eso, no podía dejar esos pensamientos de lado.

Ranma quería despejar su cabeza, quería dejar todo pensamiento relacionado con Ryoga, por el momento. Lo último de la tarea de ordenar y limpiar la casa ya estaba hechos, solo las ventanas del living y todo terminaría. Ranma quería enfocarse en terminar de ayudar a su amigo, llegar a casa y tomar un buen baño y tal vez beber de la botella que tenía escondida en el armario de su habitación para relajarse.

Lo último de la tarea el ventanal del frente de la casa, Ranma coloco una mesa y encima una silla para darle mayor altura y poder llegar a la ventana. Mientras con una mano fregaba con otra se afirmaba sobre el cristal, la pelirroja ansiosa y motivada luchaba contra una pequeña mancha. Sin darse cuenta de cómo forcejeaba su cuerpo contra la ventana, haciendo presión en el vidrio como en la silla, no recordó que la mesa tenia centímetros de largo. Por lo que no paso por su cabeza que el mueble podría derrumbarse. Y pues lo que paso, una pelirroja caía por el aire con las manos intentando llegar a la cortina para poder apoyarse, un grito salió de ella haciendo notar su pánico.

El pelinegro que se dirigía a hablar con la pelirroja. No sabía que decir, quería advertir a Ranma de trabajar con cuidado, que tenga cuidado con las mesa y la silla. No lo sabía. O simplemente buscaba una razón para hablar. La tarde había sido algo tensa con una Ranma ¿enojada? Tampoco no lo sabía con certeza. Solo veía a Ranma callada como si su mente estuviera en otro lugar pero una cara de pocos amigos. Aunque claro habían ocasiones que lo molestaba pero de inmediato cambiaba el interruptor de su estado de ánimo. No la podía entender.

"¿Qué se supone que debo decirle? Algo así como oye Ranma ten cuidado con lo que haces!" Aunque no lo veía necesario, sabía que Ranma no es tan débil como para no soportar una caída o tan torpe como para caerse, después de todo era una maestra en artes marciales.

"¿O debería ser mas casual? ¡Ya se! invitarla a cenar aquí en casa. Pero díselo. Oh rayos hombre solo es Ranma, ¿Desde cuándo tienes miedo de hablar con Ranma?"

Dejo de pensar en como interactuar con la pelirroja cuando escucho el grito y obviamente se asusto al ver a la joven caer.

De manera rápida y eficiente Ryoga llego hacia Ranma.

— ¡Ranma cuidado!— El chico cerdo se apresuro en sostener a la pelirroja antes de que cayera al piso. En cámara lenta se cruzaron la mirada, Ranma caía lentamente con los brazos extendidos y la mirada asustada. Ryoga se deslizo por el piso dejando su propio cuerpo para amortiguar la caída. Ranma cayo directo al pecho del joven peligro quedado con la mirada frente a frente, ambos sintiendo el aliento del otro que hacia cosquillear la carne sus labios que estaban a tan pocas milésimas de distancia.

Ranma miraba a los ojos del chico y Ryoga miraba a los ojos de la mujer que tenia sobre él. Otra vez estaba ese sensación que hacia su piel encogerse y a la vez estremecer. Levanto una mano para acariciar la mejilla de la chica. un pensamiento se dibujo en su cabeza, un pensamiento divertido de cómo cambiaron las cosas entre los dos, su viejo yo se retorcería del asco al estar en una situación tan comprometedora como la que estaría ahora y sobre todo la hubiera dejado caer al piso y se riera en su cara por lo torpe que es. En cambio corrió en su ayuda y dejo su cuerpo para no dejar que se lastimara. ¿En qué momento cambiaron tanto las cosas?, ¿Desde esa tarde en el terreno baldío?, ¿Aquel beso intenso que se dio con Ranma?, ¿O todas lo anterior? Por qué de verdad todo cambio, esta mujer pelirroja ya no sería el chico obstinado y orgulloso que conoció en tiempos pasados. Esta chica era tan diferente, sus ojos demostraban un afecto que nadie más le brindaría, y la vez esos ojos mostraban una tristeza interior que él comprendía mejor que nadie.

El pulso de Ranma ascendía a medida que no dejaba de mirar los ojos del chico que tenia debajo de ella. Sus manos sobre sus firmes pectorales recorrían inconscientemente el cuello hasta llegar al pelo, el rubor en sus mejillas no ocultaban el hecho de lo avergonzada que estaba en el momento. De verdad le gustaba a este idiota, si hubiera sabido que terminaría enamorada de un chico hace tiempo estaba segura que tal vez dejaría a Akane y abandonaría todos los compromisos, claro si Ryoga aceptaba, pero ese no era el caso. Aunque si hubiera sido lo contrario se habría ahorrado más de dos años de dolor, todas las penas que paso no existirían. ¿Pero quién adivinaría que el futuro traería un destino que sería tan retorcido?

La chica de ojos azules dudaba, solo tenía ceder y esos labios que había probando días antes serian suyos nuevamente, sería capaz de sentir esa calidez que tanta falta le hacía. Solo debía acercarse… un centímetro más…

Pero segundos más tarde Ranma se aleja. Saltando hacia atrás cayendo sobre su trasero, con una mano afirmándose en el piso y la otra cubriendo su boca y sus ojos como si se fueran a salir de su cráneo ¿Qué estuvo a punto de hacer? Aun no estaba lista para dejar todo atrás, aun en esa estrecha cabeza estaba ese chico que gritaba a los cuatro vientos lo macho que era. Por poco deja ir lo único que había construido con tanto esfuerzo. Quizás algún día sea capaz de vivir su vida como una chica normal, tal vez ceda ante lo que siente y desenvuelva en algo mejor que reprimirse. Tal vez quiera tener hijos, solo tal vez si termina de aceptar lo que es y será. Pero no ahora.

— Ranko… Ranma, Yo...— en realidad no sabía que decir, estuvo a punto de besarla, y luego ver la expresión de terror de la niña supo que algo andaba mal. Aunque como todo hombre no sabría que fue lo que salió mal, pensó que tal vez fue cuando tomo sus mejillas y el acercamiento para besarla sabiendo que Ranma no quería tener un desliz con un hombre. Además considerando que la tarde Ranma estuvo algo cabreada o así lo veía él. No lo sabía. Pero aun así el es un caballero y no se aprovecharía de una chica, de eso estaba seguro. Y Ranma era una chica, ya estaba en él la imagen de Ranma como una mujer.

—Lo siento… No quise hacerte sentir mal Ranma. Esto… Yo—

La joven pelirroja aun nerviosa y asustada responde. — ¡No puedo! ¡Simplemente no puedo Ryoga!

— ¿Qué es lo que no puedes?— Pregunto preocupado al ver la reacción de la pelirroja.

— ¡Esto! ¡Lo que casi acabamos de hacer!, no puedo solo olvidar que fui un hombre y tener una relación con un chico, no puedo olvidar que pase dieciocho años como hombre y de la noche a la mañana me convierto en una chica y lo peor, ¡Para toda la vida! Simplemente no puedo Ryoga. Si, está bien lo que te dije antes, de que cuando estoy en mi forma de chica en realidad soy una al cien por ciento, de lo que siento en este cuerpo es real, pero… pero no puedo así nada más hacer la vista gorda, como si nada hubiera pasado, como si nunca hubiese tenido una maldición o si en el pasado hubiese sido hombre. — mientras respondía al chico pelinegro, lagrimas comenzaron a brotar de los sus ojos. La ansiedad la carcomía, y la agonía de tener que reprimirse por el capricho de su viejo mantra; "eres un hombre entre hombres". Cuya frase siendo su código de barra, si se borraba o quitaba dejaría de ser ese producto, quizás una falsificación de lo que fue originalmente. Ella aun era Ranma Saotome, el orgulloso guerrero que lucho contra demonios y dioses, el hombre entre hombres capaz en enfrentar cualquier adversidad y en todo momento, aquel que incluso llega a perdonar a sus más grandes enemigos, el valeroso guerrero amado y respetado por muchos y odiado por otros, el que incluso cuando estaba en su forma femenina era aun mas macho que cualquier otro.

¿Cómo llego a convertirse en esta chica de corazón débil y mente frágil? En ocasiones se lo preguntaba pero después de todo lo que paso alrededor de los años, dejaron en Ranma un agujero que sería difícil de llenar. Lloraba ante el hecho de lo que se convirtió, lloraba por no saber cómo controlar sus emociones, lloraba por amar a un hombre siendo que ella era un hombre antes. Lloraba por la patética excusa de persona que era y dar razones estúpidas para no ser feliz. Y de esas preguntas que se hacía, entendía como se convirtió en ese tipo de persona. No obstante cuanto antes quería ser feliz, ser mimada y amada, que le digan lo hermosa que es, que la tomen por la cintura y reciba una cálido beso ¿Pero como pensar de esa manera? Aun quedaban los rastrojos de una memoria que arañaba sus recuerdos. "Aun soy un hombre".

Un trago en este momento sería lo mejor.

El joven de cabellera negra observaba la escena que tenía en frente. Ni en sus días pasados cuando desembaulaba perdido por el mundo y con toda esa depresión encima podría igualar la pena que sufría Ranma en este momento. Estaba muy consciente de ello. Aunque de todas formas imaginarse el hecho de quedarse atrapado en un cuerpo "falso" debería ser muy aterrador, la ansiedad y tristeza siguiendo por detrás alcanzando la depresión, no era algo que daba gracia pensar. El mismo a menudo lo pensaba, pero en una forma diferente, como por ejemplo quedar como cerdito en las montañas perderse y no encontrar agua caliente y la vez siendo asechado por un depredador, obviamente muriendo en el proceso.

Era terrorífico solo imaginarlo. Ahora bien Ranma seguía en forma humana, recordando el tipo de educación que tuvo; hacerle saber al mundo que debía ser un hombre, demostrarlo en cada momento, para luego ser del genero contrario permanentemente. Perder a su amada y terminar con traumas que la molestarían toda una vida.

El chico pelinegro durante mucho tiempo dedico su adolescencia para perseguir a un rival y terminar con su duelo, cosa que después nunca concluyo. Durante dos años recorrió el mundo sin querer, aprendió muchas cosas en el proceso. Tipos de artes marciales que lo ayudarían a tener una buena pelea con su rival. Eso era una parte, ya que si bien no tenía ganas de volver pensando en que tal vez su viejo amor platónico ya este en mano de su rival. Aunque en caso de volver a pelear ya sería el duelo final y nunca más.

Pero la rueda del destino haría las cosas más interesantes, al volver a Nerima jamás se imaginaria lo que sus ojos verían.

Encontrándose a Ranma… pero jamás imagino que terminaría viendo a Ranma atrapado en su forma femenina. Y además de eso saber que esta chica tenia sentimientos por él desde hace mucho, y la cereza del pastel, él cayó ante el encanto de una pelirroja que desconocía por completo, en el pasado él habría caído en sus típicas bromas, él no negaría lo hermosa y encantadora que era Ranma al hacerse pasar por una prometida o admiradora. Pero ahora más que solo el encanto, era la escancia de una mujer que lo atrapo y amarro y sin saberlo lo hizo para siempre.

Conocida y desconocida a la vez, con que debajo de toda esa feminidad adoptada quedaba restos de uno de los mejores luchadores y rival que jamás conoció, terco y orgulloso. Pero había una faceta que aun no conocía, la frágil y emocional chica Ranma, esa imagen contrastaba todo lo demás, en los días pasados ni sus sueños habría sido capaz presenciar tal descenso emocional del viejo Ranma, ni cuando Happosai lo aplico moxibustion o cuando Herb lo atrapo en su forma femenina, pero ahí Ranma rebosaba de confianza sabiendo que derrotaría al príncipe.

Ranma era alguien diferente de lo que conocía él. Le dolía ver en la manera que sufría, por que el vivió y sintió el dolor en carne propia, sabia lo difícil que es soportar un llanto que fácil podría dejarlo deshidratado y sin energías.

Ryoga no espero más y abalanzo sobre la chica pelirroja, la rodeo en un abrazo protector, con delicadeza reajusto su fuerza para no lastimarla.

De nuevo, una escena que se le hacía familiar a la pelirroja, hace días había pasado lo mismo, ella habría sido consolada por el idiota de Ryoga, y la verdad no estaba del todo mal, mientras su llanto cesaba podía sentirse protegida de cualquier cosa detrás de esos musculosos brazos, se preguntaba si Akane habrá sentido lo mismo cuando era rescatada, o en general cualquier chica… eso no lo sabía con certeza. Pero si sabía lo tranquilizante que era estar de esa manera. "¿Desde ahora en adelante siempre será así?, ¿Ryoga siempre estará para mí?... pero de todas formas no es correcto… no puedo".

Ranma reposo su cuerpo contra el de Ryoga y acurruco su rostro en los pectorales cubiertos por el suéter amarillo del chico.

Los minutos para Ryoga eran eternos en la manera que estaban, Ranma acurrucada en él y él pelinegro gozaría de manera silenciosa teniendo a esa chica que lo atraía de manera extraña. Aun sabiendo que es Ranma.

El silencio fue cortado por la pelirroja, su voz desgarrada y afónica tras su reciente ataque de tristeza hacían que el corazón del pelinegro doliera, aun así presto atención.

—Lo siento Ryoga pero no creo pueda tener una relación ahora o después, no deberías esperarme… tal vez sean años, quizás termine siendo tan vieja como Cologne cuando crea que ya esté lista para vivir. Me has ayudado mucho en estos días, como que llegaste justo en un momento en el que debía tomar un camino para mi vida y me ayudaste resolverlo. Ciertamente eres un gran amigo, perdón eres mi mejor amigo.

"Amigo, amigo, solo un amigo, otra vez lo mismo". Con Akane él era "un buen amigo" y ahora con Ranma él es "su mejor amigo", una sonrisa nerviosa se formo en él, con un pensamiento que le causo algo de gracia "bueno al menos voy subiendo de rango". Una lagrima se derramo por su mejilla pensado en la triste situación.

Ranma continúo. —Deberías buscarte a alguien Ryoga, alguien normal. No puedo ser como las demás chicas.

—Ranma… sé que no eres como las demás chicas. Que aun eres un chico por dentro. Pero después de verte y lo que paso en el terreno baldío creo que no podre ver a nadie más. Quiero estar contigo, solo contigo.

Ranma rompió el abrazo y miro a los ojos del chico, ciertamente algo hizo clic en su cabeza y su corazón comenzó latir con fuerza y un pequeño rubor se noto en su rostro. Ryoga se dio cuenta de esto pero siguió hablando.

—Ranma si es por ti podría esperar todo el tiempo que sea necesario, hasta que estés lista yo estaré aquí. No quiero conocer a nadie. Además… la verdad no sé cómo esperas a que conquiste a alguien, sabes lo tímido que soy.

—Te puedo ayudar, solo necesitas un poco de apoyo. Aunque el otro día en la tienda no fuiste para nada tímido.

— ¡Hey! Habías dicho que no recordabas nada. Qué gran mentirosa eres. — Le reprocho Ryoga con una sonrisa nerviosa.

Como una pequeña gota de agua recorriendo su cabeza Ranma se reía nerviosa. Pero la conversación tranquila y honesta con el pelinegro la calmo. Como deseaba haber tenido conversaciones así en el pasado, pero claro, sin los momentos incómodos o románticos con tención sexual como lo tenían ahora.

—Eh si… perdón por eso Ryoga, solo que me daba vergüenza recordarlo. Pero hablando de lo otro se que puedes, con mi ayuda se que puede lograrlo amigo. Aunque no lo creas he aprendido mucho en este tiempo. Se lo que una chica quiere. Tienes muchos puntos a favor; eres amable, muy caballeroso, paciente, y… y eres lindo.

— ¿Qué soy qué?— Pregunto Ryoga con incredulidad al escuchar. No sabia cosas como de ser guapo o esas cosas menos pensaba que Ranma lo viera de esa manera. Aunque claro si lo pensaba con calma si te gusta una persona como no pensar que es lindo o linda.

Ranma se ruborizo al decirlo directamente. Tampoco le quería dar ilusiones al joven pero de laguna manera tendría que hacerle saber cómo es él. Al menos para gane un poco de confianza y deje algo de su timidez a un lado.

—Ryoga se te que lo dije antes de que me gustabas y todo, pero también debes entender que no soy la mejor opción, que no soy como las chicas normales. Y te lo repito no me persigas, no cometas el mismo error como lo hiciste con Akane. No te enamores de alguien que te pueda rechazar. Escucha, nosotros podemos ser amigos nada más que amigos. Eres joven y tienes una vida por delante, no la desperdicies persiguiendo a una persona sin futuro como yo.

—Pero Ran-. — Antes de que le chico cerdo protestara, la pelirroja interrumpió con la voz temblorosa y sonando asustada. Haciendo notar al chico cerdo que una vez más su pena la atacaba. Por lo que decidió dejarla hablar.

—Pero nada Ryoga. Solo piénsalo un momento ¡Fui un hombre! Puedo tener un cuerpo de mujer o que piense que lo sea en ocasiones ¡Pero mírame! En alguna parte de mi sigo siendo lo mismo; ¡Un hombre! Y la verdad no creo que pueda relacionarme con un hombre alguna vez o una mujer. Menos sexualmente si estoy con una chica. Me aterra pensar que en el momento sienta que algo me falta o que me sienta extraña al ser tocada. No lo sé Ryoga. Mucho menos pensar que un hombre pueda meter algo ahí abajo, en verdad me aterra pensar algo así… solo tengo miedo.— Termino de explicar lo que sentía al chico cerdo abrasándose a sí misma, por lo mismo de antes, la confianza que le entregaba Ryoga le era capaz de expresarse de manera segura aunque mientras lo hacía la emocionaba, exaltaba y atemorizaba. Jamás pensó podría abrirse tanto a alguien y hablar como si nada. Es lo que le gustaba de estar cerca de Ryoga, podía ser ella misma. Sin importar la situación o el tipo de conversación, aunque si lo recordaba siempre fue así.

Aunque de todos modos, Ranma si tuvo algunas veces ciertas fantasías en donde ella entregaba su cuerpo, pero en realidad solo eran nadan más que eso; fantasías. Claro aún quedaba el hecho de que pensaba que aun es chico. Eso y entre otras cosas estaban ese mural mental que le impedían hacer cosas. Y otro hecho evidente eran sus dos cortos años como chica. No era fácil pensar de manera diferente mucho menos vivirlo.

—Entiendo Ranma. No intentare nada contigo, pe-pero al menos p-permíteme estar cerca de…— Ryoga dudaba al seguir la frase que quería decir. El rubor en su rostro lo delataba en cómo se sentía en ese momento. — De ti. Quiero estar cerca de ti. Al menos como amigo.

Después de todo lo dicho y hecho, las dudas e inseguridades de Ryoga comenzaban a disiparse. El no quería seguir escondiéndose, no quería dudar más, y menos alejarse sabiendo cómo estaba Ranma. El sabía que Ranma necesitaba un amigo. Alguien que permanezca a su lado. Algo que debió haber hecho hace dos años. Y las dudas acerca de su reciente amor por la pelirroja también se iban. Francamente para Ryoga, Ranma era su chica ideal. Alguien que entendía lo que es el dolor y el sufrimiento, alguien que al igual que él ama las artes marciales y alguien que podría soportar un abrazo suyo.

Aunque por egoísta que pareciera para Ryoga, daba gracias a los Kami por dejar a Ranma como chica, pues no estaba seguro si habría otra como ella en el mundo. No. Nadie más como ella; ella es única.

En estos momentos para el chico cerdo una determinación que nació del corazón; una que lo haría seguir hasta los confine mas inhóspitos de la tierra a esta joven pelirroja y hermosa que conocía. El ya no tendría dudas, no cometería los mismo errores de su adolescencia. Ahora enfrentaría el problema y trataría de resolverlos. Intentaría ganarse el corazón de Ranma.

Antes cuando estaba Akane intentaba esconderse lo mejor que podía. Estaba la promesa de honor con Ranma él no decir nada acerca de convertirse en un cerdito a Akane. Y más cuando Akane lo adopto como mascota. Debían mantener ese secreto con la vida.

Pero ahora las cosas eran diferentes, ahora podía hacer las cosas libremente. A Ranma no tenía que ocultarle nada. Ambos se conocen desde hace mucho, saben ambos de lo que son capaces. Ahora Ryoga al saber que Ranma podría ser su chica ideal y que podría haber posibilidades entonces ¿Por qué no actuar? ¿Por qué no luchar?

Ella le dijo que necesitaba tiempo para adaptarse a su nuevo yo, por eso Ryoga con gusto esperaría lo que fuese necesario. Por lo mismo no dejaría Nerima ni por un segundo. El estaría con ella.

—Eso me encantaría Ryoga… tener un amigo cerca seria de mucha ayuda. Y la verdad no quisiera que te pierdas. Quien sabe en cuanto tiempo te pueda volver a ver, te extrañaría demasiado. — dijo la pelirroja sonrojándose. Se sentía extraña hablar de esa manera pero a la vez le emocionaba.

Algo en Ryoga se iluminó, la frase que dijo Ranma se quedo incrustado en su memoria, "No quisiera que te pierdas. Quien sabe en cuanto tiempo te pueda volver a ver, te extrañaría demasiado".

Definitivamente Ryoga no se iría jamás de Nerima.

—Tenlo por seguro Ranma no me iré. Además ahora que ya me has contado todo no tengo motivos para irme. Después de todo el motivo de mis viajes era hacerme más fuerte para derrotarte. — respondió el pelinegro dándole una sonrisa.

—Y perderte. Di la verdad Ryoga solo viajabas porque siempre estabas perdido y no podías llegar a casa. — Le dijo Ranma con burla en su voz. Haciendo la que sonrisa de Ryoga se disipara.

—Eh…Si. No te puedo negar eso. — Dijo con la mirada en el suelo. Ranma había olvidado lo rápido que se deprimía.

—Oh vamos P-chan. No te desamines. Solo fue una broma. — Ranma miro al joven luego a su alrededor, todo estaba limpio y ordenado. Un descanso estaría bien. Entonces tuvo una idea. — Hey Ryoga, mira a tu alrededor. Ya terminamos de orden tu hogar. Salgamos a caminar un rato.

Ryoga levanto la vista y claro, si miraba al suelo el piso podría servir de espejo. Las ventanas reflejaban el sol de la tarde. La sala de estar se veía impecable. El solo ni en sueños habría terminado a tiempo. Gracias a la pelirroja todo quedo reluciente. El tendría que recompensarla.

—Muchas gracias Ranma, gracias a ti mi casa si parece una casa y no un corral. Eres genial.

—Claro que soy genial. Ya era hora que lo notaras amigo. — respondió con confianza. Y para Ryoga demasiada si se lo preguntan. Parecía que el narcisismo de Ranma no cambiaria.

—Lo que tú digas Ranma. Lo que tu digas. — respondió con la voz cansada. Luego recordó que quería decirle a la niña. — Me parece buena idea salir a dar un paseo. En realidad quiero salir un momento de casa, ¿Qué te parece si vamos por un helado?

— ¡¿Helado?! ¡Si, vamos por helado! Mataría por uno en este momento.

Una vez en calle Ranma y Ryoga caminarían en busca de helado. La pelirroja como conocía el área y sobre todo los puestos de comida y heladerías; ella guiaría al pelinegro.

De vez en cuando Ryoga se descuidaría y caminaría hacia lado perdiéndose, pero a fortuna de él Ranma estaba pendiente. Lo que la llevo a tomar de las manos al chico cerdo. Ryoga por otro lado se avergonzaría de mismo por tener que ser cuidado como un niño pequeño y que Ranma lo tomara de la mano aunque por otra parte estaba emocionado por la situación ya que caminar de esa manera era como si fueran una pareja. Sobre todo cuando algunos transeúntes lo veían pasar y mencionaran a la linda pareja; una sensual y hermosa pelirroja y un fornido hombre además ser apuesto.

Ryoga se adentraría en sus fantasías, similares a los que tenía cuando estaba enamorado de Akane. Solo que esta vez su imagen la reemplazaría Ranma.

Ranma por otro lado seguía con sus reproches internos. Una parte la emocionaba que las personas en la calle dijeran esas cosas, de ser una linda pareja. Y la contraparte; su subconsciente le diría que está mal, muy mal. El es un hombre. Aunque de todas formas, como si su lado de chica ganara terreno dentro de su mente, Ranma sonreía al escuchar a la gente de la calle. Lo que hacía tomar de la mano a Ryoga con más fuerza.

No mucho después Ranma y Ryoga estaban disfrutando de un helado. La pelirroja pidió un helado de frambuesas y frutas. Ryoga pidió algo más simple; un helado de mantecado pequeño.

Ambos no habían dicho ninguna palabra, excepto para pedir la orden. Ryoga mientras comía alzaba la vista para mirar ocasionalmente a Ranma quien estaba con el codo apoyado en la mesa y la mano en la barbilla, ella con delicadeza y cucharadas lentas disfrutaba de su helado a la vez viendo a la gente caminar por la calle.

Se daba cuenta de la miradas rápidas que le hacia Ryoga, pero lo ignoraba. Y más que nada se preguntaba así misma al ver a cada una de las personas en la vía pública: "¿Cómo es llevar una vida normal?, ¿Cómo será la vida sin magia ni artes marciales?, ¿Cómo será crecer como un niño normal, con tus padres que te aman?, ¿Cómo habría sido mi vida si papa nunca me hubiera llevado a ese maldito viaje de entrenamiento?, ¿Habría sido amigo de Ryoga en la secundaria?... un momento porque sigo pensando en él? ¡Ah qué demonios! Lo que sea. En ese caso jamás habría salido del país, sin conocer a las amazonas. Ni conocer a Ukyo. Pero si estoy segura que seguiría siendo hombre y si habría estudiado el arte. Papá es muy estricto en ese sentido, ¿Quién lo hubiera pensado antes?, Ryoga y yo así, tomando un helado como si fuéramos pareja… ¿Qué será de mi si me dejo llevar? Si acepto mi destino… ¿Sería feliz si… olvidara que fui un chico y trato de pensar que soy o siempre he sido una chica?... en ese caso sería como si me mintiera a mí misma. No sé cómo lidiar con esto…"

De esa manera Ranma se quedo pensando, se sentía agotada de tanto hacerlo. Quería descansar, llegar a casa y dormir.

De pronto vio una pareja pasar por la calle, recordó lo que había hablado con Ryoga y volteo a mirarlo. Ella no quería que el joven se ilusionara con ella.

—Ryoga dime… ¿Estarías dispuesto conocer a alguien?— Pregunto dirigiendo su mirada hacia los ojos del chico quien parecía extrañado por la repentina pregunta de la pelirroja.

Que debería decir Ryoga, ella le dijo que esperara, él en su interior deseaba con ganas la compañía de la pelirroja, pero tampoco deseaba hacerle mal insistiéndole, molestándola cuando debería apoyarla y cuidarla. Menos conocer a otra persona. Pero por insistencia de Ranma, el pelinegro accedería. No por que quisiera conocer a otra mujer si no para el alivio de la niña de que tal vez pueda tener una oportunidad con otras personas. Y un motivo oculto en especial para hacerle entender a la chica pelirroja que no había nadie más que ella. Que Ranma se convenciera de que no le interesaban otras chicas. Así que por el momento cedería a la petición de la pelirroja.

—No estoy seguro en que resultara todo esto Ranm-…—Ryoga recordó que Ranma era Ranko en público. Un pequeño resbalón sin intención.— Ranko.

Ranma frunció el ceño, Ryoga casi olvido el nombre que debía usar en público. El nombre de Ranma Saotome era casi un tabú en las calles. Fue un nombre odiado, de una persona que destruyo familias y mancho el nombre de la cuidad.

—Por poco se te olvida Ryoga. — murmuro Ranma. Luego levanto la voz. — ¿A qué te refieres? ¿No crees que alguien podría fijarse en ti?

—Uh si, algo así. — respondió sonando inseguro.

—No Ryoga, si quieres que alguien se fije en ti, lo primero debes cambiar es tu inseguridad. Ninguna chica se fijara en ti si sigues así. Esto puede sonar mal, pero… — No queriendo recordar mucho de su pasado o Akane, pero debía poner un ejemplo, aunque suene duro. — Si hubieras sido más directo con Akane tal ella se habría fijado en ti. Siempre te comportabas como un caballero con ella además de ser educado, siempre le regalabas recuerdos de tus viajes. Maldición… ¡y varias veces me reprochaba que debía ser como tú! Quizás si hubieras sido más seguro de ti mismo estoy segura que Akane me habría reemplazado fácilmente. Y un punto en contra es que pasabas mucho tiempo perdido. Akane no te logro conocer bien. Claro si sacamos el tema de tu maldición a un lado. — Ranma murmuro pensando lo último en voz baja. Después prosiguió aumentando su tono de voz. — Solo necesitabas tener seguridad y vivir estable en un lugar, visitarla de vez en cuando. Estar presente es sus malos días… — Así como iba explicando su voz decaía. — Invitarla a salir… decirle lo bonita que es… y hacerla sonreír.

Ryoga solo se limito a escuchar, entendió que es lo que hizo mal con Akane. Y lo que no volvería hacer esta vez ser alguien tímido con las chicas y más que nada con Ranma. O al menos lo intentaría. "Aunque si lo pienso bien hablar con otras chicas podría ser como un tipo de entrenamiento para poder intentar acercarme mas a Ranma".

—Creo que capto la idea Ranko. De hecho creo que una buena idea intentar conocer a otras chicas y de esa manera no te molestaría.

Ranma levanto la vista al escuchar al chico cerdo. Lo que dijo Ryoga en algún punto de su pecho dolió. Por alguna razón pensar en Ryoga estando con alguien más le causo cierta ansiedad y molestia. Pero de todas formas que Ryoga intente tener una relación con alguien que no sea ella, era lo correcto. Quería pensar que es lo correcto.

—Entonces P-chan ¿Cuando quieres empezar?...— Como intentando esconder el dolor de su pecho decidió molestarlo.

Una horas más tarde…

Tiempo después Ranma y Ryoga estaban en las calles de Nerima en dirección al parque, lugar donde podrían encontrar a alguien, según Ranma. Una vez haya ambos estaban como un par de buitres esperando paciente, revoloteando sus alas viendo desde lo alto esperando ver una chica solitaria. Ryoga estaba nervioso, jamás se ha acercado a una chica para intentar ligar, jamás en su vida.

Ranma y Ryoga estaban en uno de los asientos del lugar. La pelirroja observaba a la gente pasar, a las personas de los carritos de comida y la vegetación del parque. Una joven de más o menos la edad de ellos estaba ahí, sentada bajo un árbol sosteniendo entre sus manos un libro. La niña era linda, pelo negro suelto hasta las caderas, un par de lentes que hacían verla intelectual.

Ranma alzo la voz y le hablo al joven, — Mira Ryoga al frente debajo de ese árbol, ¿ves a la chica de lentes?

El chico apunto su mirada hacia la niña. — Uh… ¿ella, la de lentes?

—Si Ryoga. Pero antes que nada obsérvala. Mira como viste, mira lo que hace, analiza la situación. Te sugiero que te acerques a ella preguntando qué es lo que lee. O aun más casual como por ejemplo. Vas y le pides la hora y solo por curiosidad preguntas que lee.

—¿No crees es muy superficial?

—Puede ser aunque solo es una sugerencia. Tal vez seria mejor idea invitarla a tu tienda y beber licor. O mejor aun ve y grítale; ¡prepárate para invitarte a salir!— menciono de forma burlona.

—Espera un momento Ranko. Ya verás de lo que soy capaz.— dijo el pelinegro seguro de sí mismo. Pero cuando avanzo más hacia la chica desconocida algo en él lo detuvo. Sintió pánico. "Vamos Ryoga… ¡tú puedes, tu puedes!"

Con fuerza de voluntad poco a poco avanzaba, aunque si con las piernas temblando, y el sudor caía de su rostro. Aun si con determinación y algo con miedo acepto el reto.

—Ho-hola… — La niña levanto la vista de su libro para prestar al chico que le hablo. Mientras tanto en la mente de Ryoga: "Esta bien, ya presto atención, como dijo Ranma… se casual, se natural… tranquilo, tu puedes". — Sabes ne-necesito llegar a tal cierto lugar a cierta hora, pero no se que ho-hora es. Me lo podrías decir por favor.

—Claro no hay problema, dame un segundo— contesto la chica mientras buscaba de su bolso un pequeño reloj. — Son las seis con diez.

—Oh muchas gracias, que amable. — Sin más que decir Ryoga se dio media vuelta y salió. Mientras tanto Ranma estaba haciéndole señales con las manos donde estaba, como diciéndole: "¿Que fue eso?". Y otra señal que le hacía era: "No te quedes ahí, ¡ve!"

Ryoga con vergüenza se dirigió a la niña quien había vuelto a leer.

—Hey, ¿Qué estás leyendo? —Pregunto el pelinegro avergonzado, y su rostro ruborizado. Realmente era difícil hacer esto. —¿Metamorfosis?

—Sí, ¿lo has leído?

—C-claro es un buen libro.

— ¿Qué opinas acerca del personaje?, ¿Crees la que la niña podría haberse ido con su amante y dejar todo atrás?

Habían atrapado a Ryoga en un callejón sin salida. Por su puesto que solo preguntaba por curiosidad. La verdad no sabía que responder. Por lo que decidió dar una respuesta neutra.

—creo que es un buen personaje, y acerca de la otra pregunta creo que sí debería irse, si lo amaba debió dejarlo todo.

Intento dar una respuesta que convenciera a la niña pero…

—Solo hay un problema, el protagonista es un hombre. Y bueno lo demás lo del amante era solo para probarte, en realidad en la historia no hay mucho romance que digamos. Me imagino que debes ser el típico hombre que busca ligar con una chica. Te haces ver como alguien tímido pero en fondo solo es una máscara ocultando quien eres. Si fueras tímido no intentarías hacer esto y te mantendrías lejos al margen solo imaginando lo que pudiera pasar. — respondió la niña de lentes con la voz calmada y la mirada fija a los ojos del pelinegro; Ryoga solo quedo escuchando a la joven, en parte era verdad lo que decía, no pensó que le responderían de tal manera. Algo en chica le causo escalofríos, como si estuviera tratando con Nabiki Tendo.

—Yo… Eh, lo siento no era mi intención señorita. — "Sabía que debía dar otra respuesta, algo así como: No lo he leído. Me explicas de que se trata igual me gusta leer. Que idiota soy".

—En fin, el aire del parque se agrio debido ciertas personas, mejor me voy. Suerte para la próxima.

Ranma no escuchaba nada de lo que hablaban, solo vio como la chica de alejaba y se iba. Vio a Ryoga hacia cualquier lugar por lo que corrió a alcanzarlo antes de que se pierda.

— ¡Hey Ryoga! ¿Como te fue en tu primer intento?

—Horrible. Descubrió en un minuto mis intenciones, fue como si tuviera un papel escrito en la cara y me lo describiera con detalles. — dijo el pelinegro desilusionado.

—Caray, suena como si hablaras de Nabiki.

—De hecho sentí eso mismo.

No mucho después en otro lugar el par de jóvenes establecieron otro lugar de casa; una calle comercial. Allí el par estarían atentos a cualquier chica solitaria que rondara, ya sea de comprar y paseando.

Una chica de tal vez la edad de ellos cargaba una bolsa con abarrotes. Ranma se le menciono y Ryoga fue al ataque. Ranma seguía entre la multitud al pelinegro que ayudaba amablemente a la niña desconocida hasta llegar a un paradero del autobús. La niña saco de su cartera unas cuantas monedas y se lo entrego a Ryoga, luego ella tomo el autobús y se fue dejando a Ryoga solo. Ranma solo se reía a carcajadas donde estaba, la gente a su alrededor la miraba como si estuviera loca.

Veinte minutos después Ryoga estaba detrás de otra mujer, pero nada salió como esperaba. Los dos últimos intentos de ligue no salieron bien por lo que fue más insistente, pero la chica trato de pervertido a Ryoga comenzando a gritar en la calle y llamando a la policía. Ranma salió en ayuda de su amigo y sacándolo rápidamente de allí.

Ambos cansados deciden terminar el día, la noche se presentaba lentamente y el frio se hacía notar. A pocas cuadras de sus casas ambos caminan a sus respectivos hogares.

—Dios… no creo que sirva para esto.

—No te desanimes amigo, ya verás que alguien si te mirara.

—No Ranko. Además no soy como tú, no tengo esa confianza tuya o esa suerte con las chicas.

— ¡¿Hey de qué demonios hablas!? No te niego que solía tener confianza pero lo de las chicas era toda culpa de mi estúpido padre; él fue quien me comprometió con quien sabe cuántas mujeres por ahí. De hecho una vez en televisión creo recordar una chica que decía ser prometida de Ranma Saotome pero que nunca lo encontró. Y estoy segura que ese compromiso fue obra de mi padre.

Una mujer que compraba algunas cosas en un almacén de vecindario vio a una pareja pasar por la calle; una chica pelirroja y un chico que quizás conocía. Le entro la duda de quién podría ser y fue en busca del chico. Momentos después la chica corrió detrás de ellos.

— ¡Ryoga!— grito la mujer desconocida.

— ¿Eh?— de detuvo al escuchar su nombre y cuando giro la vista reconoció al instante a la mujer. — Ryoko, ¿Eres Ryoko?

— ¡Si soy yo! ¡Cuánto tiempo sin vernos amigo!— Respondió con genuina alegría la joven mujer, y se acerco rápidamente.

"¿Amigo?, ¿Desde cuándo conoce a esa mujer?" Pensó Ranma con dudas. Le sorprendía que Ryoga conociera a una mujer tan bella, era alta como Ryoga, de cuerpo atlético pero bien proporcionado, ojos grandes y su nariz fina. Su pelo rubio suelto cayendo por los hombros y a la vista tan fino como la seda. Una camisa celeste de marca prestigiosa a juego con una falda blanca de mezclilla que le llegaba poco a casi nada a las rodillas hacía notar las hermosas piernas de la desconocida.

Si duda una mujer hermosa, tanto que Ranma se sintiera insegura.

—Woow amigo, como has cambiado, mira ese cuerpo solo mírate. De verdad creciste.

—Pues claro ya tengo veinte años. Y parece que a ti los años te han hecho bien.

—Veo que lo has notado jajá. Oye no sabía que ya tenias novia. Es una chica muy linda, ¿Por qué no me la presentas?

—Oh en realidad no es mi novia, solo somos amigos. Ryoko ella es Ranko Saotome. — Y se dirigió a Ranma. Aunque notando que ella estaba con una cara de pocos amigos. — Ranko ella es Ryoko Nakamura.

—Muchos gusto Ranko, es un placer conocerte. Ryoga tiene suerte de tener una amiga tan bonita como tu. — Dijo la Ryoko con una sonrisa en su cara. A Ranma no le gusto para nada la chica, sentía que era falsa.

—Un placer igualmente Ryoko, también no sabía que Ryoga tuviera una "amiga" tan hermosa. — respondió con una sonrisa pero de manera burlona. Intentando que el pelinegro se diera cuenta.

El apellido Saotome le causo al de curiosidad a la rubia. — Dime Ranko, ¿El nombre de Ranma Saotome te es familiar?

Ranma abrió los ojos al escuchar su viejo nombre, aunque de todas maneras al dar su apellido cuando conocía a alguien siempre le hacían las mismas preguntas.

—Si así es, Ranma fue mi hermano. Jamás pensé que fuera capaz de hacer algo similar. El era tan honorable, tan bueno, amable y incluso con sus enemigos. No sé cómo pudo acabar de esa manera. Ryoko pido perdón si Ranma te hizo daño de alguna manera.

—Mi abuelo paseaba ese día en el parque… él murió a manos de él. No tienes que pedir perdón. Supe que fuiste tú quien peleo contra él hasta que lo acorralaste.

Por esto el apellido Saotome era tan conocido y mas en Nerima. Hijos, padres, madres amigos y familiares perdieron sus vida ese día.

— ¿¡Que!? ¿Tu abuelo murió? Dios él era un buen hombre, lo quería como si fuera el mío.

—Lo sé. El te amaba mucho. Quería verte al menos una vez más, pero lástima que siempre estabas perdido.

Cambiar un poco los diálogos

Ranma vio como ambos amigos decaían al hablar del pasado y ella también. Ryoga al recordar a ese anciano tan amoroso que alguna vez conoció le dolía. Una lagrima cayo recorrió su mejilla cosa que Ranma noto, además de ver como el aura depresiva lentamente emanaba.

Por lo que agito la voz intentando sacarlas de ahí y cambiar el tema.

— ¡Hey! no creen que la tarde es demasiado bonita como recordar el pasado. ¿Por que mejor no caminamos? — Sugirió la pelirroja.

—Si tienes razón Ranma, vámonos. Además quiero llegar a casa. — Respondió el pelinegro.

—Apoyo a Ranko, la tarde se vuelve fría e igual quiero estar en casa. — Dijo Ryoko. Agregando— Ryoga te parece si nos vamos juntos, de todas maneras vives a solo dos casas de la mía.

"¿A solo dos casas? Entonces se conocen desde hace mucho, ¿Cómo es que Ryoga nunca lo menciono?, si es así entonces sabe su problema de orientación".

—Dime Ryoko, ¿sabes del problema de orientación de Ryoga?— Pregunto dudosa la pelirroja.

— ¡Claro que lo conozco! Nos conocemos de desde que éramos pequeños. Todos los días iba a su casa después de clase. Porque si él iba a la mía podría perderse.

— ¿Y cómo es que jamás te vi? Entre a la misma escuela secundaria de Ryoga, además todos los días lo pasaba a buscar y dejar a su casa ¿Cómo fue posible que después de todo no nos viéramos?

—Buena pregunta pero cómo es posible que hayas estado en la misma escuela si eres mujer, que yo recuerde la escuela de Ryoga es solo para hombre.

—Fue culpa de mi padre. El siempre quiso tener hijos, varones. Decía que las mujeres son inútiles en el arte. Creo que de alguna manera comenzó a cegarse de la realidad. Cuando fui pequeña me inscribió en la escuela como chico junto a mi hermano. Y cuando comencé a crecer y me transforme en mujer completamente ya no me hablo. Cuando murió mi hermano me culpo a mí de su muerte y se fue de casa. — Respondió Ranma entre mentiras y verdades. —Además de eso, imagina pasar más de diez años viajando de un lado a otro practicando artes marciales sin rumbo alguno y sin saber si tienes familia. Ah y lo peor de todo adquirir maldiciones extrañas, traumas y fobias. Dios no sé que es peor.

—Dios eso fue horrible de parte de él. Mi padre no fue un ejemplo también. El se fue casa cuando fui pequeña. Y mi madre lo siguió, estaba muy enamorada de él. Mi abuelo fue quien tomo el lugar de ambos.

—Lo siento Ryoko.

—Pero está bien. Ambas lo pasamos mal de alguna forma…

La tarde concluía con tres jóvenes caminando rumbo a sus hogares. Ranma paso la mayor parte del camino hablando con la Ryoko, dándose cuenta que ambas tenían mucho en común en ocasiones Ranma sin darse cuenta se liberaba de esa mentalidad estrecha y masculina dando paso a la chica Ranma que estaba en ella. Podía sentir que era capaz de hablar de cualquier cosa con la chica nueva, era capaz de expresarse de una manera que no lo hacía en años. Sentía que era Ranma otra vez. Sonreía de oreja a oreja contando algunas anécdotas divertidas, por supuesto cambiando el hecho de que era hombre pero aun así disfrutaba la manera en como describía sus aventuras.

Ryoga de igual forma sonreía al ver a la pelirroja con una sonrisa de felicidad, él era feliz cuando Ranma es feliz, y ver ese rostro suyo tan delicado y hermoso hacia que el corazón de Ryoga palpitara con fuerza, esa sonrisa delicada de esa mujer que lo enloquecía, hacia que lo enamorara aun mas.

Llegando al destino deseado Ryoko, Ryoga y Ranma se despedían, al igual que el sol en el horizonte dando paso a la oscuridad. La chica rubia se despedía de manera cariñosa del pelinegro, mientras tanto Ranma se pondría celosa de cierta forma. Tras la última y amigable conversación con la chica rubia, había olvidado que Ryoko y Ryoga eran amigos de la infancia. Y aunque ella misma desecho la idea de ser novia de él, no por eso no habrían sentimientos hacia el chico cerdo. Había descartado cualquier pensamiento derivado al hecho de tener un novio; de estar con Ryoga… aunque le doliera.

Posteriormente Ranma se despediría de Ryoko, dejando al par solos. El pelinegro estando a metros de su hogar no quería despedirse y dejar a Ranma irse. A pesar de volver a reencontrarse con su vieja amiga no sentía que había la misma sintonía que como lo hubo hace años y mas con lo ultimo con Ranma solo quería pasar más tiempo con ella.

La pelirroja alzo la voz haciendo que le pelinegro prestara atención.

— ¿Así que ella es tu amiga de la infancia…? ¿Por qué no lo habías mencionado antes?— pregunto ella con los brazos cruzados y mostrando algo de molestia en su voz.

—Eh si… quizás porque nunca preguntaste. Akane era la única parecía preocuparse y saber de mi. Mientras tú solo buscabas molestarme.

—En eso no puedo retractarme. Perdón Ryoga, fui mal amiga. — Respondió desanimada.

— ¡N o quise decir eso! No-. — No pudo terminar lo que quería decir. Ranma lo interrumpió de golpe.

—Está bien Ryoga, ¡Fui una pésima amiga o amigo lo que sea maldición! Nunca te trate bien, nunca quise escuchar tus problemas, nunca me intereso lo que sentías, siempre te molestaba, siempre te use para pulir mis habilidades. Pero a pesar de todo siempre me ayudaste en los peores momentos. Tú en verdad fuiste un buen amigo.

—Tu igual Ranma, hubo momentos en que podías dejarme a mi suerte, pero no… estuviste ahí. A pesar de las dificultades nunca me abandonaste.

—Sabes que no podría dejar a nadie. Aunque sea enemigo.

—Si lo sé. Aun si, no creas que fuiste mala. Maldición eres Ranma Saotome, están bien. Ranko Saotome siempre serás la misma molesta persona que siempre he conocido, podrás ser egoísta, narcisista, vanidosa, caprichosa, despreocupada que se yo, molesta como el demonio. Pero jamás mirarías hacia el lado si alguien necesitara ayuda, no eres una mala persona. Eso dice mucho de ti. No importa si eres hombre o mujer nunca cambiaras. Alguien que sin importar lo que seas siempre te pondrás adelante para proteger, ese eres tu Ranma. Siempre serás Ranma.

Ranma abrió los ojos de golpe. Lo que dijo Ryoga fue casi igual lo que había dicho su madre hace unos días. Y al parecer ambos tenían razón en una cosa. Ella es Ranma, o Ranko. Pero sin importar el nombre o género seguiría siendo la misma persona, la esencia de su espíritu, una buena persona, la esencia de lo que es. Así que volviendo al tema de antes… ¿Entonces intentaría estar con Ryoga? ¿O esperaría? ¿Dejaría el tiempo pasar?... ¿O simplemente hacer lo que su corazón quiere?

—Gracias Ryoga… al final me terminas dando ánimos. Pero es algo que necesitaba oír. Gracias amigo.

—Siempre Ranma en todos nosotros, en mí. No olvides eso, ¿Oíste bien Ranko? — Dijo lo ultimo como molestando a la pelirroja con una sonrisa.

Ranma entendió el tono del ambiente por lo respondió de igual manera. —Por su puesto P-chan ¿Oye, entonces ya no te vas a ir de Nerima?

—Te lo dije antes, no lo hare, me quedare en Nerima todo lo haga falta. — "Todo el tiempo necesario hasta que desees estar conmigo". Pensó lo ultimo para sí mismo.

Entre los primeros lugares de pensamientos de la pelirroja estaba Ryoga, después su condición; su lado de chico diciendo algo y su lado de chica otra cosa. Y después estaría el tema sobre que dejar de lado lo que en verdad siente por lo que parecía ser "correcto".

Si bien le molestaba el hecho de que Ryoko es demasiado cariñosa con Ryoga tanto que le llegaban a provocar celos, pero no obstante quería que el niño perdido logre estar con alguien, cualquier persona, menos ella.

Si lo pensaba bien la chica rubia era una opción sin igual, de hecho la única mejor opción. Ella era alguien que conocía a Ryoga desde que eran pequeños, sabía sobre el problema de orientación de su amigo. Solo esperaba que lo acepte al saber que se convertía en cerdito.

—Estaba pensando… mañana en la tarde podríamos hacer algo con Ryoko aquí en tu casa. Ver tv o una película.

—Sería estupendo, además me siento solo en casa. Cuando entre a la casa la llamare si acepta.

—Seria genial si lo hace, entre más gente mejor, además me agrado mucho esa chica, ¿mañana a las siete?

—Me parece bien.

Más tarde ese día Ranma estaría en su cama, mirando a la nada mientras su cabeza daba vueltas y vueltas al mismo asunto.

¿De verdad lo había pensado así? ¿Estaba bien pensar en juntar al viejo par de amigos? No lo estaba para nada. Le dolía pensar en cómo Ryoga le dejaría de hablar para estar con la otra chica, que se olvide de ella.

Pero lo correcto es lo correcto.

No mucho tiempo después en unas dos semanas, el trió de amigos se reuniría por las tardes en casa de Ryoga. Se volvió casi como una rutina, desde el primer día en adelante todo salió bien. Así como la aceptación por la maldición de Ryoga, fragmentos de recuerdos de la pelirroja cuando alguien sabia de su maldición, así como Ukyo supo de Ranma y maldición, Ryoko estaba jugando fascinada con el agua mojando constantemente al pelinegro, mientras el avergonzado tras cambio y tras cambio, sobre todo cuando volvía a su forma humana y quedaba expuesto a la vista de las dos chicas. Pero final todo salió como esperaba la pelirroja, las comidas, las películas o algún otro juego de mesa y temas de conversación que hacían de las tardes agradables. Más de alguna ocasión el par de chicas dormiría en casa del pelinegro. Ranma se sentía cómoda con la compañía de la chica. Jamás había pensado que la compañía de otra mujer, de tenerla como amiga sea tan reconfortante. Su madre era casi como su amiga, se podían contar casi todo pero no siempre. No lo era el mismo tipo de conversación que tendrías con alguien de la misma edad. Sobre todo si eran subidos de tono. Aun si comenzaba a pensar que Ryoko era la mujer indicada para Ryoga. lo podía ver bien. Ambos se llevaban de maravilla, la conexión de ambos al tratarse, la confianza. Si, le provocaban celos pero se las arreglaba para mantenerlos bajo perfil, pero en el fondo sabía que todo era para mejor.

Un tarde como cualquier otra Ranma salió hacia la casa de Ryoga, en el camino pensaba si al final todo terminaría bien, si el pelinegro terminaría escogiendo a la Ryoko.

De hecho los últimos días había hecho que el chico cerdo hablara mas a solas con la chica rubia, que planearan salir más seguido a la calle, que sea con ella mas decido. Aun así Ryoga no parecía tener mucho avance.

Ranma llego a la residencia Hibiki, estuvo a punto de entrar por una de las ventanas que Ryoga siempre tenía abierta pero escucho algo. Desde adentro de la casa se escuchaban los murmullos de dos personas que se conocían bien y ella los conocía bien. No solo eso, si no que reían, se escuchaba como si fueran una pareja jugueteando.

Alzo la vista por la ventana intentando ver que es lo que hacia el par. Ambos sentados en la mesa de cocina, podía ver a Ryoko hablándole algo al oído, haciendo que el pelinegro llegara a estremecer. De pronto vio a la chica pararse delante de él, haciendo una posturo como si le diera un beso a Ryoga.

Ranma quedo helada al ver, y un terror que jamás pensó volver a sentir. Agrando sus ojos como si fuese un cervatillo a punto de ser casado. Una mirada atónita ante la reciente escena y conteniendo un grito ahogado. Ahí estaban ellos, ahí estaban… ya lo logro, logro el objetivo de unirlos.

"¿Esto era lo que en verdad quería?" Se preguntaba la pelirroja. Le dejo en claro a Ryoga que no estaba lista para iniciar una relación, sobre todo con un hombre. Los años de formación masculina y su reciente feminidad provoco un muro el cual atajo cualquier avance hacia su aceptación de su nuevo ser.

Ver a Ryoga con otra chica hizo que el corazón de Ranma comenzara a doler, no quería esto, de verdad fue idiota, —Ryoga…— susurro para sí misma.

Estaba sorprendida hace un momento y dio paso a la tristeza, un vacio la invadió que poco a poco recorrió su cuerpo. Si dejaba pasar el tiempo perdería a Ryoga, su mente viajo a ese día en la tienda. Los dulces besos que compartió con él, quería sentirlos de nuevo, quería a Ryoga con ella. Entonces un sentimiento de posesividad nació de ella. Ryoga tenía que ser de ella. Pero las dudas resurgían y dejaron de lado ese pensamiento. Al final… lo mejor de todo era dejar ir Ryoga. Dejarlo, que inicia una vida con alguien que si sea normal.

Ranma se fue de allí. Corrió, corrió por las calles sin rumbo, cansada y sudada llego a las orillas de un rio, se quedo sentada ahí durante unas horas viendo como fluía el agua. No podía entender que es lo que pasaba por su cabeza y lo que pasaba por su corazón, pero de algo si estaba segura era el afecto que le tenía al chico cerdo. Se gritaba una y otra vez agarrándose el cabello lo estúpida que era, ¿Por qué le tomo tanto darse cuenta? O mejor dicho ¿Por qué fue tan terca? Aunque si ella lo sabía, aun quedaban rastrojos de su mente masculina dando vueltas por sus pensamientos. Pero también estaba el hecho y algo que también era consiente era la verdad misma que ella es una mujer. Si estaba bien fue un hombre, lo fue hace mucho, incluso antes de quedar de forma permanente estaba en ella esa calor, esa tensión sexual que ardía entre sus pensamientos mas impuros, pero su lado de chico estaba vigilando como cuervo y dejando un letrero que decía; "¡alto ahí, compórtate como un hombre!"

¡Pero ahora es una mujer! ¿Entonces cual es problema? Incluso Ryoga llego a tener sentimientos por ella… ¿Entonces por qué no cedía? ¿Por qué?

Muchos de los pensamientos de la joven pelirroja se basaban en lo mismo. Una pelea mental entre ceder y no hacerlo. Su lado chico que aun persistía y sacaba en cara que aun lo era, al menos en espíritu. Y su lado de chica que es lo es actualmente, y los sentimientos exhumados por Ryoga estaban ahí, pidiendo a gritos que por favor se libere y no tenga más miedo.

Ranma llego a casa, su mirada cansada y exhausta demostraban lo herida que estaba.

Nodoka quien escucho la puerta principal y no escuchar a nadie se preocupo.

Vio a Ranma con los ojos hinchados de tanto llorar, de inmediato corrió arrodillándose para abrazarla pues Ranma estaba sentada en el piso desplomada. Sin fuerzas ni lagrimas Ranma se quedo ahí mismo, ya está en casa así que, qué más da.

Nodoka solo la abraza con fuerza. No hacía falta preguntar qué es lo había pasado, la expresión de la pelirroja menor era suficiente para ella saber que su pequeña paso por algo. Solo quedaba consolarla.

De pronto Ranma se pregunta en voz baja y entrecortada, afónica. Nodoka escuchaba con preocupada atención las palabras de su hija que hacían doler su corazón.

— ¿Por qué?... ¿Por qué fui tan idiota? Lo deje ir, asa como si nada, como si no me importara… desde el principio la sabia, lo que sentía… ¿Por qué no luche?... mamá dime, ¿Por qué duele tanto?

Nodoka tenía una idea por lo que paso Ranma, supuso que la relación entre el chico Hibiki y su hija al parecer no funciono dejando el corazón de Ranma destrozado. Ella misma sabía por lo que pasaba ella, el dolor por perder a alguien amado.

—Lo que sientes por él, tus sentimientos son reales, es amor… cuando sientes que el mundo se podría desmoronar si no está esa persona especial; es amor. Cuando te acelera el corazón y al mismo tiempo en calma cuando ves y tocas a esa persona también lo es. Cuando no importan las diferencias entre ambos o sus pasados y solo quieren permanecer juntos… es amor. ¿Dime hija como te sentías cerca de ese chico?...

Dos días después.

Después de comer, Ranma se dispuso a lavar los trastes, para relajarse prendió la radio. No quería escuchar nada en particular, solo algo de música casual.

Cuando comenzó con su tarea el locutor hizo una presentación sobre una cantante local como la nueva estrella del momento. Hablando de su talento y otras cualidades. El locutor pasó al aire a la joven cantante.

Adelante Susumi, ¿Es es tu nombre si no me equivoco?— Preguntaba el hombre detrás de la radio de forma animada.

¡Hola buenas tardes!, si ese mi seudónimo, en realidad me llamo Megumi.

Se ha hablado mucho de posees un talento sin igual, con una voz que puede cautivar hasta el mismo demonio. Desde la ultima aparición en el estelar nocturno "Voces" se ha dado mucho de qué hablar, jóvenes talentosos con grandes voces que han enloquecido a toda la nación. Ah y de todas las personas estas tu Susumi, quien pensaría que podrías tener una voz tan angelical. Es enserio soy tu fan número uno, desde tu primera aparición no parado de escuchar una y otra vez tu canción debut. ¡Es que por dios! Eres una chica increíble.

Oh no exagere por dios, no poseo tan grande talento, solo me gusta cantar, simplemente me apasiona.

Bueno no quiero esperar más, de hecho quiero más. Y lo más importante de todo; el público. Imagina todas esas personas detrás de sus radios esperando a que este angelito nos dedique una canción. ¿podrías mostrarnos un poco de lo que haces?

Claro, por su puesto. Me imagino que conocerá a Edith Piaf, es mi ídolo toda mi vida he querido ser como ella. Les quiero compartir esta canción, 'Je Ne Regrette Rien' es una canción suya. Si bien la letra es de origen francés esta vez trabaje en esta canción y la doble para ustedes… ¿puedo empezar?

El estudio es todo tuyo.

Está bien aquí voy…

No, no lamento nada.

¡No! nada de nada,
No! no lamento nada
Ni el bien que me han hecho,
Ni el mal,
Todo eso me da igual!

¡No! nada de nada,
No! no lamento nada.
Está pagado, barrido, olvidado...
Me importa un bledo el pasado!

Con mis recuerdos
He encendido el fuego,
Mis penas, mis placeres…
Ya no los necesito!

Barridos los amores
Y todos sus temblores,
Barridos para siempre,
Vuelvo a empezar de cero.

¡No! nada de nada,
¡No! no lamento nada.
Ni el bien que me han hecho,
Ni el mal,
Todo eso me da igual!

¡No! nada de nada,
¡No! no lamento nada.
Porque mi vida,
Porque mis alegrías,
!Hoy comienzan contigo...!"

Ranma había dejado de lavar la loza, al principio le agrado el tono de la música, tan melancólico, tan sentimental y profundo. Pero escuchando la letra, al prestar atención comenzó a darse cuenta de muchas cosas. Entre eso la última conversación con Ryoga, como él se lo dijo, "Ranko Saotome siempre serás la misma molesta persona que siempre he conocido, podrás ser egoísta, narcisista, vanidosa, caprichosa, despreocupada que se yo, molesta como el demonio. Pero jamás mirarías hacia el lado si alguien necesitara ayuda, no eres una mala persona. Eso dice mucho de ti. No importa si eres hombre o mujer nunca cambiaras. Alguien que sin importar lo que seas siempre te pondrás adelante para proteger, ese eres tu Ranma. Siempre serás Ranma".

Pensando en ese día, y pensando en estrofa de esa canción.

"No! nada de nada,

No! no lamento nada

Ni el bien que me han hecho,

Ni el mal, Todo eso me da igual!

No! nada de nada,

No! no lamento nada.

Está pagado, barrido, olvidado...

Me importa un bledo el pasado!

Barridos los amores Y todos sus temblores,

Barridos para siempre,

Vuelvo a empezar de cero".

Ranma pensó. "¿Para que lamentarme? Fui una idiota al pensar que podría haber una cura, fui una idiota al haberme enamorado de Akane, fui una idiota al creer que podría dejar ser yo, si nunca cambiare. Que importa lo paso, que se vayan a la mierda todos lo que me pisotearon… Mi vida. Mi nueva vida, antes era una mujer a medio tiempo, ahora lo soy a tiempo completo. Y siempre lo seré. Y por culpa de la maldición me gusta Ryoga… no, yo amo a Ryoga, si voy a ser una chica por siempre, entonces solo con Ryoga me gustaría vivir esta vida…"

Dejo los platos a medio lavar, cerro la llave y sin sacarse el delantal salió de casa. Saltando de techo en techo, su destino; hacia la casa de Ryoga.

Ranma toca la puerta de la casa del pelinegro con fuerza, golpeaba la puerta una y otra vez con desesperación esperando a alguien la abriera o esperara a que Ryoko lo haga pues ella era quien estaba más tiempo en casa de él.

Una pareja conocida salió de inmediato a la entrada de la casa, Ryoga sorprendido por la repentina visita de la pelirroja y preocupado al ver el rostro de la niña.

—R-Ranma que sucede?— pregunto preocupado el joven.

Ryoga miraba los ojos azules de la mujer delante de él, a simple vista él sabía que algo paso, el rostro asustado de la chica y su cuerpo tembloroso hacia que Ryoga se estremeciera, se preocupara y asustara.

Ranma estaba muy, muy asustada en ese momento, aun quedaban pequeñas dudas y como pequeñas versiones de sus géneros en alguna parte de su psique así como si se tratase de una conversación. Su lado de chico estaba enjaulado gritando. "¡Detente, no lo hagas! ¡Aun eres un chico no seas estúpida!"

El lado chica quien miraba a la desesperación misma del chico pelinegro que nada podía hacer en el momento, menos tomar el control de una pequeña fracción del cerebro de Ranma. La versión de la pelirroja con una voz suave le respondía a su contraparte. "Lo siento, antes lo era a medias, ahora a tiempo completo y desde este punto hacia adelante por siempre seré una chica…adiós Ranma Saotome el hombre entre los hombres".

Una luz blanca despedía la extraña escena dando paso al momento en que Ranma dejaría de lado cualquier otro pensamiento relacionado a lo de ser "poco masculino", y ya que. El primer paso siempre era el más difícil. Pero aquí estaba ya no podía dar marcha atrás, de todas formas ella quería decirlo, solo que no encontraba las palabras adecuadas.

— ¡Ryoga!, yo… ¡necesito decirte!... yo… que yo. Demonios qué difícil es esto, ¡Que yo te amo maldición!— Lo grito a los cuatro vientos sin importar quien escuchara.

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N.A: ¡y ahí está el maldito capitulo 5 que tanto demore es sacar!, había sacado un capitulo del resplandor y tenia este, pero la maldita falta de tiempo hacia que me estanque. ¿Y solo me faltaba escribir cuanto? 2000 palabras aprox. Solo y nada más que eso. Pero, la vida sigue y aunque las ganas de escribir estén no siempre se puede.

Si alguien quiere escribir ya sea un poema, cuento o novela, solo háganlo y disfrútenlo. Nunca sabrán si la última palabra que escribieron podría ser la última vez. Por eso cada que toco el Word escribo como si fuese mi último día en la tierra ajsja momento sad… en fin y buen día o noche.

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Descargo de responsabilidad: Todos los personajes de Ranma ½ son propiedad de Rumiko Takahashi.