Capítulo 5. Clímax

Nota: Este capítulo posee un alto contenido explícito. Se recomienda discreción. 🌋🔞 ️

Rin siguió a su amo, quien se veía lastimado. Por las rasgaduras de su ropa y las evidentes manchas de sangre se notaba que había tenido un combate.

Tal parece que las púas de ese infeliz estaban impregnadas de alguna sustancia que me hace difícil sanar totalmente. Ese maldito...

Sesshomaru se recostó en un árbol. Rin fue tras él.

- Señor Sesshomaru ¿qué ha sucedido? Déjeme curarle sus heridas.

- No es necesario que hagas nada, Rin. Sanarán por su cuenta.

- Pero... Esa herida podría ser grave, incluso usted huele a sangre. Iré por algunas medicinas que traje de la aldea, espere.

- No harán ningún efecto...

Pero ya Rin se había ido corriendo hacia la casa. Rápidamente, tomó unos tónicos que había preparado, se llevó algunos paños limpios y un recipiente con agua. El señor Jaken se encontraba durmiendo bajo un árbol, algo distante de la casa. Se había dormido profundamente, dado que en los últimos días se había desvelado pensando en lo que esos dos podrían llegar a hacer.

Al cabo de unos minutos, Rin regresó y vio a su amo acostado sobre su Moko Moko. La imagen de su señor herido le recordó inevitablemente a la primera vez que se encontraron.

- Señor Sesshomaru, he vuelto. - se sentó a su lado.

El demonio mantenía los ojos cerrados. Rin vio con detenimiento sus heridas, la sangre seca en la comisura de la boca, sus ropas destrozadas...

- ¿Qué pasa? ¿No ibas a curarme?

La humana se sorprendió ante aquellas palabras. En el mismo momento, tomó uno de los paños y lo remojó en el agua.

- Es necesario que se quite la armadura.

Sesshomaru abrió los ojos y la miró. Luego de quitarse la armadura volvió a acostarse y esta vez se quedó observándola. Rin no podía mantenerle la mirada.

- De-debo limpiar sus heridas...

Se aproximó a él y trató de abrir el kimono dejando al descubierto su pecho herido. Sesshomaru, al notar que se le dificultaba maniobrar en esa posición, se volteó hacia ella. Ambos estaban muy cerca el uno del otro.

Rin comenzó a pasar el paño por el pecho de su Amo muy suavemente. Sesshomaru la seguía con la mirada. Rin escuchó la respiración del amo agitarse, pero solo seguía limpiando.

Luego, tomó un poco del tónico que traía y con él masajeó el pecho de Sesshomaru, pero al estar en esa posición y por lo nerviosa que estaba, la medicina se derramó hasta mojar el pantalón del demonio.

- Ah... Lo siento por eso, será mejor que se recueste.

Sesshomaru obedeció, no sin antes soltar el obi para que su pecho quedara expuesto totalmente hasta incluso su vientre bajo. De esa manera, ella pudo apreciar aquel cuerpo varonil y tonificado.

Comenzó a darle suaves masajes por las heridas que tenía en el torso, sintiendo su cuerpo resbaladizo. Rin empezó a respirar con dificultad. Sesshomaru notó un enrojecimiento de las mejillas de ella y cómo sus movimientos se volvían torpes, pues sus manos temblaban cada vez más.

- Creo que ya es suficiente... - susurró la joven dándole la espalda mientras seguía sentada.

Sesshomaru se debatía entre dejar ese acercamiento hasta ahí, o hacer algo más. A Rin le latía muy fuerte el corazón, sentía que se le iba a salir, al mismo tiempo, estaba emocionada, y sus manos le pedían seguir tocándolo.

- Señor Sesshomaru, ¿ya se siente mejor?

- Para mañana estas lesiones estarán cerradas - le respondió sereno.

Hubo un silencio sepulcral. El viento arreció dándole en la cara a ella, quien sentía que ya no podía estar más en aquel lugar, iba a perder el poco auto control que le quedaba. Decidió levantarse y salir lo más rápido que pudiera de allí.

Sesshomaru podía percibir un cambio en el aroma de Rin, más bien, no era el aroma común de su piel, sino que provenía de su sexo. Era intenso, erótico y lascivo. Ante eso, se sintió extremadamente atraído por ella, incluso más que cuando había visto su desnudez en el río.

Cuando ella intentó levantarse para marchar, él se enderezó y la sostuvo de ambos brazos, atrayendo el cuerpo de la fémina hacia el suyo.

-Rin, mi rostro también está herido.

Sin lograr desasirse de aquellas manos, que al sujetarla le parecieron gigantes, volteó su cara para ver el rostro de su señor. Ella estaba totalmente roja, pero su expresión era diferente: su mirada revelaba ansia, y a la vez dulzura y suavidad.

Sesshomaru no pudo resistir más y la abrazó fuertemente, colocando uno de sus antebrazos sobre el pecho de la humana. Así, tan cercanos, Sesshomaru apoyó su quijada en uno de los hombros de ella, y le dijo al oído:

- Si haces un rostro como ese ¿cómo esperas que te deje ir?

Rin no supo qué decir. Sesshomaru, de quien estaba enamorada, le había susurrado al oído, con aquella voz grave y varonil, que quería estar con ella. Sin más dilación, se volteó y abrazó al demonio. Luego, en un acto totalmente instintivo por parte de ambos, ella se subió sobre él, haciendo que este se acostara nuevamente, mientras se apoyaba en las manos del demonio. Ella estaba sentada sobre el bajo vientre de su amo.

Mirándose con mucha intensidad, fue inclinando su cuerpo hasta quedar frente al rostro de Sesshomaru. Lamió la sangre seca de la comisura del demonio, que ya casi no se percibía.

Él puso sus labios en los ella, muy suavemente, esperando la respuesta de la humana. Ambas bocas se ensamblaron a la perfección, moviendo sus cabezas de vez en cuando y acariciándose con sus lenguas con ansia. La saliva se mezclaba, provocando un sonido erótico.

Rin sentía que su vagina se derretía por dentro, tanto, que podrían derramarse sus fluidos e impregnarse en la ropa de su amo. El aroma que emanaba de ella se volvía cada vez más intenso.

El calor del momento le subía por la espalda provocándole una gana indomable de moverse, de frotarse en él, pero al hacerlo, el demonio hizo un gesto de dolor. La joven recordó inmediatamente las heridas.

- Lo siento mucho, me alejaré ahora mismo.

Pero al impulsarse para levantarse, el demonio la atrajo hacia así con fuerza, haciendo que ella quedara recostada boca abajo sobre él. De esa forma, pudo sentir más claramente la erección de su amo, y a pesar de la ropa, se sentía el calor que emanaba de él.

- Quédate conmigo hasta que amanezca - le susurró el demonio.

- Pero, no sé qué hacer. Yo nunca...

- No tienes que hacer nada, solo permanecer a mi lado - exclamó su amo juntando sus ojos con los de ella.

No obstante, aunque Sesshomaru le decía que bastaba con quedarse juntos, esta no se sentía conforme con ello, con lo cual, rodó sobre su amo, cayendo a un lado de él. Llevó una de sus manos a su entrepierna, buscando frotarse; su instinto le pedía que se estimulara. Sesshomaru se volvió hacia ella incrédulo y observó la acción, muy concentrado. Su erección se hizo todavía más intensa, por lo que el amo empezó a estimularse también. Su miembro era grande y robusto. Tenía unas líneas magenta alrededor de él tal como las de su rostro, sus caderas y muñecas.

Rin, al comenzar a tocarse sintió su propia humedad, la tibieza de aquellos fluidos viscosos que le permitían estimularse con gran facilidad. Gimió casi para sí.

Sesshomaru seguía sin creer lo que veía.

- Amo Sesshomaru, usted se encuentra herido, por lo que Rin va a estimularse a su lado ¿Le molesta?

Él no respondió y solo la observaba al tiempo que también se daba placer.

Rin continuó tocándose hasta que halló su zona más sensible y al hacerlo gimió mientras cerraba sus ojos. Movió su cuello hasta atrás mientras estimulaba la zona con movimientos circulares. Tal movimiento producía un sonido tan erótico que Sesshomaru no pudo seguir mirando, ni siquiera pudo seguir tocándose porque al escucharla, su miembro se tensó de una manera casi incómoda.

Intempestivamente, el demonio aproximó su rostro a la expuesta y húmeda vagina de Rin. Al mirarla de cerca, apreció la belleza de su anatomía y percibió más intensamente su aroma.

Sin saber muy bien lo que hacía, y ante la mirada de sorpresa de ella, el demonio procedió a lamer su sexo con delicadeza. Rin dejó escapar un gemido profundo al sentir la lengua caliente y húmeda de su amo, en contacto con su carne. Sesshomaru besó la zona en general, pasando por sus labios y luego saboreando los fluidos que seguían saliendo de ella.

Volvió la mirada hacia Rin, quien lo observaba con los ojos húmedos y suplicantes. El demonio concentró sus lamidas en su zona más sensible, haciendo con su lengua movimiento circulares, tal como había visto que ella se tocaba, y en algunos momentos, succionando suavemente. El demonio se tomó bastantes minutos en realizar aquellos movimientos con su lengua y boca sin detenerse, solo aumentó la velocidad y la presión que ejercía en aquella zona según Rin gemía.

Al poco tiempo, ella se estremeció en una de esas lamidas y de repente, tuvo miedo al notar que su cuerpo se ponía muy caliente. Comenzó a mover su cadera estimulándose con el rostro de su amo. Él solo permitía obedientemente que ella lo llenara de sus fluidos.
Continuaron así hasta que Rin sintió una descarga que emergió desde su vagina hasta recorrerle todo el cuerpo y culminar en su cabeza. Fue tan intenso, que dejó escapar un gemido irregular y de gran sonoridad. Había experimentado su primer orgasmo y sus fluidos habían sido liberados en la boca de su señor.

Rin respiraba agitada, tratando de volver en sí. Sesshomaru la miraba con intensos deseos de protección hacia ella. Cuando pudo moverse, vio que su amo la seguía observando mientras sujetaba su miembro, que incluso estaba húmedo. Estaba muy avergonzada, en todo ese tiempo no había notado que su amo se sentía tan excitado como ella.

- Señor Sesshomaru, yo... Lo amo - confesó con una ternura inmensa.

- Rin...

La atrajo hacia su pecho, mientras ella intentaba recuperar el aliento. En los brazos de aquel demonio, se veía tan frágil y mimada. No obstante, ella seguía mirando la erección de su amo preocupada y en el fondo, ansiosa.

- Señor Sesshomaru, ¿qué puedo hacer para que usted también se sienta bien?

El demonio no sabía que podía pasar si ella le hacía lo mismo que él a ella hace unos minutos. No quería lastimarla.

- Mírame y no apartes la mirada.

La joven así lo hizo.

Comenzó a estimularse, primero suavemente, y luego más rápido y fuerte. Miraba a Rin atentamente, y ella a él. Al cabo de unos minutos sintió su miembro tan hinchado. Sesshomaru cerró sus ojos y dejó salir una gran cantidad de su esencia. Al eyacular por primera vez perdió por un momento su rostro inexpresivo de siempre y soltó un grave y erótico gemido. Rin permaneció quieta mirando la escena, extasiada.

Posteriormente, se abrazaron y entrelazaron sus manos. No había nada qué decir, ni qué pensar. Se mantuvieron en esa posición por largo tiempo.

Padre, hoy he unido mi vida a la de una humana... ¿De la misma manera que yo he mirado a Rin, tu miraste a Izayoi? ¿Qué pensarías si pudieras verme ahora?

Una vez me preguntaste si tenía algo que proteger. Este Sesshomaru... ya ha elegido su camino.